GEOGRAFIA E HISTORIA DE DONOSTIA-SAN SEBASTIAN

 

Geografía e

Historia de Donostia

S. Sebastián

Edición octubre 2013

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3.6

EL MAR

©Miguel IBAÑEZ ARTICA

 

3.6.1 CARACTERÍSTICAS FÍSICAS.

Luz-turbiedad.

El estudio de la penetrabilidad de la luz en los océanos es complejo, ya que el agua de mar no es precisamente un medio ópticamente puro. Las sustancias químicas disueltas o la materia orgánica y mineral en suspensión inciden de forma decisiva en el grado de penetrabilidad de la luz. De igual forma la superficie del mar, que normalmente no es plana debido al oleaje, varía continuamente el grado de incidencia de la luz sobre la superficie del océano.

Conforme aumentamos la profundidad van desapareciendo selectivamente distintas longitudes de onda (colores) y en los diez centímetros superficiales se eliminan ya el 50% de las radiaciones ultravioletas, a 15 metros quedan tan sólo un 1% de las radiaciones rojas, a 80 metros un 1% de las verdes y a 130 metros penetran tan sólo un 1% de las radiaciones azules. Por debajo de esta profundidad prácticamente no existe iluminación solar (sí existe quimio o bioluminiscencia).

A un nivel general, podemos diferenciar tres zonas en el océano en función de la iluminación:

* Zona fótica o bien iluminada, va desde la superficie hasta los 50 metros de profundidad y en esta zona los procesos fotosintetizadores se realizan sin dificultad (la amplitud de esta zona puede variar de un lugar a otro o en un mismo lugar a lo largo del año en función de la turbiedad de las aguas).

* Zona oligofótica, se extiende desde los 50 a los 500 metros y los vegetales autótrofos aunque no son capaces de realizar una fotosíntesis activa, pueden sobrevivir durante cierto tiempo.

* Zona afótica, por debajo de dicha profundidad existe una total oscuridad rota tan sólo por fenómenos de luminiscencia.

Frente a San Sebastián (a medio Km de distancia de la costa) la profundidad de compensación, en la cual los procesos de fotosíntesis se compensan con la tasa de respiración de los organismos autótrofos, es decir la frontera que limita la producción primaria (vegetal, tanto de fitoplancton como del macrofitobentos) varía entre los 15,8 m. en verano y los 35 m. en primavera, con un valor medio de 26 metros. Si nos alejamos más de la costa, a seis Km de distancia, la profundidad de compensación media aumenta hasta los 40 metros.

La mayor turbiedad de la franja costera es debida a la presencia de partículas alóctonas de origen terrestre. Estos datos tienen un particular interés pues indican que la penetración de la luz en dicha franja costera es el principal factor limitante de la producción primaria en profundidad. No obstante, el fitobentos frente a San Sebastián desaparece prácticamente a los 20 metros de profundidad, limitando con ello la capacidad de producción de la especie dominante de interés comercial, el Gelidium sesquipedale, alga roja que forma importantes praderas submarinas. Ocasionalmente hemos comprobado la existencia de alguna especie de alga calcárea por debajo de los 50 metros de profundidad en forma esporádica, pero en general podemos señalar la isobata de 25 metros como el límite de la producción vegetal macrobentónica y la de 10-12 metros marca el límite inferior de las densas praderas de Gelidium sesquipedale.

Temperatura.

Es bien conocido el calentamiento que experimentan las aguas superficiales en el extremo sudeste del Golfo de Vizcaya, frente a la costa vasca, y que tiene como consecuencia más llamativa una interrupción en la distribución de las especies intermareales características del Atlántico europeo -tales como las algas fucáceas y laminariáceas- y la aparición de especies de tendencia meridional, que repercuten en el aspecto del paisaje litoral, especialmente en el intermareal rocoso que puede observarse en las zonas de Ondarreta y Mompás.

La explicación a este fenómeno se encuentra en las propias características oceanográficas del Golfo de Vizcaya y en la dinámina de las capas superficiales del Atlántico. Hacia el verano se producen dos hechos opuestos en los extremos del Cantábrico, mientras en el oeste se produce un afloramiento de aguas profundas, frías y ricas en nutrientes, en el otro extremo, es decir frente a la costa vasca las masas de agua se estancan y estabilizan, estratificándose y calentándose la capa superficial, al tiempo que se agotan los nutrientes al no darse nuevos aportes. Este calentamiento de las masas de agua superficiales, si bien tiene una repercusión negativa al disminuir la productividad primaria de las aguas debido al agotamiento de las sales minerales que actuan como nutrientes, presenta una ventaja para las actividades turísticas y recreativas, al presentar el agua durante los meses de verano una temperatura más elevada (unos 6ºC) que la que se da frente a las costas de Galicia y norte de Portugal.

Los datos de las temperaturas del agua de mar en San Sebastián se registran diariamente en el Aquarium desde 1950, permitiendo obtener una valiosa información sobre las variaciones térmicas experimentadas en el agua de mar superficial durante varias décadas.

Gráfico: Valores medios mensuales de la temperatura del agua de mar en S. Sebastián

Con respecto a la distribución vertical de la temperatura del agua de mar frente a San Sebastián, se aprecia una termoclina muy marcada situada en verano entre los 30 y 50 metros de profundidad. Esta termoclina delimita claramente una capa superior de agua cálida (20 a 21ºC de temperatura en agosto) y otra de agua fría (unos 10-11ºC) situada por debajo, y desaparece bruscamente en otoño con la llegada de los primeros temporales. La ruptura de la termoclina se produce antes en los puntos cercanos a la costa debido al efecto de las mareas y a una mayor turbulencia en estas zonas menos profundas.

En otoño, la mezcla de aguas superficiales y profundas produce un calentamiento de estas últimas y a través de la costa vasca se desarrolla un frente cálido que asciende hacia el sur de la Bretaña francesa con temperaturas de 14 a 16ºC en el fondo, frente que tiende a "digerir" las formaciones frías que se dan al norte del Golfo de Vizcaya.

Temporales.

El Cantábrico oriental se encuentra afectado por el frente constituido por las masas de aire tropical y polar. El denominado "frente polar" va ocupando diferentes latitudes a lo largo del año, desplazándose hacia el sur en invierno y hacia el norte en verano.

Así pués los ciclones extratropicales asociados a este frente polar afectan a la costa cantábrica durante el descenso de la masa polar en otoño-invierno y durante su ascenso en invierno-primavera.

Estos ciclones noratlánticos llevan una trayectoria paralela a la cornisa cantábrica y son absorbidos por el Mediterráneo occidental, pasando a través de Aquitania y País vasco, dando a su paso vientos que pueden comenzar siendo del norte para convertirse en NW o W al rolar la borrasca.

De los vientos que afectan a la cornisa cantábrica, los del NW generados al paso de los ciclones extratropicales atlánticos son los de mayor velocidad, siendo también los más persistentes, lo que unido a un "fetch" importante son el origen del oleaje además de ser la causa principal de las corrientes litorales.

Cuando el centro del origen del oleaje está situado en el Atlántico septentrional -al sur de Groenlandia-, es decir a más de 4000 Km de distancia, las olas que llegan a la costa pueden alcanzar más de 9 metros de altura, con períodos de 18 segundos, constituyendo el llamado "mar de fondo" que como su propio nombre indica afecta a las masas de agua hasta cierta profundidad, pudiéndose producir en días con viento en calma debido a que su origen es lejano.

Este tipo de temporales es el que más afecta al relieve litoral y puede llegar a ser muy persistente. La presión ejercida por el agua puede alcanzar las 30 Tm/m2 y es capaz de mover grandes bloques de piedra. Estos temporales de "mar de fondo" son más frecuentes en los meses de otoño e invierno y contribuyen a homogeneizar las capas de agua después del verano.

El segundo modelo de temporales son las denominadas "galernas", producidas por fuertes vientos locales que aparecen súbitamente, formando marejadas, que a diferencia del "mar de fondo" afectan tan sólo a la capa de agua superficial. En días calurosos, las masas de aire situadas sobre tierra firme se recalientan y elevan, produciendo una entrada masiva de aire procedente del mar que es el origen de este tipo de temporal.

Estas galernas, si bien tienen un efecto mucho menor sobre el litoral, han preocupado desde antiguo por ser responsables de grandes tragedias que se cebaron especialmente en los pequeños pesqueros artesanales. La aparición de este tipo de temporales en épocas cálidas (son característicos de los meses estivales) y lo repentino de su desarrollo incrementan su peligrosidad.

La medida de los temporales es la "altura de ola significante", considerada como el valor medio del tercio de las olas más altas presentadas en un estado de mar determinado. En el litoral donostiarra, designando por X la altura de ola y por Y el % en tiempo en el que se produce esa altura de ola, encontramos una relación expresada por la siguiente ecuación:

Y = 468,0757/X4,5461

con una correlación r= 0.965.

 

Mareas.

Las fuerzas causantes de las mareas son debidas a la atracción de la Luna y el Sol sobre las masas de agua. Cuando ambos astros se encuentran alineados se producen las máximas amplitudes (mareas vivas) mientras que cuando se encuentran formando un ángulo recto, con la Tierra en su vértice, se produce una amplitud mínima (marea muerta) debido a la neutralización de ambas atracciones (solar y lunar).

En el Atlántico las mareas son semidiurnas, con un período de 12.42 horas, de forma que de un día a otro la hora de la pleamar o la bajamar varía 50 minutos.

La amplitud de las mareas varía mucho de unos lugares a otros, así los valores máximos se dan en la bahía de Fundy en Canadá, con amplitudes máximas de 15.4 metros, por contra en mares pequeños (de poca masa) como el Mediterráneo, la marea es casi inexistente.

Las mediciones realizadas con mareógrafo en el puerto de San Sebastián permiten determinar en dicho punto una amplitud máxima de marea de 4.4 metros (mareas vivas) y una amplitud mínima de 1.2 m (mareas muertas), con unos valores "normales" en torno a los 2.8 metros.

A estos valores hay que superponer otros factores que pueden incrementar o neutralizar el efecto de la marea como son la presión atmosférica, los vientos, temporales y fisiografía costera, de forma que para la playa de Gros, la pelamar de una marea viva puede superar los 6 metros de forma excepcional.

 

3.6.2 CARACTERÍSTICAS QUÍMICAS.

Salinidad.

El valor medio de la salinidad del agua de mar es de 35 ‰ con un intervalo de variación entre 33 y 37 ‰ y con unos valores extremos que en el Atlántico oscilan entre los 37 ‰ de la costa de Brasil y mínimos de 20 a 32 ‰ en el mar polar del Norte.

Para una salinidad estandar de 35 ‰ la composición de los principales elementos es la siguiente:

Cationes gr/litro Aniones gr/litro
Sodio 10.752 Cloruro 19.395
Magnesio 1.295 Sulfato 2.701
Calcio 0,416 Bicarbonato 0.145
Potasio 0,395 Bromuro 0.066
Estroncio 0,008 A. Bórico 0.027
    Fluoruro 0.0013

 

Los perfiles de salinidad en la zona externa e interna del Golfo de Vizcaya muestran claramente una influencia de la vena de agua mediterránea que penetra por el oeste del Golfo en forma de una "lengua" de agua más o menos definida a unos mil metros de profundidad y que va dispersándose conforme penetra en el interior.

En la zona litoral la salinidad puede disminuir notablemente por efecto del aporte de las aguas continentales, así frente a la costa vasca observamos oscilaciones que van desde los 31.5 a 34.5 ‰ en primavera, a los 35.5 ‰ en otoño, cuando la mezcla de las aguas superficiales y profundas es máxima.

Comentario aparte merecen las condiciones de salinidad en los medios estuarinos, que sufren un gradiente continuo que varía tanto con la época del año como con las oscilaciones de las mareas.

Oxígeno.

Frente a San Sebastián, los valores más altos de oxígeno disuelto en el agua de mar, se encuentran en la superficie, alcanzando localmente en primavera valores próximos a los 7 ml./l. En profundidad, los valores son similares aunque algo más bajos.

Nutrientes.

Las principales sales que actuan como elementos indispensables en la producción primaria son los nitratos, nitritos y fosfatos. El comportamiento de los nitratos y de los fosfatos en el agua de mar frente a San Sebastián es muy similar; por una parte, durante el verano encontramos una ausencia total de estas sales en superficie y un aumento progresivo hasta los 50 metros de profundidad. A partir de esta cota, se mantiene una concentración constante. Un segundo modelo de distribución batimétrica de los nutrientes es el correspondiente a los meses invernales, con una distribución uniforme en profundidad por efecto de la mezcla de capas de agua superficial y profunda producida tras los temporales del otoño.

El agotamiento de nutrientes en las capas superficiales está relacionado con la estratificación y estabulación de las aguas superficiales. Durante la primavera, los organismos del fitoplancton utilizan los nutrientes incorporándolos a su biomasa. Estos organismos a su vez constituyen el alimento de otros seres planctónicos (zooplancton) y de algunos peces pelágicos (anchoas). Estos organismos o bien se mueren y sedimentan en el fondo o bien emigran a otras zonas, con lo cual el retorno de las sales minerales producido por la descomposición microbiana de la materia orgánica se produce a cierta profundidad y las capas superficiales al no presentar nuevos aportes de nutrientes (que pueden venir tanto de afloramientos de aguas profundas como del aporte de los ríos) se empobrecen y presentan una baja tasa de productividad primaria durante los meses de verano.

 

4.6.3 CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS.

Frente a la costa de San Sebastián, se extiende una estrecha plataforma continental que se precipita -a través del talud- en la fosa de Cap Breton.

Dentro de la zona costera podemos diferenciar distintos ecosistemas que básicamente podríamos clasificar en:

- Fondos duros intermareales.

- Fondos duros sublitorales.

- Fondos blandos intermareales.

- Fondos blandos sublitorales.

- Fondos estuarinos.

- Dominio pelágico.

Fondos blandos.

Los fondos blandos intermareales de San Sebastián están ampliamente representados en sus playas (Ondarreta, La Concha y Gros-Zurriola), si bien resultan extraordinariamente estériles debido a la gran presión humana que impide el desarrollo de comunidades características de este medio.

Los fondos blandos sublitorales están constituidos por arena con comunidades inmaduras, salvo en zonas protegidas (bahía de La Concha), donde pueden desarrollarse poblaciones de erizos irregulares y lamelibranquios.

A poca profundidad encontramos una baja diversidad y biomasa debida a la selección que produce el fuerte hidrodinamismo. En esta zona encontramos algunos anélidos como Nerine cirratulus y Nephthys cirrosa, el misidáceo Gastrossacus spinifer, el cumáceo Cumopsis fagei, el anfípodo Pontocrates altamarinus y el decápodo Portumnus latipes.

En profundidades superiores, aumenta la biomasa y la diversidad, debido a la estabilidad del sedimento, cada vez menos afectado por el hidrodinamismo al aumentar la profundidad, a unos 40 metros encontramos ya comunidades desarrolladas donde predominan los equinodermos y los moluscos. Entre los primeros, predomina la especie de erizo irregular Echinocardium cordatum y entre los segundos los gasterópodos Hinia reticulata, Cylichnina subcylindrica y Lunatia pulchela así como los lamelibranquios Mactra corallina, Fabulina fabula y Montacuta ferruginosa; además de numerosas especies de poliquetos (Spiophanes bombyx, Nephthys cirrosa, Capitella capitata etc...) y crustáceos como el ermitaño Anapagurus laevis y los anfípodos Hippomedon denticulatus, Leucothoe incisa, Pontocrates altamarinus etc...).

En la zona de San Sebastián encontramos un comportamiento muy diferente entre los fodos blandos de la Bahía de la Concha y los de la playa de la Zurriola debido al distinto grado de exposición al oleaje. Las comunidades maduras (con individuos adultos del erizo irregular Echinocardium cordatum) aparecen a 9 metros de profundidad en la Bahía de la Concha, mientras que en la zona oriental de la playa de la Zurriola, estas comunidades comienzan a aparecer a partir de los 30 metros de profundidad.

Los fondos blandos constituyen un lugar de alimentación de numerosas especies de peces, si bien las zonas con mayor diversidad se encuentran precisamente en el ecotono roca-arena, donde encontramos tanto especies que van a comer a la zona rocosa, pero se refugian enterrándose en la arena (doncellas: Coris julis), como otros peces (salmonetes, fanecas...) que se alimentan en los fondos blandos, pero van a buscar refugio entre las oquedades y cobertura algal de los fondos rocosos.

En los fondos blandos próximos a la costa encontramos algunas especies características como el escorpión (Trachinus draco), que enterrado en la arena de la que apenas sobresalen los ojos, puede producir accidentes al presentar espinas dorsales venenosas.

Los fondos blandos intermareales de San Sebastián han experimentado fuertes modificaciones debido a la acción del hombre. La misma ciudad (la parte vieja) se levanta sobre la lengua de arena del tómbolo que une Urgull con la costa. Entre 1865 y 1921 se construyó el barrio de Gros sobre la playa y dunas de la antigua ensenada de la Zurriola y en 1926 se canalizó el río Urumea en su desembocadura, perdiéndose 200.000 m2 de marismas sobre las que se construyó el barrio de Amara Nuevo.

Todos estos ecosistemas desaparecieron hace tiempo, y con ellos numerosas especies antaño frecuentes en la zona, como es el caso del pez espinoso (Gasterosteus aculeatus), registrado por última vez a mediados de este siglo en las regatas del barrio del Antiguo.

También los fondos blandos submareales presentan ciertas singularidades, especialmente en la zona oriental de San Sebastián. Frente a la playa de la Zurriola, se extiende hasta los 15 metros de profundidad, una superficie arenosa de forma cuadrangular cuyo límite superior es la actual playa y los lados laterales están constituidos por barreras rocosas que se prolongan desde la zona del Paseo Nuevo (punta Calabaca) en el extremo occidental y desde la punta de Mompás por el lado oriental. La zona inferior coincide con la isobata de 15 metros, es también rocosa y presenta un angosto canal en su zona oriental, excavado por el río Urumea durante la última glaciación, cuando el nivel del mar era más bajo.

Este canal, se extiende desde la isobata de los 15 m. hasta los 40 metros de profundidad, donde desemboca en una nueva superficie arenosa, en este caso constituida por una paleoplaya.

Esta peculiar topografía submarina es la responsable de las frecuentes pérdidas de arena que hasta hace poco experimentaba la playa de Gros. Los termporales fuertes, removían la arena, que saltaba por la barrera rocosa desde los 15 m. de profundidad, hasta la paleoplaya en la isobata de 40 m., sin que fuera posible su retorno hacia cotas más elevadas por impedirlo la barrera rocosa existente.

Fondos duros.

Los fondos duros o rocosos son los que predominan en todo el litoral cantábrico y en la zona de San Sebastián se encuentran representados en la zona de Mompás, al este, en Ondarreta, al oeste, en las rocas del Paseo Nuevo y en la isla de Santa Clara, que constituye una prolongación de la zona de Ondarreta.

A estos fondos hay que añadir los diques y espigones artificiales (escollera de la Zurriola y puerto).

En los fondos duros intermareales encontramos dos zonas: Mompás y Ondarreta, muy próximas entre sí, pero que presentan interesantes variaciones en sus comunidades de algas, invertebrados y peces, debidas al diferente grado de exposición al oleaje al que se ven sometidas.

La zona de las rocas de Ondarreta es relativamente segura debido a la protección del oleaje que ejerce sobre ella la Isla de Santa Clara y en bajamares de mareas vivas constituye un excelente paisaje intermareal de gran interés didáctico y naturalístico. Se han censado en esta zona más de 200 especies de invertebrados y peces marinos así como numerosas especies de macrofitobentos. Esta gran diversidad de la comunidad intermareal está relacionada con la heterogeneidad de los sustratos (roca, bloques sueltos, arena) así como por los diferentes microhabitats generados por la diferente exposición al oleaje, lo cual produce una gran diversificación de nichos ecológicos que son ocupados por distintas especies, dando como resultado una gran biodiversidad.

En la zona superior (supralitoral) podemos destacar el pequeño caracolillo Littorina neritoides, que vive en la zona de salpicaduras del muro de contención, en el límite inferior de esta especie aparece una lapa Patella rustica (= P. lusitanica), de tendencia meridional, y que ocupa los niveles más altos del intermareal rocoso en la costa vasca. El límite inferior de distribución de esta especie se solapa con otras dos especies de lapas: Patella vulgata y P. intermedia. En la zona mediolitoral superior los fondos rocosos están cubiertos por la lapa P. intermedia y el cirrípedo Chthamalus sp. (Ch. stellatus + Ch. montagui), en esta zona puede refugiarse el cangrejo Pachygrapsus marmoratus, especie que aguanta bien la desecación.

Otro cirrípedo bien representado en las rocas de Ondarreta es Balanus perforatus, que prefiere ambientes más protegidos y menos expuestos al oleaje que Chthamalus.

En la zona mediolitoral comienzan a abundar las algas y sobre ellas encontramos caracolillos fitófagos, como Gibbula umbilicalis, G. pennanti, G. cineraria, Rissoa parva y R. guerini, o carnívoros como Hinia incrassata o la conocida púrpura: Thais hemastoma, especie de tendencia meridional. En muchos casos las conchas vacias de los caracolillos de diversas especies, están ocupadas por el pequeño cangrejo ermitaño Clibanarius erythropus, en ocasiones extraordinariamente abundante. También encontramos en este nivel los celentéreos Actinia equina y Anemonia viridis, la primera sobre rocas subverticales y la segunda ocupando niveles inferiores en grietas con mayor nivel de humectación, así como el erizo común Paracentrotus lividus, generalmente en cubetas o grietas y la lapa Patella ulyssiponiensis (= P. aspera) en las cubetas o en la zona infralitoral.

Bajo la cubierta vegetal, dentro de la roca, encontramos una gran cantidad de moluscos litófagos que pasan desapercibidos a simple vista, caben destacar las barrenas Pholas dactylus y P. callosa, esta última especie típica de la costa africana, el dátil de mar Lithophaga caudigera, o los moluscos litófagos Hiatella arctica, Gastrochaena dubia etc...

Uno de los elementos que contribuyen a la biodiversidad de la zona intermareal rocosa de Ondarreta, es la presencia de bloques de piedra, asentados sobre fondos de arena.

Buscando bajo estas piedras podemos encontrar una variada fauna de invertebrados, que utilizan este medio esciáfilo28 como hábitat, aquí encontraremos numerosas especies de crustáceos como el tímido Xantho incisus y X. pilipes, en ocasiones parasitados por el rizocéfalo Sacculina gerbei, el pequeño y peludo Porcellana platycheles y el liso Pisidia longicornis, pequeños ejemplares de Cancer pagurus (buey) y Liocarcinus puber (nécora), los cangrejos nadadores que se entierran en la arena Alpheus dentipes y Athanas nitescens, así como en cubetas con agua las populares quisquillas Palaemon elegans y P. serratus.

Otro grupo bien representado en este hábitat es el de los equinodermos. Encontramos abundantes ofiuras, como la frágil Ophiothrix fragilis, la pequeña Amphipholis squamata, casi siempre presente bajo los erizos que viven en cubetas, y la mayor de todas las que encontramos en esta zona, la ofiura común o Ophioderma longicauda. También son frecuentes bajo las piedras las pequeñas estrellas de la especie Asterina gibbosa y con menor frecuencia, tanto bajo las piedras como sobre ellas podemos hallar la estrella común, Marthasterias glacialis. Por último, y dentro del grupo de los equinodermos, sobre la arena encontramos las holoturias Holothuria forskali y pequeñas Cucumaria sp.

Por último, y adheridos a las rocas, encontramos moluscos poliplacóforos como Lepidochiton cinereus y Lepidopleurus cajetanus, también podemos encontrar a la oreja de mar Haliotis tuberculata, que pasa fácilmente desapercibida, y entre los bloques de piedra puede aparecer algún ejemplar de pulpo (Octopus vulgaris).

Con respecto a esta última especie, en las zonas sublitorales próximas de la bahía de la Concha, en ocasiones se encuentran zonas donde se amontonan caparazones vacios de nécoras (Liocarcinus puber); esto nos indica la vecindad de una madriguera donde se refugia algún pulpo, feroz depredador que se alimenta preferentemente de estos crustáceos.

Especialmente variada es la ictiofauna intermareal de los fondos de cubetas29 tanto en la zona de Mompás como en la de Ondarreta. Encontramos siete especies de blénidos: Coryphoblennius galerita, que vive en las cubetas más altas y se alimenta fundamentalmente de cirrípedos. Esta especie resiste bien la desecación e incluso, durante la bajamar, llega a salir del agua permaneciendo en lugares húmedos (por ejemplo entre piñas de mejillón) hasta que vuelve a subir la marea. Lipophrys pholis que es la especie de blénido más común en el Atlántico, L. trigliodes, caracterizado -como la especie anterior- por carecer de tentáculos supraorbitales, Parablennius sanguinolentus, de cuerpo cubierto por mucosidades que de confieren una particular viscosidad al tacto y que se alimenta de algas, P. gattorugine que vive en la zona infralitoral y por último las especies P. pilicornis y P. incognitus, de tendencia meridional y relativamente frecuentes en el litoral de San Sebastián.

De aspecto similar al de un pequeño blénido, la especie Triperigion delaisi puede encontrarse en las cubetas de Ondarreta.

Un segundo grupo de peces particularmente bien representado es el de los gobiesócidos, donde encontramos tres especies: Lepadogaster lepadogaster, L. candollei y el pequeño Apletodon dentatus, que por su tamaño suele pasar desapercibido. Estos peces tienen transformadas las aletas pelvianas en una ventosa con la que se adhieren fuertemente a las rocas, lo cual les permite resistir el fuerte hidrodinamismo de la zona intermareal.

Los góbidos son frecuentes, especialmente en los fondos más protegidos de Ondarreta y están representados por la especie Gobius cobitis. Se diferencia de los bléndios por poseer escamas bien visibles y presentar las aletas pelvianas fusionadas en forma de ventosa.

Ocasionalmente podemos encontrar otras especies como el signátido Nerophis lumbriciformis, de la misma familia de peces que el caballito de mar, pero con el cuerpo alargado, de color negro y que se oculta entre las algas acechando a las pequeñas presas que constituyen su alimento, los gádidos Gaidropsarus vulgaris y G. mediterraneus que podemos encontrar en cubetas de la zona inferior del intermareal y que se esconden entre las grietas de las rocas. Estos gádidos son voraces depredadores, especialmente de quisquillas, pudiendo alcanzar una considerable talla, en relación con el pequeño tamaño de los restantes peces intermareales.

Ocasionalemente, en cubetas con algas podemos encontrar algún pequeño lábrido como Simphodus melops así como ejemplares juveniles de otras especies de espáridos que utilizan las cubetas intermareales como refugio.

Como se ha señalado anteriormente, en la zona intermareal de San Sebastián, existe una gran diferencia entre las zonas de Ondarreta (más protegida a la acción del oleaje) y la de Mompás (fuertemente expuesta). Estas diferencias se dejan sentir desde las comunidades de algas hasta la de peces. Con respecto al macrofitobentos es significativa la presencia en Ondarreta de densas poblaciones del alga verde Codium tomentosum, que en Mompás estás sustituidas por una especie muy similar, Codium decorticatum, que resiste mejor la exposición al oleaje.

Con respecto a las comunidades de peces intermareales, en ambas zonas predominan los blénidos, pero si bien en Mompás su predominio es del 80% respecto al número de individuos y del 85% respecto de la biomasa, en la zona de Ondarreta estos valores descienden al 40% y 50% respectivamente.

Por contra, en Ondarreta encontramos valores más altos de gobiesócidos (40% en número de peces y 25% de biomasa) y góbidos (13% en número de peces y 15% en biomasa) frente a los valores encontrados en la zona más expuesta al oleaje de Mompás (14% en número y 9% en biomasa de gobiesócidos y 2% en número y 0.5% en biomasa de góbidos).

 


Geografía e Historia de Donostia-San Sebastián / Juan Antonio Sáez García, Javier Gómez Piñeiro... et al

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