Lurralde :inv. espac. N. 29 (2006) p. ***-*** ISSN 1697-3070

 

LA CONTRAURBANIZACION EN

LA COMUNIDAD AUTONOMA DEL PAIS VASCO

Recibido:

Aceptado:

Roberto TORRES ELIZBURU

Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología.

Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

C. Tomás y Valiente s/n. 01006 Vitoria-Gasteiz.

fgbtoelr@vc.ehu.es

 

Laburpena:Kontraurbanizazioa Euskal Autonomia Erkidegoan. Artikulo honen bidez Euskal Autonomia Erkidegoan kontraurbanizazio prozesua eman dela agerian utzi nahi dugu 1991-2001 tarte interzentzalean. Hau da, hiri inguruetatik landa esparruetara migrazio mugimendu demografiko esanguratsuak gauzatu direla. Adierazle demografiko, erresidentzial eta sozio-ekonomikoen bidez fenomenoaren izaera eta hedadura espaziala agerian utziko dugu.

Hitz gakoak: Kontraurbanizazioa, barne migrazioak, hiri-landa migrazioak, landa espazioen hiritartzea, Euskal Autonomia Erkidegoa.

Resumen: El artículo pretende poner en evidencia la existencia de un proceso de contraurbanización en la Comunidad Autónoma del País Vasco en el periodo intercensal 1991-2001; es decir, la presencia de movimientos migratorios con origen en las zonas urbanas y destino a los espacios rurales. Mediante diferentes indicadores demográficos, residenciales y socio-económicos se caracterizará el fenómeno y sus principales áreas de incidencia.

Palabras clave: Contraurbanización, migraciones internas, migraciones ciudad-campo, urbanización del medio rural, Comunidad Autónoma del País Vasco.

Title: .

Abstract: Counterurbanization in the Basque Country. The article tries to put in evidence the existence of a process of counterurbanization in the Basque Country during the intercensal period 1991-2001; that is to say, the existence of migratory movements from urban spaces to rural areas. By means of differents demographic, residential and socio-economic indicators we will characterize the phenomenon and its main areas of incidence in the Basque Country.

Key words: Counterurbanization, internal migrations, urban to rural migrations, urbanization of rural areas, Basque Country.

 

1. Introducción.

El término contraurbanización nace en el mundo anglosajón a finales de los años 70 del pasado siglo para definir los movimientos migratorios opuestos a los predominantes durante la era industrial. Durante las etapas de desarrollo industrial las zonas rurales se iban vaciando a causa del éxodo rural; la población rural abandonaba el medio rural dadas las escasas expectativas laborales que le ofrecía, para buscar nuevas oportunidades en las áreas urbanas. Por esta causa, durante varias décadas las áreas urbanas y suburbanas conocieron un importantes crecimiento demográfico, en ocasiones espectacular, mientras los espacios rurales se vaciaban y se desestructuraban demográficamente.

Sin embargo, algunos científicos sociales empezaron a observar un tímido cambio en las pautas migratorias a finales de los 70. Pese a que el éxodo rural y el consiguiente crecimiento urbano continuaban, si bien de forma más atenuada, empezaron a percibir un movimiento demográfico simultáneo de carácter opuesto con origen en las zonas urbanas y destino en las áreas rurales. Pese a que su intensidad inicial fuese escasa, se observó que ciertas clases sociales estaban protagonizando un proceso opuesto al conocido hasta entonces: el abandono de la ciudad para reubicar su residencia en zonas rurales bien localizadas.

Este proceso demográfico fue denominado contraurbanización, y aunque en un principio fue advertido únicamente en los países más avanzados, con el tiempo se ha hecho evidente en gran parte de los países occidentales. Coincidiendo con la decadencia de la economía con base industrial y la expansión de una economía basada en los servios, también llamada postindustrial, el nuevo fenómeno migratorio ha ido cobrando fuerza y su evidencia territorial es cada vez más notable: no hace falta más que observar la proliferación de viviendas unifamiliares que van colonizando los pequeños núcleos rurales que circundan los grandes centros urbanos.

En este contexto, la Comunidad Autónoma del País Vasco (en adelante CAPV), una región con unos índices de urbanización elevados y con una densidad demográfica importante, no ha quedado al margen de estos procesos demográficos ciudad-campo. Se trata además de una región que conoció una intensa industrialización a lo largo del siglo XX, la cual atrajo ingentes masas de inmigrantes provenientes de todo el Estado. Sin embargo, tras la crisis industrial y las consiguientes reconversiones industriales de las décadas pasadas, en la actualidad su economía se encuentra inmersa en una nueva etapa que podríamos denominar postindustrial o neoindustrial. En este contexto, el proceso contraurbanizador se ha hecho patente, puesto que la reubicación de residencias urbanas en entornos rurales está afectando a su escaso y reducido territorio. La contraurbanización se está materializando en la CAPV al igual que en casi todas las economías occidentales, en un mundo caracterizado por los procesos globalizadores.

Para realizar la caracterización y cuantificación del proceso de contraurbanización en la CAPV, se ha recurrido al análisis minucioso de los dos últimos Censos de Población y Viviendas elaborados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en los años 1991 y 2001. También se han analizado los datos demográficos recogidos por el Instituto Vasco de Estadística (EUSTAT). Se han estudiado los aspectos relativos a las migraciones internas (aquellas producidas en el ámbito exclusivo de la CAPV), los datos sobre viviendas y los referentes a otras circunstancias socio-económicas de los individuos que protagonizan este trasvase poblacional desde las áreas urbanas a los espacios rurales. Mediante estos indicadores se han tratado de sacar a la luz aquellos aspectos que caracterizan la contraurbanización en la CAPV: la ubicación de los ámbitos afectados por el proceso y la intensidad con la que se materializa en cada uno de ellos, así como otras características: el tipo de vivienda bajo el que se materializa, la estructura de los hogares protagonistas, el perfil socio-económico de las familias, etc.

Conocer la forma en que afecta este proceso a las diferentes partes del territorio vasco es un aspecto fundamental, ya que está teniendo repercusiones territoriales y socio-demográficas importantes. Por un lado, está ocupando importantes recursos de suelo rural que pasan a gestionarse bajo pautas urbanas, aspecto de gran trascendencia en un territorio de escasas dimensiones donde estos espacios rurales están sufriendo una presión urbanística que relega los usos agrarios tradicionales. Por otro lado, la recomposición socio-demográfica de estos entornos rurales que están conociendo el asentamiento de nueva población urbana, puede agravar los conflictos de uso y gestión de estos espacios, dadas las diferentes expectativas que sobre ellos vierten la población tradicional por un lado, y los neorrurales por el otro.

2. Marco teórico-conceptual.

Antes de comenzar con el estudio particular de los diferentes aspectos que caracterizan la contraurbanización en la CAPV, es necesario definir el proceso y hacer un breve repaso del contexto en el que han surgido y se han desarrollado los estudios relacionados con la contraurbanización.

Para encontrar las primeras alusiones a la contraurbanización (Counterurbanization) hay que remontarse hasta 1976, cuando Berry acuñó el término para definir al nuevo comportamiento demográfico que observó en la sociedad norteamericana. Este movimiento demográfico se oponía al sentido tradicional de los movimientos migratorios del momento, es decir, los originados en el medio rural con destino a los centros urbanos. Berry lo caracterizó como antítesis de la urbanización, como un proceso de desconcentración poblacional desde las grandes regiones metropolitanas hacia los núcleos de menor tamaño, bajas densidades y carácter menos urbano (Berry 1976). En los años sucesivos, otros investigadores empezaron a interesarse por el nuevo proceso descrito por Berry, cuyo surgimiento lo vincularon a la nueva sociedad post-industrial que estaba empezando a fraguarse tras las anteriores fases de concentración económica y demográfica propias de la etapa industrial. La nueva era estaba caracterizada por una serie de factores, tales como la flexibilidad locacional para actividades y empresas o el desarrollo de las comunicaciones, que impulsaron la dispersión de las características urbanas por todo el territorio.

Las primeras definiciones de la contraurbanización fueron tachadas de inconsistentes y pronto aparecieron nuevos términos paralelos dirigidos a describir y caracterizar todos esos nuevos procesos: clean-break, population turnaround, etc. La indefinición del término contraurbanización alcanzaba tal punto de inconsistencia que se debatía su carácter de movimiento, proceso o modelo (Champion 1988). Diversos autores como Champion, Fielding, Kontuly, Perry, etc, intentaron precisar el concepto añadiéndole criterios socio-demográficos y funcionales. Se debía entender por contraurbanización algo más que una mera recolocación residencial, para lo cual se le añadieron otros condicionantes: debía relacionarse con motivaciones ambientalistas o con la asunción de nuevas formas de vida desvinculadas de la urbana anterior, también era preciso que no se tratase de una reproducción del fenómeno urbano en el medio rural, etc.

Sin embargo, pese a estos intentos por normalizar las acepciones y el alcance del término, no se ha logrado una definición consensuada de este proceso y de las diferentes manifestaciones que adquiere. Esta situación ha dado lugar a la aparición de multitud de términos interrelacionados y solapados para definir este fenómeno de salida de población desde las áreas urbanas hacia las rurales: rururbanización, periurbanización, exurbanización, desurbanización, etc. (Barrère 1988). Este abanico de vocablos surgido para llamar a procesos socio-territoriales de raíz común incrementan la propia imprecisión conceptual de la contraurbanización, resultando un término inconsistente, caótico, connotativo y demasiado amplio para describir la profundidad de significados del fenómeno (Mitchell 2003).

En la actualidad, pese a la cantidad de aportaciones surgidas en torno al fenómeno en casi todos los países occidentales, la contraurbanización sigue caracterizada por su amplitud de significados, es decir, por su imprecisión terminológica. Cada autor tiende a definir el fenómeno de acuerdo a la realidad que observa en el contexto socio-territorial en el que realiza el estudio. Sin embargo, también hay otros aspectos en la que la gran mayoría de los autores se ponen de acuerdo, tales como las hondas raíces sociales que se le atribuyen, puesto que la forma de materialización última está condicionada al resultado de la interacción de complejos factores imperantes en cada realidad socio-territorial. Debido a estos condicionantes, el fenómeno ha tenido diferente intensidad y ha adquirido diversas formas en cada uno de los contextos donde se ha materializado.

Dejando de lado estas particularidades locales con las que se manifiesta el proceso, también hay una serie de aspectos comunes que es preciso destacar y que tienen una importancia de primer orden en su aparición y desarrollo. Como proceso con hondas raíces sociales que es, la contraurbanización se ha manifestado en los diferentes entornos coincidiendo con el paso de una sociedad urbano-industrial a la denominada sociedad de los servicios o post-industrial; es decir, al pasar de una etapa caracterizada por la alta concentración de centros de decisión, producción y consumo a otra de paulatina desconcentración y descentralización como consecuencia de la aparición de deseconomías de aglomeración, el desarrollo de transportes y telecomunicaciones, la globalización de los procesos, etc. Con ello ha ido desapareciendo la rigidez locacional de actividades y residencias, lo cual ha posibilitado la salida de actividades y funciones urbanas de las ciudades donde se habían concentrado durante la etapa industrial, hacia las zonas rurales inmediatas y bien comunicadas con las primeras.

Ante esta nueva realidad, la población ha protagonizado un proceso paralelo, pasando de aquella etapa industrial caracterizada por el fuerte éxodo rural y la consiguiente concentración metropolitana, hacia el estadio actual en el cual las grandes ciudades pierden atractivo y son muchos los que deciden reubicar su residencia en entornos extraurbanos. Sin olvidar no obstante, que los actuales movimientos ciudad-campo aún perviven con los de sentido opuesto que se daban en la etapa industrial, aunque ahora tengan un carácter más atenuado.

Otro aspecto fundamental para entender la rápida expansión de la contraurbanización se asienta en el cambio de los valores y de la percepción de lo rural acontecido en las sociedades urbanas durante las últimas décadas, lo cual se ha materializado en las nuevas funcionalidades que ha ido adquiriendo el medio rural en la actual etapa post-productiva. La exclusividad del productivismo agrario ha pasado a un segundo plano y el mundo rural es demandado y utilizado cada vez en mayor medida como un espacio de consumo y recreación de las sociedades urbanas. Es lo que se ha venido llamando la multifuncionalidad de los espacios rurales, donde cohabitan con mayor o menor fortuna la agricultura, diversas formas de desarrollo, actividades de ocio, la conservación ambiental y también el desarrollo urbanístico de primeras y segundas residencias. Bajo el nuevo fenómeno que algunos también han denominado “renacimiento rural” —pese a que paradójicamente supone la propia muerte de lo rural en su concepción tradicional—, lo rural se convierte en un entorno valorado, demandado y disputado por las sociedades urbanas.

Y es que la población urbana, pese a haber conocido varias décadas de intensa industrialización, ha seguido manteniendo vivo en el inconsciente colectivo la memoria de lo rural; no hay que olvidar que gran parte de la población tiene sus raíces en él. Esto ha desencadenado una recreación y una evocación de aquella realidad, la cual ha jugado un papel importante en el actual retorno a lo rural, protagonizado por muchos urbanitas desencantados que atraídos por la imagen mítica del campo (rural idyll) dejan la ciudad huyendo de los peligros y vicios urbano (Ferrás Sexto 1995). De hecho, estos movimientos migratorios ya no responden a causas económicas clásicas, sino que estarían motivaciones por las expectativas que genera residir en hábitats social y ambientalmente valorados.

En este contexto, el medio rural se encuentra afectado y condicionado por importantes procesos socio-territoriales de origen urbano, con lo que va quedando bajo la influencia de agentes y procesos ajenos a él. Esto ocasiona una tremenda complejidad en este medio rural post-productivista, donde interactúan agentes y redes muy diversos y cambiantes. La contraurbanización viene a ser otro más de estos procesos de carácter urbano que afectan a un medio rural cada vez más complejo y dinámico.

No obstante, estas complejas redes urbanas que se extienden por el medio rural no se materializan sobre todos los espacios rurales por igual, ya que tienden a localizarse en aquellas zonas bien comunicadas y conectadas con las áreas urbanas, mientras que aún perduran otros espacios rurales marginados donde se mantienen dinámicas más propias del pasado, tales como el éxodo rural. Son estos espacios bien comunicados con las ciudades los más susceptibles de sufrir procesos de colonización del campo por parte de urbanitas, lo que les convierte en espacios disputados donde la presión urbanística condiciona todas las actividades tradicionales: el crecimiento demográfico se intensifica, la composición social pierde homogeneidad y el mercado de la tierra pasa a manos ajenas al mundo rural (Hervieu 1995). Además, los intereses y expectativas de las nuevas clases, más orientados hacia posturas preservacionistas, chocan con los intereses agrarios desarrollistas de la población autóctona, lo que da lugar a un conflicto de intereses que se traduce en una oposición real o encubierta entre ambos grupos.

El perfil de estos urbanitas protagonistas del proceso de contraurbanización ha sido objeto de profundos estudios, fundamentalmente por los investigadores ingleses. Éstos han caracterizado varios tipos de protagonistas: jubilados que buscan áreas de retiro atractivas, emigrantes retornados, grupos sociales alternativos, profesionales de alta cualificación… Entre estos, ha sido el último grupo, el denominado middle class o service class el que mayor atención ha suscitado; lo constituyen aquellos profesionales liberales y directivos con flexibilidad laboral, elevado nivel cultural y de ingresos que se trasladan junto con su familia buscando entornos privilegiados para la reproducción de su vida familiar y social. Sin embargo en muchas ocasiones sus modos de vida siguen pendulando en torno a los centros urbanos donde siguen manteniendo gran parte de sus actividades cotidianas, pasando a convertirse en commuters. En la campiña inglesa se ha estudiado en profundidad las consecuencias de la gentrificación que se produce con la llegada de estas clases medias, que con el tiempo van involucrándose en la política y el planeamiento local para defender sus intereses conservacionistas frente a los desarrollistas. El resultado suele ser que la población autóctona va perdiendo paulatinamente la capacidad de control sobre el territorio que secularmente ha gestionado.

Por lo tanto, la construcción de nuevas residencias en los pueblos no parece traducirse en una ampliación de la vida social local, sino más bien una fragmentación de formas anteriores de sociabilidad hacia formas y ritmos de vida urbanos (Hervieu 1995). También cabe hablar de una ruralidad segmentada (Oliva 1999) dividida en un abanico de escenarios diferentes que coexisten sobre un mismo espacio, como consecuencia de la variedad de procesos demográficos, sociales y económicos imperantes. No faltan tampoco las críticas, que desde la perspectiva territorial, denuncian que el medio rural post-productivista se está materializando bajo formas urbanas, como un campo destinado a convertirse en jardín.

3. El comportamiento demográfico de la CAPV en las últimas décadas.

Una vez repasado el contexto teórico-conceptual, se trabajarán diversos datos demográficos de la CAPV con objeto de desentrañar las características del proceso de contraurbanización que ha afectado a varias de sus comarcas durante el último periodo intercensal (1991-2001). Para ello, de forma previa es necesario repasar el comportamiento demográfico general que ha predominado en la CAPV. Tal y como refleja la Tabla 1, se ha producido una pérdida poblacional durante las dos últimas décadas, durante las cuales la población ha descendido en casi un 3%. Sin embargo, por Territorios Históricos, se observa una diferencia evidente entre el comportamiento de las provincias atlánticas, que han registrado importantes pérdidas de población (fundamentalmente Bizkaia) y Álava, donde se ha producido un notable incremento.

Tabla 1. Evolución de la población 1981-2001

  1981   1986   1991   1996   2001
CAPV 2141809 100 2136100 99,7 2104041 98,2 2098055 98,0 2082587 97,2
Alava 257850 100 267728 103,8 272447 105,7 281821 109,3 286387 111,1
Bizkaia 1189278 100 1179150 99,1 1155106 97,1 1140026 95,9 1122637 94,4
Gipuzkoa 694681 100 689222 99,2 676488 97,4 676208 97,3 673563 97,0

Fuente: EUSTAT. Elaboración propia.

Si se desglosa la evolución de la población en los dos componentes, el natural o vegetativo y el migratorio, se aprecia que en el conjunto de la CAPV se ha producido un cambio de tendencia durante los años del último periodo intercensal: hasta el año 1999 el saldo de población anual era de signo negativo, circunstancia que cambia a partir de dicho año como consecuencia del componente migratorio, que compensa con creces el balance negativo del saldo vegetativo. Este componente vegetativo, pese a mantener el signo negativo durante toda la década, tiende a atenuarse en los últimos años. De igual forma, es muy significativo el contrastado comportamiento demográfico entre las dos provincias atlánticas y Álava, que registra incrementos poblacionales durante todos los años del periodo.

Tabla 2. Saldo anual de población y sus componentes 1991-2001

  1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

Tasa

anual

CAPV
saldo veg. --538 -307 -998 -1473 -2182 -2044 -1210 -2038 -1609 -926 -440 -0,6
saldo migr. -2611 -4662 -4542 -5370 -4814 -3057 -1738 -2213 -1188 2560 7079 -0,9
saldo total -3149 -4969 -5540 -6843 -6996 -5101 -2948 -4251 -2797 1634 6639 -1,5
Alava
saldo veg. 357 392 339 91 34 161 189 145 52 296 217 0,7
saldo migr. 764 512 746 442 830 1808 933 305 422 1502 2312 3,4
saldo total 1121 904 1085 533 864 1969 1122 450 474 1798 2529 4,2
Bizkaia
saldo veg. -763 -686 -1220 -1310 -1984 -1864 -1431 -1855 -1511 -1396 -968 -1,2
saldo migr. -2691 -3804 -3333 -4123 -4160 -3127 -2325 -2259 -1707 823 3185 -1,9
saldo total -3454 -4490 -4553 -5433 -6144 -4991 -3756 -4114 -3218 -573 2217 -3,1
Gipuzkoa
saldo veg. -132 -13 -117 -254 -232 -341 32 -328 -147 174 311 -0,1
saldo migr. -638 -1356 -1935 -1676 -1500 -1736 -344 -268 91 224 1575 -1,0
saldo total -770 -1369 -2052 -1930 -1732 -2077 -312 -596 -56 398 1886 -1,2

Fuente: EUSTAT. Elaboración propia.

Sin embargo, este comportamiento demográfico general se puede caracterizar en función del tamaño de los núcleos de población a los que afecta. En este sentido, a la luz de la Tabla 3, son evidentes las dinámicas demográficas contrastadas que han conocido los municipios menores de 10.000 habitantes por un lado y los mayores de 10.000 habitantes por el otro.

Tabla 3: Tasa media anual de crecimiento poblacional y

sus componentes por tamaño de municipios 1991-2001

  Crecimiento vegetativo Saldo migratorio Tasa de crecimiento anual
<2.500 habitantes -3,1 6,5 3,5
2.500-10.000 -0,1 1,1 0,9
10.000-20.000 0,4 -2,3 -2,0
20.000-40.000 0,2 -2,7 -2,6
40.000-100.000 -0,5 -3,9 -4,4
>100.000 -1,1 0,0 -1,1

Fuente: EUSTAT. Elaboración propia.

En la tabla queda patente que son los municipios menores de 10.000 habitantes los únicos que han conocido una tasa de crecimiento poblacional positiva durante el periodo estudiado; este crecimiento es especialmente significativo en los municipios menores de 2.500 habitantes, donde la tasa de crecimiento anual ha sido del orden del 3,5‰. En estos municipios que a grandes rasgos se pueden caracterizar como rurales, el crecimiento ha sido consecuencia de la importante cuantía de la tasa migratoria, ya que el crecimiento vegetativo es de signo marcadamente negativo, dada la estructura demográfica desestructurada y envejecida que los caracteriza. En el caso opuesto aparecen los grandes municipios urbano-industriales de entre 40.000-100.000 habitantes, que han sufrido anualmente importantes pérdidas poblacionales del orden del -4,4‰, cuyo causante principal es el saldo migratorio.

Si se analiza este mismo aspecto en las comarcas de la CAPV, también aparecen diferencias muy notables entre ellas: mientras comarcas como Estribaciones del Gorbea, Valles Alaveses y Plentzia-Mungia han conocido tasas medias anuales de incremento poblacional del orden del 22,1‰, 19,4‰ y 19,0‰ respectivamente, otras como Bajo Deba, Markina Ondarroa o Goierri han perdido población durante el periodo, con tasas anuales del orden de -9,4‰, -5,9‰ y -4,9‰ respectivamente. En el caso de las comarcas que conocen importantes incrementos poblacionales, la causa en todas ellas hay que buscarla en el componente migratorio, ya que el vegetativo tiende a ser prácticamente nulo o negativo.

En este apartado ha quedado en evidencia que durante el último periodo intercensal se han producido comportamientos demográficos claramente contrastados en los diferentes partes del territorio vasco, pese a que el conjunto de la CAPV tiende a arrojar pérdidas de población. Los pequeños municipios rurales han conocido incrementos poblacionales espectaculares como consecuencia del saldo migratorio positivo, mientras que los mayores centros urbanos-industriales pierden población, lo cual, a grandes rasgos, se puede asimilar a una dinámica demográfica propia de la contraurbanización. Además las comarcas colindantes con las capitales de provincia son las que han conocido los incrementos de población más elevados, en contraste con otras comarcas de carácter más periférico que pierden población.

El componente migratorio es el que contribuye en mayor medida al crecimiento demográfico y el que muestra mayor dinamismo y diferencias interterritoriales a nivel de la CAPV. Por ello, el siguiente apartado se centra en exclusiva en este componente, más en concreto en las migraciones internas; se evita así la influencia de los movimientos migratorios exógenos a la CAPV, dado que el proceso de contraurbanización que es objeto de este artículo está caracterizado básicamente por estas migraciones de carácter interno.

4. Las migraciones internas en la CAPV.

El apartado actual se ceñirá a las migraciones internas, es decir las que se generan exclusivamente dentro de los límites de la CAPV, las cuales a su vez se componen de las migraciones internas de origen (las que tienen como origen un municipio de la CAPV con destino a otro municipio de la propia Comunidad) y las migraciones internas de destino (las que tienen como destino un municipio de la CAPV, provenientes de otro municipio de la propia Comunidad). De este modo, el saldo migratorio interno de la CAPV en un periodo dado resulta cero.

Mediante el empleo de las migraciones internas se anula el componente migratorio externo (migraciones nacionales e internacionales) y de esta forma se restringe el análisis a aquellos movimiento migratorios de corto recorrido, que son los que caracterizan a los movimientos ciudad-campo propios de la contraurbanización.

El Mapa 1 representa el saldo migratorio interno anual de los municipios de la CAPV en el periodo 1991-2001. Se observa que los saldos migratorios internos de mayor entidad, superiores al 10‰ anual, se localizan en todos los municipios de la corona de Vitoria-Gasteiz y en el eje de la carretera N-1 que conecta esta capital con Miranda de Ebro. También en la margen derecha de Bizkaia, básicamente en la comarca de Plentzia-Mungia y en algunos municipios de Gernika-Bermeo. Los municipios con un saldo migratorio interno negativo tienden a localizarse en una mancha bastante compacta que abarca casi todo el centro de Gipuzkoa y el sector occidental de Bizkaia y puede vincularse fundamentalmente tanto a los municipios rurales más periféricos (comarcas de Goierri, Tolosaldea, Markina-Ondarroa) como a los municipios de vieja industrialización (Alto Deba, Duranguesado).

El mapa refleja el saldo migratorio interno anual, o lo que es lo mismo, el saldo resultante entre los que llegan y los que se van. Pero lo que realmente interesa desentrañar cara a estudiar el proceso de contraurbanización es el contingente de nueva población que llega a un determinado municipio; es decir, las migraciones internas de destino. De esta forma se anula la población que sale de un municipio y solo se contabiliza la que se reubica y así, se podrán delimitar aquellos municipios que están conociendo la llegada de importantes contingentes de nueva población proveniente de otros municipios de la CAPV; es decir, los que se muestran más atractivos para esa relocalización residencial que caracteriza a la contraurbanización.

Al clasificar de nuevo los municipios de la CAPV en varios grupos en función de su tamaño poblacional, se observa un dato muy relevante (Tabla 4): los municipios de menor tamaño poblacional registran una tasa anual de migraciones internas de destino verdaderamente espectacular, del orden de 25,8‰, lo que deja en evidencia el gran atractivo que ejercen estos pequeños municipios rurales para el asentamiento de población proveniente de otros puntos de la CAPV. No obstante, es preciso recalcar que también son los municipios que mayor tasa de migraciones internas de origen registran, es decir, sufren una importante salida de población hacia otros puntos de la CAPV, lo que puede asimilarse a un éxodo rural atenuado causado por la población rural que sigue emigrando a los municipios mayores en busca de mejores oportunidades. Estos pequeños municipios han sido durante la década 1991-2001 los más dinámicos desde un punto de vista demográfico. En los municipios mayores de 10.000 habitantes el saldo migratorio interno es negativo, de lo cual se deduce que este contingente de población que abandona las localidades de carácter urbano es el que alimenta los saldos positivos de las localidades menores, es decir las de carácter más rural.

Tabla 4. Tasa anual de migraciones internas por tamaño de municipios 1991-2001

 

Migraciones internas de destino

Migraciones internas de origen

Saldo Migratorio interno

<2.500 habitantes 25,8 20,0 5,8
2.500-10.000 18,9 16,8 2,1
10.000-20.000 14,4 15,3 -1,0
20.000-40.000 15,4 16,1 -0,7
40.000-100.000 12,2 13,6 -1,4
>100.000 8,7 9,0 -0,4

Fuente: EUSTAT. Elaboración propia.

Este mismo análisis de las migraciones internas realizado en las diferentes comarcas de la CAPV, muestra particularidades evidentes (Tabla 5). Por un lado, se encuentran comarcas con una tasa anual de migraciones internas de destino realmente importantes como Plentzia-Mungia (41,5‰), Estribaciones del Gorbea (41,4‰) y Valles Alaveses (36,9‰). Por el contrario, existen otras comarcas con una dinámica migratoria más débil, incluso regresiva, donde las salidas de población superan a las entradas (Bajo Deba, Markina-Ondarroa, Cantábrica Alavesa, Alto Deba…)

Sin embargo, en las tres comarcas que mayores tasas de migraciones internas de destino registran, las migraciones internas de origen también son elevadas (a pesar de que el saldo final resulte positivo e importante). En estas comarcas ocurre el mismo fenómeno observado en los municipios menores de 2.500 habitantes; son las comarcas demográficamente más activas donde conviven altas tasas de población que sale a otros puntos de la CAPV, junto con altas tasas de población que llega a ellas provenientes de otros municipios. Por lo tanto, puede decirse que el proceso de contraurbanización convive con otro simultáneo que podríamos equiparar al éxodo rural, un residuo de aquél que protagonizó la etapa industrial. Sin embargo, lo verdaderamente importante es que durante la década estudiada el asentamiento de nueva población en los entornos rurales como consecuencia del proceso de contraurbanización ha sido superior al de las salidas, lo que marca un punto de inflexión respecto a la dinámica demográfica imperante durante las pasadas décadas de intenso desarrollo urbano e industrial, que supuso una sangría demográfica constante en las áreas rurales.

Tabla 5. Tasa anual de Migraciones internas por comarcas 1991-2001

  Tasa anual Mig. Int. destino Tasa anual Mig. Int. origen Saldo anual de las Migr. internas
CAPV 13,3 13,3 0,0
Álava 9,5 1,6 7,9
Cantábrica Alavesa 11,1 13,0 -1,9
Estribaciones del Gorbea 41,5 20,4 21,1
Llanada Alavesa 7,4 6,2 1,2
Montaña Alavesa 26,0 22,7 3,3
Rioja Alavesa 14,5 9,2 5,4
Valles Alaveses 36,9 21,6 15,3
Bizkaia 14,0 14,2 -0,2
Arratia-Nervión 19,3 16,3 2,9
Duranguesado 15,3 14,1 1,2
Encartaciones 16,9 14,1 2,8
Gernika-Bermeo 13,7 13,0 0,7
GranBilbao 12,5 13,8 -1,3
Markina-Ondarroa 10,6 13,8 -3,2
Plentzia-Mungia 41,4 24,7 16,6
Gipuzkoa 13,7 14,0 -0,3
Alto Deba 8,7 11,5 -2,9
Bajo Bidasoa 14,6 10,4 4,1
Bajo Deba 9,5 14,4 -4,8
Donostialdea 14,4 14,2 0,3
Goierri 14,1 17,5 -3,4
Tolosaldea 19,2 19,6 -0,5
UrolaCosta 14,1 11,9 2,2

Fuente: EUSTAT. Elaboración propia.

El Mapa 2 representa la magnitud de estas migraciones internas de destino en cada uno de los municipios de la CAPV durante la década intercensal. Destacan claramente las zonas que han conocido la llegada de población proveniente de otros municipios, es decir, las áreas donde ha incidido con mayor intensidad el fenómeno de la contraurbanización. Todos estos municipios con altas tasas de migraciones internas de destino se concentran en los entornos aledaños a las capitales de provincia (fundamentalmente Bilbao y Vitoria-Gasteiz), áreas que gozan de una inmejorable conectividad y accesibilidad por carretera con estas áreas urbanas. Estos ámbitos donde se evidencia un proceso de contraurbanización importante son:

 El anillo formado por los municipios del entorno de Vitoria-Gasteiz pertenecientes a las comarcas de Llanada Alavesa, Estribaciones del Gorbea y Valles Alaveses, extendiéndose hacia el SO a lo largo del eje de la carretera N-1. También el Condado de Treviño, administrativamente dependiente de Castilla y León, por lo que no queda reflejado en el mapa, ha conocido unas tasas de reubicación de población proveniente de Vitoria-Gasteiz espectaculares. De forma ilustrativa, los municipios de este entorno con las mayores tasas anuales de migraciones internas de destino durante la década han sido: Elburgo (80,6‰), Zigoitia (70,3‰), Alegria-Dulantzi (63,1‰), Zuia (54,8‰), Ribera Baja (54,4‰), Valdegovía (48,3‰), Arrazua-Ubarrundia (47,6‰), Armiñón (45,3‰), Iruña-Oka (42,8‰).

 La margen derecha del Nervión, que abarca toda la comarca de Plentzia-Mungia, desbordándose hacia los municipios más occidentales de Gernika-Bermeo. El crecimiento de esta área, funcionalmente dependiente de la capital vizcaína, podría interpretarse como un desbordamiento de la conurbación del Gran Bilbao hacia municipios con menor degradación ambiental y mayor disponibilidad de suelo urbano. En algunos casos, en los municipios más cercanos a las zonas urbanas tradicionales, podría asemejarse más a un proceso suburbano que a una verdadera contraurbanización, la cual cobraría mayor relevancia en los municipios más alejados, de menor densidad y mayor valor ambiental (entorno de Urdaibai). En esta zona, los municipios con tasas más relevantes han sido: Barrika (69,5‰), Gorliz (67,3‰), Plentzia (59,0‰), Bakio (55,6‰), Sukarrieta (55,6‰), Maruri-Jatabe (49,2‰), Gamiz-Fika (44,4‰), Urduliz (43,6‰), Sopelana (43,5‰), Ibarrangelu (40,5‰).

Aparecen otra serie de áreas menos extensas y compactas y con unas tasas de migraciones internas de destino más moderadas, pero donde el proceso de contraurbanización también se hace evidente, si bien de forma más débil:

  • Municipios guipuzcoanos localizados en los márgenes de la carretera N-1 a su paso por las comarcas de Donostialdea, Tolosaldea y Goierri, localización que les otorga un elevado grado de accesibilidad desde los centros urbanos comarcales: Irura (58,4‰), Altzaga (46,4‰), Astigarraga (33,2‰), Zerain (32,9‰), Urnieta (31,2‰), Arama (26,7‰), Hernialde (24,4‰), Belauntza (23,8‰)

  • Comarca de Arrati-Nervión: Área de elevado valor ambiental con relativa buena accesibilidad desde la comarca del Gran Bilbao: Arakaldo (51,0‰), Artea (32,3‰), Zeberio (29,0‰), Arrankudiaga (26,3‰), Orozko (25,6‰).

  • Eje Ayala-Encartaciones: Área localizada al SE del Gran Bilbao, aunque peor comunicada: Okondo (36,6‰), Galdames (35,3‰), Artzeniega (32,1), Gordexola (27,9 ‰), Ayala (27,1‰).

Con estos datos se puede constatar la existencia de un proceso de contraurbanización en la CAPV, el cual está afectando a comarcas rurales localizadas en los entornos de las zonas densamente urbanizadas. Las condiciones de accesibilidad de estos espacios juega un papel fundamental, ya que todas las comarcas afectadas gozan de unas buenas comunicaciones por carretera con las grandes áreas urbanas, hecho verdaderamente relevante en el caso guipuzcoano y en el del sudoeste alavés, donde el eje de la N-1 articula los municipios que mayor atracción han ejercido. Otro factor importante es la búsqueda de amenidades rurales, de entornos ambiental y paisajísticamente atractivos y valorados; este factor podría explicar la influencia que ha tenido este proceso en comarcas de carácter algo más remoto como la zona de Urdaibai, o comarcas como Arratia-Nervión, Goierri o Valles Alaveses.

Sin embargo, no se puede olvidar que junto a este proceso de atracción convive otro de expulsión; ya se ha comprobado que en estas comarcas coexiste un proceso de atracción de población que busca entornos ambientalmente agradables para reubicar su residencia (movido por motivaciones psico-sociales, ambientales, familiares, de “clase”…), mientras que de forma simultánea, se sigue perdiendo un contingente de población considerable, imputable a motivaciones económico-laborales tradicionales. Por tanto se evidencia un proceso migratorio nuevo característico de la sociedad post-industrial, junto a otro propio de la etapa industrial precedente, que aún perdura pese a que su intensidad ha disminuido.

Tras poner en evidencia, cuantificar y localizar mediante indicadores demográficos el proceso de contraurbanización, se va a tratar de matizarlo en mayor medida mediante otros indicadores que ofrecen los Censos de Población y Viviendas: los hogares, las viviendas, las características socio-económicas, etc.

5. Los cambios de residencia de la población y la reubicación de los hogares.

Si hasta ahora se han tratado flujos migratorios, en este apartado se utilizarán los stocks de población recogidos por el Censo de Población y Vivienda de 2001 para entrever diversos aspectos relacionados con la contraurbanización, que no harán sino reafirmar y ampliar muchos de los aspectos señalados hasta ahora. Uno de ellos es el volumen de población del año 2001 que en el momento censal anterior (1991) residía en otro municipio diferente.

Tabla 6. Porcentaje de población de 2001 que en 1991 residía en otro municipio

<2.500 habitantes 14,8
2.500-10.000 10,5
10.000-20.000 7,3
20.000-40.000 8,0
40.000-100.000 6,1
>100.000 3,6

Fuente: INE. Elaboración propia.

En la Tabla 6 se aprecia que casi el 15% de la población residente en 2001 en los municipios menores de 2.500 habitantes era población recién llegada, asentada en ellos durante la década anterior, lo cual constituye el porcentaje más alto de todos los grupos. Esto indicaría una vez más el atractivo que han ejercido estos pequeños municipios de baja densidad y de carácter mayoritariamente rural para la reubicación de población proveniente de otros ámbitos. Del mismo modo, si analizamos este aspecto por comarcas, se observa que las que mayor proporción de población recién llegada presentan son las 3 comarcas que mayores tasas de migraciones internas de destino registraban: Estribaciones del Gorbea, Plentzia-Mungia y Valles Alaveses. En ellas, el 23,2%, 23,1% y 18,8% de su población de 2001, se había asentado durante los últimos 10 años.

Tabla 7. Porcentaje de población de 2001 que en 1991 residía en otro municipio

CAPV 6,7 Bizkaia 7,4 Gipuzkoa 6,4
Álava 4,8 Arratia-Nervión 10,3 Alto Deba 3,8
Cantábrica Alavesa 5,5 Duranguesado 8,1 Bajo Bidasoa 6,3
Estribaciones del G. 23,2 Encartaciones 9,1 Bajo Deba 4,3
Llanada Alavesa 3,6 Gernika-Bermeo 7,0 Donostialdea 6,4
Montaña Alavesa 13,6 Gran Bilbao 6,5 Goierri 7,7
Rioja Alavesa 8,0 Markina-Ondarroa 4,8 Tolosaldea 10,4
Valles Alaveses 18,8 Plentzia-Mungia 23,1 Urola Costa 7,1

Fuente: INE. Elaboración propia.

A escala municipal, el Mapa 3 refleja claramente las áreas con el mayor peso de población recién llegada, cuyas manchas, a grandes rasgos, son coincidentes con las del mapa anterior que representaba las migraciones internas de destino.

El Censo también ofrece información sobre el comportamiento migratorio de los hogares. En este caso se van a analizar dos parámetros: tanto el incremento porcentual del total de los hogares como el de los hogares con menores, es decir, aquellos hogares que constituirían la denominada familia nuclear formada por una pareja de adultos y al menos un menor; o dicho de otros modo, hogares familiares constituidos por dos generaciones. Tal y como muestra la Tabla 8, los datos son muy significativos:

Tabla 8. Incremento porcentual del número de hogares 1991-2001

  Total hogares Hogares con menores
<2.500 habitantes 26,8 47,3
2.500-10.000 21,8 20,2
10.000-20.000 18,0 16,6
20.000-40.000 18,7 11,7
40.000-100.000 11,2 2,9
>100.000 16,3 15,0

Fuente: INE. Elaboración propia.

Donde mayor incremento porcentual del número de hogares entre 1991 y 2001 se ha producido ha sido en los municipios menores de 2.500 habitantes, en los que el número de hogares ha aumentado en casi un 27%. En el extremo opuesto se encuentra los municipios de entre 40.000 y 100.000 habitantes, que apenas han conocido un 11,2% de incremento. Sin embargo, el dato más relevante es el relativo al de los hogares con menores, los cuales se han incrementado en un 47,3% en estos municipios rurales, mientras que en los urbano-industriales de mayor tamaño apenas lo han hecho. Este aspecto delata una vez más que los municipios de menor tamaño son los más atractivos para el traslado de las familias, especialmente para aquellas familias nucleares tradicionales, los cuales han conocido un incremento muy importante en esos municipios menores. Se puede decir por tanto que estas familias con menores muestran una mayor inclinación por entornos menos congestionados y ambientalmente más atractivos, en los que parecen percibirse mejores condiciones para la reproducción de la vida familiar.

De igual modo, si se analiza este mismo aspecto desde el punto de vista comarcal, son dos de las comarcas con mayor incidencia de las migraciones internas de destino las que han registrado un crecimiento más elevado de los hogares, especialmente de los hogares con menores: Estribaciones del Gorbea y Valles Alaveses. En este caso Plentzia-Mungia también presenta un incremento del número de hogares importante, pero no despunta tanto en el de hogares con menores; tal vez debido a que se trata de una comarca con características algo más suburbanas que no atrae como las dos anteriores a estos tipos de familias nucleares. Sin embargo, en Plentzia-Mungia parecen cobrar mayor protagonismo los hogares formados por adultos sin menores, lo que puede evidenciar una predominancia de hogares recién formados que acceden a su primera vivienda, buscando entornos más descongestionados o precios de la vivienda más asequibles en estos entornos más alejados del centro metropolitano, o simplemente, forzados por el agotamiento del suelo residencial en los viejos centros urbanos del Gran Bilbao.

Tabla 9. Incremento porcentual de hogares totales y de hogares con menores 1991-2001

  Hogares H.con menores   Hogares  H. con menores    Hogares H. con menores
CAPV 17,1 14,3 Bizkaia 13,2 11,4 Gipuzkoa 21,2 20,3
Álava 24,1 12,6 Arratia-Nervión 14,1 23,1 Alto Deba 15,9 9,8
Cantábrica Alavesa 13,2 4,9 Duranguesado 18,6 17,6 Bajo Bidasoa 26,9 17,7
Estribaciones del G. 52,8 100,0 Encartaciones 16,3 18,3 Bajo Deba 17,0 6,7
Llanada Alavesa 24,9 11,1 Gernika-Bermeo 14,1 14,7 Donostialdea 19,6 22,5
Montaña Alavesa 15,3 14,4 Gran Bilbao 11,3 8,4 Goierri 17,2 16,6
Rioja Alavesa 23,8 38,6 Markina-Ondarroa 13,7 20,9 Tolosaldea 23,2 25,9
Valles Alaveses 40,4 89,5 Plentzia-Mungia 45,6 49,1 Urola Costa 35,9 35,5

Fuente: INE. Elaboración propia.

En resumen; se produce un claro incremento de los hogares en aquellas comarcas localizadas en los bordes de las zonas urbanas y bien comunicadas con ellas, es decir, en las zonas donde se evidencian tasas de migraciones internas de destino importantes que denotan la presencia de un proceso de contraurbanización. Además en este proceso cobra especial protagonismo el prototipo de familia nuclear con hijos, sobre todo en aquellos espacios menos estandarizados y con mayores valores naturales. Dado que cada hogar se encuentra ineludiblemente vinculado a una vivienda, el siguiente aspecto que es preciso estudiar para conocer todas las vertientes de la contraurbanización será el relativo al incremento de las viviendas familiares durante el periodo intercensal.

6. Los cambios en el parque de viviendas de la CAPV.

El análisis de los cambios producidos en el parque de viviendas constituye un aspecto clave para el estudio del proceso de contraurbanización, el cual además se encuentra estrechamente relacionado con los aspectos estudiados hasta ahora. De hecho, toda población que se traslada a residir a otro municipio debe disponer de una vivienda, la cual se obtiene a través de su construcción o mediante la transformación de viviendas no principales (secundarias o desocupadas) en principales.

El incremento de viviendas en la CAPV muestra un marcado paralelismo con el aumento del número de hogares, puesto que salvo raras excepciones una vivienda se encuentra ocupada por un solo hogar. A nivel de la CAPV, en el último intercensal se ha producido un incremento del 14,8% en el número de viviendas familiares y un incremento del 17,6% en las viviendas familiares principales, si bien estas cifras reflejan variaciones significativas en función del tamaño poblacional de los municipios.

En este sentido, tal y como refleja la Tabla 10, son de nuevo los núcleos menores de 2.500 habitantes los que muestran mayor dinamismo, puesto que en ellos se han producido los mayores incrementos de viviendas, especialmente de viviendas principales, que han aumentado en un 27,4% durante el periodo. Las cifras en los municipios entre 2.500 y 10.000 habitantes no aparecen tan marcadas pero también evidencian un incremento importante de las viviendas principales. Este índice decrece paulatinamente a medida que aumenta el tamaño poblacional de los núcleos, a excepción de las tres capitales.

No obstante, el incremento del conjunto de viviendas familiares es ligeramente inferior al de viviendas principales, de lo que cabe deducir que parte de los nuevos hogares principales se han creado a expensas de la ocupación permanente de viviendas preexistentes, es decir, de la transformación de residencias secundarias y viviendas vacías en viviendas principales. Este fenómeno parece ser más evidente en los municipios menores de 2.500 habitantes, donde el desfase entre ambas categorías es más marcado.

Tabla 10. Incremento porcentual de viviendas según clase 1991-2001

  Incremento de viviendas familiares Incremento de viviendas principales Incremento de viviendas no principales
<2.500 habitantes 20,1 27,4 6,7
2.500-10.000 20,0 22,3 10,3
10.000-20.000 17,2 18,4 9,4
20.000-40.000 16,5 19,1 -0,1
40.000-100.000 10,3 11,6 -2,2
>100.000 12,6 16,8 -17,9

Fuente: INE. Elaboración propia.

Por comarcas, la Tabla 11 refleja que una vez más son tres las que han registrado los mayores incrementos de viviendas principales entre 1991 y 2001: Estribaciones del Gorbea (53,6%), Plentzia-Mungia (56,6%) y Valles Alaveses (42,6%). Además en Plentzia-Mungia se vislumbra de forma clara que parte de estas viviendas principales se han creado a expensas de la ocupación permanente de viviendas anteriormente infrautilizadas (secundarias o vacías), de la misma forma que ocurre en Llanada Alavesa, Donostialdea o Arratia-Nervión. Aunque en menor medida, también han conocido un crecimiento significativo de viviendas principales las comarcas guipuzcoanas del entorno de Donostia, como Urola Costa (36,2%) y Bajo Bidasoa (27,2%).

Tabla 11. Incremento porcentual de las viviendas y sus clases 1991-2001

  Todas las Viviendas Viviendas unifamiliares y bifamiliares
  Viviendas familiares Principales Secundarias Vacías Todas las unifamiliares Unifamiliares principales
CAPV 14,8 17,6 3,4 -1,2 16,3 20,6
Álava 17,5 24,4 6,2 -20,7 15,8 27,7
Cantábrica Alavesa 12,8 13,5 45,1 -20,6 3,3 16,1
Estribaciones del Gorbea 33,9 53,6 10,1 4,8 31,8 49,7
Llanada Alavesa 17,9 25,2 -0,8 -25,5 21,3 37,3
Montaña Alavesa 9,8 15,6 -2,4 18,9 6,5 13,6
Rioja Alavesa 16,5 24,3 10,8 14,8 12,6 10,9
Valles Alaveses 18,4 42,9 1,1 1,5 18,8 39,5
Bizkaia 10,6 13,7 -3,9 -5,3 9,2 11,3
Arratia-Nervión 10,4 14,6 -19,1 13,7 2,8 3,4
Duranguesado 17,5 19,2 -3,5 8,6 9,8 6,9
Encartaciones 16,1 17,2 -6,5 18,7 10,9 13,2
Gernika-Bermeo 10,6 14,6 13,9 -13,3 5,6 10,7
GranBilbao 9,2 11,7 3,6 -10,6 4,6 6,4
Markina-Ondarroa 8,4 14,6 -33,3 47,6 10,5 5,0
Plentzia-Mungia 21,3 46,3 -7,4 -6,1 28,5 40,8
Gipuzkoa 20,7 21,6 13,0 14,5 27,9 31,0
Alto Deba 16,3 16,4 333,7 -20,7 5,0 4,4
Bajo Bidasoa 24,2 27,2 4,8 17,5 43,8 36,9
Bajo Deba 19,1 17,5 17,3 36,5 24,3 28,0
Donostialdea 19,0 20,1 -26,6 25,6 39,1 45,6
Goierri 17,2 17,5 -10,3 22,4 17,9 17,2
Tolosaldea 22,6 23,3 6,7 21,6 26,9 31,6
Urola Costa 32,6 36,2 123,7 -9,1 26,0 31,3

Fuente: INE. Elaboración propia.

El Mapa 5 ofrece una perspectiva territorial de la evolución del fenómeno residencial en la CAPV. Se constata que los mayores índices de aumento de viviendas principales se localizan en los municipios que circundan la capital alavesa, extendiéndose a lo largo de los márgenes de la N-1 hacia el sur, también en la margen derecha de Bizkaia (comarca de Plentzia-Mungia). En Gipuzkoa, aunque de forma menos compacta, se evidencia en la franja litoral y en los municipios situados a lo largo del corredor de la N-1. La magnitud que ha adquirido el incremento del número de viviendas principales en muchos pequeños municipios de la CAPV entre 1991 y 2001 ha sido verdaderamente espectacular. De forma indicativa, las mayores cifras las alcanzan: Elburgo (168%), Ribera Baja (110,3%), Zigoitia (100,4%), Zuia (96,9%), Alegria-Dulantzi (94,4%), Gorliz (87,6%), Bakio (79,8%), Irura (74,1%), Plentzia (65,9%), Maruri-Jatabe (65%) Barrika (62,5%), Urnieta (59,7%).

En este proceso de creación de viviendas principales, la construcción de viviendas de nueva planta ha tenido enorme trascendencia en muchos de estos pequeños municipios. Pese a que en gran número de ellos se evidencia la importancia de la transformación de viviendas secundarias en principales, como en la comarca de Plentzia-Mungia, en otros municipios se ha producido un desarrollo muy importante del sector de la construcción. De hecho, en los municipios menores de 10.000 habitantes se han registrado los mayores índices de construcción de nueva vivienda, tal y como muestra la Tabla 12; en los dos primeros grupos el 10,3% y el 11,3% de las viviendas censadas en 2001 habían sido construidas durante los 10 años anteriores.

Tabla 12. Porcentaje de viviendas familiares construidas entre 1991-2001

<2.500 habitantes 10,3
2.500-10.000 11,3
10.000-20.000 9,0
20.000-40.000 8,3
40.000-100.000 6,3
>100.000 8,3

Fuente: INE. Elaboración propia.

Estos datos constituyen un promedio para cada uno de los grupos de municipios analizados, pero con los datos en bruto, se constatan más de una veintena de municipios en toda la CAPV en los que al menos el 25% de las viviendas existentes en 2001 se habían construido durante la última década, situación en la que destacan los municipios de la Llanada Alavesa. De forma ilustrativa, los municipios vascos donde las viviendas computadas en 2001 que habían sido construidas durante la última década alcanzaban mayores porcentajes fueron: Elburgo (60,4%), Irura (46,5%), Zuia (42,9%), Ribera Baja (40,6%), Gatika (37,5%), Zigoitia (36,5%), Garay (35,1%), Errezil (35,0%), Murueta (31,8%), Altzaga (31,4%), Alkiza (31,3%).

Hasta el momento se han analizado las viviendas en su conjunto, sin desagregar las viviendas de baja densidad, es decir, las que parecen ser más atractivas para estas familias que deciden relocalizar su residencia en núcleos rurales. De hecho, la extensa literatura existente en torno a la contraurbanización ya revela que el proceso se desencadena por las aspiraciones y expectativas de muchas familias, no ya solo por residir en entornos descongestionados, ambientalmente atractivos o evocadores, sino bajo formas residenciales de baja densidad y menos estandarizadas. Para explicar el papel de estas formas residenciales en el proceso, se han desagregado del total de viviendas familiares las unifamiliares y bifamiliares. No hay que olvidar sin embargo, que este tipo de viviendas son las que mayor peso tienen en la mayoría de estos municipios menores de 2.500 habitantes, puesto que por término medio en ellos el 59% de las viviendas familiares corresponden a viviendas uni o bifamiliares, si bien el porcentaje es sumamente variable en las diferentes comarcas.

Entre 1991 y 2001 en el conjunto de la CAPV se ha conocido un incremento de 13.500 viviendas uni y bifamilares, lo que supone un crecimiento porcentual del 16,3%, siendo las principales las que han registrado un mayor aumento. Por comarcas, los incrementos que más despuntan en sus contextos son los de Bajo Bidasoa (43,8%), Donostialdea (39,1%), Estribaciones del Gorbea (31,8%), Plentzia-Mungia (28,5%), Tolosaldea (26,9%), Urola Costa (26%) y Llanada Alavesa (21,3%) (Ver 2º bloque de la Tabla 11). En casi todos los casos, el incremento de viviendas unifamiliares principales es mayor al incremento del total de unifamiliares, lo cual es indicativo de que el crecimiento de viviendas de esta categoría se vincula principalmente a residencias permanentes.

De hecho, este crecimiento de las viviendas unifamiliares y bifamiliares principales adquiere una forma territorial muy significativa. En el Mapa 6 se observa que es en los municipios localizados en las inmediaciones de los grandes centros urbano-industriales y en las zonas más accesibles desde ellos donde tienden a localizarse los mayores incrementos de viviendas de baja densidad destinadas a su ocupación permanente: anillo que rodea a Vitoria-Gasteiz, margen derecha del Nervión (aunque con menor continuidad e intensidad) y comarca de Donostialdea extendiéndose hacia el sur a lo largo del corredor de la N-1.

Todos los datos analizados hasta ahora evidencian que los municipios menores de 10.000 habitantes han conocido un elevado dinamismo en su parque de viviendas, puesto que ha sido en éstos donde se han registrado los mayores incrementos de viviendas principales, parte de ellos como resultado de la ocupación permanente de una viviendas anteriormente secundaria o desocupada y otros como consecuencia de la construcción de viviendas de nueva planta. El muchos de ellos el crecimiento urbanístico ha sido espectacular durante la década intercensal, lo que ha causado importantes transformaciones en el tamaño y la morfología tradicional de los núcleos rurales. Sin embargo, es preciso recalcar que en todos ellos el comportamiento no ha sido paralelo, puesto que los municipios rurales localizados en los radios de acción de los grandes centros de población los que han conocido las transformaciones más espectaculares. Las redes de comunicaciones actúan de eje vertebrador de la contraurbanización, ya que es en aquellas zonas que gozan de mayor accesibilidad desde los grandes centros urbano-industriales donde tienden a reubicarse las viviendas familiares principales que salen de los centros urbanos en busca de entornos y formas de hábitat más acordes con sus aspiraciones y expectativas.

Por último, es preciso recalcar una vez más la coincidencia entre las áreas donde se producen las mayores tasas migratorias internas de destino, el crecimiento de los hogares y el incremento de viviendas principales (especialmente bajo formas de baja densidad). Todos estos aspectos evidencian que en estas áreas caracterizadas por sus entornos descongestionados, hábitats de calidad, cercanos y bien conectados con los grandes centros urbanos, están sirviendo de soporte territorial a un proceso de contraurbanización. Sin embargo, para poder asimilar en todas sus dimensiones este fenómeno observado en la CAPV con el de la contraurbanización descrito en la bibliografía, resta poner en evidencia el perfil socioeconómico singular de los protagonistas, aspecto que va a tratarse en el próximo punto.

7. Características socio-económicas y culturales de los protagonistas.

Los cambios residenciales asimilables al fenómeno de la contraurbanización se encuentran estrechamente vinculados a unas características socio-económicas y culturales muy determinadas de los protagonistas. Se trata de reubicaciones residenciales motivados por factores extraeconómicos como la búsqueda de entornos descongestionados, amenidades ambientales, hábitats de calidad, etc., es decir, guiados por expectativas personales, familiares o de clase. A pesar de que este tipo de información es escasa en los Censos de Población, éstos nos permiten entrever a grandes rasgos el perfil socio-económico diferenciado que tienen estas familias. Para caracterizarlo, se ha desagregado la población con estudios de tercer grado y los ocupados en profesiones técnicas y directivas (categoría establecida agrupando los dos grupos de mayor cualificación del Censo). A éstos últimos se les presupone un nivel de ingresos superior a la media y pueden ser equiparados, salvando las distancias, a las clases medias o de servicios (middle class, service class), tantas veces mencionadas en la bibliografía anglosajona.

Tabla 13. Incremento de población con estudios de tercer ciclo Incremento de ocupados en profesiones técnicas y directivas

<2.500habitantes 135,9 140,9
2.500-10.000 128,9 135,0
10.000-20.000 98,6 104,6
20.000-40.000 97,8 101,1
40.000-100.000 77,4 69,8
>100.000 70,5 65,0

Fuente: INE. Elaboración propia.

A la luz de los datos ofrecidos por la Tabla 13, en primer lugar habría que hacer una matización de la entidad que alcanzan tales cifras, que podrían encontrarse algo sobredimensionadas debido a cambios metodológicos efectuados al clasificar a los ocupados entre el Censo de 1991 y el de 2001. No obstante, pese a que la dimensión real de las cifras debe ser tomada con cautela, la realidad que reflejan es evidente. En primer lugar, el incremento porcentual de población de elevado nivel de formación (la que goza de estudios de tercer grado), ha sido de mayor cuantía a medida que disminuye el tamaño del asentamiento. Es decir, los núcleos rurales de menor tamaño han sido los que han conocido el mayor incremento de población con estudios superiores.

Del mismo modo, la población de ocupados en profesiones directivas y técnicas ha registrado un crecimiento espectacular en los municipios de menor tamaño, duplicándose ampliamente en los menores de 2.500 habitantes y en los de entre 2.500 y 10.000 habitantes. Estos datos evidencian, pese al posible sobredimensionamiento citado, que los núcleos de menor tamaño son los que han conocido los incrementos más importantes de estas clases de elevado nivel cultural y socio-económico.

La explicación a estos espectaculares incrementos de las clases sociales de mayor estatus socio-económico y cultural ocurrida en estos pequeños municipios puede deberse a dos causas, que han actuado seguramente de forma simultánea. Por un lado, la equiparación de oportunidades formativas y laborales de los habitantes de estos núcleos rurales con los habitantes de las grandes ciudades, y por el otro, la emigración de clases urbanas de elevado status socio-económico y cultural a los asentamientos rurales, es decir, una contraurbanización que evidencia un carácter socio-económico selectivo de sus protagonistas.

Para reforzar esta última tesis no cabe sino fijarse en el Mapa 7 y en la Tabla 14. Las comarcas de la CAPV que han conocido durante el periodo intercensal los incrementos más acusados de estas “clases medias” han sido: Estribaciones del Gorbea (215%), Plentzia-Mungia (180,5%), Valles Alaveses (165,2%), etc. Es evidente la concordancia entre las comarcas con mayor incidencia de todas las anteriores variables y las que han conocido el mayor aumento de estas clases profesionales y directivas, lo que indica que ambos aspectos se encuentras interrelacionados. En síntesis; en la CAPV la contraurbanización también está protagonizada por clases sociales de status socio-económico y cultural superior a la media.

Tabla 14. Incremento porcentual de población con estudios de tercer ciclo y de la población ocupada en profesiones técnico- directivas 1991-2001

  Estu-dios 3º c. Profesiones t-d   Estu-dios 3º c. Profesiones t-d   Estu-dios 3º c. Profesiones t-d
CAPV 84,5 82,9 Bizkaia 79,3 76,3 Gipuzkoa 84,5 88,8
Álava 110,7 98,2 Arratia-Nervión 119,2 135,0 Alto Deba 83,9 84,1
Cantábrica Alavesa 130,2 118,6 Duranguesado 114,2 118,8 Bajo Bidasoa 114,4 140,0
Estribaciones del G. 219,4 215,4 Encartaciones 120,7 139,2 Bajo Deba 74,9 87,5
Llanada Alavesa 104,9 92,5 Gernika-Bermeo 84,7 72,0 Donostialdea 78,6 76,3
Montaña Alavesa 135,6 107,7 Gran Bilbao 71,7 67,2 Goierri 72,0 91,2
Rioja Alavesa 152,9 130,0 Markina-Ondarroa 85,8 89,5 Tolosaldea 83,7 89,6
Valles Alaveses 168,5 165,2 Plentzia-Mungia 183,1 180,5 Urola Costa 121,2 131,0

Fuente: INE. Elaboración propia.

8. Otras características intrínsecas a la contraurbanización: la movilidad espacial.

Buena parte de la población protagonista de la contraurbanización busca entornos residenciales más atractivos, pero en los ámbitos rurales cercanos, ya que sigue manteniendo su lugar de trabajo, incluso de otras muchas actividades cotidianas (consumo, educación, relaciones sociales, etc.) en el entorno urbano de origen. Es decir, efectúa un traslado geográfico del lugar de residencia, mientras que para el resto de actividades sigue orbitando en torno a los centros urbanos tradicionales. Esta disociación espacial conlleva un aumento sustancial de las necesidades de movilidad, que se resuelven mediante viajes pendulares diarios cubiertos en su mayoría con el vehículo privado. Es decir, gran parte de los nuevos residentes llegados a los núcleos rurales se convierte en conmutadores, lo cual repercute en altos índices de movilidad de la población.

A pesar de que la información recogida por los Censos de Población y Vivienda en cuanto a estos aspectos es escasa y tan solo se refiere a la población ocupada, los datos evidencian que en las comarcas donde ha tenido lugar con mayor intensidad el proceso de contraurbanización, el porcentaje de población ocupada que realiza desplazamientos diarios de más de 20 minutos de duración es comparativamente superior al del resto de comarcas.

Ya ha quedado en evidencia la importancia que tienen las redes de comunicación a la hora de articular espacialmente las áreas donde se materializa la contraurbanización, ya que aquellos espacios más accesibles y mejor comunicados por carretera con los centros urbanos son los preferentes para la reubicación residencial. Aunque en estas decisiones de cambio de residencia entran en juego muchos factores, algunos de ellos difíciles de cuantificar, el grado de disociación espacio-temporal que la familia está dispuesta a soportar entre su lugar de residencia y el de actividades cotidianas (trabajo, estudios...) se estima de gran trascendencia. Sin embargo, la percepción de este factor puede variar con el tiempo como respuesta a cambios en el sistema de transportes, cambios en el ciclo vital de los componentes de la familia, etc.

Por ello, uno de los aspectos más trascendentes para la continuidad de proceso de contraurbanización durante los próximos años, será la forma en la que afectarán los altos costos económicos y temporales que conlleva la dependencia del transporte para la viabilidad del nuevo modelo. Un desarrollo de las infraestructuras de transporte o la descentralización del empleo pueden favorecer su continuidad, incluso su extensión territorial a otros ámbitos; por el contrario, el incremento de la dependencia urbana o el agravamiento de los costes de desplazamiento pueden desencadenar un proceso opuesto: el retorno a los lugares de origen de familias que no han visto cumplidas en su nueva residencia extraurbana las expectativas iniciales. En resumen, puede suceder que muchas de estas familias con el tiempo no vean compensadas sus expectativas por los altos costos que conlleva la dependencia urbana.

Como consecuencia de fluctuaciones imprevisibles en los complejos factores que han desencadenado la contraurbanización, en algún punto dado puede superarse el umbral que una familia está dispuesta a recorrer en sus desplazamientos pendulares. Por todo esto, un aspecto importante que será preciso estudiar durante los próximos años radica en aclarar si el proceso de contraurbanización evidenciado en el último periodo intercensal se trata de un fenómeno puntual o, si por el contrario, tendrá continuidad durante los próximos años. Para ello será necesario estudiar el comportamiento de los diferentes indicadores durante el próximo periodo intercensal 2001-2011 y constatar su evolución.

9. Conclusiones: alcance y caracterización de la contraurbanización en la CAPV.

A lo largo de este artículo se ha demostrado que la CAPV no ha quedado al margen del proceso de contraurbanización que han conocido otras sociedades postindustriales, en un mundo cada vez más globalizado donde los procesos tienden a reproducirse siguiendo patrones similares, pero adaptándose a las diferentes realidades territoriales, ambientales, económicas, sociales, culturales, políticas, etc. Así, la CAPV se caracteriza a grandes rasgos por su escasa entidad territorial y su elevada densidad poblacional, por una geografía compartimentada y un espacio urbano-industrial relativamente continuo pero contiguo a los espacios rurales. Y es que, pese a la intensa etapa industrial, han perdurado núcleos tradicionales con sus formas paisajísticas y arquitectónicas particulares; entornos muy valorados, incluso idealizados, que han servido de soporte territorial para la materialización del proceso de contraurbanización una vez que han concurrido una serie de factores.

Lo cierto es que este nuevo modelo demográfico observado en el periodo 1991-2001, evidencia que han cambiado los patrones demográficos característicos de la etapa anterior, protagonizada por el éxodo rural. Durante el último intercensal, los municipios vascos menores de 2.500 habitantes han sido los que mayores tasas de crecimiento demográfico han conocido, alcanzando una media del 3,5‰ anual, crecimiento atribuido en exclusiva al componente migratorio. En el caso opuesto se encuentran los municipios urbanos de entre 40.000 y 100.000 habitantes, que perdieron anualmente una media del 4,4‰ de su población. Los pequeños municipios rurales han sido los que han reflejado un comportamiento demográfico más dinámico, puesto que han ganando un 6% de población durante el periodo intercensal estudiado; de hecho, casi el 15% de la población residente en ellos en 2.001 había llegado durante la última década.

Estos pequeños municipios rurales aledaños a las grandes urbes se han convertido en los protagonistas de las migraciones internas de destino generadas en la CAPV, pese a que también perdura en ellos un éxodo atenuado que es ampliamente superado por las aportaciones de población proveniente desde otros municipios. De hecho, en el conjunto de las entidades menores de 2.500 habitantes, el número total de hogares ha conocido un crecimiento del 26% entre 1991 y 2001, siendo un componente importante de los mismos los hogares compuestos por familias con menores. El comportamiento del parque de viviendas reafirma una vez más el proceso estudiado; se observa un gran dinamismo en la creación de nuevas viviendas principales en estos pequeños municipios, algunas de ellas creadas a expensas de la transformación de viviendas secundarias y vacías en residencia permanente y otras surgidas como consecuencia de la construcción de viviendas de nueva planta destinadas a vivienda principal, fundamentalmente bajo formas de baja densidad.

Los espacios que han conocido durante el último intercensal una llegada importante de población y el consiguiente surgimiento de nuevas viviendas principales, se localizan básicamente en espacios rurales cercanos y accesibles desde los grandes centros urbanos de la CAPV: en Álava, los municipios orientales de la Llanada Alavesa, Estribaciones del Gorbea y los municipios localizados en el eje de la N-1 entre Vitoria-Gasteiz y Miranda de Ebro. En Bizkaia, se ha polarizado en la margen derecha del Nervión, básicamente la comarca de Plentzia-Mungia extendiéndose hacia los municipios más occidentales de Gernika-Bermeo y de forma secundaria en los municipios más orientales de Encartaciones, Arratia-Nervión o Duranguesado. En Gipuzkoa, a la luz de los datos estadístico el fenómeno presenta una menor intensidad, pero resulta evidente en municipios de Donostialdea, Tolosaldea y Goierri localizados en los márgenes de la carretera N-1 y de forma secundaria en algunos municipios costeros.

Con esta serie de indicadores demográficos, residenciales y socio-económicos utilizados para demostrar y caracterizar el fenómeno de la contraurbanización en la CAPV, se ha probado que durante el periodo 1991-2001 los municipios rurales bien comunicados con los densamente urbanizados, han constituido las áreas más atractivas para el asentamiento de nueva población. Muchas de estas familias —entre las que han destacado las integradas por menores y adultos ocupados en profesiones de elevada cualificación—, abandonaron los grandes centros urbanos en busca de entornos privilegiados y formas de hábitat menos estandarizados. Por consiguiente, la contraurbanización en la CAPV ha sido un proceso territorial y socialmente selectivo; afecta básicamente a los entornos rurales cercanos y bien comunicados con las áreas urbanas y está protagonizado por clases sociales de características socio-económicas bastante definidas.

Sin embargo, aún es pronto para afirmar si este proceso de contraurbanización vislumbrado durante el último periodo intercensal se trata de un fenómeno puntual desencadenado al amparo las nuevas condiciones técnicas, sociales y económicas, o por el contrario, tendrá continuidad en el futuro. Lo que no se puede negar es que está generando importantes cambios territoriales y sociales en muchos entornos rurales, no solo por la ocupación indiscriminada del suelo y su impacto sobre los paisajes agrarios tradicionales, sino también por la recomposición socio-demográfica desencadenada con la llegada de urbanitas en esas sociedades rurales.

Anexo: Mapa de la Comunidad Autónoma del País Vasco.

Fuentes Estadísticas:

EUSTAT: Banco de datos. (www.eustat.es)

INE: Censo de Población y Viviendas 1991 (www.ine.es)

INE: Censo de Población y Viviendas 2001 (www.ine.es)

EUSTAT (1996): Movimiento natural de la población 1990-95.

EUSTAT (1999): Principales resultados de la estadística de población y viviendas. Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz.

EUSTAT (2002): Censos de población y viviendas 2001. Avance de resultados.

Bibliografía:

AINZ IBARRONDO, M.J. (1999): La proyección espacial del caserío vasco: desde su antigua condición de unidad agraria plurifuncional a la más nueva de suelo apto para urbanizar”. Boletín de la AGE, nº 27, pp. 47-66.

ALLAN, J.; MOONEY, E. (1998): “Migration into rural communities: questioning the language of Counterurbanisation”. BOYLE, P.; HALFACREE, K. (eds.): Migration into Rural Areas. Theories and issues. Wiley, Chichester, pp. 280-302.

AMÉRIGO, M. (1995): Satisfacción residencial: un análisis psicológico de la vivienda y su entorno. Alianza Universidad 823, Madrid.

ANTOLÍN IRIA, J.E. (1999): El proceso de urbanización del suelo rural: la vivienda familiar sobre el suelo no urbanizable en Bizkaia (1981-1992). Universidad del País Vasco, Servicio Editorial, Lejona.

ARROYO, M. (2001): “La Contraurbanización: un debate metodológico y conceptual sobre la dinámica de las Áreas Metropolitanas”. Scripta Nova, Revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, nº 97 (Internet).

BARRÈRE, P. (1988): “Urbanización del campo en los países industrializados”. II CONGRESO MUNDIAL VASCO: Espacios rurales y urbanos en áreas industrializadas. Oikos-tau, Barcelona, pp. 59-78.

BERRY, B.J. (1976): Urbanization and Counterurbanization. Arnold, New York.

BINIMELIS SEBASTIÁN, J. (2000): “Sociedad postindustrial y dialéctica campo-ciudad. Aportaciones al debate a modo de estado de la cuestión”. Lurralde, nº 23, pp. 93-113.

BOYLE, P.; HALFACREE (ed.) (1998): Migration into Rural Areas. Theories and Issues. Wiley, Chichester.

CAMARERO, L. (1996): “El mundo rural en la era del ciberespacio”. GARCÍA DE LEÓN, M.A. (ed.): El campo y la ciudad. MAPA, Madrid, pp.123-151.

CAMARERO, L.; OLIVA, J. (2000): “La ruralidad en la sociedad itinerante. Breve panorámica de la ruralidad vasca”. Inguruak, nº 25, pp. 125-138.

CHAMPION, A.G. (ed.) (1989): Counterurbanization; The changing Pace and Nature of Population Deconcentration. Edward Arnold, London.

DAHMS, F.; McCOMB, J. (1999): “Counterurbanization, interaction and functional change in a rural amenity area; a Canadian example”. Journal of Rural Studies, nº 15, pp. 129-146.

ENTRENA DURÁN, F. (1998): Cambios en la construcción social de lo rural. De la autarquía a la globalización. Tecnos, Madrid.

FERNÁNDEZ GARCÍA, A. (2003): “Las pautas del crecimiento urbano postindustrial: de la rururbanización a la ciudad difusa”. Eria, nº 60, pp. 88-92.

FERRÁS SEXTO, C. (1998): “El fenómeno de la contraurbanización en la literatura científica internacional”. Ciudad y Territorio, nº 117-118, pp. 607-628.

FERRÁS SEXTO, C. (1998): “¿Un nuevo mundo rural postindustrial? Aproximación teórica a los fundamentos del cambio rural-urbano”. IX Coloquio de Geografía Rural. Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología (UPV); AGE, Vitoria-Gasteiz, pp. 89-97.

GALDOS, R. (1998): “La población de Euskal Herria peninsular”. MEAZA, G.; RUIZ URRESTARAZU, E. (coord.): Población y poblamiento (Geografía de Euskal Herria, tomo 5), Ostoa, San Sebastián, pp. 120-176.

GALDÓS, R.; RUIZ URRESTARAZU, E. (2001): “Las migraciones interiores en la Comunidad Autónoma del País Vasco a finales del siglo XX”. Lurralde nº 24, pp. 295-304.

GARCÍA, F.; MAJORAL, R.; LARRULL, A. (eds.) (2000): Los espacios rurales en el cambio de siglo: incertidumbres ante los procesos de globalización y desarrollo. X Coloquio de Geografía Rural de España. Ponencias. Departamento de Geografía y Sociología de la Universidad de Lleida, AGE.

GARCIA PASCUAL, F. (coord.) (2001): El mundo rural en la era de la globalización: incertidumbres y potencialidades. MAPA y Universidad de Lleida, Madrid.

GARCÍA SANZ, B. (1999): La sociedad rural ante el siglo XXI. MAPA, Madrid.

GOBIERNO VASCO (1997): Directrices de Ordenación del Territorio de la Comunidad Autónoma del País Vasco. Dpto. de Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente. Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco. Vitoria-Gasteiz.

GUTIÉRREZ GONZÁLEZ, S.C. (2002): “La evolución reciente de la población rural: ¿un episodio coyuntural o un verdadero cambio de tendencia?”. Los espacios rurales entre el hoy y el mañana. XI Coloquio de Geografía Rural. Universidad de Cantabria, pp. 359-368.

HALFACREE, K.; BOYLE, P. (1998): “Migration, rurality and the post-productivist countryside”. BOYLE, P.; HALFACREE, K. (eds.): Migration into Rural Areas. Theories and issues. Wiley, Chichester, pp. 1-20.

HERVIEU, B. (1995): “El espacio rural europeo entre la ruptura y el desarrollo”. RAMOS REAL, E; CRUZ VILLALÓN, J.: Hacia un nuevo Sistema Rural. MAPA, Madrid, pp. 27-48.

HOGGART, K. (1996): “The middle class in rural England/La composición de las clases sociales en las zonas rurales inglesas”. LÓPEZ ONTIVEROS, A.; MOLINERO HERNANDO, F.: La investigación hispano-británica reciente en Geografía Rural: del campo tradicional a la transición postproductivista. AGE, Madrid, pp. 249-260.

HOGGART, K., BELLER, H.; BLACK, R. (1995): Rural Europe. Identity and Change. Arnold, London.

ILBERY,B. (1998): “Dimension of Rural Change”. ILBERY, B. (ed.): The geography of rural change. Longman, Harlow, pp. 1-10.

KONTULY, T. (1988): “International comparison of Counterurbanization”. Geographical Perspectives, nº 61, pp. 77-88.

MARSDEN, T. (1998): “New rural territories: regulating the differentiated rural spaces”. Journal of Rural Studies, nº 14, pp. 107-117.

MARSDEN, T. et al. (1993): Constructing the countryside. UCL Press London.

MARSDEN; T.; LOWE, P.; WHATMORE, S. (eds.) (1990): Rural Restructuring: Global processes and their responses. David Fulton, London.

MITCHELL, C.J.A. (2004): “Making sense of counterurbanization”. Journal of Rural Studies, nº 20, pp. 15-34.

MONCLÚS, F.J. (ed.): La ciudad dispersa: suburbanización y nuevas periferias. Centre de Cultura Contemporània, Barcelona.

OLIVA SERRANO, J.; CAMARERO, L. A. (2002): Paisajes sociales y metáforas del lugar: una exploración de la ruralidad itinerante en Navarra. Universidad Pública de Navarra, Pamplona.

PHILIPS, M. (1993): “Rural gentrification and the processes of class colonisation”. Journal of Rural Studies, nº 9, pp. 123-140.

RATIER, H.E. (2003): Rural, ruralidad, nueva ruralidad y contraurbanización. Un estado de la Cuestión”. Revista de Ciencias Humanas, nº 31.

TORT DONADA, J. (1998): “¿Postproductivismo en la era de la postmodernidad? Unas reflexiones críticas sobre la realidad actual del medio rural”. Actas del VIII Coloquio de Geografía Rural, Jaca. Dpto. de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza, pp. 191-196.

WEEKLEY, I. (1988): “Rural depopulation and counterurbanisation: a paradox”. Area, nº 20, pp. 127-134.