Lurralde :inv. espac. N. 3 (1980) p. 43-100 ISSN 1697-3070

 

EVOLUCION DE LA GANADERIA EN EL VALLE DEL RONCAL

 

© Asunción URZAINKI

 

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INTRODUCCION

En esta segunda mitad del siglo, Navarra es escenario de importantes transformaciones tanto en el plano social como económico.

Las actividades agrarias, que empleaban hasta hace poco el contingente más fuerte de activos, han dejado de estar en cabeza, trasvasando gran parte de sus efectivos al sector industrial y de servicios.

Lo positivo de esta nueva situación, que va acompañada de unas considerables mejoras en las formas y métodos de producción agraria, se ensombrece con una nota de pesimismo: la despoblación creciente del medio rural, que pierde efectivos y efectivos jóvenes en la mayoría de los casos.

El éxodo rural, de connotaciones propias en Navarra, no ha tenido la misma intensidad en toda la región. Las más afectadas son aquellas zonas cuya distancia a los centros de decisión urbanos es mayor y cuyas estructuras económicas presentaban rasgos marcadamente tradicionales.

El Valle del Roncal, el más arrinconado de los que integran la comarca de los Valles Pirenaicos Orientales, ha conocido este doble proceso simultáneamente; mientras una parte de sus habitantes se plantea la modernización de las explotaciones ganaderas, rompiendo o adecuando unas estructuras fuertemente ligadas a un pasado secular, y busca unas formas nuevas a partir de sus propios recursos, de su propio ambiente, ve con cierta preocupación las posibilidades de continuar esta labor, ya que la población que podía tomar el relevo es cada vez más escasa y vive unas motivaciones muy diferentes a las de sus mayores.

Modernización y despoblamiento generan una serie de cambios en este espacio: nuevos cultivos, establos, sustitución de las especies ganaderas, campos cercados en clara contradicción con las Ordenanzas vigentes, infrautilización de algunos recursos naturales, etc., al mismo tiempo que obligan a pensar en el futuro con cierta preocupación.

 

 

Y es precisamente el estudio geográfico de estas transformaciones y el proceso inmediato que las precede, el objeto de mi trabajo.

Me centraré en el análisis del hecho ganadero en sus relaciones con el ambiente natural y la comunidad humana que la lleva a cabo, para confirmar mi hipótesis previa de que los cambios operados en la explotación ganadera, evidentes por sí mismos, son adecuados al medio en que se desenvuelven, pero que para su estabilización y desarrollo armónico se encuentran con un problema fundamental: el factor demográfico.

Aunque las formas y métodos de explotación, puestos actualmente en práctica, son susceptibles de mejoras, es mucho más importante la actuación contra el éxodo rural y el desinterés de las nuevas generaciones por las tareas agrarias en un área hoy por hoy alejada de los centros y de los modos de vida urbanos.

Quisiera contribuir con este trabajo a un mejor conocimiento de la situación real del Valle, que permita adoptar unas normas de conducta eficaces y enraizadas en el propio ambiente.

 

 
CAPITULO I: EL AMBIENTE NATURAL

No va a ser necesaria la delimitación del espacio en el que se inscribe y de la que forma parte la actividad ganadera que me ocupa, por cuanto que el Valle del Roncal como entidad territorial, tiene unos límites administrativos que se encuentran allá donde empiezan y terminan los siete municipios que lo constituyen. Por ello, bastará la definición del Valle para señalar el espacio preciso al que nos referimos: "Es un cuerpo solar (o Universidad) compuesto de siete villas o pueblos de unos cien vecinos (o familias) cada uno, que constituyen su comunidad y que son Uztarroz, Isaba, Urzainqui, Roncal, Garde, Burgui y Vidangoz, antemurales por la parte de Uztarroz e Isaba del Reino de Francia y por la de Garde y Burgui del de Aragón" (1).

En este caso el término Valle y al igual que en otras zonas de Navarra no responde a un criterio geográfico, ya que forma parte del Valle del Ezka pero no lo abarca en su totalidad. Tiene más exactamente un valor de tipo administratico y jurídico.

Yanguas y Miranda (2), en su "Diccionario de antigüedades del Reino de Navarra", define los Valles como "Jurisdicciones de los Bailes o Gobernadores medievales" de quienes podía derivar este nombre.

Estas siete villas abarcan una extensión de 414,63 Km. cuadrados, equivalente al 3,98% del total de la superficie de Navarra. Situado al Nor-Este de la provincia, el Valle limita al Oeste con el de Salazar y al Sur, con los municipios de Castillonuevo y Salvatierra de Ezka. Por la parte Norte establece sus mugas con el Estado francés (municipios de Arette, Aramits, Laune, Santa Engracia y Larrau), y finalmente, el valle de Ansó lo cierra por su parte oriental. Forma, junto con el valle de Salazar, la subcomarca de los Valles pirenaicos orientales (ver mapa nº 1 ).

Las entidades naturales, el ecosistema que integra este espacio contribuye en tal medida al modo de hacer y plantear los sistemas ganaderos, y la vida rural en definitiva, que nos obliga a detenernos en su descripción.

1 -RELIEVE

Decía antes en relación con el relieve, que formaba parte del valle del río Ezka, afluente por la derecha del Aragón en su curso medio; comprende pues el valle del Ezka en su tramo navarro.

Los límites administrativos del conjunto siguen en su casi totalidad las divisorias de aguas que separan su cuenca vertiente de las de sus vecinos

 

( 1) Definición extraída de la obra de R. Gambra: "El Valle de Roncal" Temas de cultura popular. Pamplona : Diputación Foral de Navarra, 1968.

(2) Yanguas y Miranda J. "Diccionario de Antigüedades del Reino de Navarra". Edición de 1964 sobre la original de 1840. 3 v. Pamplona.

 

 

Imágenes no incorporadas en la versión electrónica:

* Localización del Valle del Roncal en Navarra

* Pirámide de edades 1975

* Gráficos de sectores de la población activa

 

 

Salazar (al oeste), Veral (al este), Larrau y Saison (al norte). Sólo encontramos alguna excepción en la parte occidental por pertenecer a Uztarroz y Vidangoz las cabeceras de algunos barrancos que vierten al Salazar.

Estos límites son a la vez, en algunos casos, mugas interprovinciales o interestatales.

El Ezka, verdadera columna vertebral de este espacio y en cuyas márgenes se asientan cuatro de los siete pueblos que integran el Valle, recibe una serie de barrancos y arroyos desde las sierras vecinas.

El conjunto forma una retícula que engloba y agrupa la totalidad del espacio: barranco de Uztarroz y de Biniés por la derecha, y por la izquierda Belagua, Belabarce, Urralegui, barranco Gardalar y Pintado. (En realidad el barranco de Uztarroz y el de Belagua constituyen su cabecera.)

La pronunciada altitud y la topografía son los rasgos más acusados de un relieve que ha intervenido de forma definitiva en la gestación de la personalidad ganadera del Valle.

Culminando a 2.438 metros en la Mesa de los Tres Reyes, cumbre a la vez de Navarra, ostenta varias cimas sobrepasando los 2.000 metros en la sierra de Anielarra, al NE. Desde aquí y hacia el Sur pierde progresivamente altura, pero ofrece todavía abundantes puntos por encima de 1.000 metros.

Entre los núcleos de población destaca por su elevado emplazamiento Uztarroz, el más septentrional también, a 870 metros, seguido de Isaba a 837 metros.

El más meridional es también el más bajo, a 649 m., Burgui. El resto presenta altitudes intermedias: Vidangoz, a 791 m.; Urzainqui, a 780 m.; Roncal, a 727 y Garde, a 720 m.

El punto más bajo lógicamente se encuentra en el cauce del Ezka -600 metros- a la salida del Valle. Hasta aquí y desde su cabecera salva un desnivel de 180 m. en un recorrido de aproximadamente 20 Km.

Desde el Pirineo axial el Valle se incrusta plenamente en las sierras interiores del Prepirineo.

El río discurre abriéndose paso sobre materiales donde predominan los de facies flysch, entre los que hay intercaladas potentes barras de caliza, que provocan continuos estrechamientos en su cauce.

Así las foces (ateak), alternan con espacios más desahogados que sirven de asiento a los pueblos y tierras de labor.

Esta morfología de cumbres elevadas y abruptas vertientes se siente claramente al llegar hasta allí una vez traspasadas las foces de Salvatierra y Burgui, se vive esa sensación de estar entre montañas, de horizontes cortos que sólo crecen cuando se asciende a las cimas.

Únicamente Belagua, y en menor medida el pequeño valle de Belabarce, ofrecen, pero de forma relativa, un aspecto menos cerrado.

En la parte más septentrional la caliza se presenta de modo casi exclusivo y sobre ella se ha creado el paisaje kárstico más imponente de Navarra. Karst de montaña en donde las simas, dolinas, lapiaces, etc., se suceden sobre un sustrato totalmente recorrido de grutas, pasillos y corrientes subterráneas.

 

Estos parajes acogen en verano los ganados del valle y de Ultrapuertos, aprovechando los jugosos pastos que alternan con la roca desnuda, rocas sobre las que más de un ejemplar de pino negro se alza de forma casi inexplicable, sin preocuparse demasiado de dónde hinca sus raíces.

Actualmente la carretera que desde Belagua une Isaba con la otra vertiente del Pirineo, rompe de algún modo la grandiosidad de este paisaje "casi lunar", pero al mismo tiempo contribuye a hacer más humano el trabajo del pastor que sabe mucho de la soledad de los "puertos".

2 CLIMA

La altitud, la variada orientación de las vertientes y las diferentes formaciones boscosas, dan lugar a un abanico de topoclimas y microclimas locales, hecho por otra parte bastante frecuente en los medios de alta montaña.

Cae fuera de mi trabajo el hacer un estudio exhaustivo del clima en el Roncal, pero no obstante intentaré ofrecer una serie de observaciones en este sentido, basándome especialmente en la experiencia directa y en las opiniones de las encuestas, confrontadas con los escasos datos que los observatorios más próximos nos ofrecen (1).

Haciendo abstracción de las modificaciones climáticas en base a la altitud, pero que aquí se hacen fundamentales, cabe señalar unas cuantas diferencias entre el sector septentrional -Uztarroz e Isaba- y los municipios más meridionales, que se hacen evidentes de modo indirecto a través de la vegetación y de ciertos rasgos económicos; por ejemplo, las especies vegetales exigentes en humedad como el haya, alcanzan un mayor desarrollo en los pueblos del Norte; en éstos, el segundo corte de hierba no encuentra ninguna dificultad, mientras hacia el Sur se hace a veces problemático; además los cereales, hoy prácticamente desaparecidos con excepción de algunos forrajeros, maduraban más tempranamente al Sur, Al Sur también, en Burgui, se ha llegado a cultivar viñedos, totalmente inexistentes en los demás municipios,

En este sentido se podía señalar también, aunque con carácter anecdótico, que entre la población del Valle se considera a Burgui como Ribera, por su ambiente netamente diferenciado.

Se podría hablar de un alto Roncal, abarcando los términos de Uztarroz e Isaba con abundantes rasgos subalpinos y de mayor influencia atlántica, opuesto al bajo Roncal de caracteres más continentales y submediterráneos,

En ambos las precipitaciones son abundantes, con valores para el primero no inferiores probablemente a 1,200 mm, y en torno a 1,000 para el segundo, que lógicamente irán aumentando por razones orográficas hacia el Norte y Nordeste, hasta poder alcanzar valores superiores a los 1,800 mm,

( 1) Del observatorio de Isaba sólo hemos obtenido unos datos incompletos referidos a precipitaciones y abarcando el periodo 1950 a 1060, y del siguiente más próximo. Ustés, que podría representar los rasgos de la mitad meridional del Valle, aunque más completos, sólo abarcan un periodo similar al del anterior. De ahí que mi aportación sólo puede ser considerada como una información aproximada pero carente de todo valor científico.

 

En los dos se observa un claro mínimo veraniego, más patente cuanto más al Sur; aquí, por otra parte, las temperaturas de verano llegan a ser más elevadas y dan lugar a una cierta sequía estival.

El verano es corto en el Valle y resulta más fresco cuanto más se asciende en latitud, lo que contribuye a que las oscilaciones térmicas anuales alcancen mayor amplitud en los pueblos del bajo Roncal.

Debido sobre todo a la desigualdad altitudinal entre uno y otro, hay marcadas diferencias en cuanto a la intensidad y duración de la nieve, que en los términos de Uztarroz e Isaba hace su aparición en los meses de otoño y persiste hasta bien entrada la primavera.

3 VEGETACION

Los caracteres climáticos del Valle, en relación estrecha con su altitud y topografía, configuran a su vez un mundo vegetal claramente dominado por especies arbóreas que requieren cierta humedad y resisten fácilmente temperaturas rigurosas.

El pino silvestre (Pinus Silvestris) es el principal exponente de las condiciones ambientales; lo encontramos hasta los 1.600 m. de altitud. Por encima de este nivel es sustituido a veces por el pino negro (Pinus Uncinata) que enlaza y deja paso a los prados de altura.

Junto al pino, pero en extensiones menores y más concretas, se desarrolla el abeto (Abies Alba) aprovechando umbrías y lugares reaguardados y húmedos.

Tienen también importancia el hayedo (Fagus silvática) y el roble Pubescente (Ouercus Pubescens) -cuyas hojas servían como pasto para el ganado- bien representados sobre todo en la parte septentrional del Valle.

Estas últimas especies han retrocedido a consecuencia de una mayor dificultad de regeneración y, o quedan reducidos a pastos, o han sido sustituidos por el pino silvestre. (Sirva de ejemplo el caso de Garde, en donde a principios de siglo figuraban como hayedos 472 robadas, más 287 de hayedos con pinos, que quedan reducidas a 67 en la actualidad (1).)

No obstante, parece que los dominios de vegetación se han visto poco alterados, dado que las talas de árboles con carácter masivo sólo se han producido desde bien entrado el siglo XVIII.

En los municipios más meridionales encontramos también el chaparral de roble y encina como exponente de unas condiciones climáticas diferentes.

Junto a estas especies se encuentran otras que por su escasa presencia carecen de valor económico forestal: arces, tilos, olmos, fresnos, manzano silvestre, sauces, chopos, álamo blanco, etc.

Entre las formas arbustivas había que mencionar destacadamente el boj y en menor medida el avellano y el acebo. Estos llegan a constituir frecuentemente el subestrato arbustivo de las masas forestales, o como en el caso del boj (Buxus sempervirens) formando unidades vegetales propias.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(1) La robada equivale en Navarra a 898 m2.

 

CUADRO 1

HOJA DE RIQUEZA DE 1977 (superficie no labrada)

Extensión en Hectáreas

  Uztarroz Isaba Urzainqui Roncal Garde Burgui Vidangoz Totales
Pastos 2.680,51 4.536,71 1.000,32 2.471,36 1.901,00 2.306 2.478 17.648,15
Alamedas   0,18   1,07   0,8   2,05
Encinar             20,38 20,38
Pinar 2.093,12 5.280,98 314,65 935,17 1.425,11 2.357,93 1.190,50 13.597,46
Bojeral   145,00 500,27 373,47 896,76 1.166,76 19,48 3.101,80
Roble-encina           132,47   132,47
Hayedo y haya-pino 309,18 2.637,98 6,55   6,05 107,45 77,85 3.144,26
Chaparral     93,57   2,50     96,07
Robledal     29,18 31,33     49,83 244,38
Avellano   18,32           18,32
                 

En la actualidad los pastos naturales y el pino son las formas claramente dominantes.

Si nos atenemos a las cifras señaladas en las correspondientes hojas de riqueza de cada municipio, la extensión de estas formas vegetales aparece como sigue:

En el cuadro anterior se aprecia que, tras los pastos domina claramente el pinar, en forma pura o mezclada con haya. En cuarto lugar el bojeral, bien representado en casi todos los municipios; no así el haya (tercer lugar), que se localiza preferentemente en los municipios más septentrionales y en los que asciende hasta casi los 1.500 m. de altura.

Finalmente el robledal, pero disperso, ya que sólo llega a adquirir verdadera entidad en Isaba y Vidangoz.

Así pues, vegetación herbácea, pinos, hayedos, bojeral y roble, en forma pura o mezclada y por este orden, son las especies dominantes en el Valle de Roncal actualmente.

Mientras las especies que requieren mayor humedad, como el haya, disminuyen hacia el Sur, van aumentando en esta dirección el bojeral y el chaparral de encina y carrasca, lo que queda reflejado en el cuadro nº 2.

Cuadro 2 no incorporado en la versión electrónica

Para el conjunto del Valle se dan proporciones muy similares entre la superficie de pastos y las especies forestales, ya que los primeros suponen el 43% (incluyendo aquellos que sustentan alguna especie arbórea) y el 42% los segundos (en conjunto el 85% de la superficie total).

 

 

Esto da una idea clara de la doble vertiente económica que ofrece el Valle: la explotación forestal y la ganadería.

En el cuadro nº 3 se ven los valores que de uno y otro tiene cada municipio.

Cuadro 3 no incorporado en la versión electrónica

Estos rasgos que acabo de describir permiten definir al Valle como un medio de alta montaña, tránsito subcantábrico hacia el valle altoaragonés.

4 APRECIACIONES SOBRE LA RELACION ENTRE EL MEDIO FISICO Y GANADERIA

El relieve accidentado y abrupto marca una neta diferenciación entre los fondos de los valles y las montañas que los circundan.

Los fondos estrechos pero resguardados sirven de asiento a la población y a los escasos cultivos; éstos, a diferencia de épocas anteriores apenas ascienden por las empinadas laderas, en las que los pastos, el bosque y el matorral se reparten el terreno.

El clima, de inviernos rigurosos, obliga a una prolongada estabulación, ya que, incluso el ganado caballar busca cobijo en los días más fríos; pero la abundancia de pastos estivales permite acoger durante varios meses una importante cabaña ganadera.

Ahora bien, como la mayoría de los pastos son de diente y escasean los prados naturales de siega, se hace necesario recurrir a la trashumancia ya los cultivos forrajeros para cubrir el déficit invernal; estos últimos, de reciente aparición en el Valle encuentran aquí un medio bastante propicio si se les sabe adaptar adecuadamente a las condiciones ambientales.

y son estas condiciones ambientales, más que las disposiciones que regulan la utilización de los pastos, las que obligan al ganado estante, cada vez más numeroso, a un desplazamiento escalonado en altura, desde que en abril pueden abandonar el establo.

 

 

CAPITULO II: ORGANIZACION DEL TERRITORIO

1 LA MANCOMUNIDAD DEL VALLE DE RONCAL Y LA JUNTA DEL VALLE

El Valle de Roncal constituye una comunidad o ente político-administrativo basada en la asociación de siete villas, que utilizan la casi totalidad de su patrimonio de forma comunitaria. Como recoge el artículo primero de sus Ordenanzas: "La Mancomunidad... consiste en que todos los vecinos tienen el disfrute de pastos y yerbas con todas clases de ganados propios del mismo Valle, leña, maderamen, y demás productos naturales, libre y gratuitamente, en todos los terrenos o montes comunes existentes en las jurisdicciones de las siete villas; así que el derecho de roturar y sembrar indistintamente en cualesquiera de dichos terrenos o montes comunes, aunque con las limitaciones y reglas que se establecen en estas ordenanzas. Y en las heredades de propiedad y dominio particular, levantados que sean los frutos, los pastos de las mismas, son también de aprovechamiento común y gratuito de todos los vecinos del valle, sin que nadie pueda cerrarlas ni acotarlas, por hallarse sujetas a la servidumbre o gravamen de pastos".

Su naturaleza de ente territorial viene reconocida en la Ley de Régimen Local -Art. 10- y en el Reglamento para la Administración Municipal de Navarra de 1959.

Estas siete villas (1), de desigual extensión superficial, figuran en el cuadro siguiente:

CUADRO 4  (2)

Superficie en KM2

% del total

UZTARROZ

57,3

13,8

ISABA

145,8

35,2

URZAINQUI

20,2

4,8

RONCAL

42,5

10,3

GARDE

43,6

10,5

BURGUI

65,1

15,8

VIDANGOZ

40,1

9,6

TOTALVALLE.

414,6

100

 

 

 

 

 

 

 

( 1) Llegaron a ser ocho. Navarzato desaparece como tal hacia 1300

(2) Boletín Oficial de Navarra n. 22 (21 febrero 1997)

 

Como se señala también en las Ordenanzas, esta Mancomunidad "data de tiempo inmemorial". No voy a ocuparme aquí de sus orígenes, ya que escapa al planteamiento inicial de este trabajo, pero siguiendo a F. Idoate, en su obra ya citada, se puede afirmar que su origen como entidad político-administrativa está vinculado a la evolución de la Reconquista ya la gestación de la monarquía navarra. La denominación de Valle de Roncal es utilizada a finales del siglo XI, pero hay documentos del s. IX que hablan del Valle, y ya en el s.XIV, la Comunidad aparece plenamente definida.

Posiblemente nació con motivo del aprovechamiento de los pastos que aquí se producían. Al ser sus moradores ganaderos y para evitar diferencias y encuentros, se acordó el disfrute común de las hierbas, bajo una serie de condiciones (1).

El órgano representativo de esta Mancomunidad es la Junta General del Valle, que ha desempeñado un importante papel en el modo de Qrganización y utilización del territorio.

Dotada de capacidad jurídica, estableció y mantiene sus propias Ordenanzas para el régimen de la mancomunidad.

El Art. 7º de dichas Ordenanzas establece que "La Junta General, como siempre es la genuina representante y administradora de todos los bienes que constituyen la Mancomunidad del mismo Valle".

Está dotada de una gran autonomía, y resuelve libremente los problemas que afectan al Valle. En ocasiones hace constar sus poderes soberanos, pero lo cierto es que éstos tenían un límite como lo prueban el gran número de pleitos ante los tribunales, la Corte Mayor y el Consejo Real (2).

Tampoco la Junta está capacitada para vender propiedades del Valle, sólo es administradora de los bienes de la Comunidad.

Hoy día sus competencias se centran en la conservación y guarda de los montes y pastos, arriendo de las hierbas de los "Puertos" y "Trozos", venta de árboles para los gastos de la Comunidad, concesión de madera a los vecinos, conservación de las Cañadas, reforma de las Ordenanzas, etc., competencias que quedan perfectamente definidas en las Ordenanzas vigentes.

Tuvo también en tiempos pasados, como apunta F. Idoate, la función de proteger la hidalguía colectiva, y el uso del traje roncalés, intervenía en cosas de vecindad, presencia de foráneos, etc. (Sigo basándome en las noticias y documentos que reúne la obra de F. Idoate, varias veces citada.)

cada una de las siete villas, que son los respectivos alcaldes o los que hagan sus veces, y los otros dos indiviEsta Junta se compone "de hasta 21 individuos, o sea, de uno a tres por duos de cada villa serán de la libre elección de sus Ayuntamientos". Art. 8º de las Ordenanzas.

(1) Esta es la hipótesis que sustenta D. Javier Gárriz en su obra. La Villa de Garde en el Valle de Roncal.

(2)Ed. de G. Huarte. Pamplona, 1932

 

2 LA PROPIEDAD DE LA TIERRA Y LOS SISTEMAS DE EXPLOTACIÓN 

Se conocen aquí tres tipos de propiedad: 

2.1. Común del Valle

2.2. Bienes de Propios  comunal municipal 

2.3. Propiedad privada

En los dos primeros, los habitantes del Valle o de sus municipios respectivos, poseen el disfrute de pastos y hierbas, así como de leña, madera y demás productos naturales, libre y gratuitamente.

Tienen igualmente derecho a roturar y sembrar bajo una serie de limitaciones establecidas por la Junta General o sus ayuntamientos.

Los pastos de los terrenos de propiedad particular, son también de aprovechamiento común, una vez levantadas las cosechas y nadie puede cerrarlos ni acotarlos por hallarse sujetos a la servidumbre de pastos.

En el cuadro nº 5 se exponen las cifras que corresponden a cada tipo de propiedad:

Cuadro 5: no incorporado en la versión electrónica

Estas cifras hablan por sí solas de la importancia que tienen los bienes comunales en el Valle. Pero además, se observan una serie de hechos:

1) Para el conjunto del Valle, el total del territorio se distribuye de forma equitativa entre propiedad comunal (del Valle y Ayuntamientos) y particular, 51% y 49% respectivamente.

2) En cada municipio, el común del Valle supone una cifra mayor que la del común municipal, dándose la máxima desigualdad en Isaba, en la que el común del Valle representa el 68%, frente al 5,5% del común municipal. Sólo Burgui constituye una excepción, ya que aquí el común del Valle abarca el 4% del terreno municipal, frente a114% del municipal.

3) La relación a nivel municipal entre terrenos comunales y de propiedad privada es muy variada, teniendo que en varios municipios, este último supone una cantidad mayor (Uztarroz, Burgui y Vidangoz), otro igual (Roncal) y finalmente, un tercer grupo (Isaba, Urzainqui y Garde) en los que los terrenos comunales alcanzan una extensión mayor que los pertenecientes a particulares.

 

 

4) Dos municipios destacan por sus anomalías en cuanto al reparto de las tierras: Isaba y Burgui; el primero por la elevada proporción del común del Valle y escasa participación del Municipio y particulares (68% frente al 5,5% municipal y 26,5% particular); el segundo, Burgui, es el caso opuesto, ya que aquí el grueso del territorio lo acapara la propiedad particular (82%) frente a una pequeña participación del común del Valle (4%).

Ambos son, por otra parte, los municipios de mayor extensión.

Así pues, todo el territorio del Valle de Roncal, tanto de propiedad comunal como particular, puede ser utilizado por los ganados del Valle. Todos y sólo ellos (aunque hubo tiempos en que también acogían a ganados foráneos mediante arriendos), permanentemente o en los períodos que señalan las Ordenanzas vigentes; pero además, existe una pequeña extensión de .común del Valle, que puede ser disfrutada por los ganados de los vecinos de Baretous: son los terrenos de Ernaz y Leja, en el puerto facero de Arlás, jurisdicción de Isaba.

Esta facería (o pacería), es disfrutada por los ganados de Baretous (Bearne) hasta el 6 de agosto, fecha a partir de la cual entran a pastar los ganados roncaleses.

Su origen, muy antiguo, puede arrancar del tratado de paz establecido entre ambos vecinos para poner fin a las muchas contiendas surgidas por el uso de los pastos limítrofes. Al parecer, en una de estas ocasiones, Baretous adquirió ciertos derechos en algunos puertos del Valle, pagando a cambio un tributo consistente en tres vacas "del mismo pelaje, cornaje y dentaje". Con el tiempo se dejó de pagar el tributo y volvieron a las andadas, hasta el punto de tener que intervenir reyes, obispos y abades. Finalmente, en 1375, una sentencia dictada en Ansó (Huesca), condenó a los de Baretous a seguir pagando el mencionado tributo, que con alguna excepción ha perdurado hasta hoy (1).

Así, el día 13 de julio de cada año, se reúnen en el mojón fronterizo 262 - también llamada Piedra de San Martín, a 1.760 m. de altitud- las autoridades de los dos valles y, junto con el pago del "feudo perpetuo", se nombran los cuatro guardas (dos baretonenses y dos roncaleses) para la custodia de los terrenos faceros de Arlás.

Han existido también otras facerías con los. vecinos de Ansó y Salazar, como apunta F. Idoate, hoy extinguidas, orientadas siempre a mantener la paz entre vecinos.

También los ganados roncaleses pueden entrar en fechas determinadas en las Bardenas, ya que el Valle es uno de los 22 congozantes (2).

 

 

 

 

 

 

(1) Así lo relata I. de Siot en su trabajo titulado."El tributo de la, tres vacas". incluido en el vol.V de sus Obras,. págs. 187 y ss. Imprenta de J. García. Pamplona, 1917. En parecido, términos se expresa F. Idoate en Opus. cit.

(2) En relación con este tema entro en detalle, en el capítulo último.

2.1 Comunal del Valle

Este patrimonio, perteneciente a todos los vecinos del Valle, está integrado por "montes", "puertos" y "trozos".

Los primeros -con o sin arbolado- se localizan en casi todos los municipios, pero especialmente en los más septentrionales, en terrenos fronterizos.

Con excepción de uno de ellos, Larra, que fue patrimonio real y por el que el Valle pagaba una pecha hasta el s.XVII, los demás han formado siempre parte del patrimonio roncalés.

Pueden ser utilizados por todos los vecinos del Valle para pastos, leña, madera y demás productos naturales. Tienen además derecho a roturar y sembrar indistintamente, aunque con las limitaciones que se señalan en las Ordenanzas.

Una pequeña parte de estos montes los tiene concedidos la Junta a los Ayuntamientos, para pasto de los ganados de carnicería.

Es importante señalar que la Junta puede disponer la venta de arbolado de estos montes, para allegar fondos y para obras públicas, pero nunca enajenarlos ni venderlos.

En estos montes figuran las mosqueras, majadales y sesteaderos, espacios con arbolado destinados al reposo del ganado, y cuyos árboles no se pueden cortar bajo ninguna condición, ni se permiten en ellos las roturaciones.

Los "puertos" son pastos de altura, sin apenas arbolado, localizados exclusivamente en los municipios de Uztarroz e Isaba, en los confines del Valle.

Estos terrenos, o mejor, el disfrute de sus pastos y al igual que los "trozos" (también pastos de altura, pero localizados en las 7 villas), son arrendados por la Junta a los ganaderos roncaleses para toda clase de ganados durante la temporada que va desde el 20 de abril hasta el 29 de septiembre, período durante el cual se considerarán vedados.

La Junta está capacitada para arrendar como puertos y trozos otros terrenos si lo considerase necesario, que incluso pueden coincidir con heredades particulares, ya que, como hemos señalado en varias ocasiones, están sometidas en su totalidad a la servidumbre de pastos.

Cuando la cabaña del Valle era más numerosa, el sistema de arriendo se establecía mediante subasta; hoy día al decrecer sensiblemente los efectivos, esto no se hace necesario y prácticamente cada ganadero ocupa una zona de su conveniencia, que es respetada por los demás.

2.2. Bienes de Propios o comunal municipal.

Se extienden en cada una de las villas por todo el término, intercalados con la propiedad particular.

Una parte del común son los llamados "vedados boyerales", "saisas" y "corseras". Estos terrenos, administrados libremente por cada uno de los Ayuntamientos respectivos, se destinaban a la manutención del ganado de labor, pero siendo hoy éste prácticamente inexistente, es utilizado por el ganado vacuno y lanar estante.

 

 

Dentro del vedado aparecen también heredades particulares, e incluye bosque, pastos con o sin arbolado y tierras de labor.

Los cultivos en una parte del vedado, están también sometidos a rotación obligatoria, y el conjunto quedaba cerrado a la ganadería durante un período determinado, según criterio de cada Ayuntamiento.

S9bre una parte del común y de propiedades particulares, cada villa, con excepción de Burgui, mantiene una ordenación para el disfrute de pastos por sus propios ganados en lo que llaman "panificados" y "casalencos", con unos límites establecidos (fijos) y que sirven además para organizar los cultivos con relación a la ganadería.

Están constituidos esencialmente por heredades particulares, pero los incluyo aquí por ser el Ayuntamiento quien los administra como panificados. En diversos documentos antiguos se habla de los arriendos de panificados como "propios y de convención del Valle".

El panificado era la hoja que se sembraba, y abarcaba los sembrados y las hierbas de los entre sembrados, en un sistema de rotación obligatoria de año y vez; mientras tanto, la hoja en descanso se consideraba común.

Actualmente, aunque desaparecido el sembradío, se sigue manteniendo un sistema similar en su delimitación y aprovechamiento.

Los panificados se utilizan (antes con más rigor) para ganado lanar y especialmente para crías y mardanos; mientras tanto las ovejas pastaban en e/ común o en los puertos y trozos arrendados.

Son (o mejor eran) arrendados por los Ayuntamientos a los ganaderos mediante subastas, y los utilizaban desde que se levantaban las cosechas, hasta el día en que se producía la suelta de los mismos -el 24 de agosto normalmente-; entonces, el ganado pasaba a los casalencos (etxaletatuak), pasto complementario del panificado y permanecían allí hasta el 29 de septiembre. Cada panificado se arrienda con su correspondiente casalenco.

Ambos espacios se consideran vedados durante una parte del año, desde el primero de noviembre hasta el 24 de agosto los panificados y desde el 3 de mayo al 29 de septiembre los casalencos.

Los propietarios podían reservarse algún trozo de terreno si consideraban que podía criar hierba para segar; en ese caso debían señalarlo adecuadamente para que fuese respetado por los pastores.

No hará falta apuntar que el arrendamiento afecta exclusivamente al pasto, mientras que el arbolado pertenece (si lo hay) al propietario o al municipio, siendo en este caso disfrutado por los vecinos de la villa.

Establecido pues el sistema de año y vez, el espacio fijado como panificado lo será una vez cada dos años, un año será panificado una de las hojas y al año siguiente la otra.

Su localización está relacionada con el uso agrícola que se le daba. Comprende tierras en el fondo de los valles y se extiende por las laderas, alcanzando' altitudes a veces de más de 1.000 m. En ocasiones el río sirve de divisoria entre las dos hojas; así, por ejemplo, en Belagua, la orilla izquierda es panificado el año ganadero (iniciado el 29 de septiembre) con otoño de año

 

astronómico impar, mientras que la margen derecha lo será los años precedidos de otoño par.

Actualmente, dado que el cultivo ha retrocedido en gran medida y tampoco la ganadería ofrece las características de tiempos pasados, la ordenación, arrendamientos, etc., de panificados se ha liberalizado mucho, e incluso, asistimos al cierre permanente de campos que, teóricamente, son panificados o están sujetos al ordenamiento general vigente.

En el s.XVII, los panificados alcanzaban la cifra de 30.966 robadas (1) y esta cifra apenas ha sufrido variaciones.

2.3 La propiedad privada.

Casi la mitad del territorio del Valle (20.062,38 Ha.) -el 49%- pertenecen a particulares, pero en cada municipio las circunstancias son diferentes.

Mientras en Burgui los particulares acaparan el 82% del municipio, en Isaba sólo constan como tales el 26,5%.

Uztarroz y Vidangoz presentan cifras porcentuales muy similares, 61 y 64% respectivamente; Roncal, más modesto, el 50% y, en menor cantidad, Urzainqui y Garde con el 49 y 39% respectivamente. (Ver cuadro nº 5.)

Si exceptuamos las entidades municipales como propietarios, se puede afirmar que no existen apenas grandes propietarios. Como tales se consideran en el Valle a quienes poseen 100 Ha. En este caso (y, a veces sin llegar a tanto), se encuentran uno o a lo sumo dos por municipio, como se deduce de los datos catastrales y de las encuestas a particulares y Ayuntamientos.

Lo más frecuente son las propiedades que oscilan entre 5 y 20 Ha., seguidas de las menores de 5 y en tercer lugar, de 20 a 40 Ha.

Hay un claro predominio de la mediana y pequeña propiedad.

Se da el caso también de quienes carecen de tierras, pero se trata normalmente de población foránea. (La Junta del Valle ha puesto especial cuidado en controlar, ya veces impedir, la venta de tierras a "gente extraña" por parte de los particulares.)

El conjunto de propiedades de cada uno constituye el patrimonio familiar; comprende la casa, los huertos, tierras de labor -panificados- y pinares, todos ellos pertenecientes antes al común, e inscritas como tal patrimonio en el "Libro Abolengo" o "Libro de Abolengo", que como señala F. Idoate (Opus Cit.), podría considerarse como el antecedente directo del Catastro o Registro de la Propiedad limitado al ámbito del Valle, ya los que se recurre en casos conflictivos de delimitación de fincas.

La propiedad tiene limitaciones; más que de propiedad total se trata de propiedad útil, ya que el verdadero propietario del terreno es la comunidad y cada vecino sólo puede arrogarse el derecho al uso y disfrute de los productos obtenidos con su trabajo, de forma que, una vez levantadas las cosechas, las tierras quedan de aprovechamiento común.

 

(1) Ver Idoate. Opus cit. pág. 106.

En otro orden de cosas hay que tener en cuenta que cada vecino tiene derecho a ampliar su explotación mediante roturas en el común, bajo las limitaciones expresamente señaladas en las Ordenanzas.

En cuanto a la localización de la propiedad privada, se comprende que sea muy difícil establecer unos rasgos generales, ya que ésta se extiende por todo el municipio, incrustada en vedados, casalencos, y de diferentes aprovechamientos: tierras de labor, pinares, huertos, etc., por lo que se establecen tanto en torno al casco urbano, como a lo largo de las márgenes del río, así como por las laderas y tierras más altas.

Cabría decir, como norma general, que la propiedad privada disminuye con la altura, aumentando con ésta los terrenos de propiedad común.

El sistema de explotación practicado, ya ha quedado en parte reflejado en lo referente a la servidumbre de pastos.

En cuanto al sistema de explotación agraria, domina claramente la explotación directa, seguida a gran distancia por el arrendamiento.

En el censo agrario de España de 1972, figuran sólo 40 Ha. bajo el régimen de arrendamiento, afectando a sólo tres municipios, y una Ha. en aparcería de un total de 23.807 Ha. de superficie censada.

La misma fuente nos habla del tamaño de las mismas: de las 660 explotaciones que figuran, e117, 1% tienen menos de 5 Ha., las mayores de 5 y menos de 10 el 11,5%, un 25,3% poseen entre 10 y 20 Ha., el resto, 46, 1 %, son superiores a 20 Ha., de las cuales sólo el 34% tienen más de 50 Ha.

Así pues, domina la explotación de tamaño medio, pero se trata en su mayoría de explotaciones agrarias de tierras no labradas, ocupadas en gran parte por especies arbóreas forestales, matorral, erial a pastos, que en pocas ocasiones admiten algún corte de hierba (1).

Cada explotación abarca como media 13 parcelas, diseminadas por todo el término municipal cuyos tamaños más frecuentes son menores de 1 Ha. o entre una y 5 Ha.; no obstante, las parcelas de más de 5 Ha. suponen el 11,5% del total.

La dispersión de las parcelas puede deberse a diferentes razones; una de ellas podía estar relacionada con la obligatoriedad de seguir una rotación bienal.

Con todo, hoy por hoy, y dadas las características de la actividad agraria, no se hace necesaria la concentración parcelaria, totalmente desconocida aquí.

(1) La superficie censada comprende solamente 307 Ha. labradas de un total de 20.916 Ha.

 

CAPITULO III: LA POBLACION DEL VALLE DE RONCAL

Voy a detenerme en el análisis de la población, sujeto de la actividad ganadera porque, a mi modo de ver, el hecho demográfico está jugando un decisivo papel en relación con la evolución y situación actual de la ganadería, así como de su desarrollo futuro.

Uno de los rasgos sociológicos que mejor caracteriza a esta porción de Navarra es, el de su progresiva despoblación. En este sentido, se inscribe dentro de la corriente general de abandono del medio rural, para buscar en las ciudades unas fórmulas sociales y económicas más favorables.

1 EFECTIVOS ACTUALES Y EVOLUCION DESDE COMIENZOS DE SIGLO

En 1975 la población del Valle alcanzaba la cifra de 1.896 habitantes, distribuidos por municipios como se indica en el siguiente cuadro:

CUADRO 6

Municipios Población de hecho Población de derecho
UZTARROZ 260 393
ISABA 642 681
URZAINQUI 116 157
RONCAL. 372 413
GARDE 166 244
BURGUI 256 318
VIDANGOZ 84 138
TOTAL 1.896 2.344

Esta cifra cobra especial valor si la comparamos con los sucesivos censos del siglo, que reproducimos en el cuadro nº 7.

Es claramente la cifra más baja del siglo, sin alcanzar siguiera la mitad de los efectivos iniciales.

En este proceso de decrecimiento se aprecian, sin embargo, dos etapas diferentes: en la primera, que dura hasta los años cincuenta, la disminución es evidente, pero se produce de forma moderada e incluso, a nivel de municipios, se ven pequeñas oscilaciones contrarias.

Los censos de 1940 y 50 experimentan unos crecimientos totalmente anormales (ver Roncal y Vidangoz en 1940, y Garde e Isaba en 1950). Para todosellos hay la misma respuesta, ya que se trata de personal militar ocupado en la construcción de carreteras locales, (1)

 

(1) En 1940, Vidangoz y Roncal alojaban sendos batallones de presos de la guerra civil, compuestos por 400 personas cada uno.

 
61

 

Cuadro 7: MOVIMIENTO DE LA POBLACIÓN DURANTE EL SIGLO XX

  1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1975
UZTARROZ 674 648 602 621 588 501 429 358 260
ISABA 992 1008 1000 925 795 914 806 664 642
URZAINOUI 266 280 266 276 273 185 175 111 116
RONCAL 507 508 503 469 902 443 451 405 372
GARDE 433 413 392 418 401 586 258 219 166
BURGUI 767 707 735 707 599 571 553 314 256
VIDANGOZ 329 324 383 303 692 268 230 143 84
TOTAL 3968 3,888 3,901 3,709 4.250 3.468 2.902 2.214 1896
% Respecto a 1900 (1900 = 100)   97,9 98,4 93,5 107,0 87,4 73,2 55,8 47,8
Indice de crecimiento respecto a 1900   -2,1 -1,6 -6,5 +7,0 -12,6 -26,8 -44,2 -52,2
Indice de crecimiento intercensal (en %)   -2,0 +0,3 -4,8 +14,5 -18,4 -16,3 -24,0 -14,3

 

 

Fuera de estas excepciones, la población iba disminuyendo de forma suave.

Pero desde 1950 hasta hoy (2ª etapa), el movimiento negativo se ha acelerado de modo casi espectacular, Su coincidencia cronológica con la puesta en marcha del plan de industrialización navarro, casi nos evita abundar en su justificación,

El cambio económico generado en la provincia, provoca también en el

Valle el éxodo de familias enteras, y sobre todo de población joven, que trae como consecuencia una importante transformación en la estructura de la población.

Si hasta entonces el señuelo urbano había sido el motor principal del éxodo, ahora se ve engrosado por la oferta de puestos de trabajo en la industria y servicios de la ciudad,

Por otra parte, este hecho sociológico, el éxodo rural, va acompañado de otra serie de motivaciones suficientemente conocidas ya, y no es necesario insistir en ello; solamente apuntar de nuevo que el Valle es un exponente claro de este fenómeno que ha afectado especialmente a las áreas más alejadas de la vida urbana (1).

Junto al éxodo rural es necesario consignar otro tipo de emigración, también definitiva y de larga tradición en el Valle: la de ganaderos y pastores que fijan su residencia en los centros de invernada del ganado, en donde realmente pasan la mayor parte del año,

 

(1) El profesor A. J. Precedo, en su obra "La red urbana de Navarra", lleva a cabo un interesante análisis de la evolución de la población navarra entre los años 1950-1970, donde señala los factores y consecuencias de los movimientos dentro de la provincia. (Ver A. Precedo: "La Red Urbana de Navarra" CAN.)

 

Este movimiento se ha visto frenado en parte por razones de tipo económico, ya que de esta forma perderían los derechos a utilizar los pastos del valle en verano de forma gratuita, pues como indican las Ordenanzas en el cap. 1º, el disfrute de dichos pastos afecta a los vecinos de las siete villas.

Unos pocos datos pero significativos nos ayudarán a comprender mejor el alcance de esta evolución:

En 1960 los efectivos humanos suponían el 73,2% de los de 1900 (índice de crecimiento -26,8%) mientras que los de 1975 solamente representan el 47,8% (índice de crecimiento -52,2%), y lo que todavía es más significativo es que los habitantes de 1975 equivalían al 65,3% de los de 1960 y el 54,6% de los de 1950, mostrando 1975 un índice de crecimiento de -34,6% respecto a 1960 y de - 45,3% con relación a 1950.

A nivel municipal sólo Isaba y Roncal han experimentado un decrecimiento de valor inferior a la media del Valle; para éstos la cifra de 1975 equivale a164,5 y 73,3 de la de 1900. En los demás, los valores superan al de la media: Urzainqui 43,6%, Uztarroz 38,5%, 38,3% en Garde, 33,3% en Burgui, y en Vidangoz 25,5%.

Tal pérdida de población, y sobre todo de población joven, ha traído consigo un envejecimiento de la misma, que entre otras cosas ha incidido de manera decisiva en el movimiento vegetativo, originando unas tasas de natalidad bajas y muy por bajo de las de mortalidad, que dan lugar, lógicamente, a un crecimiento natural negativo. (1).

Las migraciones y el descenso del crecimiento vegetativo, en parte consecuencia de aquéllas, han hecho que los efectivo demográficos del Roncal se hayan visto disminuidos de forma notable. Lo accidentado del relieve y la distancia del centro metropolitano, junto con el deseo de un mayor confort, mejores oportunidades de trabajo, de una vida aparentemente más cómoda, la búsqueda de un modo de vida urbano (pero no la falta de recursos en el Valle) ha casi hipotecado su futuro, pasando a formar parte de la Navarra con elevados índices de despoblación y de menores densidades. (La densidad actual es de 4,5 hab./km.2).

A. Precedo, en la obra anteriormente citada, califica a esta área como zona regresiva ante los datos de su evolución entre 1950 y 1970, ya que muestra una pérdida de población por debajo del mínimo necesario para que se pueda producir una reactivación que, en cualquier caso, ha de venir motivada por factores exógenos.

Si en 1900 la población roncalesa equivalía el 1,28% de la población navarra, hoy supone solamente el 0,3% de la misma.

 

(1) La tasa promedio de natalidad para el periodo 1970-1978 es de 8,7 por 1000 y la de mortalidad de 12 por 1000, dando lugar por tanto a un índice de crecimiento vegetativo de -0,1%

 

2 -ESTRUCTURA DE LA POBLACION 

2.1. Análisis por grupos de edad

Señalábamos en el punto anterior que el éxodo rural, aun afectando a todo el conjunto de la población, ha sido especialmente protagonizado por los efectivos jóvenes, lo que ha dado como resultado un envejecimiento de la población.

Las personas menores de veinte años suponen en 1975 el 27,9% para el conjunto del valle. (En las mismas fechas, la población navarra menor de veinte años suponía el 33,8%.)

Si estas cifras son de por sí significativas, su alcance es mayor si tenemos en cuenta que simultáneamente los mayores de sesenta años comprenden el 21,9%. (En Navarra, el 15,1%.)

Esta situación global es representativa de la de cada uno de los municipios. La pirámide de edades (gráfico nº 2) nos permite ver de forma inequívoca la realidad demográfica del valle.

Sin intentar profundizar en los numerosos datos de interés que ésta ofrece, sí parece oportuno destacar alguno de ellos, por su estrecha relación con el tema central que nos ocupa.

Llama la atención por una parte (lo que ya señalaba más arriba), la escasa participación de los efectivos jóvenes, con una base sensiblemente estrecha, y más, cuanto más bajas son las edades.

Sólo el grupo comprendido entre 15 y 19 años presenta una mayor potencia, que merece ser apuntado y tenido en cuenta, porque puede llegar a jugar un papel, positivo o negativo, en el desarrollo futuro de la actividad ganadera; pueden ser fundamentales en un contexto en el que el relevo de los que hoy son ganaderos va a encontrar serias dificultades.

Otro punto, a mi juicio también destacable, es la composición del grupo potencialmente activo; denota un envejecimiento claro, ya que, mientras la población de más de 45 años es en conjunto numerosa, la de los activos jóvenes -entre 20 y 45 años- acusa un ostensible debilitamiento; no es de extrañar, ya que son los grupos más golpeados por el éxodo rural, lo que indirectamente provoca el envejecimiento.

Los mayores de 60 año son numerosos, y los destaco por el papel que han podido desempeñar y de hecho desempeñan en la transformación o desarrollo de la actividad agraria hasta sus formas actuales, de la que ellos han sido los principales protagonistas y de alguna forma lo seguirán siendo, puesto que como se sabe, en las faenas agrarias, la jubilación a los 65 años no es demasiado efectiva.

Mirando a un futuro próximo, la pirámide ofrece un panorama poco halagüeño: la base constituida por los más jóvenes es en sí pobre en efectivos, y si la relacionamos con la problemática del éxodo que afecta a los que la preceden, se hace evidente que las posibilidades de actuación para una recuperación en la estructura demográfica roncalesa, tienen que dirigirse en una buena parte a evitar la marcha de los más jóvenes en los próximos años.

El análisis de la composición demográfica, pueblo por pueblo, muestra que

 

éstos responden bastante fielmente al modelo del valle. En todos se observa la misma escasez de población infantil y de activos jóvenes.

El hecho, en términos reales, se hace más preocupante si tenemos en cuenta que la pirámide está confeccionada con datos de la población de derecho, parte de la cual estudia o trabaja fuera del valle y sólo vuelve a él en los períodos de vacación.

2.2. Composición por sectores de actividad.

A 664 asciende el número de activos del valle de Roncal en 1975, equivalente al 35,02% del total, de una población (esto creo que hay que tenerlo en cuenta) en la que los menores de 20 años representan el 27,9%.

Desglosada por sectores de actividad (1), las cifras reflejan un alto porcentaje de participación del sector primario, como es de suponer en una comunidad tan marcadamente rural.

Estas son las cifras de distribución por sectores: (Ver también gráfico nº 3)

Sector primario (310) 46, 7% 

Sector secundario * (176) 26,5% 

Sector terciario (178) 26,8% 

Total (664) 100,0% 

* El sector secundario incluye construcción y obras públicas.

Aunque luego me centraré en el análisis del sector primario con más detalle, ya que es el que nos interesa más, quiero destacar el relativamente elevado porcentaje del sector secundario.

No sé si acertadamente, he incluido en él el ramo de la construcción y obras públicas; lo hago más que todo por excluirlo del primario, al utilizar la triple sectorialización clásica, y con objeto de no oscurecer

las cifras dedicadas a los más específicamente primarios de agricultura, ganadería, pesca y forestal.

Si lo excluyo del secundario, éste queda sensiblemente disminuido, con una cifra de 104 trabajadores que suponen el 15,6%.

La, por otra parte, relativamente elevada cifra de activos en el ramo de la construcción, es a buen seguro coyuntural y generada por la fuerte demanda de construcción de corrales, mejoras en las viviendas, creación de otras nuevas (como residencia secundaria de población foránea) y, principalmente, por las obras de mejora y ampliación de las carreteras del Valle, impulsadas por la Diputación de Navarra.

Esto está relacionado con la cada vez más importante función turística que el Roncal está desempeñando, y en la que no entramos en este trabajo, por

 

( 1) A primera vista no tiene mucho sentido establecer una sectorialización de este tipo en una comunidad tan marcadamente rural. Si se lleva a cabo es con objeto de hacer resaltar de modo más evidente el hecho ganadero.

Por otra parte hay que tener en cuenta que muchos de los activos no agrarios desarrollan el tipo de agricultura a tiempo parcial pero con fines meramente de consumo familiar.

 

considerarlo tema de suficiente interés como para que se le dedique su propia bibliografía.

La relativa importancia del sector servicios viene básicamente constituida por el ramo que podríamos llamar de defensa nacional, seguido del comercio y que no debe ocultar la escasez de servicios de otro tipo que padece el valle.

Volviendo al sector primario, se observa la primacía indiscutible de1 subsector agrario (agricultura y sobre todo ganadería) seguido del forestal: 73% y 27%, respectivamente.

Las cifras para el valle pueden considerarse representativas de cada uno de los siete municipios, con excepción clara de Roncal; este pueblo, como puede verse en el cuadro que reproducimos a continuación, ofrece unas cifras notablemente diferentes, con un escaso peso del sector primario, frente a una importante participación de los restantes.

Esta situación no es nueva, ya que siempre Roncal ha destacado como centro preferente en la localización de industrias y de servicios, seguido o compartiendo esta función con Isaba, pero en éste, el sector primario tiene un papel más señalado.

SECTORES DE ACTIVIDAD POR MUNICIPIOS (en %)

  Sector Primario Sector Secundario Serctor Terciario
UZTARROZ 62,4 11,8 25,8
ISABA 44,2 22,4 33,4
URZAINQUI 62,5 8,9 28,6
RONCAL 20 49,9 30,1
GARDE 55 23,7 21,3
BURGUI 48,9 32,9 18,2
VIDANGOZ 50 32,5 17,5

En el subsector agrario, la ganadería lleva una ventaja considerable a la agricultura.

Ésta, de un modo u otro, es practicada por todos los habitantes, pero en muy pocos casos constituye la base económica principal del productor, quien la lleva a cabo, con el fin de autoabastecerse, o bien subordinada a la ganadería.

En las cifras de los dedicados a la ganadería dentro del sector primario (162 de los 310), incluimos tanto a los ganaderos como a los pastores; por tanto, casi no es necesario aclarar que las cifras no se corresponden con el número de explotaciones,o unidades de producción, aunque también apuntamos que la inmensa mayoría de pastores -especialmente en la ganadería lanar- son a la vez propietarios de una partida de cabezas de ganado que conviven con las del ganadero al que venden su fuerza de trabajo.

Entre unos y otros, componen el 52,2% de los activos del primario y el 24,3% del total de activos.

 

 

Para finalizar con este punto veamos algo acerca del subsector forestal.

Abarca el 27% del sector primario y, como en el caso anterior, incluye a la población asalariada: taladores, peonaje en general y contratistas de montes.

Su importancia dentro de la población activa -12,6% de los activos- dice bastante acerca del valor de este subsector en el marco productivo del valle; más aún, si tenemos en cuenta que los avances técnicos aplicados a este tipo de trabajo (empleo de motosierras, apertura de pistas forestales, grúas de carga, etc.) ha hecho disminuir notoriamente el trabajo humano, sin merma de la productividad.

3 EL POBLAMIENTO

Los siete municipios que componen el valle, están formados por otras tantas entidades de población, por lo que su definición de hábitat concentrado no ofrece ninguna duda. Se trata de pueblos pequeños, que sólo en dos casos. superan la cifra de 300 habitantes.

De cualquier modo, estas cifras (ver tamaños en cuadro nº 4 del segundo capítulo), no se corresponden adecuadamente con el tamaño espacial de los núcleos en los que hay un gran número de casas abandonadas, convertidas a veces en corrales o en residencias secundarias ocupadas sólo temporalmente.

He hablado de siete entidades de población, pero conviene señalar algunos matices; concretamente, el municipio de Roncal, incluye dentro de su término municipal, pero a dos kilómetros del núcleo, una instalación industrial, junto a la cual se establece la vivienda de algunos de sus empleados. Aunque la fábrica es reciente (ENAOUESA), sin embargo ocupa las instalaciones de una antigua destilería perteneciente al Irati, S.A., que de igual modo, dio lugar a una pequeña entidad de población, denominada El Irati.

Un hecho, en cierto modo parecido, es el de Isaba; hay tres familias viviendo permanentemente en el término de Belagua, a 13 kilómetros del núcleo, pero de forma dispersa.

Estas y la anterior, constituyen una pequeña variante a la definición inicial; pero a mi juicio, hablar de una dispersión intercalar, atendiendo a estos dos únicos casos, podría llevarnos a una valoración incorrecta de la forma de asentamiento.

La densidad de poblamiento (número de entidades por kilómetro cuadrado) es bajísima, alcanzando apenas un 0,01, la cifra más baja de toda la montaña navarra.

Esta baja densidad de poblamiento, unida a la baja densidad de población,4,5 habitantes por kilómetro cuadrado, presentan a este área, junto con el resto oriental de la provincia, como la parte menos poblada de Navarra.

El profesor Precedo, en su obra antes citada, considera al Valle como de poblamiento extensivo, una de las pocas excepciones dentro del ámbito de montaña navarro, en donde predomina el poblamiento intensivo, con densidad superior a ,la media provincial (densidad de poblamiento de Navarra en 1970 = 0,08) (1).

 

(1) Ver A. Precedo, opus cit.

 

Los pueblos presentan en general un aspecto compacto, con las casas muy próximas entre sí, pero evitando en lo posible la pared medianera. Esta no está ausente del todo y con frecuencia, los edificios se agrupan en bloques de dos o tres casas, con pequeños huertos adosados a la vivienda, que interrumpen un poco el orden cerrado del núcleo.

La adaptación al medio, se trasluce en muchos de los elementos de las edificaciones: se ha utilizado la caliza, piedra local, en todas las construcciones que cuentan con cierta antigüedad; hoy día, en cambio, se recurre al ladrillo recubierto, tanto en viviendas, como en corrales y establos, siguiendo preferentemente los dictados del mercado y, cómo no, las modas y preferencias personales.

La vivienda tradicional es, además, de gruesos muros, maciza, bien adaptada a los rigores climáticos.

Los huecos, entre los que suele destacar un balcón denominado solana, en ocasiones buscan preferentemente la orientación sur, o escasean en el muro encarado al viento dominante. Con criterio diferente, a veces se abren en la fachada que da a la carretera o a la calle principal.

De todos los elementos de la casa, el que quizá mejor refleja la adaptación al medio, es el tejado; en este sentido se ve claramente la diferencia entre los pueblos más septentrionales, con tejados muy inclinados y los meridionales, menos preocupados por este factor.

Las casas con tejado a cuatro aguas tampoco están ausentes; en casi todos los casos parecen querer mostrar el poderío económico de sus propietarios.

La casa roncalesa ha sido fundamentalmente vivienda, y apenas presenta algún elemento que denote una función agrícola determinada.

Tal vez sea por el tipo de economía que se ha llevado a cabo, el hecho es que no encontramos ejemplos importantes que nos contradigan.

Cierto es que todas las casas tienen (y me refiero a la casa tradicional) en la planta baja una cuadra, una pocilga, donde se alojan los animales domésticos, alguna pequeña pieza -el guñibi- para almacenar patatas o productos similares (el desván -sabayau- también se utilizaba en otro tiempo como granero), pero esto es norma general en la inmensa mayoría de las viviendas rurales, por lo que no estoy segura de poder hablar de función agrícola de la vivienda. En este sentido, no se observa ninguna diferencia entre las casas del ganadero y la del que no lo es. Por otra parte, tratándose de una agricultura de autoconsumo, de resultados exiguos, no se necesitan lugares especiales para su almacenamiento.

Actualmente, muchas de las viviendas abandonadas son utilizadas como establos para el ganado lanar estante y vacuno y, salvo ligeras adaptaciones, ofrecen un aspecto externo similar a las ocupadas por la familia.

Muchas casas suelen disponer, además de la vivienda, de un corral dentro del casco urbano donde mantienen a los animales domésticos, los escasos aperos y los animales de trabajo.

También disponían, y disponen, de corrales, bordas, cobijos en el monte, junto a las tierras en otro tiempo (y algunas hoy) de labor.

Muchos de ellos, los cubiertos del monte, son tan antiguos como los

 

mismos pueblos; se utilizan (antes mucho más) como refugio de los pastores, como queserías, o como vivienda temporal en las épocas de recolección.

Las Ordenanzas del Valle se ocupan detalladamente de establecer las normas para su disfrute (Ordenanzas: Cap. XI y XII).

Aunque eran de propiedad particular, podían ser ocupadas por cualquier ganado, siempre que su dueño no lo estuviese utilizando.

Actualmente, la mayoría de ellos aparecen casi derruidos y en un estado de abandono que, salvo excepciones, denota el escaso valor que se les atribuye.

Se conservan y se utilizan los que, en general, presentan mejores accesos y condiciones para las nuevas formas de explotación.

Simultáneamente, se está procediendo a la construcción de nuevos establos, cada vez más numerosos, acompañados o no de silos y exponentes de las transformaciones que se están llevando a cabo en el ámbito ganadero. Se dedican a la estabulación del ganado vacuno; de tamaño variable, según la importancia de la explotación, suelen emplazarse a pie de carretera o en lugares de fácil acceso, con agua disponible.

De gran uniformidad en cuanto a formas y materiales, en pocas ocasiones se utiliza para su construcción la piedra local, y sí el ladrillo, la uralita y demás materiales de uso común en la construcción de naves.

A título anecdótico diré que el primer establo moderno se construyó en Garde, en 1963, y todavía se emplearon materiales locales.

De las formas, así como de la función de estas construcciones, me ocuparé con más detenimiento en el capítulo relativo a la ganadería vacuna.

 

 

CAPITULO IV: LA ACTIVIDAD AGRICOLA

Introducción

Nunca ha tenido aquí la agricultura un valor destacable económica ni espacial mente. Siendo la ganadería y la explotación forestal la base económica primordial, los cultivos, siempre en un espacio reducido, no han tenido otra finalidad que la de abastecer a la propia comunidad.

Era pues una agricultura autárquica, de autoabastecimiento, basada en un policultivo de cereales panificables (o para el ganado de labor), legumbres, hortalizas y algún frutal.

Es lógico entonces que, a medida que los sistemas de transporte y mercado han agilizado y creado las posibilidades de abastecerse fuera, la agricultura practicada aquí, haya abandonado determinados cultivos.

El cambio afecta principalmente a la producción de cereales panificables, para los que el medio ambiente roncalés no ofrece unas condiciones demasiado idóneas, y que son, por otra parte, de fácil adquisición en el mercado.

1 LOS CULTIVOS TRADICIONALES

El trigo había sido durante mucho tiempo el cultivo central, al que se dedicaban la mayor parte de las tierras de labor.

Estas constituían los "panificados", a los que me he referido en páginas anteriores.

En un medio hostil al cereal, tanto topográfica como climáticamente, con seguridad las cosechas no podían ser abundantes.

Tenemos noticias en documentos antiguos, recogidos por F. Idoate en la obra ."La mancomunidad del Valle de Roncal" (Opus Cit.), acerca de la extensión y rendimientos, así como de los cultivos que se practicaban.

Así, conocemos la extensión dedicada al trigo en 1612, en cada uno de los municipios:

UZTARROZ.

5.451 robadas 

ISABA

6.082 

URZAINOUI

2.321 

RONCAL

6.450 

GARDE

2.468

 BURGUI

6.755 

VIDANGOZ

1.439 

Total.

30.966

cantidad muy similar a la que se le dedicaba a comienzos del actual siglo.

 

 

En el mismo documento se dan noticias acerca de la propiedad particular, destacando algunos "grandes" con más de cien robadas.

Las mejores tierras rendían entonces un máximo de 5 robos por robada, aunque lo frecuente eran 3 y 4 robos, y como se seguía el sistema de año y vez, sólo producían cada año la mitad de las tierras de labor.

Además de los panificados, se cultivaban hortalizas en pequeños huertos, lino y patatas.

En multitud de ocasiones hablan de las malas cosechas y de los escasos rendimientos de la tierra. Sólo Burgui, que disfrutaba de mejores condiciones, llegaba a recoger trigo para ocho meses e incluso cultivaba vid, mientras los demás, apenas alcanzaban a cubrir las necesidades de medio año.

Otras noticias nos llegan a través de una encuesta de las riquezas del valle en 1817, en la que se dan las siguientes cifras de tierras cultivadas:

UZTARROZ.

4.752 robadas 

ISABA

7,060 

URZAINQUI

2.260 

RONCAL

1.772 

GARDE

1.640 

BURGUI

1.900 

VIDANGOZ

2.572

Total.

21.956

cantidad que se corresponde más o menos con la mitad de las tierras de labor utilizadas al final del pasado siglo.

De las técnicas empleadas para poner a punto nuevas tierras de labor a expensas del monte, nos hablan otros documentos, algunos de los cuales son reproducidos por el Profesor Floristán en el artículo aparecido en el Diario de Navarra, bajo el título: "Los comunes en Navarra hace cien años" (1).

Utilizaban el clásico sistema de rozas o artigas tras el incendio del bosque, y cultivaban el campo durante unos pocos años, abandonándolo luego "por una infinidad de años, durante los que renacen nuevos arbustos".

Ocasionalmente, necesitaban ampliar las tierras de labor y lo hacían a expensas del monte común, dando aviso previamente a los alcaldes de las respectivas jurisdicciones y señalando el espacio a roturar,

Estas roturaciones y sementeras, a las cuales tenían derecho todos los vecinos del Valle, no podían llevarse a cabo en determinados enclaves, como por ejemplo, en los reservados, majadales, sesteaderos, cañadas, etc.

Hasta mediados de este siglo, se siguieron manteniendo los mismos sistemas para la recogida de la cosecha, y que consistía en extender la "parva"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(1) A. Floristán. "Los comunes en Navarra hace 100 años (IV), Comunes del Valle de Roncal". Diario de Navarra, 24-12-1978.

 

en las eras y recorrerla con el "trillo" hasta triturarla; luego se aventaba con ayuda de horcas y palas para separar el grano de la paja, tras lo cual ésta se recogía en sábanas y el grano en sacos, almacenándolo más tarde en el desván.

Las modernas cosechadoras sólo hicieron su aparición muy tardíamente, cuando ya el cultivo del cereal había retrocedido mucho.

El resto de los cultivos, orientados también al autoabastecimiento, apenas han sufrido modificaciones. Cada familia sigue cultivando legumbres y hortalizas en pequeños huertos, que no sobrepasan apenas las dos o tres almutadas (1), o en huertas de tamaño algo mayor, localizadas junto a las márgenes de los ríos, aprovechando la fertilidad de los lechos de inundación y la proximidad al agua.

De mayo a octubre van a sucederse las labores de siembra, riego y recolección de una variada cosecha, destinada a la mesa familiar.

En las hojas de riqueza agrícola para el año 1977, se contabilizan algo más de 55 Ha. de huertos para todo el Valle.

He hablado de estabilización en este tipo de cultivo, pero es necesario hacer una excepción en el caso de la patata. En los últimos años, este cultivo ha conocido una notable expansión, como producto destinado al mercado, ocupando terrenos en otro tiempo cerealistas. Su expansión ha sido impulsada en gran medida por agricultores del vecino valle de Salazar, que arriendan tierras en Roncal con este fin.

El mayor desarrollo se ha producido en los términos de Uztarroz e Isaba.

Según datos de las Cámaras locales Agrarias, el Valle ha dedicado en la pasada campaña 1978, 171 Ha. a la producción de patata enla variedad de siembra y consumo (sobre todo de tardía y media estación).

El cultivo se lleva a cabo en monocultivo unas veces, o en rotación con praderas: alternando 3 ó 4 años de praderas con una cosecha de patata.

2 -PROGRESIVA DISMINUCION DEL ESPACIO CUL TIVADO 

Los cambios socio-económicos vividos en el Valle a lo largo del siglo, han dado lugar, entre otras cosas a una sensible disminución del espacio agrícola.

Como señala el Profesor Floristán en su trabajo: "Las Transformaciones Modernas de la Agricultura Navarra" (2), mientras para el conjunto provincial la superficie cultivada en 1965 presenta una ampliación con respecto a la de principios de siglo, en el Roncal la disminución es clara, como se desprende de las cifras que reproduzco de dicho trabajo:

EVOLUCION DEL ESPACIO AGRICOLA

EVOLUCIÓN DEL ESPACIO AGRICOLA

  1891 1906 1920 1935 1950 1965
NAVARRA 267.171 273.606 339.116 386.832 416.936 421.216
V.RONCAL 3.821 2.979 2.741 2.525   1.836

 

(1) La almutada equivale a la dieciseisava parte de la robada

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(2) Las t.ransformaciones Modernas de la Agricultura Navarra. Aportación española al XXI Congreso Geográfico Internacional 1968

 

Expresado en otros términos: al comenzar el siglo, la superficie agrícola del Valle equivalía al 9,25% de la superficie total, para quedar reducida al 4,44% en 1965.

De entonces a ahora, la disminución prosigue; en 1975 representa el 4, 11 %, ya que según las Hojas de riqueza agrícola para dicho año, esta es la extensión y distribución de la superficie agrícola:

Huertos 55,98 Ha. 

Labor secano 1.636,51 Ha.

 Labor regadío 4,00 Ha.

 Frutales 1,88 

Total 1.698,37 Ha

Estas cifras dan cuenta, por otra parte, del escaso valor de la agricultura desde el punto de vista espacial, ya que sólo representa, como señalamos más arriba, el 4, 11% de la superficie total y el 4,23% de la superficie agraria.

Esta disminución se ha producido a expensas, sobre todo, de las antiguas tierras cerealistas.

 

 
 

SUPERFICIE LABRADA (en Ha.)

  Uztarroz  Isaba Urzainqui Roncal Garde Burgui Vidangoz
Huertos  7, 17  6,80 4,31 7,49 5, 12 15,94 9, 15
Labor-secano  328,51 677 ,52  24,95 92,06  86,36 301 ,48 125,63
Labor-regadío          4    
Frutales    0,21  0,27  1,5      
Total  335,68  684,53  29,43  101,05  95,48  317,42 134,78
 

 

 3 LOS CAMBIOS GENERADOS POR LA DEMANDA GANADERA

De mayor importancia, en relación con el tema de mi trabajo, son las transformaciones producidas con la introducción de cultivos de orientación ganadera.

Como reflejo de los cambios operados en los sistemas ganaderos, en los que el régimen de estabulación parcial de hace obligado, como veremos en el siguiente capítulo, va generalizándose el cultivo de plantas forrajeras, hasta el punto de llegar a ocupar éstas el 57,2% de la superficie agrícola útil en la última campaña. (1)

Esto supone una auténtica novedad, ya que, hasta época muy reciente, la agricultura del Valle se había desarrollado totalmente ajena al mundo ganadero. Esto no debe extrañar, si tenemos en cuenta que hasta la década de los 60 se trataba fundamentalmente de una ganadería extensiva, que mediante la trashumancia recurría a otro tipo de alimentación.

 

 

 

 

(1) La SAU alcanzó 451 Ha.

 

El escaso ganado estante vivía una estabulación muy precaria, limitada a asegurar la mera supervivencia.

Pero, desde hace unos pocos años, el planteamiento es radicalmente diferente en algunas especies: la nueva raza de bovino destinada a la producción de carne, obliga a asegurar más racionalmente la dieta invernal del período de estabulación; lo que ha hecho que muchos ganaderos, en sus propias tierras o mediante arrendamientos a particulares, procuren abastecer la explotación de forraje. ,

Esta es la gran novedad en el terreno agrícola, el desarrollo de una agricultura, todavía no demasiado importante en extensión, pero evidentemente subordinada a la ganadería.

En la pasada campaña, el cereal pienso ha ocupado 116 Ha. y 142 Ha. las praderas artificiales, que como señalaba antes, equivale al 57,2% de la superficie agrícola útil.

Mientras el municipio más meridional, Burgui -la Ribera del Valle- destaca en la producción de cereal, con 89 Ha., los del Norte, Uztarroz e Isaba, encabezan la de praderas artificiales, con 30 y 72 Ha. respectivamente.

Se podría hablar de una intensidad decreciente en sentido N-S para el cultivo de praderas y al revés en lo que respecta al cereal, 10 que denota una clara subordinación al medio físico.

En la promoción de estas praderas ha jugado un papel muy destacado la Diputación Foral, mediante la adjudicación de semillas subvencionadas, selección de abonos, asistencia técnica, etc., dentro del programa de Promoción agrícola provincial.

Los primeros efectos de dicho programa se observan claramente en el Valle desde comienzos de la actual década.

Como muestra de lo dicho puede servirnos el cuadro que sigue, con datos referentes a las semillas proporcionadas desde 1971 y que a la vez permiten conocer la- evolución de la demanda y la variedad de semillas solicitadas:

Cuadro 9: Semillas forrajeras subvencionadas por la Diputación Foral

No reproducido en la versión informática

 

 

Los tipos de semilla más utilizados son: trébol, dáctilo, ray-grass inglés y festuca elevada.

Aunque depende un poco del tipo de pradera, en general el cultivo se lleva a cabo en antiguos campos cerealistas o en huertas, siempre que tengan un fácil acceso para las máquinas utilizadas. En ocasiones rodeando al corral.

Normalmente se siembran una vez cada tres años.

Esto, y el abonado con estiércol y abonos químicos, son las únicas tareas previas a la siega.

En general, estas praderas admiten dos cortes anuales, el primero en junio- julio y otro en agosto o septiembre.

En algunos lugares admiten un tercer corte a final de estación, pero la mayor parte de las veces, éste se convierte en un pasto directo.

Hay, sin embargo, algunas especies de praderas de ciclo tan rápido, que permiten multiplicar por dos los cortes normales.

Este tipo de agricultura está adecuadamente mecanizado; las segadoras, empacadoras, etc., reducen al mínimo el trabajo humano, que sólo emplea la guadaña tradicional o la hoz, cuando las dimensiones o dificultad de acceso impiden la entrada de las máquinas.

Como la hierba va a ser el alimento del ganado durante los próximos meses, se procura recogerla bastante seca, para lo cual se suele dejar varios días en el campo después de segada, y una vez empacada, también mecánicamente, se almacena.

La antigua costumbre de recoger la hierba del monte (en cantidades reducidas, puesto que ni abundaba ni eran demasiado grandes las necesidades) y guardarla en el corral, ha dado paso con la aparición de los cultivos forrajeros, al almacenaje en los corrales, amontonando las pacas en el centro o en un sobrepiso, desde donde se vierte al pesebre directamente.

Esta es la forma menos complicada y la más frecuentemente utilizada.

En algunas explotaciones ponen en práctica el ensilado moderno, bien en silos de zanja o de torre. Este último sistema, por requerir una manipulación y técnica especial para que la hierba ensilada en verde no fermente, encuentra ciertos reparos entre algunos ganaderos; pero poco a poco se va imponiendo, por cuanto que cada año surge alguno nuevo.

He aquí otra novedad en el espacio agrario roncalés, totalmente desconocido hace 10 años.

Por otra parte, la necesidad de proteger estas praderas del ganado que pasta libremente, ha obligado al ganadero a utilizar la cerca. Cuando el cultivo se aloja en antiguas huertas no hay variaciones, porque éstas ya estaban cerradas por muros de piedra con una puerta -la keleta- de acceso. Pero en ocasiones, se trata de parcelas particulares insertadas en el común y el hecho de cercarlas entra en abierta contradicción con las Ordenanzas, en cuyo primer artículo del Capítulo primero prohíben de forma expresa el establecimiento de cercas con carácter permanente: "... y en las heredades de propiedad y dominio particular, levantados que sean los frutos, los pastos de las mismas son también de aprovechamiento común y gratuito de todos los vecinos del Valle, sin que

 

nadie pueda cerrarlas ni acotarlas, por hallarse sujetas a la servidumbre o gravamen de pastos".

La misma contradicción plantean las praderas ubicadas en los panificados que no siguen la rotación bienal obligatoria.

En opinión de los mismos ganaderos, todavía no se ha alcanzado el óptimo de producción ni en extensión ni en cantidad, por unidad de superficie. Esta se podría cifrar en 47.000 Kg. por Ha. y año, pero podría remontarse a 65.000 Kg.

De forma más restringida, pero con similar orientación, se cultivan también cereales pienso: cebada, avena, trigo, etc., con excepción del maíz, tan generalizado en otras zonas ganaderas navarras.

De las 116 Ha. que ocuparon en la campaña agrícola de 1978, Burgui detentó el 85% con 89 Ha.; aquí todavía podían dedicar más tierras a esta producción. No así en los pueblos más septentrionales, en donde el clima no permitiría su maduración en forma adecuada.

De todos modos, aunque las posibilidades sean escasas en este sentido, tampoco es un gran problema, ya que el cereal supone una parte nada más de la dieta alimenticia del ganado en la etapa de estabulación.

No todos los ganaderos cultivan forrajes y los que lo hacen no son siempre autosuficientes. Unos y otros, tienen que abastecerse desde fuera: de Sigües, Salvatierra, directamente del productor o a través de almacenistas de Liédena, Sangüesa, Pamplona.

Es difícil calcular las cantidades de alimento animal que proceden de fuera, ya que depende de la duración de la estabulación. En cualquier caso, el abastecimiento no plantea hoy por hoy ninguna dificultad especial.

De lo que llevo expuesto se deduce, que el cambio hacia una agricultura orientada a la ganadería, se ha producido ya, pero sólo se han dado los primeros pasos en la consolidación.

Ante las posibilidades de la zona para este tipo de explotación agraria, es de esperar que la expansión de los cultivos forrajeros vaya en aumento si el desarrollo ganadero lo exigiese.

 

 

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