Geografia de Guipuzcoa

Geografía de Guipúzcoa

Serapio Mugica Zufiria (1854-1941)


 

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Geografia de

Guipúzcoa (1918)

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SEGUNDA PARTE

GEOGRAFÍA POLÍTICA

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/429/

II

 AGRICULTURA

Es indudable que los habitantes de Guipúzcoa que se hallaban alejados de las costas y tenían que alimentarse con lo que les daba la tierra, sentirían las apreturas del hambre en muchas ocasiones, dada la esterilidad de nuestro suelo, los escasos medios que tenían a su alcance y el limitado campo susceptible de labrar de que disponían entre este laberinto de montañas, cubiertas de maleza y arbolado. Escasamente se cultivarían otros terrenos que no fueran las vegas y laderas cercanas a los poblados, y aún los pastores dispondrían de escaso territorio adecuado para sus rebaños, a pesar de sus métodos de descubrir el campo por medio del fuego, porque las fieras estarían continuamente en acecho para hacer presa en la res que se acercase a sus guaridas.

El trigo, el mijo y el nabo, serían los únicos frutos que arrancaban a la tierra labrada, y aún éstos en tan exigua cantidad, que se veían precisadas constantemente, las autoridades de Guipúzcoa, a recurrir a la benevolencia de los reyes, para que, les autorizaran a traer trigo del extranjero o de diferentes reinos de España, especialmente de Navarra.

Por algo decía Lope García de Salazar, que los naturales de este país iban allende los mares por buscar «el con ducho para amatar las ganas del comer».

Los frutos que daban las especies arbóreas que de antiguo se conocen en el país, como son las nueces, avellanas, castañas, higos, manzanas, sin duda alguna en estado silvestre todos ellos, en los tiempos a que nos referimos, constituirían el principal alimento con el mijo, la leche y la caza. Entre los frutos, el más importante sería la castaña, que todavía sirve de alimento al labrador durante cuatro meses de invierno, además de la que vende y utiliza para el ganado cerdal.

El poco trigo que se cosechaba estaría reservado para los propietarios, y sin necesidad de recurrir a tiempos lejanos, todavía al mediar el siglo XIX se comía muy poco pan de harina de trigo por la clase labradora, que cuidaba de este artículo con un mimo extraordinario. No eran menores las precauciones /430/ que para conservarlo tomaba el propietario, encerrándolo en lujosas arcas con llave, que. en muchos sitios constituían el mejor mueble de la casa. A estas arcas llamaban kuchas, y dentro, en un costado, tenían una arquilla que llamaban kuchatilla, en donde guardaban los dineros y objetos de valor de su pertenencia. De este modo se depositaban juntos, bajo una llave, el oro y la plata con el trigo.

Al descubrir las Américas, si hemos de creer al P. Larramendi (191), se trajo de allí el maíz y dio comienzo su siembra, que debió tardar algunos años en generalizarse y muchos más en utilizarse su harina para hacer pan o tortas. Nos la confirma el doctor Isasti en su Compendio Historial de Guipúzcoa, escrito en 1625, al decirnos que «de poco tiempo a esta parte se hace el pan de maíz.

Este fruto vino a llenar una gran necesidad en el país y poco a poco el grano se fue utilizando para alimento del ganado y la harina sustituyó al pan de mijo, suavizando el problema del hambre, que en adelante se presentó con carácter menos aterrador. El pan confeccionado con harina de maíz ha sido desde entonces el alimento principal de la clase labradora, que rara vez comía pan de trigo. El bienestar de que ahora se disfruta en todas las clases de la Provincia, ha hecho que se generalice mucho el pan de trigo, pero todavía se hace bastante uso del pan de maíz en las caserías. Estos panes o tortas son de dos clases: unos que se cuecen en el horno, como el pan, y se conocen con el nombre de artoa, y otros más delgados, que se hacen a fuego vivo de llama en la cocina, sobre palas de hierro de forma circular, y llaman taloa. Recién hechos son muy agradables al paladar, y aún las clases acomodadas del país gustan de comer de vez en cuando, especialmente en sopas de leche.

Es creencia general entre la gente que se mantiene con esta clase de harina, la de que tiene más alimento y da mayor resistencia para el trabajo que el pan de trigo.

El grano de maíz tostado es también agradable al paladar, y es posible que fuera ésta la forma primitiva en que se utilizó aquí como alimento del hombre, por su sencillez y economía.

Desde que se introdujo el maíz en la forma expuesta, se adoptó sin duda el sistema de cultivo que se sigue en el día, de dividir las tierras labrantías en dos lotes y alternar las cosechas de trigo, maíz y nabo (192).

El labrador guipuzcoano, sobrio, honrado y trabajador, hace un esmerado cultivo de sus tierras, convirtiendo un suelo ingrato, por su composición mineralógica, en rico y productivo a fuerza de profundas labores y constantes /431/ abonos, siendo admirable el que montañas abruptas, casi inaccesibles por su pendiente, se utilicen como tierras labrantías, matizadas luego de constante verdor. Previas las correspondientes labores, siembra nuestro labrador o casero el trigo en Noviembre, asociándolo con las habas, colocando éstas en filas equidistantes de dos a dos y medio metros. Verificada la recolección en el mes de Julio, labra de nuevo el campo, y después de abonado, siembra el nabo por Agosto o principios de Septiembre. En los tiempos presentes siembra entre esta raíz el trébol, la alfalfa, alholva, esparceta y otras plantas de prado, que son recién importadas al país, para que puedan utilizarlas sus ganados. Al comenzar el nuevo año empieza a recolectar el nabo, que dura hasta fin de Marzo o principios de Abril, en que se prepara para la siembra del maíz, asociándolo a la judía de enrame, recolectando ésta cuando empiezan a amarillear sus hojas y el maíz en Octubre, terminando así la rotación para sembrar de nuevo el trigo y seguir con la marcha bienal.

Según este calendario tan práctico como expresivo de la lengua euskara, son unos 160 días los en que se puede encarrilar la existencia del maíz, o sea entre el 24 de Abril, en que se siembra, y principios de Octubre, en que se cosecha.

San Jorji

Artuak ereiteko goizegi.

San Markos

Artuak ereinda balegoz.

 

Que traducido al castellano viene a decir:

 

San Jorge (193 )

Temprano para la siembra de los maíces.

San Marcos (194)

iAh! Si estuvieran sembrados los maíces.

 

Alternando las cosechas en la forma expuesta, viene a resultar que mientras en el lote o heredad número uno siembra el trigo, en el otro tiene pendiente el nabo, y cuando en el número uno siembra nabo, en el otro tiene maíz, y al sembrar en el primer trozo maíz, en el segundo cosecha el trigo, de suerte que constantemente tiene las tierras ocupadas.

En algunos puntos, como en la vega de Fuenterrabía, no se siembra el trigo por su escaso rendimiento, y se cultiva el maíz todos los años, ocupando la tierra con hierba u otra planta forrajera, entre cosecha y cosecha. En cambio el maíz responde admirablemente, y llaman la atención por su lozanía los maizales de esta hermosa vega, cuando han adquirido todo su desarrollo.

Tipo casero guipuzcoano

Tipo casero guipuzcoano

(clisé Ojanguren)

Abona los campos con estiércol de ganado, encalándole o adicionándole /432/ arena de los ríos más próximos, y aumentando así la potencia y la riqueza, aumenta necesariamente la fertilidad de las tierras. No siempre ha seguido estas prácticas el labrador guipuzcoano, pues el uso de la cal, que tan beneficiosa es a estas tierras, especialmente a las arcillosas, no pasa de mediados del siglo XVII, y el empleo de los abonos tampoco ha existido en la antigüedad, sino que se seguía el método de otras provincias de España, de dejar descansar las tierras. Verdad es que el empleo del estiércol contribuyó a que se despojaran los montes de hojarasca, helecho y otras plantas que eran necesarias para la fabricación de este abono, y el uso de la cal traía aparejados los cortes de argoma y brezo, indispensables para cocer las caleras; pero el resultado obtenido con el aumento de los cereales era infinitamente de más importancia que el perjuicio que se le irrogaba al arbolado, privándole de estos vegetales que le servían de defensa y de abono. Gracias a este sistema de abonos, se ha conseguido que tierras estériles y duras hayan llegado a dar un producto de 15 a 25 por uno en las cosechas de trigo, como cosa común y corriente en los sitios más pobres, sin que sea raro el obtener un resultado de 30 y 40 por uno y aún más.

En los rendimientos del maíz, pueden calcularse las dos primeras cifras multiplicadas por cuatro.

En la vega de Irún y Fuenterrabía se hace mucho uso del limo, que se extrae del fondo de la ría Bidasoa en mareas bajas, utilizando para ello gran /433/ número de barcas, y también se emplean con el mismo destino de beneficiar las tierras, algunas clases de pescados, especialmente las anchoas y sardinas, cuando se sacan en grandes cantidades y no tienen salida en los mercados.

En San Sebastián y demás pueblos de la costa, se hace mucho uso de la arena de mar, trasportándola a los pueblos inmediatos.

Actualmente se van generalizando los abonos minerales, que están dando excelentes resultados.

Los instrumentos de cultivo que se emplean, son del país y conocidos de antiguo. Para la preparación de la tierra y poder vencer su tenacidad, por su naturaleza generalmente arcillosa, se usaba generalmente la laya en toda la Provincia, consistente en dos púas de hierro forjadas, de sección rectangular, de unos 70 centímetros de longitud, que arrancan de una barra, como los dientes de un tenedor, con una separación de una decena de centímetros, hallándose sólidamente sujeto a la prolongación de una de las púas un mango de madera, haciéndose con este instrumento una labor de 20 a 25 centímetros de profundidad, trabajando con dos a la vez, una en cada mano. Úsase generalmente para el cultivo del trigo, si bien desde hace algunos años se emplea mucho el arado de vertedera giratoria sistema Jaén, modificado por Marcos Ubiría, de San Sebastíán. Para el cultívo del maíz, úsase, además de la laya y el arado de vertedera antes citado, un escarificador conocido en el país con el nombre de bost-ortza o quindente, con el que dan dos labores, una de alzar y otra de binar, consistiendo este aparato en un bastidor de madera con cinco púas, arrastrado por bueyes, habiendo además una grada para pulverizar el terreno, llamado area, consistente en un bastidor o marco fijo de madera con 21 púas de hierro, tirada por una yunta.

También se emplean los arados Brabant.

La siembra del trigo se practica a voleo y a mano; la del maíz, a golpe con la azadilla; las escardas del trigo, a mano, y la recolección con la hoz y la guadaña, no haciéndose uso de ninguna trilladora por practicarse la trilla a golpes en el trigo y frotando una mazorca con otra para desgranar el maíz, siendo la única máquina que se emplea la aventadora Tasker, que hay en casi todos los pueblos para alquilar a las caserías.

Debemos hacer notar que en todas las caserías, especialmente en las proximidades de los centros de consumo, sin menoscabo de la explotación agraria, se cultivan berzas, coliflor, acelgas, borrajas, espinacas, lechugas, escarolas, tomates, pimientos, patatas, alcachofas, espárragos, zanahorias y otras verduras propias de la horticultura, dedicándose asimismo al cultivo del manzano para la obtención de la sidra, y en algunas zonas, especialmente de la costa, suele cultivarse la vid, variedades blanca y negra, para la fabricación del chacolí.

Aparte de la fresa de todas clases que se recoge en abundancia en las /434/ huertas, tenemos en las montañas la fresa silvestre, muy menudita y muy agradable al paladar .

El labrador guipuzcoano es, aunque en pequeña escala, agricultor y ganadero. Tiene, por término medio, de cuatro a seis vacas, con las cuales atiende al cultivo, y con la leche al alimento de la familia; vendiendo la excedente en la calle; utilizando en el establo (situado en la misma casa) las deyecciones para fabricar el abono que ha de dar a sus tierras; empleando también este ganado en la recolección de frutos del monte y hierbas, entre las que se encuentran los helechos y la hojarasca, que emplea como cama y abono mixto, mezclándolas con las materias fecales; aprovechándose del referido ganado vacuno, además de la leche, del excremento y del trabajo, de las crías, que vende en los mercados, conservando sólo las destinadas a la procreación.

Muchos se dedican a la cría y multiplicación del ganado, roturando terrenos, formando algunos pequeños prados artificiales, aprovechando la hierba de los ribazos, sembrando remolacha, procurando en algunos casos conservar la pureza de la raza indígena por la unión de los excelentes toros del país existentes en las paradas de la Provincia o por el cruzamiento de los toros suizos, generalmente de la raza Schwitz, que es la más apropiada, obteniendo así excelentes resultados y pingües ganancias con relación al número de cabezas y la pequeña extensión de su finca.

La mayor parte de las fincas rústicas en Guipúzcoa, se cultivan por arrendatarios que lo vienen siendo de tiempo inmemorial, de padres a hijos, y que, contando con la seguridad de la permanencia, han realizado mejoras en las fincas, cifrando en aquellas obras la esperanza de que han de ser .respetados en el disfrute de la finca ellos y sus descendientes. Merced a esta confianza de que no ha de ser expulsado de la casa, el labrador cultiva las tierras con esmero, rotura peñascales y argomales, hace plantaciones de árboles, efectúa trabajos de drenaje para dar salida a las aguas, levanta paredes de sostén de tierras, así como acequias y vallados, y realiza otras obras de seguridad.

De algunos años á, esta parte; la propiedad rústica ha experimentado grandes cambios, perdiendo en muchos puntos aquella estabilidad que le dio carácter de permanencia y de inmutabilidad, ya porque los propietarios han elevado las rentas, ya por las transformaciones sufridas por la propiedad con diferentes motivos. Esto ha dado lugar a que muchos arrendatarios hayan comprado sus fincas y a que otros hayan tenido que abandonar las que de abolengo venían ocupando, pero a pesar de este movimiento y de cambio de dueños y colonos, continúa habiendo entre éstos esa mutua y afectuosa relación, hasta el punto de consultar en la mayor parte de los casos, los colonos con los dueños, los asuntos particulares y de familia, como servidores respetuosos que confían en el aprecio, la bondad y la experiencia de sus superiores.

/435/ Recibe el propietario la renta anualmente, sin cuidarse de si ha tenido o no cosecha, y en época fija, que suele ser, generalmente, el trigo en Agosto o Septiembre y el metálico por Navidad, aunque debiera entregarse, en rigor , el día de San Martín, 11 de Noviembre, en razón a que los convenios de arrendamiento se hacen con esta fecha, por exigirlo así el método de cultivo que hemos hecho referencia. El colono que abandona una casería la hace al recolectar el maíz, y el nuevo toma posesión el día 1 de Noviembre con la siembra del trigo. Además de la renta en trigo y en metálico, deben entregar también, ordinariamente, un cordero por Pascua de Resurrección uno o dos pares de pollos por San Juan y uno o dos pares de capones por Navidad.

Tipico caserio de Guipuzcoa

Típico caserío de Guipúzcoa

En algunas partes, especialmente en la baja de la Provincia, muchos propietarios reciben también renta de manzana, y no faltan quienes cosechan este fruto a medias con el colono, y otros hay que parten a medias todos los frutos con el arrendatario.

Tiene éste, desde luego, la completa explotación de los productos, utilizándose de los sembradíos, del monte bajo, de los argomales, hojarasca, etc., para la alimentación del ganado, que pertenece al colono y a veces a medias con el amo, cama de los animales y confección de abonos y servicio de la casa de labor, emplazada dentro de sus terrenos.

El edificio vivienda del casero, situado en los terrenos de la finca, es /436/ amplio, con habitaciones capaces y cómodas para personas y animales, teniendo además el horno de cocer pan y muchos el lagar para hacer sidra.

En tiempos pasados el horno de cocer pan se colocaba dentro de la casa; pero a consecuencia de los muchos incendios que ocurrieron por esta causa, las Juntas de la Provincia mandaron que se pusiera en la parte exterior del edificio, y así se hizo, situándolo, generalmente, al lado de la puerta de entrada.

La mayor parte de los vetustos edificios que han llegado hasta nuestros días, construidos con grueso y abundante maderamen de roble, arrancado muy cerca del punto que ocupa la casa, van desapareciendo, muchos por incendios y otros para renovarlos más en armonía con las comodidades modernas. Dentro de estas caserías se ve el orden y el aseo y un menaje decente y a veces lujoso, propio de labradores ricos de otras provincias. Especialmente cuentan las familias con abundancia de ropa blanca de todo género, pues, aunque en el día apenas se siembra lino y se hila poco en las casas, poseen todavía los lienzos que les dejaron sus antepasados, que les permite el lujo de poder ostentar cada vez que hacen la colada, bien repletos de piezas blancas de toda clase los alambres colocados sobre estacas o de árbol a árbol en las proximidades de su vivienda.

Al visitar el interior de una casería de labranza hay que admirar a la dueña de la casa, tipo perfecto de sobriedad, actividad y economía, puesto que, además de ayudar a su marido en las faenas rudas del campo, educa a los hijos, cuida de la alimentación del ganado vacuno y de la cría de cerdos y gallinas, se ocupa de la venta de leche, huevos y verduras en la calle y de comprar con su importe lo que hace falta en la familia, y todo esto sin descuidar las faenas de casa.

Dispuesta la frugal cena, que bendice el casero, se comenta durante ella todo lo ocurrido en el curso del día, y a la hora del descanso, no se retira ella hasta cerciorarse de que sus hijos duermen, el ganado come y todo se halla en orden. Sin grandes aspiraciones, el labrador guipuzcoano, en general, vive feliz, acostumbrado a esta vida tranquila, con beneficios bastantes para un pasar modesto, y si tiene contrariedades y angustias, consulta con el amo, seguro de su leal protección.

Consta la casería guipuzcoana de cuatro partes o elementos, que son: la tierra labrantía, la casa, el monte y el ganado. El labrador, o en general la familia rural vascongada, no hace nada que no sea provechoso de alguna manera para su heredad. Todos se ayudan mutuamente: labrando, multiplicándose y estercolando, el ganado sirve al terreno y al amo, que, en cambio, le suministra alimentos y cuidados; el monte, con sus maderas, leñas, hierbas, cales y despojos, sirve al ganado y al dueño, y éste, abarcándolo todo con mirada discreta y previsora, con inteligencia y seguridad de lo que hace, y con la conciencia de lo que puede y lo que vale, desempeña al propio tiempo los /437/ deberes de labrador y ganadero, panadero y fabricante de cal, de leñador y hortelano, de cantero y de carpintero, múltiple misión que sabe cumplir admirablemente, trabajando sin cesar, pero viviendo con relativo desahogo, comparando con la precaria y angustiosa situación de los labradores de otras provincias.

Verdadero creyente y esclavo del trabajo, ama a Dios, admira sus obras y educa a sus hijos en tan saludables doctrinas, profesando respeto profundo a su amo, cifrando todo su cariño y aspiraciones en su casería, en su familia y en Dios. Tanto confía el labrador guipuzcoano en la misericordia divina,que es costumbre general en el país el que el sacerdote, con sobrepelliz puesto, vaya, los últimos días de Junio, de casería en casería, bendiciendo los campos, y no hay cuidado de que ninguna dueña de casería deje de depositar en la cesta del monaguillo que acompaña al cura, huevos, longaniza, pollos u otro regalo parecido. Hay mucha costumbre también en el país de poner crucecitas rústicas de madera en los campos y en las casas, salpicadas con gotas de cera bendita, para preservar las cosechas y las personas de exhalaciones y temporales.

Operacion agricola de arar

Operación agrícola de arar

Cuando hay que practicar en algún caserío una labor urgente é indispensable, para la que son insuficientes el número de brazos con que cuenta el labrador, como ocurre generalmente en casos de fallecimiento del padre de familia, avisa ésta a sus convecinos y entre todos hacen el trabajo sin -retribución alguna, sólo por la reciprocidad. Labrados los campos de esta manera /438/ y aseguradas las cosechas, se libran de tener que añadir las angustias de la pobreza al dolor experimentado con la falta del amo de casa, y esto da tiempo para que la familia vaya trazando los nuevos caminos a seguir: iAdmirable ejemplo de confraternidad y honradez!

En los casos en que las familias no disponen de fuerzas suficientes para practicar los trabajos agrícolas, toman un criado, morroya, para que les ayude en todas las faenas por tiempo ilimitado, comiendo con ellos en la mesa, dándole la ropa que necesita, con la retribución de 160 a 375 pesetas anuales, tratándole como a uno de la familia, de la que muchas veces llega a formar parte.

La agricultura, en las Provincias Vascongadas y principalmente en Guipúzcoa, tiene un carácter peculiar distintivo, que le diferencia esencialmente del resto de la nación, carácter debido en gran parte a la manera de ser de la propiedad rural y al que contribuyen también su topografía y la desproporción del número de habitantes con la cantidad del terreno hoy explotado. Sus campos están distribuidos entre considerable número de propietarios, que dan en arriendo sus caseríos o casas de labranza, que consisten en el edificio vivienda, rodeado del terreno que le es anejo, y, por término medio, unas dos o tres hectáreas de cabida, sin contar el monte o terreno inculto, poblado en la parte baja de robles y castaños, y en la alta, de hayas.

Las ventajas que ofrece al labrador el tener su vivienda dentro de los terrenos de su pertenencia, son incalculables. Puede cultivar sus tierras mejor que viviendo a distancia; puede vigilar y cuidar mejor los frutos pendientes, de los daños de los temporales, de la invasión de los ganados, de los hurtos de personas, etc.; no pierde tiempo en ir y venir a su casa; recoge con más facilidad las cosechas y las herramientas de labranza; es más sano, robusto, frugal, morigerado, moral y pacífico que el que vive en una ciudad o villa; durante las noches de invierno puede dedicarse a componer aparejos; cuida mejor del ganado y se emplea en otros trabajos semejantes, sin frecuentar las tabernas y sidrerías para pasar el tiempo.

La agricultura en Guipúzcoa empezó a salir de su letargo a principios del siglo XVIII. Se rozaron nuevas tierras y levantáronse caserías donde no las había, y tanto adelantó en sus buenas prácticas, que mereció que una meritísima sociedad dijera, en 1766, que «en pocas partes donde se haya manejado este arte sólo por la rústica mano del labrador, ha subido al punto de perfección que en el país bascongado», En esta última fecha recibió nuevo impulso nuestra agricultura, merced a la «Sociedad Bascongada de amigos del País), que se constituyó el año anterior por iniciativa del Conde de Peñaflorida. Los esclarecidos próceres que se agruparon con el objeto de procurar el fomento de las ciencias y de las artes, se ocuparon con gran empeño de impulsar la riqueza agrícola del país, y estudiaron en todas sus fases tan importante ramo, poniendo en ejecución métodos de gran utilidad para el fomento /439/ del ganado y de la arboricultura, para el empleo de abonos, de aperos de labranza, etc.

Salió nuestra agricultura de su rutina anterior, mejorando los cultivos y ensanchando el campo de los experimentos con nuevas máquinas agrícolas y el establecimiento de industrias como la fabricación del queso, de la mantequilla, seda, lana, apicultura y otras, pero faltó esta fuerza impulsora al desaparecer la Sociedad, con motivo de la guerra de la Independencia, a principios del siglo pasado, y quedó suspendida la marcha progresiva de la agricultura guipuzcoana, sin conseguir, a juicio de los que se han ocupado los resultados obtenidos por la Sociedad, todos los beneficios que se proponía alcanzar en este ramo.

Un hermoso ejemplar de manzano en flor [Ilustración no disponible]

Al faltar la iniciativa particular, aprovechando un descanso que a duras penas se pudo conseguir en aquella época de revueltas y guerras de la primera mitad del siglo pasado, vino un factor importantísimo que a manera de faro luminoso y decidido protector, desplegó la bandera de sus felices disposiciones, al mismo tiempo que su acción tutelar, buscando el bien de sus. Administrados por medio de la regeneración agrícola.

Nos referimos a las Juntas provinciales de Guipúzcoa.

La comisión nombrada por las Juntas de Zumaya de 1848 para el fomento del arbolado, presentó su descargo en las Juntas de Fuenterrabía del año siguiente, y la comisión encargada de informar acerca de este trabajo, lo dio por bueno, pero al mismo tiempo que reconocía que el fomento del arbolado era de inmensa utilidad para el país, exponía que había otros ramos de agricultura que merecían una particular atención de la Provincia, como eran la mejora del ganado vacuno. la introducción de productos agrícolas, desconocidos /440/ en Guipúzcoa, la introducción de razas de ganado lanar que pudieran ofrecer mayor utilidad de productos, la perfección de útiles de labranza, la introducción y extensión del guano del Perú como abono utilísimo, y para atender a la propagación de estos y otros ramos de agricultura, proponía la creación de una comisión permanente de Fomento.

Así lo acordaron las Juntas de la histórica ciudad de Fuenterrabía, y como consecuencia de estas felices disposiciones, sobrevino un nuevo despertar para la agricultura de Guipúzcoa, iniciándose un movimiento de opinión, favorable al desarrollo y regeneración de ramo tan importante y esencial para la prosperidad guipuzcoana.

Para dar forma a estos acuerdos, comenzaron seguidamente los concursos de ganadería, que entonces se denominaban exposiciones de ganados, y se celebraban anual o bienalmente en Lazcano, Vergara, Azpeitia y Hernani.

Además, queriendo Guipúzcoa importar a su país los adelantos agrícolas que fuesen conocidos en otros países, acordó, el año 1850, que se enviaran a la Escuela de agricultura de Grignon (Francia) a los aventajados jóvenes don Eugenio de Garagarza y don Jorge de Sagastume, quienes anualmente remitían las notas obtenidas en sus estudios, de las que se daba cuenta en las Juntas, haciendo constar en acta la satisfacción con que la Provincia veía la buena conducta y aprovechamiento de sus becarios.

Otra de las disposiciones que adoptó, con real aprobación, fue el establecimiento, el año 1851, de una escuela especial de agricultura en Oñate, dotada por la Provincia, la cual subsistió hasta el año 1869.

Al mismo tiempo se designó al Conde del Valle para que representase a esta Provincia en la exposición universal de Londres, de donde escribía, en 1851, dando cuenta a las Juntas de Motrico de las observaciones que había hecho respecto de los aparatos agrícolas que en aquel certamen fueron objeto de su examen.

También se importaron, por vía de ensayo, algunas cantidades de guano del Perú, que se vendió al precio de cincuenta reales el quintal, y se hizo propaganda de este abono, publicando en la imprenta de la Provincia en Tolosa, el año 1851, traducidas del inglés, las Instrucciones prácticas para el uso del guano. En vista de los buenos resultados obtenidos con este abono, se dispuso en las Juntas de Mondragón de 1853, a petición del señor Murrieta, del comercio de Londres, comprar una casa en el barrio de San Martín de San Sebastián, con el objeto de destinarla a depósito de guano, a condición de que la casa de comercio de Murrieta y Compañía diera el guano a precios más bajos que aquellos en que la Provincia venía expendiendo.

Nos dará idea de las cantidades de este artículo que se traían de Londres y de su importe, la partida que aparece en las cuentas de la Provincia de 1859; por la cual abona la Diputación la cantidad de 40.676 reales vellón a los señores Queheille é Hijo, del comercio de San Sebastián, por el /441/ coste y gastos de 626 quintales de guano del Perú, que representa un alza de consideración con respecto a otra partida de 600 quintales que se trajo en 1850 por 30.044 reales y otra de mil quintales en 1851 por 30.855 reales.

Una vez que hubieron terminado sus estudios los becarios de Grignon, pensó la Provincia en ensayar prácticamente los adelantos que había hecho la agricultura en otras naciones, valiéndose, al etecto, de los conocimientos adquiridos por los jóvenes becarios, y dispuso establecer una Casa-Modelo de agricultura en pequeña escala, con el consejo y bajo la dirección de éstos. Se dudó si debía de implantarse en Zubieta o en Oñate, pero en las Juntas de Elgoibar de 1856, quedó acordado que se estableciera en la finca Yurreamendi de Tolosa, por ser punto céntrico de la Provincia. El presupuesto de obras para habilitar la casería, ascendía a 47.320 reales, y según los cálculos de los alumnos, a cuya opinión se sujetaban en todo, la adquisición de animales, instrumentos de labranza y enseres, importaría 34.152 reales, que hacían, en junto, la cantidad de 82.072 reales, que se cubrirían de las 25.000 pesetas destinadas por la Provincia a este objeto.

Siguiendo el camino trazado en beneficio de la agricultura, las Juntas de Deva de 1857, dispusieron que se colocaran varios toros sementales en distintos pueblos con el objeto de mejorar la raza vacuna, y que las exposiciones bienales se hicieran extensivas al ganado cerdal y a los productos agrícolas del país.

Pasados los dos primeros años de ensayos en la Casa-Modelo de Tolosa, concibió tan grandes esperanzas el país, acerca de las ventajas que había de reportar su establecimiento a la agricultura regional, que dio lugar a que las Juntas reunidas en Guetaria en 1859 acordasen comprar la finca de Yurreamendi, dejando sin efecto la escritura de arriendo otorgada anteriormente por tiempo de quince años, a razón de 9.000 reales al año. Pero este optimismo perduró poco tiempo, puesto que en Juntas de Oñate de 186, se acordó la supresión de la Granja de Tolosa. En el dictamen que precedió al acuerdo, se decía que en los once años que llevaba de existencia, eran innegables los beneficios que había recibido la ganadería del país con la Casa-Modelo, generalizando en bastante escala el cruzamiento de las reses vacunas y de cerda, reconocidas como de mejor calidad en el extranjero, pero que por las desventajas que ofrecían los terrenos de la Granja, como por la subdivisión de la propiedad y el esmero con que se cultivaban las tierras en Guipúzcoa, en lo concerniente a sus principales cosechas, no era el establecimiento montado por la Provincia, susceptible de proporcionar a la labranza en esta parte las mejoras que no hubiese podido reportarle en los once años que venía rigiendo. Añadía también que el sacrificio que había costado a la Provincia: su sostenimiento, ascendía a pesetas 180.316,23, y que si había de existir en el país una Casa-Modelo de agricultura con todas las condiciones de tal, así en cuanto se refiere al cultivo de cereales, como a la selvicultura, horticultura, /442/ jardinería, ganadería e industrias agrícolas, era de todo punto indispensable renunciar al establecimiento existente y plantear otro nuevo, con todas las condiciones propias de los de su clase, en donde se diese la debida instrucción a las personas que lo deseasen y se dedicasen a los diversos raros de la agricultura.

Tolosa. Finca de Yurreamendi

Finca Yurreamendi, de Tolosa, en donde estuvo la Casa-Modelo

de Agricultura desde 1857á 1867

 

Así quedó cerrado este establecimiento agrícola, que funcionó el corto tiempo apuntado, bajo la dirección del exestudiante de Grignon don Jorge de Sagastume, cuyas dos Memorias, publicadas en 1858 y I859.tenemos a la vista. Según se colige de éstas, las tierras de la Granja se hallaban divididas en seis lotes o porciones de experimentación de a 370 posturas, y en ellas se sembraban, por lo que se ve, remolacha, zanahoria, patata, trébol rojo, sorgho azucarado, vezas, alholva, alfalfa, nabo, cebada de Australia, avena negra, trigo y maíz.

En la parte que se ocupa de la ganadería, se ve que disponían de seis toros, dos de raza suiza, dos del país, un normando y uno de la raza Durham, pero los que merecían la predilección del director. eran los ejemplares suizos, que estimaba los más convenientes para este país, porque de ellos se podían obtener vacas que dieran mucha leche y sirvieran para el trabajo, que era lo fue por entonces se quería por nuestra clase labradora. Así bien, poseían seis vacas suizas, que durante todo el año, por día, y uno con otro, producían /443/ seis y medio litros; dos vacas normandas, de las cuales una daba seis azumbres de leche al día y la otra cuatro; una novil1a de la raza Durham.

Además del ganado vacuno, disponían en la granja de un caballo semental percherón; verracos y cerdas Hamsehire; lanares merinas; gallos y gallinas Dorhing, Hudan, Crevecoerir, Guinea Cochinchina, etc.

Los resultados obtenidos en el establecimiento agrícola de la Provincia no correspondieron a los beneficios que esperaba el país, y se estimó que había gran desproporción entre el provecho que se obtenía y lo que importaba su conservación, a juzgar por lo que nos dicen los escritores de aquel tiempo, sin tener en cuenta que no es tan esencial el que el dinero de la Diputación produzca mucho interés, como el que contribuya al progreso material del país. Se alegaba que ningún labrador guipuzcoano podía tomar por modelo una casa que no podía sostenerse por sí misma, sin necesidad de auxilio ajeno, mayormente si se tenía en cuenta que aquel había de pagar la renta anual, mantener, vestir y educar a la familia y procurar todavía algunos ahorros para acomodo de sus hijos y para otras atenciones; que nada de esto podría hacerse, si arreglaba sus trabajos agrícolas a los métodos adoptados en dicha casa-modelo, de donde inferían que no podían ser aplicados, a lo menos de una manera general, a la labranza de los caseríos de la Provincia. Añadían también que el cultivo del trigo, del maíz y demás cereales, que era el fondo de nuestra agricultura, cesó en aquel establecimiento, sin haber podido adelantar respecto del método usado hasta entonces en el país a pesar de los ensayos hechos al efecto, y que su misión quedaba reducida, por tanto, a la mejora y propagación del ganado vacuno y de cerda y a la fabricación de quesos, sin que el cultivo de las yerbas forrajeras bastase para la manutención del ganado extranjero que existía en la granja.

A pesar de todas estas consideraciones y otras que les sugerían los resultados de la casa- modelo a los hombres de aquel tiempo, somos de parecer que la actuación de Sagastume no fue infructuosa a los progresos agrícolas de nuestros labradores; no sólo porque dio a conocer la utilidad de varias plantas forrajeras, como la remolacha, alfalfa, etc., que tanto y con tanto provecho se han generalizado después, sino porque sacando al agricultor de los estrechos límites del cultivo del trigo, maíz y nabo, a que estaban sujetos en esta región, trajo nuevas ideas y nuevos métodos, que si no dieron provecho inmediato, se han ido infiltrando poco a poco en el ánimo de todos y constituyen hoy una riqueza muy importante.

En confirmación de este parecer nuestro, copiaremos algunos párrafos de la Memoria de Sagastume, que hacen al caso. Decía el director de la casa-modelo: «El agrónomo que haya permanecido algún tiempo en el territorio guipuzcoano, no habrá dejado de conocer pronto que vivimos en un país eminentemente forrajero; en un país en que, sin más humedad que la que viene directamente del cielo y la temperatura suave que reina por doquiera, /444/ se ven vegetar con espontaneidad toda clase de plantas útiles a la alimentación de los animales domésticos. ¿No sería por tanto sensible que sus labradores no supiesen aprovechar de las favorables circunstancias con que la naturaleza brinda, dando más importancia y latitud que hasta el presente al cultivo de prados artificiales y naturales, base de la parte pecuaria, que debe ser la principal riqueza de nuestra Provincia?»

«Desde el momento en que la Península y el vecino imperio se pongan en comunicación con nuestra Provincia por medio de las vías férreas, se verán obligados los labradores del país a cambiar su sistema de cultivo, disminuyendo en proporción notable la extensión que hoy destinan a los cereales, y dando más incremento a la producción forrajera».

Y refiriéndose al ganado vacuno decía: «Pero aunque hoy el objeto principal de los labradores de Guipúzcoa, se reduce a utilizar las vacas en el trabajo al propio tiempo que sacan de ellas toda la leche posible, destinando al matadero a los novillos que no han de padrear y a las madres que, por vejez, esterilidad u otra causa, no les reporta el beneficio apetecido, hay que tener también presente que puede llegar un tiempo y que acaso no esté lejos, en que el trabajo de las vacas se considere como una parte muy secundaria, en cuyo caso necesitaremos que nos dé bueyes y novillos de fácil engorde, y vacas, que produciendo bastante leche en su primera edad, puedan destinarse después al matadero, sin que su ceba presente grandes gastos».

Estos pronósticos de Sagastume se han cumplido exactamente, y las opiniones vertidas por aquél hace 60 años, hoy están en el ánimo de todos los que se ocupan algo de la agricultura guipuzcoana, y son las ideas reinantes que se van poniendo en práctica en gran escala.

Consecuencia de la generalización y divulgación de estas nuevas corrientes, es el aumento de cultivo de las plantas forrajeras y el interés vivísimo que existe en el país por el fomento de la ganadería, que tanta importancia va tomando por momentos y que tan considerables beneficios rinde a Guipúzcoa. Claro está que no podemos atribuir a la exclusiva iniciativa de Sagastume todo el progreso pecuario que hoy estamos palpando en la Provincia, porque después de él se han practicado trabajos meritísimos en el mismo sentido y han actuado nuevos elementos desconocidos entonces, pero no se puede negar que las teorías emitidas por aquél en sus memorias abrieron camino entre sus contemporáneos y han contribuido eficazmente a que los particulares y autoridades hayan venido ocupándose de este interesante ramo de la agricultura, que en los tiempos presentes va adquiriendo un desarrollo consolador.

Tampoco debemos atribuir a la Granja provincial de Tolosa la introducción en el país de las plantas forrajeras que se ensayaron en las parcelas de Yurreamendi. porque sabemos que en 1833 se hacía uso de la alfalfa y del trébol y de otras plantas de prados, especialmente en la parte de Fuenterrabía, /445/ y que también se cultivaban, para alimento del ganado vacuno, la zanahoria, remolacha y raíz de la abundancia, cuyas hojas se aprovechaban dándoles los oportunos cortes. Se decía que las hojas de zanahoria admitían doble número de cortes que las de la remolacha y que el ganado comía con más apetito aquéllas que éstas; en cambio, prefería la raíz de la remolacha a la de la zanahoria. .

Pero si bien es verdad que estas plantas forrajeras no deben su primera introducción en la Provincia a la Casa-Modelo de Tolosa y sí probablemente a la Sociedad Económica de Amigos del País, era tan escaso su cultivo que apenas eran conocidas y utilizadas, y a los ensayos de la Granja se debe su difusión, mostrando a los agricultores las ventajas de estos forrajes, que paulatinamente han ido extendiendo su campo de acción.

Cuando se instaló la Casa-Modelo, la alimentación del ganado vacuno en Guipúzcoa era tan deficiente que no debe extrañarnos que preponderara en nuestras montañas una raza pobre y raquítica. Aparte del nabo y alguna hierba que recogían en terrenos eriales y ribazos, en el rigor del invierno, mantenían el ganado con árgoma, que también se llama aliaga, y se conoce en el país con el nombre de Otea (Ulex Europeus L.) Dicha planta se mantiene verde todo el año, pero su parte tierna se reduce solo a espinas muy puntiagudas. Las vacas tienen una boca muy delicada, y aunque el hambre les hacía morder algunos ramos, tallos o retoños de la expresada planta, era con tal incomodidad y trabajo que materialmente se les veía sufrir. ,También se recogía con mucha fatiga, por el que cuidaba del ganado, un haz de la parte más tierna de las mismas árgomas, la traían a casa y en un pesebre de madera, que llaman Otaska, desmenuzábanlo a golpes con una cuchilla puesta en sentido vertical en un extremo de un palo recio, a cuya herramienta llaman Ota-Jakia. Otras veces en una gran piedra, que nunca falta al lado de la puerta, machacaban las árgomas con una maza para quebrantar las espinas y ponerlas en estado de que las pobres vacas pudieran comerlas sin tanta molestia. En todo lo cual se ve un trabajo ímprobo para proporcionar un alimento tan escaso y tan difícil de adquirir y preparar .

Esto no obsta para que el alimento que proporciona esta planta tenga excelentes condiciones nutritivas, tan sobresalientes, que hay quien dice (195) que puede emplearse como el mejor de los alimentos.

También echaban mano de la ortiga nuestros agricultores, de esta planta que solo el contacto de sus hojas basta para causar un dolor momentáneo muy intenso. Se cultivaba en Suecia como forraje y se creía que la leche de las vacas que se alimentaban con ella era más rica en crema.

Como resultado de este movimiento iniciado en 1850, se celebraron varias /446/ exposiciones de ganados hasta el año 1870, de las que podemos señalar las siguientes:

Fechas Pueblos

Premios - pesetas

3 junio 1850 Lazcano (196) 1.764,50
19 mayo 1851 Lazcano 5.293,50
17 mayo 1852 Vergara 7.977,75
21 mayo 1860 Lazcano 6.011,50
19 mayo 1862 Vergara 6.206,50
18 mayo 1864 Azpeitia 6.604,50
28 mayo 1866 Hernani 5.111,50
7 septiembre 1868 Lazcano 7.282,25
19 septiembre 1870 Vergara (197) 6.868,00

 

En 1860 abonaba la Provincia por 20 paradas subvencionadas con 25 pesetas cada una, conforme al acuerdo de las Juntas de Deva de 1857 ; 500 pesetas. Por el sostenimiento de seis toros provinciales, 2,100. Próximamente estas mismas cantidades fue abonando anualmente por iguales conceptos, hasta que la guerra civil vino a interrumpir la marcha progresiva de ramo tan importante.

En 1863 S. M. la Reina, queriendo coadyuvar al movimiento iniciado aquí, regaló a la Provincia seis vacas y un toro, procedentes de la real ganadería, y al mismo tiempo adquiría la Diputación ocho toros suizos y una vaca. En 1865 trajo tres más de los primeros yen 1866 otros ocho, que fueron colocados en varios pueblos.

Cada vez que el Director de la Granja salía para Suiza a comprar ganado, la Provincia anunciaba su salida por medio de circulares a los Ayuntamientos y ofrecía los servicios de aquél para adquirir el ganado que deseaban los ganaderos particulares, previo el depósito del importe aproximado de la compra que solicitaban. .

De esta manera, celebrando exposiciones en los pueblos, subvencionando las paradas de toros sementales, trayendo ganado extranjero para los servicios provinciales y facilitando su adquisición a los particulares por medio del Director de la Granja, realizó nuestra Corporación provincial una meritísima campaña que dejó huellas beneficiosas en el país, dando a conocer razas de ganado muy superiores a las que teníamos en la Provincia y poniendo de manifiesto la alta conveniencia de seguir este movimiento evolutivo, que tanto había de fomentar nuestra riqueza pecuaria,

Con los anuncios de la guerra civil, quedaron suprimidas las exposiciones en 1870, y al tomar incremento la lucha fratricida, se vio la Diputación, en 1873, obligada a suspender los demás servicios inherentes a este ramo, que quedaron relegados a último término para cuidar de otras atenciones más perentorias, no solamente en el tiempo que duró la guerra, sino varios años más que tardó en normalizarse la vida administrativa de Guipúzcoa.

/447/ Y no es que la Corporación provincial desatendiera completamente cuanto incumbía a nuestra agricultura, sino que, a pesar de su buen deseo, se halló con graves atenciones inaplazables y exhausta de medios que la imposibilitaban para pensar en un proyecto serio de regeneración agrícola. Buena prueba de estos dos extremos apuntados tenemos en los acuerdos de la misma Diputación, correspondientes a los años inmediatos a la guerra.

Vemos, en efecto, que en las sesiones de 1880 se da lectura al reglamento para la implantación de la enseñanza agrícola; en las de 1881 se trata de establecer las medidas conducentes a la extinción de la filoxera; en las de 1882 se recomienda el libro de don Severo Aguirre Miramón, sobre fabricación de sidras en estas provincias; en las de 1883 se acuerda imprimir la Memoria de don Adolfo Comba, referente a la ganadería de la Provincia, y se dispone, así bien, que se nombren comisiones en todos los pueblos para visitar los caseríos y suministrar a la Diputación los datos que se pedían en el cuestionario, repartido al efecto, acerca de su situación y reformas de que eran susceptibles; en 1884 se compran varios ejemplares de un folleto titulado Agricultura eusquerazcoa.

Hasta aquí, como se ve, tienen escasa importancia las decisiones de la Diputación en apoyo de nuestra agricultura, aunque se atisba el anhelo de hacer algo provechoso en acuerdos Como el de la reforma de los caseríos, que por entonces no pasó de proyecto. Pero a medida que nos apartamos de la época infausta de la guerra y, limitados los trastornos ocasionados por ella, la administración se encauza de nuevo por sus caminos naturales, surge otra vez en el palacio de Guipúzcoa la enseña de las reformas agro-pecuarias y con paso firme y seguro se la conduce en marcha triunfal de victoria en victoria.

Así resulta que en 1893 se crea un premio de 100 pesetas al cultivo de remolacha forrajera, sin perjuicio de ampliarlo más tarde a otros productos si da resultado el sistema. En las mismas sesiones de la Diputación se aprueba la importantísima proposición de )a Comisión provincial para la celebración de las fiestas euskaras y exposición agrícola, de que nos ocuparemos después más detenidamente, con una consignación de 10.000 pesetas para premios. Asimismo se acordó que, para Abril del año siguiente, se presentara un programa completo de fiestas después de oír el parecer de los pueblos.

En las de 1895 y 1896 se acuerda arrendar la finca Fraisoro para establecer en ella la enseñanza agrícola; levantar el plano taquimétrico de los pertenecidos de la finca; encargar al Arquitecto provincial el proyecto de los edificios que han de levantarse; se nombra el Jefe de la casería modelo y, en Septiembre de este último año, se anuncia la subasta de las obras de la Granja Fraisoro por la cantidad de 83.329 pesetas.

En 1897 se invierten 25.000 pesetas en la adquisición de ganado reproductor Schwitz, para mejora de la raza del país.

En 1900 se pasa una circular a los pueblos recomendando la asociación de agricultores y ganaderos, como medio de hacer frente a las contingencias de sus respectivas industrias; que se monte en Fraisoro un laboratorio de análisis, además de los campos de experimentación que posee; que se trate de formar centros de fiscalización de semillas y forma de esterilizar; que se propaguen las conveniencias de extender las medidas de asociación; que se recomiende a los Ayuntamientos el cuidado de elegir sus veterinarios para que ayuden en la labor de mejora del ganado; que se cree el servicio forestal, como lo tiene ya Navarra; que se forme la plantilla de Fraisoro y su reglamento; que se abra concurso entre los Arquitectos del país vasco-navarro para presentar planos y proyectos de una casería modelo, señalando 5.000 pesetas como premio. El mismo año se pasan circulares a los Ayuntamientos con instrucciones impresas para combatir la glosopeda, y en 1901 se adquieren 125 ejemplares de Instrucciones sanitarias contra la glosopeda para repartirlos en los Ayuntamientos; se aprueba la proposición y el reglamento para la Sociedad Provincial de Seguros de Ganados.

En 1902 se publica una circular haciendo ver los beneficios que se reportarán con la creación de Juntas locales de Agricultura y recomendando su formación; se modifican algunos artículos del reglamento de la Sociedad Provincial de Seguros de Ganados.

En 1903 se anuncia a los Ayuntamientos que la Diputación va a adquirir abonos químicos y remite instrucciones sobre el uso de dichos abonos y una hoja de pedido para que cada municipio formule el suyo en nombre de sus vecinos. Se anuncia que ha llegado el pedido y que pueden disponer de él. Se acuerda publicar, a título de ensayo, una revista bilingüe para propaganda de asuntos agrícolas, implantar campos de experimentación en varios pueblos, dar conferencias agrícolas en ellos, etc. , y se proyecta establecer una escuela ambulante de agricultura. Se adjudica el premio de 5.000 pesetas al proyecto de caserío modelo, presentado bajo el lema Osasuna, que significa Salud, y se acuerda adoptar las medidas que el proyecto premiado indica, y que se publique y difunda, en concepto de modelo, para la construcción de caseríos del país. Se acuerda el establecimiento de cajas rurales en los pueblos y que se impriman y repartan los estatutos escritos en castellano y vascuence. Se nombra Perito, encargado de las conferencias ambulantes, a don Ignacio Camarero Núñez, que dio principio a su cometido en Lezo el 30 de Agosto de 1903, exponiendo en la lengua del país, a los agricultores allí reunidos, diferentes observaciones y consejos acerca de los métodos agrícolas a seguir, simientes, herramientas, etc. Se establece una subvención para la higienización de caseríos, se estudia un reglamento y se presupuestan 25.000 pesetas para atender a este servicio.

En 1904 ofrece la Diputación superfosfato y nitrato de sosa de su depósito de Fraisoro.

/449/ En 1905 se aprueba el Reglamento de paradas de toros.

En 1906 se dispone que se coleccionen los artículos publicados en la revista de la Provincia Gipuzkoako Nekazaritza y se publiquen en un folleto y se repartan como medio instructivo. Se recomienda el uso de abonos químicos en el cultivo del maíz.

En 1907 se recomienda a las autoridades locales la formación de Sindicatos y se señala la subvención que puede darse a estas entidades agrícolas; que se transforme la Sociedad Provincial de Seguros en una Caja de Reaseguros, creándose sociedades locales, y se aprueban los estatutos de la Caja de Reaseguros Provincial.

En 1908 se acuerda asistir al Congreso de Madrid y se dispone, así bien, que vaya el Director de la Granja al Congreso pomológico de Saint Brieux, quien presenta una Memoria como resultado de su comisión. Se acepta el ofrecimiento del Director general de la Escuela Oficial de Agricultura de Arenys de Mar de una plaza gratuita y se acuerda enviar a ella un alumno de Fraisoro. Que se adquieran 100 ejemplares de la Guía práctica para el empleo de abonos y que se consignen 1.500 pesetas para campos de experiencia, como complemento de la labor de Fraisoro.

En 1911 se dispone que Guipúzcoa tome parte en el Congreso vitícola de Navarra, y en atención a la importancia que en lo antiguo tuvo el cultivo de la vid, se estudien las especies de vides y sus cultivos más adecuados al clima de Guipúzcoa. Se acuerda imprimir un trabajo de don Luís Saiz, titulado Indice agro-pecuario-forestal de la Provincia de Guipúzcoa, que tenemos a la vista al redactar estas líneas. Se acuerda también que la Diputación subvencione los pequeños centros teórico-prácticos de agricultura y ganadería que se establezcan en los pueblos, facilitando abonos minerales y haciendo que el Ayudante del servicio forestal visite varias veces al año los indicados centros.

En 1913 se acuerda adquirir 30 ejemplares del libro Inspección Bromológica, de don Luís Saiz, y recomendar su adquisición a los Ayuntamientos.

En 1914 se acuerda conceder subvención a los Ayuntamientos de Zumarraga e lrún para el concurso local de ganadería que tratan de celebrar en dichas localidades.

Como se ve por esta relación sucinta de los acuerdos extractados que hacen referencia al fomento de la agricultura provincial, resulta inmensa la labor llevada a cabo por nuestra Diputación, y merecedora de todo género de alabanzas la cooperación entusiasta que ha prestado a este importante ramo de la riqueza pública. No es posible dedicar ni tan siquiera unas pocas líneas a cada uno de los particulares que abarcan los acuerdos señalados, entre los cuales no figuran, sin embargo, los referentes al servicio forestal, del que nos ocuparemos aparte aunque sea muy brevemente, ni otros asuntos menos importantes, por la extensión que tornaría esta parte de nuestro trabajo, pero /450/ no podemos prescindir de dar a conocer a nuestros lectores algunos de los servicios que, para el fomento agro-pecuario, se hallan instituidos en Guipúzcoa y que constituyen uno de los mejores 'ornamentos de la administración provincial, por el cual tantas felicitaciones lleva recibidas la Diputación de personas técnicas y otras constituidas en autoridad, que han presenciado nuestros concursos y han tenido ocasión de estudiar la marcha establecida para el régimen de estos organismos y enterarse de las mejoras obtenidas.

Fiestas euskaras. Anualmente se celebran en alguno de los pueblos de Guipúzcoa varios actos de carácter heterogéneo, aunque inspirados todos ellos en ambiente vasco, que se conocen con el gráfico y evocador dictado de Fiestas euskaras. Son, en efecto, las fiestas de la literatura, de la música, de las costumbres de los vascos, pero especialmente la fiesta del trabajo agrícola, principal objeto de la actividad de los laboriosos pobladores de nuestras montañas.

Muchas veces se han celebrado, desde antiguos tiempos, números sueltos de éstos que hoy integran las conocidísimas Fiestas euskaras, y el acuerdo de aunar los esfuerzos aislados y de prestarles calor de cooperación, se deriva del año 1894, en el que la Excelentísima Diputación guipuzcoana decidió sumar esfuerzos y ponerse ella misma al frente del laudable movimiento.

Al efecto, el día 14 de Noviembre del año citado acordó distribuir, por todos los pueblos de Guipúzcoa, una circular en la que se daba cuenta de la idea y se exponían las bases conforme a las cuales debía ser llevada a cabo.

En esas bases se establecía que, bajo el patronato de la Diputación; se celebrarían concursos anuales de agricultura, ganadería é industrias domésticas relacionadas con la ganadería y agricultura, y que, para la ejecución del proyecto, quedaba, desde luego, abierta una información pública, «en la que serán oídos por escrito los agricultores y ganaderos y cuantas personas, en general, quieran exponer sus opiniones acerca de los productos agrícolas y semovientes en que han de recaer los premios, número y cuantía de éstos, regla que debe presidir en su concesión, atendida la Naturaleza del suelo guipuzcoano y utilidad que a la riqueza del país ofrecen dichos productos y semovientes, exposiciones teóricas de sistemas de cultivo y cría de semovientes, composición de los Jurados y cuanto estimen conducente al fomento de la riqueza agrícola y pecuaria de Guipúzcoa».

A la vez, se celebrarían también concursos de literatura y música vasca y, como complemento de todo ello, tendrían lugar diversas fiestas privativas del país.

La Diputación costearía, desde luego, los gastos de los concursos agrícolas y de los certámenes literarios y otros varios, y los pueblos en que las fiestas se celebrasen deberían contribuir a la organización de otros festejos que completarían el programa.

Bien estudiado el asunto, la Diputación se dispuso a dar comienzo al /451/ ciclo de concursos de agricultura y fiestas euskaras. Para ello eligieron diez y ocho pueblos, en los que esas fiestas deberían celebrarse, y por sorteo se decidió el orden en que tendrían lugar los concursos.

El primero se celebró en Mondragón el año 1896 y, desde entonces hasta 1913, han seguido sin interrupción en los pueblos y fechas siguientes:

Fechas Pueblos
Julio 1896 Mondragón
Julio 1897 Oyarzun
Septiembre 1898 Cestona
Septiembre 1899 Zumarraga
Septiembre 1900 Zumaya
Septiembre 1901 Azpeitia
Septiembre 1902 Oñate
Septiembre 1903 Irún
Septiembre 1904 Villafranca
Septiembre 1905 Vergara
Julio 1906 San Sebastián
Julio 1907 Elgoibar
Septiembre 1908 Eibar
Septiembre 1909 Hernani
Septiembre 1910 Azcoitia
Septiembre 1911 Segura
Septiembre 1912 Zarauz
Julio 1913 Tolosa

 

Terminado este ciclo señalado, se le aumentó con otro lugar, la ciudad de Fuenterrabía, y se hallaba ya todo dispuesto para continuar la serie de 1914, cuando hubo que suspender las fiestas a causa del anormal estado que había creado el comienzo de la guerra europea; por la misma razón se suspendieron en 1915 y se ha decidido que tampoco se celebren este año de 1916, pero tendrán lugar en cuanto la paz vuelva a reinar en Europa.

La celebración de estas fiestas se inició con relativa modestia, pero de tal modo encajaron en el país y tan grandes son los beneficios que de ellas se obtienen, que hoy se celebran hasta con esplendidez en lo que a los concursos de Agricultura y Ganadería se refiere.

Esta exhibición de la riqueza pecuaria y agrícola es la base de las Fiestas euskaras, y a ella dedicaremos principalmente nuestra atención, aunque citemos, como de pasada, otros actos que le sirven de complemento.

Estas fiestas duran casi siempre tres días y a ellas acude enorme gentío de toda la Provincia, parte, la mayor, por contemplar la riqueza extraordinaria de ganado que se reúne, parte por acudir a las ceremonias religiosas, que suelen revestir solemnidad desusada, y el resto atraído por los certámenes de literatura y de música o por las fiestas de carácter popular .

Las Fiestas euskaras se inician con la Salve, cantada en la parroquia la noche del día en que aquéllas dan comienzo, que suele ser sábado. Al día siguiente, a las nueve y media, se verifica por las calles del pueblo la procesión a la antigua usanza foral, en la que figuran las imágenes de San Ignacio de Loyola y de la Purísima Concepción, propiedad de la Diputación guipuzcoana. Terminada la procesión, se celebra la Misa Mayor en la parroquia.

Estas funciones religiosas revisten gran solemnidad. A ellas acuden la Diputación, las autoridades del pueblo, comisiones invitadas, etc., y muchas veces es el Prelado de la Diócesis quien celebra la Misa. En ella predican en lengua vasca los mejores oradores sagrados, y la parte artística raya a altura elevadísima, en ocasiones increíble en lugares de tan poco vecindario.

/452/ La organización de los certámenes de literatura y música vasca está encomendada, desde hace años, al Consejo Directivo de la revista Euskalerriaren alde, que se publica bajo el patrocinio de la misma Diputación. Antes de la fecha señalada para la celebración de las fiestas, la revista abre un Certamen de literatura y música, señalando temas y ofreciendo premios, cuya cuantía gira alrededor de 1.500 pesetas. Jurados previamente designados señalan qué trabajos han de ser los premiados, y a sus autores se les entregan los premios en una gran fiesta pública que se celebra en el lugar donde las Fiestas euskaras se desarrollan. En este acto se distribuyen también sus premios a los niños de ambos sexos que los ganen en exámenes de lectura y escritura euskéricas previamente celebrados, a las bandas de tamborileros que mejor hayan ejecutado los ejercicios señalados por el Jurado en oposiciones que preceden al acto, y a cuantos hayan obtenido algún galardón en estos torneos de la inteligencia, organizados por Euskalerriaren a'de.

En esta fiesta pública, que atrae concurrencia enorme, los números literarios son exclusivamente euskéricos y los musicales de ambiente totalmente vasco. A su esplendor contribuye la sociedad Euskal-Esnalea, formada exclusivamente para la defensa y propaganda del idioma vasco, acudiendo la Junta Directiva y señalando oradores que inciten al pueblo a mantener viva la lengua que heredaron de sus padres.

El Municipio, por su parte, organiza bailes de ezpata-dantzaris, aurreskus, torneos diversos de carácter popular y otros festejos que entretienen agradablemente a la muchedumbre en los intervalos libres del programa oficial.

Pero, como hemos dicho, la parte dedicada a la ganadería y agricultura es la principal de estas fiestas, la que merece predilección de la Diputación guipuzcoana y la que más interés despierta en la mayor porción del público que a ellas acude y se comprende que así sea. La población guipuzcoana es eminentemente agrícola; su casa, sus animales domésticos y sus tierras son el objeto primordial de sus atenciones, y estas fiestas, que son la exhibición brillante del fruto de aquel cariño, le fascinan y atraen con la fuerza del honor conseguido o de la esperanza cercana.

Estos concursos han servido de magnífico complemento a la hermosa labor que en pro de la agricultura y ganadería guipuzcoana realiza sin descanso la Diputación, y ante un certamen de éstos anuales se maravillan los forasteros inteligentes que tienen ocasión de contemplarlo. De tal modo abundan los magníficos ejemplares de todas clases, que los Jurados se ven perplejos para otorgar los premios y la Diputación no tiene otro remedio que aumentar de año en año la cantidad que dedica a recompensas y dividir y subdividir las secciones para dar cabida a mayor número de ejemplares; aún así, quedan sin galardón animales que harían magnífico papel en concursos de importancia.

/453/ Para organizar estos concursos, la Diputación tiene personal peritísimo, y todos los detalles están admirablemente estudiados y prevenidas todas las contingencias.

A los certámenes pueden concurrir: todos los agricultores y ganaderos de Guipúzcoa; los constructores y almacenistas de máquinas, herramientas y utensilios agrícolas de toda la región vasco-navarra; los preparadores de residuos propios para la alimentación del ganado: los agricultores, ganaderos, corporaciones y particulares que hayan practicado trabajos de repoblación forestal en la Provincia; los agricultores que cultiven un prado natural o artificial y se hallen en las mejores condiciones de producción; los labradores que tengan los establos con ganado más uniforme de las razas Schwitz o Pirenaica y en mejores condiciones de instalación, ventilación, higiene, etc., y los sindicatos agrícolas, federaciones y sociedades de carácter análogo que quieran hacer instalaciones colectivas de productos.

Tanto los ganados .como los productos agrícolas y utensilios deben ser previamente presentados a los Jurados para que los examinen, inscriban y distribuyan en secciones.

El ganado que opte a premio debe estar en poder de su dueño de!;de seis meses antes del Concurso, y los animales reproductores que alcancen premio deberán conservarse, para la reproducción en la Provincia, durante los doce meses siguientes: al del Concurso.

Si un mismo expositor presenta varios animales en la misma categoría, podrá obtener varios premios, pero no recibirá más cantidad en metálico que la correspondiente al premio más elevado; porcada uno de los otros se le da un diploma. Además, los animales premiados en anteriores concursos, en los sucesivos solo podrán optar a un premio en metálico, superior al que hayan obtenido anteriormente, si figuran en la misma sección.

A fin de que todos estos requisitos sean cumplidos, los Jurados toman atinadas precauciones: se exigen certificados de los Alcaldes, y a los animales de la especie vacuna, que resultan premiados, se les marca a fuego en los cuernos y a los de las especies caballar y asnal se les registra bajo la inspección del Veterinario oficial de la Provincia. Además, de los premios que cada animal obtenga, el año en que el Concurso se celebra solo se entrega al dueño la mitad y la otra mitad se le da en el Concurso del año siguiente si ha cumplido las condiciones exigidas.

Respecto de la amplitud de estos Concursos anuales y de la importancia que se da a cada sección de los mismos, así como de otros extremos prácticos relacionados con aquéllos, podría hablarse extensamente, pero nos limitaremos a dar un resumen, lo más compendiado posible, del último Concurso anunciado. Ese resumen nos ahorra de toda clase de consideraciones, que cada lector se las hará en vista de los datos que pondremos ante sus ojos.

La sección más importante del Concurso de Ganadería y Agricultura /454/ es la dedicada al ganado vacuno y comprende nueve categorías divididas en varias secciones.

La primera categoría es la titulada Raza Pirenaica o del país, sin pigmentación, y en ella se conceden los premios siguientes:

 

Novillos y toros De 1 a 2 años (sin dientes permanentes) 1er premio 250
2º premio 200
3er premio 150
De 2 años en adelantes (con dos o más dientes permanentes) 1er premio 250
2º premio 200
3er premio 150
Novillas y vacas De 1 a 2 años (sin dientes permanentes) 1er premio 125
2º premio 100
3er premio 75
De 2 a 3 años, en estado de lactancia o con signos evidentes de preñez (más de dos dientes permanentes) 1er premio 150
2º premio 125
3er premio 100
De tres años en adelante, en estado de lactancia o con signos evidentes de preñez (más de dos dientes permanentes) 1er premio 200
2º premio 150
3er premio 125

 

En la segunda categoría está comprendida la misma raza de la primera, pero con pigmentos en las mucosas y partes depiladas. Hay en esta categoría las mismas secciones y subsecciones que en la anterior y se conceden exactamente los mismos premios;

La tercera categoría es la de la Raza Schwitz-guipuzcoana y los premios son los siguientes:

 

Novillos y toros De 1 a 2 años (sin dientes permanentes) 1er premio 250 pesetas
2º premio 200
3er premio 150
4º premio 100
De 2 años en adelantes (con dos o más dientes permanentes) 1er premio 250
2º premio 200
3er premio 150
4º premio 100
Novillas y vacas De 1 a 2 años (sin dientes permanentes) 1er premio 125
2º premio 100
3er premio 75
De 2 a 3 años, en estado de lactancia o con signos evidentes de preñez (más de dos dientes permanentes) 1er premio 150
2º premio 125
3er premio 100
De tres años en adelante, en estado de lactancia o con signos evidentes de preñez (más de dos dientes permanentes) 1er premio 200
2º premio 150
3er premio 125

 

La cuarta categoría comprende los ejemplares de raza pura Schwitz importada, y se anuncian tos premios siguientes:

 

Novillos y toros De 1 año en adelante 1er premio 250 pesetas
2º premio 175
Novillas y vacas
De 2 a 3 años, en estado de lactancia o con signos evidentes de preñez (más de dos dientes permanentes) 1er premio 75
2º premio 50
De tres años en adelante, en estado de lactancia o con signos evidentes de preñez (más de dos dientes permanentes) 1er premio 125
2º premio 75

 

En la quinta categoría van comprendidos los animales mestizos Schwitz pirenaicos, y se ofrecen estos premios:

 

Novillas y vacas Sección 1ª De 1 a 2 años (sin dientes permanentes) 1er premio 150 pesetas
2º premio 100
3er premio 75
4º premio 50
Sección 2ª De 2 a 3 años, en estado de lactancia o con signos evidentes de preñez (más de dos dientes permanentes) 1er premio 200
2º premio 150
3er premio 100
4º premio 50
Sección 3ª De tres años en adelante, en estado de lactancia o con signos evidentes de preñez (más de dos dientes permanentes) 1er premio 200
2º premio 150
3er premio 125
4º premio 100

 

En la sexta categoría entran los lotes de vacas lecheras en estado de Jactancia, y los que opten a premio han de componerse, por lo menos, de tres vacas que no concurran a ninguna otra categoría del mismo Concurso . Se conceden tres premios: uno de 200 pesetas, otro de 175 y de 150 el tercero.

En esta categoría se conceden también un premio de 5° pesetas y otro de 25, en cada una de las razas Schwitz y Pirenaica, para las vacas que, con una producción diaria de 14 litros de leche como mínimum y con relación al peso vivo y a la época del último parto, den leche más rica en materia grasa.

Hay también una sección especial para premiar los terneros de las razas Schwitz y Pirenaica, criados con leche hasta los ocho meses d-e edad. Los premios son: uno de 75 pesetas, otro de 5° y dos de 3°.

En la séptima categoría se conceden un diploma de honor y 750 pesetas al mejor lote de ganado vacuno de raza del país, compuesto, por lo menos, de un toro de más de un año, una novilla de uno a tres años y dos vacas de más de tres años .

En la octava categoría hay un diploma de honor para el mejor lote de raza Schwitz, en las mismas condiciones que el anterior.

y por último, en la novena categoría, se ofrece un diploma de honor al mejor lote de ganado vacuno procedente de cruzamiento de vaca del país, con toro Schwitz.

Además, estos lotes de las categorías 7, 8 y 9. son los únicos que pueden aspirar al premio especial, consistente en un hermoso collar con campana y el escudo de Guipúzcoa, que se adjudica al lote que tenga mayor mérito por su presentación, conjunto y condiciones peculiares a su raza.

Hay asimismo, para cada una de las razas Pirenaica y Schwitz, un campeonato de toros, en el que se otorgan premios de 250 pesetas y magníficos collares con campana y escudo de Guipúzcoa.

La sección de ganado caballar comprende los ejemplares nacidos en el país y dedicados a la reproducción, y abarca estas categorías:

Ganado de pastoreo Potros y caballos de 2 años en adelante 1er premio 100 pesetas
75
50
25
Potrancas y yeguas 1er premio 100 pesetas
75
50
25
Ganado de cuadra o establo Potros y caballos de 2 años en adelante 1er premio 100 pesetas
75
50
Potrancas y yeguas de 2 años en adelante 1er premio 100 pesetas
75
50
Crías del semental provincial 1er premio 100 pesetas
75
50

En la sección de ganado asnal hay premios de 100, 75, 50 y 25 pesetas para los burros de uno a cinco años y otros iguales para las burras.

En la de ganado de cerda se conceden premios de 100, 75 ,50, 25 y 15 pesetas para los verracos de más de ocho meses de edad y otros idénticos para las cerdas con crías o en estado de preñez.

En la de ganado lanar (raza del país) se ofrecen premios de 50, 40, 30 y 20 pesetas a los carneros y otros iguales a las ovejas.

Para los animales de corral se halla establecida esta clasificación ( 199):

 

Gallos y gallinas (raza del País) 1er premio 50 pesetas
40
30
Gallos y gallinas (raza andaluza y similares) 1er premio 50 pesetas
40
30
Gallos y gallinas (razas extranjeras) 1er premio 50 pesetas
40
30
20
10
Gansos 1er premio 25 pesetas
20
15
Patos 1er premio 20 pesetas
15
10
5
Palomas 1er premio 15 pesetas
10
6
5
Conejos 1er premio 20 pesetas
15
10
5

 

 Para premiar las mejores máquinas, herramientas y utensilios agrícolas, hay cuatro medallas de plata y cuatro de bronce.

Los grupos de productos agrícolas que al Concurso acuden y los premios que han de concederse, se ajustan a la clasificación siguiente:

 

Mantequilla fresca. 1er premio 20 pesetas
15
10
5
Quesos de leche de oveja 1er premio 20 pesetas
15
10
5
Quesos de leche de vaca 1er premio 20 pesetas
15
10
5
Mieles y ceras 1er premio 20 pesetas
10
5
Sidras 1er premio Medalla de plata
plata
Medalla de bronce
bronce
Chacolíes 1er premio Medalla de plata
Bronce
Cereales 1er premio 20 pesetas
10
Leguminosas y otras 1er premio 20 pesetas
10
Raíces y tubérculos 1er premio 30 pesetas
20
Al agricultor que en mejores condiciones de producción cultive un prado premio 100 pesetas
A los dueños de establos en mejores condiciones de instalación e higiene 1er premio 200 pesetas
100

 

La sección de horticultura es también completa en estos Concursos. Abarca plantas verdes de cultivo y de adorno (de aire libre y de invernadero),. plantas en flor (de aire libre y de invernadero), plantas forzadas cultivadas para frutos (uvas en tiestos, fresales para frutos, ananás, etc.), productos de los viveros (árboles de adorno, frutales y para repoblaciones), flores cortadas para ramilletes, frutas frescas (uvas, manzanas y peras de cuchillo, ídem de sidra, melocotones, pavías, ciruelas, fresas, etc. , naranjas, limones...), frutas secas (almendras, nueces, avellanas), frutas conservadas en desecación (pasas, ciruelas, albérchigos y albaricoques), hortalizas de estación y legumbres secas. Casi todos los premios de esta sección son medallas de plata y bronce; solo se premian en metálico las mejores colecciones de doce piezas de manzanas de cuchillo y de sidra.

Hay también premios para el fomento de la apicultura. Se conceden dos, uno de 50 y otro de 25 pesetas a los agricultores o particulares que posean colmenas de mayor cantidad y mejor estado de producción.

/458/ Como ya veremos luego, la Excelentísima Diputación concede mucha importancia a las repoblaciones forestales. Prueba palpable de ello son los premios que en estos Concursos ofrece a los Ayuntamientos y particulares que secunden su iniciativa.

A los Ayuntamientos concede diploma de honor y medalla de plata si durante los dos últimos años han repoblado, por lo menos, 30 hectáreas de monte comunal; mención honorífica y medalla de plata si han repoblado 20 hectáreas, y mención y medalla de bronce si han repoblado 15 hectáreas.

Alos particulares se les otorgan premios de 200, 150, 100, 75 y 50 pesetas, según sean doce, diez, ocho, seis o cuatro las hectáreas de monte que hayan repoblado.

En estos Concursos pueden establecer exposiciones colectivas los sindicatos agrícolas, Cajas rurales, Sociedades de seguros mutuos contra los temporales, pedriscos, etc., y los Jurados pueden concederles varios premios de 300 y 200 pesetas.

Por último, en estos Concursos hay también premios en metálico para material de enseñanza agrícola, colecciones, modelos, dibujos, herbarios, etc.

Bien claramente se echa de ver, después de examinado este amplio cuadro al que se ajustan los Concursos de Agricultura y de Ganadería que anualmente organiza la Excelentísima Diputación, el interés con que la Provincia mira cuanto se refiere a su riqueza pecuaria y agrícola.

Durante los días señalados para la celebración del conjunto de Fiestas euskaras, suelen tener lugar varios actos relacionados con los Concursos. Antes del comienzo de las fiestas se hace ardua labor de recepción, examen, medición y clasificación de cuantos animales, utensilios, máquinas y productos agrícolas llegan con destino al Concurso, y los Jurados de las diversas secciones los califican y otorgan los premios.

El día de más afluencia, el principal de todas las fiestas, domingo, a las nueve, se abre la Exposición de animales, objetos y productos presentados, que se dispone en la más amplia vega de la villa. La Diputación tiene material propio adecuado para preparar debidamente la Exposición y lo transporta cada año al pueblo en que han de celebrarse los Concursos. El material es abundantísimo: además del cierre general que abarca toda la enorme instalación, se montan departamentos apropiados para cada sección y subsección de ganados, etc., jaulas enormes y bien distribuidas para los animales de .corral, magníficas estanterías para la exhibición de los distintos productos .agrícolas, adecuados tablados y escaparates para flores, plantas, frutas y hortalizas, varios pabellones elegantísimos para exposición de cuadros estadísticos, gráficos, datos comparativos, fotografías., dibujos, albums, memorias, etc., todo ello redactado y dispuesto por el personal de la Diputación, que con este motivo atrae hacia sí anualmente bien merecidos elogios de cuantos inteligentes examinan esta sección. Se ponen también otros pabellones /459/ para oficinas y diversos trabajos, y en toda la instalación, que es muy pintoresca y de agradabilísimo aspecto, reinan la esplendidez y el buen gusto.

Al abrirse la Exposición, los diversos animales y objetos premiados ostentan carteles con los premios merecidos, y el público desfila por los anchos paseos abiertos entre las distintas instalaciones, contemplando aquel alarde de riqueza guipuzcoana, signo del bienestar general de nuestro país. No hay lugar de Guipúzcoa del que, aprovechando la festividad del día, no concurran muchísimos baserritarras a extasiarse ante las magníficas vacas, cerdos y ovejas y los frutos exuberantes de los manzanos y del maíz,

Al comenzar la tarde, en uno de los pabellones de la Exposición se entrega la segunda mitad de su premio a los expositores premiados en el Concurso del año anterior y que hayan cumplido las condiciones exigidas, y terminado este acto, la Excelentísima Diputación, la Corporación municipal del lugar y los invitados de calidad giran la visita oficial al Concurso y a continuación se entrega a cada expositor laureado la primera mitad del importe de sus premios. A las cinco suele verificarse en la plaza pública de la villa un soberbio desfile del ganado premiado ante otro amplio y bien adornado pabellón que también se lleva a todos los pueblos y desde el que presencian el deslizarse de la interminable fila de ejemplares premiados la Excelentísima Diputación, el Ayuntamiento, las Corporaciones y particulares invitados, los jurados y el personal que ha intervenido en la organización de los Concursos.

En resumen: estos Certámenes de Agricultura y Ganadería revisten tal importancia, están tan admirablemente organizados y se verifican con tal desprendimiento, que no creemos que haya provincia que iguale en ello la nuestra. Y de tal modo estos Concursos han servido, aparte de otras razones, de acicate a nuestros caseros, que en pocos años la riqueza pecuaria de Guipúzcoa ha mejorado en proporciones increíbles. y a medida que la riqueza aumenta, la importancia de los Concursos tenía que crecer también y ha crecido, como puede el lector ver en este cuadro, en el que figura, año por año, el número de ejemplares que ha acudido a cada sección de los Certámenes o el de los premiados en los mismos. Hacemos esta distinción porque no es posible recoger datos que permitan expresar el número de presentados a los Certámenes, ya que en todos ellos no se han llevado con la misma escrupulosidad los detalles. En el cuadro que va a continuación figuran los ejemplares presentados a los Certámenes en las casillas correspondientes a los años 1896, 1897, 1898, 1899 y 1900; tan solo los ejemplares premiados, en los años 1901 a 1907, y todos los presentados de 1908 en adelante. Además conviene hacer constar que en todos los Certámenes se ha contado como un ejemplar a cada lote presentado, con opción a premio del conjunto {200).

En este otro cuadro podrá ver el lector en qué proporción han ido aumentando desde el año 1896, en que comenzó el ciclo de estos Concursos, las cantidades gastadas en cada uno de ellos y las destinadas exclusivamente a premios, así como también podrá examinar en qué proporción han ido creciendo los presupuestos de Agricultura y Ganadería:

Certámenes de agricultura y ganadería (1896-1913). Estadística

Granja provincial de Fraisoro. -Desde que se cerró en 1867 la Casa Modelo de Yurreamendi, permanecía la Provincia sin un campo de experimentación en donde se pudiera atender al fomento de la agricultura y ganadería, enseñando prácticamente al labrador las ventajas de determinados /461/ cultivos y la superioridad de algunas razas de animales, al mismo tiempo que se le instruía en los modernos procedimientos de las industrias rurales.

Comprendiendo la Diputación las ventajas que pudieran alcanzarse para la agricultura en general con el establecimiento de una granja dedicada a estos fines y tan pronto como el erario provincial se halló en disposición de atender con cierto desahogo a los gastos que podía ocasionar su implantación a la altura que exigían las necesidades de entonces, puso el asunto a estudio a fines del año 1895 para dar forma al pensamiento en la forma más práctica y viable. Al comenzar el año 1896 se ponía en ejecución el proyecto, tomando en arriendo la finca Fraisoro, situada en la jurisdicción de Cizurquil, muy cerca de la estación de Villabona, con una renta de dos mil pesetas anuales por un plazo de 15 años, prorrogables por otros 15, con la facultad de compra, dentro del plazo de arriendo, por parte de la Diputación, en la cantidad de 50.000 pesetas, como se realizó. Una vez en posesión de la finca, se dispuso la manera de utilizar los frutos pendientes y se procedió a la labra, sembrado, abono y modificaciones consiguientes, ordenándose al personal facultativo de la Diputación el levantamiento de un plano taquimétrico detallado de la posesión, con curvas de nivel de cinco en cinco metros, para su más fácil estudio y comparación de mejoras en su día; y como el antiguo edificio no reunía condiciones para el objeto, se consideró indispensable la inmediata construcción de una cuadra aislada y bien acondicionada, y ya en Septiembre se anunciaba la subasta de varias obras más, que en conjunto ascendían a 83.329 pesetas.

Se nombró Director de la Granja, practicáronse los trabajos de roturación, encalado y afemado de los terrenos, siendo una de las primeras labores la preparación de la parcela Atariko-soroa, para la siembra de alfalfa.

Durante el invierno se procedió al derribo de árboles viejos, corte de argomales, etc. , para la preparación de herbales, con el objeto de acopiar heno para los inviernos sucesivos. En 1896 pudieron henificarse 200 arrobas de hierba, y el aumento fue tan importante que en 1899 pasaron de dos mil las del primer corte, sin contar el segundo y tercero, que se dejaron para su consumo en fresco.

En 1897 se trajeron de Suiza doce toros y diez vacas raza pura Schwitz, y quedando las vacas y dos toros en la Granja, se repartieron los otros diez toros restantes a paradas convenientemente señaladas.

Una vez que estuvo la finca bien dispuesta, los trabajos de experimentación dieron comienzo en 1901 en mayor escala. Dentro del plan entraba la propagación de los abonos y cultivos forrajeros; introducción de máquinas útiles; estudio de variedades nuevas y mejora del ganado; fomento de las sociedades agrícolas.

En 1903 se trajeron otros veinticinco toros Schwitz, que también fueron distribuidos por los pueblos.

/462/Se han estudiado comparativamente en la Granja las razas pirenaica, normanda, holandesa, Schwitz, Simenthal, Hereford y Jersey. La conclusión de estos experimentos ha sido la obtención de la raza Schwitz, por cruzamiento continuo de las vacas con toros de esta pura raza. Con este objeto en 1906 se importaron otros treinta toros de esta raza con igual destino que los anteriores.

Para la mejora de la raza pirenaica, se importaron por aquella fecha catorce toros de la misma raza del Pirineo francés.

A consecuencia de la invitación insistente que hicieron a la Provincia la Asociación de Ganaderos y la Remonta en el Concurso de Ganados de Madrid de 1908, trajo la Diputación un hermoso ejemplar de pura raza árabe, estableciendo así la primera parada Hípica-Provincial, que ha dado brillantes resultados.

Hay además en Fraisoro cochiqueras, en donde se han hecho pruebas de selección del ganado cerdal y cruzamientos de las razas del país con la Yorkshire y Craon, habiéndose llegado a la creación de un tipo especial de aceptación creciente.

En los corrales de aves existen representaciones de las razas Faverolles, Plimouth Rock, Langsham, andaluzas y del país entre las gallinas, y las de Rouen, Pekín y Sueca entre los patos.

Hay un amplio conejar en la huerta.

También se han construido tres grandes silos para la conservación del forraje verde el invierno.

Para la producción de la fuerza motriz y suministro de fluido eléctrico para alumbrado de la Granja y sus dependencias y de la Casa-Cuna, que se halla enclavada en la parte alta de la finca, existe un motor hidráulico y su correspondiente dinamo.

Aparte de lo expuesto, lo que más caracteriza a la Granja, por la trascendental importancia que tiene para la mejora agro-pecuaria, es la Escuela de Agricultura y Lechería, que se halla establecida en la misma.

Para la enseñanza práctica de la agricultura dispone de un dominio rural de 27 hectáreas, en el cual se efectúan todos los cultivos forrajeros con arreglo a los procedimientos racionales de la agronomía moderna. Cereales, leguminosas, raíces forrajeras y alimenticias, praderas naturales, artificiales y temporales ocupan el suelo. Se han llevado a cabo numerosos ensayos a fin de mostrar la influencia de las diversas operaciones de cultivo sobre los rendimientos, el valor de las variedades y la acción de los abonos. Se ha instalado un laboratorio químico con objeto de verificar investigaciones agrícolas, análisis de tierras, de abonos y de productos agrícolas.

En la huerta, muy bien orientada, se cultivan toda clase de legumbres y hortalizas, y se atiende a la arboricultura y floricultura.

La lechería, montada según los últimos adelantos, posee pasteurizadoras,  /463/ refrigerantes, desnatadoras, centrífugas, mantequeras, amasadoras, prensas, etc. Todas estas máquinas están movidas por fuerza hidráulica, y el promedio de la producción de mantequilla, estos últimos tiempos, ha sido de 20.000 kilogramos anuales.

Actualmente cuentan los establos de Fraisoro con 25 cabezas de vaca Schwitz y Schwitz-pirenaicas y dos toros de la primera raza.

En 1910 se estableció en Fraisoro una estación pomológica y sidrería experimental.

Constituyen los pertenecidos de la finca Fraisoro 27 hectáreas de terreno, distribuidas en la siguiente forma:

Praderas naturales. 8,00 hectáreas.

Pastos 1,50 h.

Manzanales en prados. 2,00 h

Tierras de labor 6,50 .

Castañales 3,50.

Robledales 3,75.

Helechal y argomal  2,00 .

Total. 27,25 hectáreas (203).

 

Sociedades de seguros para accidentes de ganados. -..Desde tiempos antiguos figuran en esta Provincia las Hermandades o Cofradías, sostenidas más bien por la buena fe de los asociados que por la bondad de su organización. La Diputación, queriendo acudir a organizarlas en beneficio de sus administrados, creó con fecha 8 de Febrero de 1903, bajo su patrocinio, una sociedad de carácter provincial, que alcanzó en 1905 la cifra de 1.500.000 pesetas aseguradas, valor de las 3.800 cabezas de ganado inscriptas.

La extensión del campo de seguro y la falta de inspección hicieron que dicha sociedad no pudiera atender a los gastos y se disolvió el 3° de Junio de 1901 con un importante déficit.

La misma Junta Directiva de aquella sociedad propuso a la Diputación la reorganización de la sociedad en forma distinta, siendo aprobados el reglamento general de Sociedades Locales de Seguros y el de la Caja de Reaseguros Provincial con fecha 30 de Junio y 10 de Diciembre de 1907, respectivamente. Con esta nueva organización funciona una sola sociedad en cada término municipal y se rigen y administran por sí mismas, aunque sujetas a un reglamento único para toda Guipúzcoa, con la intervención del Reaseguro, para conocer el número de asociados, reses y capital, como también el número de siniestros, su origen, etc.

La Caja de Reaseguros empezó a funcionar el 1º de Enero de 1908 y tiene el doble carácter de compensar a las sociedades locales, haciéndose cargo del exceso de mortalidad que ocurra en ellas desde el 2 y medio por 100 anual, y el de tomar a su cargo el servicio de epizootias o enfermedades /464/ infecto-contagiosas, llegando, con sus auxilios y medidas profilácticas, a los puntos donde aparecen esta clase de enfermedades. Constituye el fondo de esta Caja una tributación impuesta por la Diputación sobre las reses que se sacrifican para el consumo, y además el 3 por 100 del valor líquido de los siniestros que hayan ocurrido en las sociedades afiliadas a la Caja, todas las cuales funcionan con la denominación única de Anaitasuna.

Guipúzcoa en los Concursos de Ganados de Madrid.  Este esfuerzo, realizado por la Diputación Provincial de Guipúzcoa para el fomento de la ganadería, secundado por muchos particulares, que han coadyuvado eficazmente a tan magna obra, ha dado el resultado apetecido, mejorando las razas de ganado del país en proporciones inesperadas, como lo prueban los éxitos alcanzados en los diferentes certámenes en que toma parte. En el Concurso celebrado en la Florida de Madrid del 22 al 28 de Mayo de 1908, Guipúzcoa estuvo dignamente representada y constituyó la nota más saliente de la Exposición, tanto por la cantidad y calidad del ganado presentado, como por la significación de su asistencia, demostrativa de que, con su especial régimen administrativo, atiende, con el mayor interés y entusiasmo, servicios de tan vital importancia, para el porvenir de la Nación, como los que afectan a la Agricultura y Ganadería.

 

Instalación de productos agrícolas [Il. no disponible]

 

La instalación de esta Provincia se hallaba constituida por un Pabellón Central de nueve metros de largo por cuatro y medio de ancho, en el que se expusieron los cuadros y gráficos preparados para dar a conocer los métodos empleados para el fomento agro-pecuario. A derecha é izquierda de este pabellón Central había dispuestos dos pabellones laterales, en los que se acomodó el ganado vacuno y cerdal que se inscribió en el Concurso. El conjunto de la instalación tenía una longitud de 60 metros y se hallaba artística y elegantemente decorado con escudos de los pueblos y banderas y gallardetes, presentando un soberbio golpe de vista que destacaba notablemente del resto de las instalaciones hechas en el recinto del Concurso. El Pabellón Central se hallaba, además, adornado con macizos de plantas y flores.

Se hallaba el Pabellón de Guipúzcoa custodiado por un cabo y dos miqueletes y asistieron, además, el presidente de la Diputación, dos diputados provinciales, el director de la Granja Fraisoro, dos veterinarios provinciales y dos empleados de la Diputación que daban explicaciones de los cuadros y gráficos presentados al Concurso y expuestos en el Pabellón Central, que eran una demostración de arte y de buen gusto, que llamaron la atención de los visitantes, pudiendo citarse, entre las personas que honraron con su presencia la instalación, a S. M. el Rey, la infanta Isabel, los infantes Don Carlos y Don Fernando con las respectivas Infantas, el presidente del Consejo de Ministros señor Maura, varios ministros, generales y muchísimas personalidades de la Corte y la mayor parte de los guipuzcoanos residentes en ella, a todos los cuales se les ofrecía leche ordeñada en el acto.

El ganado vacuno lo constituían ocho toros y doce vacas, divididos en cinco lotes: de raza pirenaica degenerada; raza pirenaica, mejorada por selección; raza Schwitz-guipuzcoana; raza pura Schwitz, y raza Simmenthal.

También presentó ganado cerdal. Obtuvo la Provincia en este Concurso cuatro primeros premios, un suplementario, uno especial y tres segundos, dos medallas de oro, dos menciones honoríficas y una mención especial, que importaron en junto 3.500 pesetas en metálico, las cuales cedieron a favor de la Asociación de Ganaderos, organizadora del Concurso, con el objeto de que se creasen en el próximo una o dos recompensas en nombre de Guipúzcoa, que con este proceder quiso contribuir a la generosa y patriótica labor comenzada por la Asociación para fomentar la riqueza pecuaria de España.

Independientemente de estos premios, concedidos a la representación oficial de Guipúzcoa, los ganaderos guipuzcoanos, que particularmente concurrieron al Certamen, obtuvieron un primer premio de 600 pesetas, otro suplementario de 350, un segundo de 300 y una mención honorífica y 150 pesetas.

El éxito alcanzado por la Provincia fue indiscutible y nadie puso en duda el lugar preeminente que ocupó en aquel Concurso.

Animada por este triunfo y por el estado de prosperidad creciente en que proseguía la riqueza pecuaria de Guipúzcoa, accediendo a invitaciones valiosas que recibió en este sentido, se presentó de nuevo en el Concurso /466/ celebrado por la misma Asociación en Mayo de 1913 en la Corte, presentando nuevos ejemplares de ganado de todo género y aportando datos interesantes relacionados con la riqueza pecuaria. Como resultado de la inmensa labor realizada por la Provincia, se expusieron admirables gráficos que daban idea exacta de los reglamentos, de la producción láctea y sus derivados, mantequillas, quesos, gota de leche, etc.; de las plagas que azotaron nuestro ganado vacuno; de sus enfermedades más comunes, estudiando el microbio al microscopio, y en magníficas preparaciones al natural de partes enfermas; la distribución en que por toda la Provincia se hallan repartidas las paradas de sementales, marcando las zonas del ganado pirenaico y del suizo-guipuzcoano; álbumes de los Concursos anuales de la Provincia, en los que de día en día, y merced al gráfico fotográfico se iba notando la transformación progresiva de nuestros bovinos.

Premios de ganado vacuno

 Ejemplares de ganado vacuno que obtuvieron primeros premios.

 Clisé de Seguí

 

En minuciosos y excelentes mapas se encontraba el estudio de nuestra Provincia por el subsuelo y las rocas eruptivas, para deducir las condiciones de su capa vegetal y proceder conforme a este método científico a nuestra repoblación forestal, marcada año por año en su avance por árboles que de invisibles se van haciendo corpulentos, a medida que la Provincia, venciendo mil obstáculos, logra extender sus repoblaciones, dedicando cada vez mayores cantidades a tan importante problema.

Inmenso compilador; precedido de meritísima portada, hecha a pluma, encerraba todas las disposiciones emanadas de nuestra dirección forestal /467/ en el desarrollo de trabajo tan interesante, con las planas correspondientes y las variedades de árboles plantadas.

Se exhibían, asimismo, colecciones completas de los maíces que se cultivan en la Región y de sus enemigos, coleccionados, a su vez, en crisálidas, gusanos y mariposas.

Un bonito muestrario de algunas de las variedades de las mejores manzanas de sidra daba a conocer una de las principales ramas de nuestra riqueza.

Se expuso también una vista en relieve de la Granja de Fraisoro con su casa-cuna, gallineros, conejeras, cochiqueras, molino y demás dependencias, además de todos sus terrenos y variedades de cultivo, que constituía una verdadera obra de arte.

Con todos estos elementos, el Pabellón de Guipúzcoa fue la admiración de cuantos lo visitaron y constantemente se halló lleno de curiosos que hormigueaban con afán, admirando el colosal esfuerzo llevado a cabo y tomando notas, pidiendo datos é impresos, estudiando los gráficos y hojeando los álbumes.

Todas las mañanas, a la vista del público, se fabricaba, con la leche ordeñada de la víspera, la famosa mantequilla conocida por « de Fraisoro » , siendo muchas las personas, algunas de gran relieve, que asistían a esta lección práctica industrial con sus libros de notas y apuntes.

El resultado, obtenido no pudo ser más brillante, como puede verse por la relación de los premios que le fueron concedidos en el acto de la clausura, presidido por S. M. e. Rey, el 27 de Mayo del año indicado.

Raza pirenaica. En esta sección y en su capítulo de toros adjudicaban un primer premio de 400 pesetas, dos segundos de 200 y menciones honoríficas, y habiendo Guipúzcoa presentado dos toros, se le concedió a uno de ellos el primer premio, más una mención honorífica, y al otro el segundo.

En vacas presentó Guipúzcoa cuatro de puro tipo pirenaico, y dentro de este tipo, dos de ellas como pareja de arrastre, y les fueron adjudicados el primer premio de 300 pesetas y el segundo de 150, más una mención honorífica, habiendo logrado además, la pareja de arrastre, el segundo premio de su sección correspondiente.

Toros de raza Schwitz, nacidos en España. Se adjudicaban un primer premio de 400 pesetas, un segundo de 200 y menciones honoríficas. Se disputaron los premios en esta sección, que fue de las más concurridas de la Exposición, la friolera de 45 toros; Guipúzcoa presentó cuatro, habiendo obtenido el segundo premio y dos menciones honoríficas.

En la sección de reses vacunas cebadas presentó un toro de nuestra raza suizo-guipuzcoana y obtuvo el primer premio.

Cruzas de razas extranjeras con españolas. En esta sección Guipúzcoa presentó un lote de diez vacas de su raza suizo-guipuzcoana, de mérito extraordinario. La talla del último Concurso al actual, de 1 metro 34,38 centímetros, /468/ subió a 1metro 40' 44 centímetros. Su producción, de 20 litros de leche, ascendió a 24, respondiendo todo el conjunto a estas mejoras. Para Guipúzcoa fue el primer premio de 300 pesetas de la sección, además de crearse un diploma especial con medalla de bronce como distinción a labor tan benemérita y bien dirigida.

Con estas vacas de trabajo, en su sección correspondiente, en donde se presentaron varias de regalo, obtuvo el primer premio de 125 pesetas, el segundo de 100 y varias menciones honoríficas, y con esas mismas vacas se luchó para obtener el premio de la riqueza en grasas de la leche, mereciendo el primero de de 200 pesetas y mención honorífica.

 

Un carnero que obtuvo primer premio. [Ilustración no disponible]

 

 

Ganado caballar. En el Concurso último, viendo el extraordinario progreso pecuario de la Provincia, la Asociación de Ganaderos y la Remonta invitaron con insistencia a los Diputados a que se determinaran á. poner mano en la regeneración del ganado caballar, problema arduo y de difícil solución. La Excelentísima Diputación tomó buena nota del consejo y se decidió a acometer la empresa. Adquirió un ejemplar de pura raza árabe, abrió y reglamentó las épocas y formas del servicio y ya en el Concurso a que venimos haciendo referencia pudo exponer sus productos, y tal fue la admiración producida por os resultados, que tanto S. M. el Rey como los Infantes Don Carlos y Don Fernando y los criadores más afamados y los más inteligentes caballistas y veterinarios, no cesaron de prodigar sus elogios y aplausos a la Diputación. Tan notables eran los ejemplares presentados, que baste decir que el lote de potrancos se llevó el primer premio de su sección, 250 pesetas, y el lote de las tres potrancas el primero de la suya, 300 pesetas, /469/ habiéndosele concedido al semental Sidi, árabe de pura sangre y tal vez el caballo que más llamó la atención del Concurso, un diploma de honor, mereciendo la Diputación Provincial, del Jurado, una mención especial por el acierto de Guipúzcoa en los procedimientos seguidos para transformar su ganado caballar.

 

Burra premiada en el concurso. [Ilustración no disponible]

 

Ganado de cerda. En esta sección presentó Guipúzcoa dos lotes: uno de raza del país, compuesto de un verraco y dos cerdas de cría con once cochinillos cada una. Los ejemplares eran tan estupendos y los marranillos tan selectos que obtuvieron los dos primeros premios de sus secciones, el uno de 300 pesetas y el otro de 350, vendiéndose durante el Concurso todos los cochinillos.

Operación de marcar a fuego a las reses premiadas

 

Ganado lanar. Fue la Provincia con dos lotes a disputar los premios especiales a la raza lacha y a la raza pirenaica. Cada lote lo formaban dos moruecos y seis ovejas y ambos lotes merecieron los dos primeros premios: el uno de 250 pesetas, ofrecido por la Asociación General de Ganaderos, y el otro de 200, ofrecido por el Ministerio de Fomento.

Exposición de productos lácteos. En esta sección, en la que más que el valor absoluto y relativo de los productos presentados se apreciaba la labor social de la entidad expositora, juzgándola por su finalidad, su intensidad y los resultados obtenidos con relación al tiempo, según Memoria detallada de la totalidad de la obra realizada, se adjudicó a Guipúzcoa el diploma de honor por la exposición de sus mantecas y quesos.

/470/ Procedimientos de elaboración expuestos al público fabricando algún producto lácteo. Asimismo en este grupo le fue concedida a la Provincia el diploma de honor por la fabricación diaria de la mantequilla dentro de su Pabellón y a la vista del público.

Por último Guipúzcoa se hizo acreedora al gran premio, diploma de honor y 2.000 pesetas, designado para la corporación o entidad que, presentando ganado en el Concurso, tuviera entonces, en vigor y desarrollo, organizados mejores y más prácticos servicios de fomento pecuario para su respectiva Provincia o Región.

También fueron premiados con una mención honorífica los alumnos de Fraisoro que acudieron al Concurso, por su cooperación en los trabajos de designaciones zoométricas .

Así bien mereció un premio de 250 pesetas la Memoria relacionada con la ganadería de Guipúzcoa, presentada por don Luís Saiz, inspector de la Caja de Reaseguros Provincial.

Aparte de estos premios, los ganaderos guipuzcoanos que particularmente concurrieron fueron galardonados con un primer premio y dos segundos, medalla y diploma de plata.

Se presentaron también dos incubadoras artificiales, que fueron agraciadas con mención honorífica.

De modo que los premios obtenidos por la Provincia en el Concurso de Madrid, son: Gran premio, 2.000 pesetas y diploma de honor por el conjunto de la instalación.

Sección de ganado vacuno. Se le otorgan seis primeros premios, tres segundos y un octavo; cuatro menciones honoríficas, un diploma y una medalla de bronce.

Ganado caballar. Dos primeros premios, un diploma de honor y una mención especial.

Ganado de cerda y lanar. Cuatro primeros premios. El Jurado hace en su veredicto gran elogio de la granja de Fraisoro y le concede diploma de honor.

Por las mantequillas y quesos se le concede otro diploma de honor .

En resumen: resulta que la provincia de Guipúzcoa mereció el gran premio, doce primeros premios, tres segundos y un octavo; cinco diplomas de honor, un diploma, cuatro menciones honoríficas, una mención especial y una medalla de bronce .

Estos brillantes resultados, obtenidos en los dos Concursos de la Corte de España, en noble lid con los magníficos ejemplares presentados por los ganaderos de más nombradía de la Nación, demuestran mejor que los elogios que pudiera dedicarle nuestra pluma, la labor inmensa llevada a cabo por Guipúzcoa para el fomento de su riqueza pecuaria y el éxito resonante con que ha visto coronados sus laudables esfuerzos, aumentando la riqueza /471/ imponible de sus pueblos en proporciones extraordinarias, que bien compensan los sacrificios realizados.

Merced a este constante y bien encaminado esfuerzo, se ha conseguido que la provincia de Guipúzcoa sea, de todas las de España, la que ocupa el primer lugar en el censo pecuario con relación a su superficie. Cuenta, en efecto, con 31,3 cabezas por kilómetro cuadrado.

Bien quisiéramos establecer términos de comparación entre las producciones agrícolas de los tiempos pasados y los actuales y deducir los aumentos graduales que ha experimentado nuestra riqueza territorial, pero son tan escasos los datos que hay antiguos y nos merecen tan escasa confianza, que no nos atrevemos a basar sobre ellos cálculo alguno serio. Sin embargo, aportaremos los pocos que existen para conocimiento de nuestros lectores.

Resumen de la riqueza territorial de Guipúzcoa, según el censo de I799

Producciones Unidad, peso o medida Cantidades Precio (reales)
Trigo Fanegas 289.020 40
Centeno Id. 5.372 27
Maíz Id. 270.908 24
Avena  Id. 2.149 15
Habas Id. 2.366 32
Habichuelas Id. 442 38
Castañas Id. 9.770 15
Lino Arrobas  2.261 75
Cáñamo Id. 232 50
Vino Id.  6,361 12
Sidra Id. 131.490 6

 

Estadística de cereales y leguminosas en Guipúzcoa

  Años
Producciones 1908 1909 1910 1911 1912 1912
            Superf. sembrada
  Quint. m. Quint. m. Quint. m. Quint. m. Quint. m. Hectáreas
Trigo 86.850 118.025 130.501 110.500 130.180 10.000
Maíz 158.010 176.910 126.005 128.195 238.144 12.530
Cebada - - - - - -
Avena - - - - - -
Centeno - - - - - -
Habas - - - - 16.543 7.620
Guisantes - - - - 1.035 86
Judías - - - - 27.134 4.520

 

Si calculamos que la fanega de trigo en esta Provincia pesa 42 kilogramos, que es el mínimum de su peso, resulta que las 289.020 fanegas, que se recolectaban en 1799, equivalían a 121,388 quintales métricos, que comparados con los 130.180 recogidos en 1912, nos dan un pequeño superávit de 8.792 quintales, que equivale a una baja proporcional considerable en el cultivo de este grano, teniendo presente la gran cantidad de tierras que se han roturado en ese intermedio para labrarlas.

/472/ En cambio si hacemos el mismo estudio comparativo con respecto al maíz, cuyo peso medio calculamos en 38,64 kilogramos fanega, nos da por resultado que a fines del siglo XVIII se cogían 104.678 quintales métricos, contra 218.144 que se recolectaron en 1912, o sea que hoy tenemos una producción más que duplicada de este articulo.

El centeno y la avena, que antes se sembraban en pequeñas cantidades, han desaparecido completamente, y si bien se siembra alguna porción pequeña de cebada, es en tan reducida escala, que no merece la pena de que se la tome en consideración.

Si del examen comparativo de los precedentes productos agrícolas pasamos al de la ganadería, los resultados que nos dan los datos que se hallan a nuestro alcance son los siguientes:

Estado de los bueyes, vacas y caballos que había en Guipúzcoa el año 1812

/473/ Como se ve, el número de bueyes casi equipara al de vacas, proporción que hoy no existe, porque el número de éstas es infinitamente mayor en nuestras caserías que el de los bueyes, y esto no solo ocurría a principios del siglo pasado, a que se contrae el estado que copiamos, sino que en tiempos anteriores ocurría lo mismo, a juzgar por el gran número de bueyes que figuran en .diversos transportes. Así resulta el año 1523 que, para llevar las barcas y puente que por mandato de S. M. hicieron en San Sebastián para el ejército que entró en Francia, aportó Guipúzcoa 500 yuntas de bueyes de los pueblos de la comarca. De igual modo vemos con frecuencia que se trasladan a los pueblos de la costa cientos de yuntas de bueyes para arrastrar al agua los barcos construidos en los astilleros, como ocurrió con el buque Santa María, de 400 toneladas, fabricado en 1593 en Zarauz, para cuyo arrastre al mar hubo necesidad de reunir 200 yuntas de bueyes, y para el de San Juan Bautista, de 600 toneladas, el año 1620, en la misma villa, 300 yuntas.

Esta abundancia de bueyes se debía, indudablemente, a que las vacas eran de tan escasa corpulencia y fuerza que apenas servían para arrastrar: los instrumentos aratorios, y para haber conocido este estado de raquitismo de nuestro ganado vacuno no hay necesidad de remontarse a tiempos tan lejanos, pues que la generación actual recuerda todavía aquellos ejemplares enclenques y degenerados, inútiles para el trabajo, por lo cual se veían obligados nuestros labradores a tener bueyes para toda faena ruda.

El estado precedente de 1812, por estar hecho por el ramo de guerra para atender al servicio de bagajes, no nos detalla más que el número de bueyes, vacas y caballos de cada pueblo, dándonos un total de 9.053 de los primeros y 10.085 de los segundos, que hacen en junto 19.138.

En cambio el estado de 1799, a que antes hemos hecho referencia, nos señala el número de becerros con que contaba, a la sazón, Guipúzcoa, que sería, con corta diferencia, el mismo de 1812, el cual asciende a 2.107; y aun-o que queramos añadir a esta última cifra otra igual de terneras, nos dará un total de cabezas de ganado vacuno de 23.352.

Si comparamos estos datos con otros posteriores, veremos que en 1882 había en Guipúzcoa 53.895 cabezas de ganado vacuno y 148 paradas de toros sementales con 151 toros, sin contar las paradas particulares,

Del aumento experimentado en tiempos posteriores, nos dará idea el estado que sigue:

 

Años
1908 1909 1910 1911 1912
58.829 61.300 79.198 51.380 78.492

 

Así bien, el estado oficial de 1799 nos dice que había en aquella fecha 14.402 corderos, 584 cabritos, 1.227 cerdos y 9.807 arrobas de lana.

A esto objeta Iztueta (204), muy enterado de la vida pastoril, que cada oveja, por término medio, da tres libras de lana y que en esa proporción las 9.800 arrobas suponen 81.666 ovejas, y que donde había este número de ovejas nacerían, cuando menos, 65.286 corderos.

También debemos observar que el número de cabritos que se hace figurar en la Provincia es muy exiguo, si tenemos en cuenta una denuncia presentada por el Comandante de Marina con motivo del daño que causaban en el arbolado, diciendo que solo en Oyarzun había más de 5,000 cabras.

Pabellón del Fomento Agro-Pecuario en la Exposición de Madrid

En otros estados de 1842 nos dicen que, en tiempos normales, en los montes de la Provincia pastaban 6.000 ovejas y 3.000 yeguas y potros y que en la fecha indicada se había reducido este número a la mitad con motivo de la guerra civil, a lo que contesta Iztueta en su obra, escrita en 1847, que solo en Zaldivia, su pueblo, había más de 10.000 ovejas y que, con las de Ataun, Amezqueta e Idiazabal, pasarían de 25,000.

Con razón hemos dicho que los -estados antiguos nos merecían poca fe, porque nuestros mayores carecían de medios para una investigación verdad /475/ y andaban tanto o más sobrados de desconfianza que sus descendientes. A pesar de eso hemos querido publicarlos para rebatirlos y evitar el que continuasen circulando como noticias verídicas.

En el censo de 1880 figura Guipúzcoa con 97.908 cabezas de ganado lanar, que representa un aumento muy considerable.

En el estado que sigue encontraremos datos recientes, y sin duda más aproximados a la verdad, del ganado lanar, asnal, caballar y cerdal de la Provincia:

 

Ganadería y principales granjas

 

Siguiendo los impulsos de la Diputación, las clases cultas de la Provincia han establecido diferentes casas agrícolas, montadas con sujeción a los gustos modernos. Especialmente en los servicios é higiene de las cuadras, se han adoptado todos los adelantos conocidos, para la mejor instalación de magníficos ejemplares de distintas razas de vacas, dedicadas principalmente a la producción de la leche.

Para que se tenga idea aproximada de la importancia y número de las granjas particulares a que venimos haciendo referencia, señalamos a continuación algunas de las más principales:

 

Ganadería y principales granjas

 

Además de éstas hay otras varias; no menos importantes algunas de ellas, que sentimos no conocer en sus detalles. Tales son las de los señores Olasagasti, en Igueldo; Beiner, en Oyarzun; Hurtado de Mendoza, en Azcoitia; Baronesa de Satrustegui, en Pasajes; don José Elosegui, en Bedayo (Tolosa); .Alustiza, en Bedayo (Tolosa); Mendizábal, en Andoain; don Juan Bautista Larreta, en Andoain (Sorabilla); don Ignacio de Lardizabal, en Aya, y algunas más que se escapan a nuestra investigación.

/476/ Don Matías Arteaga y Ursularre, natural de Legazpia y vecino de San Sebastián, falleció el 15 de Noviembre de 19,07, consignando en su testamento la fundación de una institución benéfica particular de carácter permanente, con domicilio en San Sebastián, y que habrá de denominarse «Fundación Arteaga», en memoria del generoso bienhechor que legó la cantidad de 400.000 pesetas para costear los gastos de instalación y sostenimiento de una Granja Agrícola destinada a dar instrucción a jóvenes guipuzcoanos. Los ejecutores de la última voluntad del señor Arteaga adquirieron en él barrio dé Loyola 18 hectáreas para dicha Granja, y una vez terminada la instalación, se procedió a su bendición e inauguración el 2 de Agosto de 1910. Existe allí un magnífico edificio de tres pisos, con instalaciones de sifones, lavabos de piedra y otros servicios exigidos por la higiene. Cuenta con biblioteca, sala de reuniones, habitaciones para alumnos y para el Ingeniero-Director, montado todo a la moderna.

Esta institución tiene por objeto principal poner a los jóvenes que disfruten los beneficios de la misma en condiciones de que puedan dirigir cualquiera explotación agrícola de !esta Provincia, y para eso se da gratuitamente asistencia y enseñanza agrícola a jóvenes acogidos del sexo masculino que tengan de 15 a 23 años de edad.

 

ARBORICULTURA

Desde los tiempos más remotos se han ocupado las autoridades de este solar de la conservación y fomento del arbolado, único ramo de la agricultura que merecía la atención de nuestros mayores, y al efecto pudiéramos citar diversas disposiciones que contiene el libro de los Fueros en su título XXXVIII y siguientes sobre plantación y corte de árboles, prohibición de dejar las yeguas y cabras en el monte por et daño que ocasionaban en el arbolado, etc., a cuyas disposiciones de carácter provincial se podían añadir otras consignadas por los municipios en sus ordenanzas, tal como el prohibir a los pastores, en determinado número de años, llevar su ganado a terrenos incendiados, por considerar causantes de las quemas con el indicado fin a los encargados de los rebaños.

La Corporación Provincial llegó al extremo de obligar a los pueblos a que presentasen anualmente testimonios, levantados ante escribano, de los árboles plantados en sus respectivas jurisdicciones, para castigar con multa de 50 ducados a los que no hubiesen puesto el mínimum de las plantas señaladas, y conceder el premio estipulado por cada planta a los que hubiesen llenado las condiciones acordadas.

A su vez el Estado, por medio del Ministerio de Marina, nombraba comisionados para el cuidado de los plantíos en los términos de esta Provincia, especialmente en los terrenos situados a dos leguas del mar y ríos navegables, /477/ para que fuera más fácil la conducción de dichos materiales de roble a los astilleros, en donde se construían las naves reales.

Tenía mucha importancia la arboricultura en Guipúzcoa, porque hacían falta grandes cantidades de carbón y leña para la fundición del hierro en las muchas ferrerías que había en su jurisdicción, que constituía la industria más importante del país, al mismo tiempo que le eran necesarios también los árboles bravos para la fabricación de naves en los muchos astilleros que poseía en la costa, y para la construcción de edificios.

Como dato que podrá guiarnos a conocer la abundancia de leña que había en nuestros montes en tiempos pasados, anotaremos que, en 1792, se vendieron en el monte Aralar 900.000 cargas de carbón a una peseta las 16 cargas.

 

 Un hayedo, en Arregui-Enea. Clisé de Nicolás Lasarte [Ilustración no disponible].

 

Entre los árboles frutales merece que hagamos mención especial del manzano, de cuyo cultivo en la Provincia hay noticias que alcanzan al siglo XI. En el diario del viaje que hizo por España en 1524 Micer Andrés Navajero, embajador de Venecia, se consigna, respecto de la plantación de este árbol, lo siguiente: «En esta tierra no hay vino" y el trigo que se cría es poco, pero todo esto lo traen por el mar, de las demás partes de España, donde lo hay en abundancia; en lugar de viñas se siembran manzanos, de que primero  /478/ hacen almácijas, y cuando ya son grandes los trasplantan con orden, como nosotros las viñas, y aún más espesos, que se ponen en los jardines, lo cual hace muy agradable vista y semejan bosques; con las manzanas hacen un vino que llaman sidra, que es lo que bebe la gente común, y es claro, bueno, blanco, con un dejo agrio; es saludable a quien a él se acostumbra; para los que no, es difícil de digerir, daña al estómago y despierta gran sed.

»Hacen esta bebida con grandes prensas, como nosotros el vino; pero son necesarios más peso y mayor fuerza». El cultivo de esta planta va adquiriendo en Guipúzcoa intensidad creciente, y aumenta también en progresión relativa el consumo de la sidra que se fabrica con el zumo de la manzana.

El país está repleto de manzanales esmeradamente cuidados, que rinden grandes beneficios al labrador, aunque no dan fruto mas que de dos en dos años. A veces, en amplias praderas o espaciosas laderas de suaves montañas, se colocan millares de plantas en líneas bien ordenadas; tal sucede, por ejemplo, en el manzanal que en Bedayo posee el señor Elosegui, de Tolosa, considerado como el mayor de Guipúzcoa, y en el que crecen, lozanos, 5.000 árboles importados de Normandía e injertos con excelentes variedades del país. Si los estrechos, límites del terreno no consienten extensas plantaciones, se subdivide el cultivo cuanto sea necesario, y pasando por manzanales de todas dimensiones intermedias, se llega hasta la plantación individual, y aquí y allá, donde quiera que haya un palmo libre de terreno, a la orilla del riachuelo, en la margen del camino, entre dos rocas, se cultiva una planta que, en tiempo oportuno, ha de producir sabrosas manzanas de mesa o de las clases que se destinan a ser maceradas en las prensas para extraerles el zumo dorado de sus entrañas.

Al llegar la primavera, los manzanos se cubren de preciosas flores rojiblancas, y la Provincia entera parece un inmenso jardín delicadamente aromatizado y en el que los ojos hallan delicia apacible. Poco a poco cae la flor de las copas, y la belleza que resaltaba sobre el azul del cielo luce en el fondo verde de nuestros campos, y durante el verano, en las ramas que ostentaron la hermosura de las florecillas, crecen sabrosas manzanas rojas y amarillas, como apoteosis de este ciclo de transformaciones que tantas fases de belleza pone ante nuestros ojos.

El castaño es otro de los árboles frutales que abunda en el país, aunque ha desaparecido en grandes cantidades a causa de la enfermedad de que se ve atacado hace algunos años. Su fruta es de las de mayor utilidad para la generalidad de los habitantes rurales de la Provincia, especialmente en su parte alta, que es donde mayor uso se hace. También debemos enumerar, entre los árboles frutales del país, el nogal, avellano, peral, higuera, cerezo, guindo, melocotonero, albérchigo, ciruelo, níspero, membrillo, y en las huertas de la costa algún que otro naranjo y /479/ limonero, También abunda bastante el madroño en los terrenos cercanos al mar, pero no se utiliza su fruto, que es muy escaso y soso.

Sin embargo, existe la costumbre en Fuenterrabía, de que los muchachos, reunidos en grupo numeroso, vayan recorriendo la tarde del día de Todos los Santos, 1º de Noviembre, las casas de los propietarios, gritando desde la calle, kaudan, kaudan, duenak ez duenari eman, que quiere decir, «madroño, madroño, que dé el que tiene al que no tiene». Esto indica que, antiguamente, los propietarios repartían esta fruta entre los chicos, pero después, por la escasez sin duda, les echaban desde la ventana castañas y nueces, y ahora, aunque gritan, nadie les da nada.

En su vista perderán los muchachos el hábito de pedir, y habrá desaparecido una vieja costumbre que no sabemos desde cuando data.

No podemos menos de señalar también la influencia de las guerras en el fomento de la arboricultura en nuestra Provincia; pues si bien este azote de la humanidad ha sido en muchas ocasiones motivo de grandes talas y de destrucción de montes, no ha dejado de ser alguna vez causa de fomento y desarrollo de la arboricultura. Sobre todo en la parte fronteriza de Francia, en aquellos tiempos de continuas guerras con nuestros vecinos, se tenía especial cuidado en que los montes permanecieran siempre bien poblados de árboles y maleza, a fin de que el enemigo no pudiera penetrar por sorpresa en nuestro territorio, viéndose por el contrario obligado a seguir los escasos caminos franqueables, continuamente custodiados por guardas y escuchas, prontos a dar la voz de alarma que denunciase su entrada en jurisdicción española, y aun los propios caminos, a pesar de su poca holgura, solían estar defendidos con dos hileras de árboles colocados en ambas orillas, con el objeto de derribarlos en caso de invasión sobre el único paso disponible, y dificultar la marcha de las tropas enemigas, que se veían de este modo obligadas a detenerse para quitar los obstáculos acumulados en su tránsito, mientras los nuestros, apostados en sitios convenientes, hacían fuego sobre el soldado francés.

Aparte de la fabricación de bajeles, de que ya se ha hablado, se dictaron también diversas disposiciones, que se extendían a la fabricación de las armas de guerra, como se ve en las Juntas celebradas en Elgoibar en 1606, en las cuales se da lectura a una R. C.~ fechada el 17 de Marzo, en que se dice que hay gran escasez de maderas de nogal y fresno para cajas de arcabuces y mosquetes en la fábrica de Placencia, y se manda que se planten dichas especies de árboles en cinco o seis leguas a la redonda del indicado pueblo, y la Junta de Guipúzcoa acordó que las plantaciones de estas especies arbóreas se extendieran a las jurisdicciones de Elgueta, Mondragón y Eibar, donde así bien se fabricaban armas.

El fresno, por la dureza y consistencia de su madera, no sólo se utilizaba para la fabricación de las armas de fuego, sino que era cultivado también /480/ para la manufactura de las armas blancas, a cuyo uso se destinaban las plantas jóvenes, cuidadas con el mayor esmero, como puede verse eh las siguientes líneas que tomamos del diario del embajador Navajero, antes citado:

Encino de Garagarza (Mondragón)

Encino de Garagarza, en Mondragón, al que se

atribuyen de tres a cuatro siglos de existencia

«En Toloseta (Tolosa) se hacen muy buenas espadas y se crían las hermosas astas de lanzas, que se llevan de aquí alguna vez a Italia, y que son de fresno, para lo cual en toda Guipúzcoa y Bizcaya plantan los fresnos en los huertos y los trasplantan dos o tres veces, quitándoles todas las hojas y ramas menos las del copete, y así crecen derechos y hermosos y se hacen las buenas lanzas de jineta y las picas, como antes he dicho: todo el país está lleno de estos árboles, y es muy agradable ver aquellos bosquecitos de árboles tan derechos y bien cuidados»

Treinta y siete años más tarde, osea en las Juntas celebradas en Deva en Noviembre de 1561 , vemos que la Provincia informa, a petición del Gobierno /481/ central, acerca de la plantación de esta especie arbórea, destinada no ya sólo a la fabricación dé lanzas, sino también a la de las picas.

Además, había en el país otras especies de árboles que también se destinaban a la fabricación de pertrechos para la guerra. El año 1592 y siguientes, la Provincia trabajaba para que un Juan Andrea Rodri, extranjero, viniera a Guipúzcoa con objeto de construir piezas de artillería de hierro colado, balas y pólvora.

También se acordó gestionar que se trasladara a esta Provincia la fábrica de artillería de Navarra y la de coseletes, balas de hierro y pólvora, porque además del gran coste que resultaba de llevar de Guipúzcoa, como se hacía, el metal necesario para dicha fabricación a Navarra, existía la circunstancia favorable de que aquí abundaban los materiales necesarios para la confección de la pólvora.

Hay que tener presente que para la fabricación de este explosivo se empleaban el salitre, azufre y carbón, y que el mejor carbón para este caso era, como dice don Diego de Álava (205), el que se hacía de palo dulce que tuviera corazón, como son los avellanos, sauce, nogal, vides blancas, saúco y adelfa, y de estas plantas, con predilección, las ramas más tiernas y nuevas.

Atendiendo al empeño con que en tiempos pasados se miraba a las cosas de la guerra en esta frontera, por la necesidad en que se veían sus naturales de vivir siempre dispuestos a la lucha, parece indudable que si no se introdujeron nuevas especies arbóreas que fueran aptas para emplearlas en la fabricación de armas y utensilios de guerra, al menos se fomentarían con dicho motivo algunas de las clases que en el país subsistían.

En otros conceptos no podemos menos de lamentar los efectos de las guerras que asolaron a este país los siglos XVIII y XIX, originando grandes talas en las proximidades de los caminos que habían de recorrer las tropas, así como en las cercanías de las plazas guarnecidas, que se procuraba tenerlas despejadas para evitar sorpresas, y en las montañas que podían servir de abrigo al enemigo.

A estas causas hay que sumar otras no menos importantes que produjeron la des población de nuestros montes. Las más importantes son, sin duda alguna, las leyes de desamortización y las ventas de sus propiedades, que los ayuntamientos se vieron en la precisión de verificar para atender a los gastos de la guerra de la Independencia, que si bien motivaron grandemente el fomento de otros ramos de agricultura al pasar los montes comunales a manos de particulares, que rozaron muchas tierras y levantaron nuevas caserías, pudiendo anotarse como ejemplo el caso de Oyarzun, en donde se erigieron, en el período de tiempo comprendido entre los años de 1809 a 1825, más de 50 caserías, en cambio sufrieron grandes daños los productos /482/ forestales, porque los montes fueron esquilmados, ya por el temor de los pueblos de quedarse sin ellos, extremando sus aprovechamientos, ya porque los adquirentes quisieron pagar con sus vuelos el precio de la venta.

Las enfermedades que de algún tiempo a esta parte infestan nuestras montañas, atacando principalmente al castaño y al roble, han hecho desaparecer montes enteros, como sucedió en Oyarzun, donde se calcula que pasan de 100.000 los castaños perdidos por enfermedad.

El gran número de traviesas que se han colocado en los ferrocarriles y tranvías, las sierras mecánicas montadas en varios pueblos, las roturaciones de terrenos para dedicarlos a pastos, el abandono de los propietarios, que no cuidan del colono, poco afecto al árbol, porque le trae más cuenta aprovechar el terreno para helechos o yerbas; etc., etc., han sido los motivos más dignos de tomar en consideración para la crisis forestal que palpamos en nuestros días, que ha venido a privar a Guipúzcoa de una fuente de riqueza que ha sido la base de su vida desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, y que debía constituir uno de sus ingresos más saneados en el porvenir, por sus condiciones climatológicas, que la favorecen con lluvias templadas y abundantes, y nos están demostrando con su vegetación espontánea el porqué de esta vegetación tan grandemente foliácea.

Antes de tratar de las disposiciones dictadas por la Diputación para el fomento de las explotaciones forestales, vamos a hacernos cargo del número de árboles y clases de los mismos que había en Guipúzcoa a fines del siglo XVIII, recogiendo al efecto las noticias que nos suministra una estadística que se hizo en virtud de una R. O. de Febrero de 1784:

Robles trasmochos y bravos

5.322.665

Hayas trasmochas y bravas

4.771.502

Castaños trasmochos y bravos

894.693

Nogales

22.710

Fresnos

51.6994

Encinas

23.874

Álamos

298

Olmos

700

Alisos y chopos

199

Total

11.088.335

 

No es fácil poner reparos a las cantidades con que figuran las especies de árboles que aparecen en las primeras líneas, pero respecto de los olmos, álamos, chopos y alisos es tan exiguo el número que se les señala, que al hacerse cargo Iztueta en su libro (206) de este estado, dice que hay cientos de caseríos en Guipúzcoa que cuentan por sí solos con mayor número de estas especies arbóreas del que se consigna para toda la Provincia en aquel trabajo. En el estado precedente no figuran tampoco el acebo, laurel, abedul, tejo, temblón y otras variedades que de antiguo existen en el país.

/483/ Entre los arbustos más conocidos podemos citar el saúco, espino, enebro y el boj, que fuera de las huertas no hemos visto más que en los montes de Irún, hacia Endarlaza. Tampoco figuran la acacia, el pino y otras especies que, si no eran de uso común, tampoco eran desconocidas en el país. Tal sucedía con el pinabete, del cual, en las providencias aprobadas por Guipúzcoa en 1738, se decía lo siguiente: «Siendo los pinabetes únicos y precisos para árboles de navíos, no hay en todo el distrito de V. S. sino alguno tal cual de este género, y enseñando la experiencia que trayéndose semilla de los Pirineos, donde tanto abundan, y sembrándola en hoyadas sombrías se crían muy bien, mandará V. S. .se tenga gran cuidado de sembrar y guiar este género de árboles, especialmente en esta ciudad de San Sebastián, Usurbil, Lezo y otros parajes semejantes en que vendrá mejor y serán más útiles que en los más distantes». En las notas que enviaron desde Pasajes al Diccionario Geográfico de la Academia, pu blicado en clisé de Nicolás Lasarte 1802, se decía que aquel año plantaron pinabetes en el monte Jaizkibel, por noticias que tenían de que antiguamente hubo grandes pinares. Sin embargo no tomó gran incremento esta especie en nuestros montes.

Respecto de la acacia, tenemos noticias que alcanzan al año 1766, en cuya fecha decía la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, que su hoja era un alimento muy apreciable para el ganado, nada inferior al trébol, la alfalfa y la mielga, siendo muy buena para hacer abundar la leche en las vacas. Añade que en Guipúzcoa viene muy bien, según una noticia que pocos años antes dio al público don Juan Bautista de Echegaray, médico titular de San Sebastián, en un papel impreso con el título de Aviso importante para la agricultura, y que sería un árbol muy útil si, además del forraje para el ganado, diese con sus ramas carbón para los ferrones. A pesar  de esta nota /484/ favorable, no se generalizó este árbol hasta la apertura de la vía férrea del Norte, en cuyos terraplenes se plantaron para afianzar las tierras en cantidad respetable.

 

Un robledal en Arregui-Enea. [Ilustración no disponible]

 

Aparte de la riqueza que representa por sí misma la arboricultura en Guipúzcoa, mayormente ahora cuando el consumo mundial de madera crece rápidamente, hay que tener presente que esta Provincia es eminentemente industrial y que es de la mayor importancia la repoblación forestal de todas las cuencas de los ríos y muy especialmente sus cabeceras, pues utilizando los saltos de agua de sus ríos y arroyos para las numerosas industrias, si esas cuencas están suficientemente pobladas, la corriente de los ríos será normal y su caudal más igual, mientras que, encontrándose desprovistas de arbolado, los estiajes serán mayores y ocasiona más pérdida de trabajo.

Del conocimiento de estas circunstancias nació la idea de la implantación del servicio forestal en Guipúzcoa. La Diputación, en 14 de Mayo de 1902, encargó a un ingeniero de montes informase acerca del estado de los montes y medidas para su conservación y repoblación, quien presentó, el 10 de Septiembre de 1902, el Bosquejo forestal y proyecto de organización del servicio forestal de Guipúzcoa. Y la Diputación acordó, en 18 de Diciembre de 1902, implantar el servicio forestal, a cuyo cargo quedaría todo lo concerniente a la conservación y mejora de los montes comunales de los pueblos, así como el estudio de los procedimientos más adecuados para el fomento de la repoblación en los montes de propiedad particular. Encargóse este servicio al personal que se ocupaba de los servicios agrícolas, y a fines de 1905 nombró un ingeniero de montes para que le diese mayor incremento. Se nombraron tres celadores de montes, que hoy son ocho. A este efecto está dividida la provincia en cuatro comarcas, y en cada una de ellas hay un celador de primera clase y otro de segunda, más los miqueletes, que, entre otros cuidados, tienen el de la vigilancia de los montes. Se dictaron reglas para su mejoramiento y aumento; se estimuló a los particulares propietarios de montes para que procediesen a su repoblación, dándoles facilidades y auxilio para ello, suministrándoles semillas y plantas de los viveros provinciales, pudiendo valerse del personal del servicio forestal; se repartió una cartilla forestal de dos distinguidos ingenieros de montes; se daban conferencias agrícolas. por los pueblos, intercalando temas referentes a la conservación y mejora de los montes, y en los concursos agrícolas anuales se consignan premios a tas repoblaciones forestales, concediéndoles medallas y diplomas a los ayuntamientos y particulares y premios en metálico e éstos, no dándoseles de igual modo a los ayuntamientos por razón de que la Diputación les ayuda en estos trabajos.

Todos los años se reparte un buen número de plantas de los viveros provinciales a los ayuntamientos y particulares que las solicitan, gratuitamente a los primeros y mediante una pequeña retribución a los particulares, y cuando no hay suficientes plantas o falta alguna especie en el vivero, si así /485/ lo desean los peticionarios, se adquieren las clases que se piden, facilitándoselas a precio de coste, y lo mismo se hace con las semillas, cuya adquisición se solicita del servicio forestal.

Las cantidades que ha consignado la Diputación a este objeto, son:

 

Cantidades consignadas y reparto de plantas

 

Desde los primeros tiempos se dispusieron tres viveros, que a fines de 1915 se convierten en veintinueve, con una cabida de 12' 4498 hectáreas, Además se han establecido una porción de semilleros volantes en los montes para reponer las faltas de las mis.mas repoblaciones.

Tres son los conceptos en que podemos examinar el reparto de las plantas que hace el servicio forestal de la Diputación: el reparto a los particulares, las plantaciones de las carreteras y las concesiones que se hacen a los ayuntamientos para repoblar los montes comunales.

Aunque los dos primeros conceptos son muy importantes, los beneficios que han de obtenerse inmediatamente han de ser de la repoblación de los montes comunales, teniendo en cuenta que la mayor parte están situados en las cuencas de los ríos :v en sus cabeceras, pues hay que tener presente que si bien un repoblado puede tardar bastantes años en dar rendimientos maderabIes o leñosos, sin embargo, desde el momento en que la planta cubre la tierra ya está prestando grandes beneficios.

El siguiente estado nos dará idea del reparto de plantas que se ha hecho por el servicio forestal de la Provincia desde sp establecimiento hasta el día:

 

Cantidades consignadas y reparto de plantas

 

Dada la costumbre del país de que el ganado ande suelto por los montes, era condición indispensable el cerramiento con alambre de espino artificial /486/ de todos los terrenos en que se han verificado repoblaciones forestales. La Diputación facilita el alambre para el cerramiento., así como cuantas plantas y semillas fuesen precisas. Los pueblos facilitan las estacas necesarias para el cerramiento, como también los operarios que fuesen necesarios para esta operación y para las siembras o plantaciones, quedando después de cuenta de los ayuntamientos el ejecutar las limpias de maleza que son indispensables, bajo la dirección del servicio forestal.

Las principales especies empleadas en Ias repoblaciones, son: el Pinus sylvestris, pinus Laricio Atlstriaca, Pinus Laricio Córsica, Pinits Laricio Calabrica, Pinus insignis, Pinus excelsa, Pinus Strobus, Larix Europea, Larix Leptolepis, Abies excelsa, Abies Pectinata, Quercus Rubra, y en pequeña cantidad para estudio y ensayo Abies Balsamea, Abies Orientalis, Abies Doulglasi, Abies Meciezii y algunas otras.

El pino marítimo Pinus Pinaster y el roble Quercus Pedunculata, eran dos especies que parecían muy indicadas en este suelo, porque el segundo se encuentra secular en abundancia y en magníficas condiciones de vegetación, y al primero se le veía desarrollar perfectamente en muchos sitios, por de que en los primeros años se les dio la preferencia, pero ya el tercer año se apercibieron de que al Pinus Pinaster le atacaba una enfermedad que hizo estragos, desapareciendo completamente, victimas del Pirrodes Notatus, hasta el punto de que apenas quedó planta, después de tres o cuatro años, y hubo que arrancar y quemar todos los árboles de esta especie, sustituyéndolos con otras clases. Afortunadamente desapareció la enfermedad y hoy responde bien.

Análogamente ocurrió con el roble Quercus Pedunculata, presentándose el oidium del roble, que está haciendo estragos y hubo que sustituir con el roble americano Quercus Rubra.

Tampoco se atreve el servicio forestal a plantar castaños porque los destruye la enfermedad, todavía latente, a pesar de los años transcurridos desde que hizo su aparición.

También hay en los viveros plantas de acacias, de olmos, álamos, chopos, fresnos, etc.

 

NOTAS

(191) Corografía de Guipúzcoa.

(192) Para redactar esta parte de nuestro trabajo hemos tenido presente la excelente Memoria publicada por el ingeniero agrónomo don Adolfo Comba, acerca de El Labrador Guipuzcoano.

(193) 23 de Abril.

(194) 25 de Julio.

{195) El Conde de San Bernardo, en el Progreso Agrícola y Pecuario (año 1899).

(196) Primera exposición celebrada en la Provincia, (197) Ultima de esta serie.

(198) La Excelentísima Diputación tiene un magnífico ejemplar de caballo de pura raza árabe, traído exprofesamente para mejorar el ganado caballar de Guipúzcoa.

(199) Los gallos y gallinas deben presentarse en lotes de un macho y dos hembras por lo menos; los demás animales de corral, en lotes de un macho y una hembra.

(200) No figuran los años 1914 y 1915 porque en estos años, a causa de la guerra europea, no se han celebrado fiestas euskaras.

(201) En este presupuesto están consignadas 50.000 pesetas para pago del caserío Fraisoro e incluidas en la cantidad total indicada.

(202) Desde este año en adelante en el presupuesto de gastos de Agricultura y Ganadería figuran incluidas 25.000 pesetas, correspondientes a la Caja de Reaseguros Provincial.

(203) En el tomo General de esta obra pueden verse más pormenores de esta granja y otras noticias de la agricultura en Guipúzcoa, escritos por don Vicente de Laffite, con la competencia por todos reconocida.

(204) Guipuzcoaco Condaira, pág. 175.

(205) El perfecto capitán instruido en la disciplina militar (Madrid, 1590).

(206) Guipuzaco Condaira, obra escrita en 1841.


 

© Texto: Herederos de Serapio Múgica. ©  Edición electrónica: Juan Antonio Saez, 2006-2007

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