Geografia de Guipuzcoa

Geografía de Guipúzcoa

Serapio Mugica Zufiria (1854-1941)


 

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Guipúzcoa (1918)

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Placencia
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Villarreal de Urrechu
Zumaraga
 
Epilogo
Adicion
 
 
 

SEGUNDA PARTE

GEOGRAFÍA POLÍTICA

/233/

I LA PROVINCIA Y SU ORGANIZACIÓN

 

ORGANIZACIÓN ECLESIÁSTICA

 

Las iglesias en Guipúzcoa son, por su grandeza y magnificencia, testimonio irrecusable de la religiosidad de sus habitantes, quienes se han visto precisados a imponerse grandes sacrificios durante varias generaciones para levantar las monumentales fábricas que la sociedad actual admira todavía con extrañeza, a pesar de la mayor ostentación con que se vive al presente. No hay lugar, por insignificante que sea, donde la casa de Dios sea inferior a los recursos de que disponen los habitantes de aquella feligresía. pero en cambio hay muchas que parece imposible hayan podido ser fabricadas con los recursos del escaso vecindario, agrupado en las cuatro casas del casco y media docena de caserías. que se ven dispersas por las montañas. Todavía subirá de punto nuestra extrañeza. si tenemos presente que la mayor parte de estas iglesias se levantaron en tiempos en que el número de habitantes era mucho menor que hoy en la Provincia, y cuando la industria no se conocía y la tierra apenas daba rendimiento alguno.

Lo que sí conviene tener presente es que estas obras se construyeron a fuerza de años, sin que parezca mucho un siglo en la mayor parte de los casos; y no se vaya a creer que se levantaron como la iglesia del Buen Pastor en nuestros días en San Sebastián, que solo tardó cinco años entre la colocación de la primera piedra y su inauguración.

Como en aquellos tiempos el dinero escaseaba sumamente, no había más medio expedito que el de la limosna de materiales para obras de esta clase. El sistema que se seguía era éste: los que tenían canteras daban la piedra, los que cocían caleras contribuían con unas fanegas de cal, los tejeros daban teja y ladrillo, el maderamen se sacaba de los montes comunales, la arena se extraía del río y otros vecinos se encargaban de apilar todos estos materiales al pie de la obra o en la obra misma, cuando sus labores les permitían. El metálico que se recogía en los cepillos de la iglesia, algunas mandas procedentes de testamentos, algo que dejaban las primicias, ofrendas extraordinarias que se hacían en los grandes días, recursos que proporcionaban las cofradías instituidas en la parroquia, lo que recolectaban las Mayas por las calles, lo que enviaban los Indianos de la América y algún dinero más que podía ingresar por otros conceptos; se empleaba para el pago de todo aquello que no podían ejecutar los feligreses. De esta manera, suspendiendo las obras cuando no había dinero y comenzándolas de nuevo cuando se hacían unos ahorros, se iba levantando por los nietos el edificio que comenzó a construirse en tiempo de sus abuelos.

Pero hay que reconocer que si era grande la fe y grandes los alientos de los que dieron comienzo con tan escasos recursos a fábricas tan atrevidas, no les fueron en zaga sus descendientes, que a fuerza de constancia y tenacidad prosiguieron la obra de sus mayores, hasta que vieron totalmente realizados los proyectos de éstos. Una vez terminado el templo, las generaciones sucesivas han cuidado de engalanarlo con sus mejores galas, completando los menores detalles para el mayor esplendor del culto

Y a este propósito, no podemos menos de recordar las riquezas inmensas que atesoraban nuestras iglesias en alhajas de oro y plata y en ornamentos de gran valor por el mérito de sus labores y su mucha antigüedad, adquiridos en su mayor parte con capitales procedentes de la América (119), que han ido desapareciendo en los saqueos llevados a cabo por los franceses en las diferentes invasiones que las tropas de la nación vecina han realizado por esta frontera.

En la invasión del año 1794, alarmados los pueblos del interior con la conducta que observaba el enemigo en las localidades de la frontera, que cayeron en su poder (120), tomaron el buen acuerdo de entregar las alhajas de las iglesias y las de los particulares, a las Juntas provinciales reunidas en Mondragón en Septiembre de dicho año, con eL doble objeto de evitar que les saqueasen los franceses y ayudar a la provincia con esos recursos a que reforzase las defensas contra el invasor. La Provincia ha devuelto paulatina y religiosamente los saldos que resultaron a favor de los donantes por los indicados conceptos.

San Sebastian. Iglesia del Buen Pastor

Interior de la iglesia del Buen

Pastor, en San Sebastián

Hoy, que se disfruta en el país de un bienestar general, desconocido hasta la fecha, la holgura y la abundancia han llegado también al templo puesto bajo la salvaguardia de las familias. Las iglesias de Guipúzcoa, siguiendo la marcha próspera de sus habitantes, vense hermoseadas exterior é interior mente y dotadas de todos los objetos necesarios al culto, para que éste' pueda practicarse con solemnidad y pompa, a pesar de las rapiñas y profanaciones de que han sido objeto repetidas veces. y es que el hijo de estas montañas no Interior de la iglesia del Buen Pastor, en San Sebastián se olvida de que su primera salida de casa fue a la iglesia a recibir las aguas bautismales; que aquí hizo la primera confesión, conducido de la mano por su madre; que en ella hizo la primera comunión a la vez que sus contemporáneos; que ante aquellas imágenes contrajo matrimonio con la madre de sus hijos; que en aquel santo recinto se reúne periódicamente con todos los vecinos del' lugar a pedir su ayuda al Todopoderoso, y que sobre aquella sepultura, donde se enterraron sus antepasados, tomaba asiento su madre y se enciende todavía la cerilla que arde durante las funciones y se deposita el pan que se ofrenda en nombre de ellos. Estos recuerdos, que forman parte integrante de su ser, le tienen siempre propicio a ayudar, a medida de sus fuerzas, al sostenimiento de la iglesia de su pueblo, y nunca ocurre en ella una necesidad que no sea atendida al momento.

Además de la ayuda de los fieles y de las asignaciones del Estado, cuentan nuestras iglesias con ei apoyo de la Diputación provincial, que incluye en sus presupuestos la cantidad de 10,000 pesetas anuales para reparación de templos, desde el 18 de Diciembre de 1903, en que tomó acuerdo en este sentido. Antes se atendía también en casos de necesidad, pero sin que hubiera consignación fija como ahora.

En muy pocos años se han levantado tres iglesias nuevas en San Sebastián (121), otra en Villabona, otra en Pasajes-Ancho, otra en el barrio de Uzárraga de Anzuola, y han experimentado transformaciones de gran monta varias más, entre las cuales bien merece que citemos la de Irún, donde se han invertido 168,000 pesetas, recogidas en su mayor parte por suscripción particular, y la de Fuenterrabía, cuyos gastos pasan de 100,000 pesetas, que se van cubriendo de igual manera, y las de Mondragón, Rentería y Lezo, que han sufrido también importantes mejoras.

La iglesia de más capacidad de la provincia es la del Buen Pastor de San Sebastián, que se construyó entre los años 1889 y 1897, teniendo en cuenta el estado de prosperidad creciente de la capital de Guipúzcoa. Pero hay otras, .en distintas localidades de la Provincia, que se levantaron en tiempos pasados y cuyas dimensiones, por lo extraordinarias, merecen ser conocidas.

A continuación publicamos un pequeño estado con los metros cuadrados de superficie que tienen algunas de ellas.

Pueblos Advocación Metros cuadrados
San Sebastián Buen Pastor 1.812
Santa María 1.536
San Vicente 960
Tolosa Santa María 1.488
Segura (122) Santa María 1.363
Oñate (123) San Miguel 1.262
Fuenterrabía(124) Asunción de Nuestra Señora 1.252
Irún (125) Santa María 1.035
Rentería (126) Santa María 850
Oyarzun (127) San Esteban 686

 

/327/ Guipúzcoa corresponde hoy a la diócesis de Vitoria, lo mismo que sus hermanas Alava y Vizcaya. Las tres provincias juntas constituyen dicho obispado.

Las noticias más antiguas que tenemos acerca del gobierno espiritual dé Guipúzcoa, nos inducen a creer que esta provincia perteneció, en su totalidad, a la diócesis de Calahorra, pues que extendiéndose este obispado, por el año 457, desde su metrópoli Tarragona, de mar a mar hasta el Océano Cantábrico, siguiendo la hilera de los Pirineos, no hay duda que Guipúzcoa quedaba incluí da bajo la jurisdicción eclesiástica de los obispos calagurritanos.

Si tenemos en cuenta que más tarde, hacia el año 589, aparece fundado el obispado de Pamplona, no es aventurado el suponer que al establecerse dicha diócesis se adheriría a ella, sino toda, una parte de Guipúzcoa. Más tarde la invasión agarena, a principios del siglo VIII, obligó al prelado de Pamplona a refugiarse en el monasterio de Leire, enclavado en los límites de Aragón, donde se supone que-permaneció por espacio de dos siglos, y por la misma causa sufrió graves trastornos la diócesis de Calahorra, siendo probable que en aquellos accidentados tiempos acudiesen, en ocasiones, algunos pueblos de Guipúzcoa a las diócesis francesas a ventilar sus negocios eclesiásticos. Nada se sabe, sin embargo,-de esta dependencia de los pueblos de la provincia a los obispados de Francia en los tiempos a que nos referimos y se cree generalmente que esta anexión tuvo su origen en los últimos años del siglo IX, a consecuencia de la Predicación de San León, obispo de Bayona, a los habitantes de Guipúzcoa y Navarra, fronterizos a Francia. El caso es que en el año 1027 aparece Guipúzcoa formando parte de tres distintos obispados: el de Bayona, el de Pamplona y el de Calahorra.

A consecuencia de una bula de Pío V, fechada el 3° de Abril de 1566, los pueblos comprendidos entre San Sebastián y la raya de Francia, que formaban el arciprestazgo de Fuenterrabía, quedaron segregados del obispado de Bayona y anexionados al de Pamplona, y a partir de esta fecha, correspondían a la diócesis de Navarra el arciprestazgo citado de Fuenterrabía y el denominado de Guipúzcoa, y al obispado de Calahorra el arciprestazgo de Léniz, con más las vicarías de Elgoibar y Oñate y la iglesia de San Andrés de Astigarribia.

Pertenecían al arciprestazgo de Guipúzcoa, que luego se llamó arciprestazgo mayor, los pueblos siguientes:

Abalcisqueta, Aduna, Albiztur, Alegría, Alquiza, Alza, Alzaga, Alzo . Amasa, Amezqueta, Andoain, AÍloeta, Arama, Arriarán, Asteasu, Astigarraga, Astigarreta, Ataun, Aya, Azcoitia, Azpeitia, Baliarrain, Beasain, Beizama, Belaunza, Berastegui, Berrobi, Cegama, Cerain, Cizúrquil, Deva, Elduayen, Ezquioga, Gainza, Gaviria, Gaztelu, Goyaz, Gudugarreta, Guetaria, Hernani, Hernialde, Ibarra, Ichaso, Icazteguieta, Idiazábal, Igueldo, Irura, lsasondo, Larraul, Lasarte, Lazcano; Leaburu, Legazpia, Legorreta, Lizarza, /328/ Motrico (128), Mutiloa, Olaverria, Oreja, Orendain, Orio, Ormaiztegui, Pasajes de San Pedro, Regil, San Sebastián, Segura, Soravilla, Tolosa, Urnieta, Urrestilla, Usúrbil, Vidania, Villafranca, Villa-Real, Zaldivia, Zarauz, Zumarraga y Zumaya.

Constituían el arciprestazgo de Fuenterrabía, llamado luego arciprestazgo menor, las parroquias de Fuenterrabía, lrún, Lezo, Oyarzun, Pasajes de San Juan y Rentería.

El arciprestazgo de Léniz, se componía de Anzuola, Aramayona, Arechavaleta, Elgueta, Mondragón, Salinas y Vergara.

Ormaiztegui. Iglesia parroquial

Iglesia parroquial de Ormaiztegui

 

Oñate formaba una vicaría aparte con las ante iglesias de los barrios de Araozy Urrejola.

La vicaría de Elgoibar se componta de las iglesias de la misma villa, de las de Eibar, Placencia y de la de Santa María de Azpilgoeta de Mendaro, . jurisdicción civil de Motrico y dependiente del arciprestazgo de Durango.

Las gestiones que venía practicando Alava, desde tiempos muy antiguos, para la creación de una diócesis en Vitoria, tuvo favorable resultado en el concordato que se celebró entre Su Santidad y la Reina de España el 16 de Marzo de 18S I; en él se acordó erigir nueva diócesis sufragánea en la capital de Alava. Se estableció ésta el año 1862 con las provincias de Alava, Guipúzcoa /129/ y Vizcaya, segregándose al efecto de los obispados de Pamplona y Calahorra los pueblos de Guipúzcoa que pertenecían a estas dos diócesis, para quedar anexionados a la nueva silla episcopal, a la cual siguen perteneciendo en su totalidad. A consecuencia de esta innovación, se reformaron los arciprestazgos de la provincia, estableciendo cuatro en lugar de tres que de antiguo existían, con residencia de los arciprestes en San Sebastián, Tolosa, Azpeitia y Vergara, que constituían de antes los cuatro partidos judiciales en . que estaba dividida la provincia.

Las iglesias parroquiales de Guipúzcoa eran de patronato, siendo éste de tres clases: de la Corona Real, de caballeros particulares o patronos diviseros, y de los pueblos. En aquellas iglesias que eran de patronato de los pueblos, incumbía a éstos la presentación de sus vicarios o rectores, así como la de los beneficiados, y como en virtud de las ordenanzas porque se regían dichos municipios, el nombramiento tenía que hacerse generalmente en los hijos del mismo pueblo, y dichos cargos solían ser muy solicitados, de ahí que en la mayoría de los casos resultase todo el vecindario interesado extraordinariamente en la elección, influido por los parientes y allegad9s de los pretendientes, cuando no por los propios aspirantes, dando lugar a empeñadas porfías la designación de las personas que habían de ocupar aquellos puestos.

Los mismos pueblos, desde los tiemposmás remotos, cubrían las atenciones del culto y clero de sus respectivas iglesias, con el diezmo y primicia en frutos, hasta bien entrado el siglo XIX. Las Juntas generales de la Provincia, reunidas en Fuenterrabía el año 1869, alegando que no era unánime en sus pueblos esta manera de tributar, y apoyándose en los principios consignados en el concordato citado de 1851, acordaron suprimir los diezmos y primicias, al mismo tiempo que disponían que se atendiera a los expresados gastos de un modo uniforme en todos los pueblos por medio de una contribución local. No fue del agrado del prelado de Vitoria esta intromisión de la provincia en asunto ,que consideraba aquél de su exclusiva competencia, y formuló enérgicamente sus reclamaciones y protestas. Este asunto causó extraordinaria agitación en el clero guipuzcoano y vino a exacerbar grandemente los ánimos de sus feligreses, ya muy sobreexcitados por cuestiones políticas y religiosas, que en plazo bien próximo habían de dar lugar a una rebelión armada, en la cual tomó parte la mayoría de los naturales aptos para la guerra, militando unos en el bando carlista y otros en el liberal.

A pesar de la oposición que hicieron muchos pueblos, la Diputación prosiguió con el nuevo sistema de tributación, obligando a todos los ayuntamientos a que recaudaran la contribución del culto y clero, para cubrir con su importe en metálico dichas atenciones, sin perjuicio de que pagase además en frutos el que así quisiere hacerlo.

Después de la guerra civil indicada, se dictó la ley de 21 de Julio de 1876, suprimiendo los fueros de las provincias vascongadas, que eran las que constituían /330/ la diócesis de Vitoria. y haciendo uso de la autorización concedida al gobierno por dicha ley, se publicó el R. D. de I) de Noviembre de 1877 , por el cual se fijaban los cupos de contribución que habían de satisfacer dichas provincias y se determinaba en el artículo 3º que se les computaría todo lo que hubieren satisfecho desde 1º de Julio del mismo año y satisficieran en lo sucesivo por obligaciones del culto y clero, "las cuales  corresponderán en adelante al Estado, con arreglo al concordato , en la forma y previas las disposiciones que al efecto se comunicarán por el ministerio de Gracia y Justicia".

Iglesia Parroquial de Oñate [Il. no disponible]

Así bien, en el R.D. de 28 de Febrero de 1878, que contiene el concierto económico, llevado a cabo entre los representantes de las citadas provincias y el Estado, se dice: «Así, pues, se computará a cada una de las tres provincias lo que satisfaga desde 1.0 de Julio de 1878 por obligaciones de culto y clero parroquial, según los presupuestos provinciales, hasta que el Estado se haga cargo de ellas por virtud de lo mandado en el R. D. de 13 de Noviembre de 1877». Todavía en algún tiempo, continuaron haciéndose los pagos por los pueblos y abonando luego su importe el Estado, hasta que éste se hizo cargo definitivamente de dichas obligaciones del culto y clero el año 1881, a la vez que se ponía en ejecución el nuevo arreglo y demarcación parroquial del obispado, en la forma que rige todavía con muy ligeras variantes, introducidas por exigencias del aumento de población experimentado por algunas feligresías.

Con este motivo varió el número de arciprestazgos, que ascendió a ocho, quedando designados en la forma siguiente: Azpeitia, Eibar, Mondragón, San Sebastián, Segura, Tolosa, Vergara y Villafranca.

Por los cuadros sin ópticos, que publicamos a continuación, se verán los , pueblos y parroquias que corresponden a cada uno de dichos arciprestazgos, así como otras noticias que estimamos interesantes para la mejor inteligencia de la organización que tiene este importante ramo en la provincia y medios con que cuenta para el mayor esplendor del culto.

Cuadro sinóptico de las parroquias de Guipúzcoa, sus advocaciones, categorías, dotaciones del personal y Fábricas, con el número de coadjutores que sirven en cada una de dichas iglesias, así como también el de los órganos y armoniums que hay en ellas:

Arciprestazgo de Azpeitia

Arciprestagos de Eibar, Mondragón y San Sebastián

Arciprestazgos de [San Sebastian (cont.)] Segura y Tolosa

Arciprestazgos de [Continuación de Tolosa,] Vergara y Villafranca

Arciprestazgo de Villafranca y Resumen de Arciprestazgos

 

/335/ Hemos dicho ya (133) que en el censo de población de 1787 figuran en la Provincia 697 sacerdotes y 555 en el censo de 1860. Añadamos ahora que en la-Guía eclesiástica del obispado de Vitoria del año 1905, además de los 152 párrocos y 237 coadjutores que quedan señalados, aparecen en Guipúzcoa en la indicada fecha, 108 sacerdotes más entre adscritos, organistas, coadjutores personales y capellanes, todos los cuales hacen un total de 497 clérigos, y tendremos por resultado que el número de éstos ha disminuido notablemente en relación inversa al aumento que viene experimentando la población en nuestra Provincia.

CONVENTOS.  La relación más antigua que tenemos de los conventos de Guipúzcoa, es la que nos suministra el doctor lsasti (134) en, 1625. Según este /336/ escritor, había en aquella fecha 32 conventos en territorio guipuzcoano: 12 de varones y 20 de monjas.

De los 12 primeros, 7 eran de la orden de San Francisco, que lsasti los descompone en la forma siguiente: 1 de Capuchinos, 2 de Recoletos y 4 de Observancia. Los otros pertenecían: 2 a la orden de Santo Domingo, 1 a la de San Agustín y 2 a la de la Compañía de Jesús.

Azpeitia. Santuario de Loyola

Colegio de San Ignacio de Loyola, en Azpeitia

De los 20 conventos de monjas, 7 eran de la orden de San Francisco, J de Santo Domingo, 8 de San Agustín, i de Mercenarias, 1 de Carmelitas Descalzas, 1 de Santa Clara y I de Trinitarias Descalzas.

Posteriormente a la relación que nos suministra lsasti, se establecieron algunas comunidades más, aunque la mayor parte de las que han llegado hasta nuestros días, existían en su tiempo, según se verá por las siguientes notas de su fundación.

El convento que en primer término aparece en Guipúzcoa, entre los destinados a comunidades de varones, es el de los Franciscanos de Aranzazu, fundado por los Mercenarios hacia el año 1469 y habitado por los Franciscanos desde 1491. Siguen en el orden de antigüedad, los +(135) ,Franciscanos de Elgóibar, que fundaron su convento en 1516; + San Francisco de Sasiola en Deva, en 1517; + Dominicos de San Telmo en San Sebastián, en 1531; + Franciscanos de Mondragón, en 1578; + Orden de San Agustín, Ermitaños Calzados en Azpeitia, en 1581; + Franciscanos de Tolosa, en 1587; + Trinitarios de Orio, entre 1591 y 1597; + Dominicos de Azpeitia, en 1600; + Franciscanos Recoletos de San Sebastián, en 1606; Franciscanos de Zarauz, en 1610; + Capuchinos de Rentería, en 1612; + Carmelitas Descalzos de Lazcano, en 1640; Capuchinos de Fuenterrabía, en 1663.

COLEGIOS DE JESUITAS.  Se vislumbran intentos de fundar colegio en Oñate por el padre Antonio de Araoz, sobrino y contemporáneo del insigne guipuzcoano San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, en los primeros tiempos de su institución, pero no aparece que tuvieran los Jesuitas residencia en comunidad en Guipúzcoa hasta fines del siglo XVI. El primero de que tenemos noticias es el + Colegio de Vergara, fundado en 1593i siguen a éste el de + Oñate, fundado hacia el año 1598; el de + Azcoitia, en 1599; el de San Sebastián, en 1626; el de Loyola en Azpeitia, en 1684.

CONVENTOS DE MONJAS. EI que supera en mucho en orden de antigüedad a todos los demás conventos de Guipúzcoa, es el de las Agustinas de San Bartolomé en San Sebastián, cuyo origen se remonta al año 1250, inclinándonos a considerarle como el primer convento instituido en la Provincia, si hemos de atenernos a las noticias que han llegado a nosotros acerca de la fundación de las comunidades religiosas en nuestro suelo. Siguen después el de las Franciscanas de Azpeitia, fundado en 1497; Franciscanas de santa Ana de Oñate, en 1509; Franciscanas de Vidaurreta en Oñate, en 1509; Franciscanas de Mondragón, en 1511; + Agustinas Calzadas de Mondragón, en 1511; Franciscanas de Segura, en 1519; Franciscanas de Elgóibar, en 1533; Agustinas de Rentería, en 1543; Agustinas de Hernani, en 1544; Dominicas del Antiguo en San Sebastián, en 1546; Agustinas de Mendaro en Elgóibar; en 1565; Franciscanas de Azcoitia. en 1589; Agustinas Recoletas de Eibar, en 1595; Franciscanas de la Santísima Trinidad de Vergara, en 1600; Carmelitas Descalzas de Zumaya, en 1609; Franciscanas de Zarauz, en 1611; Franciscanas de Santa Clara de Tolosa, en 1612; Franciscanas de Isasi en Eibar, en 1618; Agustinas de Santa Clara en Motrico, en 1638; Carmelitas Descalzas de Santa Teresa en San Sebastián, en 1661; Recoletas Brígidas de Lasarte, en 1671; Brígidas Recoletas de Azcoitia, en 1691; Religiosas de la Compañía de María de Vergara, en 1797; Agustinas de Astigarraga. en 1849; Concepcionistas Descalzas de Cristobaldegui en San Sebastián, en 1866.

/338/ A consecuencia de la expulsión de las órdenes religiosas, decretada por la nación vecina (136), han tomado asiento estos últimos años en el solar guipuzcoano muchas comunidades procedentes de Francia, instalándose, no solo en las poblaciones importantes y en territorio contiguo a la frontera de su país, sino también en los pueblos de escaso vecindario del interior de la Provincia;" como se verá por el estado que publicamos a continuación, en el cual van incluídas las comunidades é Institutos religiosos de dicha procedencia, juntamente con todos los demás existentes en Guipúzcoa.

 

Oñate. Convento de PP Franciscanos, en Aranzazu

Convento de PP. Franciscanos de Aranzazu

La mayor parte de estas comunidades é institutos religiosos que han venido de Francia para establecerse en Guipúzcoa, se dedican a la enseñanza, con la particularidad de que muchos de ellos, así de un sexo como de otro, cuentan con gran número de alumnos de su propia nación.

De aquí la preferencia que los citados institutos dan a esta Provincia fronteriza, porque facilita mucho las relaciones entre los colegiales y sus familias.

 

Relación de los Conventos e Institutos religiosos de varones existentes en Guipuzcoa y Relación de los Conventos e Institutos religiosos de mujeres existentes en Guipuzcoa  (1)

 

Relación de los Conventos e Institutos religiosos de mujeres existentes en Guipuzcoa  (2)

 

Relación de los Conventos e Institutos religiosos de mujeres existentes en Guipuzcoa  (3)

 

Resulta de los precedentes estados que en Guipúzcoa hay en la actualidad 38 conventos e institutos religiosos de varones y 121 de hembras.

De los primeros, se dedican 15 a enseñanza, 2 al noviciado, 9 a ministerios, 4 a misiones, 3 a ministerios y enseñanza, 1 a beneficencia, 2 a enseñanza y predicación y otros 2 a ministerios y noviciado.

De las comunidades de hembras, se dedican a enseñanza 42, a enseñanza y beneficencia 11, a beneficencia sola 15, a la vida contemplativa 31, a la vida contemplativa y enseñanza 1, a la vida contemplativa y beneficencia 3, al culto y enseñanza 1, asistencia a enfermos 9, asistencia a enfermos y cuidar niños pobres 1, a cuidar ancianos 1, moralizar jóvenes 1, asistencia del hospital y enseñanza 1.

Guipúzcoa, en la división que tiene establecida la orden franciscana para su régimen, pertenece a la provincia de Cantabria, juntamente con Álava, Vizcaya y Santander (137).

En la división adoptada por las comunidades de Capuchinos, Guipúzcoa pertenecía a la provincia de Castilla hasta Septiembre de 1907, en que decretaron que en la sucesivo formase parte de la de Navarra-Cantabria, separándose de la de Castilla.

En la Compañía de Jesús, entre las provincias que abarca la Asistencia de España, figura la de Castilla, a la cual pertenecen, entre otras, las provincias civiles de Navarra y las tres Vascongadas, y por tanto Guipúzcoa. Antiguamente, una de las provincias de esta orden era la de Cantabria, a la cual pertenecía Guipúzcoa.

Las provincias están divididas en colegios y residencias. Las residencias actuales de Hernani y Fuenterrabía, dependen de la provincia de Toulouse (Francia).

ERMITAS Y SANTUARIOS. Además de los palacios y casas de lujo levantados por los guipuzcoanos, en la parte urbana de sus pueblos, a los santos de su devoción, han erigido también en la parte rural, lejos del bullicio de las poblaciones, amenas casitas de campo, a donde acuden los fieles del contorno a elevar sus preces al cielo. Especialmente los domingos por la tarde, las familias /343/ que viven lejos de las parroquias, acuden en grupos con sus pequeñuelos a la ermita cercana, y mientras arde delante del altar la vela o cerilla que llevan a prevención, rezan en voz alta el Rosario y el Calvario a la intención de los difuntos de la casa, para sentarse luego, formando corro, en la pradera inmediata a la ermita, a jugar a naipes y dar cuenta de la frugal merienda que han traído consigo. Al atardecer, levantan el campo para regresar á sus hogares, recorriendo satisfechos, entre la algarabía de los menores, los caminos en zig-zag que se dirigen a sus casas.

Fuenterrabia. Santuario de Guadalupe

Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en Fuenterrabía

Al año una vez, el día del Santo á. quien está. dedica<;la la ermita; se hace [unción extraordinaria. Aquel día, desde la mañanita, la esquila que se guarece bajo el arco de piedra levantado en uno de los lados del tejado, empieza a dar vueltas con la agilidad de los pequeños, y vocea sin descanso, bulliciosa y alegre, sirviendo de guía, con sus atiplados ecos, a los fieles que se encaminan en aquella dirección por las sendas y vericuetos que conducen al santuario.

Acompañan al clero de la parroquia varios sacerdotes de los pueblos vecinos, y se celebra misa diaconada con gran concurso de gentes. El coro de la parroquia, reforzado con otros elementos, da gran solemnidad al acto, y un orador de nota hace el panegírico del Santo. Después de la misa se da la reliquia, y concluidos los actos religiosos de la mañana, las concurrentes se esparcen por el campo, y sentados alrededor de blancos manteles que extienden sobre la yerba, saborean con apetito los manjares que han traído consigo /344/ o se han cocinado en las tiendas de campaña, levantadas en las cercanías de la ermita.

Entre las visitas a la ermita y los bailoteos de la campa, se pasa agradablemente la tarde, y cuando la fatigada campanita se despide de sus visitantes con el toque del Ángelus, la mayor parte de los devotos que han escuchado durante el día su amable son, se hallan alejados de sus dominios campestres y apenas si llegan a los oídos de aquéllos, los débiles clamores de su último adiós.

El número de ermitas y santuarios que hay en Guipúzcoa, es, sin duda alguna, mucho mayor del que había en tiempos anteriores, a juzgar por las noticias que han llegado a nosotros. Según nos dice el doctor lsasti, en su obra escrita el año 1625, había en ese tiempo 166 ermitas y santuarios, mientras que en el estado que publicamos a continuación, alcanza a 255 la cifra de las existentes en el día.

 

Relación de las Ermitas y Santuarios de Guipúzcoa (1)

Relación de las Ermitas y Santuarios de Guipúzcoa (2)

Relación de las Ermitas y Santuarios de Guipúzcoa (3)

 

SANTOS y MÁRTIRES GUIPUZCOANOS. San Ignacio de Loyola . Por su antigüedad y por sus extraordinarios méritos, le corresponde, sin duda, el primer lugar, bajo el epígrafe que encabeza estas líneas. Este esclarecido hijo de Guipúzcoa, nació en la casa solar de Loyola, en Azpeitia, el año 1491. Se dedicó a la carrera de las armas, siendo herido en el sitio que pusieron los franceses a Pamplona en Mayo de 1521. Conducido a su casa de Azpeitia, se dedicó a la lectura de libros místicos mientras curaba de su herida, y fue tal la influencia que en su ánimo causó este género de lectura, que cambió por completo de vocación, abandonando la vida mundana para consagrarse por completo al servicio de Dios. Dispuesto a practicar la vida religiosa con ardor y fe, tan pronto como se vio curado encaminó a dicho fin todos sus entusiasmos, viendo coronada su obra con la institución de una nueva orden religiosa titulada Compañía de Jesús, con la aprobación del Papa Paulo III en 1540, de cuya Orden fue nombrado General el mismo Iñigo de Loyola en 1541. Murió en Roma el 31 de Julio de 1556 a los 65 años de edad.

Las obras que dejó escritas son: El libro de los Ejercicios espirituales, Constituciones de la Compañía de Jesús, Cartas de San Ignacio de Loyola, Instrucciones de San Ignacio. Del poema que escribió siendo militar en honor de San Pedro y del Tratado sobre la Santísima Trinidad, que escribió poco después de su conversión y era de ochenta hojas, se ignora el paradero. La espada de San Ignacio se halla en la iglesia de Belén de Barcelona.

El año 1594, se solicitó de Su santidad el Papa Clemente VIII la canonización de San Ignacio, y se alcanzó que fuera beatificado por Paulo V el 27 de Julio de 1609, produciendo esta noticia, gran alborozo en toda la Provincia, hasta el extremo de ser recibido por patrono en la villa de Azpeitia el año inmediato a su beatificación, y diez años más tarde, por la Provincia reunida en las Juntas de Zumaya en el año 1620. La Compañía de Jesús y la provincia de Guipúzcoa, continuaron sus gestiones para alcanzar la canonización del descendiente de Loyola, y consiguieron este santo propósito del Papa Gregorio XV, que expidió la bula correspondiente con fecha 12 de Marzo de 1622. Se celebró tan fausto acontecimiento en la Provincia con festejos y funciones solemnes, que patentizaban la alegría con que los comprovincianos del Santo, recibían el excelso honor que se le dispensaba al que fue nombrado patrono suyo, dos años antes.

 

Verdadera efigie de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús

[Il. no disponible]

 

Merece ser conocido el acuerdo que en su consecuencia tomaron las Juntas de la Provincia, reunidas en la villa de Tolosa el día 27 de Abril de 1621.

/348/ «Este día la Junta dijo que por quanto el glorioso patriarca Ignacio de Loyola fundador de la sagrada religion de la Compañia de Jesus santo tan señalado en toda la Iglesia es natural de esta Provincia yjo legítimo de la casa y Palacio antiguo de Onez y Loyola por linea reta de varon en la jurisdiccion de la villa de Azpeitia y por la materna de la casa y palacio an tiguo .de Baldü que es en la villa de Azcoitia. y esta dicha Provincia en su ultima junta general de la villa de Zumaya lerescibió por su patron y como a talle venera y guarda su fiesta. y agora el Padre Alonso Rodríguez Religioso de la misma Compañia de Jesus a traido a esta Junta la dichosa nueva que tanto a deseado esta Provincia de la canonización de nuestro .Santo y Patron San Ignacio de Loyola. Por tanto deseando esta Provincia en esta ocasion que es la mas gloriosa que jamas a tenido mostrar de piedad y devocion como con el primer santo canonizado y fundador tan ilustre y santo tan señalado y tan benefactor de toda la Iglesia vio suyo tan natural y su patron su devocion y piedad al Santo y sus yjos decretaron lo siguiente:

»1º Lo primero que en cada pueblo de esta Provincia se procure acer un altar de San Ignacio en la Iglesia que más paresciere convenir que sea altar de devocion para que en las necesidades públicas acudan al Santo por remedio (139).

»2º Lo segundo que en las salas de los Ayuntamientos de las villas AIcaldías y valles de esta Provincia que pudieren se ponga una imagen de pincel de San Ignacio como de patron.

»3º Lo tercero que atento que esta Provincia escribió al padre general de la Compañia de Jesus Mucio Bitelesqui (140) pidiendole que alcanzase de su santidad que confirmase el ser patron suio el glorioso patriarca San Ignacio y que tuviese como patron octtaba y oficio propio y. su paternidad reverendísima respondió que esto se suspendiese asta" la canonizacion del santo que agora que a llegado la ocasion que el santo esta canonizado se le escriba soplicandolelo mismo y juntamente que como a madre ymvie a esta Provincia una reliquia de su yjo para su consuelo y colocalle en su nombre en la cámara santa de Loyola para que los naturales de la Provincia, forasteros y estrangeros que viniesen a visitar puedan adorar la reliquia de su santo natural y juntamente se suplique que aga todo el esfuerzo posibI"e p.ara que lá santa casa de Loyola esté en poder de la Compañia de Jesus y sea un santuario de oyen adelante de todaCesta tierra y destos rreinos de España porque mientras fuere casa secular no abra devocion con: ella y se perdeI'ía una devocion debida al santo como es la de la casa en que nació y se crió y convertido con tan '5eñalados milagros y que en esto se ponga muy gran cuidado.

/349/"4º Lo quarto que en la misma conformidad se escriba al Padre Provincial de la misma Compañia de Jesus de la Provincia de Castilla dandole las gracias de las buenas nuevas que en su nombre y de su Provincia dió el Padre Alonso Rodríguez en esta junta general y suplicando le ayude todo lo posible a lo mismo que se suplica al Padre General. y las cartas se scriban a ordenacion del Padre Alonso Rodriguez con comunicación del diputado general y lo mismo se scriba a la Sra. Condesa de Fuensaldaña, Sra. de la dicha casa y palacio de Loyola.

"5º Lo quinto que de oyen adelante esta Provincia como patria y madre del glorioso patriarca San Ignacio de Loyola fundador de la Compañia de Jesus por respeto y reverencia a tal Santo yjo suyo decreta acetar a todos los religiosos de su religion por yjos suyos y como a tales en todo quanto se les ofresciere se les an de onrar y tratar con especial afeto y que en todo los negocios de fundaciones qpe se les ofrescieren ayudare esta Provincia en lo que fuere razon y justo".

Siguiendo el ejemplo de las Juntas de Guipúzcoa, el clero de esta Provincia recibió por su patrono a San Ignacio en 1624; así bien, la provincia de Vizcaya le recibió por tal el año 1680 y Alava le proclamó compatrono suyo, juntamente con San Prudencio, en 1868.

Todavía hizo más Guipúzcoa en obsequio a su hijo, como vemos en el registro de Juntas de Mondragón de 1752, y fue solicitar del Pontífice licencia para incluir el nombre de San Ignacio entre los demás Santos de la letanía, a la menos para esta Provincia, y rogar al Rey y al confesor de éste que apoyaran la petición.

Para que pueda juzgarse de ¡a, importancia que ha llegado a adquirir la obra del esclarecido guipuzcoano objeto de estas líneas, diremos que el número de socios de la Compañía de Jesús (padres, hermanos coadjutores, novicios y estudiantes), alcanza actualmente en todo el mundo, á muy cerca de diez y siete mil, de los cuales corresponden a la asistencia de España, más de tres mil.

La fiesta de este Santo se celebra el 31 de Julio de cada año con gran pompa y solemnidad en todos los pueblos de Guipúzcoa, y especialmente en su villa natal de Azpeitia, en donde se halla enclavada la Santa Casa de Loyola, considerada con razón por los PP. Jesuitas, como la casa solariega de la Orden.

La casa nativa del Santo fue cedida por los marqueses de Alcañices a la reina de España Doña María Ana de Austria, quien, a su vez, se la cedió a la Compañía de Jesús, que tomó posesión de la finca el día 19 de Febrero de 1682. Hechas las modificaciones y obras necesarias, que duraron desde el 16 de Julio hasta el 1º de Noviembre de dicho año, pasaron a habitar la Santa Casa tres padres, y como Superior de ellos el P .Jerónimo de Córdova.

El antiguo oratorio de la casa y la habitación que ocupó el hijo de Loyola /350/ al realizarse su conversión, fueron los sitios que con más preferencia se vieron atendidos al efectuar las transformaciones que el nuevo destino que se le iba dar, exigía del citado edificio.

Siete años más tarde, el 28 de Marzo de 1689, se colocó con gran solemnidad la primera piedra del grandioso edificio proyectado en Roma por el renombrado arquitecto don Carlos Fontana, dentro del cual quedó encerrada la casa solariega de Loyola. Es opinión general que Fontana dio a la planta de este edificio la figura de águila, aludiendo a la de la casa de Austria. Colocó la iglesia en el cuerpo del águila; en las alas el Seminario y la antigua casa de Loyola; la portada en el pico y el refectorio y otras oficinas en la cola. Abarcaba el nuevo edificio en su totalidad un área de 11.778 metros cuadrados, y después de setenta y nueve años de incesante trabajo y de invertir en las obras quince millones de  reales se consiguió terminar completamente la grandiosa iglesia, de forma circular, y el ala derecha del colegio, al mismo tiempo que el ala izquierda se veía levantada hasta la altura de las ventanas del piso principal.

Azpeitia. Santuario de Loyola. Estatua de S. Ignacio

Estatua de mármol de San Ignacio de Loyola 

Hallábase el edificio en este estado, cuando los Padres de Loyola, al igual que todos los demás de España, recibieron la orden de expulsión el 3 de Abril. de 1767, y tuvieron que ausentarse abandonando su residencia.

Restablecida la Compañía de Jesús en España por R. D. de 29 de Mayo /351/ de 1815, les fue restituida la casa de Loyola por R. O. de Iº de Abril de 1816, pero otras órdenes de expulsión interrumpieron nuevamente su estancia aquí en diferentes ocasiones¡.

Tan pronto como se adquirió alguna confianza de que la Compañía podría seguir habitando el colegio, se pensó en completar el ala izquierda, que permanecía a medio levantar, y el año 1885r después de celebrar un equitativo contrato con la Provincia, dieron comienzo las nuevas obras.

Antes de que se cumpliera el segundo centenario del comienzo de las obras, el año 1888, quedó completamente terminado este hermoso edificio, admiración de cuantos lo visitan, elevando el ala izquierda, según se hallaba dispuesto en el proyecto.

Entre los objetos de valor que hay en ésta Santa Casa, merece citarse la estatua de plata de San .Ignacio. El modelo de esta efigie se debe al escultor valenciano don Francisco. Vergara, que después; por el año 1758; se, mandó hacer de plata por la Real Compañía guipuzcoana de Caracas, a quien se debe tan magnífico regalo. Esta imagen fue trabajada en Roma y se halla hecha con exquisito primor y gusto artístico. Su altura es de tamaño más que natural y representa a San Ignacio en apostura gallarda y majestuosa, revestido de ornamentos sacerdotales y con el libro en las manos.

Cuando los franceses penetraron, en nuestro suelo al principio del siglo XIX, entre las demás alhajas de Loyola, se escondió también la estatua de que nos ocupamos, y así permanecieron ocultas hasta 1812 en que se trasladaron todas a Bilbao, con intervención de la Diputación de Guipúzcoa. Con la estatua se quisieron extremar todavía más las precauciones, y poniéndose la Diputación en inteligencia con el diputado a Cortes por Guipúzcoa don Miguel Antonio de Zumalacarregui. se trasportó esta alhaja a Cádiz, en cuyo puerto fue recibida con singular entusiasmo, haciéndosele lo-s honores de Capitán general, al decir de un padre de la misma-Compañía (141).

La misma Provincia, en las Juntas de Rentería de Julio de 1814, encargó a la Diputación que hiciera traer la expresada efigie por mar, y restituida que fue a Guipúzcoa, se depositó en la iglesia parroquial de Azpeitia, donde permaneció hasta el año 1816, en que, de conformidad con las condiciones de la Real Concesión, fue destituida a sus legítimos dueños (142), cuando de nuevo tomaron posesión, dicho año, de la indicada casa.

Apenas llevaba Ia Orden cuatro años: ocupando este hermoso edificio, cuando se publicó el Decreto de 20 de Septiembre, que de nuevo dispersó a los Padres que moraban en Loyola, y declarados como bienes nacionales las pequeñas propiedades y las alhajas de la pertenencia de esta finca, fueron vendidas en Vitoria al mejor postor. Entre los objetos sagrados que se llevaron /352/ a Vitoria se hallaba la estatua de plata, que la compraron los comisionados del Ayuntamiento de Azpeitia, y desde entonces, cada vez que la Compañía tiene que alejarse de su solar paterno de Loyola, el Cabildo y Ayuntamiento la conducen a la iglesia parroquial, como dueños legítimos de aquel insigne monumento.

La estatua de mármol, que se ostenta en un descanso de la escalinata de .Loyola, es obra del escultor don Marcial Aguirre, de San Sebastián. Mereció esta obra escultórica honroso premio en la exposición celebrada en Madrid el año 1866, y la Diputación de Guipúzcoa acordó adquirirla. Aunque se remitió a Azpeitia en 1868, tuvo que permanecer encajonada hasta el año 1880 en que regresó la Comunidad a Loyola, después de una de tantas expulsiones como ha experimentado. Colocósela por fin, el 11 de Mayo de 1882, rodeada de una verja de hierro, delante de la escalinata de la iglesia, y allí permaneció hasta el 5 de julio de 1888, en que se la instaló sobre nuevo pedestal, frente a la puerta de la iglesia. Tiene la estatua algo más de dos metros de altura por setenta centímetros de anchura; y se halla en actitud de meditar, con el Libro de las Constituciones estrechado contra el pecho con la mano izquierda y en la derecha un pliego arrollado en gran parte, donde se lee Obediencia, Con el pie derecho pisa un libro en representación probablemente del triunfo de San Ignacio sobre la herejía de Lutero.

San Martín de la Ascensión. Fue religioso franciscano descalzo. Hallándose de conventual en Manila, le enviaron a propagar la religión cristiana al reino del Japón, en donde fue crucificado, alanceado y muerto en la ciudad de Nanga-saki, el día 5 de Febrero de 1597, con otros veinticinco cristianos, por orden de Taycisama, rey universal de las islas del Japón, Fray Martín de la Ascensión y sus compañeros de martirio, fueron beatificados en Roma por el Papa Urbano VIII, en los días 14 y 15 de Septiembre de 1627, con facultad a cada religión a que pertenecían aquéllos, de rezar de los suyos y decir misa del común de los Mártires. A súplicas de la villa y clero de Beasain, la Sagrada Congregación de Ritos, el 6 de Mayo de 1679, extendió este rezo y misa a la iglesia catedral de Pamplona y a la provincia de Guipúzcoa, y más tarde se alcanzó rezo propio del Pontífice Inocencio XI el 7 de Diciembre de 1680, para que se celebrase el oficio de San Martín el día 5 de Febrero, habiéndose trasladado el año siguiente al 10 de Mayo.

Fue canonizado por Pío IX e] 8 de junio de 1862. Así la beatificación como la canonización de este Santo, fueron recibidas con especial regocijo en la Provincia, y se celebraron grandes festejos, promovidos por Beasain, siendo esta villa la primera que levantó altar en obsequio del Santo en 1631, solemnizando el acto con funciones extraordinarias en Octubre del año indicado.

Así la villa de Beasain, como la provincia de Guipúzcoa, practicaron las gestiones primeras para llegar a la beatificación y canonización del Santo, /353/ considerándole al mártir del Japón, de apellido Loinaz e hijo de la villa de Beasain, sin que nadie dudase de la certeza de ambos extremos.

Más tarde la villa de Vergara le disputó a la de Beasain, la gloria de ser la cuna del Santo, y con dicho motivo se han seguido largos y costosos pleitos y se han escrito diversos folletos por una y otra parte, defendiendo Beasain que se trata de San Martín de la Ascensión y Loinaz, hijo de aquélla villa, y sosteniendo Vergara, que se trata de San Martín de la Ascensión y Aguirre, hijo suyo.

Beasain. Ermita de S. Martin de Loinaz

 Basílica de San Martín de Loinaz, en Beasain. Clisé de B. Resines

En la bula de canonización del año ¡862,. no se quiso inclinar la balanza en sentido favorable a ninguna de las dos villas pretendientes, y se dijo únicamente San Martín de la Ascensión, hijo de Guipúzcoa, sin designación de apellido ni del pueblo de naturaleza, y las Juntas de Guipúzcoa del mismo año, se limitaron a congratularse de la canonización del Santo, dejando en manos de la autoridad eclesiástica el arreglo de las demás cuestiones.

En el día siguen ambos pueblos dedicándole culto y considerándole cada cual como hijo propio.

Los parientes del Santo, en Béasain, le dedicaron una capilla en la casa nativa de Amunabarro, y después, con fondos de la citada villa y de la Provincia, se levantó una Basílica que se inauguró en 1691. Se desmoronó con el /354/ tiempo este edificio y sé levantó otro nuevo en 1847 y 1848, pagándose tres cuartas partes del importe de los fondos provinciales y una cuarta parte de los de la villa. El patronato, corresponde a la Provincia, por cuya razón se ostenta en la fechada del edificio, el escudo de armas de Guipúzcoa, y ella cuida también de reparar los desperfectos que ocurren en la Basílica.

 

Altar mayor, dedicado a San Martín, en la Basílica de Loinaz [Iustración no disponible]

 

La villa de Vergara construyó, en 1761, una Basílica dedicada a San Martín de la Ascensión, bajo el título de Aguirre y de ser natural de su jurisdicción, y ofreció su Patronato a la Provincia que también le fue admitido, colocando su escudo de armas al igual que en la Basílica de San Martín de Loinaz, de Beasain.

El mismo año obtuvo Vergara un Breve de Su Santidad, para el rezo propio de aquel Santo, con la denominación de Aguirre, hijo de su territorio, y otro en el Altar mayor, dedicado a San Martín, en la Basílica de Loinaz siguiente por el cual se concedió indulgencia plenaria a los fieles que confesados y comulgados visitasen con devoción aquella Basílica el día 11 de Septiembre de cada año.

Venerable Padre Domingo Ibáñez de Herquicia. Nació en la casa Vildain, de Regil, el 20 de Junio de 1591 .Ingresó de novicio en el convento de dominicos de San Telmo en San 'Sebastián, trasladándose con el tiempo a Filipinas y más adelante al Japón por el año 1623.

/355/ Para juzgar del alto concepto en que se ole tenía a Herquicia, transcribiremos algo de lo que se ha dicho de el (143): «Como Prelado que era de sus compañeros de misión y padre de todos, y aun de los ministros de otras religiones, se tenían sus consejos por oráculos, y los cristianos japoneses le oían como a un San Pablo, como lo era en el oficio, en el celo; en los trabajos y :peligros de mar y tierra.

Las persecuciones de que era objeto de parte de los enemigos de la iglesia, este ministro de nuestro santo Evangelio, tuvieron el éxito apetecido, y prendiéndole sin resistencia, le condujeron a la cárcel, de donde le sacaron el 19 de Agosto de 1633 para martirizarle con terribles tormentos y quemarle vivo en unión de otros quince compañeros.

Los retratos al óleo de Herquicia del siglo XVI, existen en su casa nativa y en la sacristía de la parroquia de Regil, su pueblo natal, representando los pasos de su prisión y martirio de treinta horas.

 

Prisión y martirio del Venerable Fray Domingo Ibáñez de Herquicia. [Ilustración no disponible]

 

Si este insigne mártir y campeón de la fe, dice Soraluce, no aparece en el número de los beatificados en 7 de Julio de 1867, créese, al parecer con fundamento, que sea porque éstos se comprendían únicamente hasta el ,año de 1630. Es de esperar que también lleguen los días de beatificación y canonización de Herquicia.

Venerable Padre Julián de Lizardi. Nació en la casería de Urzuriaga de la villa de Asteasu en Guipúzcoa, el día 29 de Noviembre de 1695, y no el 30, como han dicho algunos.

Ingresó con el tiempo, en Villagarcía de Campos, en el noviciado de Jesús, siendo recibido en la Compañía el 4 de Junio de 1713, a los diez y siete años y seis meses de edad. fue destinado a la misión de los chiriguanos en el Paraguay o Tucumán, y hallándose celebrando misa en el pueblo de la Concepción, fue preso en una invasión que los bárbaros del valle del lngre llevaron a cabo el 16 de Mayo de 1735, y asaeteado el día siguiente, como a una legua de distancia del pueblo, donde se le halló más tarde, consumido por las aves y las fieras, desde el cuello hasta la cintura, con diez flechas clavadas en el pecho, calzado un pié con el borceguí y zapato, faltándole del otro pié los tres dedos menores y de la cara una quijada.

A los veintidós días después de su muerte, o sea el 7 de Junio, recogió el P. Pons todos los venerables despojos del angélico Julián, y se los llevó envueltos en un lienzo a su Reducción del Rosario, donde se mantuvieron hasta el día 19, en que se condujeron a Santa Ana, que dista cinco leguas de Tarija. Encerrados en una caja de cedro, fueron trasladados dichos restos en hombros a la villa de Tarija, con acompañamiento de grandísimo concurso de gente, y depositados en la iglesia de San Bernardo de la Compañía de Jesús con inusitada solemnidad (al Iado del Evangelio, debajo de la credencia del altar mayor, en lugar separado). Esto sucedía el 1º de Julio de 1735. En el hueco de aquel muro permanecieron los valiosos restos del Padre Julián,  durante siglo y medio.

El que trajo la buena nueva de la existencia de estos preciados restos en el mencionado punto, fue el P. Vaughan, hermano del cardenal arzobispo de Inglaterra, cuando vino a España.

El Ayuntamiento de Asteasu se puso en inteligencia con el P. Vaughan, y ante la insuficiencia de los recursos de que podía disponer aquel municipio de tan escaso vecindario, buscó el amparo de la Provincia, le ayudase en la empresa de recoger a su pueblo natal los restos del mártir de Urzuriaga y en incoar el expediente de beatificación. Inmediatamente la Diputación de Guipúzcoa acudió al llamamiento de Asteasu, prestándole todo su concurso, así el pecuniario Como el de su mayor influencia para remover muchos obstáculos que habían de presentarse, a fin de obtener las autorizaciones necesarias para el traslado de los restos desde tierras tan lejanas, y guiada por el interés que le inspiraba el que brillase con todo su esplendor el nombre de tan preclaro hijo suyo, ocupando el lugar preeminente que le corresponde por sus virtudes y santidad, siguió la senda trazada por las corporaciones antepasadas al instruir los expedientes de beatificación y canonización de San Ignacio y San Martín, y dio comienzo con el mayor interés a las gestiones anheladas por la villa nativa del P. Lizardi. Merced a éste, se obtuvo el que se hiciera entrega /357/ de los restos al P. Vaughan en Tarija el 5 de Febrero de 1900, quien los trasladó personalmente a Tucumán y de allí a Buenos Aires, depositando tan preciosa carga en el colegio de jesuitas de San Salvador. El 31 de Marzo de 1902 zarpó de Buenos Aires el vapor "Reina María Cristina", conduciendo tan preciados restos a Barcelona, en cuyo puerto arribó el 21 de Abril de 1902, después de una travesía felicísima.

En una sala, destinada para capilla en el Palacio Provincial, permaneció la caja desde el 1º de Mayo hasta el día 17, en que tuvo lugar el acto solemne de de abrir la caja, coincidiendo con el ciento sesenta y siete aniversario del martirio del P. Julián. Se abrió la petaca o maleta exterior de cuero, apareciendo, en primer término, la tabla con la inscripción latina, indicadora del lugar donde los restos estuvieron enterrados en la iglesia de San Bernardo de Tarija. Extrájose después la caja de cedro, que traía intactos los sellos de lacré que expresaban los documentos leídos, y abierta que fue, apareció dentro otra de zinc, completamente cerrada y soldada. Descubierta ésta, se halló una hoja en que se decía que los restos allí existentes eran del P. Lizardi. Dos diputados provinciales, licenciados en medicina, procedieron a sacar los restos, que venían cuidadosamente envueltos entre rellenos de algodón en rama, y fueron colocándolos sobre mantas de algodón preparadas al efecto, causando la vista de aquellas venerándas reliquias, profunda emoción entre los presentes. Se halló en muy buen estado el cráneo, que es de muy bonita configuración y de dimensiones regulares, más bien pequeño. También se extrajeron una mandíbula, un brazo, la columna vertebral y otros huesos importantes del cuerpo humano, llamando extraordinariamente la atención el que todavía se conservase el borceguí de cuero y zapato, que en uno de los pies calzaba el P. Julián, cuando sus despojos fueron recogidos en el campo por el P. Pons. Colocados de nuevo los restos en la misma caja de zinc, entre almohadillas de algodón, así como el documento referido, se soldó otra vez aquélla, y cerrando la tapa de la caja exterior de cedro, se rodeó ésta con una cinta, cuyos extremos se lacraron, sellando con el sello de Guipúzcoa. Se incluyó la caja en la artística urna de bronce que se trajo de Barcelona.

Se señaló el día 25 de Mayo para la traslación de los restos al pueblo nativo del mártir. En los pueblos del tránsito, salían a recibirles el Clero y el Ayuntamiento con gran número de vecinos.

La N. y L. villa de Asteasu, justamente henchida de gozo y alegría, al ver que iba a ser objeto de señalada honra, habíase dispuesto con sus mejores atavíos para recibir al fúnebre cortejo. El Ayuntamiento y el Clero esperaban a la entrada del pueblo, y al llegar la comitiva con los restos, cerca de las once de la mañana, la banda municipal de Tolosa dejó oír sus acordes, entre el volteo de las campanas y el estampido de cohetes y chupines, mientras aquélla se dirigía a la casa consistorial de la villa, en donde aguardaba el señor Arzobispo. Con lucido acompañamiento, entre el estruendo de los chupines y voladores que rasgaban el aire; el repique general de campanas y los acordes de la marcha de San Ignacio, hacían su entrada triunfal en la iglesia de su pueblo nativo, aquellos preciados despojos que hacía ciento sesenta y siete años fueron recogidos en el campo de Chiriguay por el P. Pons.

La urna, envuelta en la bandera de Guipúzcoa, se depositó en el bonito mausoleo erigido por la Provincia en la sacristía.

DE LA RELIGIOSIDAD DE LOS GUIPUZCOANOS.  Hemos dicho al comenzar esta parte de nuestro trabajo, relativo a la organización religiosa, el esmero con que los naturales de esta Provincia han cuidado y cuidan de la construcción y conservación de sus templos. Ahora podemos añadir que guardan relación con la magnificencia de las iglesias, las funciones que en ellas se celebran, y si es verdad que los edificios destinados al culto son grandiosos, en nada desdicen de los hermosos aposentos levantados en honor de Dios, los actos solemnes que en ellos se ejecutan. Así vemos que, además de las funciones que son de rúbrica durante el año, se celebran en nuestros templos muchas otras, y todas ellas revisten relativa solemnidad, según la importancia del vecindario en donde tienen lugar.

Los ornamentos y las alhajas que se exponen, el gran número de luces, la mucha asistencia de fieles y su buena compostura, los cánticos del Coro, todo está diciendo la devoción y piedad de los naturales de esta Provincia, cada vez que se abren las puertas del templo para celebrar una función ordinaria o extraordinaria.

El culto que se rinde a los difuntos, la frecuencia con que se reciben los sacramentos y tantas otras devociones que se practican con gran unción por los naturales de esta Provincia, vienen a confirmar la nota de buenos católicos, en que siempre han estado.

Especialmente los preceptos de la Iglesia se cumplen con. una exactitud y fidelidad completas. Es muy raro el que deja de cumplir con el precepto Pascual, y no lo es menos el que deja de oír misa todos los domingos y fiestas de guardar, y esta rareza sube de punto si nos referimos a los pueblos rurales. Aunque para salvar la distancia que separa algunas caserías de la parroquia, haga falta caminar durante una hora o dos, sus moradores acuden a la iglesia, sin que les intimiden los calores de verano ni los temporales de invierno. Generalmente, las mujeres de las caserías, para recorrer la accidentada /359/ y larga caminata que les separa de la iglesia, salen de casa sin ultimar su modesto tocado, y atraviesan aquellos andurriales con el calzado diario y bien remangado el vestido exterior. Traen la mantilla sobre la cabeza, bien doblada como un pañuelo, y en la mano los zapatos de vestir, y penetrando en el portal de una casa de la calle, que tienen designada desde tiempo inmemorial, se cambian de calzado, se ponen la mantilla y se curiosean lo mejor que saben para presentarse en la casa del Señor.

Fuenterrabia. Procesión por las afueras de la ciudad

Procesión por los campos de Fuenterrabía

Acerca de este particular, podrían aprovechar el buen ejemplo que les dan nuestros labradores, muchos industriales de la calle que acuden al templo con los trajes de faena.

Establecen dos turnos las familias de las caserías para cumplir con este precepto de la Iglesia. Cuando el primer grupo vuelve a casa, sale el segundo, pues hay que tener presente que aún en los pueblos donde no hay más que un sacerdote, celebra éste dos misas los días de precepto, para que puedan asistir todos los feligreses, sin dejar abandonada su morada.

Pueblos hay, como Abalcisqueta, a donde bajan los domingos a oír misa los pastores que tienen sus rebaños en la sierra de Aralar, en sitios que distan varias horas del casco de la población, con la particularidad de que antes de abandonar la cabaña, tienen que ordeñar el ganado y dejar preparadas las /360/ faenas para la fabricación del queso, todo lo cual les obliga a no poder descansar más que la mitad de la noche, pero consideran tan sagrada la obligación de oír misa, que sin titubear ni dudar pasan por todo menos por dejar de oírla. y hay que advertir que aunque proceden de parajes tan desiertos, acuden a la iglesia limpios y aseados, y llegan al pueblo con la antelación necesaria para poder visitar al barbero, antes de que la esquila de la torre toque las llamadas de reglamento. Oída la misa, almuerzan en la posada, hacen las compras para la semana y suben de nuevo por aquellos riscos, colocándose uno tras otro, porque la estrechez de la senda, donde la hay, no admite más, y caminan pausadamente; hora tras hora, hablando en voz muy alta y sin mirar atrás, tiesos y frescos, sin sentir fatiga alguna ni interrumpir su conversación, a pesar de las grandes pendientes que suben en su larga marcha.

Esto mismo sucede, sin duda alguna, con los pastores de Urbia, que bajan a Aranzazu o a Cegama y con los que alimentan sus rebaños en otros lugares apartados de la Provincia.

Pero no se contentan los fieles de Guipúzcoa con celebrar con pompa y fervor las numerosas funciones que en sus parroquias respectivas se llevan a cabo, sino que cumplen también otras muchas prácticas pequeñas de piedad y devoción, que ponen más de manifiesto la fe y religiosidad de estos habitantes. Tales son la costumbre de rezar las Ave Marías al amanecer; al mediodía y a la noche, cuando las campanas anuncian esta oración; la de rezar el Credo, cuando la campana anuncia la Consagración, y la de encomendar a Dios el alma del enfermo, cuando se oyen los lúgubres toques del viático y de la agonía; la costumbre de llevar los domingos el agua bendita a las casas para surtir las agua-benditeras que cuelgan de las cabeceras de las camas, y persignarse con dicha agua al levantarse y acostarse, y rociar los campos con ella en ocasiones; las cruces de ramo bendito, con gotas de cera, bendita también, que se ponen en los campos y sobre las puertas y ventanas de las casas, para preservarles de los males que ocasionan las tempestades; las velas benditas que se encienden y las hojas de laurel que se queman en las casas los días de tempestad, con idéntico objeto; el fuego bendito y el agua bendita, que se reparten a domicilio por los muchachos el día de Sábado Santo; el hábito de llevar escapularios y medallas al pecho; la adquisición anual de las bulas correspondientes a la familia, y la quema de las anteriores con la llama de una vela bendita; las rogativas que se hacen en tiempos de epidemia y en épocas de sequía y lluvia excesiva; las numerosas peregrinaciones que se realizan a diferentes santuarios; la caridad con los postulantes, y muchos otros usos de esta índole, que patentizan, a cada momento, el espíritu altamente .religioso de los naturales de Guipúzcoa.

El respeto y la veneración con que se le trata al sacerdote en todos los actos de la vida, es otro de los distintivos que marca las buenas costumbres religiosas de estos habitantes. A su paso, todas las boinas se levantan para /361/ saludarle, y su palabra y su consejo son escuchados siempre con la mayor estimación.

Así corresponde también esta respetable clase, secular y regular, guiando a sus feligreses por el camino de la vida, con su ejemplo, su mayor ilustración y buen consejo.

Alegría. Casa consistorial, peregrinación.

Peregrinación en Alegría, organizada por los PP, Capuchinos de Fuenterrabía

Estas piadosas costumbres, que se mantienen en toda su integridad en los pueblos rurales y de escaso vecindario, sin que hayan experimentado transformación sensible desde los tiempos pasados que se evocan como los mejores en este orden de cosas, han sufrido algún cambio en las poblaciones. industriales y en otras que han aumentado de vecindario con elementos exóticos. Más que la influencia de las nuevas ideas de libertad, han cooperado a esta obra de destrucción parcial de nuestras costumbres religiosas de antaño, en esos pueblos, las gentes extrañas al país, que han invadido nuestro suelo, atraídas por las necesidades de la industria y del comercio, y que no tienen interés alguno en observar nuestras prácticas. Pero aún en esos mismos pueblos en que predominan los elementos extraños a la localidad, si hacemos abstracción de éstos y de algunos más que viven adheridos a ellos, los otros vecinos que constituyen la representación de las familias de abolengo, y toda la parte rural, así como la clase pescadora, donde la hay, siguen firmes y serenos, sustentando las creencias religiosas que heredaron de sus /362/ padres y observando las prácticas piadosas que aprendieron de niños, sin que el nuevo aluvión de forasteros les haga variar de rumbo.

Aún aquellos mismos que sustentan ideas políticas muy avanzadas, si llevan apellidos conocidos en el país, estad seguros que no dejarán de observar las prácticas preceptuadas por la Iglesia.

 

NOTAS

(119) En 1679, Francisco Echeverría, de Fuenterrabía, envió desde Méjico para la parroquia de su ciudad nativa, 13 cajones conteniendo un trono de plata, compuesto de frontal, sagrario con su depósito, gradas, media naranja, baldoquín con su guarda-polvo y dos custodias doradas, la una para colocarla arriba y la otra para la adoración al tiempo del encierro, todo lo cual pesaba 673 marcos, o sea 336 libras y media de plata.

(120) Cuando los franceses se apoderaron de la plaza de Fuenterrabía en Agosto de 1794, llevaron prisioneros al castillo de Bayona a varios vecinos, y entre ellos al mayordomo de la iglesia. Le hicieron confesar a éste donde guardaba las alhajas y ornamentos, amenazándole con la muerte, y se llevaron 655 libras de plata y oro y los cuatro mejores ornamentos. En Noviembre del mismo año, al apoderarse los franceses de Vergara, se llevaron también las alhajas de la iglesia de Eibar, que se hallaban depositadas en dicha villa.

(121) La del Buen Pastor, la del Antiguo y la de San Ignacio. Podríamos añadir a éstas la del Sagrado Corazón, que costó sobre 70.000 pesetas y desapareció al habilitarse la primera de las citadas.

(122) Las dimensiones de esta iglesia, tomadas por el exterior, son 53 metros de largo y 28 de ancho.

(123) La nave central tiene 45 metros de largo y 15 de ancho; la colateral del lado derecho o del Evangelio, 38,80 por 7,78. La del lado izquierdo, 37,33 por 7,60. Altura, 20 metros.

(124) Largo, 44 sin presbiterio; ancho, 27'80.

(125) Largo en el centro, con presbiterio, 46; ancho, 27,50; entre columnas, 16,50. Altura hasta el arranque de las bóvedas, 13,70; hasta la clave de la bóveda, 22.

(126) Largo con presbiterio, 42,70; ancho, 22,80.

(127) Largo en el centro, con presbiterio, 50; naves colaterales, 43 cada una; ancho en el centro 15,25 debajo del coro, 5,50.

(128) Con excepción de los barrios de Astigarribia y Azpilgoeta.

(129) Explicación de las abreviaturas que se emplean en esta casilla: T.=Término.-A.=Ascenso. E.=Entrada.- R. Iª=Rural de primera. R 2ª =Rural de segunda.- P.=Párroco,

(130) En este encasillado se pondrá el número de coadjutores que existen en la actualidad en cada pueblo, que es el mismo que corresponde según el arreglo parroquial de 1881, con muy ligerísimas variantes introducidas en muy contados pueblos. Dicho se está que en cada parroquia hay que sumar el párroco al número de los coadjutores. En aquellos pueblos donde no corresponde ningún coadjutor, y solo hace el servicio el párroco, se pondrá una P. También se advierte que en esta casilla no figuran más que los coadjutores, que corresponden en cada pueblo y cobran del Estado, aunque haya constantemente otros sacerdotes en la localidad con carácter de capellanes, organistas, adscritos, etc.

(131) Cuando aparecen varios órganos o armoniums en una misma casilla, hay que entender que existen en la jurisdicción del pueblo en conventos, ermitas, etc., pero no en una misma parroquia.

(132) Hay en Vergara 4 órganos y 6 armoniums.

(133) Páginas 231, 234 y 238.

(134) Compendio Historial de Guipúzcoa.

(135) Este signo indica que ya no existe la comunidad.

(136) Ley de Waldeck-Rousseau, de julio de 1901.

(137) Antes de la exclaustración del año 1835, llegó a contar la Orden franciscana 27 conventos de religiosos y otros tantos próximamente de monjas, pero a partir de este año, dicho número se redujo a una cuarta parte, subsistiendo apenas unos 9 conventos en las dos provincias de Guipúzcoa y Vizcaya, hasta que, a raíz del histórico convenio de Vergara, que puso término a la guerra civil, se extendió también a este pequeño número la orden gubernamental del cierre, que se llevó a efecto en 1840.

El P. Mariano de Estarta inició la restauración de la Provincia, logrando de la reina Doña Isabel ll y de su Gobierno el restablecimiento de algunos conventos de la Orden y entre otros en Guipúzcoa el de Zarauz en 1867, apadrinando su fundación, al inaugurarse, el entonces príncipe de Asturias y luego rey Don Alfonso XII. A raíz de la revolución de 1868, se malograron las fundaciones de Bermeo y de San Millán de la Cogulla, que fueron circunstancialmente sustituidas por las residencias apostólicas de Azpeitia (1870) y Eibar-Isasi (1871), hasta que, en plena guerra civil, se logró la apertura del convento de Tolosa (1875), cuya duración, sin embargo, fue tan efímera como la de aquéllas, pues no subsistió más que lo que duró la guerra. Terminada ésta el P. Estarta pudo lograr la apertura del convento de Aranzazu y en 1878 se abrió en Zarauz el noviciado, que ha seguido sin interrupción desde entonces. (Noticias tomadas de la revista Archivo Ibero-Americano, año I, tomo I, 1914).

(138) Pertenece a la jurisdicción eclesiástica de Tolosa, pero se halla enclavada en la jurisdicción civil de Ibarra.

(139) En la junta IV de las celebradas en San Sebastián en Abril de 1623, se dice que allí donde no haya comodidad para poner un altar, se ponga una imagen.

(140) Viteléschi.

(141) La Santa Casa de Loyola, por el P. Rafael Pérez, año 1891.

(142) La Santa Casa de Loyola, por el P. Rafael Pérez, año 1891.

(143) Historia de la Provincia del santísimo Rosario de Filipinas,-Diario Dominicano, por el obispo de Puzol. Citas tomadas de laHistoria de Guipúzcoa, por Soraluce.

 


 

© Texto: Herederos de Serapio Múgica. ©  Edición electrónica: Juan Antonio Saez, 2006-2007

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