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PATRIMONIO CULTURAL
© Juan Antonio SAEZ GARCIA
6.1 PATRIMONIO HISTÓRICO ARTÍSTICO
6.1.1 LAS FORTIFICACIONES MEDIEVALES Y MODERNAS
De la fortificación baja de la Plaza fuerte de San Sebastián restan pocos
vestigios visibles. La muralla medieval fue deteriorándose poco a poco a partir
de la construcción de la muralla moderna y los restos que aun perduraban en el
siglo XIX desaparecieron como consecuencia de la reconstrucción urbana
efectuada tras el incendio de 1813. Tan sólo algunos indicios de murallas y
edificios se conservan en el subsuelo y en los sótanos de las actuales
construcciones, especialmente en la calle Embeltrán, donde fue excavada en 1996
la que fuera torre de los Engómez, de la que apareció un arco apuntado.
Foso
de la muralla moderna. En primer plano las escaleras de contraescarpa de
acceso al camino cubierto.Al fondo el puente de acceso al hornabeque
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En el año 1864 fue arrasado a un determinado nivel (el del futuro Ensanche)
el Frente de Tierra de la muralla moderna. Por ello se conservaron en relativo
buen estado las fortificaciones por debajo la cota cero (cimentación y primeras
hiladas de sillería del recubrimiento). Con motivo de la construcción de un
aparcamiento subterráneo fue excavado (1997) un sector de las mismas. Una parte
de los restos descubiertos fue destruida, otra fue vuelta a enterrar y el resto
se ha acondicionado para su contemplación desde el interior de los
aparcamientos.
En 1900 fueron arrasados a la cota cero del Ensanche Oriental los restos que
aún permanecían del Frente de la Zurriola. Tan sólo la muralla occidental
-modificada en su parte superior- puede observarse actualmente en parte de su
longitud separando el puerto de la Parte Vieja. En la misma se conserva -muy
modificada- la puerta de mar (Portaletas), que se abre a la calle del Puerto, y
la hace siglos inutilizada Puerta del Muelle Viejo.Antes de que en el siglo XIX se construyera en el puerto la dársena
deportiva, el sector de la muralla occidental actualmente comprendido entre el
palacio Goicoa y Portaletas emergía de la arena; durante la pleamar era bañado
por el mar, siendo su parte inferior (actualmente enterrada) más gruesa que la
superior.
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Castillo de Sta. Cruz de la Mota, en el monte Urgul |
Por el contrario, en el monte Urgull pervive hoy en día un número
considerable de construcciones militares. Y ello pese a que cuando el monte fue
adquirido por el Ayuntamiento a principios del siglo XX con objeto de
transformarlo en parque, fueron parcialmente destruidas. Su actual apariencia es
fruto de una restauración parcial llevada a cabo en 1963 con motivo del
centenario del derribo de las murallas.
El monte está limitado al sur por la llamada Muralla de Espanochi, sobre la
que discurre el Paseo de los Curas que une la Parte Vieja con el Paseo Nuevo.
Entre las fortificaciones destaca, dominando Urgull, el Castillo de Santa
Cruz de la Mota, construido sobre un pequeño castillo medieval. En su recinto
de planta irregular, dotado de dos accesos y numerosas cañoneras, se conserva
un cuartel edificado en el siglo XVIII, aljibe, la capilla del Santo Cristo de
la Mota y la plataforma -redondeada hacia el sur, rectilínea hacia el norte-
convertida su interior en amplia capilla. Sobre la misma fue instalado en 1950
el monumento del
Sagrado Corazón de Jesús, realizado por el arquitecto Pedro Muguruza y el escultor Federico Coullaut; está formado por una pirámide
truncada de 16 m. de altura, en cuyo interior alberga una reducida capilla,
sobre la que se apoya una imagen de hormigón del Sagrado Corazón de Jesús de
12,5 m. de altura.
Distribuidas por el monte se encuentran diversas baterías, edificadas y
reformadas en diferentes épocas, la última con ocasión de la guerra entre
España y los Estados Unidos en 1898. Son las Baterías del Mirador, alta y Baja del
Gobernador, de Bardocas, de Santiago, de las Damas, de Santa Clara, etc.
Almacenes, polvorines, cuerpos de guardia, cuartel a prueba (s. XIX), galería
de tiro, cementerio de los Ingleses y otras construcciones militares
complementan el conjunto
6.1.2 LAS FORTIFICACIONES DEL SIGLO XIX
Durante las guerras carlistas (s. XIX) un gran número de pequeñas
fortificaciones ocuparon los puntos prominentes cercanos a San Sebastián (y a
otros municipios de su entorno), estableciendo una serie de líneas de defensa
de la liberal ciudad (fuertes más próximos) que se oponían a otros
dispositivos similares formados por los carlistas (fuertes más alejados de la
ciudad). Muchos de las fortificaciones construidas en la Primera Guerra Carlista
fueron reutilizadas cuarenta años más tarde en la última, levantándose
también otras nuevas. En el curso de los enfrentamientos no pocos fuertes
cambiaron de bando.
Por lo general no eran grandes fortalezas, sino sencillas fortificaciones
rodeadas en ocasiones por un foso perimetral. Al menos una parte de sus muros
fueron construidos con piedra, pero era frecuente que otra parte estuviese
confeccionada con tierra (de ahí su deficiente conservación). Disponían
generalmente de parapetos dotados de aspilleras para el disparo de fusilería y su
interior algunas albergaban pequeños edificios (polvorín, cuerpo de guardia,
etc). Muchas estuvieron artilladas con uno o dos cañones (el fuerte carlista de
Venta-siquin fue uno de los mejor situados para cañonear la ciudad). También
se levantaron torreones (como el del Antiguo, en el actual palacio de Miramar o
el de Loyola),
se fortificaron casas (como Cachola, en la carretera Ayete-Hernani, o Garbera) y
se ejecutaron por parte de ambos bandos otras fortificaciones más efímeras
(baterías, trincheras, etc).
En la actualidad se conservan restos de una parte de los mismos, mientras que
otros han sido destruidos para acometer la urbanización de la zona donde se
asentaban. Quizá uno de los más accesibles y mejor conservados (a pesar de su
estado ruinoso) sea el de Ametzagaña (cercano a Intxaurrondo Sur.
Para compensar la pérdida de las murallas, en 1873 se construyó un muro
defensivo provisional entre el puente de Santa Catalina y el cerro de San
Bartolomé, que contribuyó a la defensa de la ciudad frente a los bombardeos
artilleros carlistas.
Finalizando el siglo XIX, comenzó a formarse el denominado Campo
Atrincherado de Oyarzun. Comprendía éste los fuertes de San Marcos (Rentería-San
Sebastián),
Txoritokieta (Rentería-Astigarraga); Guadalupe (Fuenterrabía) y San Enrique, en el monte Jaizkibel; San Marcial y Erlaitz (Irún), y Arkale (Oiartzun), así como otras
fortificaciones menores. De ellas sólo fueron construidas las tres primeras.
Un campo atrincherado está constituido por un conjunto de fortificaciones
artilladas en ciertos puntos prominentes de un territorio que se flanquean
mutuamente y sirven de apoyo a
efectivos militares que evolucionan en el territorio así protegido.
El
fuerte de San Marcos, proyectado por el ingeniero militar Luis Nieva en
1888, se encuentra mayoritariamente incluido en el término municipal de
Rentería, pero el límite del término donostiarra incluye la batería auxiliar
de Kutarro y un pequeño sector de la fortificación principal. La aprobación
del proyecto definitivo de Luis Nieva (31-8-1888) se realizó cuando la obra
estaba prácticamente finalizada. Por esta causa tuvieron importancia los
diversos anteproyectos con que contó la fortificación, obra de los ingenieros
militares Pedro Lorente (1878), Juan Roca (1879), Francisco Echagüe (1880) y José Brandis (1884), descartados como
anteproyectos definitivos por diversas
deficiencias observadas en los mismos. El anteproyecto definitivo fue obra de
los ingenieros Rogí y Roldán (1884). Actualmente es propiedad del Ayuntamiento
de Rentería.
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De
magnitud inferior al de Guadalupe, pero más poderoso que el de Txoritokieta,
consta de una obra Alta y otra Baja. La primera está formada por un
edificio blindado por bóvedas de hormigón de 1 m de grueso y varios metros de
mampostería, piedras y tierra. Tiene dos plantas con forma semioctogonal,
delimitando un patio
central bajo el que se encuentra el aljibe. La planta superior alberga quince
casamatas, formando un conjunto de dos baterías; la principal estuvo armada
hasta 1896 con
siete cañones de 15 cm. y con cuatro la de gola. La planta inferior acoge al
cuerpo de guardia, almacenes, cuartel, etc.
La obra inferior está dotada de una batería a barbeta
(descubierta) con capacidad para seis piezas artilleras de 15 cm situadas entre 4 traveses-repuesto y una batería semienterrada
para tres obuses de 21 cm. Todo el conjunto está rodeado por un foso en forma
de pentágono irregular convenientemente flanqueado por dos caponeras y una
media caponera,
dotadas de aspilleras para fusilería y cañoneras para ametralladoras,
salvándose el mismo originariamente mediante un puente levadizo de entrada. El conjunto está circundado por un
camino cubierto. En sus últimos años de vida militar fue prisión de suboficiales
y depósito de alambradas.
Además del flanqueo del fuerte de Txoritokieta, dispone en sus
proximidades de dos baterías auxiliares a barbeta: la denominada de Los
Barracones y la de Kutarro. El fuerte tuvo uso militar hasta la década de 1970
en que fue abandonado. En 1998 fue rehabilitado, instalándose en el mismo un
restaurante y otros servicios.
El fuerte de Txoritokieta, situado a caballo de los
límites de los municipios de Astigarrraga y Rentería, muy próximo al fuerte de San Marcos, fue diseñado
igualmente por Luis Nieva. Consta de dos baterías a barbeta con capacidad para
dos piezas de artillería pesada y una con capacidad para tres piezas, separadas
por construcciones de tamaño reducido (polvorín, repuestos, etc.) a prueba de
bomba. Dispone también de un cuartel cuyo piso superior esta circundado por un
parapeto para fusilería, todo ello rodeado por un modesto foso. En sus
proximidades dispone de una batería auxiliar. Su artillado, formado por 6
cañones de 15 cm fue desmontdo en 1896 con ocasión de las hostilidades
coloniales, siendo sustituido teóricamente por piezas móviles.
La batería de Mompás fue construida bajo proyecto de
Juan Roca en 1898 con objeto de defender la ciudad de un posible ataque de la
marina estadounidense. Terminada la guerra de Cuba sin llegar a ser artillada, recibió
en el año 1908 cuatro cañones de 15 cm, a la vez que fue levantado un
nuevo cuartel. En 1936 llegó a realizar algunos disparos con sus obsoletos
cañones contra los buques
sublevados. Fue desmilitarizada hacia 1950.
6.1.3 CONVENTO DE SAN TELMO
La fundación del convento dominico de San Telmo (1539) fue posible -a pesar
de la oposición del clero local- gracias al patronazgo ejercido por el
secretario del Consejo de Estado de Carlos I, Alonso de Idiaquez y de su esposa
Gracia de Olazábal, cuyas estatuas yacentes se encuentran en la iglesia.
Fachada
del museo, obra de Urcola (1932)
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Los primeros planos del edificio se deben a Martín de Santiago (1542),
modificados en 1547 por imperativos del terreno y de los escasos recursos
económicos disponibles para su construcción (1544-1562). Su estilo puede
calificarse como de transición entre el gótico y el renacentista.
Además del uso conventual (en el siglo XVIII eran 24 los monjes que
obligatoriamente debía tener el convento), tuvo a lo largo de su existencia
otras funciones. En la Guerra de la Convención, a finales del siglo XVIII, fue
habilitado como hospital. Durante la Guerra de la Independencia no sufrió
daños importantes en su estructura, pero fueron saqueadas tumbas y altares. Con
objeto de reparar los desmanes de la soldadesca, parte del edificio fue
alquilado como cuartel de artillería.
La Desamortización de Mendizábal forzó la salida de los dominicos del
Convento, ocupando las dependencias cuartelarias todo el edificio. En 1924 fue
vendido por el Ministerio de la Guerra al Ayuntamiento junto con el monte Urgull,
dejando de ser cuartel en 1928. Ya en manos municipales, el arquitecto Francisco
de Urcola, ayudado por el arquitecto Juan Alday y el Pintor Ignacio Zuloaga,
rehabilitaron el edificio, ejecutándose en estilo neorrenacentista la actual
fachada principal, situada en la plaza de Zuloaga. La mencionada Plaza estuvo
ocupada por dos alas del Convento/cuartel -hoy inexistentes- que se dirigían
hacia el este hasta llegar a la muralla de la Zurriola, dejando un patio
intermedio. Tras las reformas, en 1932 se convierte en Museo y Biblioteca
Municipales. La Biblioteca se trasladó en 1951 al edificio de la antigua Casa
Consistorial. En los últimos años del siglo XX fue sometido a un lento, pero
ambicioso, proceso de restauración y modernización.
Actualmente el museo dispone de colecciones arqueológicas, etnográficas y
pictóricas (Gido Reni, Greco, Ribera, Valdés Leal, Alonso Cano, Rubens,
Fortuny, Zuloaga, Ortiz Echagüe, etc. y una muestra de pintura vasca
contemporánea). También dispone de salas destinadas a exposiciones temporales.
En el edificio es preciso destacar el claustro de dos alturas (situado a los
pies de la iglesia y no a un lado como es habitual), inspirado en el
renacentista de S. Esteban de Salamanca (el tramo meridional es, en parte, una
reconstrucción del siglo XX); el torreón, que alberga la escalera de acceso al
claustro alto y el sobrio
acceso
meridional que permite el acceso a la iglesia desde el exterior.
La citada iglesia dispone de ábside poligonal, nave de 48 m. de longitud y
de capillas laterales separadas por robustas columnas que soportan las bóvedas
de crucería, así como de coro a los pies. Originariamente parte de las paredes y
bóvedas estuvieron cubiertas por interesantes pinturas, durante muchos años
olvidadas, hasta que en el año 2008 fueron descubiertas y restauradas en un 30%
de su extensión.
Además de estas pinturas originales, merecen especial reseña las
paredes, cubiertas por once grandes lienzos pintados por la mano de José María
de Sert (1876-1945) realizados mediante la técnica de veladura (barniz con
color sobre un fondo de pan de oro). Representan diversas escenas que resumen la
vida e historia de Guipúzcoa.
Comenzando por la derecha de la puerta de acceso del claustro representa:
pueblo de ferrones: un grupo de hombres forja un ancla sobre un yunque (7x6,5
m.); pueblo de santos: Ignacio de Loyola escribiendo las Constituciones (7x6,5
m.); pueblo de comerciantes: la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas
representada mediante un indígena venezolano ofrece un jarro de chocolate a los
armadores (9,5x3 m.); pueblo de navegantes: la epopeya de Juan Sebastián Elcano
(9,5x10 m.) y, llegando al presbiterio, el pueblo de pescadores: desembarco en
puerto de una ballena (9,5x9 m.).
El lienzo que ocupa el presbiterio (9,5x21 m.) representa, dividido en cinco
paños, diversos salvamentos marítimos en una tempestad sobre la que se yergue
un viejo árbol que sostiene la imagen de San Sebastian -patrón de la ciudad- y
de San Telmo -patrón de los marinos- incluyendo en la parte inferior los
escudos de San Sebastián y de Guipúzcoa.
Ya en la pared izquierda, el primer lienzo representa el pueblo de fueros:
jura de los fueros por el Rey Alfonso VIII (9,5x9 m.). Le siguen el pueblo de
armadores: la construcción de la Armada invencible en los "Astilleros del
Rey" de Pasajes (9,5x10 m.); pueblo de libertad: el árbol de Gernika y un
libro que simboliza el fuero de Vizcaya (9,5x3 m.); pueblo de sabios: la Real
Sociedad Bascongada de los Amigos del País (7x6,5 m.). Por último, el pueblo de
leyendas: las brujas de Zugarramurdi (7x6,5 m.).
Desde el claustro y desde la iglesia se accede a un conjunto de espacios
intercomunicados: la abovedada y renacentista sacristía, la capilla de los
Etxeberri (desaparecida hoy en día como tal) y la Sala Capitular.
6.1.4 CONVENTO DE SANTA TERESA
El convento de Santa Teresa está situado en la falda del Monte Urgull. Fue
fundado en 1663 como convento de clausura de las Carmelitas Descalzas, tras un
intento fallido previo protagonizado en la primera mitad del s. XVII por D. Juan
de Amézqueta (que murió en 1649) y su esposa Dª Simona de Lajust (+1657). Las
gestiones de la fundación tras la muerte de Dª Simona fueron realizadas por
diversos albaceas del legado que, siguiendo la voluntad expresada en su
testamento, consiguieron que el patronazgo del Convento recayera en la Ciudad de
San Sebastián y quedara asimismo desligado de la obediencia a la Orden y sujeto
directamente a la autoridad del obispo de Pamplona.
La comunidad de religiosas se instaló en 1663 en la basílica de Santa Ana,
"donada" por la Ciudad a cambio de una cantidad estipulada. A pesar de
que se realizaron obras de ampliación y adaptación a su nueva función, el
edificio no reunía condiciones, por lo que fue sustituido por el actual (1686),
ampliando el solar por anexión de otros colindantes.
La parte más antigua es la iglesia y el "cuarto alto", que data de
finales del siglo XVII. En el primer tercio del siglo XVIII fueron construidos
un patio triangular y un claustro cuadrado de dos alturas y muy reducidas
dimensiones, así como otras dependencias (Fray Pedro de Santo Tomás). Mediado
el siglo XIX se construyó la fachada oriental del convento, la elevación de la
torre y el campanario. En la década de 1990 tiene lugar la cesión de todo el
edificio al Ayuntamiento, con excepción de la iglesia y del "cuarto
alto" situado sobre ella, que fue habilitado (José Ignacio Linazasoro y
Luis Sesé) como nuevo convento. La rehabilitación del resto del edificio tuvo
lugar en los años 2003-2006.
6.1.5 IGLESIA DE SAN VICENTE
La iglesia de San Vicente antecesora de la actual estuvo bajo la advocación
de San Salvador y se edificó -probablemente en estilo románico- a lo largo de
los últimos años del siglo XII. Entre los feligreses que acogían sus naves
destacaba el muy importante colectivo gascón residente en la villa.
Lo que si está probado es que para algunos asuntos la iglesia de S. Vicente
dependió durante muchos años de la iglesia de Santa María, que era
considerada como Matriz de la villa. Ambas eran parroquias unidas, servidas por
un único cabildo y sin demarcación geográfica propia. Sólo a partir de 1540
pudo administrarse en S. Vicente el bautismo.
En 1540 con motivo de la visita pastoral del Obispo de Pamplona D. Pedro
Pacheco- se promulgó un mandato en el que se afirmaba al respecto: ... ser la
parrochia de la dicha villa muy grande..., de manera que los sacramentos no se
pueden administrar comodamente en... una sola iglesia... por la presente
mandamos... que en la iglesia de San Vicente aya pila de baptismo, como la ay, y
en la dicha iglesia se administren los sacramentos como en la de Nuestra
Señora...
El Papa Pablo III confirmó su autonomía en 1544. En tiempos del Obispo Pacheco, probablemente como consecuencia del mandato
en el que autorizaba que en las dos iglesias pudieran bautizar, se firmó una
concordia entre los vicarios de ambas, que es la que fue confirmada por Paulo
III.
Lo cierto es que hasta 1576 no se llevó a cabo la división de la
villa a efecto de adscripción de sus parroquianos a una u otra iglesia. En la visita del obispo D. Pedro de la Fuente consta: "... mandamos a
los dichos Vicarios... quel vicario de Santa María tenga por distrito suyo para
el dicho ministerio lo que hay dende la calle de la Trinidad, desde las casa de
Juan López de Aliri... hacia Santa María, juntamente con las caserías que
están en la parte de acá del ryo Urumea, y el Vicario de San Vicente lo que
desde las dichas casas cae hacia San Vicente de la manera como la divide la
calle que comienza en el cantón Ana de Veroyz hasta el portal mayor, en una de
las caserías que caen de la otra parte de la puente de Santa Catalina y ryo de
Urumea" (Tellechea, J. I.: La Reforma Tridentina... p. 199).
Con relación a su financiación en el citado período, las primicias eran
comunes, pero dos tercios de las mismas eran para Santa María. A partes iguales
se repartían las dos iglesias el derecho al 1% de las ganancias del comercio
naval. Además, S. Vicente recibía una renta de 12.000 maravedís al año, a
los que habría que sumar la integridad de los legados, mandas de testamentos y
donativos. Más reciente es la costumbre de aplicar la denominación de "koskeros"
a quienes habían recibido el bautismo en la parroquia.
La actual
Iglesia de S. Vicente fue reconstruida entre 1489 y 1574 tras haber
sido afectada por un incendio (1489?). El diseño y construcción de la nueva
iglesia fueron encomendadas en 1507 al maestro arquitecto Miguel de Santa Celay y
a Juan de Urrutia. Se considera el edificio más antiguo de la ciudad.
Es de estilo gótico tardío, planta de tres naves -la central de mayor
altura-, crucero alineado con las naves laterales, ábside ochavado, bóvedas de
crucería sostenidas interiormente por columnas de núcleo circular con
columnillas adosadas y exteriormente por poderosos contrafuertes y arbotantes.
Su plan original no llegó a desarrollarse totalmente, como lo prueba el
inconcluso muro de cierre septentrional. De construcción posterior fueron: el
pórtico barroco (Domingo Zaldua, 1619), la sacristía (Juan de Umbarambe,
1666) y la escalera del coro (1784).
Destaca el retablo mayor de S. Vicente (1586), obra de Ambrosio de Bengoechea
con la colaboración de Juanes de Iriarte. Está formado por un pedestal de
piedra sobre el que se levanta un banco con cinco paneles que ilustran escenas
de la Pasión. Sobre él puede contemplarse un friso con la misma temática. Por
encima de éste el retablo se configura en sentido vertical en siete zonas
(cuatro calles y dos entrecalles), ocupando la central imágenes del Salvador,
San Vicente, San Sebastián y la Asunción. En sentido horizontal se estructura
en tres cuerpos y ático , rematado por un calvario.
A la izquierda del presbiterio se encuentra el retablo del sagrario, que
recoge piezas provenientes de otros retablos, y a la derecha un retablo
neoclásico en el que destaca un medallón de la Sagrada Familia. Es destacable
también el denominado retablo de las Ánimas, obra de Felipe de Arizmendi y
varios pasos de Semana Santa: Ecce Homo, la Dolorosa (en el Baptisterio) el
Descendimiento y el Cristo Yacente.
Del siglo XIX son las torres (Echeveste, 1856) y el órgano (Cavaillé-Coll,
1868, ampliado en 1893). En 1892 se añadió en la fachada oriental un
baptisterio semioctogonal y se cerró el atrio y la puerta meridional, formando
puertas en los nuevos cierres. En 1923 se abrieron cuatro rosetones en las
fachadas a cuenta de un legado del Duque de Mandas.
Dispone de tres accesos. El principal, a los pies de la iglesia, y dos
laterales, uno de ellos -el septentrional- tapiado. Llaman la atención una
torrecilla de planta circular adosada a la fachada meridional, dotada de una
puerta en su parte baja, y un ventanal ojival -tapiada- en el ábside. La ultima
restauración importante data de 1998 en la que se dejó al descubierto la
estructura de la pequeña puerta puerta septentrional y el atrio cerrado en el
siglo XIX.
6.1.6 BASÍLICA DE SANTA MARÍA DEL CORO
En el mismo lugar donde se levanta la actual
basílica de Santa María del
Coro se erigía anteriormente una iglesia románica, sustituida siglos después
por otra gótica de igual planta que sufrió posteriormente una ampliación
(1566-1610) bajo traza de Juan de Lizarazu; contaba con un claustro rectangular
denominado de Santa Marta.
El edificio barroco que puede admirarse hoy en día fue financiado
principalmente por la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas. Aún cuando parece probado que
Pedro Ignacio de Lizardi es autor del diseño (entre 1743 y 1745),
influyeron de una u otra forma en el mismo Miguel de Salezán y Domingo de
Yarza. Inicialmente la construcción estuvo a cargo -a partes iguales- del
propio P. I. de Lizardi, de su padre, José de Lizardi, de Martín de Sarobe y
de Juan Bautista de Inchaurandiaga. La dirección de la obra recayó
inicialmente en el mismo Pedro Ignacio, haciéndose cargo de la misma en el año
1755 Francisco de Ibero hasta su terminación en 1774.
Construida fundamentalmente en piedra arenisca -aprovechada en parte de la
fábrica de la iglesia anterior-, posee planta de salón (45x33 m.) de tres
naves, con cuatro tramos cada una de ellas -más reducidos los dos
correspondientes a los pies-; la nave central -de mayor anchura- termina en un
presbiterio semicircular cerrado con bóveda de horno.
Las bóvedas se apoyan en seis robustos pilares octogonales aislados que se
prolongan por encima de las bóvedas para sostener la estructura de la cubierta
(La estructura la original de madera de la cubierta fue sustituida en 1972
por otra metálica). Otros catorce pilares adosados, a modo de contrafuertes interiores,
formulan espacios ocupados por los altares laterales. Las bóvedas que cubren el
tramo siguiente al presbiterio son vaídas nervadas; el resto son de crucería,
excepto el crucero, cubierto por una cúpula sobre pechinas.
Las dependencias accesorias están comunicadas entre si. La nave
denominada de Santa Marta ocupa la totalidad del lado norte, presentando actualmente presenta un entrepiso que disminuye considerablemente su
altura. Existen dos sacristías, superponiéndose sobre la menor el camarín de la Virgen del
Coro. La comunicación con la bajo cubierta se realiza a
través de una escalera de caracol que parte de la sacristía menor.
La
comunicación vertical con las dependencias superiores (camarín, etc.) se
realiza a través de una magnífica escalinata situada entre la
sacristía menor y la nave de Santa Marta. Sobre las mismas se extienden otras dependencias, entre ellas las
utilizadas antiguamente como sala capitular y como granero de primicias, a las
que se accede por medio de una escalera monumental que articula la sacristía
pequeña y la nave de Santa Marta.
En los pies de la iglesia se encuentra el coro, comunicado
mediante una escalinata. En él destaca un sillería de planta semicircular
(Francisco Bocente y Mendía) y un excelente órgano romántico (Cavaillé-Coll,
1863) de 2.366 tubos, cuya fachada corresponde a la de un antiguo órgano barroco.
El retablo mayor (de la Virgen del Coro) y los situados a ambos lados de
éste (de S. Pío V y de Sta. Bárbara) son clasicistas. Fueron diseñados
-dudosamente el de Sta. Bárbara- por Diego de Villanueva y ejecutados por
Francisco de Azurmendi. El resto de los retablos son: el de Santa Catalina o del
Consulado (Tomás Jáuregui); San Pedro y S. Antonio (atribuidos a Francisco de
Azurmendi o a Francisco de Ugartemendía), todos ellos de estiló rococó. Los
altares de la Soledad y del Sagrado Corazón son neoclásicos, para cuya
ejecución se utilizó el diseño rechazado para el altar del Consulado trazado
por Ventura Rodríguez.
Dispone actualmente de una capilla habilitada en el sector occidental del
corredor de Santa Marta presidida por el Cristo de Paz y Paciencia (s. XVI). La
imagen no está revestida de especial valor artístico, pero si del sentimental
derivado de haber estado colocada en la Puerta de Tierra de la muralla en el
lado que miraba hacia la Ciudad.
Bajo el piso original de madera contó con unos trescientos nichos de
enterramiento y una escalera que daba acceso a una cripta que servía de osario.
En el exterior es reseñable la portada principal, abierta a la calle Mayor,
frente a la lejana Catedral. Es de estilo rococó, enmarcada por dos torres
adelantadas sobre la fachada. Se presenta rehundida, contrastando con la
convexidad del resto de la fachada comprendida entre las dos torres. Su
iconografía es mariana, acompañada por ornamentación de rocalla. Una imagen
de S. Sebastián se venera en una hornacina superior.
En 1972 se realizó una importante restauración y en 1973, a petición del
obispo de la diócesis, el Papa Pablo VI elevó a la iglesia a la dignidad de
basílica menor.
6.1.7 LA ANTIGUA CASA CONSISTORIAL
Cerrando el lado menor occidental de la neoclásica Plaza de la Constitución
(Pedro Manuel de Ugartemendía, 1815), Silvestre Pérez proyectó en 1819 el
también neoclásico edificio de la
antigua Casa Consistorial, terminada en 1832
por Ugartemendía tras la muerte de Silvestre Pérez (1825). Ocupa el solar
dejado en la entonces denominada Plaza Nueva por el edificio barroco que
diseñara en 1718 el ingeniero militar Hércules Torelli, destruido en el
incendio de 1813.
El citado edificio albergaba, además de la sala donde se
reunían los
miembros de la corporación, el Consulado y la Alhóndiga. En la fachada
principal se abrían cinco arcos. Sobre éstos, se elevan dos cuerpos más,
dotados cada uno de ellos de cinco vanos profusamente decorados. Sobre el
balcón central de la segunda planta estaba el escudo de la Ciudad, aprovechando
en parte un frontón triangular que formaba la cornisa. El edificio quedaba
rematado por una balaustrada ornada con florones. La traza sirvió de
inspiración para varias casas consistoriales coetáneas realizadas por diversos
arquitectos.
El actual edificio, de reducidas dimensiones para las necesidades
administrativas de una ciudad en crecimiento como San Sebastián, tuvo que ser
repetidamente modificado. Entre las reformas puede destacarse la llevada a cabo
en 1895 por José Goicoa, que suprimió el tramo de escalera de la primera a la
segunda planta, sustituyéndolo por otro más modesto con objeto de realizar en
la caja de escalera diversas dependencias; recubrió la escalera de acceso a la
primera planta con mármol y sustituyó su barandado por otro de bronce. En 1897
el Ayuntamiento alquiló varias viviendas próximas, creándose a la altura de
la primera planta sendos pasos hacia las mismas mediante arcadas con balconajes
de hierro.
Al trasladarse la sede del Ayuntamiento al edificio del antiguo casino
(1947), fue ocupado por las instalaciones de la Biblioteca Municipal (1951). Su
fachada principal está formada por una arquería que sostiene seis columnas
gigantes sobre pedestales. Sobre ellas, el arquitrabe, rematado por el escudo de
la Ciudad. El sótano original (ampliado en la década de 1980 bajo la plaza)
fue diseñado aprueba de bomba.
6.1.8 EL PALACIO REAL DE MIRAMAR
La llegada en 1887 de la reina regente María Cristina con objeto de tomar
baños de mar condicionó el futuro turístico de la ciudad y la necesidad de
dotar a la misma de una "Real Casa de Campo". El lugar elegido para su
construcción fue el solar dejado por el Monasterio de San Sebastián "el
Antiguo". El proyecto del palacio (1889) fue obra del inglés Selden Wornum,
llevando José Goicoa la dirección de la obra. Su estilo es claramente inglés,
con incorporación de algunos elementos decorativos neogóticos. El edificio
principal está complementado por diversos anejos, algunos actualmente
desaparecidos: caballerizas, casa de oficios y cocheras, etc., a los que se
sumó en 1920 el denominado Pabellón del Príncipe renovado en la última
década del siglo XX14.
6.1.9 LA CATEDRAL DEL BUEN PASTOR
En 1887 el Ayuntamiento cedió una parcela -todavía marismeña- con destino
a la construcción de una iglesia que diera servicio al nuevo Ensanche de San
Sebastián. Mientras se desarrollaban las obras de la nueva iglesia, el Ensanche
estuvo al cuidado espiritual de una iglesia provisional situada primeramente en
los bajos del número 44 de la calle San Marcial (1885) y más tarde (1888) en
un sector del solar que luego ocuparía el Mercado de San Martín. En 1888 se
puso en ejecución el proyecto ganador del concurso convocado al efecto, obra
del arquitecto Manuel Echave, a quien se le adjudicó también la dirección de
la obra.
El
edificio ocupa la parte central de la Plaza del Buen Pastor, fruto de la
modificación del proyecto inicial del Ensanche de Cortázar, sustituyendo
varias manzanas por edificaciones lineales de estilo neoclásico con influencias
eclécticas (José Goicoa, 1895), liberando el espacio central que constituye la
Plaza.
El neogótico templo, inaugurado en 1897, se inspira en los modelos de
catedrales góticas germanas. Presenta tres naves (cinco en las proximidades del
presbiterio) con crucero, pero no dispone de gírola. La longitud de la nave
principal es de 64 m., siendo su altura de 25 m. La torre-campanario, situada
sobre el pórtico de entrada, tiene forma de aguja que se eleva 75 m. de altura.
Fue terminada en 1899 bajo la dirección de Ramón Cortázar.
Las vidrieras fueron proyectadas por Juan Bautista Lázaro; las que cierran
las 7 ventanas dobles del ábside representan los doce apóstoles y los Sagrados
Corazones de Jesús y María. También dispone de vidrieras figurativas el
baptisterio. El resto de las vidrieras se incorporan en ventanas dobles (parte
superior) y triples (parte inferior) que recorren la mayor parte de los
laterales de la iglesia. Dos rosetones cierran el crucero. Bajo ellos el
proyecto inicial contemplaba sendas puertas que fueron sustituidas por retablos
bajo la advocación del Sagrado Corazón de Jesús y de la Inmaculada
Concepción de María respectivamente.
El primitivo altar, dedicado al Buen Pastor, así como los situados a ambos
lados del mismo, dedicados a la Virgen del Carmen y a la Sagrada Familia, fueron
diseñados por el propio arquitecto director. En 1909 y 1929 el arquitecto
Gurruchaga realizó diversas ampliaciones en la parte trasera.
Cuando la iglesia fue consagrada la Ciudad dependía del obispado de Vitoria.
Al constituirse en el año 1949 la diócesis de San Sebastián, la iglesia del
Buen Pastor fue erigida como Catedral. Se ejecutaron por tal motivo algunas
modificaciones en el templo: el altar mayor original -de estilo neogótico- fue
retirado, colocándose la imagen del Buen Pastor que incorporaba en la hornacina
del ábside y las de los cuatro evangelistas (José Llimona, 1864-1943) en el
crucero. En el altar mayor se instaló una sillería (1953) para el servicio
coral. Fueron también reformadas la sacristía y parte de las criptas
subterráneas. La última reforma de cierta importancia data de 1972. La imagen
del Buen Pastor fue posteriormente sacada de la hornacina y colocada en una
peana, circunstancia que ayuda a contemplar su corporeidad.
El gran órgano (1954), construido por la empresa azpeitiana Organería
Española S. A. (OESA), consta de una consola principal de cinco teclados y pedalier,
una consola auxiliar, 120 registros y 8.174 tubos, el mayor de los cuales mide 12 m. Su
construcción fue posible gracias a un legado de D. Fermín de Lasala, Duque de
Mandas. Su última gran reparación se realizó entre los años 2002-2006.
6.1.10 EL CENTRO CULTURAL "KOLDO MITXELENA"
Fue construido para albergar el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza,
inaugurándose como tal en el año 1900. Su fachada principal se halla situada
en la plaza del Buen Pastor, constituyendo parte de su cerramiento meridional.
El proyecto del edificio original, dotado de formas neoclásicas compuestas bajo
un criterio ecléctico, es obra conjunta de Ramón de Cortázar y de Luis Elizalde (1896).
Cuando el Instituto se trasladó a Amara, el edificio fue cedido a la Escuela
Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Navarra, perdiendo algunos
de los espacios interiores que caracterizaban al edificio (paraninfo). Al
abandonar la Universidad el edificio, fue rehabilitado totalmente (sólo se conservaron las fachadas) por
por los arquitectos Angel de la Hoz y Cristina Fontán (1993), constituyendo el
Centro Cultural "Koldo Mitxelena" (Koldo Mitxelena Kulturunea),
dependiente de la Diputación Foral de Gipuzkoa.
6.1.11 EL EDIFICIO DE CORREOS
La Escuela de Artes y Oficios estuvo situada inicialmente en
un edificio en la
esquina de las calles Andía/Garibay. Su diseño fue obra de Goicoa (1873),
caracterizándose la decoración de su fachada por una serie de bustos que la
coronaban. Trasladada la escuela a un nuevo edificio, se instaló en su antigua
sede el servicio de Correos y Telégrafos. En la década de
1960 fue derribado, para construir en su solar la sede central de la entonces
Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa (Hoy de Gipuzkoa-Donostia).
|
Con objeto de albergar a la
Escuela de Artes y Oficios
fue construido un nuevo edificio que, Junto con el Centro Cultural Koldo Mitxelena, constituye el
cerramiento meridional de la Plaza del Buen Pastor. El proyecto original -de estilo
ecléctico- fue obra de Domingo Aguirrebengoa, que finalizó su construcción en
1909. En su fachada de sillería destaca el friso de cerámica incorporado a la
altura de la segunda planta. Además de la
Escuela de Artes y Oficios llegó a albergar simultáneamente la Biblioteca y Museo
Municipales, luego trasladados al convento de San Telmo.
Al cesar la actividad de la Escuela de Artes y Oficios, el
edificio fue habilitado como
Escuela de Comercio y Trabajo, hasta que en la década de 1960, tras una total
reforma interior, se asentaron en él las oficinas centrales de Correos. En el
año 2004 fue objeto de otra reforma en profundidad, preservando la fachada.
6.1.12 IGLESIA DE SAN IGNACIO
La
iglesia de San Ignacio fue edificada en el barrio de Gros sobre un terreno cedido gratuitamente por
Águeda Gros, donando Tomás Gros la piedra necesaria para su construcción. El
proyecto fue trazado por el arquitecto José Goicoa, iniciándose las obras en
1888 en estilo neogótico, si bien su planta no sigue el esquema clásico en
forma de cruz latina, faltándole la nave cruzada, pero disponiendo de bóveda
principal en el teórico crucero. La cabeza de la iglesia dispone de ábside,
pero no de girola. El templo se inauguró en 1897, si bien la torre no fue
rematada hasta 1928 gracias a un legado del Duque de Mandas. En su interior es
destacable una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, obra de M. Benlliure y el
sepulcro del propio Duque de Mandas.
6.1.13 EL TEATRO VICTORIA EUGENIA Y EL HOTEL MARÍA CRISTINA
Ambos edificios fueron construidos por la Sociedad Anónima de Fomento de San
Sebastián, constituida en el año 1902 con objeto de dotar a la Ciudad de un
gran hotel y de un teatro.
El terreno para la construcción de ambos edificios -que en el plan de
Cortázar se destinaba a jardines- fue cedido por el Ayuntamiento con la
condición de que pasado un período de 70 años, el teatro y un palmario -que
no se construyó- pasarían a ser de propiedad municipal.
El teatro -denominado "Victoria Eugenia"- fue diseñado por
Francisco de Urcola en estilo ecléctico neoplateresco. La entrada principal se
abría hacia el Paseo de Coches -actual Paseo de la República Argentina-,
destacando sobre el cuerpo del edificio dos torres rematadas por pináculos que
recuerdan los remates calados de los edificios platerescos. La inauguración del
teatro tuvo lugar en 1912, revirtiendo al Ayuntamiento, según el plan previsto,
en 1982.
La sala está cubierta interiormente por una bóveda
decorada por frescos costumbristas de Ignacio Ugarte, estando inicialmente
dotada de una capacidad de 1.250 localidades. La planta
principal, a la que se accede por medio de una elegante escalinata, corresponde
a la de palcos, donde se encuentra también el foyer principal. Además
dispone de otras tres plantas que corresponden a patio de butacas/plateas,
balcón y
anfiteatro, respectivamente. Durante muchos
años fue utilizado como sede principal del Festival Internacional de Cine y de
la Quincena Musical. Entre los años 2001 y 2007 fue sometido a una gran reforma
que limitó su aforo a 910 localidades y modernizó totalmente sus dependencias,
ampliando el escenario y el foso (para aprox. 60 músicos) y recuperando dos salas
auxiliares, una dedicada a pequeños conciertos (Sala Club) y otra a estudio de danza.
|
El diseño del Hotel María Cristina se debe a la mano del arquitecto
francés Charles Mewes, autor de varios hoteles de la cadena Ritz en importantes
ciudades europeas. La dirección de la obra fue encargada a Francisco de Urcola.
Su construcción se llevó a cabo en un solar cercano al Teatro Victoria
Eugenia, separado de éste por jardines en los que previamente se había
instalado la estatua en bronce de Antonio de Oquendo (1894). En el momento de su
inauguración -1912-la planta del hotel tenía forma de L, a la que Manuel de
Urcola añadió en 1949 un tercer ala perpendicular al Paseo de la República
Argentina. Tras pasar el hotel a manos municipales fue rehabilitado y su
explotación encomendada a una empresa privada. El ala de Urcola se transformó
en un edificio independiente de viviendas, recuperando el Hotel su disposición
y lujo originales.
6.1.14 LA CASA CONSISTORIAL (Gran Casino)
Terminando el siglo XIX se llevaron a cabo varios intentos para instalar en
San Sebastián un casino de juego. Al no cuajar ninguno de ellos, el
Ayuntamiento de la Ciudad consiguió que un grupo de destacados donostiarras
formase una sociedad anónima denominada "Casino de San Sebastián",
con objeto de posibilitar el ejercicio del juego.
Cuando el Ayuntamiento logró en 1881 permutar el "Campo de
Maniobras" -actuales jardines de Alderdi Eder- por la construcción de los
edificios de Hacienda y del Gobierno Civil en la Plaza de Gipuzkoa, fue cedida a
la citada Sociedad una parcela de 7.000 m2 del privilegiado terreno por un plazo
de sesenta años. Transcurrido tal período, el terreno y el casino que se
comprometía la Sociedad a construir revertiría al Ayuntamiento.
Los arquitectos Adolfo Morales y Luis Aladrén fueron los ganadores del
concurso de proyectos convocado para elegir el diseño del edificio. En 1882
comenzó su construcción, inaugurándose en el verano de 1887. Durante el
tiempo que duró su actividad parte de los beneficios de la Sociedad fueron
invertidos en la ejecución de obras públicas tales como el Paseo de la Concha
(1911) o el Paseo Nuevo (1916).
En 1923 el juego fue prohibido, llevando el edificio una vida lánguida -fue
convertido en hospital para los heridos de la guerra de Marruecos- hasta 1930 en
que fue clausurado. En 1947, tras la ejecución de algunas obras de adaptación,
se convirtió en la nueva Casa Consistorial.
Tiene el edificio planta en forma de T. Consta de sótano, sobre el que se
elevan dos plantas de menor amplitud, dejando una gran terraza frente a la
fachada principal. La entrada tenía lugar por Alderdi-Eder desde la que se
accedía a un vestíbulo del que parte una escalera monumental -cubierta su caja
por una bóveda- que permitía el acceso al Salón de fiestas -hoy salón de
Plenos- y a los palcos superiores. La actual entrada se realiza comúnmente por
la calle Ingentea.
La fachada principal, situada frente al parque de Alderdi-Eder, se
caracteriza por dos torres gemelas que enmarcan la cúpula que cubre la caja de
la escalinata.
6.1.15 EL PALACIO DE LA DIPUTACION FORAL DE GUIPUZCOA
Cerrando el lado occidental de la bella plaza porticada de Gipuzkoa,
proyectada en estilo neoclásico isabelino por José Eleuterio de Escoriaza en
1867, se levanta el
Palacio de la Diputación Foral. Inicialmente fue construido
para albergar dos edificios destinados a la Administración estatal -fruto de la
permuta por los terrenos del Campo de maniobras- y al Palacio de la Provincia,
cedido a ésta como compensación por parte del camino de Oriamendi, absorbido
por el Ensanche.
El proyecto de José Goicoa agrupaba los tres edificios bajo una sola fachada
monumental. En la dirección de obra colaboraron los arquitectos Ramón Múgica,
que se hizo cargo del ala derecha, destinada al edificio de Hacienda; Manuel de
Urcola, que ejecutó el ala izquierda, destinada a Gobierno Civil; y Lorenzo de
Arteaga y Manuel de Urcola que se ocuparon del cuerpo central, destinado a sede
de la Diputación. El conjunto del edificio fue terminado en 1885.
El mismo año 1885 un incendio destruyó el edificio, con excepción de
fachadas y cimentación. Se encargaron de realizar un nuevo proyecto,
aprovechando los elementos salvados del incendio, los arquitectos Luis Aladrén
y Adolfo Morales, que respetaron en términos generales el proyecto original de
Goicoa. El nuevo edificio se terminó en 1890. Tras un proceso de permutas que
tuvo lugar entre 1911 y 1948, la Diputación ocupó la totalidad del edificio.
Su planta es rectangular. Una arquería constituye el elemento de unión con
el resto de la plaza de Gipuzkoa. El cuerpo central es más ancho que los
laterales, destacando en él una columnata de orden gigante, limitada por dos
cuerpos avanzados dotados de columnas adosadas y amplios frontones curvos en el
ático. Completan la decoración cinco óculos que albergan sendos bustos de
egregios guipuzcoanos: Urdaneta, Elcano, Oquendo, Lezo y Legazpi. Por encima de
estos, el escudo del Territorio Histórico. El diseño general de este cuerpo
suele compararse por sus similitudes con el edificio de la Ópera de París,
obra de Garnier.
Los cuerpos laterales, más sencillos, son simétricos y se caracterizan por
la presencia de pilastras. El conjunto puede clasificarse dentro del
eclecticismo en su variante neobarroca.
En su interior destaca el vestíbulo, cuya altura comprende planta baja y
entreplanta, concebido como marco monumental para la escalera de honor, de tipo
imperial y recubierta de mármol blanco. Una vidriera (Echenagusia, 1890)
preside la misma, representando la jura de los fueros guipuzcoanos por parte de
Alfonso VIII. Entre las dependencias de la planta noble destaca el Salón de
Recepciones, la Sala de Gobierno, el Salón de Sesiones (utilizado para las
reuniones del Pleno de la Juntas Generales de Gipuzkoa), el denominado Salón de
la Reina (por el retrato que en él se conserva de María Cristina de Habsburgo
), la Biblioteca, el Despacho del Diputado General y las dos vidrieras
que cierran los patios laterales (Maumejean Hermanos),
6.1.16 EL PALACIO DE JUSTICIA
Fachada
posterior de la Sede de la Audiencia Provincial |
Varios solares fueron candidatos para su construcción, hasta que fue elegido
uno situado en la calle de San Martín. También fueron varias las convocatorias
de concursos para su diseño, eligiéndose en 1911 el proyecto firmado por José
Gurruchaga. Fue terminado en 1916. Su planta es rectangular, destacando la
fachada principal en la que columnas gigantes de orden toscano sostienen un
amplio frontón decorado con relieves. Todas sus fachadas disponen de amplios
ventanales divididos por parteluces. Entre los años 2005 y 2007 fue sometido a
una importante reforma interior.
En el año 2002 fue inaugurado un nuevo palacio de Justicia,
obra del estudio de arquitectura de Ángel de la Hoz. El plan de la obra se basaba en la
reutilización del antiguo hospital militar y en la construcción de nuevas
alas. El edificio acoge todos los servicios judiciales con excepción de la
Audiencia Provincial y del Centro de Documentación Judicial que tienen su sede
en el viejo Palacio de Justicia.
6.1.17 EL REAL CLUB NÁUTICO
Uno de los edificios más representativos del racionalismo es el
Real Club
Náutico (José Manuel Aizpúrua y Joaquín Labayen, 1929) que, situado en las
proximidades del puerto, remata el Paseo de la Concha adosándose a su muro de
costa. Está claramente inspirado en la arquitectura naval, asemejándose en sus
formas a un barco varado, circunstancia que facilita su coexistencia con el
próximo Gran Casino (Ayuntamiento), que es un edificio concebido con criterio
monumental y que en otra situación plantearía problemas derivados de sus
diferentes escalas de concepción.
Fue construido integrando en el mismo el edificio preexistente, que hoy en
día constituye, en parte, su planta baja. La cubierta del primer edificio era
utilizada como terraza en la que se levantaba una reducida construcción de
madera, chapeada en caoba ("La bombonera") que también quedó
integrada en la primera planta del edificio. Su estado actual presenta algunas
ampliaciones con relación al proyecto original que, en parte, han desvirtuado
el edificio.
6.1.18 LA SEDE DE LA UNIVERSIDAD DE DEUSTO EN SAN SEBASTIÁN
Fue obra de Miguel Oriol (1961) como sede de los antiguos Estudios
Universitarios y Técnicos de Guipúzcoa (EUTG) y actualmente sede en San
Sebastián de la Universidad de Deusto. Su plan original consistió en
un conjunto de edificios de diverso volumen, diseño y función (2 torres de
despachos, tres conjuntos de aulas -uno de ellos no ejecutado finalmente-,
residencia para la Comunidad de Jesuitas, Administración; Biblioteca,
Centro de cálculo, etc.) construidos en torno a una original iglesia (dotada de
una torre de tres puntas) y de un gran patio central, adaptándose el conjunto
de los edificios a la topografía del terreno.
Una galería de unión entre los diversos conjuntos de edificios y los
materiales constructivos predominantes (ladrillo y teja) son los elementos que unifican el
conjunto, organizado a su vez en torno a diversos patios secundarios
ajardinados. En 1974 se añadió un edificio que acogió aulas y el paraninfo,
en 1994 se construyeron aulas bajo el gran patio central y en 1998 se inauguró
el denominado Pabellón P. Errandonea dotado de dos plantas de aparcamiento,
otras dos de aulas y una de despachos y salas de reunión. Actuaciones
posteriores modificaron en parte la inicial distribución. En el año 2008 fue
derribada una parte sustancial del conjunto, incluyendo una torre de nueve
plantas, de forma que la degeneración del proyecto inicial es muy importante e
irreversible.
6.1.19 LOS PUENTES
Tres son los puentes que unen las dos orillas del río Urumea a su paso por
el Ensanche de Cortázar. El más próximo a la desembocadura es el puente de la
Zurriola (1921), más conocido como el puente del Kursaal, por situarse junto al
ya desaparecido casino (y actual palacio de congresos y auditorio). Fue diseñado por José Eugenio de Rivera, de forma que
el tablero se presenta sostenido por dos estribos que salen del muro de
encauzamiento y por tres pilas centrales sobre las que se alzan seis grandes y
características farolas diseñadas por el ingeniero Victor Arana. Fue
construido a expensas de la Sociedad Inmobiliaria del Gran Kursaal Marítimo y
cedido al Ayuntamiento donostiarra en cumplimiento de los acuerdos sobre el
aprovechamiento de terrenos ganados al mar. En 1993 se procedió al
desmantelamiento de su tablero, refuerzo, y posterior reconstrucción siguiendo
el diseño externo original.
El puente de Santa Catalina fue durante la mayor parte de su larga vida un
puente de madera. Sufrió por ello repetidas secuencias de
construcción/reconstrucción. Sólo en el siglo XIX han de contarse cuatro
puentes: el destruido en el asedio de la ciudad; el provisional construído por
los ingleses tras el incendio de 1813; el proyectado por Ugartemendía en 1820 y
el diseñado por Mariano José de Lascurain con modificaciones de Joaquín R.
Echeveste, formado por ocho tramos de 15 m. de largo y 6,6 de ancho, que
perduró hasta que fue construido en piedra (1872) el actual puente bajo diseño
neoclásico de Antonio de Cortázar.
El citado puente contaba inicialmente con cinco ojos, 127 m. de longitud y 12
m. de anchura. Uno de sus ojos quedó enterrado al replantearse la canalización
del Urumea (1905). Por el contrario, el puente era mucho más estrecho. Del
análisis del intradós de sus arcos se deduce que ha sufrido tres ampliaciones.
Una hacia la desembocadura y dos río arriba. La primera data de 1991 y
consistió en añadirle 6 metros más de anchura. La segunda le permitió
adquirir una anchura total de 25 m. en el año 1924 bajo proyecto del ingeniero
J. Machimbarrena. En 1926 se le añadieron unas farolas monumentales de hierro
fundido diseñadas por Juan R. Alday. En el año 1978 es nuevamente ensanchado
al incorporarse al mismo un colector que obligó a variar ligeramente el aspecto
de los arcos por su lado sur, pero manteniendo básicamente sus características
originales.
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El puente de María Cristina (1905), situado frente a la estación de
ferrocarril, fue diseñado por el ingeniero José Eugenio de Rivera y el
arquitecto Julio María de Zapata. Destacó técnicamente en su tiempo por la
utilización en su construcción de hormigón armado. Dispone de una longitud de
88 m., una anchura de 20 m. y tres arcos escarzanos rebajados que permiten el
paso de las aguas del Urumea y el flujo y reflujo de las mareas. Cuatro
templetes diseñados por Goicoa, culminados por grupos escultóricos obra de
Angel García Díez, realzan sus accesos, si bien en el proyecto original en su
lugar se erigían sendos arcos de triunfo. Las cuatro farolas principales y
otras doce menores son diseño de Mariano Benlliure. En la década de 1990 fue
sustituido por una réplica.
Además de los citados puentes, el paso de una orilla a otra del río Urumea
se ve facilitado por el Puente de Mundaiz, resuelto sin apoyos en el cauce del
río; fue diseñado por José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez
Calzón y construido en 1999 bajo la codirección de obra del ingeniero de
caminos municipal Joaquín Oroz y la financiación a partes iguales del Gobierno
Vasco y del Ayuntamiento donostiarra.
El puente del Lehendakari Agirre, enfrentado a la
plaza de Pío XII, fue inaugurado el 24 de diciembre de 2010.
Río arriba se encuentra el denominado
Puente de Hierro. Inicialmente fue un puente ferroviario (1864) que con el
paso del tiempo se mostró insuficiente para soportar el peso de los nuevos
convoyes. Por esta razón, la compañía explotadora del ferrocarril construyó un
nuevo puente en 1932 y el viejo fue adquirido por el Ayuntamiento con la
intención de abrirlo al tráfico peatonal y rodado. Para ello fue preciso
construir nuevos machones y desplazar el puente unas decenas de metros mediante medios mecánicos.
Su estructura se caracterizaba por poseer tres jácenas metálicas de alma llena,
roblonadas y sustentadas por dos machones sobre el cauce. El tablero estaba
sujeto mediante vigas metálicas transversales sujetas en su parte inferior, de
forma que las propias jácenas hacían el papel de de barandillas. En el
año 2008 fue desmontado, sirviendo parte del mismo como pasarela para el acceso
a unos cercanos pantalanes de embarcaciones de remo, tomando la denominación de
Pasarela "Mikel Laboa", inaugurada el 24 de febrero de 2011.
En el mismo emplazamiento que ocupó el puente de hierro
fue construido un nuevo puente denominado de "La Real Sociedad",
diseñado por el ingeniero Juan José Arenas e inaugurado en el año 2010, .
El Puente de Loiola o Sarasolako Zubia (Joaquín
Ramón Echeveste, 1860), inaugurado en 1862, ensanchado en 1885 y 1953, sustituyó al anterior
puente de madera que comunicaba este barrio con Eguía. El Puente del
Ferrocarril de San Sebastián a la Frontera (1912), dotado de tres arcos; el Puente de los Cuarteles
de Loiola o Puente de Urdinzu (1927); el puente del Sanatorio
(1912) o puente de Espartxo, en las
proximidades de Txomin-Enea; el Puente del polígono 27 (Juan José Arenas
de Pablo, 1985) inaugurado en 1993 y el Puente de Martutene (o de
Putzuzulo).
6.1.20 AUDITORIO Y PALACIO DE CONGRESOS DEL KURSAAL
Promovido por la Sociedad Inmobiliaria del Gran Kursaal Marítimo
de San Sebastián (1911), bajo proyecto de August Bluysen -modificado antes de
su construcción- y dirigida la construcción por Lucas Alday, en 1921 se
inauguró un suntuoso edificio que incorporaba casino, restaurante y diversas
salas complementarias, así como un teatro con capacidad para 859 espectadores.
El casino fue afectado por el decreto de 1924 que prohibía los juegos de azar, languideciendo el edificio como sala de cine hasta su cierre (1972).
Albergó también la denominada "Sala Inesa de Gaxen" (1969-1972),
destinada a la proyección de películas en versión original.
El citado edificio fue derribado en 1973. Para este año ya se había fallado
el concurso internacional de anteproyectos convocado para edificar nuevamente el
solar. De los 122 trabajos presentados fue seleccionado (1965) el firmado por el
arquitecto británico Jan Lubicz Nycz en colaboración con el italiano Carlo
Pellicia y el estadounidense William Zuk. El anteproyecto no se llevó a cabo a
causa de su compleja ejecución.
Años más tarde fue realizado un nuevo proyecto (Corrales, Vázquez y Peña
Ganchegui, 1972) que no obtuvo el beneplácito municipal, entre otras razones
por presentar una torre como elemento relevante en el conjunto. Modificado
considerablemente, el proyecto comenzó a ser ejecutado (1975), pero sólo se
llegó a realizar la cimentación y muro perimetral, quedando la obra detenida
durante veinte años.
Durante el citado lapso de tiempo el solar pasó mediante permuta por otras
fincas a ser propiedad municipal, constituyéndose un consorcio en el que
participaron las diversas Administraciones públicas comprometidas en la
financiación de las obras.
Con objeto de buscar un nuevo proyecto fue convocado un concurso de ideas
para la ejecución de un auditorio y palacio de congresos. La idea ganadora fue
la presentada por el arquitecto Rafael Moneo bajo el lema "Dos Rocas
Varadas". Encargado el proyecto definitivo al citado arquitecto, fue
ejecutado entre los años 1996 y 1999.
Consta de dos volúmenes prismáticos que emergen de una plataforma. Cada
"cubo" está formado por un prisma interior de obra de fábrica que
configura interiormente una sala, encerradas a su vez por una doble pared
formada por paneles translúcidos de vidrio prensado sujetos a una estructura
metálica que abarca también los vestíbulos y pasillos.
El
cubo mayor, orientado paralelamente al río, alberga un
auditorio/teatro
con capacidad para 1.800 espectadores; el espacio interior del prisma menor
constituye la sala de música de cámara/palacio de congresos con capacidad para
600 personas. El resto del edificio (sótanos y plataforma) alberga sala de
exposiciones, sala polivalente, restaurantes, zona comercial, aparcamientos,
etc.
6.1.21 OTROS PUNTOS DE INTERÉS
Además de los bienes culturales citados es preciso señalar la modesta y
poco accesible fuente denominada Dindin (Dindin iturri), cercana al núcleo
rural de Igueldo, que aprovecha para su ornato la que con alguna posibilidad
fuera portada gótica de la iglesia de San Pedro de Igueldo (s. XIII?). La
antigua casa solar Unanue-zar, sita en el entorno de Añorga, y la casa solar de
los Oquendo (s. XVI), situada en la falda del monte Ulía. Durante el siglo XIX
y principio del XX esta última fue utilizada como casa de labranza, hasta que
en 1939 fue cedida por la Marquesa de San Millán al Ayuntamiento, instalándose
un pequeño museo (1950-1977) que en 1984 se transformó en casa de cultura.
Entre las aportaciones del neorromanticismo a la arquitectura donostiarra
cabe citar el neorrománico de los Conventos de las Siervas de María (Luis
Aladrén, 1886) y de las Madres Reparadoras (Ramón de Cortázar, 1904) y el
neogótico de la iglesia de los Padres Carmelitas (José de Gurruchaga, 1912),
la antigua sede de la Caja de Ahorros Municipal (José Goicoa, 1889, reformado y
ampliado repetidas veces), la iglesia del antiguo Asilo Reina Victoria en Zorroaga
(Domingo Aguirrrebengoa y Lucas Alday, 1910) y los edificios de viviendas del
paseo de Salamanca n. 2 (José Vicente Mendía, 1892) y n. 7 (José Majó, 1895).
Las torres de Arbide, atribuidas al arquitecto catalán Enrique Sagnier
(ca. 1905),
estuvieron situadas hasta 1973 en la confluencia del Paseo de los Fueros con la
calle Echaide. Realizada su venta a una inmobiliaria con objeto de construir un
nuevo edificio, la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián
procedió, bajo proyecto del arquitecto Luis Arizmendi, a su traslado piedra a
piedra a su finca de Miramón. Se trata de dos palacetes gemelos de estilo
neogótico con detalles modernistas, dotados de semisótano y tres plantas,
formados cada uno de ellos por una torre de planta circular, adornada con
pináculos a la que está adosado un cuerpo de planta en L. Uno de los palacetes
fue cedido en 1977 a la Sociedad de Ciencias Aranzadi, mientras que el otro fue
utilizado por la Caja de Ahorros como centro de formación de su personal.
La torre de la iglesia de San Sebastián el Antiguo es obra
de José Goicoa (1889). Sus piedras tuvieron una curiosa historia: la guerra
carlista terminó en el año 1836 con la iglesia del Antiguo, que sirvió
también como iglesia conventual de las
dominicas. La reedificación fue modesta, añadiéndosele un campanario en 1881 en cuya
construcción se aprovechó el material resultante de la demolición de la
cercana ermita de Loreto. La citada iglesia continuó en servicio hasta que el
terreno en el que estaba enclavada fue requerido para edificar el Palacio Real
de Miramar, construyéndose un nuevo edificio en la actual ubicación aprovechando el material de
la torre de la iglesia precedente.
Los elementos y la inspiración modernista están presentes en
diversas construcciones, tales como los edificios de viviendas de la calle del
general Prim n. 17 (Ramón Cortázar, 1904), n. 25 (Manuel Dominguez Barros,
1925) y n. 28 (Luis Elizalde, 1906); el
número 21 de la calle Garibai (Ramón
de Cortázar, 1903); Moraza n. 5 (Luis Elizalde, 1906) y Urbieta n. 54 (Luis
Elizalde, 1906); la Delegación de Industria del Gobierno Vasco (Luis Elizalde,
1906) y el kiosko de la Alameda del Boulevard (Ricardo Magdalena, 1906;
reconstruido y trasladado varios metros de su emplazamiento original en 1999).
Entre la arquitectura ecléctica, también de moda en el inicio del s. XX,
puede citarse el antiguo balneario de "La Perla" (Ramón de Cortázar,
1912, reconstruido por Joaquín Zubiría, 1994); el edificio del antiguo hotel Hispano-Americano
(Manuel Dominguez, 1909; ampliado en 1919 por Ramón Cortázar) y los edificios
de viviendas de Easo, n. 31 (Lucas Alday, 1920), Paseo de Colón 2/10 (Pablo
Zabalo y Luis Elizalde, 1926); Urbieta, 20 (Luis Aladrén y Adolfo Morales de
los Ríos, 1880, modificado por Domingo Aguirrebengoa en 1927) y la manzana Avda.
de la Libertad/ Getaria/ San Marcial (Ramón de Cortázar, 1900-1916) en la que
anteriormente se levantó el Hotel du Palais (Urcola y Eceiza); tal manzana
engloba el edificio del Banco Guipuzcoano (1900), dotado de abundantes elementos
neoclásicos, que contrasta con el resto de la manzana (1916-1921), de aire
ecléctico y uso residencial; la articulación entre un edificio y otro se
consigue mediante una pequeña plaza hacia la que se abre la entrada del Banco.
Teatro Bellas Artes,
hacia 1920
|
El Teatro Bellas Artes, denominado inicialmente
como "Palacio Bellas Artes" fue obra de Ramón Cortázar. Inaugurado
el 12 de septiembre de 1914, se caracteriza por su planta trapezoidal resuelta
en su lado menor por una cúpula (cuya visión estética se deterioró tras
algunas reformas en la década de 1980) que albergaba la tramoya del escenario.
Su fachada contó hasta la década de 1970 con una característica marquesina de
vidrio y metal. Tras ser utilizado durante décadas como cine, su última
actividad fue la de servir de sala de ensayo de la Orquesta Sinfónica de Euskadi,
permaneciendo inactivo posteriormente.
Los edificios neoclásicos o dotados de cierta influencia del clasicismo en
sus elementos decorativos aparecen representados por las escuelas del Ensanche
Oriental (José Goicoa, 1901), el edificio del Paseo del Arbol de Gernika n. 5
(José de Osinalde, 1892), la plaza de Bilbao (con influencia ecléctica, Pedro
de Arístegui, 1900), la sede del Orfeón Donostiarra (antiguo colegio Los
Ángeles), también influido por el eclecticismo (José de Gurruchaga, 1910);
el palacio Goicoa, antigua sede del Gobierno Militar de Gipuzkoa (atribuido
erróneamente a
José Goicoa, cuando el proyecto lo firma el ingeniero militar José González) y la Residencia e iglesia de
los PP Jesuitas (Juan Bautista Lázaro, 1902) construido en el solar que dejó el denominado
Teatro-Circo
(Antonio de Cortázar, 1870).
El racionalismo está representado, además de por el
ya citado Real Club Náutico, por
el edificio de La Equitativa, en la Plaza de Euskadi (Fernando de Arzadun,
1933); la "Casa de los solteros" en la plaza de Lapurdi (Florecio
Mocoroa, 1936); el edificio situado en la confluencia de la calle Gloria con la
Gran Vía (Juan Carlos Guerra, 1935), el edificio "Easo" (Juan Rafel
Aday, 1931) constituyendo la sede del Conservatorio Medio de Música "Donostia" y
de algunas
dependencias municipales, etc.
Más recientes son los espacios públicos de la Plaza de la Trinidad
(bastante alterada, obra de Luis Peña Ganchegui en 1963) y el
Peine del
Viento (Luis Peña Ganchegui y Eduardo Chillida, 1975).
Entre los edificios de la segunda mitad del s. XX destacan: el edificio de
Hacienda (c/ Oquendo, 20, obra de Saenz de Oiza, Sierra, 1958 e Yturriaga,
1965); los edificios residenciales del Paseo de la Fe n. 20-30 (Luis Peña
Ganchegui, 1982) y "Urumea" (Moneo, Unzurrunzaga y Zulaica, 1979),
este último ocupando el solar que dejó el Frontón y Hotel Urumea (Eladio
Laredo, 1926),
En la plaza de Pío XII destacan el edificio de la Subdelegación del
Gobierno, concebido inicialmente como sede del Gobierno Civil (Pedro Bidagor y
Luis de Villanueva, 1955) en un estilo que podría denominarse como de
clasicista simplificado y el hotel Amara-Plaza (Luis Peña Ganchegui y Mario
Sangalli, 1992) dotado de un cierto aire de verticalidad neoyorquina.
En el barrio del Antiguo merecen atención la base de la Ertzantza (1996) y
los ejecutados en el campus universitario de Ibaeta: Escuela de Profesorado (Angel
de la Hoz y Juan Ramón Iturbe, 1987), Escuela de Arquitectura (Miguel Garay y
Santos Barea, 1991), Facultad de Ciencias Empresariales (Joaquín Montero,
1994), la Facultad de Filosofía y Psicología (Gloria Iriarte, Agustín de la
Brena y Eduardo Múgica, 1993) y el aulario (1999).
Entre los edificios de los que no queda resto alguno, merece la pena recordar
el Monasterio de San Bartolomé del Camino, la Iglesia y Monasterio de San
Sebastián el Antiguo, la Ermita de Nuestra Señora de Loreto, la Ermita de
Santa Clara (en la isla), el Convento de San Francisco, el Molino de Zurriola,
la Ermita de S. Juan Bautista y S. Sebastián de Oriamendi y el Molino Errota
Zahar, existiendo probablemente algunos restos de los mismos en el subsuelo,
por lo que gozan de ciertas medidas de protección por entenderse que son zonas
de presunción arqueológica24.
También cabe citar como construcciones de cierto valor (en uso o en ruina)
los caseríos: Intxaurrondo Zahar, Miraballes, Casares, Olatxo (antigua
ferrería),Tomasenea, Berra, Txipres, Goiaz Haundi, Gartziategi, Txurriategi,
Maspero, Aristegieta, Baldazar, Tolape, Iribar, Muno, Amasorrain, Aizpurua,
Alamandegi y Aliri . Los molinos Errotaberri, Agirre Errota, Aizpuru Errota y
Errotaberría; las ermitas de Nª Señora de Uba y de Sant Angelo, la Iglesia de
San Marcial (Alza),etc.
6.1.22 ESCULTURA
Entre los monumentos escultóricos más destacados o
entrañables pueden citarse: Los monumentos a los marinos José María Zubía "Mari"
(1866) en el puerto y al
Almirante Antonio de Oquendo (Marcial de Aguirre, 1895)
en los jardines que llevan su nombre. La reina María Cristina dispone de dos monumentos: uno en los jardines de Ondarreta (José Diaz Bueno, 1942), sobre un
pedestal de una estatua similar procedente del monumento al Centenario levantado
en 1913 en los jardines de Alderdi-Eder; el otro es el conjunto escultórico de
la Plaza Centenario (León Barrenechea, 1919), fruto de una suscripción popular
promovida por Rafael Picavea.
Los músicos están representados por
José María Usandizaga, en la plaza de Guipúzcoa (José Llimona, 1916), el entrañable
Raimundo Sarriegui, en la plaza que lleva su nombre y los sencillos bustos del
Padre Donostia (Plaza de España), de Tomas Garbizu (Iñigo Etxeberria, 1992, jardines de Oquendo),
de Secundino Esnaola (Julio Behobide, Paseo de la Reina Regente, 1955), así
como al genérico Trikitrilari (Tomás Hernandez Mendizabal, Plaza de los
Echeverri, 1991). Entre los pintores, en la plaza que lleva su nombre puede
encontrarse el busto de Ignacio Zuloaga (Julio Behobide, 1938, colocado en 1992)
y entre los escritores el busto de pío Baroja (Victorio Macho, 1935), cuyo
original se encuentra en el museo de San Telmo y una copia (1972) frente a su
casa natal de la calle Oquendo.
Federico Coullaut-Varela fue autor del
monumento a Cervantes (1929, instalado en 1973) y su hijo Lorenzo del
monumento al
Sagrado Corazón de Jesús, sobre el monte Urgull.
Merecen mencionarse igualmente las obras de Néstor Basterretxea
Paloma de la
Paz (1991, situada primeramente en La Zurriola y después en Amara),
Homenaje a
Pío Baroja (Paseo de Pío Baroja, 1972) y el
Homenaje a Juan Ignacio de Iztueta
(Plaza de Euskadi, 1967). Ricardo Ugarte colocó su
Estela en la Plaza del
Centenario (1969). Jorge Oteiza, en el Paseo Nuevo (Construcción
vacía, 1957, instalada en 2002) y de Andrés Nagel puede citarse el grupo
escultórico (1993) en la glorieta de la Universidad.
Eduardo
Chillida: Peine del Viento |
Obras de Eduardo Chillida se pueden contemplar en el Paseo de la Concha (Homenaje a
Fleming, 1955-1991), Urgull (torso, dedicado a Pedro Arana, 1964), en el interior de la
basílica de Sta. María (Gurutz III), en el atrio del Buen Pastor (Bakearen
gurutzea, 1997) y en el Paseo
que lleva su nombre el
Peine del Viento (1977) espacio situado en los acantilados de
Igueldo diseñado en colaboración con el arquitecto
Luis Peña Ganchegui. Se trata de un espacio escalonado, recubierto de
adoquines de granito en
el que destacan tres esculturas realizadas en acero corten. Dos de ellas están
situadas en rocas rodeadas por el mar. Los embates de éste contra el muro de
costa son aprovechados para crear una serie de surtidores de agua pulverizada a
presión con su correspondiente efecto sonoro.
Otras obras de interés son: el
Pelotari vasco (José Alberdi, en el
Antiguo). De Agustín Ibarrola: Juego de Niños y La Familia (Intxaurrondo),
Erri Txistu Otsa (en la fachada del edificio Avda. de la Libertad, 1) y las que
decoran el vestibulo de la sede de la Caja de Ahorros Gipuzkoa-San
Sebastián en la calle Garibay.
La obra
Puertas (Aitor Mendizábal, 1996), situada en la fuente de la Plaza
de Irún, incorpora una parte del monumento que se levantó en Alderdi-Eder en
conmemoración del centenario de la destrucción de San Sebastián. Concretamente se trata de unas figuras humanas (mutiladas tras su abandono
durante años) que representan la Junta de Zubieta en la que se decidió la
reconstrucción de la Ciudad. Otros fragmentos del citado monumento pueden
encontrarse en el cementerio de los ingleses (escena de guerra) y en los
jardines de Ondarreta (pedestal sobre el que descansa la estatua de la reina
María Cristina).
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