Dr. José Luis Orella Unzué
Lehendakari-ordea - Vicepresidente de Ingeba
Japón, posible factoría y tierra de misión para
Portugal y España:
Francés de Xavier y Andrés de Urdaneta
Video / Bideoa 1
Video / Bideoa 2
Sumario:
Dos vidas paralelas. 1519: La expedición de Magallanes. Juan Sebastián Elcano (1487-1526). 1521: Expedición de Gil González Dávila. 1525: Expedición de Sebastián Cabot. 1525: Expedición de García Jofre de Loaysa. Elcano se enrola en la expedición de Loaysa. Andrés de Urdaneta y Cerain (1508-1568) en la expedición de Loaysa. Urdaneta nos da la primera descripción de Japón. La vuelta de Urdaneta a España.
La expedición de Ruy López de Villalobos.
Francés de Xabier, navarro nacionalizado portugués, va a la India. Francés de Xabier y la expedición de Villalobos. Otro tornaviaje fracasado el del alavés Iñigo Ortiz de Retes. Francés de Xabier y el final de la expedición de Villalobos.
Francés de Xabier aconseja reservar Japón para los portugueses. Japón queda cerrado a los españoles y a la evangelización de dominicos y franciscanos. Cosme de Torres, español de nacimiento y portugués de nación, compañero de Xabier en Japón queda como superior de la misión japonesa. Los intentos españoles de llegar a Japón quedaron frustrados.
A los españoles se les reservan las Filipinas y el descubrimiento del tornaviaje por el Pacífico. La expedición de Legazpi y de Urdaneta (1564-1565). Miguel de Legazpi y Gorrochategui (1503-1572) y la factoría española en Filipinas. Andrés de Urdaneta marca la ruta del Pacífico en el tornaviaje.
Bibliografía.
Dos vidas paralelas:
Francés de Xavier:
1506 nace en el Castillo de Javier (Reino de Navarra)
Sexto y último hijo del doctor Juan de Jasso y de María de Azpilkueta.
1512 conquista del reino por la armas del Duque de Alba. 1515 muere el doctor Jasso en desgracia política y en confiscación de sus bienes por los castellanos.
1525 Xabier parte para París para estudiar Artes. Permaneció en París once años.
1529 Xabier e Iñigo de Loyola.
1534, 15 de agosto. Montmartre profesan los votos Iñigo, Xavier, Fabro y otros cuatro.
1537 Los primeros compañeros en Venecia. Proyecto de ir a Tierra Santa.
1538 Xabier ordenado sacerdote. Pasa a Vicenza y a Bolonia.
1539 Xabier secretario de la Compañía de Jesús. Destinado a la India.
1540 Xabier llega a Lisboa. Aprobación de la Compañía 27.IX.1540.
1541-1542 viaje a la India: 7-1V-1541 hasta 6-V-1542.
1542: Evangeliza Pesquería, Malaca, Malucas, Amboina junto a Nueva Guinea hasta Ternate y las islas del Moro.
1546: Xavier volvió a Amboino (9 de marzo-17 de mayo) y encontró invernando a 7 naves portuguesas con 150 hombres bajo Fernâo de Sousa de Távora y un galeón español “San Juan” de 100 toneles con Ruy López de Villalobos y 130 españoles entre los cuales estaba el vasco Martín de Islares que había hecho su primer viaje a las Molucas a las órdenes de Loaysa y que se quedó en las Molucas desde 1526-1534 y el hidalgo alavés Iñigo Ortiz de Retes que había vuelto fracaso de su tornaviaje a Tidore el 3 de octubre de 1545 tras cuatro meses y medio de singladura.
Relata Xavier en su carta del 10 de mayo de 1546 su trabajo apostólico de cuaresma junto con los confesores de la expedición de Villalobos, entre los que se encontraba el futuro colaborador de Xavier en Japón el P. Cosme de Torres.
1549: Dejaba establecidas las casas de la Compañía de Jesús de Goa, Pesquería, Travancor, Molucas, Malaca, Santo Tomé de Meliapur, Coulam, Bazain, Ormuz.
1549, 15 de agosto: Cagoxima, Macao (Kyoto),Yamaguchi, Bungo. Le acompañaban a Xavier, Cosme de Torres, Juan Fernández y tr japoneses. Todos ellos nacionalizados portugueses.
Cosme de Torres era valenciano y uno de los sacerdotes de la expedición de Villalobos, que tras el encuentro con Xavier en Amboino en marzo de 1546, hizo los ejercicios en Goa, y entró jesuita en 1548. Ese mismo año preparó para el bautismo al japonés Anjiro o Paulo de Santa Fe y a sus dos compañeros. Acompañó a Xavier en el Japón y fue superior de la misión japonesa a la muerte de Xavier hasta su propia muerte en 1570.
Juan Fernández fue un cordobés nacido en 1526, jesuita en Lisboa en 1547, hermano coadjutor que trabajó como enfermero y fue el primer jesuita gran conocedor de la lengua japonesa.
1551 Xabier en la India.
1552, agosto llega a la isla china de Sancián. En sus últimas cartas Francés de Xavier pide se dé aviso al rey de Portugal para que escriba al Emperador que no deje ir armadas hacia Japón porque temía que para daño de la misión del Japón pudieran surgir entre portugueses y españoles parecidas reyertas a las que eran frecuentes en las Molucas.
Igualmente en la carta de Giovanni Battista de Monte a Juan de Polanco secretario de la Compañía de Jesús en Roma fechada en Macao el 29 de diciembre de 1562 dice traduciendo del italiano:
“Bien entiende las maravillas que hace Dios Nuestro Señor. Porque ya sabrá V.R. cómo los hermanos de Santo Domingo el año pasado insistieron mucho en llegar a Japón, pero no se les concedió el permiso. Y también algunos clérigos que también querían pasar. Creo que V.Reverencia sabrá el gran incoveniente que sería al menos al presente por las cartas que le escribe el P. Cosme de Torres. Porque a los japoneses les parecería extraño ver otro hábito que no fuera el nuestro. Sepa que yo creo que necesariamente no solamante de Santo Domingo, sino de San Francesco tendrán que llegar al Japón si las cosas van tan en aumento como hasta ahora (como creo que andará mediante el auxilio divino) porque parece que la Compañía no podra llegar a tanto. El Señor sea el que supla con su divino favor”. (Monumenta Sinica, nº 94).
1552, 2 de diciembre muere en la isla de Sanchón o Sancián (China)
Andrés de Urdaneta:
1508 nace en Ordizia (Gipuzkoa). En su jurisdicción está Legorreta y Urdaneta. Hijo de Juan Ochoa de Urdaneta, alcalde de la villa en 1511 y de Gracia de Cerain.
1512-1525 firma como testigo en varios documentos. Se sospecha que recibió formación náutica y cosmológica.
1525 Se enrola en la expedición de García Gofre de Loaysa. Andrés va como sobresaliente de la segunda expedición de Elcano.
Sale de La Coruña (24 julio), La Gomera (14 agosto), Isla de San Mateo (15 Octubre). Brasil (5 diciembre), Intento del paso de Magallanes (21 enero 1526), salen del estrecho de Magallanes (26 mayo) tras 48 días de travesía por el mismo, muertes generalizadas por escorbuto (junio,julio, agosto). Muerte por envenenamiento de Loaysa (+30 julio), Elcano (+6 agosto a los 39 años de edad) y restantes mandos (abril-septiembre 1526). Llegan a las Islas de los Ladrones (Marianas, 21 agosto), Isla de Guam (4 septiembre hallazgo de Gonzalo de Vigo desertor de la expedición de González Gómez de Espinosa), Mindanao (hoy Caraga 2 de octubre), Isla Giliolo de las Molucas (15 octubre). Guerra y división de las Molucas entre españoles y portugueses.
1526 Urdaneta hace la vida por su cuenta. Se casa con una nativa y tiene una hija, aprende lenguas indígenas.
1527 Urdaneta y los suyos, por presiones portuguesas pasa a Tidore y construyen un fuerte.
1528, marzo llega una nave enviada por Hernán Cortés en auxilio de los españoles. Intentos de vuelta a Nueva España por la ruta del Pacífico. Fracaso.
1528, 22 de abril. Tratado de Zaragoza. Carlos casado desde 1526 con Isabel de Portugal cede las Molucas a los portugueses por 350.000 ducados.
1529 los 27 españoles supervivientes de la expedición de Loaysa y de Hernán Cortes se rinden en la isla Tidor a los portugueses.
1531-1532: Andrés de Urdaneta realiza varias expediciones a la isla de Gapi, a la isla de Tabuco y a otros lugares. Según José Ramón de Miguel Bosch viaja y relata su primera descripción del Japón. Aporta documento de probable paternidad.
1533, 4 de noviembre los españoles se pasan a la obediencia portuguesa.
1534, 15 de enero deja la India Hernando de la Torre y delega su poder en Urdaneta.
1535, 15 de febrero Urdaneta en una nao portuguesa embarca hacia Occidente con su hija Gracia.
1536, 26 de junio llega a Lisboa y se le requisan a Urdaneta todos sus papeles. Poco después huye de Lisboa y llega a Ordizia.
Deja a su hija Gracia al cuidado de su hermano mayor Ochoa de Urdaneta casado con Gracia de Isasaga, mientras llega a Valladolid a informar al Consejo de Indias.
1537, febrero. Carlos V de vuelta de Italia recibe a Urdaneta que le regala la “Relación de los sucesos de la Armada de Loaysa”.
1538. Urdaneta a sus 30 años pasa a Nueva España (México) con la expedición de Alvarado. Urdaneta piensa que las Islas Filipinas y las Molucas eran de Portugal pero no así el Japón. Con la desaparición de Pedro de Alvarado, Urdaneta se mete en la vía administrativa mexicana y organiza expediciones.
1542-1547: Urdaneta fue nombrado Almirante de la flota al virreinato del Perú. Pero esta flota no partió.
1542, 1 de noviembre. Parte del puerto de Navidad la expedición de Ruy López de Villalobos que en su programa alude al Japón. Es una incógnita por qué Urdaneta no formó parte de la expedición de Villalobos.
1543. La expedición de Villalobos en su viaje arribó a las islas San Lázaro (según denominación de Magallanes) que se llamaron Filipinas en honor del príncipe Felipe y que eran la de Luzón, Leyte. El alavés Iñigo Ortiz de Retes intentó una vuelta de tornaviaje pero igualmente fracasa.
1545. Los 144 supervivientes de la expedición de Villalobos se entregan a los portugueses de Távora el 4 de noviembre de 1545 y tras pasar dos años en Malaca y Goa fueron devueltos a Lisboa a lo largo de 1548.
1546, 18 de febrero. La flota portuguesa de Távora con 300 portugueses y 130 Españoles de la expedición de Villalobos pasaron a Amboino donde recibieron atención espiritual de Francés de Xavier.
1552, 19 de marzo Andrés de Urdaneta a sus 44 años entra en el convento agustino y profesa como fraile agustino en México en 1553.
1558-1564: Urdaneta como maestro de novicios estudia cosmografía pretendiendo buscar el tornaviaje. Al tener solucionado el problema, alentó al virrey Velasco a preparar una expedición a las Islas del Poniente. Propuso y convenció a su amigo Miguel López de Legazpi para que la dirigiera. Legazpi había nacido en 1503, estudió jurisprudencia, en 1528 se estableció en México como secretario del ayuntamiento. Se casó y tuvo nueve hijos además de extensas tierras y ganados.
1564: Partía la expedición que pretendía establecer una factoría estable en Poniente y buscar el camino del tornaviaje. Los responsables fueron Legazpi, de 50 años, ya viudo y con nietos que pone su economía en juego y Urdaneta que sería el director de la jornada, con cartas de navegación más completas y capellán de la armada.
1565, enero llegan a las Islas de los Ladrones y en febrero a las Filipinas. Se dividieron los cometidos: Legazpi permanecería en la isla de Cebú, mientras que el 1 de junio partía la nave de mayor tonelaje la San Pedro con Urdaneta en la búsqueda del tornaviaje. El 18 de septiembre avistaron la isla la Deseada con lo que habían culminado por primera vez el viaje de retorno por el Pacífico navegando de oeste a este. Había navegado por una ruta norte llegando hasta el paralelo 41 de latitud norte. Llegaron a Acapulco el 8 de octubre de 1565.
1566, Urdaneta pasó a Valladolid para parlamentar con Felipe II. Urdaneta marró el antimeridiano del tratado de Tordesillas 20 grados a favor de España, es decir, lo colocó en los 113º entrando en la demarcación castellana Filipinas y Cantón.
1567, junio. Urdaneta vuelve a México.
1568, 3 de junio a los 60 años de edad murió en su convento de San Agustín de México.
1519: La expedición de Magallanes:
Fernando de Magallanes fue un navegante portugués al servicio de la corona española, nacido en Sabrosa, Trás-os-Montes en 1480 y muerto en 1521 en Filipinas.
Al servicio del rey de España, descubrió lo que hoy recibe el nombre de Estrecho de Magallanes, siendo el primer europeo en pasar desde el Océano Atlántico hacia el denominado Mar del Sur (Océano Pacífico). Inició la expedición que, capitaneada a su muerte por Juan Sebastián Elcano, lograría la primera circunnavegación de la Tierra en 1522.
Vivió sus primeros años en la corte de Portugal, pero su afán de aventuras le hizo embarcarse en un viaje hacia el Extremo Oriente, donde las factorías portuguesas vivían una época de esplendor.
Magallanes propuso al rey de Portugal hacer una expedición a las islas de las Especias (islas Molucas) por occidente, pero Portugal no lo aceptó.
En octubre de 1517 estando en Sevilla, Magallanes se puso en contacto con Juan de Aranda, factor de la Casa de Contratación. Luego de la llegada de su socio, Rui Faleiro y con el apoyo de Aranda, presentaron su proyecto al nuevo monarca español Carlos I,. La propuesta de Magallanes resultó especialmente interesante en esos instantes, pues ofrecía abrir una ruta a las islas de las especias sin vulnerar los compromisos de Alcaçobas con Portugal, una hazaña que traería riquezas y honores a la monarquía.
El 22 de marzo de 1518 el rey celebró capitulaciones con Magallanes y Faleiro en Valladolid para que éstos hicieran la expedición a las Islas de la Especiería que correspondían, según el tratado de Tordesillas, a España. En esa capitulación, el rey les otorgaba:
• El monopolio de la ruta descubierta por un plazo de diez años.
• Su nombramiento como adelantados y gobernadores, con el cinco por ciento de las ganancias netas de las tierras e islas que encontrasen.
• Un quinto de la ganancia neta del viaje.
• Tendrían el derecho a llevar mil ducados en mercadería en los viajes restantes, pagando sólo el 5% sobre los retornos.
• La concesión de una isla a cada uno, fuera de las seis más ricas, de las cuales tendrían un quinceavo de su provecho.
La expedición se financiaría por la corona y estaría compuesta por cinco navíos con provisiones para dos años de viaje.
Zarpó de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519, en una expedición compuesta por las naves Trinidad, nave capitana al mando de Magallanes; Victoria; San Antonio; Concepción y Santiago.
Luego de recalar en las Canarias, pasaron frente a las islas de Cabo Verde y a las costas de Sierra Leona, tocando las tierra de lo que hoy es Río de Janeiro el día 13 de diciembre. Siguieron hacia el sur, pasando frente al Río de la Plata en marzo de 1520 y llegaron a la Bahía San Julián, que exploraron en busca de un posible paso. Magallanes, en vista de la llegada de invierno, decidió recalar allí hasta la llegada de la primavera.
Lo inhóspito de aquellos parajes y el racionamiento de víveres al que estaban sometidos fomentaron el descontento entre la tripulación y el deseo de regresar. Se produjo una conspiración contra Magallanes dirigida por Gaspar de Quesada, capitán de la Concepción y el veedor Juan de Cartagena, que había sido relevado del mando de la San Antonio. Pese a que la insurrección prendió en tres de las naves, Magallanes logró sofocarla. Uno de los capitanes amotinados fue asesinado y los restantes fueron sometidos a juicio, en el que Quesada fue condenado a muerte, y Cartagena abandonado en la costa.
Pasado ese suceso llegaron hasta el que será llamado más tarde estrecho de Magallanes en 1520. Cruzarlo fue muy difícil, dado lo complicado del terreno. Una vez terminadas estas minuciosas etapas consiguieron salir del "laberinto" hacia el océano Pacífico, al que bautizaron con tal nombre.
La mala suerte de Magallanes quiso que en el largo derrotero de tres meses entre el estrecho de Magallanes y las islas Molucas no descubriera ningún punto de tierra firme, por lo que la hambruna y el escorbuto azotaron a su tripulación, hasta el punto de que se pagaban cuantiosas monedas por una simple rata para devorar. El agua se pudrió, apareció el escorbuto y los hombres comían incluso cuero reblandecido.
Por fin en marzo de 1521 encontró una isla en la que los navegantes aprovecharon para descansar y recoger víveres. Pronto acudirían a aquella isla numerosos indígenas con regalos para estos nuevos "visitantes".
Magallanes pereció en una contienda con una tribu cebuana, en la isla filipina de Mactán, por lo que Juan Sebastián Elcano tomó el mando de la expedición.
Juan Sebastián Elcano(1487-1526)
Nació en Elcano, barrio de Guetaria y cerca de los límites de Zarauz y Aya. Fue el mayor de nueve hermanos. Hijo de Domingo y Catalina que le sobrevivirá y reclamará las prebendas prometidas por la Corona.
Al principio se dedicó a la pesca. Pero pronto pudo armar un barco de 200 toneles con un préstamo de mercaderes saboyanos. Y con este barco realizó campañas en Italia y en el Norte de Africa.
Al no poder saldar el préstamo, debió devolver el barco lo cual le hizo ser perseguido por la justicia castellana por lo que tuvo que exiliarse durante dos años en Ciboure. En 1509 tomó parte en la expedición militar dirigida por el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros contra Argel. A su regreso se estableció en Sevilla, donde tuvo conocimiento del proyecto del portugués Fernando de Magallanes para descubrir una ruta por occidente, a través de un paso o estrecho por el sur de América, que llevara a las islas de las especias sin atravesar por dominios portugueses.
La Casa de Contratación era la encargada de la organización de las flotas desde su fundación en 1503. Fernando de Magallanes ya había estado en las Molucas descubiertas por los portugueses en 1512 con la expedición de Antonio de Abreu. Ahora Magallanes despechado de la corte portuguesa pretendió descubrir el camino de Occidente y así firmó en Valladolid unas capitulaciones con Carlos I y con la reina Juana. Se encargaron de preparar la expedición Sancho Matienzo (tesorero) y Domingo de Ochandiano los cuales contactaron con el armador Artieta.
Como hemos visto la flota de Magallanes zarpó de Sevilla en donde Elcano se enroló en la expedición por varias razones: 1) por paisanaje ya que en la Casa de Contratación de Sevilla había muchos vascos y estaba controlada en sus cargos de tesorero y contador por guipuzcoanos. Y en concreto los vizcaínos Sancho Matienzo y Domingo de Ochandiano tenían un papel muy activo en la organización y en el reclutamiento de contramaestres y marineros. 2) por la pretensión de poner tierra por medio y lavar su culpa de haber vendido su barco a extranjeros sin permiso. 3) Y por saciar su sed de aventuras y probar fortuna.
Las cinco naos de la expedición eran:
Naves iniciales de la expedición de Magallanes
Nave | Tonelaje | Tripulación |
Trinidad | 110 | 55 |
San Antonio | 120 | 60 |
Concepción | 90 | 45 |
Victoria | 85 | 42 |
Santiago | 75 | 32 |
Total: 234 |
Trinidad, la capitana, procedía de Vizcaya y traía de los puertos vascos los pertrechos tales como los cañones, falconetes, lombardas, armaduras, ballestas, lanzas, saetas, escopetas, menaje de despensa, artes de pesca, fraguas, espingardas, pólvora, etc.
Concepción de 90 toneles para la que Juan Sebastián Elcano de 32 años de edad fue nombrado maestre teniendo como contramaestre a Juan de Arurio de Bermeo.
San Antonio cuyo maestre es Juan de Elorriaga que morirá por defender a Magallanes,
Victoria. Nao procedente de Zarauz. Como paje de esta nave fue Juan de Zubileta de Baracaldo mientras que Juan de Arratia de Bilbao era grumete. Una vez en Cebú y habiéndose quemado la nao Concepción, Elcano fue nombrado maestre de la nao Victoria.
Santiago que tenía como sobresaliente a Martín Barrena de Villafranca de Ordizia.
La tripulación la formaban 265 hombres (andaluces, portugueses, vascos entre 17 y 35, cuatro negros, dos malayos, un morisco etc).
El 20 de septiembre de 1519 salieron de Sanlúcar de Barrameda para llegar el 3 de octubre a Tenerife y de aquí rumbo a tierras hoy denominadas Brasil, Argentina y Patagonia.
El 5 de abril de 1520, se sublevaron Juan de Cartagena, Gaspar de Quesada y Mendoza. Y Elcano se sumó a los sublevados. Por fin el 21 de octubre encontraron el paso del estrecho y el 28 de noviembre entraron en el Océano Pacífico o Mar del Sur.
El 7 de abril de 1521 arribaron a la isla de Cebú. Pero el 27 de abril Magallanes fue asesinado por varios indígenas en la isla de Mactan. Poco después murieron igualmente asesinados en Cebú el portugués Duarte de Barbosa y Rodríguez Serrano. La escuadra quedó al mando del portugués Carvallo.
En el mes de septiembre de 1521 a la flota de Magallanes sólo le quedaban dos naves: la Victoria con Elcano como maestre y la Trinidad. Una nueva sublevación con Carvallo derivó en que Elcano fuera promocionado como capitán de la nao Trinidad.
El 8 de noviembre de 1521 llegaron a las Islas de las Especias o las Molucas por iniciativa de Elcano. El 21 de diciembre Elcano comerciabs con los indígenas. La nao Trinidad tuvo una vía de agua por lo que debió quedarse en las Molucas, para, una vez reparada intentara el tornaviaje a México por el Pacífico. Pero fracasó y debió volver a las Molucas siendo apresada por los portugueses. En la isla de Guam quedó Gonzalo de Vigo mientras que Elcano por su parte cargó el barco Victoria que le quedaba con especias. La nao llevaba 43 tripulantes blancos y 11 indígenas, cuando partió de las Molucas para arribar el 11 de febrero a Timor y el 20 de mayo llegaba al Cabo de Buena Esperanza. Muchos hombres murieron en el camino por el hambre y las tormentas. Por ejemplo el grumete Santelices de Somorrosto, el guipuzcoano Lorenzo de Iruña y Martín de Iraurraga de Bermeo.
El 9 de julio de 1522 Elcano con su nave Victoria llegó a las islas de Cabo Verde, donde desembarcaron trece marineros en busca de alimentos. Allí quedaron otros tres vascos Pedro Tolosa, Roldán de Argote y Pedro Chindurza.
El 6 de septiembre de 1522 llegaron a Sanlucar de Barrameda con su nao Victoria.
Entre los supervivientes junto con Elcano había tres vascos: el contramaestre Juan de Acurio de Bermeo y los marineros Juan de Arratia y Juan de Zubileta. En total doscientos dieciseis hombres habían perecido durante el viaje.
En Sevilla les esperaban la Casa de Contratación y las autoridades de la ciudad que les recibieron el 8 de septiembre. Habían dado la primera vuelta al mundo. El viaje había durado tres años justos. Habían navegado 14.000 leguas. Quedaban como supervivientes 18 blancos: 7 castellanos, 7 europeos y 4 vascos, junto con 3 indígenas. Todos peregrinaron a Santa María de las Angustias y a Nuestra Señora de la Victoria. Llegaron con 381 sacos de especias (clavo) equivalentes a 524 quintales. Su valor apreciado fue de 25.000 ducados. Su venta pagó la expedición y dio como ganancia 346.220 maravedies.
Carlos V recibió solemnemente a Elcano en Valladolid. Se intercambiaron presentes. El rey concedió a Elcano un escudo de armas con el lema “primus circundedisti me” y una pensión vitalicia de 500 ducados que nunca cobrará.
1521: Expedición de Gil González Dávila
Gil González Dávila fue criado del influyente obispo Fonseca y en 1511 consiguió el cargo de contador en La Española. En 1520 firmará una capitulación para explorar la ruta que iba a las islas Molucas desde el istmo de Panamá realizando el viaje dos años más tarde. Pero nunca llegó a las Molucas sino que realizó un viaje de exploración de Centroamérica.
1525: Expedición de Sebastián Cabot:
Sebastián Caboto o Sebastián Gaboto (c.1484 – 1557) originalmente Sebastiano Caboto, fue un marino, cartógrafo y explorador italiano, nacido en Venecia. Hijo de Juan Caboto. Estuvo al servicio de Inglaterra y España. Es conocido por sus exploraciones americanas en el siglo XVI.
Siendo niño, en 1497, pudo haber viajado hasta Terranova con su padre, Juan Caboto, cuando éste estuvo radicado en Bristol y efectuó un viaje bajo bandera inglesa hasta la costa este de Norteamérica.
Alrededor de 1512 trabajó para el rey Enrique VIII de Inglaterra como cartógrafo en la localidad de Greenwich. Ese mismo año viajó a España siendo nombrado capitán por el rey Fernando II de Aragón.
En 1517, muerto el monarca aragonés, regresó a Inglaterra donde infructuosamente trató de obtener del almirantazgo la financiación para una nueva expedición al Atlántico. En 1522, nuevamente estaba al servicio de la Corona hispánica como miembro del Consejo de Indias con el grado de piloto mayor.
Secretamente ofreció sus servicios a la República de Venecia para organizar una expedición en búsqueda del paso noroeste hacia China. Finalmente, recibió el rango de capitán general del reino de España y el 4 de marzo de 1525 se le confió el mando de una flota cuya misión era encontrar una nueva ruta hacia las Molucas navegando hacia el oeste. En la instrucción para Cabot según Torres y Lanzas se cita como objetivo llegar al Japón.
La expedición se componía de tres naves con 150 hombres que zarpó del puerto de Cádiz, el 5 de abril de 1526, llegando inicialmente a la costa brasileña.
Aquí tuvo conocimiento, por boca de náufragos de una expedición española anterior de Juan Díaz de Solis en 1516 y de la existencia de grandes yacimientos de oro y plata. Caboto continuó hasta la boca del río de la Plata y lo exploró hacia el interior. La anchura del río hizo que lo tomara por el deseado paso martitimo hacia el oeste. Desembarcó a sus lugartenientes Francisco de Rojas, Martín Méndez y Miguel de Rodas y exploró el río hasta los saltos de Yacyretá-Apipé, que no pudo franquear.
Estando el año 1527 en la costa oriental del Río de la Plata prácticamente frente a la desembocadura del río Paraná construyó un primer fortín, es decir, un campamento rodeado de un cerco, al cual llamó Puerto de San Lázaro, que no perduró.
El 9 de junio de 1527 en la desembocadura del río Carcarañá en el río Paraná, unos 50 km al norte de la actual ciudad de Rosario construyó un segundo fuerte al que llamó Sancti Spiritu. Éste fue el primer establecimiento español en lo que hoy día es la República Argentina. Cerca de este lugar se levantó después el pueblo de Gaboto, en la provincia de Santa Fe, para conmemorar el hecho.
En Agosto de 1530, Caboto regresó a España, donde fue juzgado por el abandono de la expedición y fue deportado el 1 de febrero de 1532 a Orán. Luego al cabo de un año fue perdonado por el rey Carlos I y regresó a Sevilla permaneciendo como piloto mayor hasta 1547, año en el que regresó a Inglaterra donde el rey Eduardo VI le concedió una pensión vitalicia y lo nombró gran piloto del reino.
En 1551 fundó y dirigió la “Muscovy Company of Merchant Adventurers” una compañía de carácter mercantil que centró su quehacer en la búsqueda de una ruta marítima hacia Rusia y Asia por el noreste. En este tiempo Richard Chancellor, marino que trabajaba para la compañía recaló en el mar Báltico abriendo así las relaciones comerciales entre Inglaterra y Rusia.
1525: Expedición de García Gofre de Loaysa:
Loaysa fue un marino español y comendador de la orden de San Juan. El emperador lo nombró gobernador y justicia mayor de aquellas islas Molucas. Según Torres y Lanzas en el Informe de la expedición se hablaba de llegar al Japón.
En 1522, poco después de la primera circunnavegación de Juan Sebastián Elcano, Carlos I de España decidió formar una flota para adquirir las Islas Molucas (también conocidas como "Islas de la Especiería") para su imperio. El motivo era estratégico y económico, debido a la producción de especias (clavo, pimienta, canela y nuez moscada), cuyos precios luego en la península eran astronómicos.
El 19 de febrero de 1524 hubo una reunión en Vitoria con asistencia de Elcano y de las comisiones hispana y portuguesa para intentar coordinar los viajes a las Molucas sin pasar por alto el tratado de Tordesillas, ya que los hispanos no sabían volver de las Molucas sin pasar por las rutas portuguesas del Cabo de Buena Esperanza.
El 31 de mayo de 1524 fracasaron las reuniones que mantenían en Elvas y Badajoz los representantes de España y Portugal sobre la cuestión de la propiedad de las islas Molucas. Con el fracaso de las conversaciones, el rey Carlos ordenó que se realizara una expedición a aquellas tierras, ya prevista pero paralizada durante las negociaciones. Después de catorce meses de incertidumbre la escuadra estaba preparada para hacerse a la mar.
El 5 de abril de 1525, Carlos V nombró a fray García Jofre de Loaisa, Comendador de la Orden de San Juan, Capitán General de la Armada y Capitán General y Gobernador de las Islas Molucas, escogiéndolo por su noble linaje y sus conocimientos de la náutica. En dicho nombramiento, el Emperador establecía:
“Por cuanto Nos mandamos ir al presente una armada a la continuación y contratación de la especiería a las nuestras islas de Maluco, donde habemos mandado que se haga el asiento y casas de contratación, que para el trato de ellas y de las naos que de presente van en la dicha armada, y hemos de proveer de nuestro gobernador y capitán general de la dicha armada y de las dichas islas de Maluco, e tierras, e provincias de ellas, e de oficiales nuestros que con él residan, que vayan e anden en la dicha armada, por ende acatando la persona y experiencia de vos Frey García de Loaisa, Comendador de la orden de S. Juan, que sois tal persona que guardareis nuestro servicio, e que bien y fielmente entendereis en lo que por Nos vos fuere mandado y encomendado, es nuestra merced y voluntad de vos nombrar, y por la presente vos nombramos por nuestro Capitan general de la dicha armada, desde que con la bendición de nuestro Señor se haga a la vela en la ciudad de la Coruña, hasta llegar a las dichas islas, porque a la vuelta que venga la dicha armada, ha de venir por nuestro Capitán general de ella la persona que por Nos fuere mandado, e vos habeis de quedar en las dichas islas para tener la gobernación de ellas: y asimismo vos nombramos por nuestro Gobernador y Capitán General de las dichas islas del Maluco, e hayáis y tengais la nuestra justicia cevil e criminal en la dicha armada, y en las dichas islas e tierras de Maluco, asi de naturales dellas, como de otras cualesquier personas, asi de nuestros reinos e señoríos, como de fuera dellos que en ellas estuvieren, e de aqui adelante a ellas fueren, e de las que fueren y anduvieren en la dicha armada.
E por esta nuestra carta mandamos al presidente, y los del nuestro Consejo de las Indias, que luego que con ella fueren requeridos, tomen e reciban de vos el dicho Comendador Frey García de Loaisa el juramento y solenidad que en tal caso se requiere, e debeis hacer; el cual asi fecho, mandamos a los capitanes y oficiales y maestres y contramaestres, pilotos, e marineros, e otras cualesquier personas e gente que en la dicha armada fueren o en las dichas tierras estuvieren, y con vos residieren, y a ellas fueren, que vos hayan, reciban y tengan por nuestro Gobernador y Capitan general, y Justicia mayor de las dichas tierras, e usen con vos, e con los dichos lugartenientes en los dichos oficios por el dicho tiempo que nuestra merced y voluntad fuere, e como tal vos acaten, y obedezcan, y cumplan vuestros mandamientos, so la pena e penas, que vos de nuestra parte les pusiéredes y mandéredes poner; las cuales Nos por la presente les ponemos, e habemos por puestas, e vos damos poder y facultad para las ejecutar en sus personas e bienes.
Y es nuestra merced, y mandamos, que hayais, e lleveis de salario en cada un año de los que ansi vos ocupáredes en lo susodicho, contando desde el dia que la dicha armada se hiciere a la vela con la bendicion de nuestro Señor en la ciudad de la Coruña, hasta que en buena hora volvais a ella, dos mil e novecientos ducados, que montan un cuento y noventa y cuatro mil y quinientos maravedís, los cuales mandamos a los nuestros oficiales, que residen en la dicha ciudad de la Coruña en la Casa de Contratación de la especiería, que vos den y paguen en esta manera: los ciento cincuenta mil maravedís luego adelantados, que es nuestra merced de vos mandar dar con que vos adecereis, y proveais de las cosas necesarias para el viage, y lo restante, que se montare en vuestro salario a razon de los dichos un cuento y noventa y cuatro mil y quinientos maravedís por año, a la vuelta que volvais a estos Reinos en llegando a ellos en la dicha Casa de la Contratación de la especiería, sin nos pedir nueva libranza para ello, solamente por virtud de esta nuestra provision y asimismo que podais traer en cada armada de las que vinieren, entretanto que vos estuviéredes en aquellas partes en el dicho cargo e gobernacion, quince quintales de especiería, y la mitad sobre cubierta, y la otra mitad debajo de cubierta, y ocho cajas ansi mismo sobre cubierta. Y otrosí, por esta nuestra carta mandamos a los dichos nuestros oficiales de la Coruña, que luego que vos paguen quinientos ducados, que es nuestra merced de vos mandar de ayuda de costa, a costa de toda la dicha armada, habiendo respeto a lo que os habeis ocupado, y habeis de ocupar ante que la dicha armada parta, con que vos podais mejor aderezar demas de los ciento y cincuenta mil maravedís, que vos mandamos de dar en cuenta de vuestro salario.
Dada en la villa de Madrid a cinco días del mes de Abril, año del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo de mil e quinientos e veinte y cinco años.
YO EL REY. ( ) Refrendada del Secretario Cobos. ( ) Señalada del obispo de Osma, y Beltran y Maldonado»
La expedición, formada por una flota de siete naves y 450 hombres, se hizo a la mar en La Coruña el 24 de julio de 1525. Figuraban en ella dos de los más insignes marinos españoles: Juan Sebastián Elcano y el jovencísimo Andrés de Urdaneta.
Elcano se enrola en la expedición de Loaysa
Después de la expedición de Magallanes y el éxito de su retorno, Juan Sebastián Elcano durante los años 1523-1525 tuvo dos amantes: María de Hernialde que le dio a Domingo de Elcano y Hernialde como heredero universal y María Vidaurreta que le dio una hija llamada María de Vidaurreta.
El 24 de julio de 1525, partió desde La Coruña esta segunda Expedición a las Molucas por el Pacífico para lo que se creó una Casa de Contratación de la Especiería en esta ciudad. El mando de la expedición se le asignó a Fray García Jofre de Loaysa, caballero manchego. Elcano fue nombrado su segundo jefe. La expedición tenía siete naos (tres construidas en La Coruña y cuatro en Portugalete) y 450 hombres. Era por lo tanto una de las mayores expediciones de su época. Sólo estaba enrolados cuatro exploradores del viaje anterior de Magallanes: Elcano, Bustamante, Hans y Roldán.
Entre los embarcados había muchos vascos por ejemplo tres hermanos de Elcano y su cuñado Santiago Guevara. También estaba presente don Rodrigo de Triana que avistó América en el primer viaje de Cristobal Colón.
Igualmente se enroló en la expedición Andrés de Urdaneta que redactará el diario de a bordo. Andrés de Urdaneta ya tenía para este momento lazos de amistad y parentesco con Elcano, ya que firmó como testigo junto a Elcano en documentos económicos importantes de Hernando de Guevara. Más tarde, será uno de los testigos del testamento de Elcano. Aunque Urdaneta era muy joven tenía acceso a los mandos de la expedición. La razón estribaba en las relaciones económicas de la familia Urdaneta con la expedición y los conocimientos del propio Urdaneta.
Andrés de Urdaneta y Cerain (1508-1568) en la expedición de Loaysa:
Nació en Villafranca de Ordizia. En la jurisdicción de Ordizia estaba Legorreta y en ella el topónimo Urdaneta. Hijo de Juan Ochoa de Urdaneta alcalde de la villa en 1511 y de Gracia de Cerain. Juan Ochoa de Urdaneta y Juan de Isasaga vecinos de Villafranca rindieron cuentas ante el escribano de Ordizia García de Isasaga de la tutoría de Juan López de Amézqueta, señor de Amézqueta. Juan López de Amézqueta se casó con Magdalena de Loyola sobrina de Ignacio de Loyola y heredera de Martín de Loyola.
Durante los años 1512 a 1525 Urdaneta vivió las circunstancias tan revolucionarias y militares de Guipúzcoa con motivo de la guerra de las Comunidades y la guerra civil en la misma Guipúzcoa. Para ese momento ya había firmado como testigo en varios documentos. Era buen calígrafo. Conocía la lengua vasca porque en sus escritos traslada en auténticos calcos construcciones sintácticas, locuciones y conceptos del euskara. Más tarde, conoció y dominó otras lenguas como el malayo. La familia quiso participar en la coyuntura expansiva del momento propiciado por las guerras y los descubrimientos. A Andrés se le abría una perspectiva colonial y mercantil.
Urdaneta se enroló en la expedición de Loaysa como paje de Elcano. Escribirá el diario y aprenderá náutica. Cuando se hunda la nao Sancti Spiritus Urdaneta desde tierra recuperará a los náufragos.
Las naves de la expedición fueron:
- Santa María de la Victoria: capitana de 360 toneladas, al mando del propio Loaysa..
- Sancti Spiritus: de 240 toneles, teniendo como capitán y piloto mayor a Elcano, al que se le nombraba segundo jefe de la Armada. En esta misma nave iba como piloto Martín Pérez de Elcano de Guetaria, como sobresaliente Andrés de Urdaneta de Villafranca de Ordizia y Juan de Areyzaga de Cestona, primo de Santiago de Guevara, como capellán. El papel de Andrés de Urdaneta antes de la salida de la expedición fue importante, ya que firma como testigo junto a Elcano en documentos de Hernando de Guevara y parece gozar desde el principio de entrada ante los mandos de la expedición. Según José Ramón de Miguel “la clave del puesto que ocupa Urdaneta puede residir seguramente en las relaciones económicas, sin duda poderosas, de su familia con alguno de los embarcados”.
- Santiago, un patache de 60 toneles, cuyo capitán es el cuñado de Elcano, Santiago de Guevara de Mondragón. Y fueron, además, como tripulante Ochoa Martín de Elcano de Guetaria y como piloto Ortuño de Alango de Portugalete.
- Anunciada: de 204 toneles que iba bajo el mando de don Pedro de Vera y en la que estaba enrolado Antonio de Victoria de Bilbao, como contador.
- San Gabriel de 156 toneles a cuyo mando estaba Rodrigo de Acuña.
- Santa María del Parral de 95 toneles a cuyo mando iba don Jorge Manrique de Nájera. En esta nave iba como ayudante del piloto Antón Martín de Elcano de Guetaria.
- San Lesmes de 96 toneles en la que viajaba Toribio Alonso de Salazar de las Encartaciones como tesorero. El mando de esta nave lo llevaba don Francisco de Hoces.
Las narraciones de esta expedición fueron varias:
- Un relato pormenorizado de Urdaneta redactado durante el viaje.
- Otro relato de Urdaneta fechado en Valladolid el 26 de febrero de 1537 y redactado de memoria.
- Un derrotero del piloto Hernando de la Torre.
- Otro derrotero del piloto Martín de Uriarte.
- Otra relación de Juan de Areizaga hasta el estrecho de Magallanes.
La expedición partió del puerto de La coruña antes del amancer del 24 de julio. El 31 de julio pasó ante Madeira y el 1 de agosto arribó a la isla de Gomera donde hicieron una escala de doce días hasta el 14 de agosto. Antes de zarpar a instancias de Juan Sebastián de Elcano, (según nos cuenta Urdaneta) se reunió con los capitanes y pilotos, haciendoles ver las dificultades de las aguas cercanas al estrecho de Magallanes y el doblar el cabo de Hornos por lo que se acordó que su nave viajaría en cabeza y que todos procurarían seguir sus aguas. Se decidió por lo tanto tomar la ruta de Magallanes y no la de Cabo de Buena Esperanza.
El 15 de octubre de 1525 llegaron a la Isla de San Mateo. Tomaron víveres hasta el 3 de noviembre. Esta isla hoy en día no existe. En esta isla se pescó un pez llamado picuda y el capitán convidó al banquete a algunos de los capitanes. Todos los que comieron de ese pescado cayeron enfermos con diarrea. Se trataba de la barracuda que produce ciguatera. Todos los mandos que comieron de ese pescado tales como Loaysa, Elcano y el resto en julio de 1525, tras superada la gran diarrea murieron envenenados entre abril y septiembre de 1526 y no de escorbuto. Los marineros no murieron en tanta proporción.
Las descripciones de Andrés de Urdaneta son interesantes como cuando dice:
"En todo este golfo, desde que pasamos a Cabo Verde había mucha pesquería é cada día viamos una cosa ó pesquería la mas fermosa de ver que jamás se vió; y es que hay unos peces mayores que sardinas, los cuales se llaman voladores, por respeto que vuelan como aves en aire, bien un tiro de pasamano, que tiene alas como casi de murciélago, aunque con de pescado, y éstas vuelan y andan a manadas; y así hay otros pescados tan grandes como toninos, que se llaman albacoros, los cuales saltan fuera del agua bien longura de media nao, y estos siguen a los voladores, así debajo del agua, como en el aire, que muchas veces viamos que, yendo volando las tristes de los voladores, saltando en el aire, los albacoros las apañaban, é asimesmo hay unas aves que se llaman rabihorcados, los cuales se mantienen de los peces voladores que cazan en el aire; que muchas veces los voladores, aquejados de las albacoros y de otros pescados que les siguen, por guarecerse vuelan donde topan luego con los rabihorcados, é apañan de ellas; de manera que, ó de los unos ó de los otros siempre corren los voladores, é venían a dar dentro en la nao, y como tocaban en seco no se podían levantar, é así los apañábamos”.
El 5 de diciembre llegaron al Brasil. El 26 de diciembre pusieron rumbo oeste alejándose dos leguas de la costa y el 28 sufrieron un temporal del cual salieron algunas naos dañadas lo que hizo que la capitana se perdiera de vista del resto de la expedición.
Elcano, como segundo jefe de ella, propuso el que se la buscara a sotavento, pero la idea no fue aceptada por el piloto mayor de la San Gabriel. Debido a ello esta nao continuó su rumbo sola, quedando las demás en búsqueda de la capitana, pero pasaron los días y no se encontró a la una, y se perdió el rastro de la otra, por lo que las cinco restantes decidieron poner rumbo al Sur, en dirección al Río de la Santa Cruz, como había estipulado Loaysa. Dejaron atrás, pues, el Río de la Plata y alcanzaron Santa Cruz, a 50º de latitud sur, el 12 de enero.
El 14 de enero de 1526 intentaron atravesar el Estrecho de Magallanes. Elcano equivocó la ruta por lo que todos los barcos estuvieron varados. Elcano perdió su nave Sancti Spiritus. Por lo que pasó a capitanear la nao capitana y con él Urdaneta.
El domingo 21 de enero convocó Elcano consejo de capitanes, decidiéndose que Andrés de Urdaneta, con media docena de hombres, fuera hasta donde se habían quedado los náufragos de la Santi Spiritus. La misión encomendada no era fácil, pues lo angosto del terreno, el frío y los vientos constantes hacían de aquellas tierras de lo más inhóspito del planeta. Se les proporcionó comida y agua para varios días, desembarcaron y pisaron tierra, y a las pocas horas se les presentaron unos indios del lugar, los Selknam, que impresionaron a los españoles por su elevada estatura.
Urdaneta los convenció de que solo iban a recoger a unos compañeros y que en cuanto lo hicieran volverían a sus naves y se irían, para ello les dio comida, por lo que los indios les siguieron hasta que, al día siguiente, les dieron el resto de la comida, y cuando se quisieron dar cuenta éstos habían desparecido, quedando solos y sin comida. A tanto llegó el desespero en los días siguientes, que Urdaneta nos cuenta:
“Era tanta la sed que teníamos, que los más de nosotros no nos podíamos menear, que nos ahogábamos de sed; y en esto me acordé yo que quizás me remediaría con mis propias orinas, y así lo hice; luego bebí siete u ocho sorbos de ellas, y orné en mi, como si hubiera comido y bebido...”
Urdaneta anotaba en su diario, el día 10 de febrero, la deserción de la Anunciada, cuyo capitán, Pedro de Vera, expresó su propósito de navegar hacia las Molucas por el Cabo de Buena Esperanza, es decir, con rumbo opuesto. La nao salió de la boca del Estrecho haciendo oídos sordos a las órdenes que se le daban. Dice Urdaneta: "no quiso venir adonde nosotros estábamos" y con cierta amargura continua: "A la tarde desapareció y nunca más la vimos".
Por lo que al igual que en días anteriores la Anunciada había desertado, ahora le ocurría lo mismo a la nao San Gabriel, que volvió a Castilla por la costa de Brasil, teniendo que hacer frente a tres galeones franceses. Tras la muerte de Acuña, su capitán, Martín de Valencia, prisionero de los franceses y después liberado, consiguió entrar con su nave en el puerto gallego de Bayona el 28 de mayo de 1527, sin apenas ya víveres.
Con la deserción de la Anunciada y la San Gabriel la expedición quedaba herida de muerte, pues a ello había que añadir que el resto de naves no estaban como se ha dicho en condiciones de navegar.
Se reanudó entonces el difícil paso del Estrecho de Magallanes, un laberinto de entradas y salidas de 305 millas marinas de longitud, lo que obligaba a tener en constante vigilancia a algún buque explorador.
El 15 de mayo el tiempo comenzó a abonanzar, lo que inmediatamente se aprovechó para hacerse a la mar. El sábado 26 de mayo de 1526, víspera de la festividad de la Santísima Trinidad, la armada alcanzó el extremo de la isla Desolación y dobló Cabo Deseado, saliendo del Estrecho de Magallanes que está a 52º Sur y tras 48 días de travesía por el mismo.
El 26 de mayo de 1526 llegaron al Océano Pacífico las naves: Capitana, la Santa María del Parral, San Lesmes y Santiago. Urdaneta incluyó un detallado y completo derrotero de todo el estrecho de Magallanes con distancias exactas, rumbos y sondas y explicó las corrientes como fruto de las mareas donde recomendaba los fondeaderos más seguros.
En estos momentos se dio una desbandada general. Quedaba la capitana ya que el patache Santiago se dirigió a la Nueva España que más tarde enviaría la expedición de Saavedra a las Molucas y esta expedición de Saavedra se encontró en el camino los restos de la Santa María del Parral, mientras que de la nave San Lesmes no se tuvieron noticias porque desapareció.
Además, el escorbuto, empezó a causar estragos entre los tripulantes, dando comienzo a una triste y larga lista de fallecidos a su bordo. El 24 de junio falleció el piloto don Rodrigo Bermejo; el 13 de julio le siguió el contador don Alonso de Tejada; el día 30, cuatro días después del paso del Trópico de Capricornio, moría el jefe de la expedición capitán general Loaysa, siendo nombrado general de la expedición Juan Sebastián de Elcano, ya muy enfermo, que falleció 5 días después, el 6 de agosto. Andrés de Urdaneta fue uno de los testigos que firmaron el testamento del insigne marino, en el que dedicaba un recuerdo emotivo a su lugar natal. Elcano pretendió ir a Cipango (Japón) antes que ir a las Molucas. En sustitución de Elcano fue nombrado general Alonso de Salazar, e indica Urdaneta:
“Bien creo que si Juan Sebastián de Elcano no falleciera, no nos arribáramos a las islas de los Ladrones tan presto, porque su intención siempre fue de ir en busca de Cienpago, por éste se llegó tanto hacia la tierra firme de la Nueva España”.
Unas horas después de Elcano moría Álvaro de Loaysa, sobrino del jefe de la expedición, que había sido nombrado contador al fallecer el titular.
El 26 de julio de 1526 en un lugar del mar del Sur Elcano había redactado su testamento. Los testigos del mismo fueron vascos: García de Carquizano, Andrés Gorostiaga, Hernando de Guevara, Andrés de Urdaneta, Juan Zabala, Andrés Aleche y Martín de Uriarte.
El 6 de agosto de 1526 moría Elcano a los 39 años. Le sucedió como capitán general Toribio Alonso de Salazar que pronto también moriría en el viaje.
El 9 de agosto dada la mortalidad por escorbuto de la marinería se decidió ir a las Islas de los Ladrones (hoy en día las Marianas). El 21 de agosto la expedición llegó a las islas de los Ladrones.
Consiguieron avistarlas el día 4 de septiembre y alcanzar al día siguiente la isla de Guam, donde se lanzaron las anclas. Inmediatamente una gran cantidad de piraguas, rodearon la nao a gran velocidad. Los abordó un grupo de los indígenas, totalmente desnudos, con una facilidad que asustó a los tripulantes. Pero de ellos se destacó uno, que en un perfecto castellano con acento gallego, les espetó: "Buenos días, señor capitán y maestre y buena compañía..." Este hombre no era otro que Gonzalo de Vigo, desertor de la expedición que, comandada por González Gómez de Espinosa, se había separado de Elcano en 1521, en las Islas Molucas, en un intento de atravesar el Pacífico rumbo a Darién. Según Urdaneta:
“hallamos un gallego que se llama Gonzalo de Vigo, que quedó en estas islas con otros dos compañeros de la nao de Espinosa, e los otros dos muriendo, quedó él vivo, el cual vino luego a la nao e nos aprovechó mucho porque sabía la lengua de las islas”
Gonzalo de Vigo pidió el "Seguro Real" (o sea, el perdón) y por su amable llegada, más la ayuda que se comenzó a prestar a los enfermos de escorbuto, le fue concedida a bordo mismo y en ese instante.
Aún no recuperados del todo, el 10 de septiembre se volvieron a hacer a la mar; sin embargo, a los cinco días de la salida falleció don Toribio Alonso de Salazar, que había sido nombrado por Elcano como capitán de ella, por lo que de nuevo surgieron problemas. Fue elegido como capitán general Martín Iñiguez de Carquizano, de Elgoibar, que hasta ahora era contador general y que a partir de ahora dirigirá a 105 hombres. De la relación de Urdaneta se deduce una importante participación del mismo en la elección. El 2 de octubre llegaron a Mindanao (hoy Caraga). El 15 de octubre llegaron a las Molucas y se instalaron en la isla Gilolo que es la mayor y fondearon en el puerto de Zamafo.
De las narraciones de Urdaneta en este viaje se puede concluir que estaba bien informado de los pilotos y él mimsmo tenìa capacidad de reproducción de los datos ofrecidos. Además sus narraciones demuestran grandes datos de observación.
Había que dividirse el Maluco al que pretendían tanto portugueses como castellanos. Los portugueses contaban con el apoyo de los nativos de Terrenate en donde tenìan una fortaleza y su rey era partidario de los lusitanos. Los españoles se asentaron e hicieron amistad con los reyes de Tidore y Gilolo (actual Halmahera). Los españoles se asentaron en Tidore. Pero aquí recibieron una misisva del capitán luso don García Enriquez dirigida a Iñiguez de Carquizano en la que le aconsejaba salir del espacio portugués. Además Carquizano tuvo que sofocar la rebelión del contador mayor Francisco de Soto. Carquizano distribuyó sus ciento cinco hombres en tres escuadrillas y con sus jefes que fueron Hernando de la Torre, Andrés de Urdaneta y Andrés de Palacios. Carquizano comenzó la construcción de una fortaleza en Tidore.
Los portugueses y los indígenas cañonearon a la nave española. Carquizano envió a Urdaneta que desde este momento subsistirá haciendo la guerra por su cuenta o ganándose la amistad de los indígenas. Urdaneta en este momento tuvo una hija de una nativa. Aprendió varios idiomas de la región y aun llegó a pactar con los portugueses y con varios reyes de las Molucas.
El día 30 de noviembre de 1526 un emisario portugués le conminó a Urdaneta y a los suyos a abandonar las islas porque eran posesión portuguesa. En la reunión del 23 de diciembre y por unanimidad los españoles decidieron permanecer en Zamafo que será base permanente de los españoles hasta 1536 cuando definitivametne abandonen estas islas. El 29 de diciembre los españoles avistan la flota portuguesa.
Los de Urdaneta debieron huir y fueron a la isla de Tidore el 1 de enero de 1527 en donde empezaron a construir un fuerte con ayuda del rey de la zona. En un ataque de los portugueses, la Santa María de la Victoria se hundió mientras que Urdaneta y los suyos huyeron nadando. Estos españoles comenzaron a construir un astillero.
A mediados de mayo de 1527 llegó a Terrenate don Jorge de Meneses nuevo capitán portugués en el Maluco. Este dio por terminadas las treguas con los españoles. El 12 de julio de 1527 murió el capitán Martín Iñiguez de Carquizano envenenado. Y le sustituyó Hernando de la Torre.
A mediados de marzo de 1528 el rey de Gilolo con ayuda española encabezada por Urdaneta y solicitada al capitán Hernando de la Torre intentaron tomar el pueblo de Tugabe cuyos habitantes estaban protegidos por los portugueses.
En estos días, en marzo de 1528 llegaba una nave de socorro enviada por Hernán Cortés desde México. La nave era La Florida y estaba al mando de ella Álvaro de Saavedra. Esta expedición enviada por Hernán Cortés se hacía a requerimiento de Carlos V que el 3 de abril de 1526 había enviado una expedición con Sebastián Caboto que se quedó en Río de la Plata. El emperador quería que la flota de Hernán Cortés capitaneada por Álvaro de Saavedra y que zarpó con tres naves de Zacatula el 31 de octubre de 1527 se interesara por las flotas de Magallanes, Loaysa y Caboto.
La nave La Florida con Macías del Poyo como piloto, intentó volver a México, pero fracasó y debió volver a Tidore. El 3 de mayo de 1529 la Florida intentó de nuevo el regreso con Saavedra. En el intento murió Saavedra y los supervivientes llegaron a las Molucas en diciembre de 1529. Los bastimentos y armas de la nave de Alvaro de Saavedra sirvieron a los españoles para prolongar sus guerrillas contra los portugueses.
La muerte del rey de Gilolo, protector de los españoles acaecida el 9 de mayo de 1529, el desacalabro de Saavedra y la minoría española en el Maluco precipitaron los acontecimientos.
El 28 de octubre de 1529 los 27 españoles supervivientes de la expedición de Loaysa y de Hernán Cortés en la isla de Tidor debieron rendirse a los portugueses. Además Carlos I había cedido las Molucas a los portugueses en el tratado de Zaragoza firmado el 22 de abril de 1528 por la cantidad de 350.000 ducados. Carlos I necesitaba urgentemente dinero para evitar otro sacco de Roma. Por el Tratado de Zaragoza España vendió a Portugal “todo derecho, acción, dominio, propiedad, posesión o casi posesión y de todo derecho a navegar, contratar y comerciar en el Maluco, por 350.000 ducados de oro, de 375 maravedises cada uno”. Había favorecido mucho esta solución el matrimonio, en 1526, del emperador Carlos V con la princesa Isabel de Portugal.
Urdaneta nos dio la primera descripción de Japón
Durante 1531 Urdaneta pudo realizar varias expediciones como por ejemplo a la isla de Gapi en febrero con el fin de comprar herramientas de hierro. Pasó luego a la isla de Tabuco para volver luego a Maluco. En 1532 según Urdaneta quedaban 28 castellanos de la expedición de Loaysa. La vida de los castellanos en Maluco era aburrida dedicados a la caza y a la pesca o realizar alguna correría de represalia para poder seguir subsistiendo. El cuatro de noviembre de 1533 ante las concesiones del emperador a los portugueses, los españoles decidieron pasarse a la obediencia portuguesa en Terrenate, pero luego dudaron. El diez de diciembre la armada portuguesa se presentó en Gilolo en plan de guerra. Dice Urdaneta:
“los portugueses marcharon y tomaron la ciudad y otros dos o tres pueblos, y así nos acogieron a nosotros, por lo cual dimos muchas gracias a nuestro señor Dios, pues nos libró del poder de aquellos indios y de la ira de los portugueses. Los castellanos que nos hallamos en Gilolo este día eramos diecisiete hombres, que todos los otros eran ya muertos”.
El 15 de enero de 1534 salió para la India y para España por la vía portuguesa Hernando de la Torre y delegaba el poder en Urdaneta. Urdaneta estaba preparado para partir de Terrenate en marzo de 1534. Durante este año Tristan de Tayde le quiso detener en Maluco pues intentaba mandar una carabela a las islas Célebes y en ella enviar a Urdaneta.
Por fin el 15 de febrero de 1535 Urdaneta embarcaba en una nao portuguesa camino de Occidente, trayendo consigo a su hija Gracia.
Durante estos años de estancia en las Molucas, Urdaneta tuvo oportunidad de viajar hasta Japón y darnos la primera narración que en el Occidente se tuvo de estas tierras
Según el historiador José Ramón de Miguel Bosch en su artículo titulado “Breve relación de Xapon” el documento describe con detalle y pormenorizadamente distintos aspectos de la isla de Kiushiu en Japón. Se trata de Kiushiu porque el propio documento nos da la latitud : 32 grados y la longitud de su costa ( 200 leguas de boxo ), lo cual es cierto con bastante aproximación.
El documento está dividido en apartados numerados en los cuales se da razón de la agricultura, fauna, características de las casas, costumbres de los nativos y del clima. Describe además fenómenos como terremotos y erupciones de volcán lo que también se corresponde con otra peculiaridad de esta isla. Hay también un apartado para las tormentas, describe con exactitud un tifón tropical y nos da la fecha, septiembre. Efectivamente ésta es la época de estos fenómenos por allí. Como consecuencia de este fenómeno nos dice que se hundieron 62 barcos chinos y un portugués.
Según el mismo autor se pueden señalar las características siguientes: A.- El documento ha sido escrito por alguien que estuvo allí ya que se dice “el tiempo que dio donde yo estuve”. B.- En el margen superior izquierdo hay una anotación “De los papeles de Sevilla de Santa Cruz”. Una anotación igual, con la misma letra y en el mismo lugar está en la primera relación de Andrés de Urdaneta, confeccionada a su regreso de Molucas y para Alonso de Santa Cruz a la sazón Cosmógrafo Mayor del Consejo de Indias en 1536. Por lo que es probable que el documento que estamos tratando se pudiera desgajar del anterior por cualquier motivo. C.- En su relato, Urdaneta omite sus actividades entre 1530 y 1532 y posteriormente en 1534. Durante cualquiera de estos períodos, Urdaneta pudo desplazarse de Molucas a Japón aprovechando la estacionalidad de los monzones. La navegación con estos vientos a favor puede oscilar entre los 15 y los 20 días, es decir, pudo subir en julio o agosto para volver en enero o febrero. Por otra parte ya está ampliamente documentada una gran actividad marítima en aquellos años en todo el sudeste asiático. Por todo lo anterior es muy posible que nos encontremos ante el primer documento sobre Japón, ya que éste habría sido escrito con anterioridad de unos 10 años a los redactados por San Francisco Javier.
Descripción del Japón [1]
[AL MARGEN: De los papeles de Seuilla/ de Santta Cruz]
Breve rrelaçion de la tierra de Xapon/1
1º Lo que f. (SIC) alcanço de la tierra de Xapon donde estuvo en que es el primero en que estuvo, llamado/2 Anga Juma, estava estava (SIC) en 32 (ILEGIBLE) de la vanda del Norte y vna punta que haze/3 vna ysla que hera de 200 leguas de Boxo, pocas mas o menos. Segun la informaçion que los/4 xapones les dieron de la vanda del norueste tiene estos puertos prinçipales: Facata,/5 Angune, Quende, Marin, Aquime, Boo, Yamago; y de la vanda del leste (SIC) tiene los/6 puertos siguientes: Negume, Minato, Tanoca o Tanora, Dozosima, Firinga, Vungo/6 Saquino; del vanda de la tierra firme no alcança a saber ninguno de los que alli ay/7 digo de los puertos saluo que ay muchos lugares muy honrrados y que estan de la tierra firme/8 de Meaco media legua y legua y media y en este estrrecho a estado portugueses y d[i]/9zen era si esta tierra de Japan esta al luego de la mar y dizen de la tierra firme/10 ay prados capiñas e yo fue tres leguas la tierra dentro y vi los montes (TACHADO) [a]/11 provechados y senbrados. Y es tierra bien esconbrada y graçiosa de muchos pinales y çedr[os]/12 y duraznos y cerezos y amexeras y laureles y castañares y noqueras y enzin[a]/13res que dan muchas belltoas caravallos y saboqueros y parras de muchas vnas que saben/14 mucho bien quales ello no comia y con ver que nosotros las comiamos las comen. Ay/15 muchas frutas de diferentes maneras que no ay en España eçeto lechugas, coles, cydr[a]/16 y cylantro y ortelana que alla no vi. Lo mas todo ay rrosales y claveles y otra[s]/17 muchas flores de singular olor y naranjas dulçes y agras y cridros y limones de/18 que ay gran quantidad. Ay muchas menras de pereras./19
2º. E esta tierra de Xapon es aprovechada cada [a]ño tres novedades, de [e]sta manera por no/20vienbre sienbra trigo y çebada, navos, rravanos y açelgas y otras semejantes/21 smientes; março sienbra panizo, millo, mungo, ganos, frijoles, patecas, pepinos/22 melones; julio sienbra arroz, ajos, çebollas y guames. Y esto con estercolar cada/23 vez la tierra con estiercol de cavallos y toda la cavan a la azada y dexan holgar/24 la tierra vn ano. El serviçio de [e]sta tierra es con cavallos pequenos muy rreçios porque en/25 la tierra no ay varas sino pocas y algunos bueyes de trabaxo. No ay puercos ni/26 cabras ni carneros, ni gallinas, sino muy pocas y muy rruin carne de comer. Ay en/27 la tierra faisanes, venados, conejos, fesces, muchas codornizes y olas folosas mi/28yeras (SIC): todo esto caçan y comen. Los venados matan a las flechadas asi los/29 conejos y las aves las matan con rredes –faisanes- y los rreyes con gavilanes, que los ay alli muy bue/30nos. Y tanbien ay azores y alcotanes y dixeronme que tanbien caçavan con aguilas/31 rreales y que no pueden tener estas aves sino grandes señores./32
3º E esta tierra es de muchas rriberas y fuentes y pozos. Dixeronme que tanbien avia rrios muy//f.1rº grandes y de mucho pescados y asi el mar tiene pucha manera de pescados –de los- de [E]spaña/1 como sardinas, sabalos, savelas y mucho marisco. Ay caldas y (TACHADO) –son- de [e]sta manera es/2 vna rribera grande y en si nacimiento esta fria que no se pede creer y vn poco mas baxo,3 donde esta el agua man alta, esta caliente y en tanta manera como es fria.yYs ver/4 dad que estuve en vna rribera que entrava en la mar donde avia mucha piedra y vna/5 poca de arena y quando la mar es vaçia en la mañana cavando v palmo se halla/6 agua dulçe y desde los mas de los honbres pobres y viejos hazen cuevas donde se echan/7 y se lavan dos horas por la mañana y a la tarde poniendose el sol quando la marea/8 da lugar. Y asi tanbien vi (TACHADO) –en el- rrio y en la mar y asi en ynvierno commo en verano, las/9 mas de las mugeres del lu(ESPACIO)gar antes que salga el sol o en saliendo, se meten en el/10 agua desnudas y meten las cabecas del agua obra de vn momento cada vez avnque/11 nieve y luego se viste y (ILEGIBLE) vnos vasos de palo de [e]sta agua y vanla esparçiendo/12 con los dedos por las calles rrezando palabras que yo no entendi hasta llegar a sus/13 casas y tanbien la esparçen en sus casas. Esto me parecio devocion, porque no lo hazen todos./14
(AL MARGEN: terremotos/ bolcanes/ y uientos) 4º E en esta tierra de Xapon tienbla algunas vezes la tierra de mucho azufre y ay muchas yslas/15 de fuego y de [e]llas pobladas y de [e]llas (SIC) no todas por la mayor parte son yslas pequeñas./16 Esta tierra es tanbien muy ventosa y llena de tormentas. (AL MARGEN: tormentas) Cada luna nueva o llena au mu/17damiento de tienpo, prinçipalmente en el mes de setienbre, viene cada año vn viento tan/18 rrezio que no ay cosa que le espere porque da con los navios en seco, tres o cuatro tres o cuatro braças/19 por la tierra adentro y si esta en tierra a las vezes los echa a la mar. Y tienpo que dio donde/20 yo estuve, a 30 leguas, se perdieron 62 navios de chines y vna nao portuguesa./21 (AL MARGEN: ojo) Dura 24 horas, comiença en el sur y acaba en el noueste, corriendo todos los/22 rrunbos. Este tenporal se conoçe por vna (ILEGIBLE) lluvia vezina menuda que viene antes que el/23 viento: con esta señal se aseguran los honbres en la tierra./24
(AL MARGEN: casas) 5º En las casa de [e]sta tierra de Japan, son baxas por causas de los vientos de texas de palo con/25 muchas piedras encima por causa del viento que no son purgadas. Son estas casas/26 de altura de vn codo del suelo, tiene rrepartimiento de camaras y entre cama/27ras donde tienen sus ventanas en la qual no duermen nadie. Estos sobrados son/28 alcochoados, con colchones de paja muy linpios y bien hechos, en las cuales no estra/29 nadie calçados. Estas casas no tienen ninguna manera de çerraduras ni canda/30dos. Tienen todos grandes quintales bien tapados de tierra en altura de media braça/31 y de ancho otro tanto entullidos con tierra, y en este entullo muchos arboles de frutas/32 de lonceros (SIC), cauafechas, senbradas por el medio de la vanda de dentro y de fuera/33 texidos con cañas (ILEGIBLE) muy hermosas camisadas en estos quintales. Sienbran/34 mucha ortaliza e yerbas que comen. Cada casa tiene vn pozo y vn gallo y vna//f.1vº.
(1) AGI, Patronato 34, nº 13. R.3
(2) AGI, Patronato 37, R. 13
La vuelta de Urdaneta a España
El 15 de febrero de 1535 Urdaneta embarcaba en una nao portuguesa camino de Occidente trayendo consigo a su hija Gracia. El 26 de junio de 1536 al llegar a Lisboa le fueron requisados todos sus papeles, libros de contadurías, diarios, mapas y cartas de navegación. Llevaba consigo también los diarios de Hernando de la Torre, los derroteros de Loaysa y Saavedra. Había tardado once años en dar la vuelta al mundo.
Así nos narra el mismo Urdaneta el despojo que sufrió:
“Al tiempo de desembarcar en la dicha ciudad de Lisboa miróme la Guarda mayor muy bien, primero mi persona y después la caja, donde hallaron en mi portacartas la Relación y la carta que Hernando de la Torre enviaba a Vuestra Majestad, los cuales me tomó la dicha Guarda Mayor de las naos que vienen de la India, aunque yo me agravié mucho. Y asimismo me tomaron el Libro de Contaduría de la nao en que fuimos a Maluco, con otro libro grande mío, y ciertas cartas de los hombres castellanos de nuestra compañía que quedaban en la India de Portugal. Y asimismo traíamos asentadas las islas de Maluco y Banda y otras islas en papel blanco, y después cerradas como cartas mensajeras por traerlos disimulados, los cuales tambien tomaron. Asimismo tomaron de la dicha caja la derrota que hicimos de aquí al Maluco, y por consiguiente la derrota que hizo la carabela, que fue de la Nueva España a Maluco, con otras memorias y escrituras, lo cual todo lo tomó la dicha Guarda Mayor sin auto de escribano, sino así de hecho”.
En el año 1536 Urdaneta teniendo 28 años escapaba de Lisboa, llegaba a Ordizia y dejaba a su hija Gracia al cuidado de su hermano Ochoa de Urdaneta. Pronto marchó a Valladolid donde informó de su expedición al Consejo de Indias.
En 1538 Urdaneta con 30 años pasó a México y se metió en la vida política y en la organización de expediciones.
Francés de Xabier va a la Indía:
La Vida de Francisco Javier que se recoge en el Monumenta Xaveriana comienza con el destino desde Roma a Portugal y luego a la India. Fue el primer jesuita que llegó a la India y el fundador de las casas de la Compañía que allí se establecieron. La primera afirmación dee esta biografía es que “este bienaventurado Padre de nación español, del reyno de Navarra”. Se alude a la petición del envío de seis de los diez primeros padres que hizo el rey de Portugal Juan III a su embajador en Roma don Pedro de Mascareñas. La elección fue del Padre maestro Francisco Xavier y del P. Maestro Symon Rodriguez. Del acuerdo tomado entre el rey y el P. Maestro Ignacio, se quedó fundando el colegio de Coimbra el P. Simón y “que el P. Maestro Francisco vinisese al Oriente para aiudar a los indios”. Y así fue con el título de nuncio apostólico y el rey le encomendó la ayuda de las almas, especialmente de los portugueses. Hizo el viaje en compañía del nuevo gobernador de la India Martín Alfonso de Sossa.
La flota real partía cada año desde Lisboa con cuatro o cinco naos cargadas de municiones y gente de guerra y volvía a Portugal cargada de pimienta y de otras muy preciosas mercadurías. Durante el viaje año y medio. La flota partía comunmente de Lisboa al principio de marzo, llegando a la India al principio de setiembre. Y a la vuelta partía a fines de diciembre y llegaba a Lisboa a finales de junio o en el mes de julio.
Partió Javier el 7 de abril de 1541 con otro padre italiano, su compañero, llamdo Micer Paulo de Camerte “y (un) Hermano novicio portugués, que nuevamente avia entrado en la Compañía”, Francisco Mansilhas y un novicio coadjutor llamado Didacus Rodriguez.
Todos ellos se dedicaron a servir a los dolientes, a enseñar la doctrina a los niños y esclavos y a predicar a los portugueses. Se hicieron en cierta manera señores de los corazones de todos. Tuvieron que invernar durante seis meses en Mozambique y se aposentaron en el hospital. Finalmente queriendo el Gobernador llegar a la India antes que las naos, se embarcó en un galeón que partía para Chaul y llevó consigo al P. Francisco pasando por Melinde y la isla de Çocotora.
Finalmente el seis de mayo del año siguiente de 1542 llegaron a Goa y todos juntos fueron a vivir en el hospital sirviendo a los dolientes. El autor de la vida dedica los capítulos 4º y 5º a describir las costumbres de los indios orientales, su religión y ceremonias, pasando luego a narrar el poder y señorío que el rey de Portugal tiene en la India y en la Real ciudad de Goa. Y termina afirmando “Y de todas estas ciudades y fortalezas no solamente tiene el rey muy gruesas rentas, con que sustenta la India, mas saca mucho provecho cada año para Portugal con las naos que van de la India cargadas de mercadorías de grande precio”.
La expedición de Ruy López de Villalobos
El 1 de noviembre de 1542 partía del puerto de Navidad en México la expedición de Ruy López de Villalobos que venía gestándose desde 1536 por el virrey don Antonio de Mendoza y Pedro de Alvarado. Alvarado había reclutado en la Península a Urdaneta y juntos fueron a Guatemala para preparar la expedición. Alvarado murió al caerse del caballo en Nueva Galicia en 1541.
En efecto huyendo desde Portugal en 1536 Urdaneta pasó a Valladolid donde informó al Consejo de Indias. De esta entrevista dijo Fernández de Oviedo que “este Urdaneta era sabio y lo sabía muy bien dar a entender, paso por paso, como lo vio y aquellos señores le mandaron socorrer con sesenta ducados de oro”.
Llamado de nuevo el 4 de septiembre de 1536 ante el Consejo de Indias declaró cierto Cuestionario o Interrogatorio que fue una síntesis histórica de los aceontecimientos vividos desde la partida del puerto de La Coruña. Igualmente a la vuelta de Carlos V de su viaje a Italia recibió en febrero de 1537 una “Relación de los sucesos de la Armada de Loaysa” escrita por Urdaneta.
En Valladolid Urdaneta se puso en comunicación con Pedro de Alvarado, colaborador de Hernán Cortés y que proyectaba dos expediciones para las que quería involucrar a Urdaneta. Pedro de Alvarado salió de Sevilla a finales de octubre de 1538 con una flota de unos cuatrocientos hombres y entre estos iba Andrés de Urdaneta.
En Mexico acompañó a Alvarado en la pacificación de Nueva Galicia. Pero es una incógnita por qué Urdaneta no formó parte de la expedición de Villalobos. Quizás porque comenzaba a madurar la idea de que las Islas Filipinas y las Molucas etc. caían dentro de la demarcación de Portugal.
Con la desaparición de Pedro de Alvarado los caminos de Urdaneta cambiaron de rumbo y desde entonces su vida se arraigó en Nueva España.
La expedición de Ruy López de Villalobos se componía de cuatro navíos. El día 25 de octubre de 1542 la escuadra salió de la ciudad de Navidad, el día 1 de noviembre dejaba el puerto de Juan Gallego. Según Torresy Lanzas en el programa del envío de la expedición se aludía al Japón.
Antes de esta expedición a las Molucas, Ruy López de Villalobos fue con la expedición de Camargo a Chile en la que invirtió sus ahorros. Igualmente intervino en la pacificación de Nueva Galicia en México. Ocupó cargos de importancia, gozando de la estima del virrey Antonio de Mendoza.
Ruy López de Villalobos (Málaga, 1500 - 1544) fue un explorador que en 1542, mientras buscaba nuevas rutas en este Océano Pacífico, redescubrió la isla Inocentes en el Archipiélago de Revillagigedo y la renombró como Anublada. Actualmente se la conoce como San Benedicto. Luego navegando en busca de las Islas de las Especias, avistó Palau y llegó a las Islas Filipinas en 1543. Será conocido por nombrar a estas islas como Las Islas Filipinas en nombre del príncipe Felipe de quien toman su nombre actual. En 1543 la expedición de Villalobos se dirigía a Filipinas ya que el archipiélago de San Lázaro, nombre que le había impuesto Magallanes había sido suplantado por el de Filipinas. Villalobos intentó el viaje de retorno pero fracasó.
En efecto en 1543 la flota tocó la costa sur de la isla de Luzón (Filipinas), donde fondearon por un corto tiempo, de allí partieron más al oriente hasta alcanzar las islas de Samar y Leyte y las nombraron Islas Filipinas. A causa de la hostilidad de los nativos, el hambre y un navío que se arruinó por un accidente de navegación, la expedición fue obligada a abandonar los asentamientos que había levantado en Filipinas y dar por terminado el viaje de exploración.
Francisco Xavier y la expedición de Villalobos:
Los supervivientes de la expedición de Villalobos buscaron refugio en las Islas Molucas, que eran dominio portugués, donde después de algunas escaramuzas fueron tomados presos por los portugueses.
Afirma Schurhammer tras citar las fuentes de la expedición de Villalobos (II, 901) que Javier volvió a Amboino y vio que la playa de Nusaniwi estaba llena de tiendas de campaña de un campamento militar y en la cova o bahía interior estaban fondeadas ocho naves, siete portuguesas de la escuadra de Fernâo de Sousa de Távora con unos 150 hombres y una nave española con 130 españoles guiados por el Capitán general Ruy López de Villalobos. De estas naves portuguesas la más conocida de Xavier era el galeón Coulâo en el que había navegado desde Mozambique a Goa en 1542. La nave española era un galeón de 100 toneles llamado San Juan que luego los portugueses denominaron Sâo Joanilho.
Estas ocho naves hacían el viaje de retorno a la India pero debían invernar en Amboino para a mediados de mayo pasar para Malaca. El capitán general de la flota Fernâo de Sousa de Távora era conocido de Xavier. Y había sido enviado como comandante de la flota para arrojar de las Molucas a los españoles.
Ruy López de Villalobos, capitán general de los españoles era de elevada estatura, flaco y con barba larga y negra. Procedía de una familia de Málaga y se había enriquecido en Nueva España donde había dejado a su mujer y a sus hijos. Era licenciado en derecho civil y además era matemático, astrónomo y experimentado marino. Había sido elegido por su pariente D. Antonio de Mendoza, virrey de Nueva España, para la expedición que salió en 1542 con el fin de establecer una factoría comercial en las islas de Occidente. Escribió un diario de la expedición. Estaba convencido de que las Molucas estaban dentro de la demarcación de Castilla. Más aún, pensaba que había encontrado el camino de retorno a Nueva España. En las dudas de la navegación, que eran muchas, se aconsejaba de su confesor el prior y con los agustinos que acompañaban a la expedición. Se había rendido a los portugueses contra la opinión de sus oficiales.
Távora rehusó proporcionar a los españoles una nave para volver a Nueva España pero pensó en devolverlos por la ruta portuguesa pasando por la India y por Portugal. Entre los acompañantes de la expedición estaba Martín de Islares factor del Virrey, que había hecho su primer viaje a las Molucas a las órdenes de Loaysa, veinte años antes y se había quedado allí siete años desde 1526 a 1534, por lo que conocía la lengua malaya y servía de intérprete. También estaba entre los expedicionarios el alférez mayor Iñigo Ortiz de Retes, hidalgo alavés, que intentó otro tornaviaje por el Pacífico pero fracasó.
Otro tornaviaje fracasado Iñigo Ortiz de Retes:
Los trabajos geobiográficos de Peter Boyd-Bowman confirman el nacimiento de Iñigo Ortiz en la pequeña aldea alavesa de Retes de Llanteno, hoy tierras del municipio de Ayala. Su padre era Iñigo Ortiz y su madre María Sánchez, ambos vecinos de Retes y de familias nobles, pues en diversas relaciones y documentos se cita al conquistador y marino como hidalgo.
El primer documento que lo relaciona con las Indias es el listado de expedicionarios que acompañaban a Pedro de Alvarado en su viaje de 1538 como gobernador de Guatemala. Pedro de Alvarado partió de España con la licencia del rey Carlos I para explorar la costa occidental de México e intentar alcanzar las Molucas. Siguiendo el rastro documental dejado por el alavés, sabemos que anduvo siempre cerca de Alvarado y comprometido con la empresa marina del conquistador. Cuando Alvarado ya había conseguido aprovisionar tres barcos, una sublevación de indios en los territorios de Nueva Galicia obligaron a suspender temporalmente la aventura marítima.
Estamos a principios de 1541 y Alvarado no desoye las peticiones de ayuda de su amigo Cristóbal de Oñate, a la sazón gobernador de Guadalajara. Hacia Nueva Galicia parte con algunos de sus mejores hombres, entre ellos Iñigo Ortiz de Retes. Como buen soldado participó en las refriegas pacificadoras. La muerte de Pedro de Alvarado dejó en suspenso la travesía hacia las islas orientales; si bien por poco tiempo. El virrey Pedro Antonio de Mendoza encargó al marino malagueño Ruy López de Villalobos que continuase los avanzados planes de Alvarado y armase la flota expedicionaria, con el objetivo de alcanzar y establecer bases españolas en las tierras de poniente y de trazar una ruta fiable de regreso desde las islas orientales hasta las costas en el Océano Pacífico de Nueva España
Con seis pequeñas naos y 370 hombres zarpó del puerto de Navidad (Jalisco-México) el día de Todos los Santos de 1542 con rumbo oeste. Ocho días después alcanzaron el archipiélago de Revillagigedo, avistado con anterioridad por barcos españoles. En la travesía fueron bautizando diversas islas, la Nublada, la de Roca Partida, la del Placer y los Bajos de Villalobos hasta que en el atolón de los Corales decidieron pasar la Navidad y hacer aguada. El día de Reyes de 1543 izaron ancla y se hicieron a la mar camino de Poniente. Pronto dieron vista a un rosario de islas pequeñas y habitadas a las que llamaron Los Jardines. Tanto el atolón de Los Corales como el de los Jardines pertenecen al hoy conocido archipiélago de las Marshall.
Un temporal separó a la nao San Cristobal, con la cual no volverían a coincidir hasta su atraque en Tidore. Este grave incidente fue seguido de varios días de navegación tranquila que les permitieron alcanzar las Carolinas Orientales. Finalmente el dos de febrero arribaron al archipiélago de las Filipinas.
En la isla de Mindanao, bautizada pomposamente como Cesárea Carola, en honor del emperador Carlos, decidieron desembarcar para reparar naves, cuerpos y ánimos. La aparición de la galeota San Cristobal y la holganza de los días en tierra dieron ánimos a Villalobos, para con rumbo norte, explorar las Filipinas. Mas los vientos testarudos arrojaron los barcos a Saragán (Sarangani), isla situada al frente sur de Mindanao. Así las cosas, se hizo preciso dividir la flota y pedir ayuda al virrey de Nueva España.
Para la misión de regreso se eligió a la nao San Juan de Letrán y al capitán Bernardo de la Torre. Por no extendernos mucho, sintetizaremos diciendo que el barco partió de Sarangani el 4 de agosto de 1543 con rumbo norte hasta llegar a las islas Marianas. Según sus cálculos debieron alcanzar los 30º por encima de la línea equinoccial, pero una tormenta dañó seriamente la arboladura de la nao San Juan y se vieron obligados a regresar, encontrando abrigo en la parte norte de la isla de Leyte.
Mientras, Villalobos, ante lo inhóspito de Sarangani, había tratado de conducir la flota a alguna isla en latitudes más septentrionales. Su pelea con temporales y borrascas le obligó a refugiarse en la isla moluqueña de Tidore, territorio colonizado por los portugueses. Allí pudieron reunirse con la nave de Bernardo de la Torre.
Un pacto con la guarnición lusa les permitió un tiempo de espera. En situación tan penosa tenían sus esperanzas puestas en lograr trazar la derrota que les llevara de regreso a Nueva España,
Villalobos decidió jugarse la última baza con la nao San Juan a estas alturas, la única capaz de aguantar una singladura hasta Nueva España. Este último envite con la Mar del Sur lo jugará Iñigo Ortiz de Retes a quien se le entregó el mando de la nave. Como piloto del alavés se nombró a Gaspar Rico, un excelente hombre de mar que había dirigido la embarcación en el viaje desde Nueva España a Tidore, así como la fracasada travesía de Bernardo de la Torre.
La apuesta por Ortiz de Retes no debe extrañarnos. Para este momento la crónica de García Escalante ya había dado protagonismo al hidalgo vasco. El marino tenía ganada la confianza del almirante Villalobos, como lo confirma el hecho de que, tras la muerte de Francisco Merino, en una incursión en Mindanao, fuese designado maese de campo. Asimismo, a Iñigo se le encomendaron las cartas que se cruzaron Villalobos y el gobernador luso de las Molucas y algunas de las gestiones con el capitán de la guarnición portuguesa de Tidore.
Ortiz de Retes y su tripulación largaron velas de Tidore el 16 de mayo de 1545. El inicial rumbo norte de la San Juan parecía el más acertado ya que estaban en la época de los monzones del oeste, muy frecuentes en las latitudes australes. Sin embargo, las órdenes de Retes, fundadas sobre todo en la reciente y negativa experiencia de la travesía de Bernardo de la Torre, indicaban que debían buscar el camino de regreso por debajo de la línea equinoccial.
Varios días después de la partida avistaron las llamadas islas Talud, seguramente ya descubiertas por los restos de la expedición de García Jofre de Loaysa en 1527. Una semana de vientos contrarios y desesperantes obligaron a demorar el cambio de rumbo. Por fin, el soplo de brisas favorables consintió aproar la nave hacia el sur y buscar corrientes propicias para marear en dirección a las Indias.
Poco después del amanecer del 15 de junio el gaviero anunciaba el avistamiento de dos islas nombradas como la Sevillana (Supiori) y la Gallerga (Noemfer). Unas leguas adelante se encontraron con un grupo de islas más pequeñas bautizadas Martinez. El historiador Juan Génova Sotil asegura que estas islas pertenecen al archipiélago de las Schouten, situado al abrigo de la bahía neoguineana de Geelvink y que fueron descubiertas al adentrarse la nao de Retes por el estrecho de Japen. Al día siguiente, el 16 de junio, navegaron entre otro nuevo archipiélago, el de las islas Padaido.
Según cuenta Escalante en su crónica, más de treinta pequeñas embarcaciones cargadas de indígenas se acercaron al navío español e intentaron flechar a la marinería. Salvado sin consecuencias graves este inamistoso encuentro, la San Juan prosiguió rumbo sur ya, sin duda, con la vista puesta en el horizonte de cumbres que a levante mostraba la Isla Grande de Nueva Guinea.
El 17 de junio, a pocas leguas de la costa neoguineana, tropezaron con una pequeña isleta triangular bautizada la Ballena, conocida actualmente como isla de Koeroedoe. Tres días más tarde hallaron la desembocadura de un río, nombrado San Agustín (hoy llamado Mamberano), cuyo estuario se les antojó perfecto para desembarcar y hacer aguada.
Así, el 20 de junio de 1545, Iñigo Ortiz de Retes junto a su marinería tomaba formalmente posesión de aquella enorme isla de Nueva Guinea. El vasco desconocía que con aquel acto ampliaba los dominios del imperio español en casi 800.000 kilómetros cuadrados. Se habían posesionado de la isla más grande del mundo, si exceptuamos Australia y Groelandia. A pesar de la ignorancia de la extensión real del territorio asimilado, Ortiz de Retes, tal y como señalan las crónicas, intuía que, a pesar de la enormidad de tierra a la que se enfrentaban, estaban sobre una isla. Ellos no tuvieron dudas, ni especularon siquiera la posibilidad de que pudiera tratarse de un continente, de la Tierra Australis, que con denuedo y muy escaso éxito se buscaría en décadas posteriores. Sin embargo, en algunas cartas náuticas del siglo XVI Nueva Guinea aparecía como un inexplorado continente austral, frente a otras en las que se la rotulaba como isla de proporciones indefinidas.
Tras el refresco y la ceremonia de toma de posesión, la nao siguió escrutando la costa. La víspera de san Juan arribaron a la isla de Mo, identificada actualmente como Liki, parte del grupo de las Kumamba. Las grandes corrientes de la zona les impidieron navegar a levante por lo que al abrigo de un pequeño puerto natural descansaron casi dos semanas, abasteciendo la nao de agua, pescado fresco, frutas y plantas comestibles.
La tarde del 8 de julio la brisa presagiaba buena navegación y esa noche se hicieron a la mar. Poco después fríos vientos del noreste apartaron el barco de la costa y obligaron a seguir rumbo noreste, entre un sin fin de islas volcánicas, algunas de las cuales bautizaron como Magdalena , Gaspar Rico (en honor del piloto) y el grupo de las Volcanes. Todas estas islas son parte del archipiélago volcánico de Schouten, que no debe ser confundido con el del mismo nombre que se recoge en la bahía de Geelvink.
El diario de Escalante cuenta que los últimos días de julio fueron de vientos cambiantes y escasos, donde el marear se hacía difícil. Lo más notable de esas jornadas fue el avistamiento de las llamadas islas Barbada y Caimana, que el albur de las corrientes hizo que fuesen vistas varias veces y desde distintos rumbos. Aunque las crónicas y los cálculos no son muy coincidentes, lo más probable es que la nao de Ortiz de Retes alcanzase el grupo hoy conocido como Wululu, y que la denominada Caimana es la que hoy aparece en los mapas como Ava.
En este deambular errático al capricho de las brisas y las corrientes, la San Juan fue devuelta al archipiélago volcánico. Allí, entre isla Magdalena y Nueva Guinea, sufrirán un nuevo ataque nativo. Desde varias pequeñas embarcaciones flecharon la cubierta de la nao. Mas los pequeños falconetes y los arcabuces espantaron a los aguerridos aborígenes. El miércoles 12 de agosto una pequeña esperanza se abrió ante los abatidos nautas en forma de bahía donde fondear.
Lo que es innegable es que en el Abrigo la situación se estaba volviendo complicada. Sin preocupaciones por los abastos y alejados los nativos más belicosos, el problema era encontrar el paso hacia las tierras americanas. Los vientos y la mar contrarios les impedían avanzar hacia levante, cuando no les empujaban al noreste. Y por el sur, la gran isla de Nueva Guinea se les antojaba casi un continente imposible de circunnavegar.
Llegados a este punto y sin ánimo de amotinamiento, los oficiales expresaron a Iñigo Ortiz de Retes la imposibilidad de alcanzar el objetivo de Nueva España y propusieron regresar a Tidore dejándose llevar por las brisas del nordeste. El capitán alavés insistió en cumplir la misión. Quería ser el primero en trazar la ruta del tornaviaje y no deseaba defraudar la confianza puesta en él por el almirante Villalobos. Propuso buscar un lugar propicio para la invernada y partir hacia el este en tiempo más favorable. A regañadientes, su idea fue aceptada por los oficiales y por una marinería que llevaba casi tres años baqueteada por una travesía infernal.
De nuevo en el mar y soltando todo el trapo, la San Juan emprendió la singladura rumbo a levante. Así, el 19 de agosto arribaron al atolón de Ninigo –más al norte de la anteriormente descubierta isla de Ava–, y que los españoles llamaron islas de los Hombres Blancos, pues los aborígenes eran de tez mucho más clara que los neoguineanos. Estos hombres blancos rodearon la embarcación y algunos de ellos alcanzaron la cubierta y llegaron a abrazar a los marineros. Pero al ser expulsados reaccionaron violentamente con lanzas “hechas a la manera de arpones”, al decir del cronista, y tuvieron que ser repelidos con la artillería de a bordo.
Las calmas y los pertinaces vientos del nordeste obligaron a replantear la situación. El 27 de agosto, Iñigo Ortiz de Retes volvió a enfrentarse con el ánimo roto de la marinería y el parecer contrario a sus planes de pilotos y oficiales. El capitán insistió y jugó su última baza: mandó aproar la nave hacia la isla de Mo buscando el descanso para ganar tiempo y atemperar las voluntades.
Al día siguiente estaban otra vez frente a Nueva Guinea tratando de ganar la isla de Mo, pero las corrientes y los vendavales llevaron el barco 30 leguas por debajo de su objetivo. Nada cabía ya contra la impertinencia de los vientos contrarios. La San Juan era empujada sin remisión hacia el nordeste y el piloto Gaspar Rico se negaba a proseguir hacia levante. El capitán no necesitaba un motín para abandonar la empresa. Conocía hasta donde podía exigir a sus hombres, y, sobre todo, conocía los límites que el mar imponía. En consecuencia, a finales de agosto, en una latitud por encima de las islas Ninigo, Iñigo Ortiz de Retes se vio obligado a enseñarle la popa a sus sueños. Fracasaba así un nuevo intento hispano de regresar a América desde las islas de poniente. Estos intentos habían sido los de Gómez de Espinosa con la nao Trinidad mandada por Elcano en 1522; las dos tentativas de Álvaro Saavedra, desde latitudes semejantes a las de Ortiz de Retes (1528 y 1529), el descabellado y trágico amago de torna-viaje de Hernando de Grijalva en 1537 y el escarceo de Bernardo de la Torre semanas antes del que ahora había intentado el capitán alavés Retes. Serán necesarias dos décadas más para realizar el ansiado tornaviaje.
Francés de Xavier y el final de la expedición de Villalobos
El 3 de octubre de 1545, tras cuatro meses y diecisiete días de singladura, la San Juan con Ortiz de Retes atracaba en la rada de Tidore. Allí se reunieron con los restos maltrechos de la expedición de Villalobos. Salvo la nao capitana Santiago y la sufrida nave de Retes, las demás embarcaciones estaban inutilizadas o perdidas. Ninguna de las dos aguantaría el viaje de regreso a Europa por poniente. Desolados y sin esperanza, se vieron abocados a admitir la caridad –y la usura– de la guarnición portuguesa. La Santiago fue malvendida por ropa y se aceptó un pacto, vivido como una deshonra y una humillación: Los españoles de la expedición de Villalobos serían devueltos a la Península en barcos portugueses por la ruta del Índico y el Atlántico. Pero antes de que pudieran pisar la patria, pasarían dos años más de calamidades en Malaca y Goa.
Durante la calamitosa espera, al socaire de las autoridades lusas, Ortiz de Retes jugó en ocasiones el papel de intermediario y mensajero con el gobernador portugués de las Molucas, Jorge de Castro.
En la crónica de García Escalante se nos dice que sólo 144 supervivientes de la expedición llegaron a Lisboa, en dos barcos distintos a lo largo del año 1548. También la leyenda dice que algunos oficiales se negaron a ser repatriados por los lusos y prefirieron una lenta agonía en las guarniciones portuguesas de las Molucas. Entre éstos últimos héroes algunos citan al capitán y maese de campo Iñigo Ortiz de Retes. Mas en la relación de Escalante aparece como uno de los afortunados que desembarcaron en Lisboa. Sea como fuere, su pista se pierde a partir de 1548.
Villalobos y Alonso Manrique habían jurado el tratado de rendición ante Távora el 4 de noviembre de 1545. En el tratado de rendición eran citados tres que habían participado en anteriores expediciones: Islares, el piloto Ginés de Mafra que estuvo en la expedición de Magallanes y el también piloto escocés Antonio Corzo, que había ido como piloto a las Molucas en la expedición de Loaysa.
Xavier trabó amistad con los capellanes de la flota que eran cuatro agustinos (el prior Fray Jerónimo de Santisteban (licenciado en ambos derechos y dos veces provincial de su orden en Nueva España), Fray Nicolás de Perea, Fray Sebastián de Trasierra y Fray Alonso de Alvarado y dos sacerdotes seculares Cosme de Torres del que luego hablatremos con detención y Juan Delgado.
El 8 de enero de 1545 se habían firmado treguas de ocho meses entre Villalobos y el nuevo capitán de Ternate el portugués Jurdâo de Freitas.
El 18 de octubre de 1545 Fernâo de Sousa de Távora se presentó en Ternate con su flota y con el encargo de expulsar a los españoles o de apresarlos. El 4 de noviembre Távora, Freitas y Villalobos juraron sobre el misal del prior de los Agustinos el tratado de rendición. Se iría a Ternate y los españoles dejarían en prenda la artillería de bronce y las municiones. Se le daban a Villalobos contrapartidas. Los soldados recibirían un subsidio para alimentación y vestidos y se comprometían a buscar a los españoles que desde 1543 estaban dispersos en la isla Filipina.
Tras el tratado de rendición la flota portuguesa de Távora con 300 portugueses y unos 100 españoles atacaron al rey Djailolo sin conseguir someterlo. El 18 de febrero de 1546 Távora con sus soldados, sus barcos y con el barco español San Juan emprendió el viaje de Ternate a Amboino. Sin embargo 37 soldados de Villalobos se quedaron en la isla retenidos, otros 12 languidecieron en el norte como cautivos, de modo que sólo siguieron a Villalobos 130 soldados españoles hacia Amboino.
El día 1 de enero del año 1546 Xavier fue a Malaca y a mediados de febrero vino a Amboino. Visitó a los cristianos y el día 9 de marzo como ya hemos dicho visitó una escuadra portuguesa de ocho naves. La escuadra era la de Fernando de Sousa de Tovora enviada por M.A. de Sousa, que se dedicó a reprimir a los españoles de Rodrigo López de Villalobos. Con seis naves y 150 soldados llegó a Ternate el 18 de octubre. El día 4 de noviembre se firmó un pacto en el que los españoles se entregaron a los portugueses con la condición de ser llevados a Europa. El día 18 de febrero Sousa de Tavora salió de Ternate. La escuadra constaba de 8 naves de las que 7 eran de los portugueses. Llegaron al fuerte de Ternate la nave de García de Sá y la nave de los españoles S. Juan.
En la cartas de Xavier enviadas a los compañeros de Europa y al rey de Portugal desde Amboino el 10 de mayo de 1546 y siguientes les decía:
“Determiné de partir para otra fortaleza del Rey llamada Maluco, y es la última de todas. Acerca de esta fortaleza , 60 leguas della, ay dos islas; la es de 30 leguas en redondeo, mucho poblada, la qual se llama Ambueno. ...Después de aver visitado todos estos lugares, llegaron a esta isla ocho navios de portugueses. Fueron tantas las ocupaciones que tuve en tres meses que aquí estuvieron... Hize con la ayuda de Dios muchas amistades entre soldados, que jamas biven en paz en esta isla de Ambueno. Ellos se partieron para la India en mayo.
En carta de la misma fecha escrita en portugués decía Xavier que se encontró con la escuadra de Fernando de Sousa y con los castellanos que vinieron desde Nueva España a Maluco y que formaban ocho navíos y a los que atendió espiritualmente con confesiones continuas, con sermones en los domingos y haciendo las paces, visitando a los enfermos, confesándolos y ayudándolos a bien morir que no le daba tiempo para atender a todos.
En otra carta al Rey de Portugal del 16 de mayo le decía en portugués:
“Con Fernando de Sousa, capitán de una armada que vino de la India a Malluco en socorro de la fortaleza, por causa de los castellanos que vinieron de Nueva España vinieron tres capitanes leales y fieles vasallos de Vuestra Alteza...sirvieron mucho a Vuestra Alteza en ayudar a librar a los presos, que estaban en la fortaleza de Vuestra Alteza en Maluco, gastando de lo suyo y de lo de sus amigos en dar de comer a los pobres y dando agua a los castellanos que habían venido de Nueva España, proveyéndoles de vestidos y de comida, tratándolos más como a prójimos que como a enemigos”.
Poco después de su vuelta a Amboino dejó Xavier en Hatiwi a su compañero Joâo d´Eiró y atravesando la bahía se dirigió al campamento de los portugueses y españoles en Susaniwi. Comenzó su trabajo pastoral junto con los agustinos y los dos sacerdotes seculares. Se propagó una enfermedad parecida al escorbuto. Murieron 13 españoles. Allí murió Ruy López de Villalobos el viernes anterior al domingo de Ramos. Fray Jerónimo, su confesor, describió su muerte en carta al Virrey de Nueva España D. Antonio de Mendoza.
Xavier visitó a los enfermos y porque la pobreza era grande en el campamento encontró un amigo llamado Francisco Palha, antiguo factor de Ternate dispuesto a ayudar a los enfermos. El comerciante que había venido con Xavier de Malaca a Amboino, Joâo de Araújo trasladó su domicilio a Nusaniwi y le proporcionó a Xavier medicinas y alimentos. Pero pronto se volvió tacaño y Xavier le pronosticó su próxima muerte en Amboino.
La Pascua de ese año cayó el 25 de abril de 1546 y para ese momento casi todos los soldados estaban preparados para la confesión y comunión pascual y Xavier y los demás sacerdotes prosiguieron su actividad durante tres semanas más, hasta que las naves levaran anclas.
Xavier tomó gran confianza con los dos sacerdotes seculares Juan Delgado y sobre todo con Cosme de Torres que luego más tarde sólo en el seguimiento de Xavier encontraría la paz del corazón.
Se acercó el tiempo en que Fernâo de Sousa de Távora con sus soldados y los de Villalobos debía partir para Malaca desde Amboino. Xavier en sus cartas afirmaba que tras la partida de las naves en mayo, quería dirigirse con su compañero Joâo d´Eiro a Maluco, última fortaleza de los portugueses en el Oriente, ya que a 60 leguas de distancia de Maluco estaba la isla o tierra de El Moro que deseaba envangelizar.
El día 17 de mayo levaba anclas la flota. También Cosme de Torres se despidió de él. Habría preferido quedarse con Javier pero finalmente decidió presentarse primero al obispo de Goa, antes de adoptar una decisión definitiva y no reveló al Padre su secreto en el momento de la despedida.
Torres partió a la India con la flota de Fernâo de Sousa de Távora. Las naves con los 117 españoles supervivientes de la expedición de Ruy López de Villalobos, llegaron a Malaca a mediados de julio. Tuvieron que esperar cinco meses para proseguir viaje. Los españoles se vieron obligados a vender las armas que aún les quedaban, ya que Távora sólo les podía pagar a cinco ducados por cabeza.
Del contacto con estos soldados Xavier fue informado de la geografía del entorno de la isla Célebes con un perímetro de 300 leguas, del archipiélago de Sangir con sus dos volcanes activos, de la gran isla de Mindanao a cuyo puerto llegaban naves mercantes de muchos países y que era visitada anualmente por los juncos de China, del archipiélago situado más allá de Mindanao, de otras ocho islas grandes donde los agustinos habían sido acogidos en Abuyo y Tendaya y en donde se comerciaba con los chinos. Igualmente tuvo información de que a diez días de viaje al norte de Amuco sobre la isla volcánica situada a 500 leguas al norte de Tendaya en el grado 25 de latitud había otra isla deshabitada que ya había visitado Torre en 1543 en el grado 30 de latitud cuando buscaba el tornaviaje. Del mismo modo tuvo noticias de la gran isla de Nueva Guinea y en la que estuvieron Fray Jerónimo y Ortiz de Retes en 1545 cuando buscaban el tornaviaje por el sur, y, sobre todo, le interesó a Xavier la descripción de los habitantes de la isla del Moro.
En efecto, al este de las cinco islas de las Especias (Ternate, Tidore, Motir, Makian y Batjan) estaba la extensa isla de Batachina o Djaiolo como la llamaban los españoles, cuya posesión se repartían tres reyes mahometanos de Ternate, Tidore y Djailolo. A esta isla había llegado la flota de Loaysa en 1527. El nordeste de Batachina era el territorio del Moro que había sido hacía veinte años cristianizado y luego había apostatado. A este país de las islas del Moro quiso ir Xavier a evangelizar partiendo desde Ternate, la posición más avanzada de los portugueses en el Oriente insular y en donde quiso Xavier fundar una residencia de jesuitas. De Amboino pasó Xavier a Ternate que estaba a 90 leguas.
Por su parte Fernando de Sousa de Tavora desde que llegó en 1534 a la India se dedicó a hacer expediciones y consiguió varias victorias. El año 1545 fue enviado a Maluco contra los hispanos a los que vencidos condujo por Amboino a Malaca y a la India.
En enero de 1547 llegaron a Cochin García de Escalante Alvarado, oficial español con sus paisanos y Fray Jerónimo de Sanstisteban. Encontraron todavía en el puerto las naos de Portugal. Mas el gobernador, que era quien tenía que decidir sobre retorno a casa de los españoles, se encontraba en el lejano Diu. Los vientos habían rolado hacia las islas Maldivas y desviaron de su ruta a Torres y a Távora, capitán mayor de la flota.
Por esta razón cuando entraban en Cochin, acababan de zarpar las naos de la pimienta. Como consecuencia de todo ello, la gente de Villalobos, hubo de esperar otro año más, hasta que zarpara la siguiente flota a Portugal.
Cosme de Torres con su gente quedó retenido más de seis meses en Cochín. En cuanto pasó la época de las lluvias, Torres realizó un plan pensado ya en Amboino, el de ponerse a disposición del obispo de Goa. Fray Juan de Alburquerque recibió a su visitante con gran cordialidad, e hizo cuando pudo por ganarse a un hombre de fuerza tan emprendedora para su obispado. Torres era no solamente un sacerdote fervoroso; era también buen latinista, había estudiado derecho canónico y era versado en teología moral. Por ello Fray Juan hizo muchos ofrecimientos a su paisano español. En el plazo de dos días le consiguió una parroquia. Torres la tuvo a su cargo durante cuatro o cinco meses. Sin embargo, tampoco aquí encontró el sosiego que su corazón intranquilo buscaba. Una imagen se le había marcado en su alma de forma imborrable y la tenía ante sus ojos día y noche: el Padre Maestro Francisco, a quien había conocido en Amboino y nunca más pudo olvidar.
Al cabo de pocos días decidió hacer los Ejercicios Espirituales.Ya Torres se había decidido a servir a Dios en la Compañía de Jesús hasta su muerte. En momento tan decisivo llegó el Padre Maestro Francisco contra toda previsión y admitió en la Compañía de Jesús a su antiguo hijo de confesión como el hermano más querido.
Estando en Goa Cosme de torres escribió a Ignacio de Loyola y a los hermanos de Europa el 25 de enero de 1549 donde narra su historia con estas palabras:
“E forçados de nescesidade, contra vontade de todos, nos (los españoles de la flota de Ruy López de Villalobos) partimos e viemos ter a Maluco, honde estivemos com abundancia e necesidades perto duos annos (primavera de 1544 hasta noviembre de 1545 estuvieron en Samafo en la costa del Moro, cerca de Jaiolo y en Tidore). Honde finalmente por parecer dos Padres que ahí estavamos (cuatro padres agustinos y tres sacerdotes seculares) y de algunos hidalgos nos concertamos como o capitâo dos portugueses (Fernâo de Sousa de Távora) perdendo a esperança de poder tornar a Nova Espanha, que nos trouxese pera esta parte da India.
Da qual terra partindo viemos por huma ilha de Ambueno, na qual topei o Padre Mestre Francisco. E na primeira vista empremio tanto em mim que loguo desejei seguir suas pisadas, e o fizera loguo senâo pera me apresemtar ao Bispo da India (Fray Juan de Alburquerque, O.F.M.) E com esta temçâo me parti delle sem diso lhe dar comta, e nos viemos por humas ilhas que se chamâo Java (Partieron de Ambon el 17 de mayo de 1546 y llegaron a la isla de Java). Os moradores sào mouros e gentios, jente muito cruel. E dali partimos e viemos ter a Malaqua, outra fortaleza d´El-Rey, das mais riquas que h´na India”.
Deste collegio de Santa Fee da cydade de Goa a 25 de Janeiro de 1549 annos. Servus inutilis, Cosmas.
(Documenta Malucensia, I, 18)
Sigue afirmando Schurhammer (III, 25) que la pequeña flota partió durante la primera semana de septiembre. Contaba aproximadamente con 200 hombres de tripulación y con nueve naves mayores bajo el mando de los capitanes D. Francisco de Eça, Diogo Soares de Mello y Manuel de Mello con sus galeotes, Diogo Pereira, Alfonso Gentil, Gomes Barreto, Joâo Soares, Belchior de Sequeiro y Manuel de Eça. La flota contaba además con algunas naves más pequeñas.
Entre los soldados se encontraban algunos casados de Malaca. También se les unieron soldados españoles de la flota de Ruy López de Villalobos. Entre ellos estaba un pobre soldado que Javier había llevado consigo de Amboino y a quien había movido a participar en la expedición contra los achines, diciéndole que en caso de morir sería una gracia de Dios, ya que El le había liberado de sus pecados y se encontraba actualmente en estado de gracia. Maestro Francisco en fogosa arenga animó a los soldados que partían para la guerra santa contra los enemigos de la fe cristiana y les anunció la victoria.
Sin embargo, según el mismo Schurhammer (III, 99) cuando llegaron las naves de Fernando de Sousa de Tavora, el resto de las naves de la flota anual de la pimienta había levado anclas.
Más tarde la Burgaleza en la que el valiente defensor de Diu, D. Joâo Mascareñas, regresaba a la patria, partió el 22 de diciembre de 1547, la Sâo Felipe con los españoles de la flota de Villalobos entre ellos los cuatro padres Agustinos, el 7 de enero de 1547.
Igualmente Francés de Xabier siguió en contacto con los españoles de la expedición de Villalobos. En efecto pero mucho más tarde Alonso Ramírez se acercó a Javier en Goa pidiéndole ayuda. Pertenecía a la flota de Villalobos y por algún motivo no se pudo embarcar con sus paisanos que a costa del gobierno portugués fueron llevados de Cochín a Portugal. Ahora le faltaba el dinero para el pasaje. García de Éscalante Alvarado uno de los oficiales de la flota añade en su informe sobre la expedición del 1 de agosto de 1548, destinado al virrey de Méjico una lista de castellanos supervivientes. Entre ellos se encuentra al final también Alonso Ramiro (sic) que escribió desde China un informe en 1555. En la carta escrita por Xavier desde Goa a Diego Pereira le recomienda hacerle algún préstamo a Alonso Ramírez “para que pueda irse a su tierra pues tiene padre y madre y desea mucho irlos a ver y fáltale lo necesario para poderse embarcar y hacer su matalotaje”.
Japón queda cerrado a los españoles y a la evangelización de dominicos y franciscanos.
Cosme de Torres un español nacionalizado portugués primer superior de la misión estable jesuita en Japón:
Cosme de Torres nació en Valencia hacia 1510, aprendió latín en Mallorca, Valencia y Valdecona y se ordenó de sacerdote en 1534. Luego el 12 de marzo de 1538 partió para México desde Sevilla con su hermano Miguel y cuatro años más tarde el 1 de noviembre de 1542 salió del puerto de Navidad como capellán de la armada de Ruy López de Villalobos.
Como hemos visto los españoles llegaron a Maluku donde fueron apresados por los portugueses. El 10 de marzo de 1546 se encontró con Francisco Javier en Amboino (Molucas) y dos años más tarde en 1548 tras hacer los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola en el Colegio de San Paulo entró en la Compañía de Jesús en Goa. En ese mismo año preparó para el bautismo al japonés (Anjirô) Paulo de San Fe y a dos compañeros suyos.
El 15 de abril de 1549 partió para Japón con Francisco Javier, con Juan Fernández y tres compañeros japoneses. Desembarcó en Kagoshima el 15 de agosto de ese año 1549. Pasado un año fue a Hirado en agosto de 1550. En septiembre de 1551 fue a Yamaguchi para sustituir a Francisco Javier y permaneció allí hasta 1556.
Expulsado de allí durante la revuelta que derribó a Ouchi Yoshinaga se refugió durante los años 1556 a 1562 y con salud muy quebrantada en Funai (Ôita) desde donde dirigió la iglesia japonesa y recibió en la Compañía al primer miembro japonés Ryôsai Lorenzo y a Luis de Almeida.
Luego fue superior de la misión jesuítica en Japón desde 1551 hasta 1570. Recibió la visita del provincial de la India Melchor Nunes Barreto que no consiguió adaptarse a la vida japonesa y tuvo que volverse a los pocos meses. Desde la India escribió cartas, dando algunos juicios peyorativos sobre el carácter y austeridad del P. Cosme que informes posteriores repitieron amplificándolos.
En 1562 el P. Torres fue a Yokoseura donde recibió del daimyô de Ômura, Sumitada, el libre uso del puerto y parte de la aldea. Aquí en junio de 1563 Ômura Sumitada recibió el bautismo de manos de Torres con el nombre de Don Bartolomé.
En noviembre de ese año cuando Yokoseura fue destruida en una revuelta Cosme de Torres pasó a Takase (Tamana, Kumamoto) y de allí a Kuchinotsu (Nagasaki). En estos años colaboró con el médico y futuro hermano Paulo Yôho, el fundador de la literatura cristiana japonesa.
A fines de 1567 comenzó la evangelización de la aldea Nagasaki. En enero de 1568 pasó a Shiki y luego a la ciudad de Ômura donde levantó una iglesia. Aquí permaneció hasta 1570 y en este tiempo planeó con Ômura la fundación del puerto y ciudad de Nagasaki.
En abril de 1570 entregó el superiorato de los jesuitas a Francisco Cabral. Había hecho los últimos votos el 15 de agosto de 1563 en Yokoseura (Nagasaki). Murió en Shiki (Kumamoto) en Japón el 2 de octubre de 1570. A la muertre de Cosme de Torres la Iglesia de Japón contaba con treinta mil cristianos. Los informes de Alessandro Valignano fueron muy positivos.
En la historiografía quedan once cartas de Torres de las cuales las dos primeras son autobiográficas. Repasemos algunos datos de este primer superior estable de la misión jesuita en Japón.
En la vida de Francisco Xabier se afirma:
“E se fue para Goa a donde llegó a los 20 de Março del año 48; y entre otros que halló en aquel colegio fue uno el P. Cosme de Torres, con el qual se avia visto en Amboyno, como diximos, el qual llegado a Goa y movido por ver la manera de vivir de los padres, estava en aquel colegio, recogido, haziendo los exercicios para determinarse en qué modo de vida tomaría: y como él mesmo escrivió en una carta a los Padres de Portugal, fue para él la venida del P. Maestro Francisco obra divina; porque estando ya en el fin de los exercicios, se hallava muy perplexo y combatido de varias tentaciones que lo perturbavan; mas con la buena venida del P. Maestro Francisco fue liure de todas ellas, y tan consolado y esforzado, que se determinó del todo a entrar en la Compañía y fue rescibido por el Padre en ella con mucha alegria de ambos” (Monumenta Xaveriana, Libro I, pag.84).
En la carta que escribió desde Malaca el 4 de diciembre de 1548 el P. Francisco Pérez, S.I. a los compañeros de Coimbra les decía:
“Y después se tornó a embarcar para Cochín y dahí se embarcó para Goa, donde a la çazón estavamos el Padre Nicolao Lanciloto, micer Paulo y otro Padre que estava en los Exercicios, castellano, que se llama Cosmo de Torres, del reino de Valencia, hombre buen latino y que a oido cánones y estudioso y visto en cosas de conciencia, el qual salió bien mortificado”.
(Documenta Indica, I, 55)
En una carta del P. Nicolás Lancillottus a Ignacio de Loyola fechada en Cochin el 26 de diciembre de 1548 le dice en italiano que con el maestro Francisco irá a Japón Cosmo de Torres sacerdote valenciano, buen hombre y de mediocres letras, al que se le ha recibido en India, junto con dos buenos jóvenes laicos, Domingo Carvaglo y Roque de Olivero y tres hombres de Japón que están en el colegio estudiando las cosas de nuestra ley. Son buenos hombres.
En la carta de Francisco Javier a Ignacio de Loyola escrita en Cochin el 12 de enero de 1549 le decía:
“Llevo conmigo un Padre de missa, valenciano, llamado por nombre Cosme de Torres, que acá entró en la Compañía, el qual os escribe mui largo y también los tres mancebos de Japón. Partiremos con la ajuda de Dios, este mes de Abril del año 1549”. (Monumenta Xaveruiana, Epist. 71).
Algunos días más tarde el mismo Francisco Javier escribía desde Cochin el 20 de enero de 1549 al P. Simón Rodriguez en Portugal y le decía:
“Determino este Abril que viene del anno de 1549 de ir a Japón con un Padre, por nombre Cosme de Torres, el qual os escribe muy largamente” (Monumenta Xaveriana, Epist. 73).
Por estas fechas desde Goa el 25 de enero de 1549 escribía en portugués el mismo Padre Cosmas de Torres al P. Ignacio de Loyola, al P. Simón Rodriguez y a los restantres hermanos de Europa contándoles su vida y cuyo resumen es el siguiente.
Tras una introducción de afecto por haber entrado en la Compañía de Jesús les dice que el año 1538 partió de Sevilla como en efecto consta en el libro de viajeros a Indias del día 12 de marzo de 1538 donde se dice que “Cosme de Torres y Miguel de Torres, hijos de Juan de Torres y de Catalina de Torres, vecinos de Barcelona” salieron de Sevilla. Llegaron a las Islas Canarias y a Santo Domingo (Haití), visitó otras muchas tierras e islas hasta llegar a Nueva España en donde permaneció por cuatro años donde abundan los padres jesuitas así como los padres dominicos y franciscanos y otros clérigos.
De allí se partió el primero de noviembre de 1542 para las islas de Poniente con seis navios con la expedición de Rui López de Villalobos y navegaron unos cincuenta y cinco días sin encontrar tierra hasta llegar a unas islas bajas y pequeñas que se apellidaron Islas del Coral, habitadas por gentes que no tienen cosa alguna de comer porque sólo comen peces y hojas de árboles. Y en estas islas estuvieron ocho días. De allí partimos y después de diez días nos encontramos una isla muy hermosa y de grandes palmares (denominada Los Jardines). Y a los diez o doce días llegamos a una isla mucho más grande la cual se llama Vendenao (Mindanao) y en la que estuvimos cuarenta días sin hablar con la gente de la tierra. Todo el año llueve en ella y es de doscientas leguas. Se hizo con ellos la paz como se acostumbra sacando sangre de los pechos y brazos y bebiéndosela en señala de amistad, pero al tirar algunos tiros por los nuestros se espantaron y ya no les vimos más. Y acabado este tiempo nos partimos e intentamos ir hacia el norte pero no pudimos por lo que nos vimos forzados de navegar hacia el sur y así llegamos a una isla pequeña (Sarangani) en la cual había mucha provisión de arroz y carne.
Y forzados de necesidad contra la voluntad de todos nos partimos y llegamos a Maluco (Tidore) en donde estuvimos con abundancia y con necesidades cerca de dos años (desde abril de 1544 hasta noviembre de 1545). En donde por parecer de los padres que allí estabamos y de algunos hidalgos nos concertamos con el capitan de los portugueses (Fernando de Sousa de Távora) habiendo perdido la esperanza de poder volver a Nueva España el que nos trajesen por estas partes de la India.
Habiendo partido de aquella tierra llegamos a una isla de Ambueno (Amboina o Ambon) en donde me encontré con el P. Maestro Francisco. Y desde primera vista me impresionó tanto que luego deseé seguir sus pisadas pero primero quise presentarme al obispo de la India (Juan de Alburquerque, OFM). Y llegué a unas islas llamadas Java donde sus moradores son muy crueles. Y de allí partimos y llegamos a Malaqua que es una fortaleza del Rey de las más ricas que existe en la India esperando el monzón y el tiempo para partir.
Y navegando por muchas islas por suerte de los vientos contrarios llegamos a una de Maldiva. De aquí llegamos a Cochin y partiendo de allí llegamos a la ciudad de Goa donde le ofrecí mi obediencia al obispo que se me ofreció mucho y me encargó de una vicaría en donde trabajé por espacio de cuatro o cinco meses sin encontrar descanso para mi espíritu.
Y viéndome tan atribulado de pensamientos y deseos me vine a este colegio de Santa Fe a hablar con el Padre Nicolao (Nicolaus Lancillottus) que era el rector preguntándole por la forma de entrar en esta Compañía. Me determiné a hacer los ejercicios en los cuales recobré la quietud y el reposo. Tras los ejecicios tuve grandes tentaciones hasta la llegada del P. Maestro Francisco el 20 de marzo de 1548. Y dandome cuenta el P. Maestro Francisco de una tierra por nombre Japan (Lancillotus enviaba por este tiempo relaciones de Japón a Europa) me dijo que deseaba llevarme consigo cuando volviese de Comorín y acepté con gusto. (Documenta Indica, I, 1540-1549), 70).
El P. Baltasar Gago escribiendo desde Goa en octubre de 1549 a los hermanos de Coimbra les decía
“Del Padre maestro Francisco nos logramos poco en este collegio, porque no es en él descansar, posto que tuviesee grandes deseos de nos consolar. Hizo con la aiuda de Jesú su viagen a Japón donde ya estará. El qual partió daquy en la semana de ramos deste anno de 1549 y avía de ser en Japón en Agosto del dicho anno, más del no podemos aver recado menos de un anno”. (Efectivamente llegó a Japón el 15 de agosto de 1549).
Desde Malaca escribía en portugués Francisco Javier a los jesuitas de Goa el 20 de junio de 1549 y les dice que partieron de Cochin el 25 de abril y en el camino hacia Malaca gastaron cuarenta y tantos días y adonde llegamos todos bien así yo como el P. Cosme de Torres y los demás. Llegaron a Malaca el último día de mayo. Afirma que dijo la misa cantada el día de la Santísima Trinidad con mucha solemnidad y fueron sus padrinos el P. Vicario y el Padre Francisco Perez, mientras que el diácono fue el P. Cosme de Torres. Igualmente en esa misma ocasión escribió las mismas noticias en latín Francisco Javier al rey Juan III desde Malaca el 20 de junio de 1549. Y dos días después repite las mismas noticias en su carta a los compañeros de Roma. (Monumenta Xaveriana, Epist. 78-81).
La vida de Francisco Javier dice en el capítulo 20 de su llegada al Japón:
“llegado el P. Maestro Francisco, como diximos, a Japón, en un puerto del reyno de Saxuma, que está en la ciudad de Cangoxima, que es la principal de aquel reyno (de donde era Paulo de Sancta Fee, que yva con el Padre) començo luego con los compañeiros a procurar informarse con mucho estudio de las qualidades y costumbres de la tierra, y aprender alguna cosa de la lengua, procurando por medio de Paulo reducir en Japón alguna cosa de la doctrina xpiana”.
(Monumenta Xaveriana, I, pag.119).
“Detuvose hay el Padre un año entero, haziendo lo que podía para manifestar la ley de Dios...Y porque ya el H. Juan Fernández avia aprendido en aquel año mucho de la lengua, tanto que ya començaba a hablar en ella, con él y con el libro, que en Sassuma compusieron, començaron a mover aquella gente de manera, que en pocos dias se hicieron cerca de cient xpianos.
Mas porque el P. Maestro Francisco tenia determinado desde el principio de yr al Meaco, para hablar al que le decian ser rey de todo el Japón, paresciéndose que si en el Meaco se platava la ley de Dios, facilmente se extendería después por todos los demás lugares, dexando al P. Cosme de Torres con los portugueses de Firando, para que llevasse adelante la conversion y enseñança de aquellos xpianos, determinó de yr él con el H. Juan Fernández al Miaco a pie”. .. y dexando con ellos al P.Cosme de Torres fuimos el H. Juan Fernández y yo a una ciudad de mas de diez mil vezinos, llamada Amanguchi, donde determinamos de predicar por muchos días por las calles dos vezes cada día, leyendo por el libro que llevábamos”.
(Monumenta Xaveriana, I, pag. 125).
Desde Cangoxima escribía Francisco Javier el 5 de noviembvre de 1549 al P. Antonio Gomes en Goa:
“El P. Cosme de Torres, vuestro amigo, os escribe, el qual con sus piedades muchas cosas os desea que nos cumplen: todo se hará a su tiempo: para mayores cosas os guardo de lo que vos ni el Padre con vos deseais: no será mucho que antes de tres años os escriba para que vengais a residir en algunas destas universidades, donde por ventura bivireis más consolado, y hareis mas fruto de lo que en la India hazéis, más consolado que pensais” (Monumenta Xaveriana, Epist. 94).
Desde Cangoxima escribía Francisco Javier a sus compañeros de Goa el 20 de novimebre de 1550 y les decía:
“El año pasado os screví, charisimos hermanos, de nuestra llegada a estas tierras de Japón, las quales abvrá 8 o 9 años que fueron descubiertas de los portugueses...Estamos en Cagoxima, tierra de Pablo de Sancta Fe, adonde llegamos un año há... Quedó el P. Cosme de Torres aquí con ellos: Juan Fernandez y yo fuimos a una tierra de un grande Señor, la qual se llama Amanguche: es una cibdad de más de 1000 vezinos; las casas son de madera: ay en ella muchos cavalleros...”
(Monumenta Xaveriana, Epist. 96).
En esta misma vida de Francisco Javier en el capítulo 21 se recoge una carta del P. Cosme de Torres escrita en 1551 a los Hermanos de la India:
“Partiose el P. Maestro Francisco con el H. Juan Fernández de Firando (donde me dexó a mí para tener cuenta con los xprianos que allí avía) al fin de Octubre, quando comiençan los grandes fríos y nieves desta tierra; mas ni esto, ni el temor de la gente no conscida, ni los muchos peligros y trabajos que avia de pasar por mar y por tierra, ni los ladrones que se encuentran en muchas partes, pudieron tanto con el P. Maestro Francisco, que le estorvasen el tomar este camino, el qual por espacio de quatro meses que gastaron, discurriendo por muchas partes de la tierra, padescieron tantos trabajos, que mal se pueden entender” (Monumenta Xaveriana, I, 128).
En la carta de Francisco Javier escrita desde Singapur a los jesuitas de Malaca en diciembre de 1551 se afirma que
“En una ciudad muy principal de Japán queda Cosme de Torres y Juan Fernández, con los que hizieron christianos y hazen cada día”. (Monumenta Xaveriana, Epist. 98).
Más adelante en el capítulo 23 de la Vida de Francisco Javier se dice:
“Por lo qual muchas vezes dezían los japones al P. Maestro Francisco, que, aunque sus razones los convencían, quedavan siempre con duda y recelo por no ver recebida en la China esta ley que él predicava; que si era verdadera, no era posible no la saber los letrados de la China; y assi demás del fructo, que en la mesma tierra haría, juzgava el Padre que, recibiendose nuestra ley en la China, ganaría mucho crédito y concepto con los japones...
Y assi dexando en Amanguchi al P. Cosme de Torres, que avía antes hecho venir de Firardo, y al H. Juan Fernandez, los quales ya sabín razonablemente la lengua, se fue él para Gungo, encomendando la xpriandad de Japon al Padre, que dexava por superior de todos los que él embiase”.
(Monumenta Xaveriana, I, 140).
En la carta de Francisco Javier del 29 de enero de 1552 dice:
“Parésceme que ha de yr en grande crescyniento lo de Amanguchy, porque ay muchos chrystyanos, y entre ellos muchas buenas personas y otras que cada dya se hazen. Vivo con mucha esperança que Dyos nuestro Señor a de guardar al Padre Cosme de Torres y Johán Fernández que no los maten, porque los mayores pelygros ya son pasados y tanbyén porque ay muchos chrystyanos y personas pryncypales entre ellos, que tyenen grande cuydado de guardarlos de dya y de noche. Johán Fernández es lego y sabe muy bien hablar japón: habla todo aquello que el Padre Cosme de Torres le dize”
(Monumenta Xaveriana, Epist. 99).
En otra carta javeriana de la misma fecha del 29 de enero de 1552 le decía en portugués que estando en ese lugar de Amaguche el P. Cosme de Torres, Juan Fernández y yo un señor muy importante, que es del duque de Bungo, me escribió pidiendome que llegase donde él estaba porque había llegado una nave portuguesa a su puerto y le interesaba hablar conmigo de ciertas cosas.
Yo por ver si se quería hacerse cristiano y por ver a los portugueses llegué a Bungo, quedándose en Amanguche el P. Cosme de Torres y Juan Fernandez con los cristianos que ya eran hechos...Este Duque de Bungo prometió a los portugueses y a mi que haría cómo su hermano el duque de Amanguche que hizo mucho agasajo al P. Cosme de Torres y a Juan Fernández y los favoreció y esto mismo nos prometió su hermano que haría cuando llegase a Amanguche...
En la carta de Francisco Javier desde Cochín del 5 de febrero de 1552 a Gaspar Barzeo en Goa le dice que ha dejado a Cosme de Torres en Japón como único sacerdote.
Pocos meses después en la carta del mismo Javier fechada en Goa el 7 de abril de 1552 y dirigida al P. Simón Rodriguez le dice en portugués que a Japón van este año dos hermanos para establecerse en la ciudad de Amanguchi con el P. Cosme de Torres con el fin de que aprendan la lengua japonesa.
Y dos días después escribiendo a Ignacio de Loyola desde Goa el 9 de abril de 1552 en latín le decía que el mes de febrero anterior le había escrito una carta de su vuelta de Japón a la India, de los muchos convertidos a Cristo, de las cualidades de Cosme de Torres y de Juan Fernández al cuidar de los muchos cristianos que se han hecho y se hacen en Amanguchi. Y de nuevo repetía las mismas ideas escribiendo desde Goa el 14 de abril de 1552 al rey Juan III de Portugal.
En la carta que Francisco Javier escribía desde Cochin el 24 de abril de 1552 al P. Gaspar Barceo le decía que si del reino de Portugal vinieren algunos Padres, se acordara de trabajar mucho para que el año próximo algún Padre fuera a Japón a hacer compañía al P. Cosme de Torres que está solo. En la carta del 21 de julio al mismo le repetía las mismas ideas y peticiones.
En la carta javeriana al P. Gaspar Barceo fechada en Sancian el 25 de octubre de 1552 le decía en portugués que a Japón van Baltasar Gago, Duarte y Pedro de Alcaçeva y fueron en buena embarcación y espero en Dios nuestro Señor que les llevará salvos a Manguche donde está el P. Cosme de Torres y Juan Fernández.
Podemos, pues concluir que al morir Francisco Javier había dejado asentada la misión del Japón bajo la autoridad del P. Cosme de Torres.
En la carta del Padre Nuñez Barreto, viceprovincial de la India a Ignacio de Loyola en mayo de 1554 le describe la llegada del cuerpo de Francisco Javier y la venida del enviado del P. Cosme que era Manoel de Távora, así como la situación del rey de Amanguche donde estaba el P. Cosme de Torres con el hermano Duarte da Silva.
En 1554 Cosme de Torres pasó a la ciudad de Yamaguchi que es como la cabeza del reino y en donde se situaba la corte del rey y en cuya ciudad tenía la Compañía de Jesús desde 1551 por donación real una gran posessión territorial como consta por la carta que escribió el mismo P. Torres el 25 de octubre de 1551.
En otra carta siguiente del mismo viceprovincial escrita en Malaca el 3 de diciembre de 1554 dice:
“En esta conjuntion vino hun Hermano (Pedro de Alcaçova) inbiado por los Padres de la Compañía que andan en Jipan (sic), com cartas largas e informationes muy particulares del gran fructo y conversion de ánimas, que en aquella gran isla de seiscientas legoas se haze con suelos dos Padres y dos Hermanos que están”(Los Padres eran Cosme de Torres y Baltasar Gago mientras que los hermanos eran Juan Fernandez y Eduardo da Silva)”.
Más tarde en 1555 por carta de Lancellotto a Ignacio de Loyola sabemos que en Japón estaban cuatro padres y ocho hermanos bajo el mandato del Padre Cosme de Torres.
Al final de ese año 1555 escribía en portugués desde Goa el 6 de diciembre el P. Antonio de Quadros al provincial de Portugal Jacobo Mirón sobre nuestro biografiado y le decía:
“El P. Cosme de Torres que allí dejó el Padre Maestro Francisco, siendo hombre muy grueso cuando determinó seguir al santo Padre, esta ahora en Japón tan flaco y deshecho de trabajos que ya no le conocen los que antes le vieron. Además de esto tuvo muchos peligros de muerte especialemente uno en el cual parece que Nuestro Señor milagrosamente les libró de esta empresa y manera de trabajos”.
(Documenta Indica III, 64).
El 21 de enero de 1555 y desde Cochin escribía Francisco Pérez a Ignacio de Loyola en donde se recuerda de Francisco Javier que
“el año de 48 vino de Maluco y Malaqua, que son cerca de mil legoas de Goa. Después de aver dado ordem a las cosas de la India y del Cabo del Comorín, mandó con hun compañero (Roque de Oliveira) y a mi para Malaqua. Dahí a hun año, por Mayo, fue la via de Japán con un Padre de missa, por nombre Cosme de Torres, y un Hermano (el cordobés Juan Fernández (1523-1567) y con dos japanes (Paul Anjiro o Paolo de Santa Fe y Joâo) mandando a Maluco al Padre Alonsço de Castro con otros compañeros. Y ansí fue su viage, llegando a Japán, y passando por los puertos de la China, fue ymformado por cartas de unos cativos portugueses, que estavan en la China, como se fuese una embaxada de la parte del Rei de Portugal a Cantón, que avria pazes entre los nuestros y los chines, por donde avria camino y entrada grande para na China se manifestar la lei de nuestro Señor Jesú Christo, por los chines ser regidos por leies y ser amigos de saber, y otras cosas particulares, por las quales parece ser que tomarán más ayna nuestra fee, permaneciendo en ella que estotra gente de la India”.
(Monumenta Sinica, doc.42).
En la larga carta del padre maestro Melchor Nunes Barreto a los padres y hermanos de la Compañía de Europa escrita en Cochin el 10 de enero de 1558 describe su visita a la misión del Japón y en concreto se dedica a describir la vida del P. Cosme de Torres de forma pormenorizada y dice traducido del portugués:
“Tornandonos combatidos de pensamientos a Bungo, con mucho trabajo por ir entre bajos y con viento en contra y llegando a Bungo hallamos, loado sea el Señor, a todos los Padres y Hermanos vivos, es a saber, el P. Cosme de Torres y el P. Balthasar Gago y los hermanos Joâo Fernandez, Duarte da Silva y Luis de Almeida.
No podía parar de llorar el buen viejo Cosme de Torres viendonos y hablando con nosotros, el cual es un varón perfecto en toda virtud y mortificación de sí mismo, el cual fue con el P. Maestro Francisco al Japón y cuando tornó a la India dejó al Padre en Manguchi y en todos aquellos ocho años estuvo en Manguchi, y en todo este tiempo que allí estuvo no comía carne de ningún género, porque los japones tienen por grande pecado. Como allí principalmetne ande la gente más culta como era la de Manguchi e por no dar escándalo, no comía; y también por amor a la penitencia no comía pan porque no hay en esa tierra, ni pescado fresco por estar en la selva, ni otra cosa sino arroz hecho al modo de los japones, el cual no se pude comer sino es en gran necesidad y pescado salado con hierbas”.
Tenía en aquella ciudad de Manguchi hecho mucho servicio a Dios nuestro Señor porque pasaban de mil cristianos...”
(Monumenta Sinica, 58, 20, 21 y 32).
El nuevo Padre General Lainez escribía en Roma a finales de agosto de 1558 unos estatutos para la provincia de Portugal y para la India. En este apartado y traducido del latín decía:
“En lo que atañe al Padre Cosme de Torres se encomendó al Padre Mechor Nuñez el que determinara según las constituciones en qué grado debía ser constitutido ya fuera entre los profesos de cuatro votos o de tres votos, o quizás entre los coadjutores espeirituales”.
Mucho tardó la decisión, casi tres años, porque el P. Torres hizo la profesión de cuatro votos el 15 de agosto de 1563 en la aldea japonesa Yokoseura en manos del P. Luis Fróis.
Desde Goa el 17 de noviembre de 1559 escribía el P. Francisco Rodríguez al Padre General Lainez y le decía en portugués: En Japón está el P. Cosme de Torres, que según nos llegan las informaciones, es hombre perfecto y de buenas prensa, pero que usa con mucho rigor con su personas y con los hermanos pero ya por cartas le he avisado cómo se debe comportar.
En el informe que envía desde Goa el 25 de noviembre de 1559 el maestro de novicios Francisco Cabral al P. General se dice en portugués que en Japón están tres padres, es decir, el P. Cosme de Torres como rector, de nación castellano, de edad de unos 50 años poco más o menos y con él once de la compañía. El P. Torres sabe latín, está firme en su vocación y muy asentado en virtud pero tiene una mala disposición de estómago.
En la carta fecha en Goa el 20 de noviembre de 1559 escrita por Melchor Carneiro al padre General Diego Lainez se afirma
“Vino de Japón Melchor Nuñez Barreto de la misma manera que fue sin tener causas para venir y vino diciendo palabras que desacreditaban mucho aquella cristiandad de la que Cosme de Torres escribió (Carta de Cosme de Torres desde Bungo del 8 de septiembre de 1557) que eran tan buenos cristianos como españoles. De este Padre acá se tiene mucha confianza y tiene nombre de muy perfecto varón”.
(Monumenta Sinica, 66.)
El 15 de enero de 1560 escribía el P. Nuñez Barrieto al P. Lainez y tras darle una descripción del Japón le decía del P. Torres que tenía unos 50 años, que fue compañero de nuestro bienaventurado Padre Maestro Francisco. Está muy bien dispuesto, por naturaleza pacientísimo en trabajos corporales, ni he visto hombre en esa parte que le exceda, muy enemigo de sí mismo, que estuvo siete años en Manguchi (Yamaguchi 1551-1556) donde el P. Maestro Francisco le eligió, sin comer carne, ni pescado fresco, ni pan, ni vino, ni aceite, ni derivado de leche, ni otro mantenimiento de sustancia, sino es arroz mal condimentado, hierbas y semillas, etc. está muy perseguido por los bonzos y ha estado muchas veces en peligro de muerte. Tiene unos dolores de estomago con los que está a veces muy atormentado. Ahora anda en muchos trabajos en Bungo donde se encuentra muy ejercitado en toda clase de mortificación, humildad, patiencia y abstinencia. Es meláncolico y parece que debía tener más respeto a la salud de los hermanos que tiene a su cargo, siendo aquella tierra de grandisimos frios, andaba siempre en casa, él con sus dolores de estómago y los hermanos descalzos siendo así que algunos eran de complexión muy flaca, porque los trata a ellos como así mismo. Me decía cuando se lo aconsejé que era necesario en aquella tierra para no desedificarles porque en verdad a cualquier portugués como vestir y dormir como los japones aunque sean honrados, supone hacer una penitencia muy áspera pues es tan grande la aspereza de la tierra.
En diciembre de 1562 escribió el General P. Lainez al Padre Cosme de Torres afirmando la necesidad de que era necesario que el P. Provincial Quadros visitara la misión de Japón. En diciembre de 1562 el P. Polanco escribía al mismo Torres de parte del P. General cuando ya había en Japón nueve jesuitas bajo el superiorato del P. Cosme de torres.
En la carta de Baltasar Gago a los jesuitas de Portugal fechada en Goa el 10 de diciembre de 1562 dice que en su viaje hacia Goa salieron de Japón siendo despedidos por el Padre Cosme de Torres y los hermanos lo mismo que por el rey (Otomo Yoshishige) y los cristianos que nos hicieron una cálida despedida que duró un mes. (Monumenta Sinica, 90).
Igualmente en la carta de Giovanni Battista de Monte a Juan de Polanco secretario de la Compañía de Jesús en Roma fechada en Macao el 29 de diciembre de 1562 dice traduciendo del italiano:
“Bien entiende las maravillas que hace Dios Nuestro Señor. Porque ya sabrá V.R. cómo los hermanos de Santo Domingo el año pasado insistieron mucho en llegar a Japón, pero no se les concedió el permiso. Y también algunos clérigos que también querían pasar. Creo que V.Reverencia sabrá el gran incoveniente que sería al menos al presente por las cartas que le escribe el P. Cosme de Torres. Porque a los japoneses les parecería extraño ver otro hábito que no fuera el nuestro. Sepa que yo creo que necesariamente no solamante de Santo Domingo, sino de San Francsco tendrán que llegar al Japón si las cosas van tan en aumento como hasta ahora (como creo que andará mediante el auxilio divino) porque parece que la Compañía no podra llegar a tanto. El Señor sea el que supla con su divino favor”. (Monumenta Sinica, nº 94).
Sin embargo en la carta del P. Quadros al P. General escrita en Cochin el 18 de enero de 1563 se afirmaba que en Japón estaban cuatro padres y ocho hermanos, de los cuales son cuatro españoles y cuatro japones. Y proseguía afirmando que “Hasta ahora no se mandan Padres a Japón porque el P. Torres no ha mandado pedir más por que creo que por las guerras no había disposición o porque según creo que aunque el Padre tenga mucha virtud es pusilánime y no tiene tan gran ánimo como requiere una empresa como Japón como dice el P. Baltasar Gago. (Documenta Indica, V, 111). En otra carta del mismo P. Quadros al P. General escrita en Malaca el 20 de noviembre de 1565 afirma “que como me escribe el P. Cosmo de Torres que humanamente se puede esperar poco fruto de Japon porque han propagado fama los bonzos porque los que reciben nuestra fe serán destruidos”.
Desde Goa el 29 de noviembre de 1566 escribía el P. Gomes Vaz al provincial de Portugal Leon Henriques en donde se notifica que partió el P. Pero Ramirez, rector que era de este colegio para el Japon, como rector de los Padres y Hermanos de aquellas partes y esto porque el P. Cosme de Torres queda como superintendente es ya viejo y no puede por su flaqueza acudir a los negocios que se suscitan. Pero como sabemos el P. Pedro Ramirez y el P. D. Alcaraz cuando iban hacia Japón se ahogaron con la nave.
En una carta escrita desde Roma al P.Pedro Ramirez en Japón el 27 de octubre de 1567 le dice:
“Con esto me encomiendo en las oraciones y sacrificios de V.R. y de los Padres de ese japón, especialmente del P. Vilela y Cosme de Torres y Luis Frois que, aunque no los conosco de vista corporal, la del spiritu alcança a entender que son conocidos y amados del Señor, pues tanto travajan por estender su sacto evangelio y conocimiento en esa gentilidad”.
(Documenta Indica, VII, 71).
En una carta escrita en Goa en 1569 del P. Andreas Pinto al P. Bonaventura se afirma que se había ido para el Japón el P. Alexandre llevando una carta del P. Bautista para Cosme de Torres.
En 1569 seguía el P. Torres como superior del Japón pero en la carta del P. Manuel Texeira al P. General Borja escrita el 10 de febrero de 1571 se afirma que en Japón ha muerto el buen Padre Cosmo de Torres y con su muerte y la falta de su experiencia, prudencia y virtud queda aquella tierra y cristiandad en alguna necesidad. Sus restos quedaron en Japón.
En el Memorandum que escribe Juan de Polanco, S.I. al Papa Pío V por abril de 1568 se afirma
“Primero que se haga congregation de Cardenales en Roma para ayuda de las cosas de la relligion en las Indias, scilicet, los protectores de los dos Reyes (Felipe II de España y Sebastián de Portugal) y algunos más que su Santidad mende (Se nombraron en la audiencia del 20 de mayo de 1568 a la que asistieron Borja, Polanco y Alvaro de Castro embajador de Portugal los cardenales Amulio, Sirleto, Carafa y Crivelli).
“El que tiene cargo sobre los otros de la Compañía en el Japón el P. Torres”.
“Per il Giapon et la China, doce già sono molti christiani, potrebbe servir il Patriarcha d´Ethiopia, mandato por V. Santità al detto Giapon. Et per non esser nelle Moluche né anche nel Giapon et China vescovo alcuno, tornaria commodo vi fossino li doi detti, pero poter chresimar et dar oridini, essendo il Vescovo de Malaca discosto 400 leghe o 500, et però non potendo far li offici episopali”.
(Documenta Malucensia, I, 157)
Cosme de Torres fue superior de la misión jesuítica en Japón desde 1552 hasta 1570, murió en la aldea de Shiki en la isla de Kamijina el 2 de octubre de 1570.
Juan Fernández, jesuita cordobés nacionalizado portugués y el primer conocedor de la lengua japonesa
Era un cordobés nacido hacia 1526 que entró en la Compañía de Jesús en Lisboa en 1547. En 1548 lo encontramos navegando desde Portugal con el P. Melchor Gonçalves hacia Goa en la nave San Pedro junto con Gaspar Garzeo y otro padre. Sabemos que el hermano Fernandez hizo de enfermero en la navegación. Además tenía el encargo junto con el padre Baltasar Gago de repartir la comida conforme a lo que el médico mandaba. También él mismo cayó enfermo. En octubre de 1549 según escribe desde Goa el P. Antonio Gomes rector del colegio de Goa, estaba nuestro Juan Fernandez junto con otros siete hermanos en las islas de Ambueno, en Maluco y Moro.
Según la carta del P. Baltasar Gago a sus compañeros de Coimbra fechada en Goa en octubre de 1549 el Padre maestro Francisco jaavier se había ido a Japón con el P. Cosme Torres pero se quedaron en Maluco con el hermano Juan Fernandez que era para nosotros espejo y que cree que lo será por donde fuere. (Monumenta Indica, I, 554).
Estaba en Malaca en diciembre de 1549 ya que el P. Barzeo lo describe como hermano carísimo con todos los padres de Japón. (Monumenta Indica, I, 636).
Sabemos que más tarde irá a Japón con Francisco Javier en 1549 y que murió en Hirado en 1567.
Entresaquemos en primer lugar las afirmaciones que se dicen sobre este jesuita castellano pero afincado como portugués en la vida de Francisco Javier.
“Y porque ya el H. Juan Fernandez avia aprendido en aquel año mucho de la lengua, tanto que ya començaba a hablar en ella, con él y con el libro, que en Ssuma compusieron, començaron a mover aquella gente de manera que en pocos días se hizieron cerca de cient xpianos... Determinó de yr él con el H. Juan Fernández al Miaco a pie, sin nenguna ayuda ni favor humano, intentando una cosa verdaderamente de ánimo grande y confiado; porque meterse por la tierra adentro, pasando con hábito tan nuevo y tan extraño, por medio de toda la gentilidad de Japón, sin otra guia ni otra esperança que la que tenía en Dios, fue cosa, para los que saben lo que entonces era Japón, de muy heróyca y sobrenatural confiança”...”Y en la otra tierra adonde fuimos, llamada Firardo, nos rescibió el señor della con mucho amor y honra, y en pocos dias se hizieron alli cerca de cient xpianos, con lo que predicava el Hermano, que ya sabía hablar, y con el libro que les leya hecho en lengua de Japón; y dexando con ellos al P. Cosme de Torres fuimos el H. Juan Fernandez y yo a una ciudad de mas de diez mil vezinos, llamada Amanguchi”...”y assi, dexando en Amanguchi al P. Cosme de Torrees, que auia antes hecho venir de Firardo y al H. Juan Fernández, los quales ya sabían razonablemente la lengua, se fue él para Bungo, encomendando la xpiandad de Japón al Padre que dexava por superior de todos los que él mismo embiasse”.
(Monumenta Xaveriana, Vita S. Francicis, I, 123).
En las cartas de Javier de enero de 1547 se da una descripción larga del Japón que el mismo Javier ha sabido de Paulo de Santa Fe, pero aún no se cita a Juan Fernández. En esa carta a Ignacio de Loyola fechada en Cochin el 12 de enero y en otras escritas a Simón Rodriguez dice Francisco Javier:
“Llevo conmigo un Padre de misa valenciano, llamado por nombre Cosme de Torres, que acá entró en la Compañía, el qual os escribe mui largo, y también los tres mancebos de Japón. Partiremos con la ajuda de Dios, este mes de Abril del año 1549”
( Monumenta Xaveriana, Epist. 71).
En la carta de Francisco Javier escrita en portugués desde Malaca el 20 de junio de 1549 alude por primera vez al hermano Fernandez afirmando que es como el mismo Javier también portugués cuando dice
“Vamos tres portugueses y tres japones muy buenos hombres y buenos cristianos”. (Monumneta Xaveriana, Epist. 77).
Hay que llegar a la carta javeriana escrita desde Malaca el 20 de junio de 1549 para que aparezca el nombre del jesuita que le acompaña cuando dice:
“Os ruego que nos encomendeis a Dios al P. Cosme de Torres, a Juan Fernandez y a Paulo Japonés con sus compañeros Manuel China y Amador”
(Monumenta Xaveriana, Epist. 78).
En estas mismas fechas le dice cosas parecidas escribiendo al rey Juan III en donde le dice que en el puerto de Malaca estaban con él camino de Japón dos compañeros jesuitas que no cita (el P. Cosme de Torres y el hermano Juan Fernandez) con tres japoneses (que eran Paulo de Santa Fe y sus criados Juan y Antonio).
Igualmente le cuesta citar el nombre de sus compañeros en la carta escrita desde Malaca el 22 de junio ya que sólo dice
“Que salí de India a Japón en el mes de abril con dos compañeros jesuitas uno sacerdote y coadjutor el otro y además tres neófictos japoneses” (Monumenta Xaveriana Epist. 81).
Con la misma fecha y lugar escribe al P. Juan de Beira y ya puntualmentre le dice:
“Hágoos saber, charíssimo Hermano, cómo vamos a Japón, por la información que e tenido de la grande disposición que ay allá para acrecentarse nuestra sancta fe, el P. Cosme de Torres y el H. Juan Fernández y yo, y tres japones xprianos muy buenos hombres, que baptizaron en Goa y hicieron los exercicios spirituales estando en ellos un mes”.
(Monumenta Xaveriana, Epist. 84).
Posteriormente en una carta del mismo Xabier escrita en Cagoxima el 20 de noviembre de 1550 a los compañeros de Goa y les dice:
“Quedó el P. Cosme de Torres aquí con ellos: Juan Fernández y yo fuimos a una tierra ade un gran Señor, la qual se llama Amanguche”
(Monumenta Xaveriana, Epist. 96).
Un año después en diciembre de 1551 y escribiendo desde Singapur a los compañeros de Malaca les dice
“En una ciudad muy principal de Japán queda Cosme de Torrez y Juan Fernández, con los que hizieron christianos y hazen cada día”
(Monumenta Xaveriana, Epist. 98).
Escribiendo desde Cochin el 29 de enero de 1552 Francisco Javier a Ignacio le dice.
“Vivo con mucha esperança que Dyos nuestro Señor a de guardar al Padre Cosme de torres y Johán Fernández que no los maten, porque los mayores pelygros ya son passados, y porque ay muchos chrystianos y personas pryncipales entre ellos, que tyenen grande cuydado de guardarlos de dya y de noche. Johan Fernandez es lego y sabe muy yen hablar japón: habla todo aquello que el Padre Cosme de Torres le dize”.
(Monumenta Xaveriana, Epist. 99).
En 1554 estaba el hermano Juan Fernández con el rey de Bungo con el Padre Baltasar Gago. En ese año estaban en Japón cuatro padres, ocho hermanos y cinco criados.
En la carta que escribió el P. Quadros al P. Mirón desde Goa el 6 de diciembre de 1555 le dice en portugués que en Japón tenemos un hermano llamado Juan Fernandez cuya perfección es tan grande y que ha recibido y recibe cada día tantos trabajos por Dios que decía de él el P. Maestro Francisco al Maestro Gaspar: “¿Qué decis de Juan Fernandez? Es tan virtuoso y trabaja tanto que para poder igualarlo es necesario trabajar mucho”.
En el catálogo de 1559 se numeran en Japón ocho miembros de la Compañía de Jesús de entre ellos cuatro hermanos coadjutores junto Yoâo Fernandez. Ese mismo año escribiendo el P. Francisco Rodriguez al Padre Lainez desde Goa el 17 de noviembre de 1559 dice en portugués que entre los misioneros en Japón está el hermano Joâo Fernandez que comunmente dicen que es un santo” (Documenta Indica, IV, 388).
Ese mismo año desde Goa el 25 de noviembre escribiendo al P. Lainez el P. Fr. Cabral, maestro de novicios, dice
“el hermano Joam Fernandez es un castellano de 33 años de edad poco más o menos, con trece años en la Compañía, sin estudios, pero muy docto en virtud y muy firme en su vocación y tan ejercitado en la lengua del Japón que según tengo oido a quien allí estuvo que habla mucho mejor que muchos de los naturales y gustan mucho las doctrinas que en su lengua les da y todos le dan mucho crédito. Las fuerzas corporales parece que son pocas en razón de los muchos trabajos que pasa por amor de Dios
(Documenta Indica, IV, 447-448).
El 15 de enero de 1560 el P. M. Nuñez Barreto, provincial de Etiopía, escribiendo al P. General Lainez desde Cochin
“El hermano Joam Fernandez es el principal en evangelizar la ley de Dios en Japón, porque además del buen ejemplo que da en su vida en todo el desprecio de si y en la mortificación, le encuentran los japoneses una gracia humana que ellos llaman en su lengua “muxaree”, gustan mucho de oirle, les exhorta con eficacia y con todos los gestos y ceremonias que tienen los japoneses que es la gente mas ceremoniosa que vi; y siendo hombre sin letras, con el ejercicio de las disputas y prácticas espiritaules y de explicar las cosas de la fe a quien le pregunta y tambien con una continua oración y lectura de los libros santos, tiene tal luz de conocimiento de las cosas de Dios, que creo que muchos teólogos que no penetran tanto en la raiz de las cosas que tan bien se sientan como él para explicarlas; algunas veces tiene su propio parecer, aunque no lo sigue. Me decía Cosme de Torres que poco se podría hacer en Japón si Juan Fernández muriese”.
(Documenta Indica IV, 511-512).
Los españoles seguían con su objetivo de llegar a Japón:
Pero que los españoles tenían interés en llegar a Japón nos consta por varias razones. En primer lugar por la narración de Urdaneta en la que describe sus impresiones sobre Japón y del interés que se mostraba por el Japón en todas los Dictámenes enviados a los organizaores de las flotas y en segundo lugar porque nos consta del interés económico que los españoles buscaban en Japón.
En efecto, un testimonio tardío de Valignano en 1601 decía “Los castellanos hasta agora le llamarâo las Islas Platárias, aunque generalmente corre ya entre ellos este nombre común de Japón” ”pues las mimas de plata del Japón son tan ricas que los portugueses traen de allí cada año 500.000 ducados de plata; y algunos españoles dijeron que si se explotaran como es debido, serían tan ricas como las de Perú”.
El cerrar el camino a los españoles en sus expediciones a Japón provenía ya del pensamiento y la pluma de Francés de Xavier. Afirma Schurhammer, (IV,707) que Francés de Xavier temía que para daño de la misión del Japón pudieran surgir entre portugueses y españoles parecidas reyertas a las que eran frecuentes en las Molucas desde el viaje de Magallanes.
Por su parte y haciéndose eco de esta indicación epistolar de Xavier escribía el jesuita Mirón el 14 de febrero 1554 a Ignacio:
“Acerca del aviso que encomienda Maestro Francisco se dé al Rey y Reina, que escrivan al Emperador que no dexe ir armada en busca de las islas Platáreas, ya se dio recado acá y a parecido al Cardenal y al Rey que sería mejor darse este aviso por vía del P. Doctor Araoz, mandándole la carta de Maestro Francisco para que la pueda mostrar al Príncipe (Felipe) o a los del consejo de Su Majestad (Consejo de Indias) porque si el mesmo escribiese sobre ello, podrían pensar que lo haze por otros respectos de su provecho, por que los castellanos no fuesen por allá. Yo escrivo al P. Araoz sobre ello. Creo que lo hará”
(Documenta Indica III,60)
A los españoles se les reservan las Islas Filipinas y el descubrimiento del tornaviaje:
La expedición de Legazpi y de Urdaneta:
En Valladolid Urdaneta se puso en comunicación con Pedro de Alvarado, colaborador de Hernán Cortés y que proyectaba dos expediciones para las que le quería involucrar. Pedro de Alvarado salió de Sevilla a finales de octubre de 1538 con una flota de unos cuatrocientos hombres y entre éstos iba Andrés de Urdaneta.
En México acompañó a Alvarado en la pacificación de Nueva Galicia. Pero es una incógnita por qué Urdaneta no formó parte de la expedición de Villalobos. Quizás porque comenzaba a madurar la idea de que las Islas Filipinas, Molucas etc. caían dentro de la demarcación de Portugal.
Con la desaparición de Pedro de Alvarado los caminos de Urdaneta cambiaron de rumbo y desde entonces su vida se arraigó en la Nueva España. De 1542 a 1547 conocemos el hecho de que Urdaneta fue nombrado Almirante de la flota que el Virrey de Nueva España don Antonio de Mendoza enviaba al Virreinato del Perú. Pero esta flota quedó en preparativos y sin efecto alguno.
Urdaneta el 19 de marzo de 1552, a sus 44 años ingresaba fraile agustino en México, profesando el 20 de marzo de 1553 en el monasterio del Nombre de Jesús. En 1558 era maestro de novicios de la orden agustiniana. Pero las conversaciones entre Urdaneta y el virrey de México, don Luis Velasco, nació la idea de un nuevo viaje de exploración del Pacífico con el proyecto de encontrar el tornaviaje.
Miguel López de Legazpi y Gorrochategui (1503-1572):
Pero la hazaña de Urdaneta no se habría podido realizar sin la amistad y colaboración de Miguel López de Legazpi y Gorrochategui (1503-1572).
Legazpi nació probablemente en 1503 en Zumárraga. Pertenecía al linaje de Lazcano y de joven estudió jurisprudencia.
En 1528 marchó a México para abrazar la carrera militar que pronto abandonó. Se estableció en México llegando a ser secretario del Ayuntamiento de México. Se casó con Isabel Garcés y tuvo nueve hijos además de extensas tierras y ganados. Más tarde llegó a ser secretario de la Inquisición en México manteniendo una gran amistad con el agustino Urdaneta.
Durante los años 1558-1564 el maestro de novicios Urdaneta estudiaba cosmografía, pretendiendo buscar un camino de retorno de las Islas Molucas y del Poniente a México a través del océano Pacífico. Cuando ya tenía solucionado el problema cosmográfico alentó al nuevo virrey Velasco a preparar una expedición a las Islas de Poniente. Más aún, propuso y convenció a su amigo y paisano Miguel López de Legazpi para que la dirigiera. Desde México se consultó a Felipe II que mandó relizar una expedición que conquistara las islas de Poniente para España, ya que habían cedido las Molucas para Portugal.
Felipe II escribía a Urdaneta desde Valladolid el 24 de septiembre de 1559.
“El Rey. Devoto Padre fray Andrés de Urdaneta, de la Orden de San Agustín. Yo he sido informado que Vos, siendo seglar, fuisteis en la Armada de Loaysa y pasasteis al Estrecho de Magallanes, donde estuvisteis ocho años en nuestro servicio. Y porque ahora Nos habemos encargado a Don Luis de Velasco, nuestro Visorrey de esa Nueva España, que envíe dos navíos al descubrimiento de las Islas del Poniente, hacia los Malucos, y les ordene lo que han de hacer, conforme a la Instrucción que se le ha enviado; y porque, según la mucha noticia que dice que tenéis de las cosas de aquella tierra y entender, como entendéis, bien la navegación de ella y ser buen cosmógrafo, sería de gran efecto que Vos fuésedes en los dichos navíos, así para lo que toca a la dicha navegación como para el servicio de Dios nuestro Señor y nuestro. Yo Vos ruego y encargo que vayáis en los dichos navíos y hagáis lo que por el dicho Virrey os fuera ordenado, que de más del servicio que haréis a nuestro Señor, Yo seré muy servido y mandaré tener cuenta con ello para que recibáis merced en lo que hubiere lugar. De Valladiolid, a 24 de septiembre de 1559 años. Yo el Rey. Refrendada de Eraso”.
Luis de Velasco virrey de Nueva España recibía la orden de armar una escuadra que fuera a Filipinas y descubriese la ruta de retorno. Pero en la instrucción se dejaba bien claro que la nueva escuadra no debía ir a las Molucas.
Sin embargo en 1560 Urdaneta escribió a Felipe II diciéndole que las Filipinas caían en la demarcación de Portugal aunque además le proponía al rey una serie de razones humanitarias que le permitían burlar el convenio. El rey de todas las maneras quería hechos consumados que dieran a España una factoría de comercio terminal en Asia. El lugar señalado por los expedicioanrios para asentar una factoría sería “no las Islas Filipinas sino la Nueva Guinea”
Ante estos preparativos Legazpi estando ya viudo, decidió cambiar su plácida vida de funcionario por una empresa de aventuras. Legazpi no tenía experiencia marinera. Más aún es de edad avanzada y tiene nietos mayores. Pero a sugerencia de Urdaneta el virrey Luis de Velasco le nombró jefe de la expedición, gobernador y capitán general de las Islas de Poniente que había que conquistar. De la carta de Velasco al Rey entresaquemos algunas palabras:
“Miguel López de Legazpi, natural de la provincia de Lepuzcua, hijodalgo notorio de la casa de Lezcano, de edad de cincuenta años, y más de veintinueve que está en esta Nueva España. Y de los cargos que ha tenido y negocios de importancia que se le han cometido ha dado buena cuenta, y a lo que de su cristiandad y bondad hasta ahora se entiende, no se ha podido elegir persona más conveniente y más a contento de fray Andrés de Urdaneta, que es el que ha de gobernar y guiar la jornada, porque son de una misma tierra, y deudos y amigos, y conformarse han”.
Legazpi preparó la compleja expedición: los barcos, el aparejo, los hombres, los religiosos agustinos que como capellanes acompañarían a los expedicionarios así como los vizcaínos Andrés de Aguirre y Pedro de Gamboa. Más aún, vendió sus propiedades para sufragar los gastos.
Entretanto y ante la muerte del virrey Velasco, la suerte de la expedición estaba en manos del licenciado Jerónimo de Valderrama, visitador de la Audiencia de México, que impuso su voluntad contra la de Andrés de Urdaneta a quien se engañó de la forma más ladina. Esta nueva Instrucción de Valderrama se abriría estando la expedición en alta mar.
El 21 de noviembre de 1564 partía la expedición que pretendía fundar una factoría estable en Poniente y buscar el camino del tornaviaje. La armada partió del puerto Navidad de México con un primer destino que era alcanzar Nueva Guinea, pero con una Instrucción secreta de poner todos los planes de navegación referidos a la conquista de Filipinas.
La disputa sobre la línea de demarcación duró todavía largo tiempo y en 1564 se lee en la instrucción que Legazpi recibió para su viaje a las Filipinas:
“Y porque podría ser que acertáseles a llegar hasta las islas de los Japones por la navegación que está declarada, que según corresponde en globo, parte destas islas de los Japones están fuera de lo que del empeño dentro de la demarcación de S.M. a donde se tiene noticia que los Portugueses vienen a contratar, estareis adbertido para no encontrar con ellos si pudiéredes excusarlo; y en caso que los encontreis excusareis venir en rompiento con ellos. Procurareis de ver las cartas de marear que ellos trahen para su navegación, y si pudieredes haber alguna dellas, aunque sea comprándola, la habreis...y si por ventura los portugueses os acometieran o quisieran pelear con vos, defenderos heis dellos procurando la victoria...Y si acaso los Portugueses hubiesen pasado los límites del empeño y tubieren sus tratos en la demarcación de S.M...en tal caso...proveeréis lo que más convenga al servicio de S.M”.
(Torresy Lanzas, I, CCLIX-CCLX)
La escuadra constaba de cinco naves y 380 hombres. Las cinco naves estaban construidas en México. Dos naos San Pedro y San Pablo y dos pataches San Lucas (patache que al mes de navegar desertó y navegó por su cuenta) y San Juan. .
San Pedro era la nave capitana y tenía como Capitán a Felipe de Salcedo nacido en México y nieto de Legazpi. En la misma nave iban también Maestre Martín de Ibarra de Bilbao, el Marinero Juan de Camus de Bermeo y Francisco de Astigarribia, guipuzcoano como contramaestre.
En la expedición iban Urdaneta y Legazpi. Pero Andrés de Urdaneta como guía de la expedición llevaba unas cartas de navegación más completas que los demás, por lo que de no haber intervenido Urdaneta en la dirección de la Armada, y ante el error de los pilotos, ni la vuelta, pero ni la ida a Filipinas hubiera sido posible.
Miguel López de Legazpi como jefe supremo. Llevaba como secretario al guipuzcoano Juan de Lazcano. Guido de Labezarri, vizcaíno iba como tesorero de la armada. Andrés de Ibarra también vizcaíno se enroló como alférez mayor. Y Martín de Goiti, bilbaíno, capitán de soldados y futuro maestre de campo.
El 22 de enero de 1565 llegaron a las islas de los Ladrones y en febrero a las islas de Samar y Leyte. El sábado tres de febrero de 1565 salió la Armada de la isla de Guam o Guahán, prosiguiendo hacia el Oeste. El 27 de abril de 1565 desembarcaron en la isla de Cebú.
Legazpi dirigía la expedición que no tenía como objetivo destruir cosas ni matar personas, sino ganar tierras y evangelizar. El 8 de mayo de 1565 Miguel López de Legazpi tomaba posesión de la isla de Cebú en nombre del Rey de España, fundando la villa de San Miguel, que una vez quemada por los indígenas debió ser reconstruida. Con esta fundación y toma de la isla había salido victoriosa la Audiencia de México y el visitador Jerónimo de Valderrama y habían quedado por el suelo los razonamientos de Andrés de Urdaneta de que esas tierras pertenecían al reino de Portugal.
A partir de este momento la expedición de Legazpi se dividió con diferentes cometidos. Mientras que el mismo Legazpi se quedaba en Cebú, el 1 de junio de 1565 partía de Cebú la expedición de tornaviaje o vuelta con Urdaneta, la nave de mayor tonelaje la San Pedro, cuyo capitán era Felipe de Salcedo, con 200 hombres y abundancia de víveres y de agua. El contramaestre era Francisco de Astigarribia. Felipe de Salcedo era el comandante y a la vez nieto de Legazpi. A Urdaneta le acompañaba en responsabilidad otro agustino Andrés de Aguirre. Los pormenores e incidentes de este retorno los conocemos bien gracias a la diligencia del piloto Rodrigo de Espinosa autor del “Derrotero de la buelta de las yslas del Poniente”.
A la salida del canal entre Cebú y Mactan, Leyte y Samar enfilaron alta mar hacia el Nordeste hasta la costa de Abuyo. Fondearon en la isla de Almagro para hacerse con víveres. El día 21 avistaron un farallón Okino-Tori. El 4 de agosto alcanzaron los 39º Norte con una longitud próxima a los 170º Oeste.
Desde aquí descendieron en latitud durante 12 días, pero el 16 de agosto estando en latitud 31º30´ Norte giraron hacia el este-oeste para ganar latitud. El 4 de septiembre alcanzaron los 39º 30´ Norte con una longitud cercana a los 139º Oeste. El 18 de septiembre de 1565 avistaron una isla denominada la Deseada con lo que habían culminado el viaje de retorno. El 22 de septiembre dejaron atrás la isla de Cedros y el 26 el cabo de San Lucas en la Baja California.
Urdaneta había elegido una ruta más al norte, navegando hasta el paralelo 41 de latitud norte. En este viaje no se encontraron con islas. Los vientos les favorecían. Sin embargo el escorbuto mató a 26 hombres. Llegaron a la costa de California el 18 de septiembre de 1565 y no queriendo desembarcar en el puerto de Navidad, entraron en Acapulco el 8 de octubre de 1565 ante un recibimiento apoteósico en México.
En abril de 1566 contando Urdaneta 57 años pasó a la metrópoli llamado por Felipe II. Le acompañaba un hijo de Legazpi. Urdaneta fue recibido en Valladolid. En la Junta de expertos se pretendió revisar el tratado de Tordesillas.
Urdaneta marró el antimeridiano del tratado de Tordesillas 20 grados a favor de España, es decir, lo colocó en los 113º Este de Greenwich entrando en la demarcación castellana Filipinas y Cantón.
Urdaneta no aceptó los ofrecimientos reales de estancia en la metrópoli y se volvió a México junto con su compañero Andrés de Aguirre el 13 de junio de 1567 arribando al Puerto de San Juan de Ulúa (Veracruz) a medidos de agosto del mismo año.
Casi un año después el 3 de junio de 1568 a sus 60 años de edad Urdaneta murió en su convento de San Agustín de México.
Por otra parte en 1565 Legazpi permaneció en las Islas Filipinas. Legazpi desembarcó en Bohol y estableció la autoridad española en la isla de Cebú. La escasez de alimentos le obligó a buscar nuevas bases, por lo que extendió el control español sobre gran parte de Filipinas (con la excepción del archipiélago de Sulú y la isla de Mindanao).
La división de los distintos pueblos le permitió derrotar a los jefes locales uno por uno. Cuando López de Legazpi tuvo noticia que el capitán portugués Gonzalo Pereira había anunciado su llegada a Cebú para echar a los españoles, despachó a Nueva España el navío San Juan dando aviso de cómo se esperaba la Armada portuguesa, para que se le enviase socorro. Juan de la Isla salió de Cebú para México el 27 de julio e inmediatamente para España.
En 1569 fue nombrado gobernador y capitán general de Filipinas. Legazpi demostró ser un competente y activo administrador de la nueva colonia. Introdujo el sistema de encomiendas aplicado por los españoles en las colonias americanas y fomentó las relaciones comerciales con otras zonas, en especial con China.
Pero el 20 de agosto de 1567 arribaban dos naves desde México con 200 hombres de refuerzo, víveres, armas y ropa. Entre estos expedicionarios iba otro nieto de Legazpi denominado Juan de Salcedo. Legazpi con Martín Goiti y Juan de Salcedo conquistaron la isla de Luzón. Tuvieron que hacer frente a los rajás Matandá y Solimán.
En 1570 el rey Felipe II nombraba a Legazpi adelantado de las Islas Filipinas y gobernador General. El 19 de mayo de 1571 los españoles tomaron las ruinas del poblado Manila en la isla de Luzón y fundaron allí la capital el 24 de junio por medio de una misa solemne de campaña y un despliegue de planos. A continuación pactaron con los indígenas el reparto de los solares y se nombraron las autoridades municipales.
El 20 de agosto de 1572 Legazpi tuvo un ataque de apoplejía y murió, Sus restos fueron enterrados en la iglesia de los Agustinos de Manila.
Bibliografía:
Anónimo: Monumenta Xaveriana ex autographis vel ex antiquioribus exemplis collecta. Tomus Primus Sancti Francisci Xaverii epistolas aliaque scripta complectens. Matriti, 1899-1900.
José Ramón DE MIGUEL: Urdaneta y su tiempo. Lasarte-Oria, 2008.
Martín FERNANDEZ DE NAVARRETE: Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo XV, con varios documentos inéditos concernientes a la Historia de la marina castellana y de los Establecimientos españoles en Indias. Guarania. Buenos Aires, 1946, 5 volúmenes.
José María GONZÁLEZ OCHOA: “El marino alavés Iñigo Ortiz de Retes”, Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, 5, Untzi Museoa-Museo Naval, Donostia-San Sebastián, 2006, pp. 677-684.
Hubert JACOBS, S.I.: Documenta Malucensia. Vol. I (1542-1577). Monumenta Historia Societatis Iesu, Rome, 1974.
D. PACHECO: El hombre que forjó a Nagasaki. Vida del P. Cosme de Torres. Madrid, 1973.
Pablo PASTELLS: Historia general de Filipinas. Barcelona, 1925-1935, 9 volúmenes.
Isacio RODRIGUEZ: Historia de la Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas. Monumenta Provinciae Philippinarum OSA (IV) y (VII): Cedulario Real (1). Documentos históricos (1). Estudio Agustinaino, Valladolid, 1976. Manila 1978.
Isacio RODRIGUEZ-Jesús ALVAREZ: Andrés de Urdaneta, agustino. En carreta sobre el Pacífico. Valladolid, Estudio Agustiniano, 1992.
Pedro TORRES Y LANZAS: Catálogo de los documentos relativos a las Islas Filipinas existentes en el Archivo de Indias de Sevilla. Tomo I (1493-1572). Precedido de una Historia General de Filipinas por el P. Pablo Pastells, S.I.. Barcelona 1925.
Josephus WICKI, S.I. Documenta Indica. Vol I (1540-1549) y siguientes. Romae, 1948 y siguientes..
John W. WITEK, s.i. y Joseph S. SEBES, S.I.: Monumenta Sinica I (1546-1562). Monumenta Historica Societatis Jesu, Romae, 2002.
R. YUUKI: Torres, Cosme de. Sucesor en Japón de Francisco Javier. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Biográfico-Temático, Roma-Madrid, 2001, IV, 3819-3820.