Lurralde :inv. espac.

N. 6 (1983)

p. 241-249

ISSN 1697-3070

LURRALDE

A LA BÚSQUEDA DE UN DIÁLOGO ENTRE GEOGRAFÍA Y PSICOLOGÍA

 

Constancio DE CASTRO AGUIRRE

Instituto de Psicología U.C. v. Caracas

 

En un artículo anterior (4) hemos justificado el uso de un espacio psicológico o comporta mental construido a base de proximidades. Hemos intentado poner en claro la distinción básica entre espacio físico y espacio métrico, para así poner de relieve la compatibilidad de un espacio psicológico dentro del modelo métrico. Queda al descubierto una nueva dimensión de la Geografía Humana, la cual nunca había sido tomada en cuenta; nos estamos refiriendo a la dimensión comportamental. Necesitamos por tanto en este momento entrar de lleno en un trabajo conceptual acerca de toda la temática comportamental de la Geografía. Ciertamente, dicho sea de paso, adoptamos como intercambiables los términos psicológico y comportamental por entender que la Psicología es sustancialmente una Ciencia del Comportamiento.

LA NOCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE. Es esta una de las nociones que se nos imponen de inmediato. En el idioma inglés se le designa mediante un solo termino "environment". Su traducción al español no acaba de ser feliz. En realidad, como observaba Sonnenfeld (12) se trata de un concepto fácil para la descripción pero rebelde a la definición. Pueden señalarse multitud de elementos conformadores de eso que llamamos medio ambiente. Unos son elementos quc proceden del mundo físico, tales como la topografía, las condiciones climáticas, la vegetación, las corrientes fluviales, etc. ; otros en cambio son factores de aportación humana tales como las infraestructuras del transporte y la comunicación, la construcción de viviendas. la erección de fábricas y talleres, la agricultura. etc... Dejando traslucir la preocupación que orienta estas líneas, la primera nota que intentamos resaltar acerca del tema es la siguiente. No todo elemento del medio ambiente resulta significativo para el organismo humano; ya su vez no toda conducta orientada al medio ambiente tiene una raíz en la estimulación ambiental. Cuando el rústico campesino emigrado a la urbe alberga gallinas y conejos en un corral improvisado responde al medio ambiente con una historia de experiencias pasadas que nada tienen que ver con la incitación del medio presente. Añádase el hecho de que llevando estas consideraciones a un plano colectivo nos encontramos con fenómenos que a pesar de las apariencias rebasan el marco meramente físico. Reparemos el análisis que hoy día hacen los geógrafos sobre la aglomeración. Según la tradición geográfica la aglomeración es un fenómeno que vendría perfectamente expresado por encima de una cota de densidad. Debemos reconocer que el análisis tradicional ha manejado los conceptos de densidad en una forma pobre y carente de significaciones relevantes. Un número de unidades humanas por una unidad de espacio no quiere decir gran cosa a menos que se hagan referencias muy precisas a los roles que juegan esas unidades en una situación y momento dados. Por ejemplo la audiencia de un centenar de personas en una sala de música puede tener pleno sentido mientras que en un campo de golf resultaría intolerable. El concepto de densidad se ha manejado sin ninguna connotación comportamental como un índice descriptivo dentro de la noción de espacio absoluto. Frente a esa rutina hoy toma vigoroso incremento un concepto mucho más imbuido de significación comportamental como sucede en el concepto de aglomeración. Los modernos estudios sobre geografía del crimen y de conductas desviadas se asientan sobre plataformas conceptuales elaboradas en este sentido.

A su vez la atención al ambiente físico ha obligado a los diseñadores actuales a conformar determinadas estructuras ambientales como marcos de actividad humana. En este sentido se presta mucha atención al ambiente físico en la planificación urbana y consecuentemente en el análisis geográfico. Vías de comunicación, zonificación de actividades específicas, parques de recreo, tránsito de peatones, lugares de residencia son temas que requieren un tratamiento distintivo del medio físico.

Las definiciones tradicionales de medio ambiente enfatizan una distinción de planos social-no social, humano-no humano. Sin embargo estas distinciones pierden interés para un contexto comportamental; la conducta humana en sí misma tiene caracterización propia aún respondiendo a diferentes planos del medio ambiente. Situados en la perspectiva del hombre como usuario de todo cuanto lo rodea puede trazarse una clasificación a base de cuatro categorías envolventes y acumulativas. La más amplia de estas categorías ha recibido el nombre de MEDIO AMBIENTE GEOGRÁFICO; en él se dan cita todos los elementos disponibles para la acción humana. Reproducimos el esquema de Sonnenfeld sobre este particular (Fig.1).

Figura 1: esquema de Sonnenfeld

En realidad el medio geográfico viene a estar constituido por la totalidad de elementos ajenos al organismo el cual se yergue con insospechada capacidad de manipulación respecto del contorno. Este medio geográfico admite la cuantificación de los fenómenos en escalas espacio-temporales; es decir, todo acontecimiento del medio geográfico es localizable en unas coordenadas de longitud y latitud y en un momento del tiempo. El medio geográfico no excluye de su consideración los elementos distantes y en tal sentido acepta todas las magnitudes de la distancia. Sin embargo los individuos y grupos humanos se han situado en puntos o superficies espaciales reducidas dentro del espacio geográfico. Incluso los geógrafos de la antigüedad fueron en algún modo conscientes de esta limitación cuando elaboraban cierta oposición conceptual entre espacio geográfico y espacio humano. (Ver Fig. 2).

Figura 2: representación de Erastotenes

La representación de Erastotenes que reproducimos en la Fig. 2, la cual data de 200 años antes de Cristo, limitaba el "ecumene" a una estrecha franja en torno al Mediterráneo. Los geógrafos griegos hablaron del "ecumene" como porción habitable de la superficie terrestre. De lo que no fueron conscientes los griegos es de que esta noción de "ecumene" pudiera tener distintas medidas de acuerdo con una tamización mental, Es conocida por ejemplo la famosa anécdota de los esquimales del noroeste de Groenlandia. Según cuentan las crónicas de fines del siglo pasado un esquimal que cruzó hacia el sur quedó sorprendido por la existencia de otros seres humanos en las nuevas latitudes visitadas. Para el esquimal el mundo habitable quedaba confinado a un estrecho círculo del norte; al ver arrastrarse las gigantes masas de hielo hacia el sur la imaginación del esquimal había supuesto que en esas zonas se irían acumulando los icebergs formando una inmensa e inhabitable cordillera de hielo. A lo largo de la historia los distintos grupos humanos que han habitado la tierra se han ignorado mutuamente siguiendo la pauta del esquimal.

En estos últimos años la Geografía está siendo penetrada por las Ciencias de la Conducta y de ahí que frente a la noción de medio geográfico surjan conceptos más ligados a la actividad humana tales como medio perceptual y medio comportamental. Dentro de la amplitud del medio geográfico se dan multitud de elementos que quedan al margen de la percepción individual; es decir , son elementos que no adquieren relieve para los propósitos de la actividad individual y en consecuencia son ignorados. El fenómeno de la difusión informativa ha ensanchado sin duda los horizontes de la humanidad en cualesquiera de sus áreas de actividad. Sin embargo sigue manteniéndose en una escala individual ó de grupo el recorta miento de la horizontes de acuerdo a los intereses que presiden la actividad humana. Aquí está la raiz de esos conceptos involucrados en la noción de medio ambiente tal como se señalan en la Fig. 1.

EL MEDIO AMBIENTE OPERACIONAL. El medio geográfico se le representa al humano como un inmenso escenario, dentro de ese escenario una buena cantidad de elementos se hunden en el mar de la lejanía perdiendo individualidad y contorno. Solamente una escasa porción de elementos se destacan hacia un primer plano enmarcando la conducta de los individuos; ellos constituyen su escenario habitual de conducta. Es de notar que aquí comienza a individualizarse el medio ambiente puesto que a distintos individuos o grupos corresponden distintos escenarios de actividad. La distinción fundamental entre medio ambiente geográfico y operacional estriba justamente en este paso hacia la individualización. El medio ambiente geográfico mantiene un carácter inalterable para todos los individuos o grupos mientras que el medio ambiente operacional comienza a diferenciarse destacándose a modo de una fisonomía particular sobre el fondo. Las diferencias fisiológicas, psicológicas y culturales son determinantes para esta fisonomía. Cuando el geógrafo humano acomete el estudio de una comunidad, debe ser consciente de la diferencia conceptual que estamos anotando. Pero aún hay más. Este proceso hacia la individualización se va profundizando y adquiere formas preeminentes para el análisis geográfico en los términos siguientes.

EL MEDIO AMBIENTE PERCEPTUAL. Son muy conocidos en la psicología }os procesos de selección perceptiva. Mediante esta idea se quiere señalar el hecho de que la percepción humana no opera indistintamente frente a la presencia ambiental. Es decir, el hombre capta una pequeñísima porción de todo el escenario en donde se mueve, el que hemos denominado ambiente operacional. ¿Qué es lo que influye en esta escogencia? Es indudable que ello no sucede al azar; existe una dirección marcada por los intereses, las motivaciones y todo un cúmulo de experiencias previas. Toda esta acumulación de factores va creando expectativas que se modifican en un proceso interminable. Esas expectativas orientan el organismo humano hacia la selección perceptiva. Para una sensibilidad musical es posible que el paseo por el parque constituya un concierto de muchos elementos in advertidos para el profano. La brisa que hace vibrar el follaje, el trino de los pájaros y hasta los silencios de la naturaleza son captados por el singular oído. Para un artista del pincel desaparece el mundo musical y el paseo se traduce a una experiencia riquísima de luz y color. Frente a estos ejemplares extremos existe toda una gama de mundos perceptuales distintos. Frente a la acentuada individualidad que se pone de manifiesto en estas imágenes de la percepción ambiental los restantes elementos del escenario geográfico mantienen una posición alejada.

Como resultado de lo expuesto surge el siguiente problema. La percepción ambiental conduce a una multitud de imágenes individualizadas. Esa multitud de imágenes brota de una misma fuente o escenario ambiental. Como puede hacerse compatible tal diversidad de imágenes frente a una unidad de origen? Evidentemente la solución al problema no está ni en prescindir del hecho perceptivo, cosa que ha sucedido en la Geografía tradicional, ni en anarquizar totalmente la situación. Uno de los objetivos de la Geografía comportamental consistirá justamente en familiarizarse con la idea de que existen no una sino varias imagen es del contorno ambiental puestas en juego dentro de una misma comunidad. El determinar cuáles son estas constituirá un propósito definido dentro de un marco de investigación. Por ejemplo, para los habitantes de una metrópolis no existe un sólo esquema mental válido de la ciudad. La marcha cotidiana hacia el lugar de trabajo, la zona de residencia, los hábitos de compra condicionan estrechamente entre otros factores la percepción de las vías de tránsito existentes. Es evidente que han de surgir distorsiones entre la estructura vial física y sus correspondientes imágenes por parte de los habitantes urbanos. Estos análisis iniciados por Lynch han tenido amplia resonancia entre los geógrafos modernos (9). Trasladándonos a otra escala fa representación del mapa mundi constituye una ilustración irrefutable de cuanto venimos diciendo. En la Fig. 3 el mapa de Ptolomeo representa una visión helenística del mundo. Siglos más tarde la tradición muslim deforma la visión ptolemaica simplificándola en un esquema como el propuesto por Ibn-Said.

Figura 3: Mapa de ptolomeo

El sesgo conceptual en la construcción de mapas es un hecho básico de la Geografía. Si bien es cierto que estas deformaciones han podido corregirse con el tiempo en lo que a representaciones cartográficas se refiere, ello no deja de ser un fenómeno de laboratorio. En el momento en que abordamos la actividad perceptual acerca del medio ambiente. Se ha producido una abundante literatura sobre el particular en esta última década. En unos casos se atiende a los factores culturales como determinantes de la percepción ambiental (6. 11). En otros casos se llega incluso a establecer diseños de investigación específicos para fijar la relación entre características del observador y variaciones ambientales (7). Como quiera que sea estas innovaciones conceptuales de carácter interdisciplinario abren nuevas perspectivas de trabajo para los estudiosos de la Geografía Humana.

EL MEDIO AMBIENTE CONDUCTUAL. En este camino hacia la individualización del ambiente hay un paso más de extraordinarias consecuencias para el trabajo geográfico. Es aquel escenario de actividad que ejerce una constante estimulación sobre la conducta. Por supuesto el sujeto humano reconoce e identifica plenamente este escenario y en tal sentido dicho escenario es parte de lo que antes hemos denominado ambiente perceptual. No todo lo que percibe el sujeto humano se convierte en un estímulo para la acción; de ahí que estamos situados frente a la última parcela, la más individualizada del medio ambiente. En esta parcela el sujeto humano a veces busca adaptarse, plegarse a las condiciones del medio; otras veces insurge contra él y trata de modificarlo. Producto de esta acción modificadora han sido el ferrocarril y la carretera, la casa y la ciudad, la siembra y la cosecha, todos ellos fenómenos de evidente interés para el geógrafo. Los estudios que conciernen a este tema reciben denominaciones diversas; en unos casos se trata de estudios sobre. toma de decisiones respecto al medio ambiente, en otros casos se hacen análisis sobre los emplazamientos espaciales de la conducta, etc... Por ejemplo, existen estudios sobre el cauce profesional e institucional adoptado en la toma de decisiones que afectan al medio ambiente en el sentido de examinar su validez con respecto a la comunidad. Es decir, los esquemas frecuentemente adoptados en el diseño ambiental por los planificadores profesionales son contratados frente al resto de la comunidad en cuanto a la gama de actitudes y valores que comportan (2). Son también frecuentes estudios acerca del espacio personal, o sea, la franja de espacio que abarca como escenario la actividad cotidiana (1).

La Geografía tradicional aún en el caso de estar preocupada por la búsqueda de explicaciones coherentes al despliegue de la actividad humana en el medio físico, sin embargo ha trabajado sobre presupuestos muy alejados de la realidad. Una de esas ingenuidades científicas ha sido la de suponer que las personas que se mueven dentro de un área determinada tienen una misma e indivisa información acerca de las condiciones del mundo circundante. En otras palabras el geógrafo ha ignorado el fraccionamiento del medio en parcelas perceptuales y comportamentales diferentes las cuales a veces son imposibles de soldar en una unidad absoluta y unívoca para toda la colectividad. Esta creencia ha conducido por ejemplo a los geógrafos que trabajan en la localización de actividades comerciales a dar por supuesta la existencia de una PERFECTA INFORMACIÓN respecto de los costos de transporte entre centros de producción y mercados. Otra de las ingenuidades del geógrafo ha sido la de imaginar que todas las personas se mueven por motivos idénticos en lo que respecta a optimizar utilidades y ganancias. Así es como han surgido en el pasado las concepciones geográficas de la actividad humana incapaces de explicar en términos comportamentales una gama de fenómenos tan interesantes como lós esquemas de utilización del suelo agrícola (13), los desplazamientos del consumidor (10), el enfoque cognitivo de la actividad humana inscrita en el espacio (5), los flujos del transporte intraurbano (3), las corrientes migratorias y el crecimiento metropolitano (8), etc. Hemos dado cita a una serie de trabajos que adoptan en su metodología un punto de vista comportamental muy alejado de las versiones de la Geografía en esos mismos temas.

A modo de síntesis de lo que llevamos dicho quisiéramos perfilar una precisión final. Se ha llegado al convencimiento de que en la relación hombre-ambiente la pieza inicial para el análisis no es el grupo sino el individuo. Es el individuo quién enfrenta diariamente la toma de decisiones las cuales se van a traducir en una acción con respecto al medio ambiente. En las sociedades tradicionales la ausencia de una tecnología compleja y la proximidad a la naturaleza determinan que tanto la toma de decisiones como el feedback o información de retorno acerca de las alteraciones producidas en el medio sean inmediatas y directas. En esas circunstancias hay un proceso de adaptación permanente que fluye sin brusquedades. No sucede lo mismo en las sociedades en donde se ha perdido el contacto fresco con la naturaleza. La sociedad urbana e industria! de nuestro siglo no ofrece esa plataforma fluida de adaptación. La toma de decisiones presenta una red de actividad muy complicada a nivel colectivo. Por eso se hace necesario penetrar en los esquemas individuales de la conducta a través de los cuales puede estudiarse dicha red. Estos esquemas adoptan como resultado final unas representaciones que reciben el nombre de mapas mentales. El mapa mental se va elaborando lentamente como un proceso eminente perceptivo. En este proceso se dan primero los estímulos delmedio ambiente frente a los cuales el organismo reacciona con un movimiento inicial de alerta. Posteriormente estos estímulos pasan a ser interpretados por el organismo dentro del cuadro de referencias acumuladas en la memoria. Este mecanismo de interpretación alude al cúmulo de experiencias del sujeto en donde juegan papel importante la familia, la clase social, el grupo cultural, etc. ..Es decir la memoria es un archivo de información que en su mayor parte deriva del hecho de que el organismo está expuesto a normas de conducta cuajadas dentro de los grupos sociales de pertenencia. O dicho en otras palabras, la información no se almacena en el organismo a modo de aluvión sino que se organiza y se estructura siguiendo ciertas pautas de adhesión y rechazo. Es ahí por tanto donde tiene entrada el ambiente ajustándose a un contexto de experiencias que han sido acumuladas por el sujeto humano.

EPÍLOGO

Hemos expuesto una taxonomia ambiental íntimamente penetrada de criterios comportamentales. Las ideas expuestas tiene plena aceptación en el mundo de los anglosajones debido al reinado que ejercen en ellos las doctrinas behavioristas. Un positivismo atento a registrar observaciones sobre las conductas ha dado por resultado una corriente behaviorista en las Ciencias Sociales que no tiene parangón entre los latinos. Los frutos de esta corriente se dejan ver en la arquitectura de los saberes actuales, en el cúmulo de investigación creciente, en la ordenación de los pensum de estudio, incluso en las perspectivas de nuevos puestos de trabajo. Dentro de nuestro medio y en nuestra. universidad los conceptos presentados ofrecen un estimulante marco de ideas para encauzar la investigación geográfica por nuevos derroteros. Sin sentirnos insolidarios con el pasado podemos abordar una actividad tradicional -el estudio de las relaciones del hombre con el medio con una óptica nueva. De cara a una tarea de remodelación de los estudios geográficos nos atreveríamos a sugerir algunas ideas. A nuestro entender existen tres áreas de estudio a las que habría que prestar atención urgente. La primera de estas áreas podría amparar los estudios orientados a perfilar un esquema cognitivo del medio ambiente; la segunda área estaría presidida por el análisis y profundización de las preferencias humanas estudiadas como plataformas mentales previas a las tomas de decisión que involucran movimientos en el espacio; finalmente como tercera área tendríamos el análisis directo de la conducta manifiesta en el espacio. A través de estas áreas se pondría de relieve una conjugación armónica y bien trabada de dos disciplinas intelectuales, la Geografía y la Psicología, aparentemente disociadas en nuestros planes de educación universitaria.

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

(1) ANDERSON J. TINDALL M. The Concept of Home Range: New Data for the Study of Territorial Behavior en J. W. Mitchell (Ed. Environmental Design Research and Practice; Univ. of California Press. 1972.

(2) APPLEY ARD City Designers and the Pluralistic City en L. Rodwin. Planning Urban Growth and Development; MIT 1969.

(3) BROWN L. A. & MORE E. G. The Intraurban Migration Process: A Perspective; Geografiska Annaler. 52 B. 1970. 1-13.

(4) DE CASTRO C. Una indagación acerca del espacio métrico. espacio físico y espacio psicológico en Geografía; Terra. 3. UCV. Caracas. 1978.45-61.

(5) GOLLEDGE R. & ZANNARAS G. Cognitive Aproaches to the Analysis of IJuman Spatial Behavior en Ittelson. Environment and Cognition; Seminar Press. 1973. S9-94.

(6) GOODEY B. Perception ofthe Environment. Univ. of Birmingham. Center of Urban and Regional Studies. Occasional Papers. 17. 1971.

(7) KATES. R. W. Natural hazard in human ecological perspective: Hypothesis and Models. Econ. Geogr. 1971.47 págs. 438-451.

(8) LOWRY. I.S. Migration and Metropolitan Growth: TwoAnalyticalModels. Chandler Publishing. S. Francisco. 1966.

(9) K. LYNCH. The image ofthe City. MIT 1960. Traducción española en Nueva Visión. Bs. Aires.

(10) MARBLE D. F. A Theoretical Exploration of Individual Travel Behavior en Garrison & Marble Quantitative Geography 1967. vol. 1.. págs. 33-53.

(11) SAARINEN. T. F. Perception of the Environment. Community College Geographical Resource Paper. 1969. S.

(12) SONNENFELD. Geography. Perception and the Behavioral Environment en P. Ward & R. Mayfield (eds) Man Space and Environment. Oxford Univ.Press. 1972. págs. 244-251.

03) J. WOLPERT. The decision process in a spatial context. Annals Association of Am. Geographers. 54 (1964). págs. 537-558.