3.6.1 CARACTERÍSTICAS FÍSICAS.
Luz-turbiedad.
El estudio de la penetrabilidad de la luz en los océanos es
complejo, ya que el agua de mar no es precisamente un medio ópticamente puro.
Las sustancias químicas disueltas o la materia orgánica y mineral en
suspensión inciden de forma decisiva en el grado de penetrabilidad de la luz.
De igual forma la superficie del mar, que normalmente no es plana debido al
oleaje, varía continuamente el grado de incidencia de la luz sobre la
superficie del océano.
Conforme aumentamos la profundidad van desapareciendo
selectivamente distintas longitudes de onda (colores) y en los diez centímetros
superficiales se eliminan ya el 50% de las radiaciones ultravioletas, a 15
metros quedan tan sólo un 1% de las radiaciones rojas, a 80 metros un 1% de las
verdes y a 130 metros penetran tan sólo un 1% de las radiaciones azules. Por
debajo de esta profundidad prácticamente no existe iluminación solar (sí
existe quimio o bioluminiscencia).
A un nivel general, podemos diferenciar tres zonas en el
océano en función de la iluminación:
* Zona fótica o bien iluminada, va desde la
superficie hasta los 50 metros de profundidad y en esta zona los procesos
fotosintetizadores se realizan sin dificultad (la amplitud de esta zona puede
variar de un lugar a otro o en un mismo lugar a lo largo del año en función de
la turbiedad de las aguas).
* Zona oligofótica, se extiende desde los 50 a los
500 metros y los vegetales autótrofos aunque no son capaces de realizar una
fotosíntesis activa, pueden sobrevivir durante cierto tiempo.
* Zona afótica, por debajo de dicha profundidad
existe una total oscuridad rota tan sólo por fenómenos de luminiscencia.
Frente a San Sebastián (a medio Km de distancia de la costa)
la profundidad de compensación, en la cual los procesos de fotosíntesis se
compensan con la tasa de respiración de los organismos autótrofos, es decir la
frontera que limita la producción primaria (vegetal, tanto de fitoplancton como
del macrofitobentos) varía entre los 15,8 m. en verano y los 35 m. en
primavera, con un valor medio de 26 metros. Si nos alejamos más de la costa, a
seis Km de distancia, la profundidad de compensación media aumenta hasta los 40
metros.
La mayor turbiedad de la franja costera es debida a la
presencia de partículas alóctonas de origen terrestre. Estos datos tienen un
particular interés pues indican que la penetración de la luz en dicha franja
costera es el principal factor limitante de la producción primaria en
profundidad. No obstante, el fitobentos frente a San Sebastián desaparece
prácticamente a los 20 metros de profundidad, limitando con ello la capacidad
de producción de la especie dominante de interés comercial, el Gelidium
sesquipedale, alga roja que forma importantes praderas submarinas.
Ocasionalmente hemos comprobado la existencia de alguna especie de alga
calcárea por debajo de los 50 metros de profundidad en forma esporádica, pero
en general podemos señalar la isobata de 25 metros como el límite de la
producción vegetal macrobentónica y la de 10-12 metros marca el límite
inferior de las densas praderas de Gelidium sesquipedale.
Temperatura.
Es bien conocido el calentamiento que experimentan las aguas
superficiales en el extremo sudeste del Golfo de Vizcaya, frente a la costa
vasca, y que tiene como consecuencia más llamativa una interrupción en la
distribución de las especies intermareales características del Atlántico
europeo -tales como las algas fucáceas y laminariáceas- y la aparición de
especies de tendencia meridional, que repercuten en el aspecto del paisaje
litoral, especialmente en el intermareal rocoso que puede observarse en las
zonas de Ondarreta y Mompás.
La explicación a este fenómeno se encuentra en las propias
características oceanográficas del Golfo de Vizcaya y en la dinámina de las
capas superficiales del Atlántico. Hacia el verano se producen dos hechos
opuestos en los extremos del Cantábrico, mientras en el oeste se produce un
afloramiento de aguas profundas, frías y ricas en nutrientes, en el otro
extremo, es decir frente a la costa vasca las masas de agua se estancan y
estabilizan, estratificándose y calentándose la capa superficial, al tiempo
que se agotan los nutrientes al no darse nuevos aportes. Este calentamiento de
las masas de agua superficiales, si bien tiene una repercusión negativa al
disminuir la productividad primaria de las aguas debido al agotamiento de las
sales minerales que actuan como nutrientes, presenta una ventaja para las
actividades turísticas y recreativas, al presentar el agua durante los meses de
verano una temperatura más elevada (unos 6ºC) que la que se da frente a las
costas de Galicia y norte de Portugal.
Los datos de las temperaturas del agua de mar en San
Sebastián se registran diariamente en el Aquarium desde 1950, permitiendo
obtener una valiosa información sobre las variaciones térmicas experimentadas
en el agua de mar superficial durante varias décadas.
Gráfico:
Valores medios mensuales de la temperatura del agua de mar en S. Sebastián
Con respecto a la distribución vertical de la temperatura
del agua de mar frente a San Sebastián, se aprecia una termoclina muy marcada
situada en verano entre los 30 y 50 metros de profundidad. Esta termoclina
delimita claramente una capa superior de agua cálida (20 a 21ºC de temperatura
en agosto) y otra de agua fría (unos 10-11ºC) situada por debajo, y desaparece
bruscamente en otoño con la llegada de los primeros temporales. La ruptura de
la termoclina se produce antes en los puntos cercanos a la costa debido al
efecto de las mareas y a una mayor turbulencia en estas zonas menos profundas.
En otoño, la mezcla de aguas superficiales y profundas
produce un calentamiento de estas últimas y a través de la costa vasca se
desarrolla un frente cálido que asciende hacia el sur de la Bretaña francesa
con temperaturas de 14 a 16ºC en el fondo, frente que tiende a
"digerir" las formaciones frías que se dan al norte del Golfo de
Vizcaya.
Temporales.
El Cantábrico oriental se encuentra afectado por el frente
constituido por las masas de aire tropical y polar. El denominado "frente
polar" va ocupando diferentes latitudes a lo largo del año, desplazándose
hacia el sur en invierno y hacia el norte en verano.
Así pués los ciclones extratropicales asociados a este
frente polar afectan a la costa cantábrica durante el descenso de la masa polar
en otoño-invierno y durante su ascenso en invierno-primavera.
Estos ciclones noratlánticos llevan una trayectoria paralela
a la cornisa cantábrica y son absorbidos por el Mediterráneo occidental,
pasando a través de Aquitania y País vasco, dando a su paso vientos que pueden
comenzar siendo del norte para convertirse en NW o W al rolar la borrasca.
De los vientos que afectan a la cornisa cantábrica, los del
NW generados al paso de los ciclones extratropicales atlánticos son los de
mayor velocidad, siendo también los más persistentes, lo que unido a un "fetch"
importante son el origen del oleaje además de ser la causa principal de las
corrientes litorales.
Cuando el centro del origen del oleaje está situado en el
Atlántico septentrional -al sur de Groenlandia-, es decir a más de 4000 Km de
distancia, las olas que llegan a la costa pueden alcanzar más de 9 metros de
altura, con períodos de 18 segundos, constituyendo el llamado "mar de
fondo" que como su propio nombre indica afecta a las masas de agua hasta
cierta profundidad, pudiéndose producir en días con viento en calma debido a
que su origen es lejano.
Este tipo de temporales es el que más afecta al relieve
litoral y puede llegar a ser muy persistente. La presión ejercida por el agua
puede alcanzar las 30 Tm/m2 y es capaz de mover grandes bloques de piedra. Estos
temporales de "mar de fondo" son más frecuentes en los meses de
otoño e invierno y contribuyen a homogeneizar las capas de agua después del
verano.
El segundo modelo de temporales son las denominadas
"galernas", producidas por fuertes vientos locales que aparecen
súbitamente, formando marejadas, que a diferencia del "mar de fondo"
afectan tan sólo a la capa de agua superficial. En días calurosos, las masas
de aire situadas sobre tierra firme se recalientan y elevan, produciendo una
entrada masiva de aire procedente del mar que es el origen de este tipo de
temporal.
Estas galernas, si bien tienen un efecto mucho menor sobre el
litoral, han preocupado desde antiguo por ser responsables de grandes tragedias
que se cebaron especialmente en los pequeños pesqueros artesanales. La
aparición de este tipo de temporales en épocas cálidas (son característicos
de los meses estivales) y lo repentino de su desarrollo incrementan su
peligrosidad.
La medida de los temporales es la "altura de ola
significante", considerada como el valor medio del tercio de las olas más
altas presentadas en un estado de mar determinado. En el litoral donostiarra,
designando por X la altura de ola y por Y el % en tiempo en el que se produce
esa altura de ola, encontramos una relación expresada por la siguiente
ecuación:
Y = 468,0757/X4,5461
con una correlación r= 0.965.
Mareas.
Las fuerzas causantes de las mareas son debidas a la
atracción de la Luna y el Sol sobre las masas de agua. Cuando ambos astros se
encuentran alineados se producen las máximas amplitudes (mareas vivas) mientras
que cuando se encuentran formando un ángulo recto, con la Tierra en su
vértice, se produce una amplitud mínima (marea muerta) debido a la
neutralización de ambas atracciones (solar y lunar).
En el Atlántico las mareas son semidiurnas, con un período
de 12.42 horas, de forma que de un día a otro la hora de la pleamar o la
bajamar varía 50 minutos.
La amplitud de las mareas varía mucho de unos lugares a
otros, así los valores máximos se dan en la bahía de Fundy en Canadá, con
amplitudes máximas de 15.4 metros, por contra en mares pequeños (de poca masa)
como el Mediterráneo, la marea es casi inexistente.
Las mediciones realizadas con mareógrafo en el puerto de San
Sebastián permiten determinar en dicho punto una amplitud máxima de marea de
4.4 metros (mareas vivas) y una amplitud mínima de 1.2 m (mareas muertas), con
unos valores "normales" en torno a los 2.8 metros.
A estos valores hay que superponer otros factores que pueden
incrementar o neutralizar el efecto de la marea como son la presión
atmosférica, los vientos, temporales y fisiografía costera, de forma que para
la playa de Gros, la pelamar de una marea viva puede superar los 6 metros de
forma excepcional.
3.6.2 CARACTERÍSTICAS QUÍMICAS.
Salinidad.
El valor medio de la salinidad del agua de mar es de 35 ‰
con un intervalo de variación entre 33 y 37 ‰ y con unos valores extremos que
en el Atlántico oscilan entre los 37 ‰ de la costa de Brasil y mínimos de 20
a 32 ‰ en el mar polar del Norte.
Para una salinidad estandar de 35 ‰ la composición de los
principales elementos es la siguiente:
Cationes |
gr/litro |
Aniones |
gr/litro |
Sodio |
10.752 |
Cloruro |
19.395 |
Magnesio |
1.295 |
Sulfato |
2.701 |
Calcio |
0,416 |
Bicarbonato |
0.145 |
Potasio |
0,395 |
Bromuro |
0.066 |
Estroncio |
0,008 |
A. Bórico |
0.027 |
|
|
Fluoruro |
0.0013 |
Los perfiles de salinidad en la zona externa e interna del
Golfo de Vizcaya muestran claramente una influencia de la vena de agua
mediterránea que penetra por el oeste del Golfo en forma de una
"lengua" de agua más o menos definida a unos mil metros de
profundidad y que va dispersándose conforme penetra en el interior.
En la zona litoral la salinidad puede disminuir notablemente
por efecto del aporte de las aguas continentales, así frente a la costa vasca
observamos oscilaciones que van desde los 31.5 a 34.5 ‰ en primavera, a los
35.5 ‰ en otoño, cuando la mezcla de las aguas superficiales y profundas es
máxima.
Comentario aparte merecen las condiciones de salinidad en los
medios estuarinos, que sufren un gradiente continuo que varía tanto con la
época del año como con las oscilaciones de las mareas.
Oxígeno.
Frente a San Sebastián, los valores más altos de oxígeno
disuelto en el agua de mar, se encuentran en la superficie, alcanzando
localmente en primavera valores próximos a los 7 ml./l. En profundidad, los
valores son similares aunque algo más bajos.
Nutrientes.
Las principales sales que actuan como elementos
indispensables en la producción primaria son los nitratos, nitritos y fosfatos.
El comportamiento de los nitratos y de los fosfatos en el agua de mar frente a
San Sebastián es muy similar; por una parte, durante el verano encontramos una
ausencia total de estas sales en superficie y un aumento progresivo hasta los 50
metros de profundidad. A partir de esta cota, se mantiene una concentración
constante. Un segundo modelo de distribución batimétrica de los nutrientes es
el correspondiente a los meses invernales, con una distribución uniforme en
profundidad por efecto de la mezcla de capas de agua superficial y profunda
producida tras los temporales del otoño.
El agotamiento de nutrientes en las capas superficiales está
relacionado con la estratificación y estabulación de las aguas superficiales.
Durante la primavera, los organismos del fitoplancton utilizan los nutrientes
incorporándolos a su biomasa. Estos organismos a su vez constituyen el alimento
de otros seres planctónicos (zooplancton) y de algunos peces pelágicos
(anchoas). Estos organismos o bien se mueren y sedimentan en el fondo o bien
emigran a otras zonas, con lo cual el retorno de las sales minerales producido
por la descomposición microbiana de la materia orgánica se produce a cierta
profundidad y las capas superficiales al no presentar nuevos aportes de
nutrientes (que pueden venir tanto de afloramientos de aguas profundas como del
aporte de los ríos) se empobrecen y presentan una baja tasa de productividad
primaria durante los meses de verano.
4.6.3 CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS.
Frente a la costa de San Sebastián, se extiende una estrecha
plataforma continental que se precipita -a través del talud- en la fosa de Cap
Breton.
Dentro de la zona costera podemos diferenciar distintos
ecosistemas que básicamente podríamos clasificar en:
- Fondos duros intermareales.
- Fondos duros sublitorales.
- Fondos blandos intermareales.
- Fondos blandos sublitorales.
- Fondos estuarinos.
- Dominio pelágico.
Fondos blandos.
Los fondos blandos intermareales de San Sebastián están
ampliamente representados en sus playas (Ondarreta, La Concha y Gros-Zurriola),
si bien resultan extraordinariamente estériles debido a la gran presión humana
que impide el desarrollo de comunidades características de este medio.
Los fondos blandos sublitorales están constituidos por arena
con comunidades inmaduras, salvo en zonas protegidas (bahía de La Concha),
donde pueden desarrollarse poblaciones de erizos irregulares y lamelibranquios.
A poca profundidad encontramos una baja diversidad y biomasa
debida a la selección que produce el fuerte hidrodinamismo. En esta zona
encontramos algunos anélidos como Nerine cirratulus y Nephthys cirrosa, el
misidáceo Gastrossacus spinifer, el cumáceo Cumopsis fagei, el anfípodo
Pontocrates altamarinus y el decápodo Portumnus latipes.
En profundidades superiores, aumenta la biomasa y la
diversidad, debido a la estabilidad del sedimento, cada vez menos afectado por
el hidrodinamismo al aumentar la profundidad, a unos 40 metros encontramos ya
comunidades desarrolladas donde predominan los equinodermos y los moluscos.
Entre los primeros, predomina la especie de erizo irregular Echinocardium
cordatum y entre los segundos los gasterópodos Hinia reticulata, Cylichnina
subcylindrica y Lunatia pulchela así como los lamelibranquios Mactra corallina,
Fabulina fabula y Montacuta ferruginosa; además de numerosas especies de
poliquetos (Spiophanes bombyx, Nephthys cirrosa, Capitella capitata etc...) y
crustáceos como el ermitaño Anapagurus laevis y los anfípodos Hippomedon
denticulatus, Leucothoe incisa, Pontocrates altamarinus etc...).
En la zona de San Sebastián encontramos un comportamiento
muy diferente entre los fodos blandos de la Bahía de la Concha y los de la
playa de la Zurriola debido al distinto grado de exposición al oleaje. Las
comunidades maduras (con individuos adultos del erizo irregular Echinocardium
cordatum) aparecen a 9 metros de profundidad en la Bahía de la Concha, mientras
que en la zona oriental de la playa de la Zurriola, estas comunidades comienzan
a aparecer a partir de los 30 metros de profundidad.
Los fondos blandos constituyen un lugar de alimentación de
numerosas especies de peces, si bien las zonas con mayor diversidad se
encuentran precisamente en el ecotono roca-arena, donde encontramos tanto
especies que van a comer a la zona rocosa, pero se refugian enterrándose en la
arena (doncellas: Coris julis), como otros peces (salmonetes, fanecas...) que se
alimentan en los fondos blandos, pero van a buscar refugio entre las oquedades y
cobertura algal de los fondos rocosos.
En los fondos blandos próximos a la costa encontramos
algunas especies características como el escorpión (Trachinus draco), que
enterrado en la arena de la que apenas sobresalen los ojos, puede producir
accidentes al presentar espinas dorsales venenosas.
Los fondos blandos intermareales de San Sebastián han
experimentado fuertes modificaciones debido a la acción del hombre. La misma
ciudad (la parte vieja) se levanta sobre la lengua de arena del tómbolo que une
Urgull con la costa. Entre 1865 y 1921 se construyó el barrio de Gros sobre la
playa y dunas de la antigua ensenada de la Zurriola y en 1926 se canalizó el
río Urumea en su desembocadura, perdiéndose 200.000 m2 de marismas sobre las
que se construyó el barrio de Amara Nuevo.
Todos estos ecosistemas desaparecieron hace tiempo, y con
ellos numerosas especies antaño frecuentes en la zona, como es el caso del pez
espinoso (Gasterosteus aculeatus), registrado por última vez a mediados de este
siglo en las regatas del barrio del Antiguo.
También los fondos blandos submareales presentan ciertas
singularidades, especialmente en la zona oriental de San Sebastián. Frente a la
playa de la Zurriola, se extiende hasta los 15 metros de profundidad, una
superficie arenosa de forma cuadrangular cuyo límite superior es la actual
playa y los lados laterales están constituidos por barreras rocosas que se
prolongan desde la zona del Paseo Nuevo (punta Calabaca) en el extremo
occidental y desde la punta de Mompás por el lado oriental. La zona inferior
coincide con la isobata de 15 metros, es también rocosa y presenta un angosto
canal en su zona oriental, excavado por el río Urumea durante la última
glaciación, cuando el nivel del mar era más bajo.
Este canal, se extiende desde la isobata de los 15 m. hasta
los 40 metros de profundidad, donde desemboca en una nueva superficie arenosa,
en este caso constituida por una paleoplaya.
Esta peculiar topografía submarina es la responsable de las
frecuentes pérdidas de arena que hasta hace poco experimentaba la playa de Gros.
Los termporales fuertes, removían la arena, que saltaba por la barrera rocosa
desde los 15 m. de profundidad, hasta la paleoplaya en la isobata de 40 m., sin
que fuera posible su retorno hacia cotas más elevadas por impedirlo la barrera
rocosa existente.
Fondos duros.
Los fondos duros o rocosos son los que predominan en todo el
litoral cantábrico y en la zona de San Sebastián se encuentran representados
en la zona de Mompás, al este, en Ondarreta, al oeste, en las rocas del Paseo
Nuevo y en la isla de Santa Clara, que constituye una prolongación de la zona
de Ondarreta.
A estos fondos hay que añadir los diques y espigones
artificiales (escollera de la Zurriola y puerto).
En los fondos duros intermareales encontramos dos zonas:
Mompás y Ondarreta, muy próximas entre sí, pero que presentan interesantes
variaciones en sus comunidades de algas, invertebrados y peces, debidas al
diferente grado de exposición al oleaje al que se ven sometidas.
La zona de las rocas de Ondarreta es relativamente segura
debido a la protección del oleaje que ejerce sobre ella la Isla de Santa Clara
y en bajamares de mareas vivas constituye un excelente paisaje intermareal de
gran interés didáctico y naturalístico. Se han censado en esta zona más de
200 especies de invertebrados y peces marinos así como numerosas especies de
macrofitobentos. Esta gran diversidad de la comunidad intermareal está
relacionada con la heterogeneidad de los sustratos (roca, bloques sueltos,
arena) así como por los diferentes microhabitats generados por la diferente
exposición al oleaje, lo cual produce una gran diversificación de nichos
ecológicos que son ocupados por distintas especies, dando como resultado una
gran biodiversidad.
En la zona superior (supralitoral) podemos destacar el
pequeño caracolillo Littorina neritoides, que vive en la zona de salpicaduras
del muro de contención, en el límite inferior de esta especie aparece una lapa
Patella rustica (= P. lusitanica), de tendencia meridional, y que ocupa los
niveles más altos del intermareal rocoso en la costa vasca. El límite inferior
de distribución de esta especie se solapa con otras dos especies de lapas:
Patella vulgata y P. intermedia. En la zona mediolitoral superior los fondos
rocosos están cubiertos por la lapa P. intermedia y el cirrípedo Chthamalus sp.
(Ch. stellatus + Ch. montagui), en esta zona puede refugiarse el cangrejo
Pachygrapsus marmoratus, especie que aguanta bien la desecación.
Otro cirrípedo bien representado en las rocas de Ondarreta
es Balanus perforatus, que prefiere ambientes más protegidos y menos expuestos
al oleaje que Chthamalus.
En la zona mediolitoral comienzan a abundar las algas y sobre
ellas encontramos caracolillos fitófagos, como Gibbula umbilicalis, G. pennanti,
G. cineraria, Rissoa parva y R. guerini, o carnívoros como Hinia incrassata o
la conocida púrpura: Thais hemastoma, especie de tendencia meridional. En
muchos casos las conchas vacias de los caracolillos de diversas especies, están
ocupadas por el pequeño cangrejo ermitaño Clibanarius erythropus, en ocasiones
extraordinariamente abundante. También encontramos en este nivel los
celentéreos Actinia equina y Anemonia viridis, la primera sobre rocas
subverticales y la segunda ocupando niveles inferiores en grietas con mayor
nivel de humectación, así como el erizo común Paracentrotus lividus,
generalmente en cubetas o grietas y la lapa Patella ulyssiponiensis (= P. aspera)
en las cubetas o en la zona infralitoral.
Bajo la cubierta vegetal, dentro de la roca, encontramos una
gran cantidad de moluscos litófagos que pasan desapercibidos a simple vista,
caben destacar las barrenas Pholas dactylus y P. callosa, esta última especie
típica de la costa africana, el dátil de mar Lithophaga caudigera, o los
moluscos litófagos Hiatella arctica, Gastrochaena dubia etc...
Uno de los elementos que contribuyen a la biodiversidad de la
zona intermareal rocosa de Ondarreta, es la presencia de bloques de piedra,
asentados sobre fondos de arena.
Buscando bajo estas piedras podemos encontrar una variada
fauna de invertebrados, que utilizan este medio esciáfilo28 como hábitat,
aquí encontraremos numerosas especies de crustáceos como el tímido Xantho
incisus y X. pilipes, en ocasiones parasitados por el rizocéfalo Sacculina
gerbei, el pequeño y peludo Porcellana platycheles y el liso Pisidia
longicornis, pequeños ejemplares de Cancer pagurus (buey) y Liocarcinus puber
(nécora), los cangrejos nadadores que se entierran en la arena Alpheus dentipes
y Athanas nitescens, así como en cubetas con agua las populares quisquillas
Palaemon elegans y P. serratus.
Otro grupo bien representado en este hábitat es el de los
equinodermos. Encontramos abundantes ofiuras, como la frágil Ophiothrix
fragilis, la pequeña Amphipholis squamata, casi siempre presente bajo los
erizos que viven en cubetas, y la mayor de todas las que encontramos en esta
zona, la ofiura común o Ophioderma longicauda. También son frecuentes bajo las
piedras las pequeñas estrellas de la especie Asterina gibbosa y con menor
frecuencia, tanto bajo las piedras como sobre ellas podemos hallar la estrella
común, Marthasterias glacialis. Por último, y dentro del grupo de los
equinodermos, sobre la arena encontramos las holoturias Holothuria forskali y
pequeñas Cucumaria sp.
Por último, y adheridos a las rocas, encontramos moluscos
poliplacóforos como Lepidochiton cinereus y Lepidopleurus cajetanus, también
podemos encontrar a la oreja de mar Haliotis tuberculata, que pasa fácilmente
desapercibida, y entre los bloques de piedra puede aparecer algún ejemplar de
pulpo (Octopus vulgaris).
Con respecto a esta última especie, en las zonas
sublitorales próximas de la bahía de la Concha, en ocasiones se encuentran
zonas donde se amontonan caparazones vacios de nécoras (Liocarcinus puber);
esto nos indica la vecindad de una madriguera donde se refugia algún pulpo,
feroz depredador que se alimenta preferentemente de estos crustáceos.
Especialmente variada es la ictiofauna intermareal de los
fondos de cubetas29 tanto en la zona de Mompás como en la de Ondarreta.
Encontramos siete especies de blénidos: Coryphoblennius galerita, que vive en
las cubetas más altas y se alimenta fundamentalmente de cirrípedos. Esta
especie resiste bien la desecación e incluso, durante la bajamar, llega a salir
del agua permaneciendo en lugares húmedos (por ejemplo entre piñas de
mejillón) hasta que vuelve a subir la marea. Lipophrys pholis que es la especie
de blénido más común en el Atlántico, L. trigliodes, caracterizado -como la
especie anterior- por carecer de tentáculos supraorbitales, Parablennius
sanguinolentus, de cuerpo cubierto por mucosidades que de confieren una
particular viscosidad al tacto y que se alimenta de algas, P. gattorugine que
vive en la zona infralitoral y por último las especies P. pilicornis y P.
incognitus, de tendencia meridional y relativamente frecuentes en el litoral de
San Sebastián.
De aspecto similar al de un pequeño blénido, la especie
Triperigion delaisi puede encontrarse en las cubetas de Ondarreta.
Un segundo grupo de peces particularmente bien representado
es el de los gobiesócidos, donde encontramos tres especies: Lepadogaster
lepadogaster, L. candollei y el pequeño Apletodon dentatus, que por su tamaño
suele pasar desapercibido. Estos peces tienen transformadas las aletas pelvianas
en una ventosa con la que se adhieren fuertemente a las rocas, lo cual les
permite resistir el fuerte hidrodinamismo de la zona intermareal.
Los góbidos son frecuentes, especialmente en los fondos más
protegidos de Ondarreta y están representados por la especie Gobius cobitis. Se
diferencia de los bléndios por poseer escamas bien visibles y presentar las
aletas pelvianas fusionadas en forma de ventosa.
Ocasionalmente podemos encontrar otras especies como el
signátido Nerophis lumbriciformis, de la misma familia de peces que el
caballito de mar, pero con el cuerpo alargado, de color negro y que se oculta
entre las algas acechando a las pequeñas presas que constituyen su alimento,
los gádidos Gaidropsarus vulgaris y G. mediterraneus que podemos encontrar en
cubetas de la zona inferior del intermareal y que se esconden entre las grietas
de las rocas. Estos gádidos son voraces depredadores, especialmente de
quisquillas, pudiendo alcanzar una considerable talla, en relación con el
pequeño tamaño de los restantes peces intermareales.
Ocasionalemente, en cubetas con algas podemos encontrar
algún pequeño lábrido como Simphodus melops así como ejemplares juveniles de
otras especies de espáridos que utilizan las cubetas intermareales como
refugio.
Como se ha señalado anteriormente, en la zona intermareal de
San Sebastián, existe una gran diferencia entre las zonas de Ondarreta (más
protegida a la acción del oleaje) y la de Mompás (fuertemente expuesta). Estas
diferencias se dejan sentir desde las comunidades de algas hasta la de peces.
Con respecto al macrofitobentos es significativa la presencia en Ondarreta de
densas poblaciones del alga verde Codium tomentosum, que en Mompás estás
sustituidas por una especie muy similar, Codium decorticatum, que resiste mejor
la exposición al oleaje.
Con respecto a las comunidades de peces intermareales, en
ambas zonas predominan los blénidos, pero si bien en Mompás su predominio es
del 80% respecto al número de individuos y del 85% respecto de la biomasa, en
la zona de Ondarreta estos valores descienden al 40% y 50% respectivamente.
Por contra, en Ondarreta encontramos valores más altos de
gobiesócidos (40% en número de peces y 25% de biomasa) y góbidos (13% en
número de peces y 15% en biomasa) frente a los valores encontrados en la zona
más expuesta al oleaje de Mompás (14% en número y 9% en biomasa de
gobiesócidos y 2% en número y 0.5% en biomasa de góbidos).