LAS FORTIFICACIONES LIBERALES

EN LAS PROXIMIDADES DE SAN SEBASTIÁN

DURANTE LA ÚLTIMA GUERRA CARLISTA

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©Juan Antonio SAEZ GARCIA

 

 

Publicación original:

Boletín de Estudios Históricos sobre San Sebastián

ISSN 0210-2889

N.35 (2001), p. 255-327

 

 

 

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Coordenadas de los fuertes

Y su estado actual

 

 

1 LAS TRES LÍNEAS DE DEFENSA DE SAN SEBASTIÁN

El avance experimentado por la artillería a mediados del siglo XIX provocó la rápida obsolescencia del sistema de fortificación abaluartado imperante desde el siglo XVI. Ésta fue una de las razones que provocaron el abandono de San Sebastián como plaza de guerra y el consiguiente derribo en 1864 de gran parte de sus murallas. Por ello, cuando comenzó la III Guerra Carlista (1872-1876), la ciudad  no contaba con un sistema de fortificación permanente que la protegiese contra los ataques carlistas.

 

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De acuerdo con la nueva situación, las tropas que defendieron la liberal San Sebastián se apoyaron en tres líneas de fortificación provisional construidas apresuradamente en torno a la ciudad. La primera, la más próxima al enemigo carlista, estuvo constituida principalmente por los fuertes de Hernández, Farola, Lugaritz, Puyo, Ametzagaña, Alza, Miracruz y Almirante. La segunda línea la formaban el torreón del Antiguo, los fuertes de Molino de Viento y de Pintore, el torreón de Loyola y el fuerte de Concorrenea.

El acceso al casco urbano donostiarra fue impedido por su lado sur (el más vulnerable) por medio de una tercera línea fortificada, constituida por un muro de mampostería ordinaria convenientemente aspillerado y apoyado por los fuegos de las fortificaciones del monte Urgull y de varios fortines anexos al muro.

2 EL MURO ASPILLERADO DE SAN SEBASTIÁN EN LA ÚLTIMA GUERRA CARLISTA

La construcción de un muro de circunvalación de la ciudad fue decidida en septiembre de 1873, estando prácticamente finalizado en marzo de 1874. Partía su recorrido (1.050 m de longitud) de las proximidades del recientemente terminado (1872) puente de Santa Catalina, siguiendo en su tramo inicial el muro de encauzamiento del río Urumea. Este primer tramo era corto y finalizaba en una pequeña garita adosada al propio puente.

Pegada a la misma se encontraba una de las puertas de la ciudad, cuyo diseño recordaba ciertamente a un decorado teatral. A un lado y otro del acceso propiamente dicho fueron dispuestos dos ordenes de fuegos de fusilería. Los defensores se podían apostar en las aspilleras del superior gracias a una estructura de madera elevada a 3 m de altura del suelo a la que se ascendía por medio de sendas escaleras de mano situadas a un lado y otro de la puerta. El inferior constaba (según planos de la época) de tres aspilleras en el sector norte y de dos aspilleras y una pequeña cañonera en el meridional. Para facilitar el disparo existía una banqueta de 0,5 m de altura. La puerta propiamente dicha presentaba dos hojas (cada una de ellas dotada de dos aspilleras) que no llegaban a cerrar por su parte superior el arco enmarcado por dos torrecillas de 8 m de altura.

En el sector meridional de la citada puerta se formó un grueso parapeto en el que se abrieron dos cañoneras. A partir de esta batería artillera el muro aspillerado seguía en dirección a la calle de San Marcial, separando la zona ya urbanizada del Ensanche de arenales y marismas en proceso de desecación.

Disponía de una banqueta que situaba la parte inferior de las aspilleras a 1,20 m de altura. Hacia el exterior sólo el primer sector y las inmediaciones del actual Mercado de San Martín y del cerro de San Bartolomé estuvieron protegidos por un foso. La escarpa de estos sectores estaba constituida por tierra apoyada sobre el propio muro y recubierta por mampostería, de forma que alcanzaba prácticamente la altura de las aspilleras, ofreciendo un perfil quebrado (menor grosor conforme ganaba altura) con lo que le confería en esta parte una notable consistencia, aunque no la suficiente como para soportar el impacto de la artillería.

El muro formaba algunos requiebros que facilitaban el flanqueo de las bocacalles. A partir del solar del todavía no construido Mercado de San Martín, el muro buscaba la fábrica de gas, instalada por estas fechas al pie del cerro de San Bartolomé, por cuya falda trepaba para abrazar el recinto del camposanto y fuerte existente en su parte alta. De ahí volvía a descender bruscamente hasta llegar a las inmediaciones de la actual calle de San Bartolomé, donde se abría una puerta que permitía el paso de la carretera de Hernani, para terminar en las proximidades del actual edificio de La Perla, englobando también a la vieja Misericordia.

En las proximidades de dicho muro, o formando parte del mismo, se encontraban diversos elementos defensivos:

* El cuerpo de guardia de Santa Catalina tenía forma de pentágono irregular (12x10x6x7x10 m) y en sus paredes se abrían (según la cartografía existente) un total de 37 aspilleras y una puerta de acceso. Su capacidad era de 40 hombres.

* Una caseta de madera en las proximidades del actual Mercado de San Martín con capacidad para 30 hombres.

* El Cuerpo de guardia del Gasómetro tenía planta circular y capacidad para 35 hombres. En su proximidad se abría una puerta que fue tapiada cuando se recrudecieron las hostilidades.

* El fuerte de San Bartolomé se encontraba adosado al cementerio que funcionó entre los años 1854 y 1880 en la parte alta del cerro de la misma denominación. El cierre occidental del cementerio (15 aspilleras) constituía una de las paredes del fuerte, mientras que la pared septentrional estaba integrada por un cuartel de planta rectangular asignado a la Guardia Civil y un polvorín adosado al mismo. Los otros dos frentes estaban protegidos por un foso y, al menos el frente meridional (10 aspilleras), disponía de un cobertizo abierto. En las esquinas SE y SW se abrían dos cañoneras.

* El Cuerpo de guardia de la puerta de Hernani con capacidad para 20 hombres, estaba situado junto a la puerta de Hernani y unido al fuerte de San Bartolomé por el muro aspillerado.

* La antigua Casa de Misericordia formó parte de la fortificación y sirvió de cuartel para 60 hombres.

* El Cuerpo de guardia del Paseo de los Baños (o del Antiguo), estaba formado por un cobertizo abierto pegado al muro aspillerado que terminaba en un edificio (o fortín) de planta cuadrada (5 m de lado), cubierta a cuatro aguas y convenientemente aspillerado. Al otro lado de la puerta se encontraba el cuerpo de guardia propiamente dicho, formado por un edificio, también aspillerado, de planta rectangular (13x7 m) que albergaba en su interior camastros corridos para descanso de la guarnición (56 hombres), así como una garita de vigilancia adosada a una de sus esquinas.

* El Cuerpo de guardia del Campo de Maniobras (actual Alderdi-Eder) tuvo planta trapezoidal. Una galería interior permitía el disparo en una segunda planta de aspilleras, dejando en el centro del edificio una suerte de patio interior (iluminado por una claraboya) por donde ascendían los cuatro pies derechos que sostenían la cubierta. Tenía una capacidad de 54 hombres.

* En marzo de 1874 el Ayuntamiento de la ciudad aprobó la ocupación de una habitación de la casa de D. Ignacio Irastorza, situada entre el cuerpo de guardia de El Antiguo y la antigua casa de la Misericordia, con objeto de establecer una guardia para un cabo y seis soldados.

El cariz que tomaban los acontecimientos bélicos forzó al Ayuntamiento a tapiar en marzo de 1874 algunas de las puertas del recinto de la ciudad; en concreto como la existente en el ángulo de la antigua Misericordia y dos de las tres puertas que se abrían en la cortina Santa Catalina-Gasómetro, quedando en tal zona únicamente la denominada "del muelle de servicio del río" (actual calle de Bergara).

Tras la finalización de la última confrontación carlista, el Ayuntamiento decidió prontamente la demolición del muro aspillerado y de los pequeños fortines anexos, aprobándose el 11 de abril de 1876 el pliego de condiciones que debía cumplir el ganador de la subasta convocada al efecto.

3 TORREÓN DEL ANTIGUO

El torreón del Antiguo estuvo situado en los actuales jardines del Palacio de Miramar. Su construcción fue aprobada por Real Orden de 1 de octubre de 1874 y en sesión del Ayuntamiento de 27 de junio de 1888 se autorizó el derribo del mismo, aduciendose para justificar tal acción que "...estaba en ruinas y no se utilizaba...". Sin embargo, además de estas razones, habría que considerar que el 9 de septiembre de 1888 la Reina María Cristina compró los terrenos en los que se levantaba para construir el futuro Palacio de Miramar y que también fue necesario por estas fechas (1889-1890) abrir un paso subterráneo (falso túnel) para que el trazado del tranvía pudiera pasar hacia Ondarreta (actual túnel del Antiguo).

El torreón tenía planta circular de 8,5 m de diámetro y 7 m de altura, rodeado por un foso de 3 m de profundidad y 5 m de anchura, que rozaba con la carretera a Lasarte y que, al menos durante algún período, quedó abierto a esta última. El basamento sobresalía 20 cm del resto del torreón, haciendo las veces de escarpa. Disponía de dos plantas y terraza. La primera planta y la terraza se sustentaban en un pie derecho central y en las paredes de mampostería.

La entrada se realizaba a través de una puerta abierta en la planta baja, que daba acceso a un estrecho vestíbulo. A la izquierda del mismo se abría el cuarto del oficial y al frente se entraba en el recinto principal de la planta, dotado de un camastro corrido apoyado en el muro. Entre el pie derecho central y los camastros quedaba un corredor que circundaba el pie derecho; apoyados en éste se depositaban los fusiles en posición vertical. En los muros se abrían un total de veinte aspilleras horizontales, situadas a una altura de 1,2 m sobre el camastro (que servía también de banqueta).

A la derecha del vestíbulo se iniciaba la escalera de acceso a la segunda planta, cuya estructura era similar a la de la primera. En ella se encontraba el aposento para el sargento, disponiendo de un acceso a la terraza superior. Ésta estaba delimitada por un parapeto de 1,3 m de altura en el que se situaban una veintena de aspilleras verticales (0,5 m de altura) abiertas por su parte superior. La planta de la terraza era unos centímetros más amplia que el torreón, apoyándose en unas pequeñas ménsulas, remate que rompía la monotonía de este tipo de construcciones. Sobre la terraza se dispusieron en ciertos momentos dos casetas de madera para refugio de la guardia. La capacidad del torreón era de 30 hombres.

4 FUERTE DEL MOLINO DE VIENTO

La curiosa denominación de la fortificación procede de la inclusión en la misma de un viejo molino de viento de planta circular (3,9 m de diámetro interior), 7 m de altura y paredes de 60 cm de grueso que se erguía en el pequeño altozano ocupado también por la casa de campo (con su huerta y cochera) propiedad de Antonio López de Letona. Actualmente en su entorno se encuentra la finca La Cumbre.

La Comisión de Armamento, Defensa y Subsistencias encargó al coronel de Ingenieros M. Vuelta el diseño del fuerte, que mereció la aprobación de la Comisión el día 4 de marzo de 1874, acordándose promover su construcción simultáneamente a las de los fuertes de Puyo y de La Farola.

En el citado proyecto puede comprobarse cómo el fuerte tenía planta de octógono irregular cuyos lados menor y mayor medían 7 y 48 m respectivamente, pudiéndose inscribir todo él en un rectángulo de 60x75 m. Tenía dos emplazamientos artilleros a barbeta a ambos extremos del lado más largo. Éste (probablemente) y los adyacentes disponían de un terraplén de unos 3 m de altura sobre la cota del terreno y considerable anchura (unos 8 m a ras del terreno y 5 m en su parte superior). Pegada al parapeto se encontraba una banqueta que recorría el mismo por la parte interior que tenía aproximadamente 2 m de ancho y 1,5 m de altura y a ella se accedía mediante un pequeño plano inclinado. La banqueta sólo era interrumpida por las dos explanadas artilleras y por la entrada al fuerte. El resto de los parapetos eran más sencillos (entre 2 y 3 m de ancho). Todo su perímetro estaba rodeado por un foso.

En el interior, a la derecha de la entrada, se encontraba el repuesto de municiones, de recios muros y planta rectangular (4x3 m). El otro edificio que incorporaba el fuerte era el del viejo molino de viento, situado cerca del acceso a uno de los emplazamientos de artillería.

5 EL FUERTE DE PINTORE

Situado al pie del "camino viejo de Hernani", fue construido en 1874. Su denominación procedía del caserío Pintore, que estaba incorporado en su extremo norte. Tenía planta de polígono irregular de 22 lados, adquiriendo forma muy alargada (150x20 m aprox.). Las diversas irregularidades en su trazado permitían realizar flanqueos de una parte importante de su muralla.

El acceso se abría al lado del caserío, que hacía las funciones de cuerpo de guardia, formando las paredes de éste con los muros del recinto una espaciosa entrada en la que se situaba una garita de vigilancia. Otra garita se instaló adosada a uno de los lados menores de Pintore. En sus proximidades se encontraba la cocina y un invernadero perteneciente al caserío.

En esta zona se levantaba también una caponera (o baluartillo), precedida de una glorieta elevada, que permitía el flanqueo del lienzo del que formaba parte el caserío e igualmente del que seguía paralelo al camino viejo de Hernani. Disponía de dos plantas. En las paredes de cada una de ellas se abrían una docena de aspilleras. La solivería de la planta superior se sustentaba sobre una viga longitudinal al baluartillo y sobre las propias paredes del mismo. La cubierta era a dos aguas y una escalera permitía el paso de una planta a otra.

Pero era el otro extremo del fuerte, el orientado hacia el sur, el que presentaba obras de fortificación de mayor envergadura: una batería artillera y un cuerpo de guardia. La primera tenía forma de pentágono irregular. Su gola estaba cerrada por un muro en el que se abría un acceso al que se llegaba mediante una escalera de 8 escalones, que se continuaban con otros 18 que permitían llegar al terraplén de la batería. Éste estaba recubierto por su parte exterior mediante un muro de mampostería más ancho en su base (2,3 m) que en su parte superior (1,2 m), dejando un parapeto de aproximadamente 2 m de altura, con su correspondiente banqueta. Aproximadamente en el punto medio de cada lado del parapeto se abría una cañonera. Visto desde el exterior, la batería tenía una altura de 6 m, a los que habría que sumar otros dos metros de foso. En dos de los vértices de la batería se habilitaron sendas garitas de vigilancia.

En el lado occidental, pegado a la batería, se encontraba el cuerpo de guardia. Tenía también planta de pentágono irregular y sobresalía del cuerpo del fuerte, de forma que servía para establecer los flanqueos de una de las paredes de la batería artillera y de la pared occidental del fuerte. Tenía dos plantas. En la primera, pegado a las paredes, se encontraba un camastro corrido que permitía el descanso de la guarnición. La segunda planta se sostenía sobre un pilar cuadrado erigido en el centro del cuerpo de guardia. Su solivería encajaba de forma radial en él y en los muros. La armadura de la cubierta se sostenía también sobre éstos y sobre un pie derecho soportado por el citado pilar, alcanzando altura suficiente como para permitir la inclinación del tejado. En tres de los muros de cada una de las plantas se abrían un total de once aspilleras. Se accedía a la segunda planta a través de una escalera que partía de un pequeño vestíbulo en el que también se encontraban los excusados.

En el espacio comprendido entre la batería artillera y el cuerpo de guardia se construyó un pequeño polvorín.

Los dos sectores del fuerte -septentrional y meridional- estaban unidos por un muro de 50 cm de espesor medio y de unos cinco metros de alto en el que se abrían 94 aspilleras, sin contar con las del baluartillo y cuerpo de guardia. Para salvar la diferencia de altura existente entre la cota de la huerta del caserío (que era el terreno aprovechado para formar el fuerte) y la altura de las aspilleras en la parte del muro que corría paralelo al camino viejo de Hernani, se montó una pasarela de madera elevada 1,5 m sobre el nivel del suelo que contaba con un espaldón. La pasarela se sujetaba en los propios muros del fuerte y, hacia el interior, en vigas apoyadas sobre una serie de postes de madera clavados en el suelo.

Tras la finalización de la Guerra el fuerte fue desmontado por el Ayuntamiento (1877). Primero retiró la mampostería, pero dejó intactos los terraplenes (de tierra) y el foso, lo que provocó la protesta del propietario del caserío.

6 TORREÓN DE ALCOLEA

Con fecha de 17 de julio de 1874 el Gobernador militar envió un oficio al Alcalde de San Sebastián en el que se decía que se sirviese "...disponer lo conveniente para que bajo su dirección se construya un fortín para 20 hombres con capacidad para 40 en el barrio de Loyola, según lo acordado en la Junta de Armamento y defensa de esta Plaza...".

El torreón de Alcolea (o de Loyola o de Piñueta) fue construido en ese mismo año de 1874 en el punto más alto del camino que unía los barrios de Eguía y Loyola. Si el torreón del Antiguo tenía planta circular, éste la tenía irregular, pero inscribible en una elipse de 10 m de eje mayor y 9 de eje menor. Disponía de dos plantas y terraza superior. La entrada a la planta baja se encontraba a 3 m de altura sobre la cota del suelo. De ésta se accedía a un vestíbulo. A la izquierda del mismo se situaba el alojamiento del oficial y, hacia el frente, la estancia principal, ocupada mayoritariamente por un camastro corrido arrimado a las paredes del torreón. En éstas se abrían un total de 25 aspilleras, situadas a 1,2 m de altura del camastro, al que tenían que subirse los soldados a modo de banqueta para disparar. En el centro de la estancia quedaba un espacio libre en el que se levantaban dos columnas metálicas que sostenían las vigas maestras sobre las que apoyaba la solivería de la planta superior.

A la derecha del vestíbulo de entrada se encontraba la escalera de acceso a las plantas superiores y el alojamiento del sargento. La disposición de la primera planta era similar a la de la baja, accediéndose a través de ella a la terraza. Ésta era unos centímetros más grande que las plantas inferiores, de forma que remataba grácilmente el torreón. No subsiste del mismo resto alguno.

7 FUERTE DE CONCORRENEA

El fuerte de Concorrenea estuvo situado en la modesta colina (60 m) de igual denominación situada al SE de la ciudad. Como vestigio de su antiguo uso militar aún se aplica a la zona el topónimo de Bateiya o Bateia (Batería). Su situación permitía el control del depósito de agua potable que abastecía a la ciudad, de la estación del ferrocarril y de los arenales de Gros. La construcción del fuerte fue decidida por el Ayuntamiento el 20 de agosto de 1873. El 3 de febrero de 1874 el arquitecto Goicoa presentó los planos del mismo, saliendo las obras a subasta el día 8 de febrero, sin que llegaran a adjudicarse. Una nueva subasta tuvo que celebrarse con el mismo fin el día 11 de febrero.

No se conservan restos visibles, pues fue desmontado al finalizar la III Guerra carlista. El lugar donde se levantaba fue transformado en un prado, hasta que en 1998 se construyó una urbanización. Dispuso de planta semioctogonal (o pentagonal). El lado mayor (de gola) tenía una longitud de 60 metros, que en el resto de los lados se reducía a 27 m. Un parapeto de 2,30 metros de altura protegía a la guarnición del fuerte por los lados menores. Su grosor en la parte inferior era de 5 m y en la superior de 2,5 m, pues formaba un ángulo con la horizontal de unos 45 grados. En el punto medio de cada lado se abría una cañonera de 1 m de anchura interior que se ampliaba hasta 3 m en su parte exterior. Enfrentada a cada una de ellas por la parte interior se encontraba una explanada de hormigón ligeramente inclinada hacia la cañonera.

En el ángulo más avanzado tenía un asentamiento a barbeta para una pieza de artillería dotado de carriles destinados a facilitar el giro del marco de la pieza.

Para que la tropa pudiera disparar con fusil por encima del parapeto, los lados menores tenían -excepto en lugar ocupado por las explanadas artilleras- una banqueta de 1 m de altura a la que se accedía por medio de cinco escalones.

La gola poseía tan sólo un muro de unos 30 cm de grueso. Pegado al mismo se encontraban los dos únicos edificios con que contaba el fuerte: un repuesto de municiones y el cuartel. El primero era un reducido edificio de planta rectangular de 4,20x2,20 m por su parte exterior (unos 4,5 m2 útiles). Sus muros eran más espesos hacia el exterior del fuerte (80 cm) que hacia su interior (30 cm).

El cuartel tenía forma aproximadamente rectangular (30x7 m, excepto la zona central cuyo ancho era de 10 m) y cubierta a dos aguas. Su distribución interior era más o menos simétrica con relación al pasillo central que comunicaba el foso y la plaza de armas interior del fuerte. Según se entraba en el citado pasillo desde el foso, a la derecha se abría la puerta del cuerpo de guardia y a la izquierda la del pabellón de oficiales. Desde la plaza de armas interior se accedía al resto de las dependencias por medio de dos puertas: dos dormitorios para la tropa y otros dos pabellones para suboficiales comunicados con éstos. Los dormitorios no eran del mismo tamaño, (54 y 43 m2) ya que parte de la superficie estaba dedicada en una de las alas a albergar a dos habitáculos con entrada independiente por un lateral del edificio donde se habilitaron las cocinas. Dentro de cada dormitorio se disponían dos camastros corridos.

En la confluencia de dos de los lados menores con el mayor se encontraban los excusados, uno para la tropa y otro para los oficiales, así como dos aljibes, uno a cada lado del cuartel, formados probablemente por grandes tinajas de barro enterradas.

Todo el conjunto descrito estaba rodeado por un foso cuya profundidad oscilaba entre 2 y 4 m. La escarpa del foso terminaba en una berma de unos 40 cm de ancho, sobre la que se levantaba el inclinado parapeto. La contraescarpa disponía también de una berma sobre la que se elevaba ligeramente el terreno para terminar en un suave glacis.

La defensa del foso estaba encomendada a dos caponeras, situadas en el punto de intersección de los tramos menores del parapeto. El acceso a las mismas se realizaba por medio de dos poternas bajo el parapeto a las que se ingresaba por medio de una escalera (en un caso de 9 y en otro de 11 escalones) continuada por una rampa. Ambas caponeras tenían planta rectangular (2,4x4 m), cubierta abovedada y muros que en su parte baja llegaban a tener hasta 1 m de espesor. En sus paredes laterales se abrían 4 aspilleras que permitían el flanqueo del foso, de forma que la guarnición del fuerte podía disparar sobre los asaltantes que hubieran podido acceder al mismo. Las caponeras estaban construidas sobre el fondo del foso (que seguía su contorno) y su cubierta no sobresalía del mismo.

Las dos caponeras podían flanquear cuatro de los lados del fuerte. El lado mayor podía ser flanqueado por una tercera caponera de planta pentagonal adosada al muro. En uno de sus lados disponía de una puerta hacia el foso que constituía el único acceso al fuerte. En las proximidades de dicha puerta el foso disponía a su vez de un acceso al exterior.

8 FUERTE DE HERNÁNDEZ

El fuerte de Hernández se encuentra situado a 260 m de altura en la cadena montañosa de Igueldo, entre el fuerte de la Farola y el torreón del Calvario, muy próximo al fuerte de Artola (situado al sur y a menor cota) y al de Mendizorrotz, que todavía en enero de 1876 estaba en manos de los carlistas.

Del fuerte de Hernández propiamente dicho no tenemos excesivos datos. Su curiosa denominación la recibió en memoria del capitán de la compañía de Ingenieros que colaboró en su construcción, Joaquín Hernández, muerto el 3 de febrero de 1875 en el cerro de Muniain (El Globo : diario ilustrado, 3-7-1875, p. 11).

Fue levantado a la par que el de Ametzagaña, habiéndose ejecutado como fortificación provisional sobre terrenos pertenecientes a D. Roque Hériz, a quien le fueron expropiados para tal fin un total de 7.566 m2 de terreno.

La obra tenía planta pentagonal y estaba rodeada por un foso, ocupando el espacio delimitado por su contraescarpa una extensión de 3.592 m2. Contaba con una batería enfrentada a la posición de Mendizorrotz y a su vertiente sobre el valle del río Oria. En el interior del recinto disponía, al menos, de un cuartel dotado de muros aspillerados y de otra edificación destinada al alojamiento de los oficiales.

El Capitán General del Distrito dispuso tras la terminación de la Guerra en 1876 que se cerrase el fuerte, pero que no fuese destruido. En julio del año siguiente fue entregado por orden del Capitán General Jefe del Ejército del Norte al cuerpo de Carabineros. La nueva ocupación se limitó únicamente a utilizar uno de los edificios (el alojamiento de oficiales) para vivienda de un pequeño destacamento del Cuerpo y de sus familias. Durante los 35 años que estuvo en manos de los carabineros fueron realizadas las labores mínimas de mantenimiento exclusivamente en el edificio utilizado, mientras el resto del fuerte se arruinaba progresivamente. Llegado el momento de abandono del fuerte por parte del Cuerpo (1914), su situación era ya lamentable.

En la relación de obras permanentes de defensa de la frontera oeste del Pirineo que señala el informe de la Junta Consultiva de Guerra de 12 de Julio de 1900 (aprobado por R. O. de 14 de marzo de 1901) aparece (designado como Fuerte de Igueldo) formando parte de una relación de 12 obras procedentes de la última Guerra Carlista con carácter accesorio y secundario de las que se dice que "...deberán conservarse y mejorarse en lo posible sin grandes sacrificios para el erario público...". En el citado informe se le asignaba la misión de contribuir junto con otros fuertes a oponerse al avance de las tropas en el caso hipotético de que el enemigo intentase tomar de revés (por San Sebastián) la posición barrera de Oyarzun. Pero para hacer el fuerte operativo era necesario realizar grandes obras, cuyo importe en absoluto las convertía en rentables.

Las opiniones en este sentido del ingeniero comandante de San Sebastián en informe de 14 de abril de 1914 fueron asumidas por el Comandante General de Ingenieros de la 6ª Región militar en oficio enviado al Capitán General de la Región con fecha 18 de abril de 1914 y por este último en oficio dirigido al Ministro de la Guerra con fecha 27 de abril de 1914.

En el citado informe se recomendaba la devolución del terreno y ruinas a los herederos del antiguo propietario, puesto que éste no había percibido la indemnización de 622,82 pta a que tenía derecho por la ocupación de los terrenos.

En la actualidad quedan algunos restos del fuerte formando parte de una parcela de propiedad privada en el paraje denominado Gudamendi (o, antiguamente, Gulamendi o Cuarto pico). Dentro de la misma se eleva un curioso depósito de agua proyectado en 1939 por Machimbarrena con objeto de dar servicio al núcleo urbano de Igueldo y sus aledaños. Por su apariencia de torreón militar parece formar parte del fuerte, aunque nada tuvo que ver con él. Su estratégica situación hace que sea visible desde cualquier punto de la bahía de la Concha y sólo su camuflaje de esbelto torreón militar ha permitido su pervivencia a lo largo de los años.

El torreón del Calvario, levantado en la cima del monte Calvario-mendi (279 m), constituyó una obra avanzada complementaria del fuerte Hernández con misión de dominar el núcleo rural de Igueldo y batir desde ella las avenidas del mismo hacia el fuerte. Fue construido en terreno propiedad de D. Ulpiano Campión, siendo devuelto a su antiguo propietario por R. O. de 12 de agosto de 1892. Actualmente no se aprecian restos visibles del mismo.

9 FUERTE DE LA FAROLA

El fuerte levantado en Igueldo durante la III Guerra carlista reprodujo la estructura general del levantado en la I Guerra. Como aquél, los planos del proyecto de construcción nos informan (dando por hecho que se construyó de acuerdo con ellos) de la existencia de dos sectores separados por un foso de 3 m de profundidad y anchura comprendida entre 5 m (hacia el norte) y 3,5 m (hacia el sur). Para unir ambos sectores se ideó un pequeño puente de madera sobre el que se deslizaba una vagoneta.

El sector oriental incorporaba en su parte central el antiguo faro, que hacía las veces de cuartel, al que se le añadieron dos pequeños cobertizos de planta cuadrada (3x3 m). El oriental albergaba la cocina. En el hueco comprendido entre ésta y el viejo faro se formaba un espacio triangular que hacía las veces de despensa. El cobertizo occidental era utilizado como habitación para el oficial que mandaba el fuerte. Ambos tenían la puerta y una ventana orientada hacia el sur, al igual que la entrada del torreón.

El recinto tenía planta de polígono irregular de siete lados, inscribible en un rectángulo de 30x20 m y estaba rodeado por un foso excepto por la escarpada vertiente norte. El parapeto era de mampostería, alcanzando una altura aproximada de 1 m; algo más (1,7 m) en las inmediaciones de la puerta de entrada, que se encontraba orientada hacia el SW y se abría al foso que separaba los dos sectores del fuerte. La escarpa de este último sector estaba recubierta de mampostería. En los extremos NE, SE y NW disponía de pequeños cubos de planta aproximadamente semicircular. En las proximidades de este último proyectaron los excusados.

El sector occidental tenía forma aún más irregular que el oriental, inscribible en un rectángulo de 45x20 m. Disponía de dos estrechos apéndices (al SE y NW) que mejoraban el flanqueo del fuerte. Este sector tenía dos emplazamientos para cañones. Uno -a barbeta- situado en el apéndice NW y otro -en cañonera- orientado hacia el sur. Pegado al lado este se encontraba un pequeño edificio rectangular de 6x4 m que servía de polvorín. En su proximidad se encontraba el aljibe, probablemente formado por una gran tinaja de barro enterrada en el terraplén. Gran parte del parapeto estaba recorrido por una banqueta que facilitaba el disparo. Los planos existentes del fuerte no indican que el parapeto tuviese aspillerado, pero en las fotografías de principios del s. XX éstas aparecen claramente. Dos garitas cuadradas se dispusieron en las cercanías de los apéndices.

El foso, que en alguna parte coincidía con el camino de acceso al fuerte por su lado sur, estaba cerrado en ciertas partes por una empalizada. La guarnición del fuerte estuvo constituida por 80 soldados de infantería y 9 de artillería, que dieron servicio a una pieza de a 8 larga y otra, también de a 8, corta.

10 FUERTE DE LUGARITZ

El fuerte de la última Guerra carlista fue más poderoso que el levantado en la primera. Su construcción fue decidida en septiembre de 1874 por la Comisión de Armamento y Defensa y aprobada por el Ayuntamiento en sesión del 30 de septiembre del mismo año. Tenía la misión de defender la carretera de Lasarte y el barrio del Antiguo, haciendo de punto intermedio entre los fuertes de Farola (Igueldo) y del Molino de Viento (Ayete). Tuvo forma de cuadrilátero con tres lados de 40 m y uno de 50 m de largo. Estaba rodeado por un parapeto de anchura variable (entre 4 y 2 m), correspondiendo la parte más débil a la que se encontraba en las proximidades de la entrada al fuerte donde desaparecía totalmente para ser sustituido por una pared de unos 60 cm de grueso dotada de aspilleras. Encima de los tramos de parapeto que no cumplían otra función se levantaban muretes de 50 cm de grueso y otros 50 de alto en los que se abrían aspilleras (49 en total).

En el parapeto de uno de los ángulos de la fortificación se abrían tres cañoneras dotadas de una única explanada artillera protegida por dos traveses, disponiéndose a un lado y otro del conjunto sendas garitas aspilleradas. En el extremo opuesto a la puerta del fuerte se montó el asentamiento a barbeta protegido por dos traveses, estableciéndose en sus proximidades una tercera garita aspillerada.

La totalidad del fuerte estuvo circundado por un foso de seis metros de ancho y cinco de profundidad. Para evitar que el enemigo pudiera cruzar el mismo se construyeron dos caponeras en dos vértices opuestos, de forma que podía flanquearse desde ellas la totalidad del foso. A la caponera más próxima a la entrada del fuerte se llegaba por una poterna en rampa bajo el parapeto. Pronto se bifurcaba en dos, dando paso a dos pequeños sectores de galería de escarpa situados a uno y otro lado de la caponera propiamente dicha (6 aspilleras por lado). Siguiendo por la poterna (una aspillera a cada lado), ya sin pendiente, se llegaba a una estancia dotada de planta en forma de rombo (8 de largo y 4 m de ancho), aspillerada en todas sus paredes. Las aspilleras del primer tramo (5 por lado) eran las que permitían el flanqueo longitudinal del foso, mientras que las aspilleras del tramo en punta (4 por lado) permitían el flanqueo transversal del sector de foso que circundaba la caponera misma. En el centro de la caponera se encontraba una escalera que permitía bajar a la planta inferior, que tenía la misma forma y aspillerado que la superior (incluyendo los sectores de galería de escarpa), pero cuyo suelo estaba situado a un metro sobre la cota del fondo del foso.

La caponera construida en el vértice opuesto era similar a la descrita. El acceso se realizaba en lugar de por el punto medio de la caponera, por el pasillo aspillerado de la escarpa (una de cuyas alas tenía 4 en lugar de 6 aspilleras. Otra diferencia era que la estancia en forma de rombo era ligeramente más estrecha (4x8 m) y que eran 4 y no 5 por pared el número de aspilleras capaces de flanquear longitudinalmente el foso.

En el interior del fuerte se levantaban tres edificios. El principal tenía planta rectangular (23x10 m), cubierta a dos aguas y estaba dividido longitudinalmente en dos por un muro de mampostería (de 5 m de alto) que facilitaba la sujeción de la cubierta. En su punto medio el muro permitía la comunicación de los dos sectores del edificio. El muro de cierre estaba perforado en tres de sus lados por un total de 37 aspilleras. El acceso tenía lugar por uno de sus lados mayores, el más próximo a la puerta del fuerte, disponiéndose pegados a todas las paredes camastros corridos para el descanso de la guarnición. El único lado no aspillerado tenía anejas dos pequeñas estancias de 3x3 y 2x2 m que albergaban las cocinas, con accesos independientes del cuartel.

Un segundo edificio (4x7 m), situado en las proximidades de la entrada del fuerte, servía de alojamiento de la oficialidad y otro (5x4 m), provisto de un pequeño vestíbulo, estaba destinado a albergar la pólvora.

Los excusados estaban formados por una estancia embutida en el parapeto entre una de las caponeras y la garita próxima al emplazamiento de uno de los cañones.

11 EL FUERTE DE PUYO

El fuerte de Puyo (Puyu o Puio) ocupó durante la última guerra carlista una de las elevaciones (118 m) que limitaban las marismas de Amara en la orilla izquierda del Urumea, ocupando terrenos propiedad del Duque de Bailén.

En sesión del Ayuntamiento de San Sebastián de 2 de marzo de 1874 se dejó constancia de la reunión mantenida el día anterior por "las autoridades superiores de la Provincia y de esta capital" en la que, tras apresurar la construcción de los fuertes de Concorrenea y Molino de Viento, se dejaba para resolver más adelante la construcción o no de un fuerte más avanzado en Puyo. A los pocos días, el coronel del arma de Ingenieros M. Vuelta presentó ante la Comisión de Armamento, Defensa y Subsistencias de San Sebastián los planos del proyecto del fuerte de Puyo (conjuntamente con los del fuerte del Molino de Viento) que fueron aprobados, decidiéndose su urgente construcción. El tres de abril de 1874 el Gobierno militar de Guipúzcoa autorizaba al Ayuntamiento a construir los citados fuertes.

En el proyecto puede constatase que el fuerte tenía planta aproximada de pentágono irregular, formada en cuatro de sus lados por un parapeto de tierra de varios metros de grueso que interiormente estaba revestido de mampostería. Hacia el exterior descendía en declivio exterior. La pendiente moderada de éste se hacía más pronunciada al comenzar la escarpa del foso, que rodeaba el fuerte por todos los lados, excepto uno (al menos eso se deduce de su proyecto de construcción). Por encima del parapeto los defensores podían disparar subiéndose a una banqueta, a la que se podía acceder mediante una pequeña rampa. En dos de sus esquinas se habilitaron emplazamientos a barbeta para sendos cañones. En otro de los lados se abría una cañonera.

La disposición de la cerca era diferente en el lado en el que se abría el acceso al fuerte, puesto que estaba formada por un muro aspillerado ligeramente más alto que el resto del parapeto. A un lado y otro de la puerta unos requiebros del muro permitían el flanqueo de la puerta y del puente levadizo que cruzaba el foso.

En el lienzo opuesto a la entrada se levantaba una "caponera alta" que mantenía la misma estructura constructiva general, permitiendo el flanqueo del foso. El término caponera alta indica probablemente que ésta estaba al nivel del resto de los muros, puesto que una caponera convencional no sobresale generalmente del foso.

El centro del fuerte estaba ocupado por el caserío Puyo, del que se dice en el proyecto que sería necesario "...rebajar su altura y añadirle otro cuerpo para que pueda alojar a parte de la guarnición...". Dicho caserío tenía planta rectangular y, pegados a uno de sus lados mayores, se encontraban los pabellones para el Jefe del fuerte y sus oficiales y, en uno de sus lados menores, el aljibe y los excusados.

No era ésta la única edificación que tenía el fuerte, pues según se entraba en él, a la izquierda, se levantaba una construcción apoyada en el parapeto que servía también de alojamiento para la guarnición. Contaba ésta con dos camastros corridos en los que dormían los soldados. Sobre el que se apoyaba en la pared exterior los soldados podían subirse a modo de banqueta para disparar por las aspilleras que debía tener el fuerte en este lienzo (por lo tanto debía de sobresalir del parapeto de tierra). Dentro del citado edificio también existían dos cuartos para sargentos. El último elemento destacable en el interior del fuerte es un repuesto de municiones que parece embutido en el parapeto, a la derecha de la puerta de entrada.

Como curiosidad cabe destacar que el fuerte de Puyo fue de todos los que se levantaron en esta época en los alrededores de San Sebastián el que mayor cantidad de madera recibió para su construcción procedente del viejo puente (de madera) de Santa Catalina. La autorización para su derribo partió del Diputado General de Guipúzcoa, que en oficio de 21 de marzo de 1874 suplicaba al Ayuntamiento de San Sebastián que "...a fin de tener preparados con antelación los materiales necesarios para la construcción de los fuertes de Puyu, Molino de Viento y Faro de Igueldo, disponga la inmediata demolición del puente viejo de Santa Catalina de esta ciudad cuyo maderamen se ha de utilizar en dichos fuertes...", dando una serie de instrucciones de la forma en que debía de realizarse la operación. En primer lugar se tasaría el valor de la madera, después el Ayuntamiento desmontaría a su costa el puente, reservándose la Provincia la reclamación a quien correspondiera del importe del material utilizado de acuerdo con la valoración previa.

12 FUERTE DE AMETZAGAÑA

En 1875 se construyó el fuerte de Ametzagaña (cota 123) en el mismo lugar en el que se levantó otro en la primera Guerra Carlista. Su función era la de contrarrestar la posible ocupación por parte de las tropas carlistas del abandonado convento de Uba y hostigar con su artillería a las cercanas posiciones enemigas de San Marcos (3,5 Km al este, cota 280 m) y Santiagomendi (4 Km al sur, cota 303 m)

Su planta es aproximadamente un pentágono irregular (28x37x25x25x43 m), correspondiéndose dos de sus lados con la batería artillera. El lado mayor de la misma (43 m) dispone de un parapeto de 5 m de grueso en el que se abren cuatro cañoneras. El menor (25 m) tiene dos y su parapeto llega a tener 6 m de grueso. Los citados parapetos son de tierra revestida hacia el interior de mampostería. En el vértice de unión de ambos lados se aprecia una estructura de planta semicircular que probablemente fuera el asentamiento de una pieza de artillería montada sobre marco alto. La explanada donde se fijaban los cañones tiene una anchura de 6 m y está elevada 3 m sobre la cota del resto del fuerte. Para salvar tal desnivel cuenta con una rampa y dos escaleras.

El resto del cerramiento del fuerte estaba formado por un muro de mampostería convenientemente aspillerado. En el interior del recinto inferior se pueden distinguir todavía tres edificios. Pegado al muro de contención de las batería se encuentra el polvorín, identificable por sus ventanucos laberínticos característicos. Tiene planta rectangular de 7x3 m, acceso precedido por un pequeño habitáculo a modo de vestíbulo y techo protegido en otros tiempos por un blindaje de tierra.

El edificio principal tiene planta cruciforme, formando parte la mitad del mismo del cerramiento del fuerte; por ello dispone en ese lado de aspilleras y de alguna ventana. El brazo corto, al sobresalir con relación al resto del edificio, cumple la función de caponera que permitía el disparo enfilado a lo largo del foso. El citado edificio -hoy en ruinas- tuvo en su día dos plantas (tres en el ala pequeña que hacía de caponera). El ala más larga (36 m) servía de alojamiento para la guarnición. Por sus dimensiones podría albergar aproximadamente 130 hombres que dormían en camastros corridos a lo largo de las paredes del cuartel.

El tercer conjunto de edificios o estancias compartimentadas está pegado al cuartel y a una de las paredes exteriores del fuerte, albergando el excusado y las cocinas.

El fuerte está rodeado (todavía hoy en día se percibe con cierta claridad) por un foso de 5 metros de ancho y 4 m de profundidad. Para defender el mismo se dispusieron dos medias caponeras y dos caponeras, de las que únicamente se ha conservado la que forma parte del cuartel. Del resto no quedan vestigios visibles, pero sí son llamativos los accesos a las mismas, que pueden confundirse en su estado actual con entradas al fuerte.

Al estar las caponeras en la misma cota que el foso, el acceso ha de realizarse mediante una pequeña rampa, que en el caso de la caponera situada en el vértice de unión de los dos lados que forman las batería artillera toma la forma de un estrecho y sinuoso túnel abovedado bajo el parapeto (hundido actualmente en un sector). Desemboca hoy en día en el foso, pero en su momento lo hizo en la caponera. Ésta tenía forma de pentágono irregular; en sus flancos (5 m) se abrían cinco aspilleras y tres en sus frentes (4 m).

Las dos medias caponeras eran continuación de los parapetos de las baterías artilleras y al menos una de ellas llegaba a sobresalir del foso, debido a sus tres plantas, la última actuando a modo de caballero (dominando al resto de la fortificación). El sector de la media caponera que quedaba alineado con el parapeto de la batería disponía de un terraplén de, al menos, dos metros de tierra, con objeto de protegerla de un posible impacto de la artillería enemiga. Para acceder a las mismas se utilizaba el sistema de pequeño túnel abovedado, pero en este caso, de menor recorrido que el mencionado en primer lugar. Las dimensiones útiles de las caponeras eran de 4x1,5 m y de 3,5x2,2 m.

La entrada al fuerte se realizaba mediante un puente sobre el foso (probablemente móvil). Actualmente, entrando por este acceso puede observarse, a la izquierda, una escalera de acceso a la batería artillera con aspilleras en una de las paredes que la limita. Continuando, a la derecha se ven los restos de una pequeña estancia, pegada a una de las paredes menores del cuartel. A la izquierda se encontraría el polvorín y, enfrente, una de las alas menores del cuartel. Frente a ella desciende otra escalera que permite la comunicación con la batería artillera. Al fondo se ve la rampa principal de comunicación con la batería y a su derecha los restos de los pequeñas construcciones que albergaban los excusados y la cocina.

Al contrario que otros fuertes destruidos al finalizar la Guerra, el de Ametzagaña permaneció en activo hasta el año 1891. En un informe firmado con fecha 29 de Mayo de 1891 por el comandante de Ingenieros de San Sebastián se decía del fuerte que "...poseyendo los formidables fuertes de San Marcos y Choritoquieta... Ametzagaña carece de importancia al presente... Lo constituye parapetos de tierra y foso sin revestir... ejecutando los alojamientos, á escepcion del almacen de pólvora y los de oficiales, de madera con cubierta de teja. El tiempo transcurrido ha hecho que las aguas... degraden los parapetos y contraescarpas y los fosos se hallan casi cegados, los blindajes de los repuestos se han podrido y hundido y los alojamientos cuyas maderas ván de dia en dia pudriéndose se mantienen á fuerza de retejos y remiendos que no compensan el gasto con la utilidad y como su importancia futura, es por lo dicho nula, su destruccion se impone y ha durado, dados los materiales y clima, mas de lo que éra de esperar... La guarnicion que requirió en la última guerra de 200 hombres que serian mucho mejor empleados para otras contingencias..."

Por R. O. de 25 de agosto de 1891 se dispuso que fuera desguarnecido y que se entregara a los colonos dueños de los terrenos colindantes para velar por su conservación, siendo devuelto, por fin, al Conde de Peñaflorida por R. O. de 26 de noviembre de 1891, cayendo con el tiempo en el olvido.

13 FUERTE DEL ALMIRANTE

El fuerte del Almirante (cota 208 m) se encuentra situado en la parte oriental del monte Ulía. En sus proximidades, al otro lado del canal de acceso del Puerto de Pasajes, se levantan el viejo Castillo de Santa Isabel y el Fuerte de Lord John Hay. Hacia el sur se avistaría el fuerte de Alza, quedando situado muy cerca del de Miracruz (o de Labeas). Con relación a los dos últimos se dispone de poca información.

El fuerte de Alza (cota 104 m) fue construido fortificando el núcleo urbano de Alza de forma similar a como se realizó en la Primera guerra carlista, intentando con ello el control de la carretera que se dirigía a Pasajes y Rentería, siendo demolido nada más terminar la guerra. El fuerte de Miracruz, a media falda meridional de Ulía, ocupó el mismo emplazamiento del fuerte de San Martín de la Primera guerra.

El castillo de Santa Isabel es el que goza de mayor antigüedad. Dejó de prestar servicio militar en 1867. En la III Guerra carlista consta como uno de los puntos fortificados al servicio de las tropas liberales. Posteriormente fue utilizado por el cuerpo de Carabineros, siendo cedido (sin transferencia de propiedad) el 2 de julio de 1909 para servir de almacén de efectos de salvamento y mantenimiento de la luz de enfilada. En los trabajos realizados a partir de 1919 para mejorar el canal de entrada al puerto fue destruida la plataforma artillera, privando al fuerte de su principal elemento. Los todavía abundantes restos (principalmente la muralla de tierra y algunos vestigios de las casamatas subterráneas) sirven de marco a una vivienda particular.

Pero volviendo al fuerte del Almirante, podemos afirmar que los restos que permanecen hoy en día datan de la III Guerra Carlista, aunque algunas de las descripciones que han llegado hasta nosotros del levantado durante la primera Guerra coinciden en las dimensiones y distribución de los distintos elementos que lo componen.

El fuerte tiene planta rectangular, casi cuadrada, con una superficie aproximada de 1600 m2. Su pared meridional (orientada hacia Herrera) consiste en la roca natural convenientemente desprovista de irregularidades que pudieran facilitar la escalada. El resto del recinto está delimitado por un terraplén dotado de cierta inclinación y revestido de sillares toscos. En buena parte de su perímetro está actualmente cubierto por vegetación que cae desde el interior del fuerte o que nace entre los sillares. El lado norte presenta una pequeña irregularidad o saliente. Cuando estuvo activo, es posible que una parte del fuerte tuviera muros aproximadamente metro y medio más altos que los actuales (que están casi al ras del suelo interior) en los que se abrirían numerosas aspilleras. El conjunto está rodeado por un foso en el que en ciertos lugares se puede apreciar, incluso hoy en día, el recubrimiento pétreo de la contraescarpa.

Penetrando por el acceso, situado en su lado oriental, puede aún observarse, a la derecha, un edificio rectangular (cuartel) que aprovecha la pared septentrional del fuerte. Justo frente a la entrada se encuentra un pequeño edificio, destechado como el anterior, que constituiría probablemente el polvorín. La parte izquierda es la más despejada y actualmente sólo se aprecia una pequeña estructura cuadrada que baja algunos decímetros por debajo de la cota media del fuerte.

La parte sur y oeste presentan lo que podría considerarse un parapeto bastante deteriorado, de varios metros de ancho, que en el estado actual del fuerte se traduce en una elevación del terreno.

14 RECINTO FORTIFICADO DE HERNANI

El núcleo urbano de Hernani fue uno de los que fueron fortificados en su totalidad durante la última Guerra Carlista por obra y gracia de Voluntarios de la villa. Los elementos de fortificación fueron, según sectores, muros de mampostería aspillerados y sin aspillerar, diversas baterías artilleras, fuertes, tambores, aprovechamiento de edificios para formar la cerca mediante el tapiado de puertas y ventanas, etc. El recinto así configurado contaba, al menos, con cuatro puertas. Una de ellas permitía (SE) el acceso a la fuente, estando protegida la distancia comprendida entre la puerta y la fuente por un camino cubierto.

En el interior de la población existían además algunas calles dotadas de barricadas y tres tambores. Dos de estos últimos tenían planta semicircular (por estar pegados a edificaciones), disponiendo de un radio exterior de 4 m y un solo piso de aspilleras. Estaban cubiertos por un tejado semicónico que llegaba hasta los 5 m de altura. Uno de ellos se situaba frente a la puerta W, en la plaza del Mercado en su unión con la calle del Urumea (actual Cardaberaz n. 42), mientras que el otro se encontraba adosado al actual edificio de la calle Aztieta, n. 41. El tercer tambor cerraba la entrada principal de la iglesia parroquial. Tenía planta semicircular (5 m de radio exterior) y cubierta semicónica que llegaba hasta 12 m de altura. Tenía dos plantas y, por lo tanto, permitía disponer de dos series de aspilleras, una a 1,2 m de altura y otra a 3,9 m. La iglesia contaba con otros espacios aspillerados, uno en el ábside y otro junto a la Casa Consistorial. Ésta, por cierto, fue destruida (16 de septiembre de 1875) y fue dotada también de diversos cerramientos aspillerados, especialmente en la arquería de su fachada principal. Entre las obras de fortificación que rodeaban al núcleo urbano de Hernani se encontraban:

FUERTE DE LIZARRAGA

Situado en las proximidades de la confluencia de la calle Mayor y del Urumea, frente al convento de las Agustinas. Cerraba la entrada a la villa desde la confluencia de las carreteras de Astigarraga y de Oriamendi. Consistía en una casa con algunas obras de refuerzo en las puertas y ventanas y un pequeño sector (20 m) fortificado que cerraba la entrada a la villa con una edificación de dos metros de ancha, formada por un muro aspillerado (de 50 cm de grueso) hacia el exterior y otro sin aspillerar hacia el interior de la villa, dejando entre ambos un pasillo (de 1 m) dotado de cubierta a dos aguas. En uno de sus extremos tenía un tambor aspillerado de planta curva que permitía el flanqueo del muro y de la casa principal. La defensa se complementaba con un pequeño foso de 2 m de ancho y 1 m de profundidad.

FUERTE DE SANTO DOMINGO

Apoyado en un muro sin aspillerar de 50 cm de grueso que cerraba por el norte la villa se levantó un recinto formado por un parapeto de tierra de 2,2 m de altura y 3 m de grueso en su parte inferior (2,5 m en la superior) revestido interiormente por un muro de mampostería de 0,5 m de grueso que adoptaba forma pentagonal, dejando entre los parapetos un recinto interior de 1 m de ancho por 2 de largo. Pegada al mismo se construyó una banqueta que permitía el disparo de fusilería por encima del mismo. Por la parte exterior disponía de un foso de 1,5 m de profundidad (que sumada a la altura del parapeto llegaba a suponer un obstáculo de unos 4 m del altura), prolongándose unos 60 m a izquierda y derecha del pequeño baluartillo así formado que por misión tenía el flanqueo del muro.

FUERTE DE BIREBEN

Recibía esta denominación una casa que, cerradas convenientemente puertas y ventanas por diversos dispositivos, permitía hacer fuego a través de aspilleras. La casa se situaba por detrás del muro de cierre septentrional, que en el tramo enfrentado a la citada casa contó con un sector aspillerado.

FUERTE DE PAISSAC

Situado en el barrio del Humilladero, constituía la fortificación más meridional que defendía el núcleo urbano y las inmediaciones de la carretera a Tolosa. Estaba formado por un torreón aspillerado de planta semicircular (7 m de diámetro y 6 m de altura) rodeado por un pequeño foso de 1 m de profundidad que se continuaba hasta abrazar una casa próxima.

FUERTE DE BARRENECHEA

Cubría unos 60 m del frente SE, estando formado por un parapeto de tierra de 4 m de altura preparado para disparo de fusilería. En su mitad formaba un ángulo que permitía el flanqueo a fusil de parte de la obra, recibiendo además flanqueo de un pequeño tambor del muro aspillerado que cubría casi toda la parte E del núcleo urbano.

BATERÍA PARA ORCOLAGA-GAÑA Y ANTONENEA

Situada a continuación del fuerte de Barrenechea estaba formada por un parapeto de tierra de 5 m de altura, teniendo por el interior 2 m de altura. Formaba un saliente en el que se abrían tres cañoneras, orientadas hacia el E, SE y S respectivamente.

BATERÍA PARA ASTIGARRAGA

Estaba situada en segunda línea, varios metros por detrás del muro aspillerado. Su parapeto formaba un ángulo recto con lados de unos 15 m de largo. En uno de ellos se abría una cañonera orientada hacia el NE.

BATERÍA PARA SANTIAGOMENDI

Estuvo situada al N del núcleo urbano, disponiendo de dos parapetos. Uno de ellos formaba ángulo recto, de forma que uno de sus lados (de 20 m de largo) quedaba en primera línea, constituyendo parte del cierre exterior de Hernani. El segundo parapeto, retrasado con respecto al primero, disponía de un frente de 15 metros en el que se abría una cañonera orientada hacia Santiagomendi. Este parapeto se complementaba con dos alas de 10 m de longitud, una formando con él ángulo recto y la otra ángulo obtuso. En sus proximidades contaba con una pequeña casa convenientemente aspillerada y con sectores de muro aspillerado.

15 EL FUERTE DE SANTA BÁRBARA

Hernani contó con tres fuertes liberales: al este, Montebideo (cota 135); Oriamendi al norte y Santa Bárbara al suroeste.

El fuerte de Santa Bárbara se levantó en la primera Guerra Carlista con objeto de ocupar la cima de la montaña del mismo nombre que domina el núcleo urbano de Hernani. De algunos documentos cartográficos del año 1847 parece deducirse que el fuerte no fue derruido tras la I Guerra carlista y que pudo recibir algún tipo de labores de conservación. Sin embargo, en un informe del año 1891 se dice que "... fue restablecido el año 1875, bajo la misma traza que el anterior, aprovechando los cimientos; es de mampostería hecha muy ligeramente y con malos morteros, pues, como las circunstancias apremiaban, todo se sacrificó a la rapidez de ejecución y escasos medios con que se contaba...". El citado "restablecimiento" probablemente tenga que ver con la orden del Gobierno Militar de Guipúzcoa de fecha 29 de noviembre de 1874 por la que se realizaron diversas obras de recomposición de la fortificación, siguiendo las directrices del Cuerpo de Ingenieros Militares.

Con relación a la planta del primer fuerte destacan las modificaciones de las baterías de artillería, adquiriendo planta circular las del NE y SW; el aljibe sufrió algunas mejoras, tales como la instalación de una bomba o la canalización hacia él del agua de lluvia que caía sobre algunos tejados; los tres accesos que poseía el fuerte fueron reducidos a uno solo, etc.

No obstante, la planta del fuerte seguirá estando formada por tres sectores: el inferior (cota 200 m), con forma de polígono irregular de nueve lados; el superior (cota máxima 247 m), con forma aproximada de octógono irregular, y una estrecha caponera aspillerada en fuerte pendiente que une ambos. Las aspilleras del sector superior y de la caponera son convencionales (esto es, su abertura es más ancha hacia el interior que hacia la campaña), mientras que las del sector inferior son mayoritariamente mixtas (el punto medio del muro es el más estrecho, abriéndose desde él hacia el interior del fuerte y hacia la campaña).

El lado 1 (NW) del cuerpo inferior tiene una longitud de 10 metros, abriéndose en el mismo la entrada. Ésta se realiza en pendiente e inicialmente deprimida con relación al resto de la cota del sector. Cuenta con dos órdenes de fuegos. El inferior está constituido por una aspillera a cada lado de la puerta, mientras que el superior hace un continuo incluso sobre la puerta, para cuyo servicio cuenta con una especie de adarve volado sobre la entrada. Es preciso advertir que tal disposición no es la original (ya en 1940 estaba destruida), sino una recomposición realizada parcialmente de hormigón en la segunda mitad del s. XX. Los planos consultados no aclaran si la reconstrucción ha sido la correcta, pero en todo caso denotan algunas modificaciones de las cotas originales que hacen que, por ejemplo, algunas aspilleras se encuentren a alturas no operativas.

El lado 2 (NE) tiene 11 m de longitud y 5 aspilleras; los tiradores estarían situados en una especie de plataforma limitada por la trinchera en pendiente del acceso. El lado 3 (E) es el más corto del sector y del fuerte (4 m), abriéndose en él tres aspilleras cuya misión es flanquear el lado 4 (orientado al norte). Éste último tiene una longitud de 60 metros, terminando en la batería circular del NE. Cuenta con un total de 31 aspilleras, la mayor parte de las cuales están integradas en diversos edificios adosados a la pared:

* El cuartel n. 1 es el más pequeño (13x4 m) de los tres que existieron en el fuerte. Disponía de dos accesos y cuatro ventanas hacia el interior del fuerte, así como un camastro corrido apoyado en el muro perimétrico sobre el que se abrían 9 aspilleras. Actualmente no quedan vestigios de este cuartel, aunque se conserva el muro aspillerado.

* La cantina estaba pegada al cuartel. Constaba de dos espacios de 3,5x4 m separados por medio de un muro dotado de una puerta de comunicación. El acceso se encontraba en el espacio oriental, mientras que en el occidental se abría una ventana hacia el interior del fuerte. Desde la cantina se accedía a cinco aspilleras: tres en la estancia occidental y dos en la oriental.

* Inmediata a la cantina se encontraba la cocina (6x4 m) con dos ventanas, acceso hacia el interior del fuerte y cinco aspilleras en el muro.

* Los excusados seguían a la cocina y, desde ellos era también posible disparar, puesto que tenía cuatro aspilleras. La pared enfrentada a ellas tenía una longitud de 4 metros en los que se abrían el acceso y una ventana. Era 2 metros más corta que la pared paralela, lo que provocaba que la pared oriental que las unía no estuviese escuadrada.

Pegado parcialmente a los excusados, pero exento del muro perimétrico, con el que formaba un ángulo de 30º, se encontraba el edificio principal del fuerte cuya segunda planta acogió el pabellón de oficiales y la primera al depósito de víveres.

Entre el citado edificio y el muro existía un espacio de amplitud creciente hacia el E que permitía el acceso a las 8 aspilleras finales del lienzo 4, que terminaba en un sector sin aspillerar de 10 m de longitud.

La batería circular del NE que, como las otras tres baterías con la misma forma, sobresalía del perímetro del fuerte en aproximadamente dos tercios de su superficie, conformando un cuerpo cilíndrico. A continuación de esta batería se encontraba el lado 5, de 10 metros de longitud y orientación E, que contaba con tres aspilleras abiertas a nivel inferior al sector del fuerte circundante. A este sector deprimido se accedía gracias a unos escalones y desde él se llegaba también a la entrada al almacén de pólvora del fuerte. Su acceso estaba protegido por un pequeño vestíbulo aproximadamente semicircular. Esta zona está actualmente bastante desvirtuada ya que el desnivel ha sido colmatado y el espacio ocupado por el polvorín acoge una zona de estancia de una pista próxima de tiro al plato, dotada de acceso al exterior (que no aparece en los planos), aunque en el fuerte de la I Guerra carlista contó en este muro con una entrada.

El límite meridional del lienzo 5 es la batería SE (única circular en el fuerte de la I Guerra carlista), estando limitada hacia el W por el lienzo 6 (30 m de longitud) en el que se apoyan dos cuarteles (2 y 3) que forman escuadra. El cuartel 2 tiene 25 m de longitud por 3 m de anchura, constando de un solo espacio diáfano de 75 m2 al que se accede gracias a tres puertas que se abren a un pasillo deprimido en parte de su longitud con relación a la cota del fuerte. La iluminación procede de 7 ventanas que se intercalan con las puertas El muro cuenta con 15 aspilleras. En el muro opuesto, entre las puertas, cuatro camastros corridos permitían el descanso de la tropa.

El cuartel 3, rectangular (4x12 m) y perpendicular al anterior (pero con dos plantas), está limitado hacia el S por el lado 6 (dos aspilleras en la primera planta y tres en la segunda) y hacia el W por el lado 7 (probablemente 7 aspilleras por planta). El acceso a este cuartel se realizaba por su muro N, mientras que el muro E acogía un camastro corrido y varias ventanas Actualmente el edificio está seccionado por su mitad para formar la actual entrada principal del fuerte.

El lado 8, cuyo frente mira hacia el S, tiene una longitud de 35 m y 24 aspilleras. Al estar el sector en ligera pendiente los tiradores se servían de una banqueta para quedar a la altura conveniente para el uso de las aspilleras. El muro finaliza en la batería de artillería SW que, al estar a cota ligeramente superior al del terreno circundante, cuenta en la gola con una pequeña rampa de acceso. En la actualidad (no aparecen en los planos pero sí en fotografías antiguas) tiene en el sector NW una serie de aspilleras que servirían para flanquear la caponera.

Por último, el lienzo 9 tiene 15 m de longitud y está limitado por la última batería citada y por el muro de la caponera. Cuenta con diez aspilleras.

La caponera (en este caso tiene misión de facilitar el paso a cubierto) está formada por dos muros paralelos situados a 6 m de distancia uno de otro que unen los sectores inferior y superior del fuerte, salvando en su recorrido una diferencia de cota de unos 35 m, siendo la pendiente más fuerte en su segunda mitad. Los muros son de desigual longitud (83 m el septentrional y 90 el meridional) y no tienen un comienzo emparejado, por lo que podemos considerar que una porción de los mismos forma parte también de los sectores superior e inferior del fuerte. Ambos muros están aspillerados con 47 (el N) y 55 (el S) aspilleras emparejadas. Esto es: cada dos aspilleras se produce una variación de la cota a la que están formadas, con objeto de que permanezcan aproximadamente a una altura constante con relación al nivel del suelo (en fuerte pendiente). El muro que constituye la caponera (a diferencia de lo que ocurría en el fuerte de la I guerra carlista) forma escalones que engloban cada uno de ellos dos aspilleras siguiendo el esquema descrito.

El sector superior del fuerte tiene una extensión aproximada de 600 m2 (frente a los 2.500 m2 de la inferior), estando limitado por ocho lienzos de muro de mampostería ordinaria, si bien en este caso en su mayor parte no están aspillerados.

El muro 1 (sur) entra en contacto con la caponera. Tiene tan solo 8 m de largo y se apoya en él un cuerpo de guardia dotado de dos estancias. La oriental (7 m2) servía de alojamiento para un sargento y está apoyada en el último sector del muro de la caponera, incorporando su última aspillera. Dispone de una chimenea y de una puerta de acceso al cuerpo de guardia propiamente dicho. Éste tiene forma rectangular (6x3 m) abriéndose seis aspilleras en el muro sur y tres en el oeste, que forma parte del muro 2. El cuerpo de guardia poseía, además de la comunicación con el cuarto del sargento, de una comunicación exterior (actualmente tapiada) y dos ventanas. Bajo ellas existían dos camastros y, frente a ellos, una chimenea.

El muro 2 (W) tiene una longitud de 10 m, aportando 6 aspilleras a la defensa del recinto. Tres de ellas corresponden, como ya se ha mencionado, al cuerpo de guardia.

Los muros 3, 4, 5 y 6 integran en algunos sectores la roca natural, conformando una plataforma pentagonal (cota 247), aunque por estar los lados 4 y 5 prácticamente alineados puede ser considerado como un espacio de planta prácticamente cuadrada de una extensión aproximadas de 100 m2. Estuvo delimitada por un parapeto aspillerado del que apenas queda algún vestigio (en el frente, por ser el parapeto más grueso, son aspilleras mixtas). En su centro se erguía un torreón de planta circular (5 m de diámetro) en cuyo muro se abrían diez aspilleras y el acceso. Su utilidad principal era albergar el telégrafo óptico.

El muro 7 (N) tiene 30 m de longitud, presentando escalonamiento por estar en pendiente. El muro 8 (W) tiene 20 m de longitud, disponiendo actualmente de 2 aspilleras (en los planos no consta ninguna, pero sí en las fotografías de 1940). En el interior del sector se yergue una batería de artillería de planta cuadrada (120 m2), elevada con relación al resto del sector, pero de cota inferior a la plataforma del torreón. Es necesario llegar a ella por medio de una rampa. De esta plataforma se accedía a su vez a la plataforma superior del torreón. Esta plataforma está protegida por su frente por un foso curvo tallado en la roca natural, mientras que en los flancos está asentado en un terraplén revestido de mampostería que, por su forma, puede identificarse como integrante del fuerte de la I Guerra Carlista que en la III Guerra sirve únicamente de estribo.

Tras la III Guerra carlista permaneció en el fuerte una guarnición militar formada por cinco hombres y un oficial, hasta que en un oficio del Comandante de Ingenieros de San Sebastián de fecha 24 de mayo de 1891 informaba que:

"...Mientras otra guerra civil no amenace, la conservacion de éste Fuerte y mantenimiento de este pequeño destacamento no se le vé obgeto y aún entonces, como las Guerras de ésta clase varian de una á otra, no se puede preveer su importancia relativa.

Sin embargo la materialidad de su demolicion, como en la pasada Guerra, no la considero de necesidad, pues es de creer que entregado en usufructo al colono que labra los pertenecidos y vivió hasta la última Guerra, en el Caserio, lo tomara entreteniendolo... importando poco que los muros de cierre padezcan mas ó menos, pues, fácil será restablecerlos en caso tan estremo y costará menos que el entretenimiento...

El 2 de septiembre de 1891 el Gobernador militar de Guipúzcoa envió un oficio al Alcalde de Hernani en el que se decía: "... Resuelvo por R. O. de 25 de agosto último, sea desguarnecido el fuerte de Santa Bárbara de Hernani y que para conservar el terreno y caserío perteneciente al mismo, se entregue en usufructo por tiempo indeterminado, á algún colono que lo desee, dueños de terrenos colindantes á dicho fuerte, á condición de que conserve el edificio en buen estado...", disposición que fue cumplida el 10 de octubre del mismo año, haciéndose entrega del mismo a Joaquín de Ugalde.

En 1928 el Ayuntamiento de Hernani solicitó su cesión gratuita con objeto de que pasase a formar parte de un parque que el Ayuntamiento estaba llevando a cabo en la zona, petición que volverá a repetirse en 1932.

Tras diversas vicisitudes, en 1955 se inauguró la nueva ermita de Santa Bárbara, situada en la parte más alta del fuerte, sustituyendo al torreón, cuyas ruinas alcanzaban en la década de 1930 una altura máxima de 1,80 m (sólo en el 60% del perímetro). En 1963 el párroco de Hernani solicitó del Ayuntamiento el permiso para habilitar el cuerpo de guardia como sacristía de la ermita, solicitud a la que se accedió (9-5-1963), con la condición de que se mantuviera el carácter primitivo de la construcción.

Su estado de conservación es aceptable si lo comparamos con otros fuertes de la época. Sin embargo, algunas de las actuaciones realizadas con la mejor intención en los últimos años del siglo XX no han sido acertadas.

16 LA FORTIFICACIÓN DE IRÚN DURANTE LA III GUERRA CARLISTA

Tan pronto como la villa de Irún se vio amenazada por las acciones militares de las tropas carlistas, su Ayuntamiento solicitó al Gobierno la construcción de diversas obras de defensa. Por Orden de 8 de abril de 1873, comunicada al Ayuntamiento mediante oficio del secretario general del Ministerio de la Guerra y expedida en conformidad por el Ingeniero general del Ejército, se autorizó la ejecución de las obras de defensa de Irún, con la condición de que tenían que llevarse a cabo con arreglo a las instrucciones del Cuerpo de Ingenieros militares.

Las fortificaciones irunesas estuvieron formadas por obras en el recinto de la villa y por diversos fuertes y torreones en sus alrededores. Dentro del primer grupo de fortificaciones pueden considerarse los portales y la fortificación de diversos edificios y huertas.

Los portales

En la documentación de la época se emplea el término de portal para denominar el cierre transversal de las calles realizado mediante muros aspillerados de mampostería dotados de gruesas puertas de madera. Fueron los siguientes:

* Calle del Mercado, hacia el final.

* Calle de la Iglesia, a la altura del n. 36.

* Calle Mayor, a la altura del n. 42.

* Calle de San Marcial, a la altura del n. 4.

* Calle de Tetuán.

* Calle de Larrechipi, a la altura del n. 1.

* Calle de Jesús, hacia el final.

Fortificación de la Casa Consistorial.

En enero de 1874 se habilitó como cuartel, realizando en ella importantes obras de reforma, con el objeto de evitar a la población irunesa las molestias derivadas del alojamiento de la tropa en domicilios particulares. Se procedió también al cierre mediante muros aspillerados de los arcos y se formó una caponera. También se construyó un tambor en la alhóndiga y se aspilleraron gran parte de los huecos de las fachadas.

Fortificación de la Torre de la Iglesia

Consistió en la adaptación de la torre para el alojamiento de un centinela de observación. Para ello se cerraron sus intercolumnios con tablones y se levantaron muros aspillerados de ladrillo sobre la balaustrada del coronamiento de la torre. Al pie de ésta se formó un tambor aspillerado, unido a la puerta de la iglesia por medio de un camino cubierto. En algún momento la torre estuvo artillada mediante un cañón de a 8 corto.

Otros puntos fortificados fueron el muro y tambor aspillerado en la huerta de Buena Posada, los tambores de la Casa de Lecuona, de la huerta de Arrascaeta, Casa de Irigoyen (Santa Elena), Casa del Sr. Gastelumendi, Plaza del Mercado (dotada de foso), muros aspillerados en Arbelaizenea y la fortificación de la Casa de la Bañera.

En los principales puentes iruneses se realizaron también ligeras obras de fortificación: en el Puente de Endarlaza, en el puente de Behovia (artillado con 1 pieza de a 8 corto) y en el puente Internacional y Casa Santiago (en julio de 1874 se comunica la decisión de ocupar la casa denominada de Santiago a la orilla del Bidasoa, demoliendo todas sus tejavanas).

17 LOS FUERTES IRUNESES

La construcción del fuerte del Parque según las condiciones propuestas por el Cuerpo de Ingenieros se deriva de una orden del Capitán General del Distrito expedida el 13 de septiembre de 1873 a consecuencia de una comunicación del Gobernador Militar de Guipúzcoa y de un informe del Subinspector de Ingenieros del Distrito. El comandante militar de Irún exigió al Ayuntamiento mediante ordenes de fecha 28 de abril y 6 de julio de 1874 que "...proveyera de camas y demás utensilios á la fuerza compuesta de 60 hombres, que guarnecia el fuerte que se estaba construyendo... en el punto llamado el Parque..."

De las obras ejecutadas se conservan algunos restos significativos que pueden observarse siempre y cuando la visita coincida con un periodo en el que la zona no haya caído en el dominio de las zarzas.

Desde el interior del fuerte puede apreciarse el recubrimiento de mampostería de la parte interior del parapeto, dotado de una altura media de 1,60 m. A un tercio de su longitud, desde su derecha, en las cercanías de un banco de piedra, se aprecia una escalera que da subida al terraplén de más de dos metros de grueso situado tras el recubrimiento, ocupando, probablemente, uno de los emplazamientos de planta semicircular en la que pudieron instalarse las piezas de artillería. Otro de ellos puede apreciarse algunos metros a la izquierda del primero.

Por el exterior se pueden observar claramente sólo tres de los lienzos que cerraban la fortificación. Contó con un terraplén de tierra apisonada cubierta por tepes fijado con pequeñas estacas de madera. El declivio exterior se continúa, sin berma visible, por la escarpa del foso, que es seguida, tras la contraescarpa, por un estrecho camino cubierto que termina en un parapeto, dotado en los dos ángulos de unión de los lienzos de una especie de pequeño rediente que permite el flanqueo del propio camino cubierto. El citado parapeto exterior se continuaría por un glacis formado artificialmente.

En su construcción fue aprovechada una torre telegráfica de mampostería cuya altura fue rebajada hasta dejarla en 3 m, dotándola de un techado a prueba de bomba formada por tablones de pino cubiertos probablemente por tierra. También contó con un cuartel de mampostería y con varios tambores para flanqueo. La comunicación con la población se realizaba gracias a un camino cubierto que unía ambos. Estuvo artillado, al menos durante la parte final de la Guerra carlista, por cinco piezas: un cañón de a 12 largo, dos de a 12 cortos y uno de a 8 largo instaladas sobre explanadas de madera.

El fuerte sufrió graves desperfectos en el ataque sufrido el 4 de noviembre de 1874, realizándose reparaciones y modificaciones en la fortificación por valor de 18.762 pta, cantidad superior a las 12.787 pta que costó la construcción inicial del mismo.

En sus proximidades se levantaban, al norte, los fuertes de Guadalupe (en Fuenterrabía, no tratándose del actual fuerte) y Mendibil. Este último tuvo, al menos, un polvorín, caponeras y tambores cubiertos de teja. El foso, como era habitual, tenía un puente levadizo para atravesarlo, alcanzado el coste de su contrucción un total de 20.044,75 pta.

Al sur fue construido en 1874 el fuerte de Ibayeta. En su interior se levantó un cuartel de unos 140 m2 dotado de cubierta de teja. Estuvo rodeado por un foso flanqueado por caponeras y tambores de mampostería cubiertos también de teja. Un puente levadizo de madera permitía salvar el foso. Su artillado constó de un cañón de a 12 corto y otro de a 8 largo, elevándose el coste de su construcción a 27.114,7 pesetas, incluidas las 2.900 pta. que costaron las reparaciones fruto del ataque carlista del invierno de 1875.

También es preciso citar el fuerte de San Marcial (al Sureste), que englobaba la ermita del citado Santo, llegando a costar su construcción 29.660,50 pta. De acuerdo con la descripción realizada en 1887 por los redactores del anteproyecto del fuerte de San Marcial:

"... La ermita es un pequeño edificio de 15x11 metros dividida en dos partes; una que fue en otro tiempo la destinada al culto y otra á la habitacion del Santero. En la 1ª, sin mas luz que la de la puerta, existe un camastro corrido para unos veinte y cinco ó treinta hombres; en la segunda hay una cocina y un par de pequeñas habitaciones. Rodeando este edificio existe un atrincheramiento formado por un muro aspillerado de 0,80 de grueso que enlaza dos baterias situada una al Este y otra al Oeste. La primera lleva parapeto de tierra de 3 metros de grueso revestida al esterior, en el que van abiertas tres cañoneras formadas con cestones; la segunda de planta circular, no tiene mas que el grueso del muro de escarpa que es de dos metros. Al Norte y sur se pliega el muro, formando dos tambores flanqueantes, de los cuales el primero esta dividido en altura por un piso de madera. Solo existe foso al saliente de la obra, por donde esta es accesible, en lo restante del contorno sigue el terreno natural que es escarpado en casi todo él. Un puente levadizo, salvando el referido foso dá ingreso al fuerte..."

En 1887 el fuerte se hallaba

"... incapaz de prestar servicio, pues prescindiendo que la mampostería es de malisima calidad, el muro aspillerado ha desaparecido en la mitad superior de su altura; el parapeto de la batería es un monton informal de tierra; del piso del tambor flanqueante apenas quedan señales, asi como tampoco existen las explanadas. El fuerte esta abandonado y el edificio esta entregado á una familia que lo habita para cuidar de lo poco que alli queda. La Comandancia entretiene el edificio blanqueando y retejandolo cuando se hace preciso..."

18 LOS TORREONES

Las fuerzas liberales dispusieron en septiembre de 1875 que "... para mejor defensa de la población y para conservar expeditas sus comunicaciones con San Sebastián se construyan en jurisdicción de esta villa torreones o fuertes...". Así se levantaron en las proximidades de Irún ocho torreones: San Marcial, Zubelzu alto, Zubelzu bajo, Elatzeta, Luberri, Mendiola, Aranibar y Zabaleta. Aunque en la documentación se afirma que todos, excepto el de San Marcial, eran iguales, se observan en los restos que de ellos quedan (Elatzeta y Zubelzu alto) algunas pequeñas diferencias.

El torreón de San Marcial se levantó al sur del fuerte del mismo nombre. Tuvo un coste de 8.240 pta., aproximadamente tres veces más que el resto de los torreones. Su tamaño también parece que fue mayor pues en su construcción se emplearon 52 m3 de mampostería más que en aquéllos. Disponía de chimenea y en sus alrededores contaba con algún tipo de obra sencilla, ya que en la relación de su costo una de las partidas se refiere al: "...movimiento de tierra y demás obstáculos alrededor del mismo...". De él se afirma también que estuvo revestido interior y exteriormente de "Porlan", incluso su pavimento superior (que puede interpretarse como que dispuso de terraza).

El torreón de Elatzeta está situado en lo alto de la colina (192 m) del mismo nombre. Tiene planta cuadrada (6,3x6,3 m), conservándose su fábrica de mampostería de 90 cm de grueso hasta una altura de 7 m. Su construcción costó, como la de los otros seis torreones iguales, la cantidad de 3.000 pta. (de 1875). Poseía planta baja, primera planta y terraza, aunque de ellas nada queda. En la planta baja se abren cuatro pequeños vanos rectangulares (40x12 cm) en posición vertical , uno en cada pared, cuya utilidad era principalmente la aireación. La planta intermedia estaba sostenida mediante solivos sobre los que se extendía un entarimado; en sus paredes se abrían aspilleras (5 en cada lado) y un único acceso de reducidas dimensiones cerrado por una puerta de madera . Para llegar a la puerta, por lo tanto, tuvo que utilizarse una escalera de mano que podría retirarse en caso de necesidad. La terraza tiene un parapeto de mampostería (actualmente semidesmantelado), que sobresale ligeramente del cuerpo de la torre, en el que se abrían tres huecos en cada lado (lo que le daba una apariencia almenada) desde los que se podría vigilar el entorno o disparar con fusil. La parte basal de la torre es ligeramente más ancha.

El torreón de Zubelzu alto (5,9x5,9 m), que toma el nombre del monte Zubeltzu (211 m), también perdura, aunque en peor estado que el de Elatzeta, puesto que no conserva parte alguna de su último cuerpo, ni tampoco resto de las aspilleras del cuerpo intermedio. De su cuerpo inferior se diferencia en que dispone de dos orificios rectangulares en lugar de uno. El interior presenta un relleno de tierra hasta la altura de los citados orificios.

19 LAS FORTIFICACIONES DE JAIZKIBEL

19.1 EL FUERTE DE LORD JHON HAY

Domina, como lo hizo su antecesor de la primera guerra, el puerto de Pasajes y sus inmediaciones. Se conservan del mismo restos considerables, quedando integrados en el área recreativa de Arrokaundieta.

Está formado por dos sectores, que denominaremos alto y bajo, ambos de planta rectangular, pero dispuestos de forma perpendicular, sobresaliendo ligeramente el superior sobre el inferior para formar una L, permitiendo el flanqueo de uno de los lados del sector bajo. En éste se abre el acceso al fuerte coincidiendo con un puentecillo de piedra que cruza el foso.

En el interior se levanta, a la derecha de la entrada, un cuartel rectangular (18,6x4,5 m), dos de cuyos muros coinciden con el cierre del fuerte, razón por la que debieron de disponer de aspilleras, como se observan en el lado correspondiente a su hastial, única parte del cuartel que ha conservado su altura original.

En las proximidades de la entrada una gran roca se eleva ligeramente sobre el suelo del fuerte, adosadas a la que se observan los restos de un pequeño edificio de planta rectangular (4,7x5,4 m).

El único edificio (5,5x4,7 m) que se conserva techado (bóveda de piedra de 2,4 m de altura sobre el suelo) es el almacén de pólvora, cuyos muros son ligeramente más gruesos (0,6 m) que los del resto de los edificios y muros es del fuerte. Disponen además de varias aberturas de ventilación, algunas de ellas formando un pequeño laberinto. El edificio está protegido de la humedad y de otros problemas por medio de un estrecho pasillo (0,7-0,9 m) que rodea tres de los lados del edificio. En el muro de cierre opuesto al cuartel se abren un total de 25 aspilleras.

El acceso al sector superior es facilitado por 12 escalones de 1,45 m de anchura. Este sector albergaría la batería artillera puesto que se observan sobre la misma depósitos de tierra que pueden identificarse con un parapeto en el que se abrirían probablemente cuatro cañoneras.

19.2 FUERTE DE SAN ENRIQUE

Está situado en la cima del monte Jaizkibel (547 m), dominada hoy en día por grandes antenas de telecomunicación. Tiene forma rectangular (60x20 m). Actualmente está arrasado al nivel del terraplén, a pesar de lo cual sus muros de arenisca alcanzan una altura sobre el suelo exterior comprendida entre 3,4 y 1 m, alturas que son menores por la parte interior del fuerte.

Probablemente estuvo rodeado por un foso, realizándose el flanqueo de la totalidad de su perímetro mediante dos caponeras (norte y sur) y dos semicaponeras (noreste y noroeste), todas de planta semielíptica, que sobresalían de la planta rectangular del fuerte aproximadamente 6 m, estando su anchura por la gola comprendida entre 4 y 2,30 m.

Dispuso de un parapeto de grosor comprendido entre los 90 cm del lado sur y los 60 cm del lado norte, alcanzando una altura sobre el nivel del terraplén de unos dos metros. En toda su longitud se abrían probablemente aspilleras, si bien actualmente no se conserva ninguna de ellas, pero hacia 1930 podían, como mínimo, observarse aspilleras en la caponera meridional. En el interior no se conserva ninguna edificación, pero sí indicios de que las hubo.

19.3 LOS TORREONES DE JAIZKIBEL

En la línea de cumbre de la cadena montañosa del Jaizkibel o en sus inmediaciones se levantaron cinco torreones. Desde ellos es posible contemplar, hacia el sur, todo el territorio del corredor Irún-San Sebastián y, hacia el norte, las laderas del Jaizkibel en su descenso hacia el mar. Tres de los torreones estaban situados entre el fuerte de Lord John Hay y el de Enrique y dos entre éste y el de Guadalupe.

La planta de todos ellos es exagonal, de entre 3,3 y 3,5 m de lado, excepto la del oriental (V), que es cuadrada. Tenían todos ellos dos plantas y terraza, conservándose únicamente los muros esxteriores, confeccionados con piedra arenisca, estando totalmente vacío su interior.

En la planta baja se abren algunos pequeños orificios rectangulares que servían de ventilación y para la observación, contando por el exterior con una zapata de altura variable, ligeramente más ancha que el torreón y cuya altura sobre el terreno dependía de las irregularidades de éste. El acceso no se realizaba por la planta baja, sino que se abría en la primera planta, accediéndose a la misma mediante una escalera escamoteable, con objeto de hacer más difícil el acceso del enemigo. En esta misma planta se abrían dos o tres aspilleras en cada cara (hay algunas diferencias de una torre a otra).

La terraza se adelanta ligeramente sobre la fachada sostenida por tres modillones en cada lado del polígono y uno en cada vértice (en total 24), abriéndose entre cada uno de ellos un orificio aproximadamente circular que servía para la evacuación de las aguas pluviales y, eventualmente, a modo de matacán.

El torreón occidental (I) mantiene la mayor parte de su perímetro, con excepción de algunos sectores del parapeto de la terraza. El torreón que le sigue hacia el este (II) es el mejor conservado, mientras que el siguiente (III) no llega en ninguna parte de su perímetro hasta la terraza y está invadido parcialmente por vegetación.

Los torreones situados al este del fuerte de S. Enrique presentan diferencias sobre los tres ya descritos. El más occidental (IV ó torre de Santa Bárbara) dispone de una escalera exterior de piedra, así como de otra que permite la comunicación interior, fruto de una utilización posterior a la guerra carlista. Sus aspilleras son dos por lado y más anchas hacia el exterior que hacia el interior, excepto en el lado en que se abre el acceso, que no dispone de ninguna.

El último torreón (V ó Erramuzko torrea), de planta cuadrada, dispone de tres aspilleras por lado, excepto en el lado del acceso en el que sólo se abren una a cada lado del mismo. Tampoco se conserva en toda su altura y está, en parte, cubierto por vegetación.

20 LOS FUERTES DE RENTERÍA

Al este del núcleo urbano de Rentería, en una loma de 69 m de altura estuvo situado el fuerte denominado Convento, en referencia al convento de las Agustinas y, frente a él, en la orilla opuesta del río Oyarzun, la casa fuerte de Salvatore (cota 54 m) y el fuerte de Darieta (cota 78 m), ambos levantados dentro del término municipal de Oiartzun.

Pero el fuerte más próximo al núcleo urbano de Rentería fue el de Arramendi, ocupando la parte superior de la colina de la misma denominación (cota 84 m) al sur de la villa, amenazantemente dominada por la posición carlista de San Marcos (271 m). Aún perduran sus restos.

Tiene forma triangular, rodeado por un foso sin revestir de sección también triangular. La gola, orientada hacia la villa, estaba constituida por dos elementos principales:

Una construcción que, a modo de caponera alta, invadía parcialmente el foso. Tenía 8 metros de ancho (6 m en su parte final) y un grosor de muro de 0,7 m. Probablemente posibilitaba el flanqueo de los dos sectores en que dividía al foso de gola (aunque no se conservan aspilleras destinadas a tal fin).

A seis metros de distancia del lado oriental y a 12 del occidental de la citada construcción dos muros paralelos de 0,6 m de grueso formaban un estrecho corredor de 1,40 m de anchura. El mismo estaba dividido en dos niveles por un entarimado (hoy inexistente) que se sujetaba en una pequeña zapata (0,5 m de anchura) del muro interior y en una roza del muro exterior, quedando reducida la anchura del sector inferior a 0,90 m. La parte superior de este pasaje estaba aspillerada (se conservan siete aspilleras en el sector oriental y una en el occidental). La parte inferior probablemente estuvo cubierta exteriormente por la escarpa térrea del foso, mientras que el muro interior lo estaba por el parapeto de los frentes. El sector final del pasaje se ampliaba unas decenas de centímetros para constituir a cada lado del fuerte sendas semicaponeras que permitían gracias a varias aspilleras el flanqueo de los otros dos sectores del foso.

Los dos frentes de la fortificación están constituidos por un parapeto de tierra de 25 m de longitud, 6 m de grueso y (actualmente) en torno a 1 m de altura donde se abrirían las cañoneras que pudieron, en parte, coincidir con las irregularidades conservadas en el parapeto.

21 LOS FUERTES CARLISTAS

Aún cuando no es objeto directo del presente artículo, proporcionamos una relación de los que se levantaron, haciéndose constar en un mapa su posición con respecto a los fuertes liberales (en 1876).

Tal y como ocurría con las fortificaciones de la primera guerra carlista, las levantadas por los carlistas fueron, en general, de inferior complejidad que las construidas por los liberales, que disponían -al menos en teoría- de mejor organización y medios para levantarlas. Entre ellas mencionaremos las más próximas a San Sebastián.

Mendizorrotz es una elevación (416 m) perteneciente a la cadena costera que tiene por primera cumbre a Txubillo (donde estaba el fuerte de La Farola) y se continua por una línea de cumbres en las que se asentaron también en la fecha de referencia, el fuerte de Hernández y el torreón del Calvario, todos ellos en poder de los liberales en la fecha de refencia. El fuerte de Mendizorrotoz, aún cuando no puede decirse que esté bien conservado, si que es una de las fortificaciones en poder de los carlistas en 1876 de las que se conservan más vestigios.

Como otros fuertes de la época está arrasado a la altura del terraplén. De los restos que quedan puede deducirse que tuvo dos recintos concéntricos que encerraban la parte más alta del monte (el más elevado de toda la línea de fortificación), desde la que se divisa una espléndida panorámica de la depresión San Sebastián-Irún y de la costa.

El fuerte de Bordatxo estuvo situado en el monte (344 m) del mismo nombre, dominado por el de Mendizorrotz y dominando al de Arzurieta. En la cima del monte pueden observarse actualmente algunos restos de fortificaciones de difícil interpretación. La mayor parte son zanjas o pequeños parapetos muy alterados por el paso del tiempo y prácticamente ocultos por la vegetación. En las fotografías aéreas de mediados de la década de 1950 se puede apreciar un recinto que hacia San Sebastián adquiere forma redondeada, siendo el resto de los parapetos rectilíneos.

Los restos del fuerte carlista de Arzurieta (o de Arratsain), se encuentran situados en un promontorio (222 m) (Artxuitako Gaña o Fuerteko Gaina) cercano al caserío de Arratsain berri (término municipal de Usúrbil). Se situaba entre el de Bordatxo y el de Ariceta y muy próximo a la batería de Benta-zikin. En la actualidad pueden observarse en la citada colina grandes zanjas o trincheras orientadas en dirección a San Sebastián.

El fuerte de Aritzeta (o Haitzetako Fuertia) se construyó (cota 142 m) entre los fuertes de Arzurieta (Arratsain) al norte y Aritzeta-Celaiaundi al sur. De la inspección ocular realizada de sus restos puede afirmarse que únicamente se conserva, cubierto por un manto de hierba, una suerte de zanja (que correspondería probablemente al foso) que forma un polígono seccionado en su mitad meridional por la autopista A-8.

22 DESTINO DE LOS FUERTES

Una vez concluida la Guerra, la autoridad militar competente clasificó las fortificaciones (incluidas las que en 1876 estaban en manos de los carlistas) en tres grupos:

Los fuertes de San Marcial, Parque (Irún), San Marcos (Rentería) y San Antón (Guetaria) "...deben conservarse perpetuamente artillados como se encuentran en la actualidad el 1º y último y con destacamento de infantería S. Marcos..."

Los fuertes de Urcabe (Oiartzun) y Buruntza (Andoain) "... deben conservarse cerrados y sin destacamento, pero sin destruirse,

Por último, los de "...Mendizorrotz, obras del puente de Behovia, torres de Irún a Rentería, Idem de Jaizquibel, San Enrique, Barcaistegui, Oriamendi, Ametzagaña, torre de Igueldo, Arrasain alto, Reducto de Teresategui, fuerte de Zurugaray, reducto de Gárate y torre de nueva construcción... pueden utilizarse en su día... no conviene se destruyan aunque no se ocupen. Deben cerrarse y cuidar de su conservación... Respecto a los fuertes y puntos fortificados que deben destruirse no se procederá a la demolición de ninguno de ellos , hasta tanto se resuelva una consulta que he dirigido al... Capitán General del Distrito..."

Con relación al coste general de las fortificaciones guipuzcoanas y los problemas derivados de su construcción sirve perfectamente de estado de la cuestión el descargo que la comisión de gastos de guerra presentó ante la junta 6ª de las Juntas Generales de Guipuzcoa de fecha 6 de septiembre de 1876:

M. N. y M. L. Provincia de Guipúzcoa. - La comisión encargada de entender y proponer lo que crea mas conveniente para cubrir los gastos que ha ocasionado la guerra, ha examinado las relaciones que han enviado la mayor parte de los pueblos de esta Provincia de los gastos hechos en construir fortificaciones durante la última guerra civil, que es el 22º punto de los remitidos á la Junta.

El coste de dichas obras asciende á 984.307 pesetas 84 céntimos, y esta considerable suma no puede soportar una provincia que ha quedado aniquilada por consecuencia de una guerra desastrosa, y ha de quedar á cargo de la Nacion su satisfaccion.

Los fuertes de Jaizquibel, Pasages, Guetaria, Santa Bárbara de Hernani, Ametzagaña, etc. han sido costeados por el Gobierno; en otras fortificaciones ha intervenido el cuerpo de Ingenieros; y á peticion de la autoridad militar se han suministrado por los pueblos los materiales para su construcción, proporcionando además los canteros, carpinteros y peones necesarios; y hay pueblos que han construido las fortificaciones sin intervencion de aquel cuerpo y por su propia iniciativa en la época en que no existia en el pais el cuerpo de Ingenieros, contrayendo un mérito extraordinario y muy digno de recompensa.

Entre los perjuicios causados por las fortificaciones, pueden comprenderse los edificios y terrenos ocupados de particulares que tienen derecho á indemnización conforme á lo que se establece en la ley de espropiacion forzosa por causa de utilidad pública y reglamento para su cumplimiento en casos de guerra de 13 de julio de 1863.

En la misma categoría deben comprenderse los arbolados y demas materiales, y la defensa de una Nacion nunca puede ser de cargo de cargo de los pueblos que sirven de teatro de la guerra, porque además de ser injusto, seria imposible.

Algunos pueblos tienen entabladas sus reclamaciones al Gobierno fundados en las consideraciones que se acaban de indicar, y será preciso que los demás entablen tambien sus gestiones, sea por sí ó por medio de la Diputacion; y una vez que el Gobierno ha costeado algunas fortificaciones, demostrando claramente con este ejemplo la obligacion que tiene de costear tambien las demás que se han construido en diferentes puntos, es de esperar que atienda á las reclamaciones justas de los pueblos.

Por lo tanto, es de opinion la comision, que se recurra por los pueblos al gobierno directamente ó por mediacion de la Diputacion entrante, para que sean indemnizados los gastos hechos para la defensa de la causa justa.

La Junta resolverá, sin embargo, lo que crea mas justo y conveniente.

San Sebastián 5 de setiembre de 1876..."

©Juan Antonio Sáez García, San Sebastián, 2002