En 1873 y 1874 fueron impresos dos sellos con valor facial de un
real destinados a franquear la
correspondencia dentro del territorio controlado por el carlismo. Uno fue
impreso en Bayona y el otro en París.
La reunión celebrada el día 5 de Diciembre del año siguiente (1875) en la
localidad guipuzcoana de Tolosa por los
Directores de correos de Álava, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra y Castilla fructificó en la modificación de las tarifas de
correos en el territorio bajo control carlista. Ésta consistió
principalmente en la diferenciación tarifaria entre las cartas destinadas
al interior de una provincia (50 cts. de real) y las interprovinciales (1
real). Si el peso excediera de 15 gramos, tendrían que añadirse cantidades
similares para cada una de las fracciones de 15 en 15 gr.
Para poder cumplir adecuadamente con estas tarifas fue necesario crear un
nuevo sello de 50 cts. de real, al que se le confirió el color verde,
mientras que el de 1 real pasó a tener color marrón, encargándose de la
dirección y distribución de la emisión la Dirección General de
Comunicaciones (carlista, por supuesto).
La impresión se llevó a cabo en los talleres de José Laborde, en
Tolosa,
haciéndose probablemente una tirada inicial de 500.000 ejemplares de cada
uno. Su circulación se inició el 1 de marzo de 1875, extendiéndose su
vigencia hasta el final de la guerra en febrero de 1876.
El sello de 1 r. tiene una variante de color marrón oscuro procedente de
una segunda tirada realizada en julio de 1875 utilizando plancha de 100
ejemplares, siendo el destino de los sellos el aprovisionamiento de los
territorios de Castilla que se iban sumando al control carlista.
Como variantes señaladas en el catálogo Ivert-Tellier se
encuentra la inversión de la greca (lateral) en ambos sellos. Los sellos
reproducidos en la imagen corresponden a la greca regular. Un cierto
número de pliegos fue impreso en papel azulado (Catálogo Yvert-Tellier
"Espagne. Provinces Basques et Navarre" 3a y 4a)
Los sellos tuvieron no pocos impedimentos
para circular más allá del territorio controlado por los carlistas. Por
ejemplo: al no reconocer Francia su validez, en tanto en
cuanto no habían sido emitidos por un estado soberano, “La Poste” francesa
exigió que
para dar curso en su territorio a la correspondencia bajo control carlista
se acompañaran los sellos de D. Carlos
con los correspondientes sellos franceses y que las cartas se depositaran
en un buzón francés. No admitió tampoco enviar a su personal en busca de
las cartas a la oficina de “Cambio internacional” establecida por los
carlistas en el irunés caserío Lastaola, frente a Biriatou. Por ello, el
oficial de correos de la mencionada oficina de Lastaola debía desplazarse
diariamente hasta una localidad francesa para depositar la correspondencia
en un buzón. En otros momentos se utilizó a una empresa intermediaria
(Maritorena y Compañía) para "encaminar" la correspondencia entre los
sistemas postales francés y carlista.
El tratamiento que se da a los sellos carlistas en el catálogo español
más utilizado (Edifil) es un tanto confuso, ya que los incorpora y numera
con el resto de los sellos. Los catálogos internacionales (por ejemplo
Ivert-Tellier y Scott) los consideran aparte, dándoles una
numeración propia.
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