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CURSO SUPERIOR DE GEOGRAFIA

 

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EL MEDIO NATURAL EN EUSKAL HERRIA:

ALAVA, TIERRA DE TRANSICION

DR. EUGENIO RUÍZ URRESTARAZU

Una larga tradición en Geografía divide los espacios o paisajes terrestres en naturales y humanizados, si bien la frontera entre ambos es, en muchos casos, difícil de discernir.

El medio natural tiende a estudiarse a través de una serie de apartados, como son el relieve, el clima, las aguas oceánicas y continentales, los suelos y la vegetación natural que éstos sustentan, cuya suma compones las disciplinas de la Geografía Física. Unas veces, se procede de forma separativa, y otras, con mayor o menor éxito, se tratan de integrar sobre un espacio concreto.

En síntesis, tal medio natural depende de dos factores esenciales e interdependientes: su situación dentro de las coordenadas terrestres y sus caracteres geográficos locales, entre los que descolla el relieve.

Aplicando estos dos condicionantes al País Vasco resulta lo siguiente. Por su latitud se encuentra dentro de la zona templada, dominada por los Westerlies, en la franja meridional de los mismos; forma parte de la ribera occidental del continente europeo, viéndose influenciado por corrientes marinas cálidas y vientos del oeste. Todo ello conduce a que su clima dominante sea templado de fachada occidental, un clima oceánico. Más en concreto, se encuentra dirigido por los centros de acción atlánticos, mediterráneos y europeos (Pedelaborde, 1970), cuyo ritmo impone los tipos de tiempo característicos (Ruíz Urrestarazu, 1982).

Sus caracteres geográficos locales los señalan su ubicación entre la Península Ibérica y Aquitania, en la orilla del Golfo de Vizcaya, con sus disimetrías térmicas veraniegas (Ibáñez, 1978) y, con mayor firmeza, su relieve. Este se caracteriza por una serie de ejes estructurales groseramente orientados de E a W, que organizan unos cordales montañosos, mejor 11 EUGENIO RUIZ URRESTARAZU conservados hacia el sur, los cuales siguen la dirección citada. De su particular orografía surgen las apreciables diferencias que se observan entre las dos vertientes, la atlántica y la mediterránea.

De la acción conjunta de clima y relieve nace la organización edáfica, la vegetación y la hidrografía.

El País Vasco se reparte entre dos grandes áreas naturales bien definidas.

Al norte de la Divisoria, la Atlántica, con sus precipitaciones abundantes (Uriarte, 1977 y 1979), y sus bosques de frondosas caducifolias; en el extremo meridional, en la Depresión del Ebro, la sequía estival y los carrascales nos hablan de un ambiente mediterráneo. Es importante tener en cuenta que lo dicho no supone una descripción del paisaje real, ya que en el País Vasco, como en todos los lugares con una larga tradición de asentamiento humano, es difícil, si no imposible, encontrar paisajes naturales. Sólo se mantienen elementos o retazos de dichos paisajes.

Pero entre ambas áreas naturales debe haber una tercera que señala la transición entre una y otra. La provincia de Alava reúne a las tres, por lo que puede considerarse, en este sentido, como un compendio del País Vasco, exceptuando el medio litoral del que carece.

Numerosos autores, en efecto, han caracterizado este territorio como tierra de transición, englobando en ella todos los elementos paisajísticos, o bien, circunscribiéndose a los caracteres climáticos. Es asimismo frecuente la afirmación de que Alava marca la transición entre el País Vasco y Castilla.

Esta aseveración puede tacharse de incorrecta, pues dicha provincia es parte integrante del País Vasco, que no se reduce a la fachada atlántica, y no puede, por tanto, ser transición de sí misma. Además, sólo su parte occidental linda con Castilla, pues el resto mira al Ebro, hacia La Rioja y el mediodía navarro.

Lo que aquí se pretende es comprobar si ese tránsito o gradación se produce de forma insensible y paulatina.

El relieve alavés se resume en una serie de cadenas montañosas, orientadas en sentido de los paralelos y separadas por corredores o amplias cubetas de elevada altitud media. La influencia de tales sierras en las disimetrías pluviométricas, en el freno a las influencias atlánticas o mediterráneas, es notable. Pero, ¿cabe afirmar que existe una transición en el relieve? Sí existe una seriación estratigráfica y litológica de norte a sur, pero no es gradual. En la mitad norte de la provincia se suceden los distintos períodos mesozoicos, hasta los afloramientos terciarios del borde de la Cuenca de Treviño. Pero más al sur reaparece el Cretácico en la sierra de Cantabria, para dar paso al Terciario continental de la Depresión del Ebro (Ramírez del Pozo, 1973).

En su estructura se observa un contraste entre una cadena de plegamiento al norte y una gran depresión, la del Ebro, al sur.

En lo concerniente al clima, aspecto en el que con mayor insistencia se ha afirmado su trasformación gradual, se comprueba que lo que dominan son los pequeños cambios bruscos, acordes con la disposición del relieve. La pauta general es la recuperación de las características oceánicas en las vertientes septentrionales y aparición de las mediterráneas en los carasoles. Todo ello queda corroborado por la disposición de la vegetación natural (Uribe- Echebarría y Catón, 1980).

Es preciso, además, tener en cuenta la variabilidad del clima, no sólo desde un punto de vista espacial sino también temporal, de unos años a otros, en los que las distintas tendencias cambian de dominio.

Es importante, pues, señalar que dentro de la provincia de Alava se produce una transición latitudinal en su medio físico, desde un ambiente cantábrico hasta otro mediterráneo. Pero esta transición no abarca todo el territorio, sino que se limita a las comarcas centrales; y que esa transformación no es en modo alguno gradual, ni insensible; se desarrolla por medio de pequeños saltos bruscos, cambios de dirección, avances y retrocesos. La remarcada influencia del relieve obliga a considerar este espacio desde una triple dimensión espacial y desde una visión temporal, diacrónica.

Para el mejor conocimiento de esta zona de variadas influencias no debe partirse del principio de considerarla como un ambiente intermedio, sino que debe examinarse y estudiarse en sí misma para lograr una mejor descripción y explicación del territorio.

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