LA ESTRUCTURA URBANA DE VIZCAYA
Dr. JOSEBA JUARISTI LINACERO
En esta conferencia me propongo resumir algunos aspectos
del análisis de
la estructura urbana de Vizcaya, que están recogidos en la
tesis doctoral que
lleva ese título y que fue presentada en noviembre del año
pasado. Este
trabajo se encuentra en curso de publicación.
Según me han indicado los organizadores de este curso, la
mayoría de los
asistentes no están familiarizados con temas de análisis
de sistemas urbanos,
así es que, para ir entrando en materia, será necesario
primero precisar
algunos conceptos y definiciones tal como han sido
utilizados en el presente
estudio, a fin de poder seguir el hilo de la conferencia.
1. ASPECTOS CONCEPTUALES Y METODOLÓGICOS
Sistema urbano o sistema de ciudades significa «un
conjunto de
asentamientos de una región o territorio que se encuentran
interrelacionados».
La interrelación hace referencia por una parte a unas
condiciones físicas: es
decir, existen conexiones entre estos asentamientos
mediante elementos
físicos: caminos, carreteras, ferrocarril o enlaces
telefónicos, etc., etc.; pero
hace referencia por otra parte a que la estructura u
organización de cada
asentamiento debe algunas de sus características a la
participación en el
sistema urbano.
Este segundo aspecto del sistema urbano es lo que se
denomina «componente
estructural», y significa que en la red urbana de una
región o territorio
hay un reparto de papeles, que cada asentamiento urbano
desempeña unas
funciones características dentro de una organización
regional.
Formulando esto mismo de manera negativa se podría decir
que una
región constituida por asentamientos urbanos
autosuficientes en todos los
sentidos, es decir, una región en la que los habitantes
satisficieran todas sus
necesidades dentro del asentamiento urbano en el que
residen, en esa región,
no existiría un sistema urbano, una organización común de
asentamientos.
El trabajo a que aquí nos referimos trata precisamente de
este »componente
estructural», de cómo determinadas características de los
asentamientos
urbanos se ven afectadas por la participación en un
sistema urbano regional.
Variables definitorias de
la estructura urbana
Las características principales de la estructura urbana se
define a través de
una serie de variables. En este caso, la definición de la
estructura urbana se ha
realizado sobre la base de tres variables fundamentales:
población, centralidad
y diversidad. Cada una de las variables, tomada por
separado, se ven
afectadas por la participación de cada asentamiento en el
sistema urbano, pero
también, la composición de las mismas, en su conjunto,
ofrece contrastes
importantes de un asentamiento a otro.
Como hipótesis de este trabajo, se presupone que un
equilibrio entre las
tres variables sería un óptimo de integración en el
sistema regional, sin que
existieran desigualdades muy marcadas, o contrastes que
actuaran en un
sentido negativo en la organización urbana del territorio.
En este sentido quiero aclarar que el propósito del
presente estudio no ha
consistido en un trabajo empírico únicamente: esto es,
establecer una imagen
determinada del sistema urbano como consecuencia del
análisis de unos
datos, sino, sobre todo, establecer primero un modelo de
equilibrio para una
política territorial, y posteriormente comprobar las
desigualdades o irregularidades
del modelo territorial de Vizcaya.
Estructura jerárquica del sistema
Si tomamos cada una de estas variables por separado nos
daremos cuenta
de que tienen una estructura jerárquica, esto es, que su
distribución, entre
todas las distribuciones posibles, toma una forma
determinada, que predomina
la acumulación de la población, de la centralidad y de la
diversidad en
unos lugares determinados, que organizan o llevan un papel
director dentro
del sistema regional.
Existe numerosas teorías sobre cuál debe ser la forma de
estas estructuras
jerárquicas (Christaller, losch, Beckman, etc., etc.), de
acuerdo con el
funcionamiento de la economía y de las fuerzas existentes
entre los asentamientos.
En este caso, la estructura jerárquica se presupone, pero
no se establece
un tipo determinado. Como el caso vizcaíno habría que
clasificarlo dentro de
una estructura de «primacía», con el predominio
demográfico y funcional de
Bilbao sobre todos los demás asentamientos urbanos, se
considera que
existirán desigualdades notables entre las tres variables
definitorias dentro de
cada asentamiento.
Breve descripción de las variables
Población:
Se refiere tanto al tamaño en
términos absolutos del asentamiento
urbano (número de habitantes), como a la distribución de
los tamaños
poblacionales en el conjunto regional. El análisis de esta
distribución de
tamaños a lo largo de un período de suficiente amplitud
cronológica, nos
señalará las pautas principales de cambios en el sistema
urbano.
Centralidad y lugar central:
Centralidad toma muchas acepciones
dentro
de la Geografía urbana. Señala el carácter de centro que
tiene un asentamiento
urbano respecto a la región. En este caso, la
significación del término
corresponde con el tipo de indicador utilizado y con el
tipo de fórmula
utilizada (índice de Davies), y equivaldría a la
concentración de bienes y
servicios de carácter no planificado y de alcance regional
(provincial).
La concentración se mide individualmente sobre cada bien o
servicio en
cada asentamiento urbano (p. e. Galdácano concentra el
0,5% de las
panaderías de Vizcaya). El sumatorio de las
concentraciones en todas las
funciones es el índice de centralidad.
Los bienes y servicios de carácter no planificado y de
alcance regional se
refiere a todo tipo de bienes y servicios (panaderías,
tabernas, tiendas de
calzado, servicios médicos, etc., etc.), que no tienen
ninguna limitación para
su localización (sus dueños pueden localizarlos en
cualquier parte de acuerdo
con sus posibilidades económicas), que todo el mundo puede
utilizar esos
bienes y servicios si lo desea, que surgen de acuerdo con
las posibilidades de
demanda existentes. No se consideran aquí ni centros
oficiales: educativos,
sanitarios, ni centro administrativos: Ayuntamientos,
Diputaciones, Parlamento,
etc., que son localizables o ubicables por el gobierno. Se
excluyen de
esta clasificación aquellos bienes y servicios que tienen
una demanda
extraprovincial: por ejemplo, en Vizcaya, habría que
excluir los hoteles, el
aeropuerto, determinadas funciones financieras como la
Bolsa, etc., etc., que
si bien justifican la primacía de Bilbao (como el puerto),
no presentan una
demanda extraordinaria por parte de los vizcaínos.
El número de bienes y servicios con estas características
que se han
clasificado ha sido de noventa y uno, referidos al año
1969, y ciento veintiuno
referidos al año 1977. Era necesario que la clasificación
fuese muy exhaustiva,
para que ofrezca contrastes notables en cuanto a la
centralidad.
Lugar central: Se refiere, en sentido estricto, a todo
aquel lugar que
concentra la población de forma temporal, por un motivo
cualquiera. En este
sentido, se puede decir que es un lugar que «contiene» una
centralidad, que
concentra un motivo para que la gente acuda allí.
Lugar central no equivale exactamente a «lugar urbano»,
lugar central
sería tanto un campo en el que hay una reunión anual para
realizar un
concurso de bacalao al pil-pil, como una ciudad a la que acude la gente
por otros muchos motivos: de compras, al médico, a estudiar, etc., etc.
La diferencia entre lugar central y lugar urbano estribaría en que el
lugar central
no urbano estaría caracterizado por uno o dos motivos de
centralidad y el
lugar central urbano (pueblo, ciudad), estaría
caracterizado por la existencia
de muchos motivos de centralidad, además de presentar un
asentamiento
permanente de la población (función residencial).
Así, un hipermercado situado a varios kilómetros de una
ciudad podría
considerarse un lugar central no urbano, mientras que un
pequeño pueblo,
con unas pocas funciones concentradas alrededor de una
pequeña plaza
(taberna, tienda de comestibles, ayuntamiento, iglesia)
tendría un mayor
carácter urbano.
El hecho de que lo urbano venga definido por la suma de
motivos de
centralidad, hace necesaria la introducción de la tercera
variable: la diversidad.
Diversidad:
El concepto de diversidad se toma
directamente de la teoría
matemática de la información, aunque ya ha sido aplicado
en otros muchos
campos, especialmente en la ecología de los sistemas
naturales de animales y
plantas.
En nuestro caso, el concepto de diversidad hace referencia
fundamentalmente a dos cuestiones:
— El número de funciones presentes en un lugar central, en un lugar
urbano.
— La composición de esas funciones respecto a su
centralidad.
Así, sería más «diversificado» un lugar central que
poseyera más
funciones que otro, y también, sería más diversificado
aquel lugar central en
el que los motivos de centralidad tuvieran un peso
semejante.
El concepto de diversidad permite explicar en cierta
manera el comportamiento
humano en el funcionamiento de los sistemas de lugares
centrales. Me
refiero a lo siguiente: en las teorías de lugares
centrales «clásicas», las
personas se desplazan a lugares centrales de mayor
importancia en la
jerarquía urbana sólo para obtener aquellos bienes y
servicios que no posee en
su residencia. (Por ejemplo, un habitante de un pueblo se
desplaza a la capital
para obtener asistencia médica de un especialista,
especialista que no tiene
consulta en su pueblo y que atiende a una demanda
territorial amplia de
enfermos con determinadas afecciones). Las teorías
clásicas presuponen que
ese enfermo, que ese cliente del médico, utilizará
únicamente en la capital
aquellos servicios que no posee en su pueblo (quizás
aproveche el desplazamiento
en acudir a ver una obra de teatro, asistir a un
concierto, o a comprar
determinados bienes que no existen en su lugar de
residencia habitual) y sin
embargo, esa persona que se desplaza a la capital utiliza
bienes y servicios
que, además de no ser el objeto principal de su
desplazamiento, son en cierta
manera redundantes, es decir, existen también en su
pueblo, o en otros
pueblos con menores funciones que las existentes en la
capital, y que, en
cierta manera, constituyen una parte importante de su
jerarquía de necesidades.
Las personas que se desplazan a un lugar por un motivo
cualquiera,
utilizan funciones no relevantes, como el transporte
público, servicios de
comestibles, compra de periódicos, etc., etc. Funciones
que aunque las
posean en su propio lugar de residencia, ocupan, sin
embargo, algún lugar en
su jerarquía de necesidades.
Los índices de diversidad utilizados responden de alguna manera a estas
características de la jerarquía urbana:
— Son más altos -tienen un valor más alto- cuanto más funciones distintas
presenta un asentamiento urbano.
— Miden el efecto producido por la aglomeración de bienes
y servicios
«distintos». No es lo mismo una pequeña taberna situada en
un
pueblo, que un establecimiento de características
semejantes situado
en la calle típica de una ciudad.
Si la diversidad es una variable que se distribuye jerárquicamente, de
forma semejante a la población o a la centralidad, presenta, sin embargo,
algunos contrastes con estas dos variables anteriores:
— Un asentamiento urbano puede poseer una alta centralidad si se localiza
en él una única función central, o pocas funciones centrales.
Por ejemplo, si el Hospital Provincial de Vizcaya se
localizara en un
pequeño pueblo como Amoroto, este lugar tendría una alta
centralidad,
pero, puesto que ese pequeño pueblo no posee otras muchas
funciones diferenciadas, carecería de la diversidad
correspondiente a
la centralidad adquirida, y a la población residente en
ese pueblo. La
gente acudiría allí en casos de necesidad, para curarse de
afecciones o
enfermedades que tiene, pero no realizaría allí ningún
otro tipo de
actividad. Una vez acabado el tratamiento, o remediado su
mal,
abandonaría el lugar, sin utilizar para nada otros
servicios que el pueblo
puede ofrecer.
Por ello, el óptimo de política territorial señalado al
comienzo de esta
exposición hace referencia simultáneamente a estas tres
variables. Podría
formularse ésto de la siguiente manera: «un asentamiento
urbano, integrado
en un sistema regional, debe de poseer una centralidad
regional y una
diversidad de funciones correspondiente a su tamaño
poblacional». Lo cual,
es un principio muy general, no presupone que un
asentamiento debe
especializarse en tal o cual función, o poseer tanta
centralidad, sino que todas
estas variables deben estar equilibradas en el sistema
urbano.
El equilibrio entre estas variables ha sido analizado en
el sistema urbano
de Vizcaya, tanto desde sus orígenes, como en la
actualidad. A continuación
expondré las características del sistema urbano de Vizcaya
de acuerdo con
estas variables.
II. ORIGEN DE LOS LUGARES CENTRALES EN VIZCAYA
Dentro de un análisis histórico, y del medio físico de
Vizcaya, hay que
considerar que el sistema urbano actual está condicionado
por una serie de
rasgos heredados.
De las condiciones naturales del territorio habría que
destacar lo siguiente:
— El medio físico vizcaíno es homogéneo desde algunos
puntos de vista:
al tratarse de un territorio reducido no hay contrastes
fuertes en el
medio bioclimático.
— El tipo de relieve, que tiene una estructura denominada
de tipo
«jurásico», con pliegues regulares, que da lugar a valles
paralelos, y
de orientación ONO-ESE, con ciertos contrastes
topográficos: relieve
más enérgico en el interior que en la costa.
Estos condicionantes físicos podrían suponer un
poblamiento original
relativamente homogéneo, cuyos lugares centrales se
localizarán, adecuadamente
espaciados, a lo largo de los valles.
Así, el proceso histórico de urbanización se apoya en dos
tipos de lugares
centrales, que además, tienen una consideración
institucional distinta:
Los lugares centrales de anteiglesia, valle o concejo
son los lugares
donde converge la vida social de la aldea: es el lugar de
ritos religiosos, lugar
de fiestas, lugar de ciertos mercados periódicos y centro
de la organización
político-social.
Las características físicas de estos lugares se resumen en
la iglesia y su
entorno inmediato: un campo, un solar arbolado, etc.,
algunos edificios
próximos, etc.
Los lugares centrales de anteiglesia reúnen algunos rasgos que es
necesario señalar:
— Son un lugar fijo de reunión: presentan una construcción humana: un
edificio y un espacio cubierto exterior que puede acoger a la población
que acude allí con una frecuencia semanal, marcada por el cumplimiento de
las obligaciones religiosas.
En esto se diferencian fundamentalmente de otros lugares
centrales de
Vizcaya donde se reunían con una periodicidad variable
—generalmente
anual— las Juntas de Merindad (Guerediaga y Astola en la
Merindad de
Durango; Arechavalagana, Idoibalzaga y Guernica para las
Juntas Generales
de la Vizcaya nuclear y del Señorío; el caserío de
Larrazabal en el valle de
Orozco, o Avellaneda para las Juntas de Encartación).
Estos lugares tuvieron
su origen en la accesibilidad que presentaban para sus
respectivos territorios,
y quedaban marcados físicamente por la presencia de un
árbol (robles, sobre
todo), y en otro tiempo quizás por algún monumento
megalítico, aunque con
posterioridad pudiera existir en esos lugares algún
edificio.
— Los lugares centrales de anteiglesia, valle o concejo
tienen también
una cierta diversidad de funciones: existe, por así
decirlo, más de un
motivo de centralidad. Estos motivos podían considerarse,
como
mínimo, dos: lugar de ritos religiosos y lugar de
encuentros para
resolver asuntos comunes de la organización rural.
En esta diversidad —al menos en esta «diversidad mínima»—
se
diferencian no sólo de lugares centrales de Merindad, sino
de otros lugares
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centrales que tienen un carácter periódico: mercados en
los cruces de
caminos, a lo largo de rutas comerciales, etc.
— También hay que señalar que la concreción física de la
centralidad en
el entorno de las iglesias tiene como resultado un
sentimiento de
arraigo en el territorio: los difuntos de la familia
permanecen enterrados
en el cementerio, situado en sus orígenes bajo el atrio de
la iglesia:
la memoria de los vínculos de sangre se identifica con el
escenario
físico de los antepasados.
— Los lugares centrales de anteiglesia, valle o concejo,
antes de la
fundación de las villas debían ser un número aproximado de
unas 120
ó 130, al menos, las anteiglesias que participaban en las
Juntas
Generales o en las Juntas de Merindad, que tenían una
consideración
institucional eran 123. Estos lugares acogían a la
población dispersa en
caseríos o en entidades menores de población por los
motivos ya
señalados, si en la actualidad es difícil definir una
entidad de
población en Vizcaya, probablemente, en el mundo agrario
preindustrial
era más difícil aún. Si nos atenemos a los datos
estadísticos de los
que disponemos, el censo de 1857 da algo más de
setecientas
entidades de población para Vizcaya, algunas difíciles de
localizar o
mal delimitadas. La relación numérica entre los lugares
centrales de
anteiglesia, que desempeñaban también un papel
administrativo, y las
entidades de población venía a ser de 1 a 7, algo
semejante al principio
de optimización administrativa del sistema teórico de
Christaller,
hecho que hay que señalar con ciertas reservas. La
distancia media
entre los lugares centrales de anteiglesia, valle o
concejo viene a ser de
unos 2 kilómetros y medio, y la desviación estándar de ±
1,33 kms.
Aplicando el índice de espaciamiento de Clark y Evans, da
una cifra
de 1,16, que indica —dado el medio físico de Vizcaya—, que
estos
lugares tienden en cierta manera a cubrir casi todo el
territorio,
adaptándose a ciertos condicionamientos del medio físico
que sería
aquí muy extenso tratar de discernir.
Los lugares centrales propiamente urbanos
Van a ser, sin
embargo,
las villas.
Algunos autores —historiadores
preferentemente
— consideran que el proceso de urbanización en Vizcaya
sólo surge
a partir de la fundación de las villas por parte de los
Señores de
Vizcaya, apoyándose sobre todo en el hecho de que algo no
existe
como tal hasta que tiene un reconocimiento jurídico: esto
es, la
complejidad de la vida urbana puede surgir
independientemente o no
de que tenga un reconocimiento institucional, aunque, como
hemos
visto, algunos rasgos de complejidad existirían ya dentro
del mundo
rural.
La fundación de las villas en Vizcaya obedece a un deseo
de
organización del territorio por parte de estos Señores. En
Vizcaya, y
desde los años 1199 hasta el 1376 (casi doscientos años),
se fundaron
21 villas, o mejor dicho, veinte villas y una ciudad.
Como lugares centrales, a las villas se les reconoce en
los
documentos fundacionales la facultad de realizar un
mercado, que con
el tiempo tendrá un carácter semanal.
Desde otro punto de vista presentan un poblamiento
concentrado,
lo que indica que el modo de vida de sus habitantes no
depende de la
tierra (no son agricultores), y predominan los artesanos y
los comerciantes.
Caro Baroja y otros autores han advertido que entre los
primeros pobladores de las villas que acuden al
llamamiento de los
Señores en las cartas fundacionales hay destacados
representantes del
poder rural: miembros de los linajes que dominaban este
mundo
aldeano.
Otra característica de las villas es la muralla, lo que
indica que este tipo de
asentamiento, de carácter planificado, puede ser colocado
allí donde se desee
—por parte de los Señores de Vizcaya— con la intención de
controlar unos
espacios.
Así, a un carácter jurídico de la condición urbana, se une
también un
carácter morfológico (poblamiento concentrado, trazado de
calles con pautas
repetitivas, y existencia de murallas), como un carácter
funcional (mercado,
existencia de profesiones no ligadas directamente a la
tierra, división del
trabajo).
Estas villas se encuentran a una distancia media de 10,61
kms. : la
desviación estándar es de 4,79 kms. y el índice de Clark y
Evans es de 2,06.
El sistema urbano de Vizcaya, en una era o período
preindustrial, se va
apoyar sobre todo en el sistema de villas, sistema que va
a tener un carácter
jerárquico desde época muy temprana, a pesar de que existe
una «acefalia
formal» (Monreal), es decir, no existe una capital
industrializada. Este
aspecto puede analizarse a través del estudio de la
distribución de tamaños de
los municipios de Vizcaya.
III. EVOLUCION DE LA ESTRUCTURA DEMOGRAFICOESPACIAL
La evolución de la distribución jerárquica de los tamaños
de población de
las villas desde el momento de su fundación hasta bien
entrado el siglo XIX
presenta pocos cambios. Hay un aumento de población en
estos asentamientos
urbanos, pero, en conjunto, comparando la distribución de
tamaños de
1514 y 1854, parecen que las diferencias relativas se
mantienen, con algún
cambio que hay que resaltar.
La primacía demográfica de Bilbao sobre el resto de las
villas es ya un
hecho consumado a mediados del siglo XIX. A comienzos de
ese mismo siglo
la población de Bilbao debía de estar alrededor de los
10.000 habitantes.
Bilbao comienza a destacar sobre las demás villas cuando
tenía muy poca
población: entre 10.000 y 30.000 habitantes. Las razones
de la primacía son
tanto funcionales: Bilbao era un puerto exportador de
mineral de hierro y esto
generaba un sector de comerciantes, escribientes,
armadores de barcos, una
industria naval localizada en los alrededores de la villa;
y por otro lado, hay
unas razones institucionales: la institución del Consulado
que controlaba el
comercio marítimo. Durante el siglo XIX se producen
igualmente cambios
institucionales importantes: la pérdida de los fueros en
1876, precedida de la
derogación de algunas leyes de minas, permiten exportar
el mineral de hierro
de forma masiva, especialmente hacia Inglaterra. Puede
establecerse una
correspondencia directa en el crecimiento desproporcionado
de Bilbao y de los
municipios de la zona minera durante los años de máxima
exportación de
mineral.
Este hecho va a dar a Bilbao el carácter de una ciudad
colonial, con una
burguesía mercantil importante y una oligarquía que
controla las minas y
exporta el mineral. Es algo que ya ha sido puesto de
manifiesto por diferentes
autores (Linsky, Berry) el hecho de encontrar estructuras
urbanas de primacía
relacionadas directamente con economías exportadoras de
carácter colonial.
A partir de este momento, y hasta 1950 va a existir una
fase de
crecimiento demográfico continuo, alterado sólo por la
guerra civil, y que se
va a caracterizar por un cambio constante en la jerarquía
demográfica,
especialmente de los municipios del Bajo Nervión. De esta época hay que
señalar lo siguiente:
— El crecimiento de Bilbao está precedido en casi todos los momentos por
un mayor crecimiento proporcionado de los municipios de la margen
izquierda.
— El crecimiento, una vez establecidas las primeras
oleadas de inmigrantes,
es por lo general, un crecimiento proporcionado al
crecimiento
natural. Esto se refleja en las distribuciones de las
tasas de crecimiento,
que son distribuciones normales hasta el período 1940-50.
Este
hecho hay que situarlo en el contexto de la
industrialización vizcaína:
los trabajadores se establecen en las proximidades de los
lugares de
trabajo; las fabricas y las minas, y las generaciones
siguientes siguen
las mismas pautas.
Sin embargo, a partir de 1950, según se puede constatar de
las cifras, las
condiciones del crecimiento cambian de manera radical: ya
no existe un
crecimiento proporcionado a la natalidad y la mortalidad,
y esto no solo por la
llegada de inmigrantes, sino por los cambios que se
producen en la estructura
urbana: no existe ya un arraigo hacia el lugar de
residencia, conforme se
mejora en situación económica se va desvinculando de los
municipios en los
que se trabaja. Las segundas generaciones no se establecen
en el mismo
municipio que sus padres. Este fenómeno está facilitado,
indudablemente,
por la generalización del automóvil y del transporte
publico (ya existía el
ferrocarril Bilbao-Las Arenas desde comienzos de siglo), y
también por el
boom de la vivienda, especialmente entre los anos 50 y 60. Estas nuevas
características del crecimiento se van a mantener hasta los anos 80, a
pesar de
que a partir del año 1977 se hace notar la crisis
económica en el crecimiento
demográfico. Así, a pesar de que el crecimiento sufre una
fuerte desaceleración
en términos absolutos, se mantiene sin embargo un
crecimiento
desproporcionado respecto a las tasas de natalidad y
mortalidad. Por decirlo
de otra manera: se hace muy difícil predecir el
crecimiento de una buena parte
de los municipios vizcaínos. En el intervalo entre 1975 y
1981 los municipios
que tienen un más alto crecimiento proporcionado poseen
una oferta vivienda
importante, y están situados tanto en la periferia del
área metropolitana de
Bilbao hacia el mar, los municipios que presentan mayor
dinamismo son
Guecho, Sopelana y Lejona. Hacia la confluencia Nervión-Ibaizábal,
los
municipios de Basauri y Galdácano. En el duranguesado, en
la periferia de
Durango, el Valle de Atxondo, Abadiano y Zaldívar. En el
resto de la
provincia hay que señalar un fuerte crecimiento
—proporcionado— en
términos cuantitativos poco importante, pero sí
significativo, de algunos
municipios costeros: Górliz, Elanchove, Baquio, lugares de
tradición veraniega.
El hecho puede tener la explicación desde dos aspectos:
personas
jubiladas que se establecen de forma definitiva en estos
lugares, o simplemente
que se dan de alta en el padrón de estos pueblos para no
declarar dos
viviendas.
IV. DISTRIBUCION DE LA CENTRALIDAD
La distribución de la centralidad en la red urbana de la
provincia presenta
algunos contrastes que hay que destacar. Bilbao
(municipio) concentra cerca
del 50% de los bienes y servicios de alcance provincial.
El conjunto del área
metropolitana, que concentra un 73,60% de la población
provincial (en
1977), concentra, sin embargo una cifra ligeramente más
alta de la centralidad,
un 78,24% Dentro del área metropolitana de Bilbao se dan
las mayores
desigualdades en la distribución de la centralidad
provincial de toda la
provincia.
Los datos de centralidad se han comparado con otros de
flujos dentro del
área metropolitana, y puede establecerse, dentro de esta
área, la fuerte
polarización de Bilbao dentro de la misma, con la
existencia de centralidades
altas sólo para Portugalete y Santurce en la margen
izquierda y de Guecho en
la margen derecha. Baracaldo, aunque en términos absolutos
ofrece el
segundo puesto en la centralidad provincial, comparado con
su población
tiene una centralidad media. El resto de los municipios
del área metropolitana
presentan centralidades bajas o muy bajas respecto a la
población residente:
especialmente, Sestao y Basauri.
El objeto de los cálculos de centralidad no ha sido sólo
el conocer
«cuánta» centralidad tiene cada asentamiento urbano, sino
también y sobre
todo, el correlacionarla con la población. A partir de
estas correlaciones se
han trazado mapas señalando qué asentamientos tienen una
centralidad
correspondiente a su población, aquellos que tienen una
centralidad menor
que la que les debería corresponder por su población, y
aquellos que tienen
una centralidad muy por encima de su población. Estos
últimos son los
asentamientos que interesa destacar en la estructura
urbana, ya que esos
sesgos positivos en la centralidad son los que nos indican
que esos núcleos
tienen una cierta preeminencia en la jerarquía urbana.
Dentro del área metropolitana de Bilbao ya hemos señalado
que únicamente
hay cuatro de éstos que tienen una mayor centralidad que
la
correspondiente a su población: son Bilbao, Santurce y
Portugalete en la
margen izquierdo, y Guecho, en la margen derecha.
En el resto de la provincia hay que señalar que los
núcleos urbanos con
sesgos positivos en la centralidad se encuentran sobre
todo al norte de la línea
Nervión-Ibaizábal y tienen una gran correspondencia con
villas medievales:
salvo Amorebieta y Bérriz, que tiene estas
características, el resto son villas
medievales: Durango, Gemika, Bermeo, Lequeitio, Munguía,
Marquina y
Larrabezúa.
Esto indica que el área metropolitana de Bilbao, en cuanto
a la
localización de bienes y servicios de alcance regional no
tiene una gran
influencia en el sistema urbano de la provincia, aunque sí
crea grandes
desigualdades internas al área metropolitana en cuanto a
la distribución de la
centralidad.
V. DISTRIBUCION DE LA DIVERSIDAD
Los índices de diversidad se han aplicado a dos indicadores urbanos
importantes:
— A las diferentes profesiones existentes en el sector terciario, según
una clasificación lo más exhaustiva que ha podido obtenerse: la del censo
de 1975, que contaba con 81 profesiones distintas.
— A los bienes y servicios sobre los cuales se habían
calculado los
índices de centralidad. Sobre estos datos se han
establecido las
clasificaciones finales.
La diversidad profesional presentaba las siguientes pautas
de distribución:
— Dentro del área metropolitana de Bilbao, e incluso
municipios de
características periféricas (Ortuella, Sestao), se da una
diversidad
profesional alta y, especialmente, en municipios de
crecimiento
reciente: Sopelana, Lejona, Basauri. Es decir, no hay una
correspondencia
entre la diversidad profesional de la población residente
y la
diversidad funcional que realmente poseen esos núcleos.
— En el resto de la provincia, la diversidad profesional
más alta
corresponde a Durango, seguido de Guernica, que son villas
en las que
sí existe una diversidad profesional correspondiente con
su diversidad
funcional.
Aquí hay que ver que las villas que desempeñan un papel importante en la
jerarquía provincial tienen una estructura urbana bastante completa: es
decir presentan funciones de alcance comarcal, e incluso provincial,
tienen una
centralidad y una diversidad por encima de su población, y
contienen un tipo
de sociedad con una cierta división de papeles y con un
arraigo en sus
respectivos núcleos.
Otros asentamientos urbanos de crecimiento reciente
rápido, como
Amorebieta, Ermua, Zalla presentan menores cifras de
diversidad profesional
en el sector terciario.
La diversidad funcional de los distintos núcleos de la
provincia presenta
las siguientes características:
— La diversidad es alta con respecto a la población,
dentro del área
metropolitana de Bilbao, en Santurce, Guecho y Bilbao,
aunque
dentro de esta área la correspondencia entre centralidad y
diversidad es
algo bastante extendido.
— Las relaciones entre la diversidad y las otras dos
variables de
centralidad y población son altas para tres núcleos
importantes:
Bermeo, Guernica y Durango, y aún para otros de menor
tamaño:
Plencia y Yurre.
La agrupación de todos los núcleos de la provincia de
acuerdo con estos
tres criterios, presenta unas agrupaciones significativas,
que vamos a señalar.
Area Metropolitana de Bilbao
Bilbao:
Centralidad correspondiente con la
diversidad. Ambas variables
muy por encima de lo correspondiente a su población.
Periferia inmediata:
Baracaldo, Erandio. Las tres
variables están equilibradas
respecto a la media provincial. Mantienen umbrales de
población que
justifican la aparición de algunas funciones de alcance
provincial, pero no
pueden considerarse como subcentros.
Periferia desfuncionalizada:
Sestao, Basauri, Echévarri.
Presentan cifras
de centralidad y diversidad muy por debajo de lo
correspondiente a su
población. El caso de Basauri puede explicarse por la
proximidad a Bilbao, y
la de Sestao por su proximidad a Portugalete y Baracaldo.
Subcentros metropolitanos:
Guecho, para la margen derecha y
Santurce y
Portugalete para la margen izquierda. Son centros de
expansión y de
comercio al por menor. Centralidad y diversidad por encima
de lo previsto.
Periferia exterior: Núcleos
de carácter residencial con
diversas situaciones
en la relación entre las variables: Sopelana, Lejona,
Berango. En la
margen izquierda predominan los sesgos bajos en la
centralidad y en la
diversidad.
Resto de la provincia
Se mantiene la estructura tradicional de lugares centrales
apoyados en el
sistema de villas, si bien en las Encartaciones y en
Arratia los centros
tradicionales han dejado de funcionar, especialmente Valmaseda, por la
proximidad de Zalla y Gueñes. Yurre articula en cierta
manera el funcionamiento
del valle de Arratia.
Duranguesado:
Durango actúa como centro
indudable, pero la actividad
alrededor de este núcleo está creando algunos
asentamientos próximos de
características periféricas (baja centralidad, baja
diversidad): valle de Atxondo
y Zaldívar. En Emma y Elorrio se advierte, por las pautas
de evolución,
cierta resistencia a recuperar su carácter central
tradicional.
Zona costera:
Los núcleos medievales Plencia y
Munguía tienen un
carácter periférico respecto a Bilbao. Plencia por ser
lugar de expansión de
fines de semana de pequeña burguesía bilbaína, y Munguía
por ser centro
fabril. Munguía tiene un carácter central respecto a
asentamientos rurales
próximos: Meñaca, Mann-i, Lauquiniz, Laucariz, Gámiz, Fica
y Frúniz.
Guernica articula un espacio amplio y refleja de forma
bastante clara la
función comercial tradicional: mercado, pequeño utillaje
agrícola, etc.
Aunque no ha tenido un crecimiento importante
recientemente.
Bermeo hay que considerarlo un caso aparte. Actúa también
como zona
de expansión de la margen izquierda de la ría de Guernica
(restaurantes,
casino, puerto) y como centro de mercado de Baquio y zonas
próximas.
Hay una periferia costera más alejada: Lequeitio, Ondárroa,
que no tienen
la articulación suficiente en Marquina, y con la
característica común de
presentar una diversidad baja en relación con la población
y con la centralidad
que poseen.
VI. A MODO DE CONCLUSIÓN
La política territorial, apoyada en modelos descriptivos
de la situación
real del sistema urbano, puede arbitrar medios que actúen
en la consecución
de una mejor calidad urbana. Evidentemente, el punto de
vista de la
diversidad funcional, es sólo uno, pero hay muchos
factores que actúan a
favor o en contra de esa diversidad: la calidad
constructiva, política de
localización de funciones diversificadas en un mismo
centro, el control de
licencias comerciales en la localización dentro de un
mismo centro, etc.,
podrían considerarse factores positivos. Como factores
negativos habría que
analizar el papel de la descentralización de
infraestructuras provinciales, de
gran tamaño e influencia, apoyándose en la supuesta
«ubicuidad» que da el
automóvil o el transporte público; de forma semejante los
servicios urbanos
de gran escala, dispuestos a modo de «containers» actúan
en contra de esta
diversidad (hipermercados, grandes almacenes, servicios
administrativos,
educativos) localizados en las periferias urbanas,
desintegran de alguna
manera esa diversidad funcional y rompen la escala de las
funciones urbanas
propias de pequeños y medianos centros. |