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LOS
OBJETIVOS DE LA GEOGRAFÍA
Dr. J. VILA
VALENTÍ
Director
de la Sección de Geografía de la Universidad de Barcelona
Vicepresidente
de la Unión Geográfica Internacional.
En este
acto inaugural del I Encuentro de geógrafos vascos y catalanes, la
exposición que sigue pretende responder a la pregunta del sentido que el
cultivo de la Geografía ha tenido y tiene, a lo largo de su historia. Para
una parte de los asistentes al presente acto, los no geógrafos, la
conferencia constituirá por lo menos una información, en el sentido que
acabamos de indicar. Para los demás, para los geógrafos, para quienes nos
dedicamos cotidianamente al ejercicio de la enseñanza y de la
investigación geográfica, esperamos que pueda constituir el punto de
partida de una reflexión acerca del sentido de nuestras actividades.
Intentamos
responder a la pregunta de cuáles son los objetivos o finalidades a que ha
tendido la Geografía en un marco temporal muy amplio, a lo largo de toda
su historia. Dicho de otro modo, pretendemos en definitiva indagar acerca
de por qué ha nacido y por qué se ha mantenido nuestra disciplina; también
para qué se ha desarrollado o utilizado. Partiendo de textos griegos
clásicos e incluso preclásicos, de los fragmentos o noticias de periplos o
de algunas citas jonias, es un pasado de más de veinticinco siglos el que
puede caer bajo nuestra consideración.
Hagamos
inmediatamente unas observaciones previas. El largo marco temporal
considerado y las variadas y encontradas actitudes con que podemos topar,
muestran evidentemente que no podemos ir más allá, en la presente ocasión,
de una presentación esquemática, con los consiguientes riesgos en
disyunciones y conexiones.
Sin
embargo, si alcanzamos a detectar ciertas actitudes inicialmente bien
diferenciadas o, por lo menos, diferenciables, nos daremos por
satisfechos. Está también claro que forzosamente habrá separaciones
artificiosas, ya que un mismo autor, a lo largo de su vida, o incluso una
sola obra, a lo largo de toda su extensión y contenidos, pueden presentar
motivaciones distintas.
Esperamos
que la presentación de todo el abanico de objetivos que vamos a señalar
nos permitirá y estimulará unas reflexiones acerca de la selección y
aplicación de aquellas finalidades que creamos más adecuadas y
convenientes a los tiempos y necesidades actuales.
Todavía
una última advertencia. Vamos a tratar de la Geografía que ha sido o es.
Hablaremos siempre, en efecto, de un pasado o de un presente que
consideramos ha sido o es real. En modo alguno tratamos de unas posibles
Geografías que no han sido o de lo que la Geografía debiera haber sido o
debería ser, ahora o en el futuro inmediato. Evidentemente se trata, en
particular estos últimos, de unos problemas teóricos bastante distintos a
los que nos ocupan en la presente ocasión.
1.
LAS GEOGRAFIAS Y LA GEOGRAFIA COROGRAFICA
Es forzoso
hablar, desde el primer momento, en plural. Está claro que pueden y de
hecho aparecen varias Geografías, desde el punto de vista que nos ocupa.
Previo al
análisis de cada una de ellas convendrá aportar una terminología que pueda
sernos válida. Al mismo tiempo que intentamos definir, invitamos ya a un
debate, que en este caso es claramente conceptual y terminológico.
Los
tres grupos de objetivos
Parece
claro que la Geografía ha querido ser siempre una presentación de unos
países y de unos pueblos. Inicialmente, más bien de unos países y unos
pueblos ajenos que de las tierras y los hombres propios. Es una tendencia
antigua, permanente, aunque no siempre predominante, como pudiera parecer,
y que alcanza hasta hoy día. Pudiéramos hablar, nos parece, de una
Geografía corográfica
(griego cwra,
latín
chora,
es decir
«país», «comarca»).
En algunos
geógrafos —o en ciertos momentos de unos determinados geógrafos— la
actitud es distinta. De la consideración de la Tierra toda o de la
observación de unos determinados fenómenos, casi siempre teniendo en
cuenta una parte considerable del planeta, empiezan a surgir inicios de
una comparación y clasificación Se persigue también frecuentemente un
inicio de reflexión, a veces en busca de unas causas: ¿Por qué se produce
u ocurre este hecho y precisamente en un lugar y un momento dado,
hic et nunc?
La
observación y la reflexión adquieren en este caso un papel que es
preponderante. Bien podemos referirnos a este grupo de objetivos con la
designación de
Geografía reflexiva.
En otras
ocasiones, en cambio, el trabajo del geógrafo, o de quien actúa como tal,
busca un objetivo utilitario. Se ha señalado, con razón, que la Geografía
ha buscado frecuentemente unos fines utilitarios. En este caso, en vez de
simplemente «saber» o «comprender» intentamos un conocimiento geográfico
que nos permitirá actuar: «viajar», por ejemplo. Hablaremos de una
Geografía pragmática,
cuando
este objetivo de acción o actividad Prama,
en griego)
pasa a predominar.
El
objetivo corográfico: país propio y países ajenos
Motivaciones distintas inclinarán hacia el estudio del propio país o bien
de países ajenos. Con frecuencia los primeros testimonios escritos son
acerca de países ajenos. Es una Geografía corográfica de países alejados.
La información recogida puede ser la base de una ulterior actuación:
viajes comerciales, ocupación militar o política. Intereses puramente
intelectuales, esteticistas o pedagógicos pueden mantener el cultivo de
una información acerca de países ajenos contrastados: es lo que podemos
llamar la
Geografía exótica.
Los
«periplos» griegos o los relatos contemporáneos
de países tropicales, leídos en Europa occidental, constituyen buenos
ejemplos de esta Geografía corográfica.
No faltan,
claro está, las motivaciones para recoger la información acerca del propio
país. Quizá sin despertar tanto la curiosidad, el área aledaña y cercana,
presenta sus motivaciones peculiares, desde la pedagógica (posibilidad de
observación directa o autóptica, por ejemplo) hasta la patriótica
(conciencia del propio territorio y comunidad). Surge, de esta manera, lo
que podemos llamar la Geografía local. Las «corografías» renacentistas y
postrenacentistas constituyen un buen ejemplo de ello. Ya que estamos
entre geógrafos vascos y catalanes, no podemos dejar de citar
explícitamente, en la presente ocasión, las obras de Pere Gil, acerca de
Cataluña, escrita en 1600, y la de Manuel de Larramendi, acerca de
Guipúzcoa, escrita un siglo y medio después (véase la cita
correspondiente, al final del presente trabajo). La descripción
corográfica, está bien claro, suele ser en todo caso una descripción del
país y de los hombres que lo habitan. Véase lo que nos dice Manuel de
Larramendi: «Esta es la
Corografía o descripción general de la muy noble y muy leal provincia de
Guipúzcoa... Hallarás montañas, bosques, asperezas, precipicios...
Hallarás... hombres...
fuertes, fieles... animosos, intrépidos, hábiles para artes y ciencias,
famosos por mar y tierra...» (LARRAMENDI,
1882, pp. 270-1).
Ciertos
autores o ciertas épocas se inclinarán por amplias obras de compilación,
en las que se intenta presentar todo el mundo conocido, que es decir casi
siempre todo o parte del mundo habitado (Ecumene). Aparece entonces la
«Geografía » de Estrabón (comienzos del siglo 1) o las obras
políticoestadísticas de la centuria de la Ilustración o las «Geografías
universales» del siglo pasado y del actual.
El
esquema corográfico
Cada grupo
de hombres —sean o no geógrafos—, en cada época, se interesa por el propio
país y en especial por los otros países en determinados sentidos. Están
sin duda subyacentes las motivaciones y los objetivos que impulsan al
conocimiento de estos países. Por ello podemos hablar de unos «esquemas
corográficos».
Motivaciones referentes a una ulterior ocupación militar o una
colonización agrícola o un comercio marítimo moverán a inquirir por
posibles resistencias (pueblo o no belicoso, ciudades o no fortificadas),
grado de fertilidad o problemas de accesibilidad por la costa (puertos,
bahías, playas).
Ejemplos
claros de todo ello se encuentran en las más antiguas fuentes escritas.
Véase este
esquema corográfico, en forma de cuestionario y respuestas
correspondientes, en el pueblo hebreo, respecto al País prometido: «Observad
el país, qué tal es, y el pueblo que lo habita, si es fuerte o débil, si
es escaso o numeroso. Y cómo es la tierra: si es buena o mala. Y como son
las ciudades: si
son abiertas o amuralladas. Y cómo es la tierra: si es fértil o estéril,
si hay o no árboles...,, (Números, XIII, 18-20).
«Y
volvieron de explorar la tierra al cabo de cuarenta días... Hemos llegado
hasta el país a donde nos enviaste y realmente rezuma leche y arrope... El
pueblo que lo habita es fuerte y las ciudades son grandes y
fortificadas... Un buen país, con ríos y fuentes... País de trigo, de
cebada, de viñas; en el que hay higueras, granados y olivos... País en el
que las piedras contienen hierro y de cuyas montañas extraerás cobre».
(Números,
XIII, 25,
27-28;
Deuteronomio,
VIII, 7-9).
El esquema
corográfico queda singularmente definido en ciertos grupos de geógrafos y
en determinadas épocas. Por ello podemos hablar, por ejemplo, de un
esquema corográfico estraboniano o de uno renacentista o de uno propio de
la escuela regional francesa, en el primer tercio del siglo XX.
El
valor pedagógico de la Geografía corográfica
La
Geografía se transmite como enseñanza frecuentemente —en ocasiones,
exclusivamente— a través de una Geografía corográfica. Es decir lo que
intenta mostrarse del contenido geográfico es un conocimiento o una
información acerca de los países, de acuerdo con el esquema corográfico
correspondiente. El conocimiento transmitido va acompañado a veces de
material cartográfico, lo que llega hasta nuestros días a través de los
llamados «atlas escolares», que se entiende son en gran parte o
exclusivamente atlas de «Geografía universal» (véase, como ejemplos de
finales del XVIII en España: LÓPEZ,
1792;
Atlas Elementar,
1795).
En la
Pedagogía contemporánea la Geografía adquiere unos nuevos y peculiares
valores, al mostrar sus posibilidades formativas. En cuanto se hable y se
realice una enseñanza activa, la Geografía pasa a un primer plano, al
coadyuvar, a veces exclusivamente o casi, al desarrollo de nociones
fundamentales (orientación, por ejemplo) o de determinadas facultades
(observación, expresión, etc.). Cabe también sea considerada, en este caso
casi siempre al lado de la Historia, como una disciplina coadyuvante a la
formación de conceptos y sentimientos que se refieran a la colectividad,
digamos cívicos o patrióticos.
En los
sentidos que acabamos de indicar, la labor pedagógica suele realizarse a
partir de una Geografía corográfica local. En otras ocasiones ya hemos
señalado este hecho, que arranca de finales del siglo XVIII. En España
queda definida esta línea, ya en nuestra centuria, a través de las
llamadas "monografías de aldea" ; en Cataluña, con la obra pedagógica y
geográfica de varios maestros, especialmente de Pau Vila (VILA
VALENTÍ,
1952 y 1981 c).
Conviene subrayar, por último, que dentro de unos objetivos pedagógicos,
la Geografía corográfica local debe ir acompañada de una Geografía
exótica. En esta última hay unas respuestas a una curiosidad espontánea y
estimula la educación de la imaginación; permite, además, como un hecho de
notable interés intelectual, el desarrollo de un método comparativo (VILA
VALENTÍ, 1961 y 1981 a )
2. LA
GEOGRAFIA REFLEXIVA
Una
actitud preponderantemente reflexiva nacerá dentro de la disciplina
geográfica cuando se trate de «comprender» —el término lo usamos en su
sentido más lato— unos determinados fenómenos. Los objetivos, en este
caso, son preponderantemente intelectuales, de «lectura interior»
(inter-legere, intellegere,
en latín)
de las cosas. La actitud se aleja ahora de una «descripción informativa»
para acercarse a unos caminos más o menos científicos. Frente a, o al lado
de, una Geografía corográfica, una Geografía temática y sistemática nos
acercará hacia lo que se ha llamado, desde el siglo XVII (Keckerman,
Varenio), una Geografía «general».
Está claro
que la reflexión —la comparación, los procesos mentales inductivos y
deductivos, la abstracción— puede que no falten en Geografías que
persiguen otras finalidades. Pero en el caso presente, el objetivo
intelectual pasa a un primer e inmediato horizonte.
La
diversidad de la actitud reflexiva
Dentro de
la Geografía las actitudes reflexivas han podido tomar sesgos muy
distintos. Ya ocurre así dentro de la cultura griega. Con los
alejandrinos, por ejemplo, pueden oscilar desde unos cálculos, a partir de
unas determinadas medidas, a la búsqueda de unas explicaciones causales.
La medida
de la circunferencia de la esfera terrestre por Eratóstenes constituiría
un ejemplo de uno de los extremos de estas actitudes reflexivas. La
exigencia de un rigor —en las medidas, en los supuestos y en los procesos
mentales— va configurando todo un contexto científico, con la
materialización de un instrumental (el gnomon, en nuestro caso) y la
definición de unos conceptos previos operativos (la igualdad de unos
ángulos de una recta entre paralelas, la correspondencia entre una medida
angular y una lineal).
Otro
extremo de este abanico de actitudes reflexivas vendría constituido por la
búsqueda de unas relaciones que pretendan ser causales. Este hecho aparece
ya con claridad en ciertas cuestiones que, acerca de fenómenos
geográficos, se plantearon los pensadores jonios. Conocemos una respuesta
de Tales de Mileto a la pregunta de por qué se producían las periódicas
inundaciones del río Nilo. Según una afirmación de Aecio, Tales
consideraba que: «... los
vientos etesios, cuando soplan en Egipto en dirección contraria, levantan
la masa del Nilo, porque las corrientes de éste son rechazadas por el
oleaje del mar que se mueve en sentido contrario» (AECIO,
IV 1, 1).
Quizás
esta respuesta esté influenciada por una consideración procedente de la
cultura egipcia. Lo interesante, para nosotros, es que se haya formulado y
que de esta forma se defina, dentro de una corriente de conocimientos
geográficos, una actitud inquisitiva, razonada.
Los
postulados y avances científicos de la primera mitad del XVII —como ocurre
con la definición de Ciencia por Francis Bacon:
cognitio rerum per causas—
serán
favorables, a corto o a largo plazo, al desarrollo de esta actitud
reflexiva dentro de la Geografía. Un ejemplo de ello es la configuración
de una Geografía general, bajo el impulso de los avances de las Ciencias
naturales singularmente, a partir de finales de la centuria de la
Ilustración, lo que hemos estudiado en otro trabajo (VILA
VALENTÍ,
1981 a).
Queda así
configurada una actitud diversa y cambiante, una línea con reflexiones y
discontinuidades a lo largo de la historia de los conocimientos
geográficos.
En muchos
casos esta corriente representa, de un modo u otro, la clasificación, la
comparación, la medida y el rigor. Es una corriente, también,
frecuentemente propensa o proclive a la aplicación de métodos y conceptos
de disciplinas que puedan ser afines en contenidos o en métodos (Ciencias
naturales, matemáticas).
De la
comprensión a la explicación geográficas
Con el
desarrollo que la Geografía adquiere en los dos últimos siglos (véase, a
este respecto, CAPEL,
1981), las actitudes reflexivas tomadas por los geógrafos alcanzan una
notable riqueza. Se confirma, de esta manera, la versatilidad y diversidad
que, por lo menos en la disciplina geográfica —y probablemente en muchas
otras disciplinas— pueden adquirir las líneas y tendencias reflexivas, En
ocasiones, los contrastes son claros y pueden adquirir los rasgos de una
verdadera confrontación.
Incluso
dentro de un cierto rigor, con unos caracteres que, de un modo u otro
podemos llamar científicos, los objetivos perseguidos pueden ser
distintos.
Escogiendo
los extremos del posible abanico de opciones, se tiende en ocasiones
fundamentalmente a una «comprensión» del fenómeno; otras veces, en cambio,
la finalidad perseguida pretende ser la rigurosa «explicación».
La actitud
preponderante de «comprensión», suele motivar un acercamiento de los
objetivos de la Geografía a los perseguidos por las disciplinas culturales
o humanísticas. La distinción que acabamos de hacer cobra sentido, por
ejemplo, a finales del pasado siglo, cuando estas materias historicistas y
antipositivistas quedan formando, en la Universidad contemporánea, las
llamadas Facultades de Letras.
La actitud
de «explicación» predomina, en cambio, en las Facultades de Ciencia,
agrupando disciplinas de carácter naturalista y positivista. La búsqueda
de unas normas o leyes, el carácter nomotético —según la terminología de
los neokantianos—, se irá acusando generalmente en el desarrollo de estas
ciencias.
La riqueza
e incluso contraste de contenidos de la Geografía —concretados, acertada o
erróneamente, en la dicotomía inicial entre Geografía «humana» y Geografía
«física» —introduce una posible diversidad interna de objetivos
reflexivos.
En ocasiones, el panorama se complica y simplifica, al mismo tiempo,
cuando
gran parte
de la Geografía, incluso en sus contenidos sociales o humanos, pretende
adquirir un carácter nomotético. Así ocurre con la Geografía teorética, en
los decenios sexto y séptimo de nuestro siglo (VILA
VALENTÍ,
1971 y 1973) frente a la Geografía culturalista e idiográfica que, en
buena parte, dominó en los primeros decenios de nuestra centuria. Una de
las reacciones contra el exceso de abstracción, efectuada desde la
«reflexión comprensiva», vendrá representada, en los últimos diez años,
por la llamada Geografía «humanística» (JOHNSTON,
1979).
Con la
polarización en los términos «comprensión» y «explicación» y con la cita
de unas pocas, pero significativas, actitudes y corrientes concretas,
hemos querido sólo aludir al variado cuadro que ha presentado la Geografía
reflexiva a lo largo de los últimos cien años.
3. LA
GEOGRAFIA PRAGMATICA
El
objetivo utilitario de una parte importante del quehacer geográfico parece
indiscutible. Determinadas actividades geográficas, probablemente un buen
numero de ellas, se han realizado, de un modo u otro, para ser útiles. Los
objetivos pueden ser, en ocasiones, varios y escalonados, desembocando
frecuentemente en una finalidad utilitaria. La presentación geográfica de
un país, por ejemplo, nos suministra una información (Geografía
corográfica) que puede servir para viajar por él o comerciar con él o
puede utilizarse, en último término, para programar un desarrollo o llegar
a una dominación militar o política (Geografía pragmática).
Las
actitudes aplicadas
En el
mundo contemporáneo, en los últimos quinquenios, la Geografía pragmática
ha tomado la forma de lo que se ha llamado Geografía aplicada (ing.,
pplied Geography).
Otras
designaciones, como Geografía «práctica» o «voluntaria », pueden tener un
significado equivalente. En realidad, entonces el análisis geográfico se
efectúa ya, desde el primer momento, con el fin de descubrir unos factores
actuando sobre los cuales podrá modificarse el complejo o proceso
investigado.
Está claro
que la Geografía no se limita en este caso a una «información», una
«comprensión», o una «indagación» sino que pretende informar, comprender o
indagar para, de un modo u otro, «actuar» después. Diríamos, incluso, que
no se trata sólo de ser útil sino que inicialmente está concebida ya para
ser fundamental o exclusivamente aplicada.
Poco
después de mediados de siglo, este objetivo de la Geografía, de nuevo
definido y adaptado a las necesidades de las actuales comunidades humanas,
está claro en varias escuelas geográficas (inglesa, soviética, etc.) y en
un buen número de geógrafos. Un autor español, Casas Torres, la presenta
como una «nueva» Geografía (CASAS,
1964; VILA
VALENTÍ,
1968 a y 1968 b). Dudley Stamp, un geógrafo inglés, define con claridad
este problema al terminar el sexto decenio, 33 J. VILA
VALENTI
cuando
tenía él personalmente una experiencia de dedicación a la Geografía
aplicada de cerca de treinta años: «La primera
mitad de este siglo vio surgir el estudio moderno de la Geografía como
disciplina académica... Dado que los últimos cincuenta años han sido
dedicados al desarrollo de los métodos de investigación y análisis
geográficos, seguramente ya ha llegado el momento de aplicarlos a la
interpretación de algunas características del mundo actual. Es más, ha
llegado el momento en que esos mismos métodos de investigación y análisis
puedan ser usados para ayudar a lograr la solución de algunos de los
grandes problemas mundiales: la creciente presión de la población sobre el
espacio, la mejora de zonas subdesarrolladas...), (STAMP,
1960; trad. cast., 1961, pp. 5-7).
La alusión
que acabamos de transcribir de los problemas a que puede dedicarse la
Geografía es muy característica de la época, vivamente interesada por
determinadas cuestiones de gran alcance, a escala mundial o continental,
diríamos.
Pero el
geógrafo se ha movido también, dentro de este objetivo aplicado, a otras
escalas (zonal, estatal, regional, local), incluso en forma preponderante
o exclusiva.
Es
corriente que los problemas propuestos, que además suelen ser analizados y
resueltos por un equipo interdisciplinario, sean en la actualidad de
carácter regional o local: organización de un concreto territorio o de una
determinada área urbana.
Algunas
formas de la Geografía aplicada pueden tomar un carácter revolucionario
respecto a una determinada situación socioeconómica. La aplicación de las
conclusiones alcanzadas representa una subversión del contexto
socioeconómico ya que, de otro modo, cualquier actuación sobre el cuerpo
social es sólo parcialmente válida o prácticamente inoperante. La llamada
Geografía radical está, de una forma u otra, dentro de esta línea (SOLER-MATTSON,
1979).
El
«nuevo» geógrafo
La
consideración de la Geografía aplicada nos permite efectuar una ultima
observación acerca del sujeto realizador dentro de nuestra disciplina, es
decir, del geógrafo. En realidad ocurre, una vez más, que la definición de
unos nuevos objetivos representa la aparición de un nuevo sujeto agente
dentro de aquella disciplina.
Respondiendo a cada objetivo cabe una actitud distinta; en nuestro caso,
una distinta forma de realizar y vivir la Geografía. En este sentido, a lo
largo del desarrollo de la disciplina geográfica, puede haber ido
apareciendo el geógrafo literato, explorador, cartógrafo, profesor o
investigador, por ejemplo. Parece claro afirmar que en el mundo
contemporáneo, a partir del último tercio del siglo XIX, ha sido el
geógrafo profesor —universitario, muchas veces, se entiende— el
predominante.
Incluso la Geografía toda se ha podido presentar, para estos momentos y
hasta hoy día, como una Geografía de profesores. En realidad podría
decirse, a mediados de siglo, que la comunidad de geógrafos estaba
constituida, en general, por un numeroso grupo de «profesores», que solían
realizar en mayor o menor
grado una
investigación geográfica, y un reducido grupo de «investigadores» puros (VILA
VALENTÍ,
1968 a).
En el caso
del objetivo aplicado surge una nueva figura. Es la que corresponde al que
pudiéramos llamar «experto» en Geografía. Frecuentemente, como en el caso
de la investigación, la dedicación a la Geografía aplicada se yuxtapone a
unas tareas docentes o de investigación básica. Lo que nos confirma que,
también en el plano de los sujetos agentes, pueden aparecer reunidos los
distintos objetivos que hemos señalado de nuestra disciplina. Sin embargo
creemos de interés el esfuerzo teórico en deslindarlos, porque en
definitiva cada objetivo puede responder a unos distintos contextos y
necesidades y plantea sin duda la conveniencia de una diferente formación
en los individuos que han de llevarlo a cabo.
ORIENTACION BIBLIOGRAFICA
Indicamos
sólo los trabajos explícitamente citados en el texto. La lectura y
consulta de numerosas obras de otros autores no señalados (Broek,
Hartshorne, Hettner, P. James, etc.) nos han sido muy provechosas. Pueden
encontrarse sus citas en las publicaciones propias que a continuación
indicamos, singularmente en V.V., 1971 y 1973, por lo que consideramos
innecesaria la repetición. Al recoger brevemente en el texto de la
conferencia observaciones y conclusiones de otros trabajos nuestros, nos
hemos visto obligados a señalar numerosas obras propias, que a veces sólo
representan
una
ulterior elaboración o unos nuevos datos de estudios básicos anteriores
que, en todo caso, aparecen debidamente citados y valorados.
Atlas Elemental. Método nuevo, breve, fácil y demostrativo para aprender
la Geografía por sí mismo o enseñarla aun a los Niños,
1795.
Traducción del P. D. Francisco Vázquez.
Madrid, 2.a
impresión, P. Aznar.
CAPEL,
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Schaefer y la nueva Geografía,
in F. K. SCHAEFER,
Excepcionalismo en Geografía,
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Universidad de Barcelona, Departamento de Geografía. Traducción
castellana del artículo publicado en 1953.
CAPEL,
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Barcanova, col. Temas universitarios.
CASAS
TORRES,
J. M., 1964: Las fronteras
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Zaragoza, Universidad de Zaragoza. Lección inaugural curso académico
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GIL,
Pere: véase IGLÉSIES, 1949.
IGLÉSIES,
J.
1949: Pere Gil, S.I. (1551-1622) i la seva Geografia de Catalunya,
Barcelona, Quaderns de Geografia.
JOHNSTON,
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Geography and Geographers. Anglo-American Human Geography since 1945,
Londres, Arnold.
LARRAMENDI,
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:
Corografía o Descripción general de la muy noble y muy leal Provincia de
Guipúzcoa,
Barcelona,
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LÓPEZ,
T., 1792:
Atlas
elemental
moderno o colección de mapas para enseñar a los niños Geografía,
Madrid.
SOLER,
E.
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MATTSON,
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Los
orígenes y el desarrollo de la Geografía
Radical,
«Síntesis Geográfican, Universidad Central de Venezuela, Escuela de
Geografía, año III, n.º 6, pp. 10-15.
STAMP,
L. D., 1960:
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Londres, Penguin Books.
Traducción
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VILA
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J., 1952 : Recensión de la obra de J. Iglésies,
Index elemental de matèries i punts de vista geogràfics per a facilitar
l’estudi d’una localitat catalana,
«Pirineos»,
n.º 23, pp. 186-8.
VILA
VALENTÍ,
J., 1961:
Fines y medios del estudio de la Geografía local en la Escuela,
«Vida
Escolar),, Madrid, Centro de Documentación y Orientación Didáctica de
Enseñanza Primaria, n.º 27, pp. 2-4.
3 6
LOS
OBJETIVOS DE LA GEOGRAFIA
VILA
VALENTÍ,
J., 1968 a:
Geografía científica y Geografía aplicada,
Barcelona,
Delegación del C.S. Investigaciones Científicas.
VILA
VALENTÍ,
J.,
1968
b:
Algunos puntos de vista acerca de la Geografía aplicada,
«Revista de
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43-55.
VILA
VALENTÍ,
J., 1971 y 1973 :
¿Una
nueva Geografia?,
«Revista de
Geografía», Universidad de Barcelona, Departamento de Geografía, V, 5-38 y
VII, 5-57.
VILA
VALENTÍ,
J., 1981 a:
Geografía comparada y Geografia general,
in
«Estudios de Geografía. Homenaje a Alfredo Floristán», Pamplona,
Institución Príncipe de Viana, pp. 455-9.
VILA
VALENTÍ,
J., 1981 b:
Perspectivas de la Geografía en España y Portugal: Enseñanza,
investigación y problemas profesionales,
in «I
Coloquio Ibérico de Geografía), (1979), Salamanca, Universidad de
Salamanca, pp. 15-22.
VILA
VALENTÍ,
J., 1981
c:
El camí de Pau Vila cap a la Geografía,
«Revista de
Geografía », Universidad de Barcelona, Departamento de Geografía, XV,
5-21.
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