LOS TIPOS DE GEOGRAFOS EN LA SOCIEDAD ACTUAL
© J. VILA VALENTÍ
Universidad
de Barcelona
Vicepresidente de la Unión Geográfica Internacional
Hace cinco años, en mayo de 1982, con motivo del acto inaugural de la
primera reunión de geógrafos vascos y catalanes ("I Encuentro de
Geografía Euskal Herria-Catalunya") , tuve ocasión de hablaros de los
objetivos que la Geografía ha perseguido a lo largo de los veinticinco
siglos de su historia. En el presente acto, en cambio, quisiera ceñirme a
un tema algo distinto, con una aplicación que pretende ser adecuada para
el momento actual y para un futuro inmediato. Me gustaría hablaros de los
distintos tipos de geógrafos que, en cuanto a sus actividades, han
existido a lo largo de nuestro siglo y de la evolución que, a un corto
plazo, podemos presumir se producirá respecto a este problema. Entre ambas
disertaciones, la presente y la de hace cinco años, existe un cierto
nexo; pero ahora, el enfoque es desde el punto de vista personal, desde
los sujetos que realizan la Geografía. Viene a ser una exposición acerca
de cómo se han vivido los distintos objetivos de nuestra disciplina a
través de los individuos realizadores, es decir, a través de los
geógrafos.
Debo agradecer, de antemano, al "Instituto Geográfico Vasco Andrés de Urdaneta" el alto honor que ha vuelto a conferirme al ofrecerme esta
lección en el acto inaugural de "II Encuentro de Geografía Euskal Herria-Catalunya".
Tanto más cuanto que, precisamente en el presente año, celebramos el
décimo aniversario de la existencia de la Sociedad. Los geógrafos
catalanes, que desde el primer momento hemos seguido con todo interés
vuestra andadura, no podíamos faltar a la celebración de esta efemérides.
Aquí estamos para colaborar en vuestro trabajo y en vuestro gozo. Mis
palabras quieren ser, ante todo, un reconocimiento público y exaltado de
vuestra meritoria y fecunda labor científica.
También celebráis los diez años de la publicación de vuestra excelente
revista "Lurralde". Lo que yo pienso acerca de ella, lo he expresado -y de
nuevo debo agradeceros vuestro inmerecido aprecio al darme ocasión a
hacerlo en el prólogo que escribí para el volumen X de "Lurralde". Esto
me excusa repetirme ahora. Lo que sí he de expresaros es nuestra
enhorabuena y nuestros mejores deseos por vuestra pasada y futura labor
científica y social, mostrando a través de vuestras investigaciones,
enseñanzas y publicaciones el papel que nuestra disciplina puede desempeñar en el quehacer y en la vida toda de vuestro pueblo.
Aunque bien sé que vuestra labor ha sido el esfuerzo de un equipo, no
desconozco que, como en cualquier actividad humana colectiva, es posible
concretar siempre en unas pocas personas las tareas que exigen mayor
continuidad y responsabilidad. En el presente caso, creo que sería falta
grave no citar, puestos a concretar
entre la docena de personas que han llevado el mayor peso del
"Instituto Geográfico Vasco Andrés de Urdaneta" y de la revista "Lurralde",
al Dr. Francisco Javier Gómez Piñeiro, verdadera alma de la sociedad y de
la publicación. Respecto a este "II Encuentro de Geografía Euskal Herria-Catalunya"
quisiera citar explícitamente a los secretarios del comité organizador,
Ldos. Pedro Picavea y Juan Antonio Sáez, que con tanto entusiasmo y
competencia han llevado a cabo su cometido. Al agradeceros vuestra
invitación, formulamos nuestros deseos de una firme continuidad en las
relaciones entre los geógrafos vascos y catalanes y la seguridad de
organizar, en los próximos años, un "III Encuentro de Geografía Euskal
Herria-Catalunya", en tierras catalanas.
I. EL GEOGRAFO, COMO PROFESOR.
Quiero aludir, para delimitar bien los problemas y sus características,
a unos determinados países, singularmente a los de Europa occidental y en
particular a España, aunque muchos de los rasgos que podemos aducir puedan
referirse, de un modo u otro, a un buen número de casos (véase
"Orientación bibliográfica", al final del presente trabajo) .De esta
manera, podremos concretar los temas que debatiremos dentro de unos
determinados contextos sociales y culturales; en cuanto al tiempo, daremos
preferencia a los últimos decenios y al momento actual. Nos alejaremos de
cualquier elucubración acerca de "lo que podría haber sido" la Geografía,
en el pasado, o de "lo que debería ser" en el presente o en el futuro
inmediato. Lo que nos interesa, en la presente ocasión, es cómo los
geógrafos han vivido profesionalmente la Geografía y cómo podemos presumir
que la vivirán, de acuerdo con las tendencias actuales, en los años
venideros.
1.1. Una Geografía de profesores...
Como es sabido, la Geografía contemporánea se desarrolló, notablemente,
desde finales del siglo pasado y primer tercio del siglo actual, al quedar
incardinada en Facultades universitarias. Es lo que se ha llamado la
institucionalización universitaria en la Geografía. El hecho ocurre
singularmente en Alemania, Francia y Gran Bretaña, casi de manera
sincrónica, aunque con una distinta evolución; algo más tarde, este
fenómeno puede detectarse en numerosos países europeos (Italia y Polonia,
para poner unos ejemplos evidentes) , americanos (Estados Unidos) y
asiáticos (Japón) .
Contrastando con fases inmediatamente anteriores, en las que la
Geografía era cultivada por quienes ejercían otras actividades o
profesiones (militares, juristas, ingenieros, políticos, amateurs o
aficionados varios) u otras ramas de la ciencia (naturalistas,
historiadores), desde la época a que aludimos la Geografía será ejercida
por estos licenciados universitarios a que nos hemos referido, formados
generalmente en Facultades o Colegios de Letras o Humanidades, algunas
veces de Ciencias. De esta manera, se formó una masa importante de
geógrafos a partir de centros universitarios (cátedras, departamentos,
institutos) .
En cada país, puede efectuarse un estudio pormenorizado, fijando con
exactitud hechos y pormenores de este desarrollo. En Francia, por ejemplo,
a partir de una sola cátedra en la Sorbona, a principios de siglo, con
Pierre Vidal de la Blanche (1845-1918), se formaron quienes en definitiva
le sucedería en el tercer decenio en el propio París (Emmanuelle de
Martonne, Albert Demangeon) o en Universidades aparte la parisiense (Raoul
Blanchard, pongamos por caso, en Grenoble). En numerosas Universidades
francesas, en el segundo o tercer decenio, se inició también la Geografía,
con figuras destacadas como Max Sorre o Jules Sion. Para continuar con
ejemplos cercanos, en el espacio y en el tiempo, puede citarse a Pierre
Camena d'Almeida, a Henry Cavailles ya Louis Papy, en la Universidad de
Burdeos, o a Daniel Faucher y François Taillefer, en la Universidad de
Toulouse. Los geógrafos más destacados son evidentemente, en la mayoría de
los casos, unos profesores universitarios. Lo que se ha formado es, en
definitiva, una Geografía de profesores. El geógrafo es, fundamentalmente,
un profesor de Geografía.
Algo más tarde, a partir del séptimo y octavo decenios, el fenómeno a
que nos referimos puede detectarse con toda claridad en España. En 1950
existía un catedrático de nuestra disciplina únicamente en seis
universidades españolas y, en realidad, efectuaban un trabajo aislado que,
en la práctica, sólo en muy contados casos era realmente eficaz para el
desarrollo geográfico. En cambio, en la actualidad aparecen más de
veinticinco grupos de profesores de Geografía, en las doce Universidades
tradicionales, con las nuevas Universidades aparecidas desde finales del
séptimo decenio y en varias Delegaciones y Escuelas universitarias. Cada
uno de estos grupos puede estar constituido por algunos catedráticos y un
número mayor de otros profesores (agregados, adjuntos, ayudantes, hasta
hace unos pocos años; titulares, ayudantes, en la actualidad) .
1.2... para formar profesores.
Esta Geografía de profesores universitarios daba y sigue dando lugar a
la aparición de un cuantioso número de licenciados destinados a la
enseñanza de nuestra disciplina. Era y es una Geografía de profesores
para, a su vez, la formación de futuros profesores.
Algunos de estos futuros enseñantes serán profesores universitarios;
pero la mayoría nutrirán los cuadros del profesorado de los estudios
secundarios. Ha de tenerse en cuenta que desde principios de siglo existió
en varios países europeos una expansión de la enseñanza secundaria
(Bachillerato o estudios equivalentes; enseñanzas profesionales) , con
incorporación importante de estudiantes femeninas desde el tercer y cuarto
decenios. El movimiento se extenderá posteriormente a numerosos países. En
España, el crecimiento del alumnado de los estudios secundarios es bien
claro en el sexto y séptimo decenios, paralelamente a los coetáneos
fenómenos de urbanización y de mejora del nivel de vida y acusando
asimismo unas tasas de natalidad altas y medias correspondientes a los
quinquenios posteriores a la Guerra Civil.
A la Geografía se le concedió unos valores formativos e informativos
importantes para la juventud y que otras materias sólo parcialmente
ofrecían. Unido a los hechos que acabamos de señalar, se provocó por ello
una fuerte demanda de
profesores de dicha disciplina. La Universidad respondió aumentando las
enseñanzas de la Geografía y creando Especialidades geográficas -en
Alemania, Francia e Inglaterra, por ejemplo, ya desde el tercer decenio;
en España, desde finales del séptimo-. Me gusta aludir al significativo
hecho de que, en nuestra Universidad de Barcelona, sólo en una materia
("Geografía de España"), nos vimos obligados, en varios cursos académicos
(1970-73) , a organizar hasta trece grupos distintos de estudiantes, un
buen número de ellos rebasando ampliamente el centenar de alumnos.
II. EL GEOGRAFO, COMO INVESTIGADOR.
El cuadro que nos aparece, según lo dicho, está bien claro: una
Geografía de profesores universitarios para profesores; éstos, a su vez,
actuarán, en gran medida, sobre un alumnado de estudios secundarios. Sin
embargo, hemos de añadir inmediatamente que este geógrafo profesor
universitario suele ser, al mismo tiempo que formador de futuros
profesores, un investigador en Geografía.
Este hecho se da singularmente entre aquellos profesores de nuestra
disciplina que permanecen y quieren permanecer en la Universidad. En este
caso, es evidente que se les obligará a un conocimiento de metodologías de
investigación ya la realización de trabajos de búsqueda científica. El
doctorado, título que forzosamente se deberá conseguir para alcanzar los
máximos niveles universitarios, obliga a la preparación de una tesis
doctoral. En Alemania, en Francia y en Gran Bretaña se presentaron las
primeras tesis doctorales de Geografía a finales del pasado siglo y
principios del actual. En la Sorbona, por ejemplo, no aparecen tesis
doctorales propiamente geográficas hasta los años 1902-4. En España, hasta
cuarenta años después no fueron presentadas las dos primeras tesis
doctorales en Geografía, en la Universidad Central de Madrid (un estudio
de poblamiento rural y un estudio regional, de acuerdo con el método
vidaliano) .
El geógrafo universitario, profesor doblado de investigador, es una
figura que aparece ya claramente definida en varios países en el primer
cuarto del siglo actual y que se difundirá ampliamente a partir de
mediados de siglo. Este es el geógrafo que trabaja aisladamente o en
grupos de una determinada Universidad o país -como es sabido existen
entonces, bastante bien definidas, unas "escuelas nacionales"-, a veces en
comisiones internacionales -a través singularmente de la Unión Geográfica
Internacional (UGI), creada en 1922- y que nutren reuniones y congresos
nacionales e internacionales de Geografía. En el tercer y cuarto decenios,
varios congresos internacionales en particular (Cambridge, 1928; París,
1931; Varsovia, 1934; Amsterdam, 1938) mostraron ya claramente la
diversidad temática y la solidez conceptual y meto do lógica de la
investigación geográfica.
Aunque escasos en número, conviene señalar que algunos geógrafos
realizan sus investigaciones al margen de la Universidad, aunque
comúnmente en relación personal o institucional con ella, ya que en
definitiva su procedencia y su formación es, en todos o casi todos los
casos, universitaria. Se trata, pues, de unos geógrafos dedicados
exclusivamente a la investigación. Están adscritos, por lo común, a
organismos estatales que organizan e impulsan la investigación y que van
apareciendo a lo largo de nuestro siglo, con un notable desarrollo, por lo
general, en los decenios
sexto y séptimo. Este es el caso, por ejemplo, del "Centre Nationale de
la Recherche Scientifique", en Francia, o del "Consiglio Nazionale delle
Ricerche", en Italia. En España se creó, en 1940, el "Consejo Superior de
Investigaciones Científicas", con un centro, el "Instituto Juan Sebastián
Elcano", dedicado exclusivamente a la Geografía.
El desarrollo de la investigación geográfica dió lugar, como es lógico,
a un crecimiento extraordinario de las publicaciones de nuestra
disciplina, bien en forma eventual (tesis doctorales, investigaciones para
Licenciaturas o Diplomas, otros trabajos) , ya en forma periódica
(revistas geográficas) .Respecto a estas últimas, a las pocas revistas de
las Sociedades geográficas del pasado siglo, se irán sumando, en la
centuria actual, las numerosas revistas universitarias y las de los
centros de investigación señalados. En España, a las tres publicaciones
periódicas "tradicionales" hasta mediados de siglo (una de la Sociedad
Geográfica de Madrid, iniciada en 1876; dos de centros del C.S.I.C.,
empezadas en 1940 y 1954; todas ellas con un gran número de autores
universitarios) , se han unido, en los últimos veinticinco años, a partir
del séptimo decenio, una docena de revistas universitarias (Valencia,
1964; Barcelona, 1967, etc.), vinculadas a determinados Departamentos.
III. EL GEOGRAFO, COMO EXPERTO.
A partir del cuarto decenio se inició en algunos países la aparición de
una nueva actividad del geógrafo, aparte de la enseñanza (universitaria o
secundaria) o la investigación. Aludimos a lo que se ha llamado "Geografía
aplicada" (ing. applied Geography) o con un término equivalente.
Ejemplos claros aparecen en Gran Bretaña, nacida quizás a partir del
pretendido pragmatismo inglés, y en la URSS, en este caso sin duda con una
base ideológica y política. Después de la segunda Guerra Mundial, hacia
finales del sexto decenio, este movimiento favorable a la tendencia
aplicada se define con bastante claridad. Se refleja, incluso, en la
creación, dentro de la Unión Geográfica Internacional, de una Comisión de
Geografía Aplicada, en el séptimo decenio.
Está claro que, en estos casos, el geógrafo no actúa como un profesor o
un investigador, sino como un experto. Se acerca a las actividades
profesionales aplicadas de los naturalistas -los geólogos, por ejemplo- o
de ciertos especialistas en Ciencias sociales, como pueden ser algunos
economistas o sociólogos.
La mentalidad y la actuación, respecto al profesor o al investigador,
son netamente diferenciadas. Ahora no se trata de la transmisión de unos
conocimientos o de unos métodos o de la investigación y reflexión acerca
de un o unos problemas, sino de la resolución de unos casos reales
concretos. Generalmente formando parte de equipos polivalentes, con la
posibilidad de aparecer junto con especialistas de Ciencias naturales
(geólogos, climatólogos, ecólogos, botánicos, etc.) y Ciencias sociales
(economistas, sociólogos, juristas, etc.), el geógrafo puede colaborar en
el planteamiento y resolución de numerosos problemas. Cuestiones que
pueden ser a escalas muy distintas (locales, municipales, comarcales,
regionales, estatales, continentales) y desde casos singulares temáticos (geomorfológicas,
poblacionales, por ejemplo) hasta problemas muy complejos, como pueden ser
los que atañen a la organización del territorio en áreas rurales o
urbanas.
Todavía son escasos, en la actualidad, los ejemplos de geógrafos que
vivan profesionalmente sólo como un experto y que no tengan, al mismo
tiempo, una cierta dedicación a la enseñanza o a la investigación; pero no
faltan algunos casos de actividad aplicada exclusiva. Por otra parte, el
ejercicio de la profesión, en este sentido, suele ir vinculado a
organismos públicos. En España, por ejemplo, han aparecido,
particularmente, en el último decenio, geógrafos de origen universitario
que ejercen profesionalmente, de manera eventual o permanente, incluso
como funcionarios, en organismos de carácter local (Ayuntamientos),
comarcal (Cámaras de Agricultura, Industria o Comercio, por ejemplo),
provincial (Diputaciones), regional o estatal. La organización política o
administrariva en Comunidades regionales ha favorecido en nuestro país, en
los últimos años, el desarrollo de esta figura del geógrafo experto,
aunque, en definitiva, en un número relativamente reducido.
IV. LA TRADICIONAL LINEA COROGRAFICA, TAN ANTIGUA Y TAN ACTUAL.
No es sencillo definir un grupo de posibilidades profesionales que se
dan para el geógrafo o que, quizá con más exactitud, podrían fácilmente
dársele en el mundo actual. Ocurre que lo que se solicita, en ocasiones,
no es un profesor de Geografía o un geógrafo investigador o un geógrafo
experto. Lo que se pide es, en estos casos, una persona que conozca y
maneje técnicas y datos geográficos y que sea capaz de expresarlos de una
manera determinada, en forma escrita, oral o cartográfica, con destino a
públicos y colectividades que pueden ser muy distintos en número y en
calidad.
No se trata simplemente de un trabajo de tipo editorial, lo que ha sido
corriente y perfectamente explicable en el caso del profesor de Geografía.
Algunos de ellos, en efecto, fácilmente se inclinaban -de una manera
paralela a su actividad docente- hacia la preparación de libros de texto o
-alejándose más de su tarea pedagógica- hacia actividades editoriales
divulgadoras, informativas e incluso primordialmente científicas.
Se trata, en la actualidad, de la solicitud del geógrafo para tareas
mucho más dispersas y dispares, incluida esta tradicional actividad de
publicación a la que acabamos de aludir. El geógrafo se diluye en un
cúmulo de posibles y encontradas tareas, como pueden quedar diluidas sus
publicaciones entre un abanico de variados y heterogéneos productos,
digamos "parageográficos", más o menos geográficos. En algunas
prestigiosas librerías europeas, la sección de obras geográficas lleva
variopintos y atrayentes letreros, un poco desconcertantes para el serio y
consciente geógrafo universitario tradicional. Pongamos un caso, por
ejemplo: "Geografía, Viajes, Turismo, Guías, Mapas". Y, por descontado, lo
mejor y lo más cuantiosamente representado, por lo general, no son
precisamente las obras geográficas "científicas", las que corresponden a
la Geografía que explicamos o que se realiza preferentemente en la
Universidad.
En el fondo, esta es la antigua línea corográfica, tan vieja como la
Geografía misma. Se trata, en definitiva, de presentar países, de mostrar
regiones, de desplegar ciudades. En la base de apetencia psicológica de la
demanda están la curiosidad, el exotismo, el intento de comprensión, el
gusto por la aventura o la necesidad informativa. iCuántos, antaño,
"recorrieron" ya el mundo desde el reducido gabinete o la estrecha
habitación de su propio hogar!
Lo que ocurre es que ahora se nos solicita la información desde
múltiples ángulos, desde variados niveles y para públicos muy dispares, en
cantidad y calidad. Siguen siendo válidas las demandas y motivaciones
tradicionales, pero se han configurado nuevas formas de solicitud de datos
y presentaciones. Las peticiones pueden proceder desde reducidos y
especializados círculos {políticos, visitantes, inmigrantes, masas
turísticas o, simplemente, "habitantes", infantiles 0 adultos) .Se nos va
a exigir desde datos rigurosos y rígidamente ordenados y procesados -el
"informe" de asesoramiento, por ejemplo- a una información sugerente y
simplemente orientadora, muy heterogénea y multiforme. Se nos va a pedir
todas las formas de expresión, desplegadas o encerradas bajo las más
variadas presentaciones: expresión escrita, oral, gráfica, cartográfica;
libros, folletos, obras ilustradas; mapas, atlas; programas radiofónicos,
programas televisivos, filmes, videos.
La figura del corógrafo tradicional, incluso la figura del geógrafo
publicista moderno, han sido ampliamente rebasadas. Puede exigirse, en la
base, desde el rigor del geógrafo investigador, al don pedagógico o
práctico del geógrafo profesor o del geógrafo experto. Con la necesidad
evidente de las precisas flexibilidades y adecuaciones profesionales, ya
exigidas ahora mismo y no hay que decir en el futuro, para adaptarse a
nuevas técnicas ya nuevos públicos, muy alejados de las características,
apetencias y necesidades del alumnado de estudios secundarios o de los
ambientes universitarios. Por estos flancos, como ocurría en el caso del
geógrafo experto, nos ponemos evidentemente en contacto con el mundo de la
empresa, ahora ya no preferentemente pública, sino en muchos casos
privada.
V. DE NUEVO, EL VIEJO PROBLEMA DE LA FORMACION DE GEOGRAFOS.
Una de las conclusiones fundamentales de lo que llevamos dicho hasta
ahora es, indudablemente, la diversidad tipológica de geógrafos que, en
estos momentos, se dan ya y que, sin duda, se diversificarán en un futuro
inmediato. Esta diversificación está y estará de acuerdo con las demandas
del entorno social y con la flexibilidad y poder de adaptación que seamos
capaces de dar a nuestras actividades profesionales. Frente a casos
extremos tradicionales, del geógrafo profesor que tenía unos conocimientos
-simplemente "saber"; en ocasiones, quizá, sólo "saber repetir'!-, ahora
hay una exigencia, además, de dominio de enfoques, técnicas y métodos -ser
capaz, en definitiva, de "saber" y "saber hacer" y "saber hacer cómo" lo
que se pide y se necesita.
No me cansaré de decir que se trata de un problema, sin duda, de
imaginación e ilusión personales y colectivas; pero no quisiera ahora
tratar este punto, que requiere un más atento y cuidado análisis. Lo que
evidentemente se plantea, en todo caso, al profesor universitario,
formador de futuros geógrafos, es el de los conocimientos, métodos y
técnicas que el estudiante debe recibir y aprender, teniendo en cuenta los
contextos y las demandas existentes. Se plantea, de nuevo, el viejo y
recurrente problema, pero ahora con una mayor y más urgente exigencia, de
la formación de geógrafos, unos geógrafos que han de insertarse
adecuadamente en la sociedad del presente y del futuro inmediato.
5.1. El nivel básico.
La cuestión puede abordarse, me parece, a dos niveles. En un primer
ciclo, común a todos los estudiantes de Geografía, el estudiante debe
recibir una información y una formación fundamentales y polivalentes.
Podemos hablar, por ello, de un nivel básico. Está bien claro que no se
trata de recibir tan sólo unos conocimientos y una terminología, sino del
uso de unas técnicas y métodos (estadísticos, cartográficos) y el
ejercicio de unos procesos mentales de selección, enfoques y razonamiento.
No pueden existir parcialidades ni déficit algunos. Es preciso el
equilibrio entre una teoría y una práctica, entre unos conocimientos y
unos métodos. Debe estar, en germen, con la selección y el rigor
necesarios en todos sentidos, cualquier futuro despliegue profesional
como geógrafo, desde el posible profesor universitario o el
investigador puro a los posibles expertos, técnicos, publicistas,
asesores, especialistas de mass media o de turismo. Digamos que se
intenta una formación básica completa del geógrafo.
Es muy importante, a nuestro juicio, que a este nivel básico el futuro
geógrafo reciba una información diversa y depurada y aprenda unos métodos
de análisis y expresión. Debe conocer, en efecto, todas las fuentes que
puedan suministrarle información geográfica y dominar las técnicas
y métodos para su proceso. Insistimos en la importancia de aprendizajes
estadísticos, de informática y cartográficos, que son fundamentales para
los análisis de hechos y contenidos geográficos. En su actividad
profesional, sea cual sea, es necesario que domine unos métodos de
expresión, que ayuden a transmitir conocimientos y conclusiones.
Aunque estas formas expresivas van muy unidas a determinadas actividades
profesionales, en todo caso el futuro geógrafo ha de conocer unos métodos
-que repetimos son de expresión, no de análisis científico, aunque tienen
una cierta relación indudablemente que le sirvan para transmitir y
presentar el material sistematizado o las conclusiones. En función de los
contenidos geográficos y del público receptor existen unos medios de
expresión que, de un modo u otro, el futuro geógrafo ha de dominar: formas
orales, formas escritas, presentación de datos estadísticos, formas
gráficas, cartografía temática, presentación de fuentes documentales y
bibliográficas, combinaciones de formas.
5.2. El nivel de especialización y de profesionalismo.
El segundo nivel ha de representar forzosamente una especialización. La
diversidad de contenido y métodos en Geografía exige que en un tratamiento
riguroso de nuestra disciplina se alcance, de una forma u otra, un nivel
de especialización. Queremos decir, para definirlo con más exactitud, de
especialización temática, es decir, en cuanto a objetos de estudio
ya métodos y técnicas.
Este es un problema bien conocido y que se planteó ya con claridad
desde la etapa de definición de la Geografía contemporánea, a finales del
siglo pasado y principios del actual. Primero, se trató de delimitar la
Geografía respecto a otras materias o grupos de materias. Fue un hecho
común la contraposición respecto a la Historia o, en otros casos, respecto
a Ciencias naturales, singularmente la Geología. Más tarde, en función de
la homogeneidad de ciertos contenidos, se fueron definiendo unas
especializaciones. Como punto de partida, la división entre unos enfoques
de carácter general y otros de carácter regional fue un hecho común. Entre
los primeros, una separación entre la Geografía física y la Geografía
humana se reconoció, con bastante precisión, en los decenios segundo y
tercero de nuestro siglo.
Una mayor especialización temática, desde el "geomorfólogo' o "geodemógrafo",
desde el "climatólogo" a los geógrafos "ruralistas", "urbanistas" o
"economistas", se ha ido produciendo de una manera gradual y espontánea,
al compás del desarrollo conceptual y metodológico de la Geografía. Se ha
ido produciendo también una aplicación de estas divisiones y
especializaciones, en el plano de la enseñanza universitaria, en un
segundo ciclo o fase de estudios, dentro ya de una Especialidad de
Geografía claramente definida. Este hecho se inició en España, como hemos
señalado, a partir de finales del séptimo decenio y principios del octavo,
hará pronto unos veinte años.
No parece necesario insistir en estos aspectos, a pesar de su gran
trascendencia, porque existen ya unos planteamientos que parecen bien
establecidos y unas experiencias que, en buena parte, son válidos. En la
presente ocasión, me interesaría más señalar otras cuestiones. Se trata,
por otra parte, de un conjunto de problemas que tienen una más estrecha
relación con los temas planteados y debatidos en la presente conferencia.
Es necesario discutir -quizá, en la presente ocasión, con más
exactitud, simplemente de presentar o mostrar- hasta qué punto esta
especialización temática debe ir acompañada de una preparación o
adiestramiento de cara a las distintas actividades o profesiones a que
puede dar lugar los estudios universitarios de Geografía. Queda
configurado el problema de la especialización profesional, lo que
ciertamente es cuestión muy distinta de la especialización temática antes
señalada.
Planteado así, este grupo de cuestiones se inscribe dentro de un debate
más amplio, el de la conveniencia o no de que la Universidad forme, junto
a unas determinadas clases de estudiosos o científicos (un "físico", un
"biólogo", un "jurista", un "filósofo", pongamos por caso) o de unas
determinadas especializaciones (un "físico del aire", un "botánico", un
"penalista", un "metafísico", por ejemplo) , futuros profesionales. Es
decir, licenciados que van a vivir profesional mente de una manera
determinada los conocimientos y técnicas que aprendieron. En este sentido,
hemos hablado, a lo largo del presente trabajo, de "tipos" de geógrafos y
hemos definido, por ejemplo, geógrafos "enseñantes" o profesores,
geógrafos "investigadores" o geógrafos "expertos".
El autor de estas líneas se inclina abiertamente a que, de un modo u
otro, la Universidad inicie con seriedad y suficientemente la orientación
y la práctica profesionales del licenciado. Quizá con un curso entero
dedicado a ello, quizá con varios cursillos o seminarios de
profesionalización, quizá con cursos en lo que hoy llamamos en España
"tercer ciclo'. Conste que, por lo menos en Geografía y en cuanto a
la información de que dispongo, la Universidad ha hecho poco, muy poco, en
este sentido, o por lo menos ha sido en general escasamente práctica y
efectiva, incluso en aspectos que parecía no tenía que descuidar, como la
formación de futuros profesores.
Ahora entraríamos en el campo de las desiderata. Tan sólo quisiera
insistir en la necesidad de intentar una solución correcta al problema de
la especialización profesional del geógrafo desde la Universidad. Será la
respuesta universitaria a los retos de la sociedad actual, de acuerdo con
las necesidades presentes y las de un futuro inmediato. Dos anotaciones
tan sólo para iniciar el debate: 1, Pensamos que no se trata de formar
completamente y en todas las posibles profesiones; 2, sin embargo,
consideramos que es preciso iniciar unos contactos y unas prácticas con
las instituciones o empresas en las que el geógrafo podrá ejercer
profesionalmente.
Respecto al punto primero, creemos, en efecto, que la Universidad ha de
iniciar ya al estudiante en las actividades profesionales y que aquél ha
de conseguir un nivel de conocimientos y de dominio de técnicas y
aprendizajes que le permitan luego una profundización y una adaptación a
su propia personalidad ya las tareas que realmente habrá de efectuar en el
futuro. Pero no puede repetirse el caso del futuro "profesor" de Geografía
que sale o egresa de la Universidad sin haber efectuado una sola práctica
de enseñanza controlada o de quien va a ser un futuro "investigador" sin
previamente exigirle unos trabajos sometidos a unas críticas de las
fuentes, de los métodos de investigación y de expresión utilizados y de
las conclusiones alcanzadas. Sería como lanzar a la palestra social
médicos que jamás hubiesen visto a un enfermo y que no hubiesen sido
sometidos a aprendizaje y crítica de los métodos de exploración que
efectúen, los diagnósticos que formulen o los tratamientos que prescriban.
En cuanto al segundo punto, conviene señalar que desde la Universidad
se debe poner al estudiante en contacto con aquellos organismos o
instituciones (centros de enseñanza; centros de investigación; centros
estadísticos y cartográficos; organismos de administración local,
provincial, regional o estatal; centros de planificación oficiales;
empresas varias: editoriales, asesorías de viajes y turismo, centros de
asesoramiento o consulta geográficos y cartográficos, centros de
preparación de materiales didácticos o informativos, etc.) en los que el
licenciado pueda, en el futuro, encontrar materiales y orientaciones para
su actividad profesional o incluso puestos de trabajo. Se trata de
establecer puentes con la sociedad y de guiar u orientar no sólo a los
licenciados sino a los mismos organismos o empresas, para que vayan
conociendo los mutuos ofrecimientos, necesidades, demandas y
oportunidades. Informar y educar, diríamos, a unos ya otros, en unas
tendencias y actividades que para todos pueden ser provechosas.
Algunos colegas insisten, con razón, en que la Geografía, como
disciplina científica, debe ser capaz de prever los fenómenos que estudia
y mostrar líneas de evolución objetivas de los hechos analizadas, en el
futuro inmediato. En el presente trabajo, hemos intentado adentrarnos por
el camino de las previsiones del futuro de nuestro estudiantado,
explorando la evolución de quienes realizan y viven la Geografía. Las
esperanzas serán mayores, nos parece, si diversificamos, ampliamos y "
profundizamos las salidas profesionales, ayudando a estabilizar,
configurar y definir, en sus varias formas, lo que hemos llamado los tipos
de geógrafos.
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