Lurralde :inv. espac. N. 29 (2006) p. ***-*** ISSN 1697-3070

 

Análisis y Debates sobre Territorios en la

Sociedad del Conocimiento y de las Redes

Recibido:

Aceptado:

FCO.JAVIER GÓMEZ PIÑEIRO

Cátedra de Análisis Geográfico Regional

Universidad de Deusto (campus de Donostia-San Sebastián)

Camino de Mundaiz,50

Apartado 1359

20080-Donostia-San Sebastián

Resumen: Se hace un repaso a las principales temáticas de análisis sobre Territorios en el desarrollo de redes cada vez más complejas.

Palabras Clave: Análisis, Redes, Territorios.

Abstract:This work makes a review to the most important subjet matters for the analysis on the development of new and complex neworks about the Territories.

Key words:Networks, Analysis, Territories.

Laburpena: Sareen garapena eta haien bilakaera lurraldean sakonki aztertzen da.

Hitz gakoak:Azterketa, Sareak, Lurraldea.

Introducción

Todas las sociedades desarrolladas y sus respectivos agentes e Instituciones, buscan construir espacios bien configurados, estructurados y dinámicos que sean capaces de ofrecer servicios de calidad a todos y cada uno de sus habitantes, teniendo en cuenta los diferentes asentamientos en los que se realizan las actividades cotidianas y las actuaciones institucionales.

Es necesario reflexionar sobre nuevas dinámicas y formas de ordenación y organización de los territorios, para mejorar la eficacia de la gestión, aumentar la transparencia en la toma de decisiones, asegurar la participación ciudadana y preparar, al territorio y a sus habitantes, para los retos del futuro.

Desde las Instituciones se debe apostar por la cooperación con las diferentes unidades espaciales (municipios, comarcas, etc. ) existentes en el Territorio, concertando las actividades que se realicen, a fin de construir redes de servicios de calidad, teniendo en cuenta aspectos económicos, de eficacia, cohesión social, desarrollo y sostenibilidad. Actualmente hay que considerar que los fenómenos de la globalización, de las nuevas tecnologías y todo lo relacionado con la sociedad del conocimiento, comportan nuevos valores sociales y nuevas maneras de entender e interpretar los territorios.

Se debe partir de una idea básica: la globalización y la sociedad de redes, que se está desarrollando, lejos de debilitar al mundo local, lo que hacen es aumentar su importancia. El mundo local se hace más real, tangible, evidente y concreto, ante otro mundo, el global, que se intuye como lejano, inalcanzable y virtual. Así se generaliza una creciente exigencia social de mayor proximidad de la política, de la administración, de las actividades locales y de afirmar la propia identidad territorial.

La reflexión sobre la manera de ordenar nuestros territorios nos lleva a la posibilidad de reformar nuestro sistema de gobierno y las diferentes actuaciones, incrementando la transparencia, la pluralidad y la participación, teniendo en cuenta la red de relaciones sociales, del capital social, con la mirada puesta en objetivos de gestión, modernidad, eficacia y calidad, que nos permitan afrontar con garantías los retos de las sociedades contemporáneas, racionalizando los recursos humanos y materiales con los que contamos, en un mundo cada vez más competitivo y que presenta importantes problemas de desigualdades, desequilibrios e injusticias.

Tras estas breves indicaciones, analizamos diferentes cuestiones conceptuales y metodológicas sobre las que se está reflexionando en la actualidad, en los diferentes foros, por parte de los especialistas y de los responsables institucionales, al objeto de avanzar, en medio de cambios muy rápidos, en los objetivos de ordenación, bienestar, calidad, eficacia, desarrollo, sostenibilidad, gestión y cohesión socioterritorial de los diferentes Territorios, sus unidades espaciales, y las redes que se configuran a diferentes escalas espaciales.

1. La Sociedad del Conocimiento y de las Redes

Como es bien sabido en los últimos años del siglo XX se inició una importante revolución de las telecomunicaciones motivada por las fuerzas tecnológicas y del mercado. Se desarrolla así un importante sector de actividad en torno a las tecnologías de la información y de las comunicaciones. En la Cumbre de Lisboa, en el año 2000, la UE pone en marcha la iniciativa eEuropa con el objetivo de convertir a la UE en la sociedad del conocimiento más competitiva del mundo para el año 2010, sin olvidar la eficiencia de todos los sectores y servicios, al tiempo que se presta más atención a la Estrategia Territorial Europea(1999) y a los Programas e Iniciativas Regionales.

También debemos tener en cuenta lo analizado en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información en sus dos fases (Ginebra, 2003; Túnez, 2005):Rápida evolución de la Sociedad de la Información; cambios y transformaciones a nivel mundial y en las vidas de todos nosotros; generación de nuevos productos y servicios; difusión de los conocimientos; alteraciones en los comportamientos sociales; la brecha digital; etc. .

Es evidente que el paso de una sociedad industrial a una sociedad basada en la información y el conocimiento, es un cambio fundamental. Esta revolución de la información incide en la forma de vivir, pensar, aprender y trabajar de las personas, en el desarrollo de las regiones, lugares y territorios, en la manera de actuar de las Instituciones y gobiernos que ahora interactúan con la sociedad civil. Lógicamente habrá que reducir la brecha digital, de personas y territorios, el desnivel en los conocimientos, para garantizar el desarrollo, corregir los desequilibrios y reforzar la cohesión social y territorial. En todo este proceso será sumamente importante la red de relaciones que se genere y el aprovechamiento del capital intelectual y especialmente del llamado capital social, a nivel individual y comunitario.

El capital intelectual se define como el conjunto de aportaciones no materiales que en la Sociedad de la información se entienden como el principal activo de organizaciones, empresas, Instituciones y territorios. Supone información, experiencias, conocimientos, que se utilizan para crear valor y desarrollar el progreso y la competitividad con la máxima eficiencia, eficacia y efectividad. Normalmente el Capital Intelectual se divide en Capital Humano, Estructural, Social y el referido a la Innovación y el Aprendizaje.

El capital humano se basa en las capacidades, conocimientos, actitudes y valores de las personas. El capital estructural u organizativo abarca los conocimientos sistematizados con los que cuenta una determinada organización, empresa, Institución, sociedad, etc. . El capital social o relacional se refiere a la generación de procesos de interacción social o institucionalización, que activan respuestas en orden al desarrollo de un entorno, destacando en su formación, desarrollo y consolidación, la red de relaciones, tanto a nivel individual como comunitario. El capital de innovación y de aprendizaje incluye los activos de conocimiento capaces de contribuir a su incremento, en un proceso de mejora continua, para el desarrollo correspondiente de los procesos de eficiencia, eficacia y efectividad. Respecto a estos tres últimos términos diremos que en la actualidad prima la eficacia, relación entre los objetivos que queremos alcanzar y los que realmente se alcanzan, eso sí, siendo lo más eficientes posibles, es decir habiendo utilizado correctamente los recursos necesarios para alcanzar nuestros objetivos y con una aceptable efectividad, o sea, logrando nuestros objetivos con unos recursos que realmente nos permitan alcanzarlos. Estos conceptos podemos aplicarlos a las personas, empresas, organizaciones, Instituciones, gobiernos, regiones, lugares y territorios, teniendo en cuenta los entornos complejos con los que nos enfrentamos en la actual sociedad de la información y del conocimiento.

La libre circulación de información ha desencadenado un rápido crecimiento de los conocimientos y de sus aplicaciones, si bien no todas las personas, ni los lugares y los territorios, están participando de esta revolución con las correspondientes transformaciones en las estructuras y relaciones económicas, sociales, culturales y territoriales, sin poder integrarse en la nueva sociedad de la información basada en los conocimientos.

La configuración de Redes potentes y sólidas, sociales y económicas, es esencial para garantizar la corrección de estos desequilibrios, a nivel individual y colectivo, en las diferentes escalas locales, regionales y territoriales. Las TIC estimulan la creación de redes económicas y sociales en las distintas escalas espaciales . El potencial de estas redes reside en su capacidad para conectar diversos grupos al permitirles obtener e intercambiar información y conocimientos, que son indispensables para su desarrollo socioeconómico.

En los Territorios hay una serie de personas y grupos que se relacionan, interactúan, conviven, comparten, se responsabilizan aportando y contribuyendo, dando lugar a unas redes de relación. A este conjunto de relaciones nos podemos referir como la existencia de capital social. Los Territorios que cuenten con esta base sólida de relaciones, de capital social, de redes, serán los que mejor podrán afrontar los retos del presente y del futuro, en entornos complejos, cambiantes y continuamente transformados por el ritmo de evolución de la sociedad del conocimiento.

2. La necesidad de la metodología sistémica

La complejidad de los estudios territoriales, los cambios que se están produciendo en las sociedades, la manera de percibir el territorio en nuestro tiempo, la necesidad de conjugar el desarrollo territorial con planteamientos de sostenibilidad, las intervenciones de agentes sociales y económicos, las políticas diseñadas por las Instituciones, las demandas ciudadanas de participación e identificación territoriales, nos obligan a considerar a los planteamientos sistémicos como los mejores instrumentos para explicar su totalidad, a partir de las distintas percepciones y enfoques sectoriales, analizándolo, interpretándolo y llegando a comprensiones y explicaciones que permitan un uso racional y una correcta ordenación que ayude al desarrollo, la competitividad y a la corrección de los desequilibrios regionales, locales y territoriales.

La menciona complejidad territorial nos lleva a a la necesidad de interpretar las múltiples relaciones existentes entre todos y cada uno de los elementos, características de los elementos y factores que intervienen en la configuración de la realidad territorial, a diferentes escalas, con las correspondientes percepciones de la misma.

Una de las principales ventajas de la metodología sistémica es que pone de manifiesto con más claridad las relaciones y los flujos existentes en una realidad concreta, tanto en sus hechos como las diferentes percepciones de los mismos. Así tenemos en cuenta las relaciones y flujos entre los elementos, entre sus características, entre los elementos y sus correspondientes características y además los efectos de los factores.

También nos permite interaccionar lo que ocurre en un lugar y momento determinado, con otros lugares y momentos, comparando, conectando y viendo la evolución de las formas territoriales, de su percepción y de los distintos procesos que se estén produciendo.

Los Sistemas con los que se trabaja son partes arbitrariamente deslindadas del mundo real, pero su delimitación no se hace de forma caprichosa sino teniendo en cuenta la presencia de algunas conexiones funcionales comunes a partir de una serie de elementos, características de los elementos, relaciones, flujos y factores (internos y externos) de la unidad establecida.

Todos los elementos del sistema tienen unas características que se combinan de una manera determinada, lo que permite su identificación y diferenciarlas de otras combinaciones presentes en el sistema. La posición, en sentido absoluto y relativo, de los elementos en el sistema configura una trama. Las relaciones que se establecen en virtud de la trama, definen una estructura concreta. En dicha estructura cada elemento desempeña un papel, aporta y contribuye con un cometido a la funcionalidad general del sistema.

El conjunto de relaciones reflejadas en la estructura tienen su expresión física en las formas del sistema y éstas se ven afectadas por los diferentes procesos de evolución, cambios y transformaciones que actúan sobre el conjunto del sistema. Así podemos hablar de diferentes tipos de análisis: estructural, funcional, procesos y formas, que nos permiten interpretar y explicar el sistema y los posibles subsistemas que se integran en el mismo.

De manera resumida diremos que el análisis estructural estudia las relaciones que han configurado una trama concreta, teniendo en cuenta la posición de los elementos, de unos en relación con los otros y de los flujos o movimientos existentes. El análisis funcional permite conocer la contribución de los elementos a la funcionalidad del sistema y comprender la posición que ocupan en el mismo. El análisis del proceso trata de explicar los mecanismos que rigen la evolución del sistema. El análisis de las formas nos ayuda a interpretar su significado, su importancia, y a la comprensión de cómo se reflejan las relaciones estructurales, como se sustenta la funcionalidad y el efecto de los procesos a lo largo del tiempo.

También podemos diferenciar los elementos principales de los secundarios en un proceso determinado, así como las correspondientes relaciones (interrelaciones, interdependencias, interconexiones, interacciones), las modificaciones que se producen, tanto en los elementos como en sus características y en las propiedades o atributos, la presencia de factores, así como el grado de correlación y variación existentes en el sistema y en sus subsistemas.

Con estos planteamientos podemos ofrecer visiones integradas de los Territorios, del uso de los mismos, de sus procesos de desarrollo, de su posición competitiva y de su correspondiente ordenación, teniendo en cuenta las percepciones, los recursos, las fortalezas, las debilidades, las posibles amenazas y las oportunidades con las que cuenta.

3. El Territorio como Sistema

Con el término Territorio nos referimos a un sistema ubicado en una porción del Espacio geográfico, con unos límites, con el que se identifica, lo considera propio, lo usa, lo ordena y lo transforma, un grupo social, una sociedad determinada con sus correspondientes organizaciones, siendo percibido a través de sus paisajes.

El Sistema Territorial es el conjunto de todos los elementos, con sus características, teniendo en cuenta las relaciones, los factores y procesos, naturales y artificiales, existentes en un Territorio concreto. Los Sistemas Territoriales, referidos a unidades y escalas espaciales diversas, se subdividen en subsistemas, al tiempo que los sistemas pueden integrarse en conjuntos superiores dando lugar a supersistemas de gran complejidad con numerosos ejes, corredores y redes.

En los subsistemas territoriales podemos diferenciar los siguientes: medio físico, demográfico, asentamientos (dispersos y concentrados), productivo, conexiones y el jurídico-institucional. También podemos considerar otros subsistemas menores en los anteriores y además referirnos, según diferentes niveles de estructuración y funcionalidad, a otras unidades regionales, comarcales, municipales, de paisajes, lugares, sitios y parajes.

Al comienzo de este apartado, nos hemos referido a la percepción del Territorio, ahora indicamos las diferentes actitudes que se manifiestan en la misma: como espacio productivo; como suelo para llevar a cabo diferentes usos; como escenario recorrido por una serie de flujos o movimientos de personas, bienes y servicios; como un objeto del que se es propietario; como objeto de diseño, de intervención y de transformaciones; como objeto de protección y conservación de sus características y de sus valores naturales. Todas estas actitudes están presentes en las percepciones del Territorio, siendo incompletas y contribuyendo a complicar la correcta ordenación del mismo ya que sólo lo consideran de manera parcial o sectorial. La consideración global, total, sistémica, nos evita muchos de los problemas generados por las percepciones sectoriales, muchas veces interesadas, contribuyendo a planteamientos inter y multidisciplinares.

La metodología sistémica aplicada a un Territorio determinado nos permite tener una visión global o total del mismo, conocer las interrelaciones existentes entre los elementos, características, etc. , considerando el estado del mismo en un momento determinado, sus formas y el proceso que ha llevado al mismo a la situación actual, con las correspondientes variables y factores, internos y externos, que intervienen en cada circunstancia. También se aplica esta metodología en el análisis del entorno del Sistema Territorial que, lógicamente, afecta al mismo a veces de manera muy importante y significativa.

El conocimiento de la estructura del sistema territorial nos permite estudiar los tipos de Asentamientos existentes, su localización absoluta y relativa, sus interrelaciones, sus dependencias, su jerarquización, al tiempo que determinamos las potencialidades y deficiencias del territorio en su conjunto y de cada una de sus partes, sectores o áreas, pudiendo así avanzar en la formulación de propuestas de actuación, de mejora, de desarrollo y de adecuación, a las necesidades del presente y del futuro, cada vez más complejo y competitivo.

El análisis territorial nos facilita información, nos ayuda en la interpretación y nos permite llegar al diagnóstico territorial. Por otra parte este análisis y el diagnóstico se orientan a la comprensión del modelo territorial, es decir, a la expresión simplificada del sistema constituido por las características naturales, los procesos económicos, sociales, culturales, políticos y ambientales, con los respectivos usos y sus correspondientes repercusiones económicas y sociales. El diagnóstico territorial nos lleva a la interpretación de dicho modelo territorial, teniendo en cuenta su pasado, su presente y la previsible evolución, así como de los valores predominantes en la sociedad, los problemas, las debilidades, las amenazas, las fortalezas y las oportunidades actuales y potenciales.

Se debe tener en cuenta que tras el análisis de la estructura territorial, hay que determinar las interrelaciones entre recursos y actividades, definiendo el papel que juegan los agentes sociales básicos en el Territorio. Cada Territorio tiene una aptitud, o varias, para determinados usos, debiendo estudiarse los impactos de cada uso o actividad. La capacidad del Territorio para unas actividades concretas, será el resultado de relacionar la aptitud con el impacto de las mismas. El modelo territorial nos indica el camino elegido por una sociedad para el uso y desarrollo de su territorio, nos expresa físicamente el sistema de relaciones técnicas y sociales imperantes, es la expresión espacial del modelo de sociedad.

La Planificación Territorial supone la definición de los objetivos a conseguir y las propuestas para alcanzarlos, teniendo en cuenta la problemática existente. Toda planificación conlleva la modificación de la realidad y de su evolución, según las decisiones tomadas. La Gestión Territorial es la aplicación en la realidad de las citadas propuestas, estableciendo los correspondientes mecanismos de seguimiento, evaluación y control.

Todas estas fases se enmarcan en el conjunto de la Ordenación del Territorio, de manera no secuencial sino iterativa, es decir, que siempre podemos retroceder, según las necesidades, para luego volver a avanzar en nuestro trabajo. En estos procesos de ordenación se tendrán en cuenta las correspondientes escalas de aglomeración, de urbanización, las percepciones sociales, la incidencia de las nuevas tecnologías y la actual formación de complejas redes con todo tipo de relaciones.

 

4. Las nuevas realidades territoriales

Todos los cambios y transformaciones, a los que nos hemos referido, el impacto de las nuevas tecnologías y los actuales sistemas de comunicación, información y transmisión de los conocimientos, han dado lugar a rupturas en las barreras físicas y en los límites espaciales, de manera que las relaciones de posición, de localización absoluta y relativa, ya no dependen tanto de la distancia física sino del tiempo real de comunicación.

El desarrollo de la globalización, la internacionalización de las empresas y de las economías, la mundialización de los mercados, la rapidez en la transmisión de la información y de los conocimientos, la movilidad de las personas, del capital, de los bienes y servicios, han hecho que vivamos en un mundo dominado por una serie de flujos que han desplazado a los característicos lugares que nos servían de referente. La globalización conlleva continuas deslocalizaciones y relocalizaciones de las actividades económicas, creándose un nuevo orden y sistema mundial. Los escenarios económicos, sociales, culturales y políticos se transforman, rápida y radicalmente.

Los Estados, las regiones, las ciudades y las diferentes unidades territoriales, se ven afectados por estos cambios, quedando integrados, o fuera, del sistema de flujos dominante y en las consiguientes redes que se configuran. Los lugares sensibles o importantes son los que concentran la mayor cantidad de flujos y destacan por su pertenencia a redes de información y conocimientos avanzados.

Paradójicamente, frente a este importante movimiento, encabezado por las grandes metrópolis, ha surgido, sin duda como reacción lógica, un movimiento que reivindica el papel de los Territorios, o si se prefiere de la Territorialidad, de la identidad específica de los lugares y territorios, del sentimiento de pertenencia a lugares y sitios concretos, de lo local, como compensación frente a la inmensidad y al alejamiento de lo global, a la homogeneización cultural y social y la sensación de no pertenecer a ningún lugar. La célebre frase de piensa globalmente y actúa localmente, se complementa con la de piensa localmente para luego actuar globalmente.

Con esta forma de actuar los Territorios recuperan su protagonismo, más allá de ser simples escenarios, para pasar a ser marcos de procesos que hay que analizar, interpretar y explicar, en esa búsqueda de la cohesión socioterritorial, del bienestar social, de la calidad de vida, del desarrollo sostenible, del equilibrio entre sus diferentes unidades espaciales, de la competitividad frente a otros espacios, de la integración en redes, dando lugar a nuevas formas de desarrollo y organización que garanticen la diversidad territorial en entornos complejos y cambiantes.

Frente a la red global y los espacios marginales que conlleva, se impone desarrollar formas territoriales intermedias, basadas en identidades territoriales y locales, convertidas en nudos o nodos de información, conocimientos y competitividad, que encuentran un marco ideal en los espacios regionales, en las ciudades medias y pequeñas. Afortunadamente se están creando espacios dinámicos que tratan de complementar lo global y lo local, manteniendo su identidad, su especificidad, lo propio y lo particular, la diversidad, con un mayor equilibrio ecológico y también entre lo urbano y lo rural, si bien teniendo que hacer frente a muchos y complejos problemas, siendo necesaria la cooperación entre todos los agentes territoriales.

Entre estos problemas está el hecho de seguir confundiendo el crecimiento con el desarrollo, buscando los beneficios económicos, a corto plazo, que lógicamente no llegan ni a todas las personas ni a todos los territorios. La propia UE reconoce que uno de sus mayores problemas es la falta de cohesión socioterritorial y los desequilibrios territoriales existentes. Si sólo se busca el crecimiento y los rendimientos económicos, lo esperado es la aparición de sectores sociales y territorios que se queden excluidos de los mismos. Será necesario, como plantea la Estrategia Territorial Europea, establecer los mecanismos correctores para los desequilibrios territoriales existentes, potenciando identidades, recursos, innovación, etc. , que aseguren una convergencia entre regiones y territorios, aprovechando las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías, antes que el proceso de exclusión sea irreversible.

Otra cuestión problemática es la referida a la postura que, hasta ahora, ha defendido que lla urbanización, diríamos mejor la concentración urbana, supone desarrollo y eficiencia, siendo lo rural reperesentativo de atraso y marginación. Frente a esta postura, ante la gravedad de los problemas que sedan en las grandes metropólis y otras concentraciones urbanas, se abre, poco a poco, paso la idea de que la urbanización no tiene por que ser concentrada, sino que debe ser difusa con diferentes grados, según las especificidades territoriales y el grado de desarrollo de cada sociedad, teniendo en cuenta los avances de las nuevas tecnologías y de la sociedad del conocimiento. Cada ciudad, región, territorio y lugar, deben situarse en su contexto, en sus sistemas territoriales, para diseñar las estrategias necesarias que garanticen un desarrollo sostenible con una gestión adecuada que, desde lo local, permita hacer frente a los problemas de la globalización, a los desequilibrios territoriales, al tiempo que se potencian las redes territoriales de pertenencia, fomentando la integración y la cooperación entre todos los elementos del sistema territorial.

El desarrollo territorial actual se plantea, desde el punto de vista de la planificación, como algo que debe ser integrado, con la mayor coordinación entre todos los agentes, con participación ciudadana e identificación socioterritorial, con una presencia importante de lo que hemos denominado capital social en las distintas organizaciones e Instituciones, con la formación y consolidación de redes de cooperación territorial, manteniendo la necesaria diversidad espacial(espacios naturales, urbanos y rurales)con un proceso de urbanización difusa y con un modelo de ciudad en red.

5. Temáticas de análisis y debates

Al comienzo de este apartado, teniendo en cuenta lo indicado en la introducción, podemos formularnos tres preguntas: ¿Cuáles son las dinámicas territoriales que se están produciendo en la sociedad del conocimiento y de las redes? ¿Cúales son los nuevos roles de las ciudades, regionesy lugares? ¿Debemos desarrollar nuevas formas de gestión y ordenación de los territorios, regiones y ciudades?.

En relación a estos interrogantes hay que señalar que, como ya hemos indicado en la introducción, a medida que avanza la globalización en un mundo cada vez más interconectado, con la mundialización de las relaciones y de los intercambios económicos, con una tendencia a la homogeneización, resurgen y se van configurando, como una reacción lógica, las identidades territoriales y locales que buscan su propia manera de ser en lo más global. Hay que pensar que los vínculos identitarios locales son siempre un activo social y no un lastre pasivo. Es cierto que hay que pensar globalmente y actuar localmente, pero también se puede afirmar que hay que pensar localmente y actuar globalmente, como ya señalamos anteriormente.

Las tres preguntas anteriores nos llevan a reflexionar, de manera teórica y con formulaciones prácticas, acerca del territorio, de los gobiernos locales y de los entornos, agentes y redes, que nos interese de manera más destacada para nuestras actuaciones.

Las comunidades locales que se configuran en los territorios, se desarrollan en una serie de redes sociales y económicas. Habrá que entender y comprender las nuevas dinámicas de desarrollo, teniendo en cuenta la importancia que, para las mismas tienen, los tejidos sociales y las redes de interacción, es decir de su capital social, de los vínculos y lazos de reciprocidad, de confianza, de implicación, respecto a todos los problemas que genera la convivencia y la búsqueda de soluciones para afrontar el futuro.

Hoy también se piensa que la calidad de un territorio, su cohesión social y su convivencia cívica, no dependen tanto de contar con gobiernos fuertes sino de que todos sus agentes, instituciones y ciudadanos, se sientan responsables del futuro de ese territorio, cada uno ciertamente con su responsabilidad y trabajo, constituyendo una red activa, estructurada, funcional y dinámica, en sus estados y procesos.

Será necesario conseguir una densidad urbana y territorial que facilite las relaciones, los servicios y los intercambios, sin grandes costes de movilidad ni de recursos, evitando impactos irreversibles sobre los recursos naturales, favoreciendo la cohesión social y evitando la segmentación socioterritorial, al tiempo que se contribuye a la sostenibilidad social y ambiental.

El proceso de globalización está incrementando la competencia entre empresas, ciudades, regiones, países y territorios. Esta competencia depende del entorno social, productivo e institucional en el que se produce y que, al mismo tiempo, lo condiciona.

El territorio es el principal receptor de los efectos de la globalización y el principal emisor de respuestas a los retos que la misma plantea. Podemos señalar diversas interrelaciones entre territorio-economía; territorio-prácticas sociales-políticas; y entre territorio-competencia-cohesión social-instituciones.

Como consecuencia se habla de un nuevo sistema de ciudades, regiones y territorios a escala global, con múltiples jerarquías, estructuras complejas y dinámicas de ritmo diferente, que reclaman nuevas estrategias de desarrollo.

Entre los factores que destacamos de esas necesarias estrategias están las siguientes: Capacidad de gestionar la red de agentes locales; capacidad de mejorar la competitividad, a través del aprendizaje y la innovación permanentes; fortalecimiento de la cohesión social y territorial, evitando la exclusión y segregación social del espacio; aprovechamiento de los recursos inmateriales, como el capital social, los recursos culturales y ambientales endógenos y la utilización de diversos instrumentos de imagen y promoción, como el marketing territorial y las habilidades de relación y presión que sea posible llevar a cabo por los diferentes agentes sociales.

El desarrollo de los territorios que aspiran a ser competitivos tiene como elementos clave los siguientes: interconexión, interactividad, conocimiento, innovación, acciones colectivas, escala geográfica reducida, escala virtual amplia, participación y confianza en el presente yen el futuro del territorio y un elevado capital social. El tema del conocimiento se debe articular no sólo con los sistemas productivos, con la competitividad y con el posicionamiento del propio territorio, sino también con el social.

Cada día más los marcos territoriales jerárquicos, con todo preestablecido, se sustituyen por redes complejas y multidireccionales, en las que cada territorio debe encontrar su lugar y establecer sus relaciones(interrelaciones, interdependencias, interconexiones, interacciones), teniendo encuentra el desarrollo socioeconómico local, las redes urbanas(con sus flujos, nudos y áreas de influencia), la ordenación del territorio, la gestión del gobierno, a partir de las capacidades y del potencial con el que se cuenta, buscando alcanzar un determinado rol en la red, en la sociedad del conocimiento y de la información y en los ejes de desarrollo, siempre atentos a los desafíos y oportunidades.

Por lo tanto la red se nos presenta como un nuevo concepto analítico y como nueva imagen del territorio, que podemos definir por la intensidad de los flujos, las relaciones y los intercambios de todo tipo, con unas actividades económicas que necesitan de alianzas y colaboraciones entre los diferentes estadios de la producción, entre las empresas y entre éstas y su entorno, siendo la competitividad cada vez más el resultado de las relaciones e influyendo menos las formas tradicionales de productividad, teniendo que hablar también en ésta temática de red de empresas, al igual que se hace con las ciudades, comarcas, regiones y territorios. En cuanto a la imagen de los territorios se incluye el análisis de los procesos de contraurbanización, desurbanización y periurbanización, que contribuyen a la nueva imagen del territorio-red.

En las redes territoriales hay que analizar los flujos, los nodos, las jerarquías, las áreas de influencia y dependencia y los procesos de difusión. Las redes se integran en ejes y corredores. Cada ciudad y territorio analizará su papel en las mismas, a partir de sus relaciones, conexiones, capacidades, potencialidades y capital social, siendo muy importante el papel que juegan los ejes internos de comunicación, con las correspondientes infraestructuras y los de conexión con otros territorios, teniendo en cuenta los criterios de sostenibilidad, establecidos por los organismos internacionales para un correcto desarrollo de ciudades y territorios.

Además de las reflexiones anteriores, parece oportuno añadir temáticas más concretas sobre las que se trabaja actualmente en relación a los territorios, ciudades, desarrollo sostenible y transporte: Cohesión territorial(equilibrio urbano-rural; equilibrio entre comarcas);Cohesión en el medio urbano y su integración en redes; Redes de transporte territoriales que se integren en las transeuropeas, reforzando la intermodalidad; Integración de los principios del desarrrollo sostenible en la aplicación de políticas ambientales, tecnológicas, económicas, sociales, etc; Planes para la conservación de los valores culturales y ambientales que se integran en el contexto del desarrollo sostenible; Paisajes naturales y urbanos; Políticas regionales orientadas a los mercados y basadas en la eficiencia económica, garantizando la corrección de los desequilibrios y la cohesión socioterritorial; Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible(aguas, residuos urbanos e industriales, con políticas de reducción, reutilización y reciclado, para los residuos y de tratamiento y uso racional para el tema del agua, junto con el cumplimiento del protocolo de Kyoto);Desarrollo del capital social; Calidad de vida y bienestar social; Marketing territorial y habilidades de relación.

El territorio guipuzcoano, en el que se escribe este artículo, puede ser considerado como una región urbana, con una red que sigue diferentes ejes: litoral, interior transversal y los valles fluviales. Cuenta con una red compleja, dinámica, con numerosos flujos, nodos, jerarquías, áreas funcionales, con un elevado capital social, que hay que reforzar y consolidar aún más, y con u ngrado medio de capacidad y potencialidad en lo referente a los recursos y oportunidades, con una excelente posición estratégica, lo que nos permite tener las bases para ser competitivos y emergentes de cara al futuro en el conjunto de las regiones europeas, teniendo en cuenta la aplicación de todas las reflexiones anteriores.

En cuanto a lo que hemos preguntado, en la tercera interrogante, acerca de la nueva forma de gestionar y ordenar las ciudades, regiones y territorios, en el contexto de las nuevas realidades territoriales que se están configurando, se debe actuar teniendo en cuenta que lo importante son las políticas que se pretenden impulsar y los objetivos que se trata de conseguir, compartiendo funciones y responsabilidades entre las Instituciones y los agentes territoriales, dando lugar a un gobierno multinivel con concurrencia de las competencias, siempre sumando y sin que se origine una disfunción y una competitividad entre niveles mal entendida.

Los gobiernos deben gestionar la red, de forma que puedan gobernarla a través de la influencia y no de la imposición, teniendo en cuenta las correspondientes competencias y la colaboración, provocando dinámicas de cooperación, con la autonomía necesaria, que garanticen la competitividad necesaria de cara al exterior. El gobierno de realidades complejas debe tener en cuenta las interacciones entre niveles, las interdependencias entre los agentes territoriales, dar mucha importancia al contenido de las políticas, reflexionar sobre las alternativas y estrategias de actuación, sumar esfuerzos y colaboraciones de todos los implicados.

Todos los análisis deben partir de las transformaciones de las nuevas realidades territoriales en el contexto de la sociedad del conocimiento y de las redes, con su dinamismo y competitividad, con nuevas maneras de llevar a cabo la gestión territorial y con la interpretación del territorio como red de redes.

De las afirmaciones anteriores podemos ir señalando algunas conclusiones importantes: a) Los hechos regional y local están unidos al resurgir de las identidades territoriales, en el contexto de la globalización y en el desarrollo de la sociedad del conocimiento, por el deseo de los ciudadanos de identificarse con sus lugares ;b)Las nociones de espacio y tiempo, han visto que se modifica su significado y alcance; c)Los Territorios han ganado en homogeneidad debido a la desconcentración de las actividades y a la difusión de su población; d)Se han consolidado los procesos de recomposición social y económica, con nuevos agentes, públicos y privados, nuevos valores y conductas(materialistas y postmaterialistas), diversas culturas y una mayor complejidad en todos los órdenes de la vida;e)El Territorio es entendido como un complejo y dinámico sistema en el que se desarrollan diversas relaciones sociales, políticas, económicas, culturales y ambientales que pueden dar lugar a cohesiones, pero también a desequilibrios, formándose una nueva cultura territorial como factor de competitividad y desarrollo; f)Ha surgido una nueva manera de entender el desarrollo con modelos que se orientan hacia el desarrollo sostenible, a la cohesión socioterritorial y a la gestión ambiental; y g)Surgen nuevas modos en el desarrollo y la puesta en práctica de las políticas públicas, en la relacióncon los ciudadanos y su grado de implicación y participación, en la actividad de los agentes sociales, en la relación entre diferentes niveles institucionales, en la democratización de los gobiernos y en el desarrollo de nuevas fórmulas de cooperación entre Territorios, con planificaciones estratégicas integrales.

En suma, nos encontramos ante una serie de análisis y debates acerca de las nuevas realidades territoriales, en las que lo local y lo regional adquieren nuevas dimensiones en busca de una mejor ordenación y gestión, en el marco de la sostenibilidad, reforzando la competitividad y la propia identidad mediante la innovación, la participación ciudadana y la de todos los agentes implicados, la coordinación institucional, la potenciación de la red de relaciones del capital social, el aprovechamiento de los recursos territoriales y su integración en redes cada vez más complejas.

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