Servicios
y equipamientos:
* Restaurante “Arrate. En la plaza de la villa. tel.943 79 91 47; Restaurante “Zuhaitz”. También en la plaza
de la villa. Tel. 943 79 79 39; Restaurante
Gure Ametsa, puerto de Arlabán. Tel. 94379 20 97. Restaurante Venta Fría” puerto de Arlabán tel. 943 79 22 68; Restaurante Gatzaga-Gain, puerto de
Arlabán, tel. 943 79 28 46;
Restaurante Ostatu, junto a la entrada a la villa por el portal de San
Ignacio.
Ocio-deportes:
Campo de tiro al plato en Venta
Fría; frontón cubierto en la Plaza San Miguel, junto al Ayuntamiento.
Elementos
notables: además de la importancia del numeroso patrimonio
histórico-artístico del municipio, convienen destacar los valores
ecológico-paisajísticos del medio físico del entorno, que situado en las
estribaciones occidentales de Aiztgorri, alterna zonas de gran singularidad y
belleza y de elevado valor botánico, faunístico o paisajístico, con áreas de
prados y cultivos atlánticos, ligadas a un medio típicamente rural y
escasamente antropizado que, durante siglos, ha constituido una importante
ruta de acceso al territorio Histórico de Guipúzcoa (paso del Antiguo Camino
Real Madrid-Irún).
Son destacables el casco histórico
amurallado de Leintz-Gatzaga y la importancia de las antiguas instalaciones
salinas que, durante el s. XIX, permitieron un importante y próspero
desarrollo de la zona.
Cartografía: Hoja 112-II
del Mapa Topográfico Nacional a escala 1:25.000. Hojas 112-15, 112-7 y 112-8
de la Cartografía a escala 1: 5.000 de la Diputación Foral de Guipúzcoa.
Situado en la divisoria con el Territorio
Histórico de Álava (municipios de Aramaio al N.; Legutiano al O. y
Elguea-Ubarrundia, Elburgo y Barrundia al S.) y con una superficie de 14,7 Km2,
este municipio se localiza en el extremo suroccidental del Territorio
Histórico de Guipúzcoa, limitando al N. y parcialmente al E. con el municipio
guipuzcoano de Eskoriatza.
Configurada como cabecera del valle de Léniz y
emplazada en una posición estratégica al pie del puerto de Arlabán, esta
localidad ha constituido durante siglos una de las vías de acceso más
importantes hacia territorio guipuzcoano. Testimonio de ello son todavía hoy
en día la que fuera casa de arbitrios, ubicada al pie de la carretera GI-627
y las huellas dejadas por el ferrocarril de vía estrecha Mekolalde-Vitoria-Estella,
cuyo trazado en esta zona discurre en paralelo al de la propia carretera.
Dicho ferrocarril tenía su centro en la ciudad de
Vitoria, y de ella partían las dos líneas que lo integraban: Vitoria-Estella,
con un recorrido de 72 kilómetros, y Vitoria-Mekolalde, con un trayecto de 60
kilómetros. De esta última partía además un ramal que, con 7 kilómetros de
longitud, cubría la distancia entre San Prudencio y Oñate. Se trataba de un
ferrocarril cuyo ancho de vía era de un metro y que empalmaba en la estación
de Mekolalde con el resto de la red métrica que se extendía por la costa
cantábrica (ferrocarril de la costa). Si bien su origen data del año 1877
(fecha en la que surge la Ley General de Ferrocarriles), fue el 28 de marzo
de 1882 cuando se aprobó su proyecto inicial (Estella-Vitoria-Durango y ramal
Arroniz-Lerín,) elaborado por los Hermanos Herrán. La concesión de la línea
les fue otorgada mediante la ley de 16 de julio de 1882, concesión que,
autorizada por Real Orden de 14 de mayo de 1888, fue transferida a la
sociedad inglesa The
Anglo-Vasco-Navarro Railway Company Limited.
El primer tramo del mismo (Vitoria-Sálinas de
Léniz) fue abierto al público en 1889, con un recorrido de alrededor de 18,4
Km. Tras la detención de las obras en 1897 el Estado se incautó de la misma,
continuando la explotación de este primer tramo durante 17 años más. En 1915
quedó inaugurado el ramal de enlace Vitoria Ciudad y la estación del Norte y
al año siguiente el trayecto entre Salinas de Léniz y Eskoriatza y en 1918 el
trayecto de Eskoriatza a Mondragón. Posteriormente, el 3 de septiembre de
1919, tras la inauguración del último tramo Mondragón-Altos Hornos de
Bergara, quedó completo el recorrido entre Vitoria y Bergara, cuyo ramal San
Prudencio-Oñate fue inaugurado en 1923. La clausura de este ferrocarril, tras
realizar su último recorrido el 31 de diciembre de 1977, tuvo lugar el 1 de
enero de 1978.
Si bien el poblamiento de esta zona se remonta a
tiempos prehistóricos tal como lo atestiguan los numerosos monumentos
megalíticos hallados en su término municipal (dolmen de Elguea I y túmulo de
Elguea II), hay constancia asimismo de su poblamiento en la época romana
(aparición de una moneda ibérica en los terrenos donde se ubican las
instalaciones salinas). La fundación de la villa como tal se remonta al año
1331, fecha en la que los habitantes de numerosos enclaves y parajes tanto
del actual municipio como del vecino de Eskoriatza abandonaron sus
residencias para ir a poblar la villa. Hasta entonces, el hábitat estaba
concentrado en pequeñas aldeas y caseríos diseminados, defendidos por la
fortaleza de Aitzorrotz (744 m), localizada en lo alto de una colina dentro
del municipio de Eskoriatza. El enclave con un mayor protagonismo en dicha
época era el conocido como Gaztelueta, situado en la vecindad de las
instalaciones salinas desarrolladas en torno al manantial de agua salada
existente al pie de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo (hoy en día
conocido también como Santuario de Dorleta).
A partir de dicha fecha y de la concesión por
parte del rey Alfonso VI de la Carta-Puebla en el s. XIV, se fue configurando
el núcleo de población de Salinas de Léniz, en torno a la explotación de la
sal del citado manantial. El casco urbano se construyó siguiendo un plano de
planta oval, con tres calles paralelas, la de Arriba, la del Medio y la de
Abajo, y con un eje transversal destinado a servir de tránsito al Camino Real
de Castilla. El espacio urbano quedó delimitado como un recinto defensivo
amurallado, del que hoy en día aún nos queda constancia. De hecho, son
Leintz-Gatzaga y Hondarribia las dos únicas poblaciones guipuzcoanas que han
conservado hasta nuestros días sus líneas amuralladas.
Sin embargo, este centro urbano primitivo sufrió a
lo largo de los siglos XIV y XV diversos incendios (1334, 1371, 1492 y 1498),
lo que unido a los enfrentamientos con el Sr. de Oñate, motivados por la
instalación del mismo en la villa merced a unos derechos obtenidos para
llevar a cabo la explotación de la sal del rey castellano Enrique II así como
su proclamación como señor de Léniz, no supusieron una etapa de prosperidad
para Leintz-Gatzaga. Fueron los Reyes Católicos quienes en 1493 restituyeron
los primitivos derechos de este núcleo, siendo necesario reconstruir por
completo el primitivo casco urbano. La reconstrucción fue llevada a cabo bajo
unas normas constructivas específicas (Ordenanzas de Construcción) que
imponían la necesidad de que las nuevas edificaciones fueran realizadas en
piedra.
Desde los siglos XV al XIX y a pesar de momentos
de mayor o menor estabilidad y prosperidad, esta localidad experimentó un
crecimiento moderado, que se perdió prácticamente por completo a primeros del
s. XX, fecha en la que tuvo lugar un abandono generalizado de numerosas
viviendas. Dicho fenómeno migratorio se hizo aún más acusado a mediados de
siglo, llegándose a perder hasta un 50% del conjunto edificado. Este aspecto
sitúa a Leintz-Gatzaga entre los pocos municipios del territorio Histórico de
Guipúzcoa que en el s. XX cuentan con menor superficie construida que siglos
atrás.
Nuestro itinerario en este municipio se inicia
justamente en la divisoria entre los Territorios Históricos de Guipúzcoa y
Álava, en pleno corazón del puerto de
Arlabán. Se trata de un espacio de elevado valor ecológico-paisajístico,
ubicado en las estribaciones de un gran espacio, Aitzgorri, que incluye
además de las sierras de Aitzgorri y Zaraia, la zona de Aratz, cubriendo una
superficie global de 12.574 Ha. Su localización como zona de nacimiento del
río Deba, a una altitud de 785 m, así como de la propia regata Arlabán que
fluye hacia territorio alavés, junto con la existencia de múltiples zonas de
interés tanto por su singularidad botánica (notables extensiones de hayedos,
robledales acidófilos y robledales bosques mixtos atlánticos) como faunística
y paisajística (gran variedad de contrastes), reflejadas por la alternancia
tanto de roquedos escarpados como de pastizales montanos e importantes
extensiones de arbolado autóctono o de origen antrópico (repoblaciones de
pinos) hacen de este enclave un lugar de gran belleza, típicamente montano,
en el que las más humanizadas corresponden a zonas típicamente rurales con
caseríos dispersos, ligados a los cuales existen importantes extensiones de
prados y cultivos atlánticos.
En esta zona y poco después de cruzar un pequeño
puente sobre la regata Arlabán podremos observar la antigua plataforma del ferrocarril de vía estrecha
Mekolalde-Vitoria-Estella, correspondiente en esta zona a una pista de
hierba crecida sobre la antigua piedra de la vía, por la que podríamos
continuar nuestro recorrido a pie hasta llegar a la altura del restaurante
Gure Ametsa. Aquí y tras atravesar una pequeña zona arbolada nos
encontraremos con un espacio abierto, una gran explanada susceptible de ser
utilizada como área de relax, descanso y disfrute de la naturaleza, en un
paraje quizás de los más bellos de todo el Territorio Histórico de Guipúzcoa.
Si continuamos nuestro trayecto en coche, a una
distancia de unos 400 m siguiendo el trazado de la carretera GI-627,
alcanzaremos la altura de la antigua casa de Arbitrios, hoy en día configurada como edificio de Teléfonos.
Frente a ella, se localiza el restaurante Gure Ametsa que, situado en una amplia explanada en la margen
izquierda de la antigua línea del ferrocarril, dispone tanto de zonas de
aparcamiento como de una pequeña área de estancia al aire libre, dotada de
juegos infantiles. Esta área es conocida también como zona de Dominaga.
Es a unos 75 m de distancia de dicho restaurante
cuando nuestro itinerario se separará del de la carretera GI-627, pasando a
discurrir por la antigua carretera a Vitoria, antiguo Camino Real Madrid-Irún
(hoy día carretera GI-3310), que nos conducirá hacia el casco urbano de
Leintz-Gatzaga. Así y a una distancia de algo menos de 500 m del citado
cruce, nos encontraremos en el paraje denominado Venta Fría. Se trata de la segunda de las zonas recreativas del
municipio de Leintz-Gatzaga. Dotada de restaurante y zona de estancia
exterior con bancos y juegos infantiles, junto a ella y debido a su
localización topográfica en lo alto del puerto, existe una importante
plataforma de tiro. Desde aquí y tras recorrer aproximadamente unos 625-650
m, alcanzaremos una nueva bifurcación, situada a la altura de un puente sobre
la antigua plataforma del ferrocarril, en las inmediaciones del caserío Beginarru.
Si bien nuestro circuito principal a partir de
esta zona se dirigirá hacia el casco urbano de Leintz-Gatzaga por el antiguo Camino
Real, merece la pena, no obstante, adentrarse puntualmente hacia el barrio de
San Martín (también conocido como Goiherri), donde además de caminar
por la antigua línea del ferrocarril (la carretera o pista actual corresponde
al trazado de la citada línea por esta zona), podremos admirar la belleza del
conjunto formado por los caseríos San
Martín Goikoa y San Martín Behekoa
y la ermita de San Martín de Zurtitza.
Esta última corresponde a un edificio sencillo y de proporciones modestas, en
cuyo ábside se observan unas huellas de la construcción primitiva, de menor
altura y con un amplio ventanal cegado en su parte inferior. Conserva su
portada en arco ojival y otros detalles de interés como la balaustrada de
madera del coro, decorada con arcos de herradura, considerados como típicos
de la carpintería mudéjar.
Retornando a la bifurcación anterior y tras
recorrer alrededor de 1 Km a lo largo del cual pasaremos junto a los caseríos
Zelaikoa, Kaperrena y Ansarrena,
alcanzaremos la altura del casco urbano de Leintz-Gatzaga, cuya visita es
etapa obligada en el recorrido de cualquier visitante de la zona, dada la
grandiosidad del conjunto, cuya rehabilitación y restauración hace escasos
años han magnificado y realzado el interés de este núcleo que puede considerarse
actualmente como una de las villas más interesantes de Guipúzcoa.
Es justamente a la entrada del casco urbano de
Leintz-Gatzaga por esta zona y en concreto en la calle San Ignacio (antes
calle del Camino Real) donde podremos admirar dos de las más bellas
edificaciones de la villa: Ostatua
y Torrekua. La primera fue
construida, tal como puede leerse en la inscripción existente en el dintel de
la puerta, en el año 1766, mientras la segunda, Torrekua, además de por sus rasgos marcadamente renacentistas destaca
por estar ubicada en el antiguo emplazamiento de la fortaleza del Sr. de
Oñate. Posteriormente, ya en el año 1357, fue adquirida por la familia
Elejalde que fue quien edificó la casa hoy en día existente.
Entre estas dos edificaciones se sitúa el portal de San Ignacio, entrada
principal a la villa. Destaca por el arco y los elementos decorativos del
mismo, que fueron realizados en 1760 con objeto de sustituir a otro arco cuyo
derribo tuvo lugar con motivo de la habilitación del paso del Camino Real de
coches Madrid-Irún por esta zona. El paso a través de este portal nos permite
acceder hacia la calle Santiago,
en la que podremos admirar además del portal
de Santiago, correspondiente al acceso al casco histórico por esta calle,
algunas de las edificaciones más señoriales de Leintz-Gatzaga.
En dicha calle, podremos contemplar el Palacio de Garro que, localizado en
la confluencia de las calles Santiago y San Ignacio, corresponde a una construcción
señorial de estilo barroco, datada del s. XVII y tras cuya reciente
rehabilitación y remodelación ha sido convertida en sede de la Casa de
Cultura. En ella, en la esquina de la edificación hacia las calles San
Ignacio y Santiago, podremos observar uno de los más bellos escudos que hoy
día se conservan en las edificaciones del territorio guipuzcoano. Frente a él
se sitúa la iglesia parroquial de San
Miguel. Su primera construcción data de la fecha de fundación de la
villa, época en la que, al igual que en la actual, ocupaba una céntrica
posición en el casco urbano. Sin embrago, los numerosos incendios y
catástrofes que asolaron la población durante los siglos XIV y XV hicieron
necesarias sucesivas reformas. No obstante, su reconstrucción definitiva data
del s. XVI, con las obras de ampliación del templo, tras las cuales quedó
configurada como un edificio de planta rectangular y diversas capillas
laterales. Su torre es de estilo neoclásico y fue rehabilitada por completo
en el s. XIX, bajo proyecto del arquitecto Ugartemendía. Es en la plaza
formada por las confluencias de las calles Santiago, San Ignacio y del Pilar
donde podremos admirar también una hermosa fuente.
Alineada prácticamente con las dos edificaciones
anteriores, se encuentra la edificación correspondiente al Ayuntamiento. Ubicado en la plaza de
San Miguel, en las inmediaciones del frontón cubierto del la localidad, ha
sufrido recientemente una serie de obras de remodelación y transformación, de
entre las cuales y situado en la fachada principal destaca el escudo
multicolor y original de la villa. Construido por el arquitecto neoclásico
Olagibel, ha mantenido la traza de la edificación original Junto al mismo,
existe una pequeña zona de juegos infantiles.
Leintz-Gaztzaga.
Escudo de armas en el Palacio
de Soran
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Por último, reseñar otras tres edificaciones
destacadas del casco histórico de Leintz-Gatzaga, situadas en la calle Santiago:
la casa Olabe, el Palacio Indianokua y la casa Kapintagoa. La primera data del
s. XVI y fue construida por Baltasar García de Olabe, personaje destacado de
la vida local de Leintz-Gatzaga. El Palacio
de Indianokua, en tiempos el edificio más llamativo del casco urbano, fue
reedificado en el s. XVIII, siendo conocido entonces como palacio de Során.
Finalmente, la casa Kapitangoa
que, datada también del s. XVI, nos permite observar los escudos familiares.
A través de la carretera GI-3681 nos dirigiremos
hacia otro de los lugares destacados del municipio, no sólo por la belleza de
su entorno y de su patrimonio histórico-artístico, sino por la importancia
del enclave como núcleo de población existente antes incluso de la fundación
de la villa: Dorleta.
Su denominación, sin lugar a dudas, derivada del
vocablo dorlas con el que eran
conocidas cada una de las casillas en las que se llevaba a cabo la obtención
de sal, aunque tal actividad su producción no era comparable con la de
Salinas de Añana (Álava). De hecho, la decadencia de la explotación de
Leintz-Gatzaga vino marcada básicamente por el establecimiento de una
economía de mercado en torno a la sal, debido a que el desarrollo de técnicas
más modernas de explotación permitió la obtención y compra de la sal a un
precio más bajo que la obtenida en Leintz-Gatzaga, cuya explotación se
realizaba de forma muy costosa. Para la misma, se disponía en primer lugar de
un “recoxedero de agua salada cubierto
de un texado”, común a todos, desde donde el agua se repartía manualmente
a 8 dorlas o casillas de obtención
de sal, en cada una de las cuales existía una caldera para el agua salina. En
ella, se hacía hervir el agua con fuego de leña hasta conseguir cristalizar
el cloruro sódico por efecto de la evaporación de agua. El producto obtenido
de esta forma no tenía, tal como señalaban los nativos de la zona ya en el
año 1564, una calidad muy elevada, debido a su elevado contenido en humedad,
que limitaba tanto su mercado como las posibilidades de conservación. Los rendimientos
decrecientes del proceso junto con la escasa viabilidad de la explotación
denominada Productos Léniz, Fábrica de Sal, acabaron definitivamente con esta
fábrica.
En la actualidad y a pesar del estado ruinoso en
el que se encontraban las instalaciones, su catalogación dentro del
Planeamiento municipal como “Zona de especial protección”, ha implicado que
se estén llevando a cabo una serie de obras de restauración encaminadas a la
creación del
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