Lurralde :inv. espac. N. 7 (1984) p. 323-331 ISSN 1697-3070

IDEAS PARA UNA FILOSOFIA DE LA GEOGRAFIA

COMO NUEVO PARADIGMA DE LA REALIDAD

Luis Alberto HERNANDEZ DIEZ

 

INTRODUCCION

La Geografía y la Ecología han venido siendo hasta hace aproximadamente diez años, unas ciencias francamente «marginadas» en el arco de utilidades epistemológicas de nuestra sociedad Occidental (1). ¿Porqué razón asistimos hoya su apogeo? ¿A qué viene su renovación científica, en países como Francia, Alemania y Estados Unidos? .Renovación que aun nos sorprende mas, cuando percibimos que el interés por la Geografía como Ciencia de los campos Espaciales y Teoría de los «sistemas» o «inter-estructuras», esta siendo en realidad agitado y promovido tanto más desde las Cátedras como desde los movimientos de acción social, por lo que nos enfrentamos a un «constructo teórico» que está teniendo y tendrá en un futuro no muy lejano una evidente utilidad en la práctica política de nuestras sociedades. Por todo ello nos parece, que el problema de la Geografía y la Ecología, supera la presentación de la estricta renovación de una ciencia particular que sólo interesa a sus cultivadores, para presentarse a nuestro entender, como un «nuevo paradigma de la Realidad» que pueda definir nuestra visión de la misma y nuestras estructuras de comportamiento sobre el planeta cata al siglo XXI.

Pues bien, me parece francamente interesante intentar en este artículo, situar el problema, por cuanto opino que una de las carencias básicas de la Ciencia Geográfica en España, aún en el campo de la Enseñanza Universitaria, es precisamente la cobertura de una «Estructura Filosófica» propia, que configure un marco de independencia ontológico para nuestra ciencia, con el que podríamos desembarazarnos definitivamente de una pléyade de «ismos» tales como «economicismo», «sociologismo», que durante una época han colonizado la Geografía.

Nuestra idea es comenzar brevemente por una exposición de lo que son los «paradigmas científicos»; con esta idea aclarada, pasaríamos al estudio de lo que ha supuesto el paradigma de la Temporalidad histórica en el siglo XX, con un doble propósito:

-En primer lugar, responder a la pregunta sobre la marginación de la Geografía en la cultura Occidental moderna, la cual se produjo por el intento obsesivo de encontrar la «razón de ser» en el «Totalismo de la Temporalidad».

-En segundo lugar, situar la «Revolución» Geográfica de la Teoría de los «campos Espaciales» y de los «sistemas», en el contexto histórico del.pensamiento filosófico-científico que le viene antecediendo, lo que nos permitirá sentar las bases, aunque fuera por contradicción, de lo que venimos llamando «El Paradigma Espacial».

A partir de aquí, entraríamos en el núcleo de nuestra investigación desasollando la «estructura Filosófica» que le corresponde a la Geografía, como ciencia o teoría de «sistemas y flujos», en los campos metafísicos, lógicos, epistemológicos y éticos.

l Los Paradigmas científicos:

Una breve mirada a la historia del pensamiento científico mostraría la interesante relación que existe entre los paradigmas epistémicos por una parte y los ideales emocionales o las imágenes volitivas del mundo. Por ejemplo es fácil percibir la importancia que el ideal matemático tiene para la mente de corte liberal-radical, o por ejemplo el ideal o paradigma fisio-químico en el materialismo dialéctico.

Pues bien, lo que me parece de una radical importancia por las consecuencias que ha tenido y seguirá teniendo, es precisamente el acercamiento -como tendencia clave de todo nuestro siglo XX -a un paradigma científico que podríamos catalogar de existencial.

Con este pequeño artículo, nos gustaría esclarecer a que necesidad espiritual, a que conciencia del mundo corresponde este paradigma científico sin lugar a dudas definidor de la contemporaneidad europea. Paradigma científico dentro del cual la Geografía adviene como representante de «toda una manera: de entender la posición del hombre en el cosmos». Esta es pues la línea maestra que recorre este artículo.

Para comprender claramente lo que supone este constructo científico que hemos llamado «paradigma existencial», y sus relaciones con la «imagen emocional del mundo» que se encuentra en su base, diremos para empezar que el Movimiento" Científico Europeo desde fines del XIX, o por lo menos algunas secciones del mismo hizo un esfuerzo porque su pensamiento se lanzara más alla de «el mismo» , hacia el encuentro de la «pura realidad» que se deseaba conocer. Este movimiento se asentó en la separación Kantiana de las áreas científicas, del siguiente modo:

-Ciencias nomotéticas:

Ciencias teoréticas, donde el pensamiento aparece encerrado en sí mismo, preocupado de su propia evolución lógica, construyendo modelos «per se». A nosotros nos parece que estas ciencias están mas asentadas en la idea filosófica de un «en-si» un tanto estático.

-Ciencias ideográficas:

Son ciencias que se encuentran situadas metafísicamente en la idea de un «ser-relacional». Serían las ciencias de las «estructuras de la realidad» tal y como ella se anuncia estas serían para Hastshorne, en su libro: La naturaleza de la Geografía», las ciencias Histórico-geográficas:

«Tanto la geografía como la historia se esfuerzan por describir e interpretar secciones de la realidad tal y como existen...Son ciencias integradoras interesadas en el estudio del mundo» (2).

Es evidente, que estas ciencias que podríamos llamar «existenciales» han sido a lo largo de este siglo objeto de innumerables críticas (3) ; vamos a estudiar el significado de las mismas :

II El paradigma Historico-geográfico:

Adentrándonos específicamente en nuestro campo de estudio, descubrimos que este movimiento epistemológico de nuestra contemporaneidad potenciador de las ciencias «existenciales» que quizás podría ser bautizado con el ideal Husserliano de «ir a las cosas mismas» (principio absoluto de su filosofía que corrobora lo que venimos diciendo) se ha desenvuelto ideal y moralmente en una contraposición inherente: El Tiempo y el Espacio. Analicemos cada uno de estos supuestos :

II.I EI Tiempo. La temporalidad o Historización de la Realidad.

En efecto, hemos asistido desde finales del siglo XIX y de una manera efectiva en el mundo de entreguerras al florecimiento y encantamiento social por parte de la Filosofía social Historizante (o Historiológica en palabras Orteguianas) cuya estructura de «ser;> se encontraba representada en el ideal del «ser-hacia-si» como movimiento hacia la autoconciencia, movimiento de intimización) ocultación e Historización de toda realidad (4).

Pues bien, toda esta tradición pensamos que se rompe definitivamente en Mayo del 68, movimiento que supone un punto de inflexión hacia una nueva tendencia, hacia un nuevo paradigma de la realidad en el que la Geografía, ciencia secularmente marginada, va a ser plenamente asumida, testimonio de

«El tiempo es el mismo sino y su dirección» (Spengler. D.O. T .1 pág.168) la cual son tres de los grandes autores contemporáneos: Cioran, Foucault y Henri-Ievy.

Es a partir de este evento cultural, espiritual y social, que se percibe con agravante necesidad la realidad de una nueva «Filosofía existencial» auténticamente «fenomenológica», frente a la historización que el existencialismo-historiológico había producido, anclando en su ser-para-si (con toda la tragedia y derramamiento de sangre que supuso para Europa) (5).

Una tal «Filosofía existencial Fenomenológica», se encontraría anclada y revelada en el concepto de «ser» como «ser-hacia-otro», creador de la «comunidad» y privilegiador frente al «Tiempo» que nos direccionaliza y nos separa, el Espacio como auténtico «lugar de encuentros» (es interesante a este respecto consultar la «tesis doctoral» de Jose Félix Tobar: «Heidegger pensador de la Técnica» , en el apartado de «Arte y Espacio» donde se muestra el concepto de Espacio de Chillida como «lugar de encuentros»).

Esta habría de ser la estrategia de una juventud, instintivamente geográfica, viajera y nómada, que no tenía ningún deseo de ser «consecuencia de los tiempos» «ni asumidores de lo mismo como lo fueron sus padres, que no tenía ningún deseo de reivindicar más «tradiciones seculares», ni más «destinos inmenetes» (6). Pues bien, su último reducto, sería rescatar al «Fenómeno» de su alienación «historicista» y tomarlo por lo que es: puro Fenómeno, puro «ser-a-otro» , constituyente de «espacios» , los cuales habrían de' ser mostrados por el pensamiento Geográfico (7).

Ahora bien, para que podamos entender la magnitud del problema que nuestro artículo se plantea, es necesario descubrir la estructura interna de nuestro enemigo, es decir la estructura interna del Historicismo o antigeográfismo, de este «existencialismo de la Temporalidad», que se ha ido elaborando en el pensamiento filosófico occidental y que aún sigue sustentando muchas de las actitudes contemporáneas.

1I.la) EL SER DE LA TEMPORALIDAD EN LA ONTOLOGIA HISTORICISTA

Nos enfrentamos a todo un conjunto de autores de elevado prestigio, que a lo largo de la historia del pensamiento contemporáneo europeo., han intervenido, a nuestro modo de entender, en la formación de una «estructura» de pensamiento que dará su fruto --o por lo menos un fruto- definitivo en el «historicismo vitalista» .Este conjunto de .autores debería comenzar por Leibniz, seguir con Kant, detenerse en Schopenhauer y Nietzsche, para arribar a Husserl como marco de referencia indispensable para comprender el ambiente del «historicismo vitalista» del siglo xx. Todo ello .sin caer en anacronismos que consideren a estos autores como «historicistas» o algo parecido, y sin caer

en la tentación de vincularlos de una manera directa con las interpretaciones de que fueron objeto sus conceptos, por parte del Historicismo de corte vitalista. Comenzamos por Leibniz:

La aportación básica Leibniana al desarrollo del concepto del SER como pura «temporalidad» son:

a) El principio de interioridad absoluta de la monada.

b) EI concepto de «fuerza» como energía voluntativa.

Mas adelante, nos encontramos con el Kantismo, el cual es muy interesante para percibir el desarrollo del «Totalismo de la Temporalidad» en el pensamiento Europeo Occidental, porque Kant asume el principio de interioridad de Leibniz, pero llevándolo a sus últimas consecuencias metafísicas, de tal manera que el «SER» ya no es propiamente el «en-si», sino la «relación» a un sujeto teorizante, y por otra parte esta revelación del «ser» está subordinada al condicionamiento «apriórico».

A partir de aquí Schopenhauer tiene una aportación fundamental al desarrollo del «totalismo de la Temporalidad», porque con este autor nos encontramos con que se «existencializa» el problema del «ser», y así tenemos que por una parte se admite la revelación de «ser» subordinada al condicionamiento apriórico, pero ahora con Schopenhauer este condicionamiento apriórico se entiende en el sentido del segundo principio leibniano, es decir como «energía voluntativa», con lo que el problema del condicionamiento arpiórico se entiende en clave mas existencial que teorética.

Con esta estructura todo queda preparado para que Nietzche opere-una transformación curiosa y francamente trágica, por la que el «ser» entendido como «interioridad», como «ser-para-si» aparece con un cierto carácter de agresividad. En efecto, la «voluntad» recibe el derecho de «autonomía» y se transforma el estado de «dominio de la voluntad» de Schopenhauer en «voluntad de dominio».

Finalmente todo este proceso recibe su último remache en el, pensamiento de Edmund Husserl, pues la Fenomenología Husserliana» es un marco de referencia indispensable, para comprender el ambiente intelectual, que hará posible más adelante la asunción del paradigma del SER como «ser-para-sí». Este marco de referencia nos parece que se define porque Husserl «aliena el Fenómeno» al tratarlo como el «para-sí», situando en este estado la posibilidad de la mismidad.

-Filosofía del Historicismo vitalista:

Todo este proceso de elaboración conceptual que hemos sintetizado muy brevemente, conformador de toda una tendencia en el pensamiento occidental, nos parece que toma cuerpo en el siglo XX, a través de una reinterpretación muy personal de esta tradición -que no nos detenemos en criticaren lo que podríamos llamar el «historicismo vitalista», que tuvo en Oswald Spengler uno de sus más destacados vulgarizadores. Este Historicismo vitalista representa el último paso hacia la elaboración definitiva de la Ontología historicista, que nos sumió en los avatares que nuestro siglo XX ha vivido y que nos ha. de. servir a nosotros como punto de partida para la presentación de una visión filosófica asentada en el paradigma Geográfico, pues precisamente el programa de este Historicismo vitalista se centraba básicamente en la «vivencia del ser-para-sí», entendido ahora como «historia», como sentido

interno que es «destino». De esta manera la «voluntad de dominio o poder» se transforma en «voluntad de muerte», al ser su sentido interno la «temporalidad» o su «ser-para-Ia-muerte» (8).

II-II / EI Espacio. La Espacialidad o Geografización de la realidad

Si efectivamente, tal y como hemos pretendido entreabrir en lo que vamos diciendo, el paradigma de la «temporalidad» dinamizó lo mejor de la cultura Europea contemporánea y supuso un mundo de valores asentados en el concepto del «ser» como «ser-para-sí» y en la idea de Historicidad como proceso de «Autoconciencia» e «identidad propia», es evidente que frente a esta «Filosofía existencial-historiológica» es posible perfectamente crear otra totalización ontológica que supondría la «filosofía existencial Fenomenológica», que se asentaría en la idea del «Fenómeno» como un «ser-para-otro», privilegiador como ya hemos dicho del «espacio» como "Jugar de encuentros". Intentaremos en este artículo, ahondar en las consecuencias ontológicas de este planteamiento.

II-Ila) nivel Ontológico del SER FENOMENICO

Lo primero que es necesario afirmar es que sí el «ser-para-sÍ» como estructura del ser que podríamos llamar «historioménico» no era en definitiva más que un ser-relativo-a-la-muerte, tal y como se demostró no sólo a nivel filosófico sino en la praxis real de la sociedad Europea de este siglo, por Iógica reivindicar la estructura del «ser-a-otro» supondría reivindicar «un-ser-para-la-vida», que vendría a ser la esencía de lo «fenoménico» y de la Geografía como la ciencia que lo representa frente a la Historia (9). Las implicaciones que tendría este punto de vista, en el nível Ontológíco se desarrollaría en tres aspectos:

-Metafísico: Desarrollaríamos lo que supone definir el mundo como ACONTECIMIENTO, en el que eliminando el EN-SI, se nos aparece un «SER FLUIDO», un «ser» que se consume en la «prexicidad de la realidad», tal y como lo conceptúa el Geógrafo americano Brian J. L. Berry, en su artículo «El paradigma para la Geografía moderna» (Nuevas tendencias en Geografía), pag 23:

«Lo que proponemos es una VISION DEL MUNDO desde la ventajosa perspectiva de una Metageografía del proceso...(cuya) idea fundamental está en considerar que el Universo no debería contemplarse como algo constituido por objetos o cosas, sino como una JERARQUIA DE PROCESOS DE FLUJO.,.. en el que las cosas son RASGOS DEL FLUJO».

-Metalógica: Desarrollaríamos la estructura lógica que se encuentra detrás de esta perspectiva metafísica, enfrentándolo con la dialéctica marxista y la analítica positivista (Lógica Bivalente) y con la lógica Trivalente no Aristotélica del Historicismo vitalista (véase Jan Lukasiewicz en «Estudios de Lógica y Filosofía» ). A nuestro modo de ver, habría que definir tal estructura como la de un «Gradualismo Polivalente», apoyándonos básicamente, si bien es cierto con algunas reservas, en las opiniones de Lukasiewicz sobre la «significación filosófica de los sistemas polivalentes de lógica proposicional» en el libro antes mencionado:

«Desde el principio tuve claro que, de entre todos los sistemas polivalentes, sólo dos podían aspirar a tener alguna significación filosófica: Los Trivalentes y los infinitamente Polivalentes».

¿Cuál es la diferencia? Para Lukasiewiecz se trata de que en el primero no existe «Variaciones de grado en lo posible», mientras en el segundo sí. Al final concluye:

«Por desgracia este sistema (de la Polivalencia lógica) no ha sido todavía suficientemente investigado». (pag 72, «estudios de lógica...»)

-Meta-axiología: Si la lógica de la realidad que la Geografía palpa se encuentra constituido por un «sistema de Relaciones» gradual y polivalente ¿de qué manera pensar y actuar el Hombre para entenderse en tal realidad ? .Esta pregunta nos invita a reflexionar sobre una nueva epistemología y una nueva moral, sobre un nuevo concepto de «verdad.» y de «bondad».

Así pues, es necesario desarrollar y asumir un esquema epistemológico que permita fundamentar la «geografía» como ciencia con un método propio, sustrayéndola del colonialismo ideológico al que hoy se ve impuesta. Esta epistemología habría de. dar cuenta de la «geografía» como ciencia o teoría de las «inter-estructuras» o «Espacios».

A mi modo de ver, esta epistemología ha de ser mucho más «imaginativa», al estar menos obsesionada por el descubrimiento del «Objeto» como realidad encerrada «en-si-misma» y mas preocupada por la «percepción» de la realidad como un movimiento continuo de interrelación, con unión y autorregulación entre sistemas abiertos.

Para G. Van der Leeuw (en su famosa «fenomenología de la Religión») esta perspectiva que apuntamos es la propia de la «Fenomenología» como tarea intelectual, remitiendo de nuevo al modelo del «paisajista», del «geógrafo» como arquetipo del fenomenólogo, cuando afirma que la aclaración fenomenológica:

«no debe hacerse de manera que los conjuntos causales determinen la aclaración, por ejemplo A procede de B, pero C tiene una génesis propia que le conecta con D, sino simple y sencillamente del modo de las conexiones comprensibles «como el Paisajista que reúne sus partes o las aleja unas de otras». (fen. Religión, pag 642)

No nos es posible en la brevedad de un artículo desbrozar el significado último de los conceptos de «imagen», «percepción», «comprensión en los que vemos circunscrita la posibilidad epistemológica de la «geografía» como ciencia propia, pero me gustaría insistir, en línea con Bachelard y su «topo-análisis», en la constante fundamental de este criterio epistemológico, pues también para este autor, especialista indiscutible en la "fenomenología de la percepción del espacio vivido», en:

«En la inversa de la causalidad, en la REPERCUSION, en la REsoNANCIA... creemos encontrar las verdaderas medidas del ser de una imagen». (10) (Poética del Espacio, pag.8)

Por otra parte, desearíamos mostrar un esquema moral y ético, que permitiría fundamentar lo que podríamos llamar una «actitud Geográfica» ante la existencia, en oposición a una actitud Historicista ante la misma. A mi modo de ver este «Geografismo ético» debería de encontrar su principal fuente de eticidad en la estructura filosófica de la «Función de Habitar», bastante poco estudiada hasta la hora presente. Me parece que si desentrañaríamos la estructura filosófica de la "función de habitar» , descubriríamos una pléyade de directrices éticas asentadas en la idea de que:

-En la "función de habitar» no se hace operativo ningún "destino» y la historia no tiene ningún derecho.

-El hombre definido ahora por la "función de habitar», asume una ética sin necesidad de "justificarla» en su «historicidad» , sino una ética que nace de la comunión espacial que es el "habitar».

Así pues, me parece que en la "función de habitar» que es definida por la «eticidad geográfica», nos encontramos con la posibilidad de una ruptura con respecto a la imagen del hombre contemporáneo, pues como dirá G. Van der Leeuw:

"La Fenomenología se aparta del pensamiento moderno que querría enseñarnos a considerar al mundo como materia informe que tenemos que conformar primero para mostrarnos como los amos del mundo. Solo quiere una cosa: DAR TESTIMONIO de aquello que se le muestra». (pág 649, de Fen. Relig).

Esta nueva imagen del «Hombre en el mundo», del hombre como ser "testigo», es ciertamente más humilde, menos pretenciosa que las antropologías que han dinamizado nuestro fllundo contemporáneo, pero también es cierto que me parece una imagen mas sincera e incluso generosa para el propio hombre y el resto de la vida en el planeta.

¿No estaremos ahora en la encrucijada para recuperar experiencias históricas, modelos éticos que occidente ha marginado a pesar de haberlos tenido a la mano? .No en vano autores como Henri Levy encuentran la idea del «Testigo» como imagen del «ser del hombre» para el hebreo (11); no por casualidad filósofos como Waskow insisten en la necesidad para el hombre occidental, de recuperar tradiciones bíblicas como el «jubileo», donde se aprende a desgarrar el «derecho histórico» y la «ética de la consecuencia» y del destino «para crecer en un» espacio comunitario que enseña a respetar «los ciclos de la vida, las plantas, los animales, los seres humanos», el paisaje todo. (12).

BIBLIOGRAFIA BASICA

-Bachelard, Gaston: «La Poética del Espacio», Ed Fondo de cultura económica, 2ed., 1975.

-Cioran: «Desgarradura», Ed. Montesinos, 1983.

-Durand, Gilbert: «Las estructuras antropológicas de lo imaginario», Ed. Taurus, 1982.

-Foucault: «Microfísica del poder», Ed.la Piqueta, 1979.

-Gomez Mendoza y otros: «El pensamiento Geográfico»; Ed. Alianza, 1982. -Harvey, David: «Teorías, leyes y modelos en Geografía» Ed.Alianza, 1983.

-Henri-Ievy: «El Testamento de Dios., Ed. Cid, 1979.

-Lacoste, Y ves: «La Geografía, un arma para la guerra», Ed. Anagrama, 1977. -Lacoste, Y ves: .«Geografías, ideologías, estrategias espaciales». Ed. Dedalo, 1977.

-Van de Leeuw: «Fenomenología de la Religión». Ed. Fondo de cultura econÓmica.

 

NOTAS

(1). Lacoste: «Geografías. ideologías. estrategias especiales» : «La crisis de la geografía. ..parece cuestionar decisiva y frontalmente la validez y el sentido de esta antigua disciplina» (pág. 5).

(2). Hartshorne, en su «The natura of geography», pág. 134 afirma apoyándose en Kant que: «podemos clasificar nuestros conocimientos empíricos en dos formas; o bien según los conceptos o bien con respecto al tiempo y al espacio en los que los hallamos. ..La geografía y la historia llenan por completo la esfera de nuestras percepciones: la Geografía la del espacio y la historia la del tiempo.

(3). Todas estas críticas e interrogantes sobre su naturaleza han continuado hasta hoy. Para Blaut (citado por Harvey en su libro: «Teoría, leyes y modelos en geografía») la diferencia estriba en que la «Geografía estudia Sistemas en vez de objetos concretos», definición con la que estamos de acuerdo y además nos parece muy interesante desde un punto de vista metafísico puesto que todo sistema llama a un «mundo de interrelaciones» y por tanto a un concepto del «ser» menos asentado en la idea del «EN -SI», como de un «Ser Relacional».

(4). Así para Ortega: «El hombre no tiene naturaleza, tiene Historia». También para Oswald Sp~ngler en su «Decadencia de Occidente", t. I, pág. 168: «Nosotros somos el Tiempo». Ahora bien, la historia se definirá como «el movimiento del ser que se toma para-sí-mismo» en cuyo proceso aparece el «sino», el destino, la dirección propia:

(5). Efectivamente, Cioran se situará frente a la "historia", pues ésta es una «Odisea inútil" y dirá más adelante, en la pág. 52 de su «desgarradura" :

«Decididamente. nuestra salvación no está en la historia. que es la apoteosis de las apariencias, en modo alguno nuestra dimensión fundamental".

(6). Dirá Cioran en el libro antedicho, pág. 54: «Lo que nos pierde, lo que nos ha perdido es la SED de DESTINOS".

(7). Este «espacio» comO «ser-a-otro" es definido por Durand en la pág. 388 de su «Estructuras antropológicas de lo imaginario" como un COEXISTENCIALISMO, de indudables resonancias comunitarias.

(8) Como dirá acertadamente Durand en su libro: «estructuras antropológicas de lo imaginario., pág.380: «El tiempo, y su actualización concreta, la muerte... no es sino la nada. Vivir el tiempo no es sino morir en él..

(9). Para Foucault también, la «geografía debe de estar en el centro de lo que yo hago. (Microfísica del poder, pág. 124). Esta confesión de tener en el centro de su pensamiento a la geografía, no es por casualidad, habría de ser inherente a un filósofo que parte de una idea de la historia como .discontinuidad., es decir profundamente antihistoricista.

(10). Efectivamente, para Bachelard es necesario «dejar que las cosas nos hablen", aptitud fundamental para unas ciencias que como diría el geógrafo Vidal de la Blachehan de «comprender la correspondencia y correlación de los Hechos".

(11). Testamento de Dios, pág. 289.

«Testimoniado testimoniante... en esto consiste la modernidad del mensaje hebráico. En esto consiste el ser hombre para el ser hebreo". Este es el hombre, que según Henri-levy (pág. 292) «es capaz de hacer que el Tiempo se pierda, abolido para siempre en los espacios de sentido. .." ; éste es el hombre que representa «una máquina de guerra contra la Historia".

(12). Nos referimos aquí a un precioso artículo de Arthur Waskow, publicado en la revista .concilium», n.o 145, de Mayo de 1979, titulado: «hacia una teología judía de la clase media», donde interpreta las exigencias éticas que plantearía la recuperación de la institución Jubilística judía, tales como:

-desgarradura de la Temporalidad: cada 7 y 50 años se suprimen los derechos históricos, y se produce una vuelta a empezar .

-Desmitificación de la praxis como trabajo. Se aprende que la acción más grande de todas es la .inactividad». (pág. 281).