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VILLAFRANCA DE ORIA (307)
Son muchos los pueblos de Guipúzcoa cuyo nombre evoca el recuerdo de su nota
característica. Al citar el de Villafranca nos viene enseguida á la memoria su
feria semanal, la de los miércoles, que pone en movimiento á todos los caseros y
caseras de la parte alta de Guipúzcoa, de Goierri, y atrae á muchos compradores
de Tolosa, San Sebastián y otros puntos más lejanos. Es verdad que, desde hace
unos años, la fábrica de la Sociedad Española de Construcciones Metálicas ha
dado nueva importancia á esta villa, pero, á pesar de todo, el recuerdo de su
renombradísima feria es el que mantiene viva fa popularidad del nombre de Villafranca. Está situada
entre Beasain é Isasondo, á los 1º 31' de longitud oriental y 43° 4' 25" de
latitud septentrional, á 162 metros de altura sobre el nivel del mar, limitando
al N. con Isasondo, con Lazcano al S., con Arama al E., y al O. con Beasain.
Ostenta los títulos de Noble y Leal.
El terreno sobre que se asienta es de pizarras areniscas y psamitas infracretáceas,
/988/ á excepción del lado N., en que es de calizas jurásicas. Tiene
jurisdicción en el monte Aralar, y del término de la villa son también Murumendi,
de 887 metros de altura, y Usurbe. El terreno cultivable no es malo, y aunque á
trabajarlo se dedica buena parte del vecindario, no es la agricultura, como en
muchos pueblos de Guipúzcoa, la nota más importante, sino que lo es el
desarrollo del comercio en primer lugar, y de la industria.
Pasa por la villa el río Oria, y en su jurisdicción se le une por la
izquierda Mariarás, y por la derecha Amundarain, que procede de Zaldivia.
Tiene 2.318 habitantes, que ocupan 157 edificios en la zona urbana, y 25
caseríos. Aquélla, atravesada por la carretera, la forman media docena de calles empedradas, con plazas y alamedas, que le dan aspecto distinto al de
las numerosas poblaciones rurales que abundan en el partido de Tolosa y que
hemos descrito en las anteriores páginas.
Villafranca de
Oria. Vista tomada en 1860.
Atraviesa jurisdicción de Villafranca por el mismo casco, la carretera
general de Irún á Madrid, en la cual se halla, entre Isasondo y Beasain, á 2,22
kilómetros de la primera villa y á 1,84 de la segunda. De Tolosa dista 16
kilómetros, y 42,22 de San Sebastián. De esta carretera nace en Villafranca otra
que tiene 3,64 kilómetros de longitud y termina en Zaldivia, y de esta segunda
arranca otra que va á parar en Arama. Hay por fin en Villafranca otro pequeño
ramal que sale de la carretera general y se une al que va de Beasain á Lazcano,
en Sempere. Desde el año 1868 tuvo apeadero en la línea del ferrocarril del
Norte, apeadero que se convirtió en estación de tercera en 1899. Disfruta la
villa de telégrafo y teléfono.
La casa consistorial, situada en la plaza Mayor, es buena, de piedra sillería, con arcada, y labrado en la fachada lleva el escudo de la villa, que
/989/ consiste en un castillo con tres almenas, dorado y en campo azul. Tiene por
trofeo un cañón. Fué construida de 1830 á 1832, conforme á proyecto del
arquitecto Pedro Manuel de Ugartemendía, y en ella se han ejecutado varias veces
obras de reforma que interiormente la han mejorado mucho. Hay en la villa 702
electores, y designan diez concejales. En casos de elecciones de diputados
pertenece al distrito de Tolosa.
Los niños adquieren la instrucción primaria en dos escuelas nacionales y una
municipal completas, muy bien instaladas desde fines del año 1897 en la antigua
casa-torre de Muxica. También hay en la villa otros dos colegios de párvulos y
de niñas, regidos por las Hijas de la Caridad y las Religiosas de San José, y
una Escuela de Artes y Oficios que la Diputación subvenciona como todas las de
la provincia.
En la eclesiástico Villafranca pertenece al arciprestazgo que lleva su
nombre. La iglesia, situada en el centro de la villa, está dedicada á la
Asunción de Nuestra Señora, es de categoría de, ascenso, provista de órgano, y
servida por un párroco y dos coadjutores. Es de mediados del siglo XVI la obra
general, y la torre se ejecutó, conforme á diseño de Francisco de ibero, en 1781; el espacioso pórtico es obra de la segunda mitad del siglo XIX. En el término
de la villa existen las ermitas de San Bartolomé de Ordizia, que fué la
primitiva iglesia parroquial, y la de San Pedro, próxima á la parroquia y que
data por lo menos de 1747. Institutos religiosos hay dos: uno de Hijas de la
Caridad, que se dedican á beneficencia y enseñanza, y otro de Religiosas de San
José, á enseñanza. Se celebra romería el 8 de Septiembre, y las fiestas
patronales tienen lugar el día de Santa Ana (26 de Julio).
La vigilancia municipal está á cargo de un inspector y cinco subordinados, y
de ocho guardias rurales, y les secundan en su empeño un sargento y cuatro
números de la guardia civil, y los miqueletes.
Desde el año 1893 tiene alumbrado eléctrico. El agua se distribuye á
domicilio regularmente desde 1902, pues aunque antes ya lo tenían algunas casas,
el servicio era muy limitado y deficiente. En todo el recinto urbano hay red de
alcantarillado, y no faltan buenos lavaderos públicos.
El servicio de sanidad y beneficencia está atendido por tres médicos y dos
farmacéuticos, y la casa de beneficencia y hospitales de San José, de fundación
particular, y que se desenvuelven bajo el patronato del ayuntamiento. Se
inauguró el nuevo edificio el 24 de Julio de 1911.
Villafranca tiene bastantes medios de esparcimiento y distracción: una banda
de música, otra de tamborileros costeada por el ayuntamiento, un magnífico
frontón, Beti-alai, construido en 1892, dos juegos de bolos del país y
uno estilo alemán, etc. Además los centros de recreo y políticos organizan
veladas y fiestas diversas. Entre las fiestas que los vecinos de Villafranca han
presenciado, ningunas han dejado recuerdo tan imperecedero como las Euskaras
que el año 1904 se celebraron, con motivo de los concursos de agricultura
/990/ y ganadería, bajo los auspicios y á expensas de la Excma. Diputación. Se
desarrollaron bajo el plan general establecido, pero la inauguración de la
estatua de Urdaneta, la asistencia del Orfeón Tolosano, la mascarada suletina y
otros números originales dieron mucho relieve á los espectáculos.
El mercado y feria que todos los miércoles se celebra en la villa, ha sido la
base más firme del desenvolvimiento de ésta, y acicate y estímulo para el
establecimiento de algunas industrias, que sin ese aliciente no podrían
subsistir en una población de su categoría. El establecimiento de esta feria se
debe á la reina Doña Juana, que, en 1512, á fin de que la villa pudiera
resarcirse de los perjuicios que tuvo en un incendio, mandó que «desde ahora y en adelante, para siempre jamás, haya en Villafranca un mercado franco en sus
miércoles de cada semana. Claro es que desde entonces ha sufrido algunas
interrupciones temporales, pero siempre ha sido repuesto, y desde el año 1885 no
ha dejado de celebrarse en un solo miércoles.
Villafranca de Oria. -Mercado semanal.
La industria más importante de la villa es la fábrica de la Sociedad Española
de Construcciones Metálicas, que en parte radica en términos de Villafranca, y
de la que ya hemos hablado en las páginas dedicadas á Beasain; muchos de los
obreros y el alto personal residen en Villafranca, y ello ha contribuido en alto
grado al mejoramiento material de la antigua Ordizia. Cuenta también con varias
carpinterías mecánicas, una fábrica de jabón, una de licores, una de tornillos y
otras de menos importancia. La afluencia de personal que todo ello supone,
justifica la existencia de tres fondas y seis posadas.
Notas históricas.
Es tradición muy generalizada la de queja primitiva
población que nos ocupa con el nombre de Ordizia se halló cerca del río Oria, en
las proximidades del lugar que ocupa la ermita de San Bartolomé, que se cree fué
la primitiva parroquia, y no se sabe cuando se fundó en el punto que actualmente
ocupa, aunque se vislumbran algunos antecedentes que hacen sospechar que su
fundación fué ordenada por Don Alonso el Sabio en 1256. Consta sí que el Rey
Sabio Don Alfonso X de Castilla dió un privilegio rodado en 30 de Julio de 1268,
por el cual se puso á la nueva puebla el nombre de Villafranca y se le concedió
el fuero de Vitoria, que fué haciéndose extensivo á casi todas las villas que se
constituyeron en el interior de Guipúzcoa, por ser, sin duda, el que mejor se
adaptaba á sus necesidades y el que más cumplidamente las satisfacía. Este
documento, escrito en pergamino, volvió al archivo municipal después de muchos
años de ausencia, y desde el año 1902 se halla colocado en un cuadro, y en otro
una copia del mismo en letra más inteligible.
Tales privilegios venían á ser estímulo eficaz para aumentar la importancia
de los municipios nacientes, y lo fueron seguramente para Villafranca, que de
día en día fué acrecentando el número de sus moradores con gentes que ante las
correrías de gamboínos y oñacinosy amenazadas por las irrupciones de los
navarros fronterizos, buscaban el amparo de sus muros.
Indudablemente los Reyes tenían interés vivísimo en fomentar este crecimiento
de las nuevas villas, y así Don Sancho IV de Castilla confirmó, en 28 de Abril
de 1290, todos los privilegios concedidos por su padre y los amplió con nuevas
franquicias y exenciones. Con tales ventajas, unidas á las no despreciables de
vivir libres de las depredaciones de los banderizos, no es de extrañar que
creciese en población y en importancia esta villa, que suena ya como una de las
principales de Guipúzcoa en varios sucesos memorables acaecidos durante el
siglo XIV, como son la reunión celebrada el 18 de Agosto de 1387 en jurisdicción
de Villafranca por los procuradores de varias villas guipuzcoanas para formar
unión y hermandad entre ellas; otra que se celebró en la iglesia de Santa
María de Tolosa en 1391; otra en la iglesia de San Salvador de Guetaria en 1397
y otras más en que se ve que Villafranca era y significaba algo en la reunión
de pueblos de Guipúzcoa. Su importancia creció considerablemente con la
agregación de los lugares que se incorporaron á su jurisdicción municipal en
virtud de escritura de concordia otorgada á 8 de Abril de 1399, confirmada por
el rey Don Enrique III, en Turégano á 5 de Agosto de 1402. Fueron estos lugares
los de Arama, Ataun, Beasain, Gainza, Isasondo, Legorreta, Zaldivia y las casas
de Lazcano que hemos citado al hablar de este concejo. Esta sumisión de los
lugares era siempre voluntaria y ajustada á las condiciones que se consignaban
en la escritura de concordia. También las villas, á las cuales deseaban
incorporarse. decidían libremente si las admitían ó no, Pero para que se
realizase la incorporación no bastaba el acuerdo de ambas partes contratantes.
consignado en las correspondientes escrituras de concordia, sino que para su
validación era preciso que éstas alcanzasen la aprobación del Rey, en atención á
la variación que experimentaba el estado civil y político de los pueblos. A
pesar de la anexión conservaban éstos su demarcación territorial. la propiedad y
goce de los montes. sus concejos y administración económica particular. Como hoy
diríamos. disfrutaban de un régimen autonómico dentro de la unidad del
municipio, con la ventaja de adquirir los fueros. franquicias, exenciones y
demás derechos políticos de que gozaban las villas á cuya vecindad se
incorporaban. Las villas, por su parte, lograban una mayor significación y un
término jurisdiccional más extenso, que aumentaba su representación en Juntas.
Por una de las cláusulas de aquel convenio se habían comprometido los
lugares anexionados á "pagar todas las talas é pechos é derechos", con sujeción
al repartimiento que Villafranca hubiese acostumbrado hasta la fecha en que se
firmaba la concordia. La aplicación de este repartimiento originó las primeras
diferencias entre la villa y las vecindades, como llamaban entonces á los
lugares incorporados, y dió lugar á varios largos y costosos litigios. que al
fin produjeron la emancipación de todos y cada uno de aquellos pueblos.
sedientos de libertad é independencia desde que habían desaparecido. con la
pacificación de los bandos y la unión de la corona de Navarra á la de Castilla y
Aragón, las causas que les movieron á sacrificar el espíritu individualista de
la raza vasca ante la ley suprema de la necesidad, que les imponía la agrupación
como único medio de oponerse á las demasías de los banderizos. á las
devastaciones de los malhechores y á las correrías de los navarros.
La segregación suponía para Villafranca una reducción de influencia, pero en
cambio significaba una consolidación de la paz y un alejamiento de cuestiones
enojosas y caras, y el interés bien entendido le aconsejaba restituirse á sus
dominios primitivos, y concretarse á los términos que le asignó el Rey Sabio
cuando á los moradores de Ordizia otorgó las ventajas y privilegios del
fuero de Vitoria.
Las vecindades no omitieron sacrificio con tal de alcanzar aquella
solución tan anhelada por ellas, y lograron al fin su intento. tras no escasas
gestiones prolongadas por espacio de largos años, durante los cuales se /992/ suscitaban cuestiones á granel, y en 1615 obtuvieron del rey Don Felipe III
que concediese á todos y cada uno de aquellos lugares privilegio de villazgo,
con la jurisdicción civil y criminal, mero y mixto imperio. Por esta merced
tuvieron que hacer al Monarca el servicio pecuniario correspondiente, que fué de
2.446,25 pesetas para Alzaga, 5.445 para Arama, 20.921,25 para Ataun, 13.674,75
para Beasain, 5.032 para Gainza, 6.256,25 para Isasondo, 7.425 para Legorreta y
9.831,25 para Zaldivia. En vista de la segregación acordada, que coincidió con
la obtenida por multitud de lugares anexionados anteriormente á las villas de
Tolosa y Segura, se dió comisión al licenciado don Hernando de Rivera, para que
viniese á dar posesión de los villazgos á todos los pueblos que se encontraron
en ese caso, practicase los amojonamientos de términos, estableciese alcaldes
ordinarios y ayuntamientos y llevase á cabo las demás diligencias que fuesen
necesarias para la ejecución de las disposiciones reales. El licenciado Rivera
vino el año siguiente de 1616, y cumplió cúanto se le había mandado por el Rey.
Desde entonces quedaron de hecho y de derecho separados de la jurisdicción
municipal de Villafranca los lugares citados, y solo quedaron las casas de
Lazcano, que á su vez se segregaron por escritura de 16 de Febrero de 1648,
abonando á la villa 200 ducados de plata doble, que exigió como indemnización.
Todavía queda como un resto superviviente de aquella antigua unión, la que
forman los mismos pueblos sumados al concejo de Lazcano, para la explotación de
los montes de Aralar y Enirio, montes que fueron vendidos por Juan de Amézqueta
en 1409 por 1.400 florines de oro, á saber: la mitad á Villafranca y sus
vecindades y la otra mitad á la unión de Bozue, que la componían Amézqueta,
Abalcisqueta, Orendain, Icazteguieta y Baliarrain.
En la primera guerra civil Villafranca fué fortificada por la autoridad
superior militar de la Provincia y para su defensa se formó por sus habitantes
una milicia urbana que auxiliase á la guarnición de tropa. Así se mantuvo hasta
el día 3 de Junio, en que se rindió á las tropas de Zumalacarregui, después de
varios días de sitio, en que sufrió mucho á causa del bombardeo de que fué
objeto de parte de los carlistas. También en la última guerra civil hubo
compañía armada de voluntarios de la libertad, que luego tuvo que refugiarse en
San Sebastián.
Villafranca era una de las villas en que se reunían las Juntas de Guipúzcoa,
y hay memoria de las que se celebraron en 1781, 1799, 1823, 1845 y 1855. Son
memorables las que celebraron en plena guerra civil los carlistas, con asistencia
de Don Carlos, que juró los fueros de Guipúzcoa en ellas el día 7 de Julio de
1875. Con este motivo se reunió una multitud inmensa, procedente de todos los
ámbitos del territorio dominado por los carlistas.
Biografía.
Abaria (Francisco). Aunque se le supone nacido en
San Sebastián, no queremos dejar de mencionarle en este lugar, ya que fué el
fundador de un mayorazgo que radicó en la antigua Ordizia, y de su sangre
procedieron varones que dejaron huella muy honda en la villa. Obtuvo Francisco
patente de capitán en 1655, y como consecuencia de sus servicios y de su mucho
valer, se le encomendó el mando de seis de los mejores navíos que tenía armados
el comercio de Sevilla, para que condujeran municiones y pertrechos de guerra á
la armada de Italia. Se le cita también como libertador de Orán en 1681.
Seguramente por este hecho le dió el rey Car!os II una estatua de alabastro de
Nuestra Señora de la Merced, que era la denominación que ostentaba su capitana.
Esta estatua, colocada en una capilla de plata, pertenece hoy al distinguido
caballero guipuzcoano don Tirso de Olazabal, descendiente del fundador del
mayorazgo Abaría.
Abaria (Esteban José). De la orden de Calatrava, del consejo de S. M. y
decano en el supremo de Indias. En 1738 se le confirió la plaza de ministro de
capa y espada del consejo de Indias, y en 1753 se le nombró camarista del
indicado consejo. Murió en Madrid á 20 de Marzo de 1770.
Abaria (José). Hermano del anterior, de la orden de Calatrava,
presidente de la casa de contratación de Indias, establecida en Cádiz, y decano
del consejo y cámara de las Indias. Falleció en 1772.
Albizu y Mendiola (Juan). Catedrático de código y después de cánones,
dos veces rector de la Universidad de Valladolid, presidente de las Juntas
generales de Guipúzcoa en 1619, y oidor de la Gran Canaria en el año 1625.
Amézqueta (Juan). Secretario del Rey, de Justicia y de la Cámara en el
siglo XVI.
Arin (Valentin). Profesor de armonía del
Conservatorio, miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando,
vicepresidente de la Asociación Vagneriana de la corte, y miembro de la Comisión
Diocesana nombrada por el prelado matritense para revisar las obras musicales
religiosas. Murió en Madrid el 27 de Noviembre de 1912.
Arteaga. Esta casa de Arteaga de Villafranca procedía de la de Vizcaya,
que luego perteneció á la emperatriz Eugenia, viuda de Napoleón III. De este
apellido, unido al de Lazcano, en quien vino á recaer el /993/ Marquesado de Valmediano, con grandeza de España, han salido muchos hijos
ilustres, de algunos de los cuales vamos á dar noticias sucintas. Pedro de
Arteaga, oidor en las Charcas y Ciudad de los Reyes en Indias, teniente del
asistente en Sevilla y fiscal en México. Juan, de la orden de Santiago,
que se distinguió en las guerras de Italia, en donde murió, siendo maestre de
campo, por el año 1630. Juan Antonio, de la orden de Santiago, maestre
de campo general, que al título de Señor de Lazcano agregó el de Marqués de
Valmediano en 1692. Tan esclarecida familia guardó siempre grandes deferencias á
la villa, y ésta, á su vez, correspondió con las más exquisitas y delicadas
consideraciones, como lo prueban la felicitación dirigida á don Luis cuando fué
nombrado teniente general en 1760, las comunicaciones cruzadas con motivo de la
grandeza de España, concedida á don Joaquín José en 1780, etc.
Ayestarán y Landa (Agustín). En 1769 obtuvo una de las prebendas
de la Santa Iglesia metropolitana de Sevilla, obispo de Borra, auxiliar del
arzobispado de Sevilla en 1782, obispo de Córdoba en 1806, etc.
Chinchurreta (Martin José). Administrador general de la renta del
tabaco en la Habana.
Echeverria (Martín Javier). Administrador general
por S. M. de aduanas y rentas generales del reino de Mallorca y administrador
general de la renta del tabaco del mismo reino en 1755.
Garmendia (Juan Bautista). Dejó un capital de 25.000 pesetas para la
dotación de un preceptor de gramática y maestra de niñas, y merced á esta
generosa donación se establecieron ambas clases, que han durado hasta nuestros
días. Murió el 1º de Octubre de 1804.
lsasaga: De la casa solar de este nombre descienden varios hijos
notables, algunos de los cuales vamos á citar. «EI Comendador de Rodas Don Pedro
Ochoa de Isasaga en 1507, á la muerte de León Pinedo, Jurado de la ciudad de
Sevilla y gran amigo de Colón, fué nombrado para sustituirle en el cargo de Juez
Oficial, señalándosele 100.000 reales en 1515. Este sujeto debía tener otro
deudo que llevase su mismo nombre y apellido, el cual sirvió en la Casa de
Contratación, habiendo ido en 1519 á la Española con el importante cargo de
investigador de los desfalcos ocurridos en aquella administración»
(308).
Ochoa Álvarez de Isasaga, tesorero de la reina Doña Juana y su secretario en 1508. Este mismo año fué enviado por la Reina de Portugal al Rey, su
padre, que estaba en Córdoba. Buenaventura de Isasaga , Mujica, de
la orden de Calatrava, gobernador de la provincia del Pisco, señor de Sajuela,
hacia el año 1707. Ignoramos si fué hijo de esta villa Lope de Isasaga,
varón de muy relevantes dotes, y que en los primeros años del siglo XVI fué
encargado por Fernando el Católico para negociar con los portugueses y resolver
las cuestiones que sobre Marruecos existían entre ellos y los castellanos,
especialmente en lo que hacía relación á la posesión y dominio de Agadir, más
conocido en nuestros días con el nombre de Santa Cruz de Mar Pequeña. No pudo
terminar Isasaga la gestión que se le encomendó y pasó de factor á la casa de
contratación de Sevilla.
Lardizabal y Oriar (Juan Francisco). -Director de las Reales Fábricas de
Placencia, mandó el escuadrón de naturales que se formó en Villafranca en 1745
para que montase la guardia de la infanta de España doña Maria Teresa.
Lardizabal y Arza (Domingo). Hijo del antes citado, tesorero de la
real aduana de la ciudad de México, capitán de milicias de Nueva España, de la
orden de Santiago.
Lardizabal y Arza (Francisco Javier). Hermano de Domingo, consejero
honorario del consejo de Hacienda, de la orden de Santiago, secretario de la embajada de España en
Portugal en 1777.
Lazcaibar (Juan Pérez). Secretario de la visita del tribunal de cuentas
en los Países Bajos, del consejo de Hacienda, hacia 1540.
Muxica. De la antigua casa-torre de este nombre, que aún subsiste al
lado de la iglesia, aunque muy reformada, son hijos y originarios muchos varones
preclaros, algunos de los cuales vamos á citar. Miguel de Muxica
acompañó en 1480 á Pedro de Vera, nombrado general de la conquista de la Gran
Canaria. Fué, en calidad de preceptor, de los quintos reales, con gente y navíos
propios. Hecho prisionero el Guanarteme ó Rey de Galdar, Tenesor Semidan, Miguel
tomó la quinta parte de los despojos para el real erario y se le entregaron
también el mismo Guanarteme y cuatro guaires ó consejeros (entre ellos el
famoso Maninidra), para que, conduciéndolos á España, los presentase á los Reyes
Católicos, como lo hizo en Calatayud. Transportado con los 300 ballesteros
reclutados por él á la Gran Canaria, y encargado por el general de emprender el
ataque de Ajodar, fué muerto por los enemigos el 26 de Octubre de 1480. Lope
Garcia de Muxica, maestresala de la reina Doña Juana y veedor de campo del
capitán que se metió en Capua con 300 soldados en 1503, y teniente de su
hermano Martín en Fuenterrabía en 1506. El licenciado Garci Ibáñez,
colegial del colegio viejo de San Bartolomé de Salamanca, oidor del consejo real
y de cámara, del consejo de los Reyes Católicos y de la reina /994/ Doña Juana. Según afirma Isasti, fué abuelo del arzobispo Muxica, de quien
se ha hablado en el articulo Beasain, y fundó el mayorazgo de Ávila de
los Muxica. Murió en 1520. Juan Martines, maestresala de la princesa doña
Juana. Martín, comendador de Villamayor, de la provincia de Castilla, y
contador mayor de la casa de Castilla por los reyes Don Felipe y Doña Juana, de
su consejo. Fué maestresala de la reina Doña Isabel la Católica, y después de
Doña Juana. Se hallaba en Flandes en 1505, y el año siguiente sucedió á Hurtado
de Luna en los cargos de alcaide y capitán de la milicia de Fuenterrabía. Era
hermano del licenciado Garci Ibáñez. Martín, que desempeñó comisiones muy
importantes en nombre de Guipúzcoa, como se ve en las Juntas de 1544, 1548 y
1563, y como procurador de la villa fué uno de los que besaron la mano á Doña
Isabel de Valois, cuando pasó por Villafranca el 11 de Junio de 1565. Juan
Siberio o Ceberio de Muxica, que mandaba los cinco bajeles que se prepararon
en Canaria en 469 para combatir al corsario "Calafat". Era primo de Miguel y fué uno de los regidores de que se compuso el primitivo ayuntamiento
de la Gran Canaria. Bernardino Lascano de Muxica, su hijo, costeó, armó
y mantuvo, durante el reinado de Carlos V, tres naves de guerra contra los
Corsarios franceses que cruzaban por las Canarias; Alfonso de Muxica,
almirante en las flotas del NE. (1623-1627), se encontró como tal y se
distinguió notablemente en la gran victoria naval que obtuvo don Fadrique de
Toledo contra los holandeses en el estrecho de Gibraltar, ello de Agosto de 1627.
En esta batalla Muxica rindió con su buque uno de los enemigos. Siguió luego de
almirante hasta el año 1630 en las flotas del NE. De algunos de estos varones
ilustres no se sabe con seguridad si descendían de Villafranca ó de Gudugarreta,
pero tenemos por cierto que los dos solares procedían del mismo origen.
Ochoa de Arín (Lorenzo). -Secretario de S. M. Había salido Lorenzo para el
reino de Indias en 1699 y era gobernador de la ciudad de Atrian, en la provincia de Honduras, hacia el año 1700. Murió en la ciudad de Oaxaca. Hijo suyo
fué José, vicario de Villafranca, desde 1697 á 1743, y autor de un
catecismo en vascuence de la Doctrina Cristiana, que dedicó á la villa en 1710.
Olasagasti (Juan Bautista). De la orden de Santiago, del consejo de S.
M. en el Real de Hacienda y contador general de millones, á mediados del siglo XVIII.
Villafranca de Oria. -Estatua de
Urdaneta.
Olazabal (José Joaquín). Nació el día 22 de Mayo de 1794, autor del mapa
de Guipúzcoa publicado en el año 1849.
Otamendi (Andrés). De la orden de Calatrava, del consejo de S.
M., secretario de cámara de Gracia y Justicia y real patronato de Castilla.
Miguel; su hijo, secretario de S. M. y oficial de la primera secretaría de
Estado y su despacho universal. Francisco, secretario de S. M., su
oficial en la del despacho universal del Estado, hacia 1736, y de la orden de
Calatrava.
Urdaneta (Andrés). Nació en 1508. En 1525 acompañó á Loaisa-Elcano
en su segunda expedición, en la que mostró su grandeza de alma en medio de los
contratiempos y reveses ocurridos en los once años que duró aquélla, adquiriendo
gran fama como marino y cosmógrafo. Tomó el hábito religioso de San Agustín en
la capital de México el año 1552. En 1564 Urdaneta ,acompañó, á pesar del
hábito, en clase de piloto mayor y guía, á su amigo y comprovinciano Legazpi,
única de las seis expediciones enviadas por los españoles hacia Molucas, que
tuvo buen éxito. Mientras Legazpi avanzaba en su conquista, Urdaneta regresó á
México con tan gratas noticias, por un nuevo derrotero de su descubrimiento,
adoptado desde entonces. Murió en el convento de San Agustín de esta última
ciudad, en 3 de Julio de 1568. Oigamos el juicio que del eminente Urdaneta emite
el historiador Grijalva en su Historia de Méjico: "Para la navegación,
para la guerra, para la predicación /995/ y para la fundación de iglesias, no se podría hallar ni desear
otro que
igualase á Urdaneta". En su villa natal se le erigió, el año 1904, con fondos
recaudados por suscripción pública, una estatua obra de don Isidoro Uribesalgo,
fundida en los talleres de Masriera, en Barcelona. El pedestal es proyecto del
arquitecto don Manuel de Echabe. En Manila se levantó un grupo escultórico con
las estatuas de Legazpi y Urdaneta, obra de Querol, en 1893. El ayuntamiento de
San Sebastián puso su nombre á una de las calles en 1891, y en su villa nativa
tiene otra dedicada á él.
Zavala. La casa de este apellido es de las más ilustres de Villafranca.
En ella se hospedó Felipe III en 1615, y en ella se han alojado otras muchas
personas de sangre real, la última de las cuales debió de ser el Conde de
Artois. Zavala (Domingo ), contador mayor de S. M. y del consejo
de Hacienda. Hallose en la batalla naval de Lepanto por capitán de cuatro
galeras, y recibió siete heridas. Le dieron, en premio de su arrojo, tres
turcos cautivos y Su Santidad le concedió dos jubileos para su villa natal.
Murió en su palacio en 1614. Zavala y Aranguren (José Francisco),
superintendente, gobernador y veedor de las Reales Fábricas de Cantabria. Murió
en 1708. José Fernando, brigadier de marina é inspector del arsenal del
Ferrol. Murió en 1700. Zavala (Manuel José), conde de
Villafuertes. Fué diferentes veces diputado general de la provincia, jefe
político de la misma en las dos primeras épocas constitucionales, prócer del
reino desde 1834, corregidor político en 1840 y 1841. Caballero íntegro,
excelente patricio y muy dedicado particularmente á las ciencias naturales.
Murió el 6 de Octubre de 1842.
Zubillaga (Andrés). Secretario de S. M. y su oficial en el
despacho universal de guerra. Practicó en 1750 las pruebas necesarias para una
de las órdenes militares, cuyo hábito le había sido concedido por S. M.
Bibliografía.
Villafranca de Guipúzcoa. Monografía Histórica, por
Carmelo de Ecbegaray, cronista de las Provincias Vascongadas, y Serapio de
Múgica, inspector de Archivos Municipales de Guipúzcoa (imprenta de la Viuda de
B. Valverde, Irún, 1908).
NOTAS
(307) Por R. D. de 27 de Junio de 1916, publicado en la Gaceta de Madrid
de 2 de Julio, se dispone que se llame así por razón del río que pasa por su
término y para distinguirle de otros muchos pueblos que llevan igual nombre en
España.
(308) Conferencia sobre los Marinos
Guipuzcoanos, por el señor Marqués
de Seoane. San Sebastián, 1907
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